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DNI: 42023017
¿No ocurre lo mismo cuando se habla de peronismo? Se lo rechaza objetivamente sin saber
que esencialmente forma parte de nuestra subjetividad.
(América Profunda, R. Kusch.)
Introducción
Rodolfo Kusch, al igual que Ismael Viñas, Juan Jose Sebreli, y demás intelectuales formaron
parte de la revista Contorno, la cual circula desde 1953 a 1959 y que no tenía una mirada ni
una posición uniforme con respecto a la realidad argentina. Kusch participa en el número 4,
el dedicado a Martinez Estrada, y es desde ahí que queremos retomar el trabajo del autor.
Martinez Estrada, en lugar de retomar a Jose Hernandez, decide seguir por el camino de
Joaquin V. González al igual que Lugones y esto es lo superficial en él: su herencia. Sigue el
camino de lo universal, lo objetivo. Todos los elementos que hacen a su herencia son también
los que mantienen la ficción argentina, la ficción que va de la caída de Rosas, y por ende
desde Roca, hasta el suicidio de Lugones: La moral burguesa y la búsqueda de la
europeización de nuestra tierra. Estos elementos son los que hacen a nuestra realidad según
Kusch, “una realidad dicha, pero no sentida ni vivida, en una realidad teórica, sin realidad,
precisamente porque se ponía la meta de nuestra acción en lo que nuestro país debía ser, pero
no era.” (Kusch, 1954)
Para toda la tradición que retoma Martinez Estrada en su Radiografía de la Pampa -su obra
más reconocida-, el país fue siempre una cosa distinta de lo que se quería hacer con él, había
una distancia enorme entre el ser y el deber ser -o podríamos decir, entre el estar y el ser1. En
esta superficialidad, Martinez Estrada pretende moldear nuestra realidad a partir de
antinomias occidentales tales como ideal-realidad, convivencia-soledad. Su Radiografía se
sitúa en el punto medio de estas antinomias, proponiendo una conciliación entre las
dicotomías. Pero en la que lo americano, eso necesariamente negativo, no tenía lugar o
incluso era pensado como un vacío – tal como su herencia piensa la Pampa- a llenar con los
modelos europeos, con una realidad mecánica, que no pueden explicar, según Kusch, la
realidad de esta tierra.
Sin embargo, afirma Kusch, a lo largo de toda la obra de Martinez Estrada, aunque aflore su
herencia superficial, también existe un supuesto implícito, un intento por tergiversar el orden
de las cosas, aunque “cuando quiere explicitar en un esquema inteligible la aprehensión de la
1
Si bien los conceptos de ser y estar en el sistema kuscheano son imprescindibles, no serán
abordados en el trabajo, puesto que consideramos suficientes los conceptos de hedor y pulcritud,
que encarnan justamente dichos conceptos.
Juan Pablo Elgarrista
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Esta lectura que realiza Kusch sobre Martinez Estrada es un buen punto de partida para dos
cuestiones: primero, ver cómo se dan el hedor y la pulcritud en Argentina, cómo esta está
insertada en América, y segundo, cómo debemos salir de la realidad mecanizada de Europa.
Por otra parte, podríamos incluso hacer un paralelismo entre la actitud de Martinez Estrada,
su “vuelta de tuerca”, con la que realizan algunos de los miembros de Contorno en el numero
7 y 8 con respecto a la experiencia peronista en la Argentina, es decir, en ambos casos con
aquello que Kusch denomina como hedor. Veamos entonces si los conceptos kuscheanos nos
ayudan a comprender el cambio tanto de la(s) subjetividad(es) argentina(s) como el de la
visión de algunos miembros de Contorno, y si esta tiene alguna relación con el cambio que se
produce en Martínez Estrada.
Hediento es en un principio aquello desde donde nos interesa partir. Este es un calificativo
que refiere a un prejuicio de las minorías -entendidas como clases altas- y la clase media:
nuestras minorías y clases medias son aquellas que suelen ver lo americano como lo
nauseabundo. Esto que es nauseabundo a la vez acosa, crea una inseguridad que molesta a la
clase media, aquella en la que está inmerso el mismo autor. Una inseguridad y una náusea que
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no se tienen costumbre de tolerar. Es algo que es insoportable, que está afuera -afuera de
nosotros, pero a la vez, de la ciudad- y que incluso puede ser tomado como un misterio.
Contra Rosas y Perón -y tantas otras caracterizaciones y personificaciones del hedor- es que
aparece la pulcritud siendo la bandera de los buenos ciudadanos, quienes piensan que aquello
que no es ciudad, ni prócer ni pulcritud “no es más que un simple hedor susceptible de ser
exterminado…La primera solución para los problemas de América apunta siempre a remediar
la suciedad e implantar pulcritud.” (Ibid. pag. 16) De esta oposición entre el hedor y la
pulcritud es que surge según Kusch la fagocitación -se podría decir también que de la
oposición de ser y estar, pero, como se ha dicho anteriormente, en este trabajo no viene al
caso trabajar dichos conceptos del autor.
La fagocitación es, como el concepto mismo indica, una absorción, pero no es una acción que
se da desde Europa hacia América, como se diera en el proceso de colonización, sino que la
fagocitación es la absorción de las pulcras cosas, de todo lo que representa la razón, lo
europeo, lo occidental, por parte de la hedienta América. Es una forma de reintegración y
equilibrio de lo propiamente humano en América. Esta reintegración y absorción se da por el
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hecho de haber calificado a las cosas de América como hedientas. Es justamente este proceso
de fagocitación, el cual Kusch afirma inevitable, aquello que es indecible en mayor o menor
medida para los intelectuales, sean Martinez Estrada en su contexto histórico o los
intelectuales de los años ‘60 y ‘70.
Martinez Estrada en algún punto no deja de pensar que La pampa son los balcanes, pero lo
que sí cambia radicalmente y es lo que muestra Kusch, es su interpretación acerca de eso: sí,
nuestro país es un país ingobernable, anterior a la política, pero esto es positivo, es una
afirmación a la vida, a la vida que se da en Argentina y en América. De esta forma, Rosas es
una afirmación de la vida en América y así lo es también Perón. Este viraje de Martinez
Estrada podría ser un buen punto de partida para observar la visión del hecho peronista por
parte de Contorno.
El peronismo, en palabras de Kusch, absorbe a la gente del interior, pero no utilizando las
estructuras occidentales porque simplemente no supo hacerlo: pudo entrever la senda por la
cual tomar una estructura meramente Americana. Este es su carácter positivo, su capacidad
para abrir la puerta a aquello que constantemente se quiere acallar, aquello que se busca
aplacar con la racionalidad y con la occidentalización. Por esto es que, como afirma Acha “Es
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posible que lo decible del peronismo implique algo que sea indecible para los intelectuales, y
que ese enigma constituya una clave decisiva para pensar los saberes culturales.” (2007). De
esta manera es que se dan las condiciones para que el cabecita negra se convierta en un sujeto
parte del territorio. Como afirma Pandolfi, “El peronismo convirtió al obrero en señor, en
cuanto representó para él una fortaleza de seguridad en la cual podía refugiarse.” Y no solo
un señor, sino un sujeto que hasta entonces estaba invisibilizado, política y ontológicamente.
Las figuras de Contorno ¿pueden entender a partir de esta visibilización el hecho peronista?
Sin embargo, existen otras miradas en la revista. Sebreli afirma que “Toda una
generación…está indisolublemente unida al peronismo para siempre. Podemos apoyarlo o
combatirlo, cruzarnos de brazos creyendo que todo da lo mismo, pero no podemos prescindir
de él.” Juan Jose Sebreli es quien, al menos en el número 7-8 de Contorno, puede entender
más qué es lo que estaba ocurriendo, quien leía la realidad en términos del hedor, así puede
afirmar que:
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Conclusión
De esta manera, los hechos del 16 de Septiembre de 1955 harán tomar, en algún punto,
conciencia de lo producido por el peronismo, de su afirmación vital en Argentina, y si bien se
podría seguir la línea de Acha, también se puede ver que comienza a haber un viraje en este
buscar lo bueno, aunque sea, nuevamente, con una mirada occidental acerca de los hechos.
Lo que es indudable es que se toma conciencia de que existe un nuevo sujeto político, con el
cual se deberá empezar a construir un país y del que no se puede prescindir. Un sujeto, o una
subjetividad, que aflora a partir de dar cuenta de la vida en Argentina, en América: no se
puede pretender implantar modelos ajenos: esto lleva a construir una realidad dicha, pero una
realidad que no es vivida.
Bibliografía:
● Sarlo, Beatriz; “Los dos ojos de contorno” en Punto de Vista, Año IV, núm. 13,
noviembre de 1981, pp. 3-8.
● Terán, Oscar; “Peronismo y modernización” en Terán, O.; Nuestros años sesenta,
Buenos Aires, Punto Sur, 1991.
● Acha, Omar, “Revistas de las afueras del peronismo. Contorno e Imago mundi, entre
la renovación historiográfica y el proyecto generacional”, en Guillermo Korn (comp.)
(David Viñas, dir.) El peronismo clásico (1945-1955). Descamisados, gorilas y
contreras. Tomo 4 de Literatura argentina Siglo XX, Buenos Aires,
Paradiso-Fundación Crónica General, 2007.
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