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Universidad de Buenos Aires, Estetica, 2do cuatrimestre, 2020.
Juan Pablo Elgarrista, DNI 42.023.017 elgarristajuan@gmail.com
relación con la representación de la existencia del objeto, está relacionada con la
facultad de desear. En el juicio de gusto no importa la existencia de un objeto, sino
solamente el sentimiento que nos produce en su contemplación. En el juicio estético no
me refiero al objeto sino a lo que hago de esa representación en mí, no hay un interés
sino indiferencia. Contrapone así Kant el juicio de gusto al juicio sobre lo agradable y lo
bueno. Mientras que el juicio de gusto es desinteresado, el juicio acerca de lo agradable,
aquello que place a los sentidos, conlleva interés. En el juicio de lo agradable importa
que el objeto exista, la satisfacción está relacionada con la representación de la
existencia del objeto: es una clase de juicio en el que se quiere poseer al objeto. Lo
mismo pasa con la satisfacción en lo bueno, pero, en vez de satisfacer a los sentidos,
satisface por medio de la razón y el concepto. Lo bueno se divide en lo bueno para algo
y lo bueno en sí y en ambos está el concepto de un fin, de una satisfacción en la
existencia de un objeto, un interés. Mientras que en el juicio de gusto no tengo que saber
el concepto de aquello que predico que es bello, pues tampoco hay concepto, el juicio
de lo bueno depende de saber qué clase de cosa es el objeto sobre el cual predico.
Por este interés que tienen lo agradable y lo bueno, ambos están en relación con la
facultad de desear, en cambio el juicio de gusto solo tiene relación con el sentimiento de
dolor y placer, por esto, los juicios estéticos, los juicios de gusto, no son juicios
prácticos.
Del desinterés del juicio de gusto se desprende su caracterización positiva: su carácter
contemplativo “el juicio de gusto es meramente contemplativo, es decir, un juicio, que
indiferente en lo que toca a la existencia de un objeto” 1. En el juicio de gusto no importa
si el objeto existe, solo importa lo que genera en el sujeto y en su sentimiento de placer
y dolor. Es un juicio no solo contemplativo, sino libre, tanto de conceptos como de
sensaciones.
1 Kant, Immanuel, Crítica del juicio, trad. Manuel García Morente, México D. F., Ed. Porrúa,
1997, p 213.