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Había una vez una hermosa jirafa llamada Gina que vivía en la sabana africana.

Gina era
muy alta y delgada, con manchas marrones en su pelaje y un cuello muy largo. Siempre
estaba rodeada de pequeños pájaros que se posaban en su cuello para cantar y
disfrutar de las vistas desde lo alto. Gina amaba a los pájaros y los cuidaba con mucho
cariño, ya que eran sus mejores amigos.

Un día, un grupo de pájaros diferentes llegó volando desde un lugar muy lejano. Eran
pájaros de colores brillantes, con plumas de todos los colores del arcoíris. Aterrizaron en
la sabana y se encontraron con Gina, quien se sorprendió al verlos.

"¡Hola!", dijo Gina con entusiasmo. "¡Bienvenidos a la sabana! ¿De dónde vienen?"

"Venimos de la selva tropical", dijo el pájaro más grande del grupo. "Hemos oído hablar
de ti, Gina. Todos los pájaros de la selva saben lo mucho que amas a los pájaros y
queríamos venir a conocerte".

Gina se sintió halagada y feliz de conocer a estos nuevos pájaros, así que los invitó a
quedarse en la sabana con ella. Los pájaros aceptaron con gusto y se instalaron en las
ramas de los árboles cercanos.

Sin embargo, pronto se dio cuenta de que los nuevos pájaros eran muy diferentes de
los pequeños amigos que solía tener. Eran muy ruidosos y desordenados, y a menudo
peleaban entre ellos por la comida y los lugares para dormir. Gina se sentía un poco
abrumada por la situación, pero no quería ser descortés y pedirles que se fueran.

Una noche, mientras Gina dormía, los pájaros más grandes comenzaron a pelearse y
hacer ruido en las ramas de los árboles. Gina se despertó y trató de calmarlos, pero no
parecían escucharla. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no podía permitir que
esto siguiera sucediendo. Necesitaba encontrar una solución.

Al día siguiente, Gina llamó a todos los pájaros de la sabana para una reunión. Les
explicó lo que estaba sucediendo y les pidió ayuda para encontrar una solución. Los
pájaros de la sabana eran muy sabios y comprensivos, y juntos encontraron una
solución.

Los pájaros de la sabana enseñaron a los nuevos pájaros a ser más organizados y a
respetar las reglas de la sabana. También les enseñaron a compartir la comida y a
trabajar juntos para crear un ambiente armonioso para todos. Los pájaros más grandes
aprendieron mucho de los pájaros más pequeños, y pronto se convirtieron en amigos
cercanos.
Desde entonces, la sabana se llenó de un coro de pájaros cantando en armonía,
mientras Gina observaba desde lo alto, feliz de ver a sus amigos viviendo juntos en paz
y armonía. Los nuevos pájaros se sintieron agradecidos por la amabilidad y sabiduría de
Gina y los pájaros de la sabana, y siempre recordarían esta experiencia como un
momento especial en sus vidas.

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