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Pepita, la Ranita Guardiana de la Paz

Cuento Infantil

En el tranquilo estanque del bosque vivía Pepita, la ranita curiosa. Un día, mientras
exploraba los alrededores, Pepita notó que algo brillaba en el fondo del agua. Se sumergió
rápidamente y descubrió un misterioso collar de perlas resplandecientes.
Intrigada por el collar, Pepita decidió investigar su origen. Siguiendo las pistas, se encontró
con una anciana tortuga llamada Doña Isabella, quien era conocida por su sabiduría y
conocimiento de las historias del bosque.
Doña Isabella le reveló a Pepita que el collar pertenecía a la Reina de las Mariposas, una
hermosa y poderosa mariposa monarca que gobernaba sobre un reino mágico en lo
profundo del bosque. Sin embargo, el collar se había perdido hace muchos años y se creía
que otorgaba a su portador un deseo especial.
Intrépida y emocionada, Pepita decidió embarcarse en una búsqueda para encontrar a la
Reina de las Mariposas y devolverle el collar. A lo largo de su viaje, Pepita se encontró con
varios animales del bosque que ofrecieron su ayuda: un búho sabio, una ardilla ágil y un
zorro astuto.
Juntos, Pepita y sus nuevos amigos superaron desafíos y obstáculos en su camino hacia el
reino de las mariposas. Cruzaron ríos turbulentos, escalaron montañas escarpadas y se
adentraron en oscuros bosques. La determinación de Pepita nunca flaqueó, ya que sabía
que su objetivo era noble y valioso.
Finalmente, llegaron al hermoso reino de las mariposas, donde fueron recibidos por una
multitud de mariposas coloridas. La Reina de las Mariposas, una majestuosa mariposa con
alas doradas, se acercó a Pepita y agradeció su esfuerzo por devolver el collar.
La Reina de las Mariposas concedió a Pepita un deseo especial como recompensa por su
valentía y perseverancia. Pepita cerró los ojos y, después de un momento de reflexión, pidió
un deseo para que todos los animales del bosque vivieran en armonía y paz.
El deseo de Pepita se hizo realidad de inmediato. Los animales del bosque dejaron de
pelear y comenzaron a cooperar y cuidarse mutuamente. Los pájaros cantaban melodías
alegres, los conejos compartían su comida y los ciervos correteaban libremente sin temor.
Agradecida y feliz, Pepita regresó al estanque del bosque con el collar devuelto. Desde ese
día en adelante, Pepita se convirtió en la guardiana de la paz y la armonía en el bosque,
inspirando a otros animales a trabajar juntos y valorar la importancia de la cooperación

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