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Chapter Title: Hacia una concepción intercultural de los derechos humanos

Book Title: Boaventura de Sousa Santos


Book Subtitle: Construyendo las Epistemologías del Sur Para un pensamiento alternativo
de alternativas, Volumen II
Published by: CLACSO

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Hacia una concepción intercultural
de los derechos humanos*

La reconstrucción intercultural una forma de globalización desde arriba. Para


de los derechos humanos poder funcionar como una forma de globaliza-

L a complejidad de los derechos humanos


consiste en que pueden concebirse como
una modalidad de localismo globalizado, o bien
ción cosmopolita, contrahegemónica, los dere-
chos humanos deben ser reconceptualizados
como multiculturales. Concebidos, como han
como una modalidad de cosmopolitismo subal- estado, como universales, los derechos huma-
terno e insurgente, es decir, en otras palabras, nos siempre serán un instrumento de lo que
como una globalización desde arriba o como Samuel Huntington llama el “choque de civi-
una globalización desde abajo. Mi objetivo es lizaciones”, es decir, de la lucha de occidente
especificar las circunstancias bajo las cuales, contra el resto del mundo, del cosmopolitismo
los derechos humanos, se pueden concebir del occidente imperial contra cualquier con-
como una modalidad de globalización del se- cepción alternativa de la dignidad humana que
gundo tipo. En este texto no me referiré a todas esté socialmente aceptada en otra parte. Con-
las circunstancias necesarias sino, más bien, cebido de esta manera, el ámbito global de los
solo a las culturales. Mi tesis es que, mientras derechos humanos se obtendrá a costa de su
que los derechos humanos sean concebidos legitimidad local. Por el contrario, el multicul-
como derechos humanos universales, tende- turalismo progresista, tal como lo entiendo, es
rán a funcionar como localismos globalizados; una precondición para una relación equilibrada
y mutuamente reforzante entre la competencia
global y la legitimidad local, los dos atributos
* Extraído de Santos, B. de Sousa 2009 Sociología de una política contrahegemónica de derechos
Jurídica Crítica (Madrid: Trotta) pp. 513-532.
humanos en nuestro tiempo.

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Sabemos, por supuesto, que los derechos no obstante, interrelacionadas porque la ener-
humanos no son universales en su aplicación. gía movilizadora que se puede generar para ha-
Cuatro regímenes internacionales de derechos cer que la aceptación de los derechos humanos
humanos son consensualmente identificados sea concreta y efectiva depende, en parte, de la
en el mundo actual: el régimen europeo, el in- identificación cultural con las presuposiciones
teramericano, el africano y asiático.1 Uno de que introducen a los derechos humanos como
los debates más acalorados de los derechos una reivindicación moral. Desde una perspecti-
humanos es, en efecto, si los derechos huma- va sociológica y política, la elucidación de esta
nos son un concepto universal o más bien un articulación es de lejos más importante que la
concepto occidental y, paralelamente, si son discusión abstracta tanto de la cuestión de an-
universalmente válidos o no. Aunque estas dos claje cultural como de la validez filosófica.
cuestiones estén estrechamente relacionadas ¿Son los derechos humanos universales,
son, no obstante, autónomas. La primera tra- una invariante cultural, es decir, parte de una
ta de los orígenes históricos y culturales del cultura global? Afirmaría que el único hecho
concepto de derechos humanos, la segunda transcultural es que todas las culturas son re-
de sus exigencias de validez en un determina- lativas. La relatividad cultural (no el relativis-
do momento de la historia. La génesis de una mo) también significa diversidad cultural e
reivindicación moral puede condicionar su incompletud. Significa que todas las culturas
validez, pero de ninguna manera la determina. tienden a definir como universales los valores
El origen occidental de los derechos humanos que consideran fundamentales. Lo que está
puede fundarse en congruencia con su univer- más elevado es, también, lo más generalizado.
salidad si, hipotéticamente, en un determina- Así, la cuestión concreta sobre las condiciones
do momento de la historia estos se aceptaran de la universalidad de una determinada cul-
universalmente como estándares ideales de la tura no es en sí misma universal. La cuestión
vida política y moral. Las dos cuestiones están, de la universalidad de los derechos humanos
es una cuestión cultural occidental. Por lo tan-
to, los derechos humanos son universales solo
1 Para un análisis extenso de los cuatro regímenes,
cuando se consideran desde un punto de vista
véase Santos (1995: 330-337; 2002: 280-311), y las biblio-
grafías que allí se citan. occidental. La pregunta sobre la universalidad

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de los derechos humanos traiciona la univer- niega la universalidad de lo que pregunta, al


salidad de lo que pone en cuestión por la for- preguntar. Sin embargo, han sido diseñadas
ma como la cuestiona. En otras palabras, la otras estrategias para establecer la universali-
pregunta de la universalidad es una pregunta dad de los derechos humanos. Este es el caso
específica, una pregunta cultural occidental. El de esos autores, para quienes los derechos hu-
grado en el que este punto de vista se pueda manos son universales porque son pertenencia
compartir, rechazar, ser apropiado o modifica- de todos los seres humanos como seres huma-
do por otras culturas depende de los diálogos nos, es decir, porque independientemente del
interculturales, facilitados por las concretas re- reconocimiento explícito, son inherentes a la
laciones de poder políticas y sociológicas entre naturaleza humana.2 Este argumento lo da por
los diferentes países involucrados. sentado al deslocalizar su objeto. Puesto que
Debido a que la pregunta sobre la univer- los seres humanos no detentan los derechos
salidad es la respuesta a una aspiración de humanos porque sean seres —la mayor parte
totalidad, y debido a que cada cultura “sitúa” de los seres no tienen derechos— sino porque
semejante aspiración alrededor de los valores son humanos, la universalidad de la naturaleza
fundamentales y de su validez universal, dife- humana se convierte en la pregunta sin contes-
rentes aspiraciones a diferentes valores funda- tar que hace posible la respuesta ficticia a la
mentales en diferentes culturas conducirán a pregunta de la universalidad de los derechos
preocupaciones isomorfas que, dados los ade- humanos. No existe un concepto culturalmen-
cuados procedimientos hermenéuticos, pue- te invariante de la naturaleza humana.
den convertirse en mutuamente inteligibles o El concepto de derechos humanos se basa
mutuamente interpretables. En el mejor de los en un conjunto bien conocido de presupues-
casos, es aún posible conseguir una mezcla o tos, todos ellos claramente occidentales, a sa-
interpenetración de preocupaciones y concep- ber: hay una naturaleza humana universal que
tos. Cuanto más iguales sean las relaciones de
poder entre las culturas, más probable será que
tal mestizaje suceda. 2 Para dos opiniones contrarias, véase Donnelly
(1989) y Renteln (1990). Véase también Schwab y Po-
Podemos, entonces, concluir que, una vez
llis (1982); Thompson (1980); Henkin (1979); Diemer
planteada, la pregunta de la universalidad (1986); Ghai (2000) y Mutua (2001).

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se puede conocer por medios racionales; la modelo occidental, y en realidad el modelo li-
naturaleza humana es esencialmente distinta beral occidental del discurso dominante sobre
de, y superior a, la del resto de la realidad; el los derechos humanos, se podría comprobar en
individuo tiene una dignidad absoluta e irredu- muchos otros ejemplos: en la Declaración Uni-
cible que debe defenderse contra la sociedad versal de 1948, cuyo borrador fue elaborado sin
o el Estado; la autonomía del individuo requie- la participación de la mayoría de las personas
re de una sociedad organizada de una manera del mundo; en el reconocimiento exclusivo de
no jerárquica, como una suma de individuos los derechos individuales, con la única excep-
libres (Panikkar, 1984: 30). Puesto que todos ción del derecho colectivo a la autodetermina-
estos presupuestos son claramente occiden- ción (que, sin embargo, se restringió a los pue-
tales y liberales, y fácilmente distinguibles de blos sometidos al colonialismo europeo); en
otras concepciones de la dignidad humana en la prioridad otorgada a los derechos civiles y
otras culturas, uno se puede preguntar por qué políticos sobre los económicos, sociales y cul-
la cuestión de la universalidad de los derechos turales; y en el reconocimiento del derecho a la
humanos ha generado un debate tan intenso, propiedad como el primero y, durante muchos
por qué, en otras palabras, la universalidad so- años, el único derecho económico.
ciológica de esta cuestión ha acabado siendo Pero este no es el único aspecto de la cues-
más relevante que su universalidad filosófica. tión. En todo el mundo, millones de personas
Si observamos la historia de los derechos y miles de organizaciones no gubernamentales
humanos en el período de posguerra, no es han estado luchando por los derechos humanos,
difícil concluir que las políticas de derechos a menudo corriendo grandes riesgos, en defensa
humanos han estado, en conjunto, al servicio de las clases sociales y grupos oprimidos que en
de los intereses económicos y geopolíticos muchos casos han sido victimizados por los Es-
de los Estados capitalistas hegemónicos. El tados capitalistas autoritarios. Las agendas polí-
discurso generoso y seductivo sobre los de- ticas de tales luchas son con frecuencia explícita
rechos humanos ha consentido atrocidades o implícitamente anticapitalistas. Por ejemplo,
indescriptibles, y semejantes atrocidades han se ha estado desarrollando discursos y prácticas
sido evaluadas y tratadas según una repugnan- contrahegemónicos de derechos humanos, se
te duplicidad de criterios (Falk, 1981). Pero el han propuesto concepciones no occidentales de

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derechos humanos, se han organizado diálogos postura filosófica, es erróneo. Contra el uni-
interculturales sobre los derechos humanos. La versalismo, debemos proponer diálogos trans-
tarea central de la política emancipatoria actual, culturales sobre preocupaciones isomórficas.
en este terreno, consiste en que la conceptuali- Contra el relativismo, debemos desarrollar
zación y práctica de los derechos humanos de criterios procedimentales transculturales para
un localismo globalizado se transformen en un distinguir la política progresista de la conser-
proyecto cosmopolita insurgente.3 vadora, la capacitación del desarme, la eman-
¿Cuáles son las premisas para semejante cipación de la regulación. En la medida en que
transformación?4 La primera premisa es que el debate suscitado por los derechos humanos
resulta imperativo trascender el debate sobre pueda evolucionar hacia un diálogo competiti-
universalismo y relativismo cultural. Este es un vo entre diferentes culturas acerca de los prin-
debate inherentemente falso, cuyos conceptos cipios de la dignidad humana, es imperativo
polares son ambos igualmente perjudiciales que tal competencia induzca las coaliciones
para una concepción emancipatoria de dere- transnacionales a disputar para llegar más al
chos humanos. Todas las culturas son relati- máximo que al mínimo (¿Cuáles son los están-
vas, pero el relativismo cultural como postura dares absolutos mínimos? ¿Los derechos hu-
filosófica está equivocado.5 Todas las culturas manos más básicos? ¿El mínimo denominador
aspiran a tener valores y preocupaciones abso- común?). La advertencia a menudo expresada
lutas, pero el universalismo cultural en cuanto de no sobrecargar la política de derechos hu-
manos con derechos nuevos, más avanzados o
con concepciones diferentes y más amplias de
3 Como he mencionado arriba, para ser emancipa- derechos humanos (Donnelly, 1989: 109-24) es
toria una política de derechos humanos debe siempre una manifestación tardía de la reducción de las
concebirse y practicarse como parte de una política
reivindicaciones emancipatorias de la moder-
más extensa de resistencia y emancipación.
nidad occidental al bajo nivel de emancipación
4 Elaboraré más la cuestión de las premisas en la si-
posibilitado o tolerado por el capitalismo mun-
guiente sección.
dial: los derechos humanos de baja intensidad
5 Para una reciente revisión del debate sobre el uni-
aparecen como la otra cara de la democracia
versalismo contra el relativismo, véase Rajagopal 2004:
209-216). Véase también Mutua (1996). de baja intensidad.

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f:ffff:ffff:ffff:ffff:ffff:ffff:ffff on Thu, 01 Jan 1976 12:34:56 UTC
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La segunda premisa es que todas las culturas diferentes versiones de dignidad humana, al-
poseen ideas sobre la dignidad humana, pero gunas más extensas que otras, algunas con un
no todas conciben la dignidad humana como círculo más amplio de reciprocidad que otras,
equivalente a derechos humanos. Es, por tanto, algunas más abiertas a otras culturas que otras.
importante buscar preocupaciones isomórficas Por ejemplo, la modernidad occidental se ha
entre diferentes culturas. Los diferentes nom- desdoblado en dos concepciones y prácticas
bres, conceptos y Weltanschaungen pueden sumamente divergentes de derechos humanos
transmitir preocupaciones o aspiraciones simi- —la liberal y la marxista— una prioriza los de-
lares o mutuamente inteligibles. rechos civiles y políticos, y la otra los derechos
La tercera premisa es que todas las culturas sociales y económicos.7
son incompletas y problemáticas en sus concep- Por último, la quinta premisa es que todas
ciones de la dignidad humana. Tal incompletud las culturas tienden a distribuir a las personas
deriva, precisamente, del hecho de que existe y grupos sociales entre dos principios compe-
una pluralidad de culturas. Si cada cultura fue- titivos de pertenencia jerárquica. Uno funciona
ra tan completa como afirma ser, habría apenas a través de jerarquías entre unidades homogé-
una única cultura. La idea de completud es la neas. El otro, funciona a través de la separación
fuente de un exceso de sentido que parece pla- entre diferencias e identidades únicas. Los dos
gar todas las culturas. La incompletud es de esta principios no necesariamente se yuxtaponen, y
manera más visible desde afuera, desde la pers- por eso no todas las igualdades son idénticas y
pectiva de otra cultura. Elevar el nivel de con- no todas las diferencias son desiguales.
ciencia de la incompletud cultural a su máximo Estas son las premisas de un diálogo trans-
posible, es una de las tareas más cruciales en la cultural sobre la dignidad humana que pueden
construcción de una concepción emancipatoria eventualmente conducir a una concepción
multicultural de los derechos humanos.6 mestiza de los derechos humanos, una con-
La cuarta premisa es que ninguna cultura cepción que, en lugar de recurrir a falsos uni-
importante es monolítica. Las culturas tienen versalismos, se organice a sí misma como una

7 Véase, por ejemplo, Pollis & Schwab (1979); Pollis


6 Véase, por ejemplo, Mutua (2001) y Obiora (1997). (1982); Shivji (1989); An-na’im (1992) y Mutua (1996).

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constelación de significados locales y mutua- si tales reivindicaciones se han apropiado en el


mente inteligibles, redes que confieran poder a contexto cultural local. La apropiación, en este
referencias normativas. Pero este es únicamen- sentido, no se puede obtener por medio de la
te el punto de partida. En el caso de un diálogo canibalización cultural. Requiere un diálogo in-
transcultural, el intercambio no es solo entre tercultural y una hermenéutica diatópica.
diferentes saberes sino también entre diferen- La hermenéutica diatópica se basa en la
tes culturas, es decir, entre diferentes, y en un idea de que los topoi de una cultura individual,
sentido enérgico, inconmensurables universos no importa lo fuertes que sean, son tan incom-
de significado. Estos universos de significado pletos como la cultura por sí misma. Semejante
consisten en constelaciones de topoi fuertes. incompletud no es visible desde dentro de la
Los topoi son los lugares comunes retóricos propia cultura, puesto que la aspiración a la to-
ampliamente extendidos de una determinada talidad induce a tomar la parte por el todo. El
cultura, autoevidentes y, por lo tanto, que no objetivo de la hermenéutica diatópica no es,
son objeto de debate. Funcionan como premi- por tanto, alcanzar la completud —puesto que
sas para la argumentación, posibilitando de este es un objetivo inalcanzable— sino, por el
esta manera la producción e intercambio de contrario, elevar la conciencia de la recíproca
argumentos. Los topoi fuertes se vuelven su- incompletud a su máximo posible entablando
mamente vulnerables y problemáticos cuan- un diálogo, como si fuera con un pie en cada
do se les “utiliza” en una cultura diferente. Lo cultura. Aquí reside su carácter diatópico.8
mejor que les puede ocurrir es que sean “de- Una hermenéutica diatópica puede llevarse
gradados” de premisas de la argumentación a cabo entre el topos de los derechos humanos
a argumentos. Comprender una determinada en la cultura occidental, el topos del dharma
cultura desde los topoi de otra cultura puede en la cultura hindú, y el topos de la umma en
resultar muy difícil, si no imposible. Por tan- la cultura islámica. Según Panikkar, el dharma:
to, propondré una hermenéutica diatópica.
En el campo de los derechos humanos y de la es aquello que mantiene, proporciona cohesión y
dignidad, la movilización de apoyo social a las por lo tanto fuerza a una dada cosa, a la realidad,
reivindicaciones emancipatorias que estas po-
tencialmente contienen solo se pueden lograr 8 Véase también Panikkar (1984: 28).

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y en última instancia a los tres mundos (triloka). efecto, también del umma, la concepción occi-
La justicia mantiene unidas las relaciones huma- dental de los derechos humanos está plagada
nas; la moralidad lo mantiene a uno en armonía de una simetría muy simplista y mecánica entre
consigo mismo; el derecho es el principio vincu- derechos y deberes. Concede derechos solo a
lante de las relaciones humanas; la religión es lo
aquellos a quienes exige deberes. Esto explica
que mantiene la existencia del universo; el desti-
por qué, según el concepto occidental de dere-
no es aquello que nos vincula con el futuro; la ver-
dad es la cohesión interna de una cosa [. . .] Ahora chos humanos, la naturaleza no tiene derechos:
bien, un mundo en el que la noción de Dharma es no se le pueden imponer deberes. Por la misma
central y casi omnipresente no se preocupa por razón, es imposible conceder derechos a las ge-
hallar “el derecho” de un individuo frente a otro neraciones futuras; no tienen derechos porque
o del individuo frente a la sociedad sino más bien no tienen deberes.
de evaluar el carácter dhármico (correcto, verda- Por otra parte, desde la perspectiva del topos
dero, consistente) o no-dhármico de una cosa o de los derechos humanos, el dharma también
de una acción dentro del complejo teantropocós- es incompleto debido a su fuerte tendencia no
mico total de la realidad (1984: 39).9 dialéctica a favor de la armonía, ocultando por
tanto injusticias y desatendiendo totalmen-
Analizados desde el topos de dharma, los te el valor del conflicto como una vía hacia
derechos humanos son incompletos porque no una armonía más rica. Además, el dharma se
logran establecer un vínculo entre la parte (el despreocupa de los principios del orden de-
individuo) y el todo (la realidad), o, aún más mocrático, con libertad y autonomía, e ignora
radicalmente, porque se centran en lo que es el hecho de que, sin derechos primordiales,
meramente derivado, en los derechos, en lugar el individuo es una entidad demasiado frágil
de centrase en el imperativo primordial, el de- como para evitar ser oprimido por aquello que
ber de las personas de encontrar su lugar en lo trasciende. Finalmente, el dharma tiende a
el orden de toda la sociedad y de todo el cos- olvidar que el sufrimiento humano tiene una di-
mos. Desde el punto de vista del dharma y, en mensión individual irreducible: las sociedades
no sufren, pero los individuos sí.
A otro nivel conceptual, se puede ensayar la
9 Véase también Inada (1990); Mitra (1982) y Thapar
(1966). misma hermenéutica diatópica entre el topos

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de los derechos humanos y el topos del umma dicotomía liberal que separó totalmente el Es-
en la cultura islámica. Los pasajes del Corán en tado y la sociedad civil.
los que aparece la palabra umma son tan varia- En cambio, desde el topos de los derechos
dos, que su significado no se puede definir rígi- humanos individuales, el umma enfatiza de
damente. Sin embargo, esto sí parece ser cierto: forma exagerada los deberes en detrimento de
siempre se refiere a entidades étnicas, lingüís- los derechos y, por esta razón, está proclive a
ticas o religiosas de personas que son objeto consentir desigualdades por lo demás injustas,
del plan divino de salvación. A medida que la como la desigualdad entre los hombres y las
actividad profética de Muhammad fue progre- mujeres y entre los musulmanes y los no mu-
sando, los fundamentos religiosos del umma sulmanes. Como reveló la hermenéutica diató-
se hicieron cada vez más explícitos y, en conse- pica, la debilidad fundamental de la cultura oc-
cuencia, el umma de los árabes se transformó cidental consiste en establecer una dicotomía
en el umma de los musulmanes. Vistos desde de una forma demasiado estricta entre el indi-
el topos del umma, la incompletud de los dere- viduo y la sociedad, tornándose de esta manera
chos humanos individuales reside en el hecho vulnerable al individualismo posesivo, al nar-
de que solamente sobre esta base es imposible cisismo, a la alienación y a la anomia. Por otra
sustentar las solidaridades y los enlaces colec- parte, la debilidad fundamental de las culturas
tivos sin las cuales ninguna sociedad puede so- hindú e islámica consiste en que ninguna logra
brevivir y mucho menos florecer. Aquí radica reconocer que el sufrimiento humano tiene
la dificultad de la concepción occidental de los una dimensión individual irreducible que solo
derechos humanos para aceptar los derechos se puede considerar adecuadamente en una so-
colectivos de los grupos sociales o pueblos, ciedad que no esté organizada jerárquicamente.
ya sean minorías étnicas, mujeres o indígenas. El reconocimiento de las recíprocas incom-
Este es, de hecho, un ejemplo específico de una pletudes y debilidades es una condición sine
dificultad mucho más amplia, la dificultad de qua non de cualquier diálogo transcultural. La
definir la comunidad como un área de solida- hermenéutica diatópica se construye tanto
ridad concreta y como una obligación política sobre la identificación local de la incomple-
horizontal. Esta idea de comunidad, central tud y debilidad, como sobre su inteligibilidad
para Rousseau, desapareció rápidamente en la translocal. Como se ha mencionado arriba, en

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el campo de los derechos humanos y la digni- simplificación excesiva, en este debate se pue-
dad, la movilización del apoyo social para las den identificar dos posiciones extremas. Una,
reivindicaciones emancipatorias que estas po- absolutista o fundamentalista, se mantiene por
tencialmente contienen solo se puede alcanzar aquellos para quienes el sistema jurídico reli-
si dichas reivindicaciones se han apropiado en gioso del Islam, la Shari’a, debe aplicarse inte-
el contexto cultural local y si un diálogo trans- gralmente como el derecho del Estado islámi-
cultural y la hermenéutica diatópica son po- co. Según esta postura, existen inconsistencias
sibles. En tiempos recientes, se han probado irreconciliables entre la Shari’a y la concep-
ejercicios muy particulares en hermenéutica ción occidental de los derechos humanos, y la
diatópica entre las culturas islámica y occi- Shari’a debe prevalecer. Por ejemplo, respecto
dental en el terreno de los derechos humanos. al status de los no musulmanes, la Shari’a im-
Algunos de los ejemplos más significativos son pone la creación de un Estado para musulma-
provistos por Abdullahi Ahmed An-na’im (1990; nes en el que estos sean los únicos ciudadanos,
1992), Tariq Ramadan (2000; 2003) y Ebrahim y los no musulmanes no tengan ningún derecho
Moosa (2004). político; la paz entre los musulmanes y los no
Existe un viejo debate acerca de las relacio- musulmanes siempre es problemática y los en-
nes entre islamismo y derechos humanos, y la frentamientos puede que sean inevitables. Con
posibilidad de que haya una concepción islá- respecto a las mujeres, no existe duda sobre la
mica de los derechos humanos.10 Este debate igualdad; la Shari’a ordena la segregación de
implica una amplia gama de posiciones, y su las mujeres, y de acuerdo con algunas interpre-
impacto se extiende mucho más allá del mundo taciones más estrictas, las excluye completa-
islámico. Corriendo el riesgo de establecer una mente de la vida pública.
En el otro extremo están los secularistas o
modernistas, que opinan que los musulmanes
10 Ver, además, Dwyer (1991); Mayer (1991); Leites deberían organizarse en Estados seculares. El
(1991) y Afkhami (1995). Véase también Hassan (1982) Islam es un movimiento religioso y espiritual,
y Al Faruqi (1983). Sobre el más extenso tema de la re- no político, y como tal, las sociedades musul-
lación entre la modernidad y el resurgimiento del Islam,
manas modernas tienen libertad para organizar
véase, por ejemplo, Sharabi (1992); Shariati (1986); Ra-
madan (2000) y Moosa (2004). su gobierno de cualquier manera que estimen

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digna y apropiada a sus circunstancias. La construcción restringida del otro estaba proba-
aceptación de los derechos humanos interna- blemente justificada. Pero esto ya no es válido.
cionales es un asunto de decisión política que Por el contrario, en el presente existe un con-
no debe mezclarse con consideraciones religio- texto diferente en el que puede justificarse ple-
sas. Solamente un ejemplo entre muchos: una namente una perspectiva más iluminada desde
ley de Túnez de 1956 prohibía completamente el Islam.
la poligamia, basándose en que ya no era acep- Siguiendo las enseñanzas del Ustadh Mah-
table y en que el principio coránico de justicia moud, An-na’im muestra que una revisión de-
para todas las coesposas era imposible para tallada del contenido del Corán y de los Sunna
cualquier hombre realizar en la práctica, con la revela dos niveles o etapas en el mensaje del
excepción del Profeta. Islam, uno del primer período de La Meca, y el
An-na’im critica ambas posiciones extremas. otro de la subsiguiente etapa de Medina. El pri-
La vía per mezzo que propone trata de funda- mer mensaje de la Meca es el mensaje eterno
mentar los derechos humanos transcultural- y fundamental del Islam, y enfatiza la dignidad
mente, identifica las áreas de conflicto entre inherente de los seres humanos, independien-
la Shari’a y los “estándares de derechos hu- temente de su sexo, religión o raza. Bajo las
manos” y busca una reconciliación y relación circunstancias históricas del siglo VII (la época
positiva entre los dos sistemas. Por ejemplo, de Medina) en el que el mensaje tuvo lugar, se
el problema con la Shari’a histórica es que consideró demasiado avanzado, se suspendió y
excluye a las mujeres y a los no musulmanes se aplazó su implementación hasta que en el fu-
de aplicar este principio. Así que es necesaria turo se produjeran las circunstancias adecua-
una reforma o reconstrucción de la Shari’a. El das. Según An-na’im, ha llegado el momento y
método propuesto para semejante “reforma el contexto oportuno para ello.
islámica” se basa en un enfoque evolucionis- No puedo evaluar la validez específica de
ta de los orígenes islámicos, que examina el esta propuesta dentro de la cultura islámica.
contexto histórico concreto dentro del que se Esto es precisamente lo que distingue la her-
creó la Shari’a a partir de las primeras fuen- menéutica diatópica del orientalismo. Lo que
tes del Islam por los juristas fundadores de los deseo enfatizar del enfoque de An-na’im es el in-
siglos VIII y IX. A la luz de tal contexto, una tento de transformar la concepción occidental

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de los derechos humanos en una transcultural independientemente de su contexto cultural o


que reivindica la legitimidad islámica, en lu- religioso, con la siguiente lógica:
gar de renunciar a ella. En abstracto y desde
fuera, es difícil juzgar si un enfoque religioso El que ya ha trabajado en el terreno con las co-
o secularista es más proclive a dar resultado munidades de base, desarrollando a nivel local
en un contexto de un diálogo transcultural is- estrategias sociales y económicas, solo se puede
sorprender por sus similitudes con la experiencia
lámico sobre derechos humanos. Sin embargo,
de las fuerzas musulmanas. Los puntos de refe-
teniendo en cuenta que los derechos humanos
rencia son ciertamente distintos, así como lo son
occidentales son la expresión de un profundo, sus fundamentos y aplicación, pero el espíritu es
aunque incompleto, proceso de secularización uno y el mismo en el sentido de que se alimenta
que no tiene comparación con nada semejante de la misma fuente de resistencia al interés ciego
dentro de la cultura islámica, uno estaría incli- de las grandes superpotencias y multinacionales.
nado a pensar que, en el contexto musulmán, la Ya se ha comentado: no es una cuestión de afir-
energía movilizadora necesaria para un proyec- mar la realidad de un tercermundismo islámico
to cosmopolita de derechos humanos será más beatífico, el cual haría eco del que hemos cono-
fácilmente creada en un marco de una religio- cido durante mucho tiempo en nuestra parte del
sidad ilustrada. Si esto es así, la propuesta de mundo. Lo cierto es que, como consecuencia de
ser el Islam el punto de referencia para muchos
An-na’im es muy prometedora.
musulmanes practicantes, se recurre a él por sus
Pero no se encuentra solo y, en realidad,
ideas como la dignidad, la justicia y el pluralismo,
los académicos y activistas islámicos han es- así como por ideas que configuran la movilización
tado en los recientes años contribuyendo a la de la comunidad cristiana o humanística. Así que,
traducción intercultural y a las hermenéuticas en este sentido, las relaciones se deberían mul-
diatópicas en formas nuevas e importantes. tiplicar y los intercambios de experiencia se de-
Esto es lo más significativo en el caso de Tariq berían hacer permanentes (Ramadan, 2003: 14).
Ramadan. Al dirigirse a los musulmanes que
viven en occidente, y al tener en cuenta sus Para Tariq Ramadan, el impulso para la tra-
condiciones socioeconómicas (la mayoría de ducción intercultural radica en la necesidad
ellos son inmigrantes), les anima a unir fuerzas primordial de construir amplias coaliciones
con todos los otros grupos sociales oprimidos, para la lucha contra la globalización neoliberal:

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Hacia una concepción intercultural de los derechos humanos119

“es necesario ser tanto un amigo como un com- progresistas. Los defensores de derechos huma-
pañero de aquellos que, en occidente, denun- nos pueden hallar aquí una convergencia con un
cian la opresión global y nos invitan a todos a impulso específicamente indio. El dharma co-
aportar semejante cambio” (2003: 10). mún ético también se ajusta con eminencia a los
reformistas sociales intocables (1998: 204).
En la India, se está llevando a cabo una mo-
dalidad similar de combinar la integridad cultu-
El “impulso indio” del “dharma común”
ral con las luchas más amplias hacia la justicia
proporciona a los derechos humanos una inte-
social por parte de algunos grupos de derechos
gración cultural y legitimidad local a través de
humanos y, especialmente, por los reformistas
la cual cesan de ser un localismo globalizado.
sociales “intocables”. Consiste en introducir
La revisión de la tradición hindú no solamen-
la lucha de los intocables hacia la justicia y la
te crea una oportunidad para la reclamación
igualdad según las nociones hindúes de karma
de derechos humanos, pues también invita a
y dharma, revisándolas y reinterpretándolas, o
una revisión de la tradición de los derechos
incluso subvirtiéndolas de forma selectiva, de
humanos de incluir demandas formuladas de
tal manera que se conviertan en fuentes de legi-
acuerdo con otras premisas culturales. Al in-
timidad y fortaleza para las luchas y protestas.
volucrarse en revisiones recíprocas, ambas
Un ejemplo de semejantes revisiones es el cre-
tradiciones actúan como culturas huéspedes
ciente énfasis dado a “el dharma común” (sad-
y como culturas anfitrionas. Estos son los ca-
harana dharma) en contraste con el “dharma
minos necesarios para la petición de ejercicios
especial” (visesa dharma) de los gobiernos de
de traducción intercultural (hermenéutica
las castas, rituales y deberes. Según Khare, el
diatópica). El resultado es una reivindicación
“dharma común”:
culturalmente híbrida a favor de la dignidad hu-
basado en la igualdad espiritual de todas las mana, una concepción mestiza de los derechos
criaturas, promueve tradicionalmente un senti- humanos. Aquí yace la alternativa a una teoría
do compartido de cuidado mutuo, de rehusar la general que intenta abarcar el todo, la versión
violencia e injuria y de una búsqueda de la equi- característica del universalismo que concibe
dad. Tradicionalmente promueve actividades como una particularidad todo aquello que no
para el bienestar público y atrae a los reformistas cabe en sus estrechos confines.

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120 Boaventura de Sousa Santos

La hermenéutica diatópica no es tarea para inclusivos en la lucha contra la injusticia social.


una sola persona que escribe desde el interior de Esto mismo lo enfatiza Tariq Ramadan:
una única cultura. No es, por tanto, sorprenden-
te por ejemplo que el enfoque de An-na’im, aun Occidente no es ni monolítico ni diabólico y las
siendo una auténtica muestra de hermenéutica fenomenales ventajas en términos de sus dere-
diatópica, se haya llevado a cabo con desigual chos, conocimiento, cultura y civilización son
demasiado importantes como para minimizarlas
consistencia. Desde mi punto de vista, An-na’im
o rechazarlas. [Sin embargo] ser un ciudadano
acepta el concepto de derechos humanos univer-
occidental proveniente de un contexto musulmán
sales con demasiada facilidad y sin ninguna críti- y a la vez conservar estas verdades es arriesgar-
ca.11 Aunque adopta una perspectiva evolucionis- se, casi sistemáticamente, a ser considerado una
ta, y está muy atento al contexto histórico de la persona que no se ha “integrado” favorablemente.
tradición islámica, se vuelve sorprendentemente Por tanto, queda la sospecha de la verdadera leal-
ahistórico e ingenuamente universalista cuando tad de semejante persona. Todo procede como si
se trata de la Declaración Universal de Derechos. nuestra “integración” tuviera que comprarse con
La hermenéutica diatópica no solamente exige nuestro silencio. Uno debe rechazar este tipo de
una modalidad diferente de conocimiento; sino chantaje intelectual (2003: 10-11).
también un proceso diferente de creación de
conocimiento. Requiere que la producción del La hermenéutica diatópica llevada a cabo
conocimiento sea colectiva, interactiva, intersub- desde la perspectiva de la cultura islámica,
jetiva y en red.12 Se debe perseguir con una con- debe complementarse por una hermenéutica
ciencia plena de que se producirán agujeros ne- diatópica conducida desde la perspectiva de
gros, zonas de ininteligibilidad mutua irredimible otras culturas, particularmente desde la occi-
que, para no derivar en parálisis o faccionalismo, dental. Esta es, probablemente, la única forma
deben relativizarse a través de intereses comunes de introducir en la cultura occidental las ideas
de los derechos colectivos, de los derechos de
la naturaleza y los de las generaciones futuras,
11 No se puede decir lo mismo de Tariq Ramadan. así como las de los deberes y responsabilida-
12 En Moosa (2004) se presenta una formulación más des frente a entidades colectivas, sean la comu-
sofisticada de las relaciones entre los derechos huma- nidad, el mundo o incluso el cosmos.
nos universales y el Islam.

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Hacia una concepción intercultural de los derechos humanos121

El imperialismo cultural y la ¡Sentí mucho odio hacia los grandes monumentos


posibilidad de la contrahegemonía de la civilización que se han glorificado a lo largo
de la historia por encima de los huesos de mis an-
Teniendo en cuenta la íntima conexión a lo
tecesores! Mis antepasados también construyeron
largo de la historia entre los derechos humanos
la Gran Muralla de China. Aquellos que no pudie-
occidentales y el colonialismo, someterlos a una ron soportar las cargas fueron aplastados bajo las
hermenéutica diatópica es sin duda la tarea de piedras pesadas y enterrados con ellas en las mu-
traducción más costosa. Aprender del Sur sola- rallas. Así fue como se construyeron los grandes
mente es un punto de partida, y puede incluso monumentos de la civilización —a costa de la car-
ser un punto de partida falso si no se ha tenido ne y hueso de mis antepasados— (1982: 19).
presente que el Norte ha estado tratando desde
el primer momento de desaprender activamente En mi opinión, lo mismo se podría decir de
del sur. Como ha señalado Said con frecuencia, los derechos humanos como uno de los más
el contexto imperial deshumaniza tanto a la víc- grandes monumentos de la civilización occi-
tima como al victimario y produce tanto en la dental. Las formulaciones asépticas, claras y
cultura dominante como en la dominada “no solo ahistóricas a las que se han prestado ocultan
concordancia y lealtad sino una concepción rare- sus turbios orígenes, extendiéndose desde los
facta inusual en relación a las fuentes desde las genocidios de la expansión europea hasta el
que realmente se desprende la cultura y desde la Thermidor y el Holocausto. Pero esta rarefac-
que se derivan, en complicadas circunstancias, ción de culturas también sucede en las culturas
sus monumentos” (1993: 37).13 Los monumentos subordinadas, tal como ha mostrado Said:
tienen, en efecto, orígenes turbios. Al observar las
pirámides, Ali Shariati una vez comentó: A los jóvenes árabes y musulmanes de hoy en día
se les enseña a venerar a los clásicos de su reli-
gión y pensamiento, a no ser críticos, a no ver lo
que leen, lo que dicen Abbasid o la literatura na-
13 Gilroy hace una crítica de “las concepciones so-
breintegradas de las culturas puras y homogéneas, lo hda como diluida con todo tipo de lucha política.
que significa que las luchas políticas de los negros se Solo muy de vez en cuando un crítico y un poeta
interpreten de algún modo como algo automáticamente como Adonis, el brillante escritor sirio contem-
expresivo de las diferencias nacionales o étnicas con poráneo, se presenta y manifiesta públicamente
las que se asocian” (1993: 31).

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122 Boaventura de Sousa Santos

que las lecturas de turath en el mundo árabe de y fenicia, Mesopotamia y Persia, India y Chi-
hoy imponen un autoritarismo rígido y literalidad na, respecto a la lengua, arte, conocimientos,
que producen el efecto de matar el espíritu y de religión y cultura material. También, muestra
obliterar las críticas (1993: 38). cómo esas raíces afroasiáticas de la Antigua
Grecia fueron negadas por el racismo y antise-
Como resultó evidente en el análisis de la mitismo europeo del siglo XIX (Bernal, 1987).
hermenéutica diatópica arriba mencionado, Conforme a esta pregunta, los orígenes tur-
reconocer el empobrecimiento recíproco de la bios de los derechos humanos, como un mo-
víctima y del opresor del mismo modo, aunque numento de la cultura occidental, no pueden
resulte asimétrico, es la condición más básica observarse solo en la dominación imperial y
para un diálogo transcultural. Solo el conoci- doméstica que ellos una vez justificaron, sino
miento de la historia nos permite actuar inde- también en su carácter compuesto original en
pendientemente de la historia. El escrutinio cuanto artefactos culturales. Los presupues-
de las relaciones entre la víctima y el opresor tos de los derechos humanos, que se indicaron
nos advierte contra las distinciones demasia- arriba en sus formulaciones claras, ilustradas
do estrictas entre culturas, una caución que es y racionales, hacen eco de las vibraciones de
especialmente relevante en el caso de la cul- otras culturas y sus raíces históricas se extien-
tura dominante. Según Pieterse, la cultura oc- den mucho más allá de Europa. Un diálogo
cidental no es ni lo que parece, ni lo que los intercultural debe comenzar por la hipótesis
occidentales tienden a pensar que es: “lo que de que las culturas siempre han sido intercul-
se considera por cultura o civilización europea turales, pero también con el entendimiento
es genealógicamente hablando ni necesaria de que los intercambios e interpenetraciones
ni estrictamente europea” (1989: 369). Es una siempre han sido muy desiguales e inherente-
síntesis cultural de muchos elementos y prác- mente hostiles al diálogo cosmopolita que aquí
ticas, muchos de ellos no europeos. Bernal ha se defiende. Al final, la cuestión es si es posible
asumido una desconstrucción de los concep- construir una concepción posimperial de los
tos de “civilización clásica” para mostrar sus derechos humanos. Aunque sea absolutamente
fundamentos no europeos, las contribuciones consciente de las barreras casi insuperables,
de Egipto y África, las civilizaciones semítica ofrezco una respuesta positiva a esta cuestión.

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Hacia una concepción intercultural de los derechos humanos123

En otras palabras, a pesar del vocabulario o del Sin embargo, una concepción idealista del diá-
guion de los derechos humanos estar tan pleno logo intercultural fácilmente olvidará que tal
de significados hegemónicos hay todavía lugar diálogo es posible solo porque se da la simul-
para la posibilidad de significados contrahege- taneidad temporal de dos o más contempora-
mónicos. A continuación, trato de concretar neidades distintas. Los socios del diálogo son
las circunstancias bajo las cuales la posibili- desigualmente contemporáneos; en realidad
dad de una contrahegemonía se puede llevar cada uno de ellos se siente apenas contempo-
a cabo. Comienzo por abordar las condiciones ráneo con respecto a la tradición histórica de
para la concepción multicultural de derechos su propia cultura. Este es el caso más probable
humanos mostrada arriba y, después, presenta- cuando las diferentes culturas involucradas en
ré un resumen de una concepción de derechos el diálogo comparten un pasado de intercam-
humanos contrahegemónica y emancipatoria. bios entrelazados y desiguales. ¿Cuáles son
las posibilidades para un diálogo entre dos
Las dificultades de una culturas cuando una de las culturas presentes
reconstrucción intercultural ha sido ella misma atravesada por violaciones
de derechos humanos prolongadas y masivas de derechos humanos,
La hermenéutica diatópica ofrece un am- perpetradas en nombre de la otra? Cuando las
plio campo de posibilidades para los debates culturas comparten un pasado así, el presente
en curso en las diferentes regiones culturales que comparten en el momento de iniciar el diá-
del sistema mundial, acerca de temas genera- logo es, en el mejor de los casos, un quid pro
les como el universalismo, el relativismo, los quo y, en el peor, un fraude. El dilema cultural
cuadros culturales de transformación social, es el siguiente: como en el pasado la cultura do-
el tradicionalismo y la renovación cultural.14 minante logró que algunas de las aspiraciones

14 Sobre el debate africano, véase Hountondji (1983; debate en la India se encuentra en Nandy (1987a; 1987b;
1994; 2002); Oladipo (1989); Oruka (1990a; 1990b); Wi- 1988); Chatterjee (1984); Pantham (1988); Bhargava
redu (1990); Wamba dia Wamba (1991a; 1991b); Procee (1998); Bhargava, Bagchi & Sudarshan (1999). Una vi-
(1992); Ramose (1992); Horton et al. (1990); Horton sión global de las diferencias culturales puede encon-
(1993); Coetzee & Roux (2003). Un resumen del valioso trarse en Galtung (1981).

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124 Boaventura de Sousa Santos

a la dignidad humana de la cultura subordina- reaccionaria. Baste mencionar el multicultura-


da se volvieran impronunciables, ¿es posible lismo del jefe de gobierno de Malasia o de la
pronunciarlas ahora en el diálogo intercultural gerontocracia china, cuando se refieren a la
sin con ello justificar más e incluso reforzar su “concepción asiática de los derechos huma-
impronunciabilidad? nos” (Rajagopal, 2004: 212-216).
El imperialismo cultural y el epistemicidio Una de las suposiciones más problemáticas
son parte de la trayectoria histórica de la mo- de la hermenéutica diatópica es la concepción
dernidad occidental. Tras siglos de cambios de culturas como entidades incompletas. Pue-
culturales desiguales, ¿es justo que se trate de defenderse que, al contrario, solo las cultu-
como iguales a las culturas? ¿Es necesario ha- ras completas pueden acceder a un diálogo in-
cer que algunas de las aspiraciones de la cultu- tercultural sin arriesgarse a ser aplastadas por,
ra occidental se hagan impronunciables, para y en última instancia disueltas en, otras cultu-
dar paso a la pronunciabilidad de otras aspira- ras más poderosas. Una variación de este argu-
ciones de otras culturas? Paradójicamente —y mento mantiene que solo una cultura poderosa
contrariamente al discurso hegemónico— es e históricamente victoriosa, como la cultura
precisamente en el terreno de los derechos occidental, puede otorgarse el privilegio de
humanos donde la cultura occidental debe proclamar su propia incompletud sin arriesgar
aprender con el sur,15 si la falsa universalidad la disolución. En efecto, la incompletud cultu-
atribuida a los derechos humanos en el contex- ral puede en este caso ser el instrumento per-
to imperial se ha de transformar en la nueva fecto de la hegemonía cultural. Hoy en día no
universalidad cosmopolita dentro del diálogo se permite semejante privilegio a ninguna de
intercultural. El carácter emancipatorio de la las culturas no occidentales.
hermenéutica diatópica no está garantizado a Esta línea de argumentación es especial-
priori; de hecho, el multiculturalismo puede mente convincente cuando se aplica a aque-
convertirse en el nuevo rótulo de una política llas culturas no occidentales que en el pasado
soportaron los “encuentros” más destructivos
con la cultura occidental. En efecto, fueron tan
15 En otro lugar, trato en detalle la idea de “aprender
destructivos que en muchos casos condujeron
con el sur” (Santos, 1995: 475-519). Véase también San-
tos (2005; 2006). a la más completa extinción cultural. Este es

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Hacia una concepción intercultural de los derechos humanos125

el caso de los pueblos indígenas y las culturas se convierte en el otro lado de la conquista cul-
en las Américas, en Australia, Nueva Zelanda, tural. Entonces, la pregunta es si la conquista
India, etcétera. Estas culturas han sido hechas cultural puede remplazarse por diálogos inter-
incompletas de una forma tan agresiva por par- culturales basados en condiciones mutuamen-
te de la cultura occidental, que la solicitud por te acordadas, y de ser así, en qué condiciones.
la incompletud como una precondición para El dilema de lo que denomino “completud
una hermenéutica diatópica es, cuanto menos, cultural” puede formularse de la siguiente ma-
un ejercicio absurdo.16 El problema con esta lí- nera: si una determinada cultura se considera a
nea de argumentación es que lleva, lógicamen- sí misma completa, no encuentra ningún interés
te, a dos resultados alternativos, resultando en contemplar diálogos interculturales; si, por el
ambos bastante inquietantes: el cese cultural, contrario, entabla semejante diálogo por razón
o la conquista como la única alternativa realis- de su propia incompletud, se vuelve vulnerable
ta a los diálogos interculturales. En un perío- y, en última instancia, se ofrece a la conquista
do intensificado de prácticas transnacionales cultural. No hay una salida fácil de este dilema.
sociales y culturales, el cese cultural es, como Teniendo en cuenta que el cese cultural es au-
mucho, una aspiración piadosa que oculta e todestructivo, no veo ninguna salida salvo la de
implícitamente condona procesos caóticos e elevar los estándares para el diálogo intercul-
incontrolables de destrucción, contaminación tural a un umbral lo suficientemente alto como
e hibridización. Tales procesos radican en re- para minimizar la posibilidad de la conquista
laciones desiguales de poder y en intercambios cultural, aunque no tan alto como para descar-
culturales desiguales, tanto que el cese cultural tar completamente la posibilidad de diálogos
(en cuyo caso revertería en el cese cultural y,
por lo tanto, en la conquista cultural).
16 Este texto se concentra en la hermenéutica diató-
pica entre la cultura occidental y las “grandes culturas
orientales” (hinduismo e islamismo). Soy consciente Las condiciones para una
de que una hermenéutica diatópica que involucre a cul- reconstrucción intercultural
turas de indígenas plantea otros asuntos analíticos, y de derechos humanos
exige concretas precondiciones. Centrándome en los
Las condiciones para un multiculturalismo
indígenas de América Latina, abordo este tema en San-
tos (1997) y en Santos & Villegas (2001). progresista varían ampliamente a través del

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126 Boaventura de Sousa Santos

tiempo y del espacio y, ante todo, según las es- Lejos de convertir la incompletud cultural en
pecíficas culturas implicadas y las relaciones una completud cultural, la hermenéutica diató-
de poder entre ellas. No obstante, me atrevo a pica profundiza, al progresar, en la incompletud
señalar que las siguientes orientaciones contex- cultural y transforma la imprecisa y en gran parte
tuales de procedimiento e imperativos transcul- no meditada conciencia de ello en una concien-
turales se deben aceptar por todos los grupos cia autorreflexiva. El objetivo de la hermenéutica
sociales interesados en diálogos interculturales. diatópica es, por tanto, crear una conciencia au-
torreflexiva de la incompletud cultural. En este
Desde la completud a la incompletud. Como caso, la autorreflexividad significa el reconoci-
he mencionado arriba, la completud cultural es miento de la incompletud cultural de la cultura
el punto de partida, no el punto de llegada. En propia tal como se percibe en el espejo de incom-
efecto, la completud cultural es la condición pletud cultural de la otra cultura en diálogo. Es
predominante previa al comienzo de un diálo- este mismísimo espíritu que Makau Mutua, tras
go intercultural. El verdadero punto de partida defender que “los esfuerzos implacables para
de este diálogo es un momento de desencanto universalizar un corpus esencialmente europeo
con la cultura propia, un sentimiento difuso de de derechos humanos a través de cruzadas occi-
que la cultura propia no proporciona respuestas dentales no pueden tener éxito”, afirma que:
satisfactorias a algunas de las preguntas, perple-
jidades o expectativas que uno tiene. Esta sensi- las críticas del corpus de los africanos, asiáticos,
bilidad difusa está vinculada a un conocimiento musulmanes, hindúes y una multitud de pensado-
impreciso de y a una curiosidad inarticulada res críticos de todo el mundo son la única vía a
través de la cual los derechos humanos se pue-
sobre otras culturas posibles y sus respuestas.
den redimir y verdaderamente universalizar. Esta
El momento de descontentamiento implica un
multiculturalización del corpus podría intentarse
entendimiento previo de la existencia y posible en varias áreas: equilibrando los derechos indivi-
relevancia de otras culturas, y se traduce en una duales y colectivos, otorgando más efectividad a
conciencia no reflexiva de la falta de completud los derechos sociales y económicos, relacionan-
cultural. El impulso individual o colectivo para do a los derechos con los deberes y abordando la
el diálogo intercultural y, de esta manera, para la relación entre el corpus y los sistemas económi-
hermenéutica diatópica, comienza desde aquí. cos (2001: 243).

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Hacia una concepción intercultural de los derechos humanos127

De versiones culturales estrechas a versio- o la marxista, porque extiende al dominio eco-


nes amplias. Como menciono arriba, lejos de nómico y social la igualdad que el liberalismo
ser entidades monolíticas, las culturas com- solo considera legítimo en el dominio político.
prenden una rica variedad interna. La concien-
cia de dicha variedad aumenta a medida que la De tiempos unilaterales a tiempos compar-
hermenéutica diatópica progresa. De las dife- tidos. El momento para el diálogo intercultural
rentes versiones de una determinada cultura, no se puede establecer unilateralmente. Cada
uno debe escoger la que representa el más am- cultura y, por lo tanto, la comunidad o comuni-
plio círculo de reciprocidad dentro de ella, la dades que la sostienen deben decidir si y cuán-
versión que va más allá en el reconocimiento do están preparadas para el diálogo intercultu-
del otro. Como se ha visto, entre dos interpre- ral. Debido a la falacia de la completud, cuando
taciones distintas del Corán, An-na’im escoge una determinada cultura comienza a sentir la
aquella con el más amplio círculo de reciproci- necesidad del diálogo intercultural tiende a
dad, aquella que involucra tanto a musulmanes pensar que las otras culturas sienten esta mis-
como a no musulmanes, tanto a hombres como ma necesidad y están igualmente ansiosas de
a mujeres. Desde una perspectiva diferente, entablar un diálogo. Este es, probablemente, el
Tariq Ramadan asume una concepción contex- caso más característico de la cultura occiden-
tual de las diferencias culturales y religiosas tal, que durante siglos no sintió la necesidad de
con el objetivo de posicionarlas al servicio de mantener diálogos interculturales mutuamente
coaliciones transculturales en la lucha contra aceptados. Hoy en día, como la conciencia no
el capitalismo global. En el mismo sentido, y meditada de la incompletud se ubica en occi-
por razones similares, los reformistas sociales dente, la cultura occidental tiende a especular
“intocables” enfatizan el “dharma común,” en que todas las otras culturas deberían realmente
detrimento del “dharma especializado”. Opi- reconocer su propia incompletud, y estar pre-
no que esto también debe hacerse dentro de paradas y deseosas de entablar diálogos inter-
la cultura occidental. De las dos versiones de culturales con ella.
derechos humanos que existen en la cultura Si el momento de entablar un diálogo inter-
occidental —la liberal y la socialdemócrata o cultural debe consensuarse entre las culturas
marxista— se debe adoptar la socialdemócrata y grupos sociales involucrados, el momento

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128 Boaventura de Sousa Santos

de finalizarlo provisional o permanentemente De socios y temas unilateralmente impues-


debe dejarse a la decisión unilateral de cada tos a socios y temas elegidos mutuamente.
grupo social y cultural implicado. No debe ha- Probablemente ninguna cultura entablará un
ber nada irreversible en la hermenéutica diató- diálogo con ninguna otra posible cultura sobre
pica. Una determinada cultura puede necesitar cualquier tema. El diálogo intercultural es siem-
una pausa previamente a entablar una nueva pre selectivo, tanto en cuestión de socios como
etapa en el diálogo, o sentir que el diálogo le de temas. El requisito de que tanto los socios
ha traído más perjuicio que beneficio y, por como los temas no se pueden imponer unilate-
consiguiente, que debería finalizarse indefini- ralmente, y deben, más bien, estar mutuamen-
damente. La reversibilidad del diálogo es, de te acordados es, probablemente, la condición
hecho, crucial para defender a este de que se más exigente de la hermenéutica diatópica. El
pervierta hacia un cierre cultural recíproco no específico proceso histórico, cultural y políti-
meditado o hacia una conquista cultural unila- co por el que la alteridad de una determinada
teral. La posibilidad de la reversión es lo que cultura se convierte en un tema importante
hace que el diálogo intercultural sea un proce- para otra cultura en un momento determinado
so político abierto y explícito. El significado varían ampliamente. Pero, en general, el colo-
político de una decisión unilateral de acabar nialismo, las luchas por la liberación, el pos-
con el diálogo intercultural es diferente cuando colonialismo y el anticapitalismo han sido los
la decisión se toma por una cultura dominante, procesos más decisivos tras la emergencia de la
que cuando se toma por una cultura domina- alteridad significativa. En esta línea, Tariq Ra-
da. Mientras el segundo caso puede ser un acto madan anima a los musulmanes de occidente,
en defensa propia, el primero probablemente “aunque en el corazón de las sociedades indus-
será un acto de chovinismo agresivo. Depende trializadas, mantened la conciencia del Sur y de
de las fuerzas políticas progresistas dentro de su destitución” (2003: 10). Acerca de los temas,
una determinada cultura y a través de las cultu- el acuerdo es inherentemente problemático,
ras —lo que he denominado arriba como “cos- no solo porque los temas en una determinada
mopolitismo insurgente”— defender la política cultura no son fácilmente traducibles a otra
emancipatoria de la hermenéutica diatópica de cultura sino, también, porque en cada cultura
las desviaciones reaccionarias. siempre existen temas no negociables o incluso

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Hacia una concepción intercultural de los derechos humanos129

temas no hablados, siendo los tabúes un ejem- Bibliografía


plo paradigmático. Como he comentado arriba, Afkhami, M. (ed.) 1995 Faith and Freedom:
la hermenéutica diatópica ha de centrarse en Women’s Human Rights in the Muslim
preocupaciones isomórficas en lugar de en los World (Nueva York: Syracuse University
“mismos” temas, en perplejidades comunes y Press).
en incomodidades a raíz de las cuales emerge el Al Faruqi, I. R. 1983 “Islam and Human Rights”
sentido de la incompletud. en The Islamic Quarterly (Londres: Islamic
Cultural Centre) Nº 27, pp. 12-30.
Desde la igualdad o diferencia a la igual- An-Na’im, A. 1990 Toward an Islamic
dad y diferencia. Probablemente, todas las Reformation (Nueva York: Syracuse
culturas tienden a distribuir a las personas y University Press).
grupos según dos principios de pertenencia An-Na’im, A. (ed.) 1992 Human Rights in
jerárquica que compiten entre sí —intercam- Cross-Cultural Perspectives. A Quest for
bios desiguales entre iguales, semejantes a la Consensus (Philadelphia: University of
explotación (por parte de los capitalistas so- Pennsylvania Press).
bre los trabajadores) y el reconocimiento des- Bernal, M. 1987 Black Athena: The Afroasiatic
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