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SENTIDO POLÍTICO Y JURÍDICOS DE LA

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS


DERECHOS HUMANOS: LA
REGULACIÓN DE LOS DERECHOS
HUMANOS, SU PROTECCIÓN Y LAS
DIFICULTADES CULTURALES PARA SU
APLICACIÓN
TEMA 3. LAS DIVERSAS FUNDAMENTACIONES DE LOS DERECHOS
HUMANOS A PARTIR DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS
DERECHOS HUMANOS

PRIMERA PARTE: PERSPECTIVAS IUSNATURALISTAS.

OBJETIVOS DE LA PRIMERA PARTE:


1. Conocer la propuesta iusnaturalista de recuperar la ontología para fundamentar
adecuadamente los derechos humanos.
2. Conocer como la nota de preexistencia ayuda a comprender adecuadamente lo que
son los derechos humanos.
3. Conocer los derechos humanos como consecuencias de los principios de la razón
práctica de respeto a la dignidad de las personas.

INTRODUCCIÓN:
Las fundamentaciones iusnaturalistas de los derechos humanos que se presentan en
este tema comparten una nota común: valoran el conocimiento que tenemos de los
derechos humanos gracias a su positivación (desde la Declaración Universal de los
Derechos Humanos de 1948 de un modo especial) y consideran que una adecuada
comprensión de los derechos humanos resulta imprescindible para el adecuado
conocimiento del derecho en nuestros días.
La aportación del profesor Jesús BALLESTEROS (1) insiste en la necesidad de recuperar
la ontología para comprender los derechos humanos de manera amplia e integradora,

1
no reductiva y excluyente. Al mismo tiempo, y ante otras lecturas de los derechos
humanos, insiste en mostrar la íntima relación entre el concepto de derechos y su
condición de humanos o universales.
El profesor Javier HERVADA (2) invita a reflexionar sobre la nota de “preexistencia” de
los derechos humanos y cómo la misma está llamada a transformar nuestra visión del
Derecho.
El filósofo analítico Robert Paul GEORGE (3) y muestra cómo los derechos humanos
expresan los principios de razón práctica que dirigen nuestra conducta hacia el respeto
del bienestar y la dignidad de las personas.
El estudio conjunto de las mismas tiene como pretensión hacer ver que la
fundamentación iusnaturalista de los derechos humanos no es una opción frente a
otras, sino un camino de integración de las aportaciones culturales que quieran
desarrollar la dignidad del ser humano sin someterla a los vaivenes de los consensos
políticos del momento.
1. LA NECESIDAD DE RECUPERACIÓN DE LA ONTOLOGÍA Y DE MANTENER LA
ESTRECHA RELACIÓN ENTRE EL CONCEPTO DE DERECHOS Y SU CONDICIÓN DE
HUMANOS O UNIVERSALES (Jesús BALLESTEROS)
1.1 LA NECESIDAD DE RECUPERACIÓN DE LA ONTOLOGÍA
La necesidad de recuperación de la ontología para una buena comprensión de los
derechos humanos aparece claramente expuesta en el artículo de Jesús BALLESTEROS
Derechos humanos: ontología versus reduccionismo1. El punto de partida consiste en
considerar que
…uno de los rasgos típicos del siglo XX lo constituye el contraste entre la precisión
con la que en el mismo se han formulado los derechos de la persona y la brutalidad
con que han sido conculcados2.
Ese contraste lleva a que encuentre la razón para el mismo …en la falta de atención al
fundamento de tales derechos, lo cual guarda a su vez relación con el dato más
significativo de nuestra época: el desarrollo de la técnica3.
Por eso, hace falta retomar la cuestión del fundamento de los derechos humanos y
analizar lo que le ha supuesto el impacto del primado de la técnica. Resulta conveniente
volver a considerar la exigencia que está en la base del reconocimiento de los derechos
humanos, tal como fue gráficamente formulada por Kant:

1
Revista "Persona y Derecho", Vol. 9-1.982, págs. 239-242.

2
Ob. cit., pág. 239.

3
Ibídem.

2
La humanidad misma es una dignidad, porque el hombre no puede ser tratado por
ningún hombre (ni por otro, ni por sí mismo) como un simple medio, sino siempre
a la vez como un fin y en ello precisamente estriba su dignidad4.
Para el profesor BALLESTEROS “…tal principio sólo puede ser aceptado sin reservas
apelando al carácter misterioso y trascendente del hombre”5.
Lo contrario es buscar justificar al hombre en términos inmanentes, y eso supone
centrarse en el carácter autoconsciente y libre del hombre. Y si se justifica así, quedan
excluidas las personas que no tengan tales caracteres (los no nacidos, los niños
pequeños y los enfermos mentales). Por ello, el único modo de preservar
universalmente la dignidad humana es reconocer su carácter misterioso y sagrado, lo
que aparecerá:
…tanto más claramente cuando nos aproximamos ante todo al ser humano
considerándolo en su desnudez y en su debilidad, al ser humano desarmado que
encontramos en el niño, en el anciano, en el enfermo, en el pobre 6.
Pero esta apertura a lo sagrado, a la vez exige que se pongan límites a la razón
calculadora, uso de la razón propio de la ciencia y de la técnica, y que se dé paso al
pensar genuino, basado en el recuerdo y el agradecimiento, como condiciones para la
apertura al misterio. En este aspecto el profesor BALLESTEROS sigue a HEIDEGGER.
Al tiempo, esa superación de la mentalidad calculadora es indispensable para respetar
adecuadamente los derechos de la persona. La mentalidad tecnicista tiene una visión
instrumental que busca reducir al ser humano a categoría de herramienta, de material
de trabajo.
Esta inversión del imperativo kantiano puede presentarse bajo ropajes distintos:
politicismo, economicismo, hedonismo, pero en todos los casos parece responder
a una misma actitud ante el hombre y la naturaleza: la supresión del respeto7.
Esa subsistencia de los reduccionismos explicaría la paradoja en que incurre el Estado
social de derecho de los países occidentales: surgido del noble intento de remediar las
injusticias por el economicismo individualista...
…los prejuicios de corte lúdico o esteticista le han llevado a ignorar en ocasiones
que toda vida tiene ya de por sí un valor incondicional, que impide que sea
marginada o eliminada lícitamente, pese a que ofrezca mayores oportunidades de
dolor que de placer. Así se explica que en la actualidad se hable de los derechos de
la tercera edad y la educación especial, al tiempo que se propicia la eutanasia, o que

4
Metafísica de las Costumbres, nº 37, cit. por BALLESTEROS J., o.c., pág. 239.

5
Op. cit., pág. 239.

6
MARCEL, G., La dignité humaine et ses assises existentielles, cit por BALLESTEROS, J., o.c., pág. 240.

7
Op. cit., pág. 240.

3
se proclamen enfáticamente los derechos del niño, mientras se intenta
despenalizar el aborto.8
Esa instrumentalización de lo real es la que lleva a una total ambigüedad en el
planteamiento de los derechos humanos. De ahí que recuperar el sentido del derecho,
su estructura ontológica como respeto universal al otro es el único fundamento sin el
cual
…la perfección formal de las declaraciones de derechos encontrará siempre como
contrapunto práctico su sistemática violación9.
1.2 LA NECESIDAD DE MANTENER LA ESTRECHA RELACIÓN ENTRE EL CONCEPTO DE
DERECHOS Y SU CONDICIÓN DE HUMANOS O UNIVERSALES
En un artículo posterior, ¿Derechos? ¿Humanos?10ante la existencia de otras lecturas de
los derechos humanos plantea la necesidad de mostrar la íntima relación entre el
concepto de derechos y su condición de humanos y universales:
Si los derechos son simples preferencias o elecciones ilimitadas, no pueden alcanzar
a proteger a todos los seres humanos. Sólo si son verdaderos derechos, son
también humanos.11
A) LOS DERECHOS HUMANOS SON VERDADEROS DERECHOS
En efecto, para BALLESTEROS los derechos humanos son verdaderos derechos porque
responden “a un ajustamiento de la conducta que tiene en cuenta las exigencias de los
otros, de acuerdo con un criterio de reciprocidad”12. Ello obliga a superar el individualismo
(típico de autores como Hobbes).
De este principio derivas una serie de consecuencias:
1º) Los derechos humanos no son simples preferencias ni elecciones arbitrarias, sino que
tienen que ver con las necesidades o intereses de los seres humanos que merecen ser
protegidos.
2º) Los derechos humanos no son absolutos, porque el ser humano es interdependiente
y necesitado de los otros.
3º) Los derechos humanos son inseparables: las distintas generaciones de derechos
humanos se reclaman mutuamente, y no son válidas las posiciones reduccionistas que
intentan limitar el contenido de los derechos humanos a algunas de las tres
generaciones.

8
Op. cit., pág. 241.

9
Ibidem, pág. 241.

10
Revista “Persona y Derecho”- Vol. 48 (2003), p. 27-45.
11
Op. cit., p. 27.
12
Ibídem.

4
B) LOS DERECHOS HUMANOS SON REALMENTE HUMANOS
Señala BALLESTEROS que los derechos humanos son realmente humanos “en el
sentido de que son derechos de todos” y añade:
Para defender hoy día la universalidad de los derechos es necesario hacer frente a
los falsos universalismos de corrientes como el personismo, que pretende
diferencias a las personas de los seres humanos (y que se presenta en dos formas
como dualismo y utilitarismo), así como el relativismo cultural que considera la
cultura como ámbito insuperable, que limita la protección de los derechos.13
En definitiva, tres son las tesis que actualmente se barajan en torno a los derechos
humanos y que hay que superar para mantener el carácter humano de los mismos:
i) LA TESIS DEL INDIVIDUALISMO Y DEL DUALISMO según la cual no todo ser
humano es persona y titular de derechos, sino sólo el que tiene conciencia y
capacidad de elección, libertad o autonomía. Esta tesis niega la dignidad y deja
desprotegidos a los embriones, los fetos, los niños pequeños, los comatosos, los
carentes de cerebro (anencefálicos).
ii) LA TESIS DEL UTILITARISMO que establece la prioridad de los derechos de los
animales sentientes sobre los seres humanos no sentientes. Se basa en negar la
distinción entre el ser humano y el animal, y denuncia como prejuicio ideológico
fundamental que debe ser combatido el “espicieismo” la creencia de la
discontinuidad entre la especie humana y los animales. Lo único decisivo es ser
capaz de placer o sufrimiento, lo que es común a algunos seres humanos y a
algunos animales. Son las tesis de Bentham y Peter Singer, entre otros.
iii) LA TESIS DEL ECOLOGISMO RADICAL que sitúa los derechos en los
ecosistemas y no en los individuos, lo que lleva al inhumanismo, ya que considera
al hombre como un error de la evolución por su capacidad de destruir los
ecosistemas.
Las tres posiciones vuelven a hacer ver para el citado profesor la necesidad de recuperar
la ontología, como señalaba en su artículo anterior:
… la negación de la universalidad de los derechos responde a la elevación de una
de las propiedades del ser humano a condición de indispensable para ser
considerado persona y titular de derechos. Eso es lo que puede llamarse
universalismo abstracto. Por ello la defensa universal de los derechos parece sólo
posible si se atiende al ser humano en su desnudez radical, a la persona en su más
radical indigencia…14
2. LA NOTA DE LA PREEXISTENCIA Y LO JUSTO NATURAL: LOS DERECHOS HUMANOS
COMO DERECHOS NATURALES (Javier HERVADA)

13
Op. cit, p. 32.
14
Op. cit. p. 42.

5
Desde un análisis interno de lo que suponen las Declaraciones Internacionales sobre
derechos humanos desarrolla el profesor Javier HERVADA su análisis sobre los
Problemas que una nota esencial de los derechos humanos plantea a la filosofía del
Derecho15.
Para el citado profesor cuando se habla de derechos humanos se quiere designar un
tipo o clase de derechos, una de cuyas notas esenciales es la de ser preexistentes
(anteriores) a las leyes positivas.
Por derechos humanos se entiende comúnmente aquellos derechos que el hombre
tiene por su dignidad de persona, inherentes a la condición humana, que deben ser
reconocidos por las leyes, pues en caso contrario generan injusticia y opresión, y la
legitimidad del recurso a la resistencia activa o pasiva. Por eso, de esos derechos se dice
que se declaran y se reconocen -no que se otorgan o se conceden- por las leyes positivas.
Tanto las declaraciones antiguas y modernas (Declaración de derechos de Virginia, 1776;
Declaración de Independencia de EE.UU, 1776; Declaración de los derechos del hombre
y del ciudadano, 1789...), como los documentos internacionales de nuestra época
(Declaración americana de los derechos y deberes del hombre, 1948; Declaración
Universal de los Derechos Humanos, 1948; Convenio Europeo para la protección de los
derechos humanos y de las libertades fundamentales, 1950; Pacto internacional de
derechos económicos y políticos, 1966; Convención Americana de Derechos Humanos,
1969...) confirman que la noción de derechos humanos expresa unos derechos
preexistentes a las leyes positivas, cuya contravención genera injusticia.
Esta nota de preexistencia de los derechos humanos debe afectar tanto al concepto del
Derecho, como a la comprensión del fenómeno jurídico como natural, como a la propia
noción de persona en el uso de la doctrina jurídica.
A) AL CONCEPTO DEL DERECHO
Más que aplicar a los derechos humanos un concepto previo de Derecho, el propio
concepto de Derecho debe ser elaborado desde la existencia de esos derechos
humanos preexistentes.
Sólo podrán oponerse a esto quienes consideren que los derechos humanos no son
propiamente derechos, sino postulados políticos, exigencias sociológicas, etc. Eso
mismo les llevará a negar la preexistencia de los derechos humanos, y a establecer que
sólo la ley positiva es verdadero derecho, origen de genuinos derechos de los sujetos.
Pero eso mismo también niega la existencia de los derechos humanos.
Este planteamiento es propio de los planteamientos positivistas, hoy generalizados,
pero que choca con la tradición iusnaturalista, que, durante veinticuatro siglos, y aún

15
En Escritos de Derecho Natural, EUNSA, 1986, págs. 425-446, que seguiremos; también en Persona y
Derecho, IX, 1982, págs. 243-256.

6
hoy en día, no cuestiona la posibilidad de verdaderos derechos preexistentes a la ley
positiva.
Para el profesor HERVADA,
…negar que los derechos humanos sean verdaderos derechos porque son
preexistentes a la ley positiva es un apriorismo, esto es, procede de adoptar un
concepto de derecho elaborado sobre las leyes positivas (estatales o no) sin que los
derechos humanos hayan sido tomados en consideración16. Sólo si se admite una
noción de derecho, compatible con la existencia de un núcleo fundamental de
derecho distinto del derecho político, es posible una teoría de los derechos
humanos coherente con lo que quiere expresarse con ella; que la ley positiva no es
soberana frente al hombre, porque éste posee unos bienes jurídicos inherentes que
preexisten a la ley positiva y que son medida de la justicia o injusticia de la ley
positiva17.
B) A LA COMPRENSIÓN DEL FENÓMENO JURÍDICO COMO NATURAL
También la nota de preexistencia conlleva, para el profesor HERVADA, entender el
fenómeno jurídico como natural al hombre, en el sentido de que no se trata de algo
exclusiva y radicalmente cultural. Los derechos humanos no son productos meramente
culturales, sino que se enraízan en algo jurídico connatural al hombre: los atributos de
la persona humana, la dignidad inherente a la persona humana.
A la base de este planteamiento esta su convicción de que
…los derechos humanos no son el resultado de una ideología -como entienden una
serie de autores-, no son un invento del hombre, sino una realidad. El hecho
psicológico en cuya virtud los hombres y las sociedades admiten esos derechos
como anteriores a la ley positiva y al consenso social -tal como reflejan los
documentos estudiados y las reacciones normales de los hombres- no es una
reacción debida a factores meramente culturales, sino a dictados naturales de la
razón natural. En otras palabras, la idea de los derechos humanos como
preexistentes a los factores positivos es verdadera, porque obedece a una real
conformación del ser humano18.
C) A LA NOCIÓN DE PERSONA EN EL USO DE LA DOCTRINA JURÍDICA
También, la nota de preexistencia de los derechos humanos conlleva revisar la noción
de persona presente en el uso de la doctrina jurídica, de los jueces y tribunales. Este
suele atribuir dos notas a la noción de persona: a) la relación con el status social o rol

16
Op. cit., pág. 433.

17
Op. cit., pág. 434.

18
Op. cit., pág. 437.

7
social; b) la concesión legal del atributo de persona: es persona quien como tal es tenido
por la ley.
Ambas notas son superadas por la noción de los derechos humanos.
Con respecto a la primera, porque los atributos propios del ser humano los posee todo
hombre con independencia de cualquier condición. No se es persona, en sentido jurídico,
en virtud de alguna condición, sino por el mero hecho de ser hombre.
Con respecto a la segunda, porque es necesario mantener la preexistencia de la
personalidad jurídica con respecto a la ley positiva, para mantener la existencia de los
derechos humanos:
La personalidad jurídica debe reconocerse a todo ser humano independientemente
de su condición -también la de nacido o no nacido- y allí donde no se reconozca la
personalidad jurídica a un ser humano preexistente -cualquiera que sea su raza o
casta, haya nacido o no nacido, o cualquiera otra condición- se comete injusticia 19.
Por eso, para el profesor HERVADA estamos ante un reto que se plantea a los filósofos
del derecho sobre si existen o no los derechos humanos. Si se niega en el hombre un
núcleo jurídico inherente a su ser persona, se está negándolos en la práctica. Si no se
quiere negarlos en la práctica, no queda más remedio que renunciar a ver la ley positiva
como única fuente de los derechos.
D) CONCLUSIÓN
De ahí que extraiga la siguiente conclusión:
…las declaraciones y los pactos internacionales sobre derechos humanos expresan
una profunda realidad humana y aquella idea sobre los derechos humanos que
responde a su genuina naturaleza: derechos inherentes a todo ser humano,
fundados en su dignidad de persona. Por eso entiendo que la teoría de los derechos
humanos debe asentarse en estos postulados: a) los derechos humanos son
verdaderos derechos; b) estos derechos son preexistentes -y, en consecuencia,
independientes- de la ley positiva y del consenso social; c) estos derechos se fundan
en el hecho de que el hombre es persona, entendiendo por persona un ser dotado
de dignidad, dueño de sí y, en consecuencia, portador de unos bienes que son
derechos suyos. Los derechos humanos son una realidad -no una ideología-, y por lo
tanto corresponde a la filosofía del derecho dar una noción de derecho que se
acomode a esa realidad, no a la inversa20.
3. LOS DERECHOS HUMANOS COMO CONSECUENCIAS DE LOS PRINCIPIOS DE LA
RAZÓN PRÁCTICA (Robert P. GEORGE)

19
Op. cit., pág. 440.

20
Ob. cit., págs. 442-443.

8
En este apartado vamos a mostrar las tesis de la que se conoce como escuela analítica
del derecho natural.
Se trata de un grupo de estudiosos que conjugan los contenidos de la visión de Tomás
de Aquino sobre el derecho natural (iusnaturalismo tomista) con las exigencias de la
filosofía analítica o filosofía del lenguaje
Vamos a seguir la obra de Robert P. GEORGE Entre el derecho y la moral21.
A) UNA TEORÍA DEL BIEN DEL HOMBRE COMO PERSONA SOCIAL
En dicha obra, GEORGE señala22 el razonamiento por el cual junto al principio general de
la moral (“decidir y actuar de manera que nuestra acción sea compatible con una
voluntad tendente a la realización integral del hombre”) se encuentra el principio del
respeto por los derechos humanos:
i. Las teorías del Derecho natural son una visión crítica y reflexiva de los aspectos
fundamentales del bienestar y la realización personal de las personas humanas
y de las comunidades que éstas integran.
ii. Las proposiciones teóricas que nos señalan las facetas centrales del bien humano
dirigen –es decir, son de carácter prescriptivo- nuestra reflexión sobre qué hacer
y qué no hacer (razonamiento práctico); es decir, son o proporcionan razones
más que meramente instrumentales para la acción.
iii. Cuando estos principios fundamentales de reflexión práctica se consideran en
su conjunto –es decir, integralmente-, trazan una serie de normas que excluyen o
exigen determinadas alternativas de conducta en situaciones moralmente
relevantes.
iv. Las teorías del Derecho natural proponen identificar cuáles son estos
principios de acción correcta o principios morales, y especifican el primer
principio general de la moral: decidir y actuar de manera que nuestra acción sea
compatible con una voluntad tendente a la realización integral del hombre.23
v. Entre estos principios está el respeto por los derechos humanos que las
personas ostentan en virtud de su humanidad; derechos que, por un imperativo
de la justicia, los demás deben respetar y los gobiernos, dentro de lo posible,
proteger24.
Sin embargo, los autores iusnaturalistas, según GEORGE, conciben la realización
humana o el bien humano de manera heterogénea, es decir, considerando que existen
muchas dimensiones irreductibles del bien humano. Es decir, los seres humanos

21
GEORGE, Robert. P, Entre el Derecho y la Moral, Aranzadi, Pamplona, 2009.
22
Para facilitar la lectura, dividimos las proposiciones de la cita y las numeramos en romano.
23
El subrayado en negrita es nuestro. Se trata de un principio enunciado por John FINNIS, Joseph M.
BOYLE, Jr. y Germain GRISEZ en Nuclear Deterrence, Morality and Realism, Oxford University Press,
Oxford 1987, pp. 281-287.
24
Robert P. GEORGE, Op. cit., pp. 28-29.

9
tenemos una naturaleza común pero compleja: somos animales, dotados de
racionalidad; somos individuos, pero con capacidad de amistad y sociabilidad, con
capacidad de crear vínculos con los cuáles no sólo alcanzamos fines instrumentales, sino
sobre todo nuestra propia realización personal.
Ello le lleva a rechazar tanto:
a) el individualismo, porque no tiene en cuenta el valor intrínseco de la sociabilidad
humana;
b) el colectivismo, porque subordina la dignidad de los seres humanos a intereses de
unidades sociales mayores, como si fueran engranajes de una máquina.
Y en consecuencia para GEORGE las teorías de los derechos humanos tanto de los
individualistas como de los colectivistas ya que:
Se originan en importantes equivocaciones acerca de la naturaleza humana y el bien
humano, pues ninguna puede hacer justicia al concepto de persona humana: un
animal racional, locus de valor intrínseco, que como tal constituye un fin en sí
mismo que nunca puede ser legítimamente instrumentalizado para los fine de los
demás, pero cuyo bienestar incluye intrínsecamente las relaciones con otros y la
afiliación a comunidades formales e informales, en las que ostenta tanto derechos
como obligaciones y responsabilidades25.
B) DERECHOS, DIGNIDAD HUMANA Y PRINCIPIOS DE LA RAZÓN PRÁCTICA
Para GEORGE la presentación de los derechos humanos como “inherentes a nuestra
naturaleza” es una metáfora que se usa con frecuencia, pero que confunde más que
aclara. Para él es mejor vincularlos con la razón práctica:
Solamente habrá derechos humanos si existen principios de la razón práctica que
dirijan nuestra conducta hacia el respeto por el bienestar y la dignidad de las
personas cuyos intereses legítimos podrían verse afectados por lo que hacemos.
Creo con firmeza que tales principios existen, y que no puede hacerse caso omiso
de ellos por consideraciones de utilidad.26
En un debate con teorías de justificación de los derechos, y siguiendo a John Finnis27,
supone rechazar:
- Las TEORÍAS UTILITARISTAS, que subordinan los derechos a la obtención del
placer por el mayor número de personas (pudiendo descartar del bienestar a
algunos).
- Las TEORÍAS CONSECUENCIALISTAS, que aceptan cómo buenas las acciones
que traen más consecuencias positivas que negativas, aunque se tenga que
sacrificar la dignidad de una o algunas personas.

25
Ibídem, p. 30.
26
Ibídem, p. 31.
27
John FINNIS, Fundamental of Ethics (1983), Oxford, Washington DC. Oxford University Press, cap. 4.

10
- Las TEORÍAS AGREGATIVAS, que consideran que los derechos sólo expresan
preferencias individuales, por lo que sólo obtendrán defensa aquellos derechos
que obtengan fuerza agregativa según los procedimientos democráticos.

Las tres se desvían del principio kantiano de dignidad de tratar a las personas como
fines, nunca como medios.
Ello lleva a GEORGE a reconocer que el entendimiento de los derechos humanos desde
la perspectiva del Derecho natural está relacionado con una concepción particular de la
dignidad humana, por la que:
…las capacidades humanas naturales de razón y libertad son el fundamento de la
dignidad protegida por los derechos humanos. Los bienes básicos de la naturaleza
humana son los bienes de una criatura racional que, salvo que esté impedida para
hacerlo o que otro se lo impida, desarrollará y ejercerá naturalmente capacidades
para la deliberación, el juicio y la decisión28.
Para GEORGE estas capacidades son semejantes a los atributos divinos, aunque de una
manera limitada. Desde una perspectiva teológica, constituyen una participación
restringida pero real del poder de Dios, consecuencia de que el hombre sea imagen de
Dios.
Y apunta que se crea o no en un Dios personal, no puede dejar de reconocerse que los
seres humanos poseemos un poder que tradicionalmente se ha asociado a la divinidad;
el poder de ser un causante no causado, capaz de causar productos de la razón y de la
libertad humanas, capaz de producir frutos de la deliberación, el juicio y la decisión.
De ello deduce que:
Podríamos pararnos a considerar si es posible que unos seres capaces de tales
poderes creativos existan sin una fuente y un fundamento divinos de su ser; pero lo
que no creo que tenga sentido es discutir si los seres cuya naturaleza consiste en
desarrollar y ejercer estas capacidades carecen de dignidad y de derechos, y, por
tanto, pueden ser tratados como meros objetos, instrumentos o propiedades29.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS DE LA PRIMERA PARTE
BALLESTEROS, J. (1982). Derechos humanos: ontología versus reduccionismo.
Persona y Derecho, 293-242.
BALLESTEROS, J. (2003). ¿Derechos? ¿Humanos? Persona y Derecho, Vol. 48, 27-45.
BALLESTEROS, J. (2021). Domeñar las finanzas, cuidar la naturaleza. Valencia: Tirant
Humanidades.

28
Ibídem, p. 34.
29
Ibídem, p. 35.

11
FINNIS, J. (1983). Fundamental of Ethics. Oxford, Washington: Oxford University
Press.
FINNIS, J., BOYLE, J., & GRISEZ, G. (1987). Nuclear Deterrence, Morality and Realism.
Oxford: Clarendon Press.

GEORGE, R. P. (2009). Entre el Derecho y la Moral. Pamplona: Aranzadi.


HERVADA, J. (1986). Problemas que una nota esencial de los derechos humanos
plantea a la filosofía del Derecho. En J. HERVADA, Escritos de Drecho Natural
(págs. 425-446). Pamplona : Eunsa.
MARCEL, G. (1964). La Dignité humaine et ses assises existentielles, Paris, Aubier-
Montaigne
MARITAIN, J. (1976). Introducción. En Carr, Los derechos del hombre (págs. 19-32).
Barcelona : Laia.
MARITAIN, J. (1983). El hombre y el Estado. Madrid: Encuentro.

12
SEGUNDA PARTE: RELATIVISMO, POSITIVISMO, HISTORICISMO,
DUALISMO, LIBERALISMO POLÍTICO

OBJETIVOS DE LA SEGUNDA PARTE:


1. Comprender y valorar la relación entre teorías relativistas de los derechos humanos
y fundamentación positivista de los mismos.
2. Comprender y valorar la relación entre teorías historicistas y la fundamentación de
los derechos humanos.
3. Comprender y valorar el sentido de las teorías dualistas como un intento de superar
el antagonismo entre iusnaturalismo y positivismo.
4. Comprender y valorar la postura del liberalismo político de John RAWLS como
propuesta sobre los derechos humanos como “ius gentium”.
5. Comprender y valorar las posturas filosóficas críticas con respecto a la existencia y
fundamentación de los derechos humanos.
INTRODUCCIÓN
Todas las teorías que se estudian en este tema comparten una misma premisa:
rechazan una fundamentación antropológica los derechos humanos.
Al hacerlo así o bien se proponen justificar los derechos humanos desde un punto de
vista meramente jurídico como un instrumento útil para conseguir algunos objetivos
(teorías positivistas), o bien son teorías críticas sobre la existencia y el fundamento
de los derechos humanos.
Responden por tanto a una aproximación política a los derechos humanos:
- favorable (son principios que resulta necesario reconocer por motivos
políticos o revolucionarios) complementaria con una aproximación jurídica
formalista (conviene que ese reconocimiento se haga con un lenguaje jurídico
adecuado);
- negativa (son principios políticamente contrarrevolucionarios que conviene
desenmascarar) complementaria con una aproximación jurídica crítica (el
jurista debe desenmascararlos y aplicar otros principios que los superen o los
corrijan).

A la hora de exponer las distintas posturas seguimos al profesor EZCURDIA


LAVIGNE 30,

30
Curso de Derecho Natural. Perspectivas iusnaturalistas de los derechos humanos (Parte General), Ed.
Reus, Madrid, 1987, págs. 50 y ss.

13
5. LA FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DESDE LAS TEORÍAS
RELATIVISTAS
La más destacada de las teorías relativistas es la de Norberto BOBBIO (1909-2004). Su
argumentación descansa en dos premisas fundamentales:
1ª) La tarea de justificación de los derechos humanos carece de verdadero interés.
1.1 Desde un punto de vista teórico porque se trata de una cuestión resuelta a partir
del consenso sobre su validez que condujo hasta la Declaración Universal de los
Derechos Humanos:
En efecto, se puede decir que el problema del fundamento de los derechos
humanos ha tenido su solución en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de
diciembre de 1948 31.
1.2 Desde un punto de vista práctico porque:
…el problema que se nos presenta, en efecto, no es filosófico, sino jurídico y, en
sentido más amplio, político. No se trata tanto de saber cuáles y cuántos son
estos derechos, cuál es su naturaleza y su fundamento, si son derechos naturales
o históricos, absolutos o relativos, sino cuál es el modo más seguro para
garantizarlos, para impedir que, a pesar de las declaraciones solemnes sean
continuamente inválidos 32.
2ª) La profunda convicción de Norberto BOBBIO acerca de la imposibilidad de
encontrar un fundamento único a estos derechos:
No se trata de encontrar el fundamento -proeza gloriosa, pero desesperada-; se
trata de encontrar los diversos fundamentos posibles… No obstante, de todas
maneras, esta búsqueda de los fundamentos posibles -hazaña legítima y no
condenada a la esterilidad como la otra- no tendrá ninguna importancia si no está
acompañada del estudio de las condiciones, de los medios y de las situaciones,
donde tal derecho o tal otro pueda ser realizado. Ese estudio es la tarea de las
ciencias históricas y sociales. El problema filosófico de los derechos del hombre
no puede ser disociado del estudio de los problemas históricos, sociales,
económicos, psicológicos inherentes a su ejecución. 33
Para llegar a estas conclusiones, BOBBIO se basa en cuatro razones principales:
i) la vaguedad de las definiciones y del mismo concepto de los «derechos del
hombre», así como de sus interpretaciones;

31
BOBBIO, N, “Presente y porvenir de los derechos humanos”, ADH (Anuario de Derechos Humanos),
1981, 10. También en BOBBIO, 2001.
32
Ibídem, 9.
33
BOBBIO, N. “Le fondement des droits de l’homme”, Actes des entretiens de L’Aquila (14-19
septiembre 1974), Institut International de Philosophie, La Nuova Italia, Firenza (1966), 9.

14
ii) la variabilidad histórica de esos derechos;
iii) la heterogeneidad de los derechos, que en ocasiones provoca incluso la
incompatibilidad en su respectivo ejercicio (p. ej. Entre el derecho de
propiedad y los derechos sociales que la limitan);
iv) la distinción de los derechos recogidos por las Declaraciones: unos
consisten en libertades que comportan obligaciones y otros suponen poderes
que exigen conductas positivas que facilitan su ejercicio.
La postura de BOBBIO merece dos comentarios críticos:
a) por un lado, centra su argumentación más en la aplicación práctica de los derechos
que en su estricta fundamentación, produciéndose un desplazamiento de las
intenciones: de la coherencia teórica a la aplicación práctica;
b) por otro, si se limitase a enunciar la dificultad de encontrar un fundamento único y
dejase abierta la posibilidad de diálogo para encontrarlo su postura sería más riguroso
y estaría abierta a una fundamentación intercultural de los derechos humanos. Pero
su opción es excesivamente racionalista y en cierto modo incoherente pues afirma
más allá de lo que puede afirmar.
6. LA FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DESDE LAS TEORÍAS
HISTORICISTAS. LA TEORÍA DE LAS NECESIDADES
Pueden ser consideradas como una variedad de las teorías relativistas. Fundan los
derechos humanos en las necesidades humanas y en las posibilidades de satisfacerlas
dentro de la sociedad.
Con ello los derechos pierden la nota de la universalidad y todas las otras notas
derivadas de su conexión con la naturaleza del ser humano, para convertirse ellos
mismos en esencialmente históricos, y, por tanto, variables y relativos, resultantes del
devenir histórico y de la evolución de la sociedad. Y así consideran que los derechos
humanos se adquieren y no se reciben y la lucha constante por su realización los hace
deudores del proceso histórico, no son estáticos, sino que están en constante
evolución. A diferencia de la visión iusnaturalista que incluye la historicidad como una
nota propia de la naturaleza humana (véase en el tema 2, apartado 2.2 las tesis de
Javier HERVADA), aquí hay “historia sin naturaleza”, lo cual es contradictorio con
respecto a la antropología humana.
El autor más emblemático de esta posición fue el filósofo italiano Benedetto CROCE
(1866-1952), que proponía abandonar la consideración tradicional de los «derechos
universales del hombre», para entenderlos, a lo más, como «derechos del hombre en
la historia», y explicaba que:
Esto equivale a decir que los derechos son aceptados como tales para hombres
de una época particular. No se trata, por consiguiente, de demandas eternas, sino

15
sólo de derechos históricos, manifestaciones de las necesidades de tal o cual
época, e intentos de satisfacer dichas necesidades 34.
Para esta postura, en definitiva, los derechos humanos sólo expresan el triunfo de
una determinada ideología, la liberal, frente a la totalitaria-autoritaria. Por tanto, no
tiene sentido predicar una comprensión de los mismos más allá de la confrontación
política.
Un intento de recuperar algún elemento permanente, algo que permita juzgar el
devenir de los acontecimientos, dentro de la corriente historicistas ha sido la TEORÍA
DE LAS NECESIDADES BÁSICAS, como la desarrollada por Mª José Añón 35. Esta teoría
pretende iluminar la relación entre derechos humanos y necesidades básicas,
precisando ambos términos de la relación.
i) …una necesidad es una situación o estado siempre predicado de una persona
y que tiene un carácter insoslayable para ella… inescapable. Esto es, aquellas
situaciones o estados que constituyen una privación de aquello que es básico e
imprescindible y que, en consecuencia, nos pone directamente en relación con la
noción de daño, privación o sufrimiento grave para la persona… una
“degeneración” permanente de la calidad de la vida humana que se mantendrá
en tanto no se obtenga una satisfacción 36.
ii) Las necesidades… representan uno de los núcleos materiales que pueden
esgrimirse como límite a las decisiones que comprometen o ponen en cuestión la
realización de derechos… de lo que se trata es de elevar a la categoría de
derechos la racionalización de condiciones de vida, aquellas que de no ser
tomadas en consideración y articuladas adecuadamente desproveen de
contenido la misma condición humana 37.
Le teoría de las necesidades humanas plantea una búsqueda loable de parámetros de
objetivación que permitan concretar la medida de satisfacción objetiva que permita
justificar los derechos humanos. Sin embargo, dado que el ser humano no sólo tiene
necesidades, sino que mediante su trabajo las va satisfaciendo esta visión ha sido
progresivamente complementada por las teorías de las capacidades, dependientes
de una determinada visión del desarrollo. Lo abordaremos en el apartado del
liberalismo político.
7. LA POSICIÓN DE LAS TEORÍAS POSITIVISTAS CON RESPECTO A LA
FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
El punto de partida del positivismo jurídico en su versión más voluntarista es la
siguiente: la juridicidad o el campo de lo jurídico se identifica con el concepto de

34
CROCE, B., “Los derechos del hombre y la situación histórica presente”, Carr E. H. et alii. Los derechos
del hombre, Laia, Barcelona, 1976, 143-144.
35
AÑÓN, M.J., Necesidades y derechos. Un ensayo de fundamentación, Madrid, C.E.C., 1995.
36
Ibídem, pp. 251-252.
37
Ibídem, p. 268.

16
Derecho positivo, sin que quepa admitir un Derecho ni unas normas, objetivamente
válidas, anteriores o superiores a aquél.
Por lo que se refiere, entonces, a los derechos humanos su fundamento último
radicará en el ámbito del poder y de la voluntad soberana del Estado,
independientemente de su contenido interno. Así lo explicaba Gregorio PECES-
BARBA:
De acuerdo con esta tesis, cualquier contenido normativo podría pasar por
Derecho de los derechos fundamentales con tal de que el Poder que respalda el
Derecho así lo afirmase. Por ejemplo, se podría sostener que una hipotética
norma jurídica en el período nazi, en Alemania, que otorgase a los ciudadanos de
raza aria la facultad de exterminar directamente a los judíos sin tener que pasar
por los órganos del Estado o del Partido y, por supuesto, sin que eso fuera
constitutivo de delito, era un derecho fundamental de los ciudadanos
alemanes. 38
La traducción práctica de esta postura es:
i) los derechos humanos sólo son derechos en cuanto resulten reconocidos
por el ordenamiento legal, y respaldados por la tutela judicial del Estado;
ii) las Declaraciones de derechos humanos no son ya simples, aunque
especialmente solemnes ratificaciones de unas exigencias o principios
directivos emanados de la naturaleza del hombre, sino que, en cuanto derecho
positivo, son instrumentos realmente constitutivos de tales derechos. Su
positivación supone una condición para el desarrollo de las técnicas de
protección de los derechos fundamentales, que son las que en definitiva
definen su contenido y son causa eficiente de su nacimiento y vida.
iii) Con anterioridad a la positivación podrán reconocerse expectativas de
derecho o postulados de justicia, pero nunca derechos.
La postura positivista no excluye, pues, necesariamente, unos contenidos previos a
los que la sociedad preste algún género de consenso; ni tampoco desconoce unos
postulados, deseables, de justicia. Pero nada de ello, antes de su cristalización en
normas positivas a través del Poder, constituye Derecho.
Por ello los derechos humanos, en base a un modelo positivista, quedan devaluados.
Tan sólo tienen sentido como “autolimitaciones” por el propio Estado de sus
potestades. Más que derechos del hombre o de la persona, aparecen como derechos
del individuo como miembro del Estado.
8. LOS INTENTOS DE SUPERACIÓN DEL ANTAGONISMO IUSNATURALISMO
POSITIVISMO: LA TEORÍA DUALISTA. LAS TEORÍAS DE LOS DERECHOS MORALES

38
PECES-BARBA, G., Derechos fundamentales, Biblioteca Universitaria Guadiana, 1976, p. 30.

17
Un intento muy destacado dentro de la filosofía del derecho en España por superar la
dialéctica entre iusnaturalismo y positivismo ha sido la llamada “teoría dualista”.
Se trata de la posición del profesor Gregorio PECES-BARBA, para quien, desde un
principio, los modelos iusnaturalistas y voluntaristas positivistas son rechazables por
su carácter unilateral e insuficiente:
Los derechos fundamentales no son Derecho, si son sólo valores, sin incorporar
al Derecho positivo como pretenden los iusnaturalistas, ni es tampoco derecho
fundamental cualquier Derecho válido, sea cual sea su contenido, como
pretenden los positivistas-voluntaristas 39.
Para superar tal dialéctica distingue Peces-Barca dos momentos de estudio de los
derechos humanos, y ésta es su aportación capital: el de los valores humanos, y el de
la voluntad de poder, que corresponden respectivamente a dos niveles también
distintos, el de la Filosofía de los derechos fundamentales, y el del Derecho de los
derechos fundamentales.
El primer nivel supone criticar el simplismo del positivismo voluntarista: los derechos
humanos reflejan los valores sociales, y hay que estudiarlos tanto desde la situación
social, política, económica, y cultural de cada momento, como desde la perspectiva
del pensamiento político y filosófico. Esto es lo que estudia la Filosofía de los
derechos del hombre.
Pero los derechos fundamentales todavía no son derechos si no acceden al nivel
normativo: esta es su crítica al iusnaturalismo. Sin reconocimiento de los derechos en
el orden jurídico interno, o mediante la adhesión a un convenio internacional que los
proteja, tales derechos no son alegables ante los tribunales, luego no son jurídicos.
Con la positivización de los mismos comienza el Derecho de los derechos
fundamentales.
Sin embargo, esta división del estudio de los derechos humanos de resuelve
verdaderamente el problema:
i) si un ordenamiento jurídico injusto no reconoce un derecho humano, éste derecho
humano no deja de serlo por ello. Si PECES-BARBA niega esta expresión, su visión es
puramente positivista.
ii) por lo tanto, la Filosofía de los derechos del hombre no puede limitarse a ser una
“fase previa” a la positivación del derecho, sino también una crítica intelectualmente
libre y no dependiente de la positivación de los derechos.
Posturas cercanas a esta teoría dualista es la TEORÍA DE LOS DERECHOS MORALES
del profesor Eusebio FERNÁNDEZ, en la medida en que sigue considerando que los
derechos morales son exigencias éticas que sólo son plenamente Derechos humanos

39
Ibídem, p. 33.

18
cuando se incorporan al derecho positivo. Sin embargo, sí estaría dispuesto a
reconocer aspectos que PECES-BARBA no reconocía como:
i) que puede haber derechos fundamentales que no son incorporados al Derecho
positivo y que siguen siendo tales: objeción de conciencia, desobediencia civil o
derechos de las minorías;
ii) que los derechos morales una vez positivizados siguen expresando valores,
exigencias éticas;
iii) que los derechos morales piden seguir estando abiertos a nuevas exigencias
históricas.
La postura de Eusebio FERNÁNDEZ se aproxima a la iusnaturalista en su modo de
concebir los derechos naturales, pero se aleja de ella al no incluir como un elemento
fundamental de la misma, como es el de la reflexión ontológica o la reflexión sobre la
razonabilidad práctica.
9. TEORÍA DEL LIBERALISMO POLÍTICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
En los últimos años del siglo XX y con vigencia en la actualidad se ha desarrollado una
teoría de los derechos humanos en el seno del liberalismo político, con amplitud en el
planteamiento de posturas y capacidad de debate, incluyendo la revisión de los
principios que han acompañado tradicionalmente a las posturas liberales.
Un reflejo de esta revisión y actualización de la postura liberal en los años 90 del
pasado siglo es la obra De los derechos humanos 40, obra colectiva en la que se vierten
artículos de destacados filósofos morales y políticos de nuestros días, como John
RAWLS, Richard RORTY, Jean-François LYOTARD, Agnes HELLER o John ELSTER. Se
trata del texto que recoge las conferencias de Oxford Amnesty de 1993, organizadas
en pro de Amnistía Internacional, organización internacional que vigila especialmente
la práctica de los gobiernos para que no se cometan quebrantamientos abusos en
contra de los derechos de los ciudadanos.
De estos puntos de vista destacamos:
A) LA VISIÓN IDEOLÓGICA DE QUE SÓLO EL LIBERALISMO POLÍTICO GARANTIZA
ADECUADAMENTE LOS DERECHOS HUMANOS.
Esta idea, presente en casi todos los autores, está especialmente desarrollada por
Steven LUKES 41, quien considera innecesarios los derechos humanos para:
- Quienes sostienen posturas utilitaristas, que LUKES sitúa en el país de
Utilitaria, pues la utilidad pasaría en muchos casos por encima de los derechos

40
Stephen Shute y Susan Hurley (eds.), De los derechos humanos, Trotta, 1998. [tít. orig.: On Human
Rights. The Oxford Amnesty Lectures, Basic Books, 1993. Trad.: Hernando Valencia Vila].

41
«Cinco fábulas sobre los derechos humanos», en Stephen Shute y Susan Hurley, Op. cit., págs. 29-46.

19
humanos de las personas concretas. Jeremy BENTHAM, fundador del
utilitarismo ya señaló que no existe ningún derecho que cuando su abolición
sea provechosa para la humanidad no deba ser abolido.
- Quienes sostienen posturas comunitaristas que LUKES sitúa en el país de
Comunitaria, porque las comunidades homogéneas anulan el sentido de las
reivindicaciones individuales. Además, los comunitaristas siempre han
rechazado estos derechos debido a su abstracción de las formas de vida
locales, concretas, vivas, reales (p. ej. Alasdair MACINTYRE)
- Quienes defienden posturas colectivistas-marxistas, situados en Proletaria
porque reducen los conflictos sociales a la solución económica de los
problemas, careciendo de perspectiva de las necesidades de los individuos.
Para MARX hablar de derechos es un “absurdo ideológico” y una “basura
verbal obsoleta” por dos razones: a) tienden a ablandar los corazones en el
calor de la lucha de clases: la cuestión era ganar, no sentir simpatía por los
enemigos de clase; b) son anacrónicos: sólo aparecen necesarios antes de la
transformación del mundo por la revolución comunista y la instauración de la
dictadura del proletariado.

Desde estas tres constataciones LUKES refuerza la idea de que los derechos
humanos han de tener tres características:
a) frente al utilitarismo, son constricciones a la búsqueda de lo que se considera
“ventajoso” para la sociedad;
b) frente al comunitarismo, invocan cierto tipo de abstracción con respecto a las
prácticas específicas y socialmente locales;
c) frente al marxismo, presuponen una serie de hechos existenciales permanentes
sobre la condición humana: malevolencia y crueldad de otros; escasez de
recursos; prioridad a los propios intereses y a los de los próximos; racionalidad
imperfecta en la búsqueda de objetivos; falta de convergencia espontánea en lo
que se entienda por vida valiosa.
Ni siquiera un liberalismo de corte anarquista sería garantía de los derechos humanos,
lo que LUKES llama el país de Libertaria, pues otorgaría únicamente libertades
formales y eso supone no tomar suficientemente en serio los derechos humanos por
dos razones: a) no se respeta por igual a los titulares de estos derechos: “los que
duermen bajo los puentes tienen los mismos derechos que los que no lo hacen”
(Anatole France), es decir, no se combate la exclusión social; b) no se sale del punto
de vista estrechamente egoísta de que los individuos sólo deben avanzar por su
propio interés o, como mucho, por el de su familia.
Sólo un liberalismo político igualitario confiere pleno sentido a la lucha por los
derechos humanos. Es lo que LUKES propone para el país de Egalitaria:

20
Egalitaria es una sociedad de un solo status, en el sentido de que se trata a
todos los egalitarios como si tuvieran el mismo valor: el bienestar y la libertad
de una persona tiene el mismo valor que los de cualquier otra. Las libertades
básicas, el imperio de la ley, la tolerancia, la igualdad de oportunidades, están
garantizados constitucionalmente; pero también son realizados gracias al
compromiso de los egalitarios de que las condiciones de vida de todo el mundo
sean tales que estos derechos iguales tengan el mismo valor para sus
titulares 42.
En Egalitaria, por tanto, se siguen las ideas de John RAWLS tanto en la Teoría de la
Justicia como en el Liberalismo Político, que veremos más adelante en este tema.
Con respecto a la consideración de los derechos humanos en Egalitaria, LUKES señala
algunas consideraciones importantes:
i) La lista de los derechos debería mantenerse razonablemente corta y
razonablemente abstracta;
ii) Debería incluir:
- Los derechos civiles y políticos básicos.
- El imperio de la ley.
- La libertad de expresión y asociación.
- La igualdad de oportunidades.
- El derecho a un nivel básico de bienestar material.

iii) Sólo con estos derechos se tiene una posibilidad de asegurarse el consenso.
Valoración de la tesis de LUKES:
- Sitúa al liberalismo político en el debate entre las diversas teorías políticas
rivales.
- Matiza el discurso liberal con consideraciones de igualdad.
- No integra consideraciones de tipo antropológico o cultural.
- Pasa de presuponer un “egoísmo estrecho” a un “egoísmo racional”, pero no
considera que los seres humanos podamos comportarnos de manera más
altruista o generosa.

B) LA FUNDAMENTACIÓN SENTIMENTAL DE LA CULTURA DE LOS DERECHOS


HUMANOS.
Para Richard RORTY 43 (1931-2007) el liberalismo político suministra la única
fundamentación posible de los derechos humanos que no puede ser metafísica, ni
racional. Dada la urgencia que plantean sus reivindicaciones, sólo una adecuada

42
Ibíd., p. 41.
43
«Derechos humanos, racionalidad y sentimentalidad», en Stephen Shute y Susan Hurley, Op. cit., págs.
117-136.

21
educación sentimental sobre el sentido de los mismos puede hacer de los derechos
humanos agentes eficaces.
Profesor de Humanidades en la Universidad de Virginia desarrolla una filosofía con
conclusiones escépticas, que articula en su obra La filosofía y el espejo de la
naturaleza 44.
RORTY ataca la idea misma de un razonamiento de fundamentación en materia de
derechos humanos. En su ensayo “The Priority of Democracy to Philosophy”45
sostiene que ninguna filosofía política sustenta la cultura pública explícita del Estado
liberal, salvo el fundamento superficial que el consenso entrecruzado de RAWLS
parece suministrar. Lo único que existe es la cultura pública misma.
En otra obra suya, Contingencia, ironía y solidaridad 46 RORTY va más allá y sostiene
que la tarea de descifrar la tradición liberal es más propia del artista que del filósofo.
En «Derechos humanos, racionalidad y sentimentalidad», explica por qué no está bien
orientada la búsqueda de un fundamento de los derechos humanos en hechos
relativos a la naturaleza de los seres humanos o de la racionalidad. Con frecuencia las
víctimas de las violaciones de los derechos humanos no son vistas como humanos. La
respuesta filosófica tradicional a tal miopía ha sido argumentar acertadamente acerca
de la esencia de la humanidad. RORTY desdeña este enfoque por desfasado.
Considera que la cultura de los derechos humanos como un nuevo hecho acerca del
mundo, que no necesita de ningún fundamento en el saber moral o en el
conocimiento de la naturaleza humana. Respeta el proyecto de RAWLS, pero
considera que es algo totalmente distinto de buscar conocimiento para una
justificación del fundamento de aquellas instituciones.
Su idea central es que la cultura de los derechos humanos debe más al progreso de la
educación sentimental, que ha sido posible por el placer y la seguridad, que a
cualquier avance del conocimiento moral: los que pueden manipular los sentimientos
y el poder realizan el trabajo real de ampliar las concepciones de lo que es
propiamente humano.
Alega que su argumentación es pragmática, no metaética o metafísica. La búsqueda
del conocimiento de la naturaleza humana es mucho menos efectiva para el
desarrollo de la cultura de los derechos humanos que la narrativa sentimental, la cual
elige similitudes pequeñas, detalladas y superficiales. Argumenta de la fuerza de la
razón no favorece argumentos de simpatía y mutuo reconocimiento.
Por ello pone su esperanza de progreso adicional en la cultura de los derechos
humanos en:

44
RORTY, R. (1989). La filosofía y el espejo de la naturaleza. Madrid: Cátedra.

45
R. RORTY, “The Priority of Democracy to Philosophy”, en Objectivity, Relativism and Thruth:
Philosophical Papers, vol. I, Cambridge University Press, Cambridge, 1991.
46
R. RORTY , Contingencia, ironía y solidaridad, Paidós, Barcelona, 1991.

22
- Las historias sentimentales.
- La amistad.
- Los matrimonios mixtos.
- La forma en que criamos a nuestros hijos.

En definitiva, en el progreso continuo de la educación sentimental.


VALORACIÓN
El mayor problema de las tesis de RORTY es haber echado la toalla sobre las
posibilidades de éxito de una cultura filosófica de los derechos humanos, y haberla
redujo sólo a su dimensión sentimental. Si se recupera esta dimensión sentimental sin
prescindir de los debates interculturales sobre la naturaleza humana, la razón práctica
o el sentido de la dignidad humana, sin duda será un escenario más sólido.
C) LOS DERECHOS HUMANOS EXPRESAN EL IUS GENTIUM, UNA DE LAS
CONDICIONES PARA LA LEGITIMACIÓN DE LA ACTUACIÓN DE LOS GOBIERNOS
ACTUALES.
Se trata de la propuesta de John RAWLS, ya aparecida en su obra El liberalismo
político 47, y que ahora desarrolla en el artículo «El derecho de gentes» 48 .
El ius gentium o derecho de gentes plantea las exigencias de justicia entre los pueblos.
RAWLS recurre a esta expresión propia del iusnaturalismo para extender los criterios
de la "justicia como equidad" a la sociedad internacional. Y señala.
… creo que los principios de justicia entre pueblos libres y democráticos incluirán
ciertos postulados familiares reconocidos desde hace largo tiempo como
integrantes del derecho de gentes, entre ellos los siguientes:
1) los pueblos (organizados por sus gobiernos) son libres e independientes y su
libertad e independencia han de ser respetadas por los otros pueblos;
2) los pueblos son iguales en tanto partes de sus propios convenios;
3) los pueblos tienen el derecho a la legítima defensa pero no el derecho a la
guerra;
4) los pueblos tienen un deber de no intervención;
5) los pueblos deben cumplir los tratados y acuerdos;
6) los pueblos deben respetar ciertas tradiciones específicas en la conducción de
la guerra (siempre que ella se libre en legítima defensa);

47
John RAWLS, El liberalismo político, Crítica-Grijalbo-Mondadori, 1996.

48
John RAWLS, «El derecho de gentes», en Stephen Shute y Susan Hurley, cit., págs. 47-86.

23
7) los pueblos deben respetar los derechos humanos. 49
Ello le lleva a RAWLS a elevar el sentido de los derechos humanos. En efecto, «los
derechos humanos fundamentales expresan un patrón mínimo de instituciones políticas
bien ordenadas para todos los pueblos que pertenecen, como miembros de buena fe, a
una justa sociedad política de los pueblos» 50, por lo que son «una categoría especial de
derechos, diseñada para jugar un papel especial en un razonable derecho de gentes en
la época presente»51 .
La repercusión para la práctica jurídica es significativa: para RAWLS es claro que no se
pueden reducir los derechos humanos a derechos fundamentales propios de un
ordenamiento jurídico positivo, sino que tienen sus funciones propias:
Los derechos humanos difieren entonces de los derechos constitucionales o de
los derechos de la ciudadanía democrática o de otras clases de derechos
pertenecientes a ciertos tipos de instituciones políticas tanto individualistas
como asociacionistas. Constituyen una categoría especial de derechos de
aplicación universal, difícilmente controvertibles en su intención general. Son
una parte de un razonable derecho de gentes y fijan límites a las instituciones
domésticas exigidas por ese derecho a todos los pueblos. En este sentido,
establecen la última frontera del derecho doméstico admisible en sociedades
integrantes de buena fe de una justa sociedad de los pueblos. Los derechos
humanos tienen estas tres funciones:
1) Son una condición necesaria de la legitimidad del régimen y de la
decencia de su orden jurídico.
2) Cuando cooperan correctamente, resultan eficientes para excluir la
justificada intervención de otros pueblos, mediante sanciones económicas, o, en
casos graves, la fuerza militar.
3) Fijan un límite al pluralismo entre los pueblos.52
Valorando la propuesta del liberalismo político de RAWLS se puede considerar
que:
a) tiene el innegable valor de recuperar la especificidad y urgencia de aplicación de
los derechos humanos como código ético-político-jurídico de todos los países;
b) pero privada de base metafísica o moral, no consigue fundamentar
adecuadamente ese derecho de gentes, más allá de la costumbre de los Estados en

49
John RAWLS, «El derecho de gentes», cit., pág. 59.

50
Op. cit., pág. 72.

51
Op. cit., pág. 74.

52
Op. cit., pág. 75.

24
su esfera de relaciones. Todo lo más, consigue la extensión de un credo político
particular de manera irremediablemente emotivista pero que no integra razones de
tipo antropológico e intercultural.
10.- TEORÍAS CRÍTICAS Y OPUESTAS A LA EXISTENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS.
A) LA NECESIDAD DE DIFERENCIAR LA CRÍTICA A LAS DECLARACIONES DE
DERECHOS LIBERALES DE LA CRÍTICA A LOS DERECHOS HUMANOS
La primera precisión que realizar es que no es lo mismo ser crítico con respecto a las
Declaraciones de derechos del hombre que se realizaron a partir del modelo de la
Revolución francesa de 1791, que negar la existencia de los derechos humanos.
En efecto, estas Declaraciones fueron corregidas por la historia constitucional
posterior, dando lugar a nuevas Declaraciones que acogieron los llamados derechos
de segunda generación, derechos económicos y sociales y derechos culturales.
Había por tanto motivos para oponerse a la misma por su carácter insuficiente,
reductivo, apegado a los intereses de la burguesía.
Y no sólo eso, sino que muchos de sus defensores lo hacían desde una ideología
deísta, opuesta a la legitimidad de las religiones reveladas, y atentatoria contra los
derechos de libertad religiosa efectiva.
Por eso, la Doctrina Social de la Iglesia no acogerá la doctrina de los derechos
humanos hasta que estos quedaron liberados de esas connotaciones reductivas. Y
eso se produjo con claridad en el siglo XX, sobre todo a partir de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
Pretender que las Declaraciones liberales de Derechos pudieran ser asumidas por
ellas mismas por la doctrina católica sin ese tamiz crítico es desconocer la importancia
del fundamento de los derechos naturales basados en la ley natural 53.
B) TEORÍAS NEGATIVAS
Son las que propiamente niegan la existencia de los derechos humanos por
considerarlos un artificio intelectual innecesario. Dentro de este tipo de teorías
podemos señalar:
B.1) El tomismo de Michel VILLEY (que los considera expresión de un subjetivismo
ajeno al realismo jurídico clásico) y la crítica comunitarista de Alasdair MACINTYRE
(que considera el fracaso político de la Ilustración y la vacuidad de su lenguaje sobre
los derechos humanos, y que considera igualmente imposible la conciliación de
Jacques Maritain entre derecho natural y derechos humanos).
VALORACIÓN.

53
Ese error pudo cometerse, a nuestro juicio, por el fallecido catedrático y uno de los padres de la
constitución española, Gregorio PECES-BARBA Martínez en su Curso de Derechos Fundamentales.
Teoría General (1995), Madrid: BOE-Universidad Carlos III, págs. 79-90.

25
1) A juicio del profesor de la asignatura una lectura completa del pensamiento de
Tomás de AQUINO y de sus comentaristas de la segunda escolástica hace inexactas
las apreciaciones de VILLEY: se puede apelar a un derecho subjetivo o una facultad
sobre la cosa que parta de la determinación de la cosa justa y no sea una concesión al
subjetivismo moderno´.
2) MACINTYRE hace una lectura de ruptura de la tradición tomista que tampoco se
compadece con la lectura rigurosa de la misma. Como mostraba el estudio del
profesor García López que consideramos en el tema 1, no existe contradicción entre
la metafísica tomista, su consideración de la ley natural y la derivación de derechos
naturales como expresión del derecho de gentes.
B.2) El escepticismo filosófico: que niega la dignidad de la persona humana como
dato diferencial del hombre y por tanto que se le deban reconocer derechos propios
e inalienables.
B.3) El socialismo totalitario marxista, que los considera una más entre las fórmulas
de la ideología liberal, y que no estaría dispuesto tampoco a considerar que pudieran
tener una dimensión ontológica, dado su materialismo histórico.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS DE LA SEGUNDA PARTE


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C.E.C.
BOBBIO, N. (1966). Le fondement des droits de l’homme. En I. I. Philosophie, Actes
des entretiens de L’Aquila (14-19 septiembre 1974. Firenza: La Nuova Italia.
BOBBIO, N. (2001). Presente y porvenir de los derechos humanos. Anuario de
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EZCURDIA LAVIGNE, J. A. (1987). Curso de Derecho Natural. Perspectivas
Iusnaturalistas de los Derechos Humanos (Parte General). Madrid: Reus.
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De los derechos humanos (págs. 29-46). Madrid: Trotta.
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