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Capítulo IV.

Naturaleza
1. Rubén Darío: “La canción de los pinos”
2. Juan Ramón Jiménez: “Octubre”
3. Jorge Guillén: “Rio”
4. Vicente Aleixandre: “Cantad, pájaros”
5. Federico García Lorca: “Romance de la
luna, luna”
6. Rafael Alberti: “Si mi voz…”
7. Pablo Neruda: “Oda al mar”
8. Juana de Ibarbourou: “Así es la rosa”

1. Rubén Darío : “La canción de


los pinos” Cuando en mis errantes pasos peregrinos
la Isla Dorada me ha dado un rincón
¡Oh, pinos, oh hermanos en tierra y ambiente,
do soñar mis sueños, encontré los pinos,
yo os amo! Sois dulces, sois buenos, sois
los pinos amados de mi corazón.
graves.
Diríase un árbol que piensa y que siente
Amados por tristes, por blandos, por bellos.
mimado de auroras, poetas y aves.
Por su aroma, aroma de una inmensa flor,
por su aire de monjes, sus largos cabellos,
Tocó vuestra frente la alada sandalia;
sus savias, ruidos y nidos de amor.
habéis sido mástil, proscenio, curul,
¡oh pinos solares, oh pinos de Italia,
¡Oh pinos antiguos que agitara el viento
bañados de gracia, de gloria, de azul!
de las epopeyas, amados del sol!
¡Oh líricos pinos del Renacimiento,
Sombríos, sin oro del sol, taciturnos,
y de los jardines del suelo español!
en medio de brumas glaciales y en
montañas de ensueños, ¡oh pinos nocturnos,
Los brazos eolios se mueven el paso
oh pinos del Norte, sois bellos también!
del aire violento que forma al pasar
ruidos de pluma, ruidos de raso,
Con gestos de estatuas, de mimos, de actores,
ruidos de agua y espumas de mar.
tendiendo a la dulce caricia del mar,
oh pinos de Nápoles, rodeados de flores,
¡Oh noche en que trajo tu mano, Destino,
oh pinos divinos, no os puedo olvidar!
aquella amargura que aún hoy es dolor! el mar las necesita.
La luna argentaba lo negro de un pino, Pero un frescor, errante,
y fui consolado por un ruiseñor. por el río extravía
voces enamoradas:
Románticos somos… ¿Quién que Es, no es piden, juran, recitan
romántico? ¡pulso de la corriente!
Aquel que no sienta ni amor ni dolor,
¡cómo late!: delira.
aquel que no sepa de beso y de cántico,
Bajo las aguas, cielos
que se ahorque de un pino: será lo mejor…
íntimos se deslizan.
Yo, no. Yo persisto. Pretéritas normas La corola del aire
confirman mi anhelo, mi ser, mi existir. profundo se ilumina.
¡Yo soy el amante de ensueños y formas Van más enamoradas
que viene de lejos y va al porvenir las voces. Van, ansían.
Yo quisiera, quisiera...
2. Juan Ramón Jiménez: “Octubre” Todo el río suspira.
Estaba echado yo en la tierra, enfrente
el infinito campo de Castilla, 5. Vicente Aleixandre: “Cantad,
que el otoño envolvía en la amarilla pájaros”
dulzura de su claro sol poniente. Pájaros, las caricias de vuestras alas puras
no me podrán quitar la entristecida
Lento, el arado, paralelamente memoria. ¡Qué clara pasión de un labio
abría el haza oscura, y la sencilla dice el gorjeo de vuestro pecho puro!
mano abierta dejaba la semilla Cantad por mí, pájaros centelleantes
en su entraña partida honradamente que en el ardiente bosque convocáis alegría
y ebrios de luz os alzáis como lenguas
Pensé en arrancarme el corazón y echarlo, hacia el azul que inspirado os adopta.
pleno de su sentir alto y profundo, Cantad por mí, pájaros que nacéis cada día
el ancho surco del terruño tierno, y en vuestro grito expresáis la inocencia
a ver si con partirlo y con sembrarlo, del mundo. Cantad, cantad, y elevaos con el
alma
la primavera le mostraba al mundo que me arrancáis, y no vuelva a la tierra.
el árbol puro del amor eterno.
6. Federico García Lorca: “Romance
3. Jorge Guillén: “Rio” de la luna, luna”
¡Qué serena va el agua! La luna vino a la fragua
Silencios unifica. con su polisón de nardos.
Espadas de cristal El niño la mira mira.
a la deriva esquivan, El niño la está mirando.
¡lenta espera!, sus filos: En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos Oh mi voz condecorada
y enseña, lúbrica y pura, con la insignia marinera:
sus senos de duro estaño. sobre el corazón un ancla
Huye luna, luna, luna. y sobre el ancla una estrella
Si vinieran los gitanos, y sobre la estrella el viento
harían con tu corazón y sobre el viento una vela!
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile. 8. Pablo Neruda: “Oda al mar”
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque AQUÍ en la isla
con los ojillos cerrados. el mar
Huye luna, luna, luna, y cuánto mar
que ya siento sus caballos. se sale de sí mismo
Niño, déjame, no pises a cada rato,
mi blancor almidonado. dice que sí, que no,
El jinete se acercaba que no, que no, que no,
tocando el tambor del llano. dice que si, en azul,
Dentro de la fragua el niño, en espuma, en galope,
tiene los ojos cerrados. dice que no, que no.
Por el olivar venían, No puede estarse quieto,
bronce y sueño, los gitanos. me llamo mar, repite
Las cabezas levantadas pegando en una piedra
y los ojos entornados. sin lograr convencerla,
Cómo canta la zumaya, entonces
¡ay cómo canta en el árbol! con siete lenguas verdes
Por el cielo va la luna de siete perros verdes,
con un niño de la mano. de siete tigres verdes,
Dentro de la fragua lloran, de siete mares verdes,
dando gritos, los gitanos. la recorre, la besa,
El aire la vela, vela. la humedece
El aire la está velando y se golpea el pecho
repitiendo su nombre.
7. Rafael Alberti: “Si mi voz…” Oh mar, así te llamas,
Si mi voz muriera en tierra oh camarada océano,
llevadla al nivel del mar no pierdas tiempo y agua,
y dejadla en la ribera. no te sacudas tanto,
ayúdanos,
Llevadla al nivel del mar somos los pequeñitos
y nombradla capitana pescadores,
de un blanco bajel de guerra. los hombres de la orilla,
tenemos frío y hambre
eres nuestro enemigo, no sacudas tus crines,
no golpees tan fuerte, no amenaces a nadie,
no grites de ese modo, no rompas contra el cielo
abre tu caja verde tu bella dentadura,
y déjanos a todos déjate por un rato
en las manos de gloriosas historias,
tu regalo de plata: danos a cada hombre,
el pez de cada día. a cada
mujer y a cada niño,
Aquí en cada casa un pez grande o pequeño
lo queremos cada día.
y aunque sea de plata, Sal por todas las calles
de cristal o de luna, del mundo
nació para las pobres a repartir pescado
cocinas de la tierra. y entonces
No lo guardes, grita,
avaro, grita
corriendo frío como para que te oigan todos
relámpago mojado los pobres que trabajan
debajo de tus olas. y digan,
Ven, ahora, asomando a la boca
ábrete de la mina:
y déjalo "Ahí viene el viejo mar
cerca de nuestras manos, repartiendo pescado".
ayúdanos, océano, Y volverán abajo,
padre verde y profundo, a las tinieblas,
a terminar un día sonriendo, y por las calles
la pobreza terrestre. y los bosques
Déjanos sonreirán los hombres
cosechar la infinita y la tierra
plantación de tus vidas, con sonrisa marina.
tus trigos y tus uvas, Pero
tus bueyes, tus metales, si no lo quieres,
el esplendor mojado si no te da la gana,
y el fruto sumergido. espérate,
espéranos,
Padre mar, ya sabemos lo vamos a pensar,
cómo te llamas, todas vamos en primer término
las gaviotas reparten a arreglar los asuntos
tu nombre en las arenas: humanos,
ahora, pórtate bien, los más grandes primero,
todos los otros después,
y entonces 9. Juana de Ibarbourou: “Así es la
entraremos en ti, rosa”
cortaremos las olas
con cuchillo de fuego,
De la matriz del día
en un caballo eléctrico
se alzó la rosa vertical y blanca
saltaremos la espuma,
mientras todo rugía:
cantando
la tierra, el aire, el agua.
nos hundiremos
hasta tocar el fondo
Tendí la mano para protegerla,
de tus entrañas,
criatura de paz y de armonía,
un hilo atómico
completa, virgen, intocable, exacta
guardará tu cintura,
en la extensión total del mediodía.
plantaremos
en tu jardín profundo
Y me llevó el brazo la metralla.
plantas
Impávida seguía
de cemento y acero,
en su serenidad y su victoria,
te amarraremos
aunque en mi sangre la embebía.
pies y manos,
los hombres por tu piel
Ni mi alarido hizo temblar sus pétalos
pasearán escupiendo,
ni apagó su fragancia mi agonía.
sacándote racimos,
Era la rosa, la perfecta y única.
construyéndote arneses,
Nada la detenía.
montándote y domándote
dominándote el alma.
Pero eso será cuando
los hombres
hayamos arreglado
nuestro problema,
el grande,
el gran problema.
Todo lo arreglaremos
poco a poco:
te obligaremos, mar,
te obligaremos, tierra,
a hacer milagros,
porque en nosotros mismos,
en la lucha,
está el pez, está el pan,
está el milagro.

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