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FUNDACIÓN LA POETECA

Ejercitando el músculo de la Poesía José Antonio Ramos Sucre


Prof. Miguel Marcotrigiano L. (La venganza del Dios)

Selección de textos ***

El desafuero de los habitantes afeaba la fama de aquella tierra amena,


vestida de flores, rota por manantiales ariscos, amada por la nube de
gasa y el sol paternal. Tenía el nombre de una piedra rara y al mar de
tributario en perlas.

El Dios velaba el crimen de los hombres en el inmerecido país, y Le dije: -¿Hay algo más fuerte que una roca?- El abuelo, sin necesidad
quiso el nacimiento de un mensajero de salud y concordia, lejos de de hablar, hizo que mirara la luz de la luna y viera las aguas y el
ellos, en la más umbría selva. Nace una noche del seno de una flor, a espacio íntegro con los astros y las constelaciones titilando. Le
la luz de un relámpago que pinta en su frente luminoso estigma. Crece pregunté entonces qué era la fuerza; sólo me repondió: -Mira-. Y vi el
al cuidado de las aves y de los árboles y al apego de las fieras. mundo, el cielo y cuanto en la playa yacía y miré la sombra de mi
cuerpo que, junto con la del abuelo, se extendía en la arena para
Aquellos hombres reciben la misión de virtud con atrevimientos y internarse en las aguas y desaparecer n el fondo pedregoso de erizos
excesos y pagan al enviado con trance de muerte ignominiosa. El Dios y corales.
los castiga engrandeciendo la riqueza de la tierra que mancillan. La
nutre de tesoros fatales que son desvelo de la codicia, que dividen al Elizabeth Schön,
pueblo en airados bandos de ricos y de pobres. Los nuevos dones (El abuelo, la cesta y el mar)
infestan de odios vengativos y pueblan con huesos expiatorios.
***
El Segundo Asesino corazón mío, tan ajena lluvia: en tu vida habrá un sueño, un segundo
asesino, imposible de olvidar.

La inolvidable, antes de abandonarme –o Elmer Szabó,


suicidarse; es lo mismo y acaso sea yo quien haya partido-, (Una asíntota: Sombras)
escribió que era inútil amar a un segundo asesino.

Bastisobraba el primero; el arco de la muerte ***


es único, perfecto, fugaz. Y esa bala que recorrió el aire,
cantando como un planeta, no tenía comparación.

A lo insecto sobre esfera bellamente


redondeada, el disparo rueda hacia las sienes; ocurre, en
castillete de naipes, el derrumbe; y tal es –o pudiera ser-
un imposible final.

El cuerpo se desploma; nadie pregunta


que mono grotesco malsacudió las cuerdas. Pero mis brillantes
estudios de criminología se reducen a un acto de matar y el odio,
complemento del amor, convierte en águila de dos cabezas el sentimi
ento.

Así, derrocando olvidos, me hago asesino;


pero llego un segundo tarde, un segundo apenas; medio latido del
irreversible reloj y, para siempre, yacen perdidos los reinos bajo un
manto
de cristal.

Amarme es ignorarme. Acuérdate, sombra mía,


Vladimir Maiakovski, después de haber servido durante
doce años ininterrumpidamente y de forma incondicional, con
el alma y el cuerpo –

Toda mi sonora fuerza de poeta


Te la cedo a ti, clase al ataque...

Dio fin a su vida con más fuerza que con un poema lírico – con
un disparo lírico. Durante doce años seguidos al Maiakovski
hombre estuvo asesinando el Maiakovski poeta, en el
decimotercer año el poeta se rebeló y asesinó al hombre.
Si en esta vida existe el suicidio, no está ahí en donde
se suele ver, ni dura únicamente el instante de apretar l gatillo,
sino doce años de vida.
Ningún escritor real castigó a Pushkin como Vladimir
Maiakovski se castigó sí mismo.
Si en esta vida existe el suicidio, no es uno solo, son dos,
y ninguno de los dos es suicidio, ya que el primero es una
hazaña y el segundo – una fiesta. Victoria sobre la naturaleza
y glorificación de la naturaleza.
Vivió como un hombre y murió como un poeta.

Marina Tsvietáieva,
(El poeta y el tiempo)

***

Palabras del zambullidor de Paestum*


sobre la superficie azul de las aguas,
Yo soy el alma de tu padre, el zambullidor:
entre las arenas blanquísimas, las palmeras,
te he acompañado cada día, estoy junto a ti,
la sombra de los olivos, el vino
conozco como entonces tus zonas de sombra,
vertido de las ánforas:
el lenguaje de los movimientos trazado por tu rostro,
ama la tierra roja en el ocaso,
nada ha cambiado desde entonces, a este respecto.
sumérgete en el mar para jugar, como un tritón,
Esto es lo primero que he descubierto,
saborea la fruta, el pan, bebe y come,
lo primero que quería decirte: no cambia la percepción
escucha la risa de las muchachas,
de tus instantes, como no cambiaba
busca sus bocas, ríe y desespérate,
de noche, en el sueño, o por la distancia.
agradece cada día tu país luminoso.
Sé que este aliento mío (desde el fondo del agua, entre las actinias)
Yo no soy tu padre sino su alma,
será para ti como fueron mis palabras hace tiempo:
no sé lo que vivo pero recuerdo,
que te infundían recuerdos y valor,
la costa, la piscina, los colores que forman
más que el vino o que una mujer que te mira.
el extraño dibujo de la vida mortal.
Mi primer descubrimiento, mi primera verdad es que nada
Vive en esa cerámica deslumbrante y espera
se quiebra en el secreto del alma.
lo que sabré decirte más adelante, al final del viaje.
Lo demás es confuso, aún es pronto
Pero ahora que duermes como cuando en una cuna
para tratar de contarte,
parecías buscar los secretos del mundo,
corales, actinias, vidas que se dibujan con un movimiento
ahora que tienes los hombros más anchos y más ralos los cabellos,
de agua y desaparecen en un instante.
escucha las palabras de mi alma:
No todo es luz, transparencia, silencio,
no sé mucho de ella —de mí misma—
galerías de oscuridad, respiraciones contenidas, después voces
(es pronto, hijo, no conozco bastante,
que soplan en mí como si yo hablara.
apenas he comenzado, estoy nadando),
Me deslizo hacia un fondo siempre más distante
no pienses en mi cuerpo (es tarde,
y siento que una luz sumergida me llama desde oriente:
perlas, los que fueron mis ojos,
no sé dónde termine, por ahora,
y mis labios reducidos a corales),
no sé qué sea, pero sé qué amor
pero conozco su matrimonio,
la mueve y determina su respiración.
cuando vivían al unísono en el mundo
De este viaje hablaré más adelante,
y yo, el alma de tu padre, el zambullidor
cuando lo experimentado sea conocimiento,
te entrego sólo esta probada certeza
puedo hablarte de lo que dejé,
(desde el fondo del abismo, en el escalofrío de la zambullida):
que también el hombre puede amar eternamente.

Roberto Mussapi,

(El polvo y el fuego)

Nota del autor: Esta poesía está inspirada en la célebre reproducción de la Tumba
del zambullidor de Paestum, la más famosa de las que se han difundido en la cuenca
del Mediterráneo, que simbolizan el viaje del alma hacia l mundo ultraterrenal, a
través de las aguas desconocidas de Océano.

* Paestum, Pestum: Ciudad del sur de Italia, situada en la parte más oriental del
golfo de Salerno (antiguamente llamado “Poseidoniate”, de donde el nombre
“Poseidonia”, con el cual los griegos conocían la ciudad), en la Lucania (Magna
Grecia). Fundación aquea del siglo VI a.C, después colonia romana. Quedan de la
ciudad impresionantes restos e tres templos dóricos. El de Poseidón es el que nos ha
llegado en mejor estado de conservación. Entre 1934 y 1941 se hicieron nuevos
descubrimientos arqueológicos n el área.Es una de las más importantes de Italia,
descubierta accidentalmente hacia 1750, durante los trabajos realizados por los
Borbones para abrir la carretera que hoy en día atraviesa la zona. En el Museo de
Pestum se puede admirar la Tumba del zambullidor, cuyos dibujos constituyen un
ejemplo único de pintura funeraria griega. Fue descubierta en 1962 por Mario
Napoli, el gran arqueólogo italiano. La Tumba del zambullidor representa un
hombre que se zambulle en las aguas que conducen a Océano. Es una obra maestra
que reproduce un tema muy frecuente en el Mediterráneo (Grecia, Etruria, etc.): el
viaje del alma hacia l mar ignoto del origen, en el momento en que ésta se separa
del cuerpo. La aventura metafísica en el acto de la muerte. El poeta imagina al alma
del zambullidor hablando con su hijo.

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