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Indicación de no-tratamiento para personas sin diagnóstico

de trastorno mental
Indication no-treatment for people without meeting diagnostic
criteria for mental disorder
“Menos es más” (Mies van der Rohe)

Beatriz García Moratalla. Médico psiquiatra. CSM Sestao, RSM Bizkaia.

Resumen: Los profesionales que nos dedicamos a la salud mental estamos siendo pro-
tagonistas en las últimas décadas de un incremento incesante de demandas en relación
a avatares de la vida cotidiana cuya respuesta sanitaria es dudosa y cuyo manejo hasta
hoy en día es controvertido entre los distintos profesionales. A partir de un estudio pre-
vio, proponemos la indicación de no-tratamiento para estos casos como una interven-
ción de minimalismo terapéutico con el objetivo de no propugnar una psiquiatrización/
psicologización de la vida cotidiana pero también como modo de que las personas que
acuden por malestar no se vean rechazadas y expulsadas del sistema sanitario.

Palabras clave: Códigos Z. Indicación de no-tratamiento. Minimalismo terapéutico. Ele-


mentos psicoterapéuticos.

Abstract: In recent years, the mental health professionals are protagonist of increased
demand of people with problems of everyda life without meeting diagnostic criteria for
a mental disorder and whose dubious health response y whose management is con-
troversial between professionals. From a previous study, we propose the indication no-
treatment for these cases as a therapeutic intervention of therapeutic minimalism who-
se aim os t dvocating a psychiatrization/psichologization of daily living but also as way
for people who come for discomfort are not rejected by the health system.

Key words: Codes Z. Indication no-treatment. Therapeutic minimalism. Psychotherapeutic


elements.

Introducción acudieron por malestares psíquicos al centro


de salud mental no presentaban una patología
En las últimas décadas, los profesionales que mental diagnosticable; son aquellas demandas
trabajan en los servicios de salud públicos, tanto que tienen que ver con un amplio conjunto de
en A.P. como en S.M., estamos asistiendo a un sentimientos desagradables relacionados con
incesante incremento de estas demandas que no avatares de la vida cotidiana (problemas de pa-
se corresponden con los trastornos o enfermeda- reja, divorcios, problemas laborales, problemas
des mentales clásicos y cuya respuesta sanitaria económicos, soledad…) pero que se correspon-
es dudosa. Sobre un estudio previo realizado den con una respuesta emocional adaptativa,
(1-4), casi una cuarta parte de los usuarios que legítima y proporcionada, autolimitada y, por

Norte de salud mental, 2012, vol. X, nº 43: 43-52.


Beatriz García Moratalla

tanto, no patológica. En nuestro trabajo, hemos intervención de los medios de comunicación y el


seguido la nomenclatura de las clasificaciones uso cosmético de los psicofármacos (8).
nosográficas actuales DSM-IV y CIE-10 que las
denominan códigos Z en un capítulo aparte a los Todos estos factores han contribuido a la crea-
trastornos mentales. En versiones anteriores de ción de un individuo posmoderno renuente a los
estas clasificaciones (DSM-IIIR y CIE-9) se deno- conflictos y a la espera, exigente del bienestar a
minaban códigos V (5). corto plazo, que reclama satisfacciones sin espe-
rar nada a cambio, con intolerancia a la frustra-
La pregunta clave que nos hacemos es: ¿hay que ción, al esfuerzo y al displacer, con la necesidad
tratar en un centro de salud mental a estas per- de sostener una euforia perpetua y la resistencia
sonas que presentan un malestar psíquico en re- a adoptar una posición adulta con un victimismo
lación a acontecimientos vitales estresantes de irresponsable. Un individuo instalado en una
la vida cotidiana? Está claro que no podemos fre- sociedad, que imponiendo la felicidad, procla-
nar ni hacer caso omiso a esta demanda actual mando como derecho básico el tenerlo todo sin
en nuestros centros, podríamos pensar que no renunciar a nada, negando lo inevitable de las
hay nada que hacer y que hay que atender estas frustraciones, exigiendo lo posible y lo imposi-
demandas; pero, también hay que determinar ble, se exige de inmediato el remedio contra la
los límites de nuestras prestaciones, hasta dón- angustia masiva de la falta.
de podemos emplear de una manera congruente
los recursos sanitarios, sociales y comunitarios Desde el punto de vista médico, la definición de
de que disponemos. Y para ello hay que pregun- salud de la OMS abrió la versión más radical y
tarse: ¿qué podemos hacer los profesionales completa del pensamiento salubrista: la que
ante estas demandas? ¿cuál es la intervención postula la eliminación no sólo de la enfermedad
más adecuada en estos casos que nos ayude a sino también del sufrimiento tanto físico como
encontrar otra salida que no sea la psiquiatriza- moral y la consecución para la humanidad de un
ción/psicologización de la vida cotidiana? (6-8). estado de bienestar “físico, psíquico y social”;
además de la generalización de la conciencia
La propuesta que nosotros pusimos en prácti- del derecho del hombre a la salud: “el goce del
ca en nuestro estudio y que consideramos más máximo grado de salud que se pueda lograr es
acertada sería la indicación de no-tratamiento, uno de los derechos fundamentales de todo ser
pero eso sí, en un encuentro terapeuta-paciente humano sin distinción de raza, religión, ideología
que implique en sí un acto psicoterapéutico y que política o condición económica y social”. De ahí,
permita realizar una devolución del paciente a su cualquier sentimiento de malestar, por legítimo
contexto sin sentirse rechazado ni juzgado por el que sea, puede ser considerado como un sínto-
sistema sanitario (minimalismo terapéutico) (3). ma de enfermedad. Es más, promete la erradica-
ción primero del sufrimiento y luego el derecho
Contextualización del problema a la felicidad como posibilidad por la vía del per-
feccionamiento científico-técnico. La enferme-
En la sociedad de las últimas décadas, existen un dad se ha introducido en la vida cotidiana como
conjunto de factores constitutivos (socioeconó- la gran fantasía que explica y justifica cualquier
micos, políticos, culturales, asistenciales) que ha malestar social e individual; se hace acreedora
propiciado una psicologización/psiquiatrización de etiquetas diagnósticas, alivia el sentimiento
de la vida cotidiana. En líneas generales, debería- de fracaso, genera derechos, aporta beneficios,
mos considerar, entre otros, el auge del neolibe- conlleva un significado personal o permite acce-
ralismo, el paso del capitalismo de producción al der a una nueva identidad y facilita la incorpora-
de consumo, el cambio de la oferta en el merca- ción a un entorno de relaciones interpersonales.
do sanitario que no sólo asiste a la enfermedad El enfermar se convierte en un modo de escapar
sino también a la salud, el individualismo con la del infortunio cotidiano.
pérdida de referentes, el pensamiento salubris-
ta, la desestigmatización psiquiátrica y el acer- Pero en la conversión del malestar en enferme-
camiento de la salud mental a la población, el dad mental no influye únicamente el pensamien-
desarrollo de la ciencia positivista y empirista, la to salubrista propuesto por la OMS; las personas

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tienen síntomas descontextualizados que han de entendidos por la población como evitables y
ser agrupados, recibir un código y una etiqueta se recodifican como patológicos y suprimibles
diagnóstica y, por tanto, una indicación de trata- por un profesional. Por eso, la mayor parte de
miento. El modelo de enfermedad mental vigente las personas con este malestar no acude a los
en el mundo actual que respalda la comunidad centros de salud mental a ser evaluados sino a
científica dentro del modelo biomédico y del re- ser tratados. Ellos equiparan su malestar a una
duccionismo organicista, y que está influenciado depresión, ansiedad o estrés y lo que recla-
por la industria farmacéutica, traduce las emo- man es un remedio para dejar de sentirse mal.
ciones y comportamientos a alteraciones de la Hay una creencia megalomaníaca según la cual
neurotransmisión que pueden ser modificadas en estos centros hay respuesta para todos los
por los psicofármacos. Se crean nuevas enferme- males y las expectativas de hallar soluciones a
dades que tienen un tratamiento psicofarmacó- dichos problemas cada vez son mayores. Estas
logico específico y que se incluyen en las clasi- expectativas con respecto a la atención a la salud
ficaciones nosológicas como nuevas categorías mental, no es sólo conseguir el bienestar de sus
diagnósticas. Clasificaciones y tratamientos frag- usuarios, tiene que potenciar sus capacidades
mentados y fragmentarios con una indiferencia para conseguir el mejor rendimiento en todas
importante hacia lo relacional y lo psicológico. las esferas, suministrar un plusvalía de armonía
Se parte siempre desde la perspectiva biologi- y belleza y la satisfacción de los requerimientos
cista, y posteriormente se acomoda lo “psico” emocionales del paciente (1, 3).
y lo “social”. Aspectos clave como el deseo de
colocarse en el rol de enfermo, el beneficio se- Los motivos por los cuales estas personas acu-
cundario, la enfermedad como identidad, el sig- den a salud mental son múltiples: problemas
nificado de la queja, los conflictos relacionales e de pareja, separaciones, divorcios, dificultades
intrapsíquicos son generalmente olvidados des- de manejo con los hijos, dificultades laborales,
de esta perspectiva biologicista. Y dicho pensa- situación de paro, duelos, enfermedades somáti-
miento positivista es lo que está determinando cas, estrés, soledad... Las demandas que traen a
la demanda y la actuación de los profesionales: consultas son variadas: parejas y familias que se
todos los problemas pueden tener soluciones les enseñe cómo tienen que comportarse con sus
técnicas o racionales, los psiquiatras y los psicó- hijos, cómo educarles, cómo entender a su pare-
logos son expertos en herramientas que pueden ja, como mejorar la vida relacional de la familia...
curar los sufrimientos causados por los avatares quieren que les devolvamos que son víctimas de
de la vida cotidiana (9-17). mecanismos biológicos, demandan potenciar su
capacidad interpersonal y poder desarrollar sus
relaciones, superar las inhibiciones, satisfacer
El cambio de la demanda en salud mental
los requerimientos emocionales, obtener una
Además de los enfermos mentales “clásicos” que gratificación inmediata, precisan un guía que le
se han atendido habitualmente, cada vez nos lle- apoye y aconseje en las múltiples elecciones de
gan más demandas de la población en relación su trayectoria vital.
a la sociedad en la que estamos instalados. Una
proporción relativa de estas demandas tienen que Posibilidades de actuación
ver con el “malestar” producido por los avatares sobre las demandas y sus consecuencias
de la vida cotidiana y que estaría definido como el
amplio conjunto de sentimientos desagradables Las preguntas claves que hay que plantearse
(tristeza, angustia, rabia, impotencia, fracaso, so- son: ¿qué podemos hacer los profesionales de
ledad, hostilidad...) que aparecen en el contexto la salud mental ante semejante panorama asis-
de un acontecimiento o situación vital estresante tencial? y ¿tenemos verdaderamente respues-
como respuesta emocional adaptativa, legítima y tas técnicas para dichos malestares? Ya que,
proporcionada, y por tanto, no patológica. si consideramos que estas personas merecen
tratamiento, significa que hay que asumir 2
El sufrimiento y el dolor son inherentes a la con- premisas: que tienen una disfunción biológica
dición humana, sin embargo, no son experimen- y que tenemos una respuesta técnica sanitaria
tados como naturales y adaptativos, parecen adecuada a su problema.

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El clínico actual, ante esta demanda demoledora, técnica y pueden cesar con tal de que las viva-
hasta hoy en día ha adoptado 2 posturas: mos con la psique y el tratamiento adecuados.
·U
 na actitud negadora del sufrimiento, de enfado Supone enmarcar en lo psicológico y en lo ínti-
e indignación ante la incomprensión hacia estas mo-privado asuntos y dilemas de origen ético y
personas, de sorpresa e incredulidad ante las ex- de ámbito público. Significa crear expectativas
pectativas tan altas que depositan ante nosotros de felicidad y bienestar mediante el consumo
para que les ayudemos a resolver su problema. de psicofármacos y psicoterapia.
Con espada en mano, se resiste a gestionar como - Aceptar estas demandas supone respaldar el
problemas íntimos estos asuntos, a luchar para debilitamiento de las redes tradicionales de
evitar psiquiatrizar la vida, a responsabilizar a los contención, la mercantilizanción de los afectos
usuarios de sus cosas e intentar devolverles a sus y la sofisticación de las relaciones desde lo
redes tradicionales. Con esta postura lo único que psicológico.
se entiende es que el deber médico es dar el alta - Es más fácil cambiar los propios deseos que
a estas demandas devolviéndoles el mensaje ex- el orden del mundo. En este sentido, indicar
plícito que “no les ocurre nada”. Probablemente tratamiento supone propugnar un adaptacio-
esta actitud rígida e intransigente por parte del nismo personal frente a las situaciones socia-
terapeuta aumentaría más el malestar del suje- les injustas y contribuye a bloquear cualquier
to que no se sentiría comprendido, entendería posibilidad de un planteamiento colectivo
que no queremos ayudarle o no merece nuestra para luchar contra ellas.
atención, y le llevaría a buscar soluciones por
otras vías alternativas hasta la desaparición de su - Y no olvidemos que sancionar como enfer-
malestar o el reconocimiento de su enfermedad. medad a este tipo de quejas conllevará una
Existe un peligro consecuente con esta actitud saturación de la oferta asistencial en los cen-
que es el de humillar al sujeto, desvalorizarlo, tros de salud mental y el peligro consecuen-
fomentar inadvertidamente sus resistencias y mi- te de disminuir las prestaciones al resto de
nar sus posibilidades de cambio. pacientes con enfermedades mentales, así
como una mala distribución de los recursos
·P
 ero, quizás lo más frecuente, es que al médico económicos y asistenciales de los que los
le cuesta decir que no le pasa nada, que su do- profesionales actuamos como gestores.
lor está justificado y que él no tiene un remedio
para ofrecerle. Y, por otro lado, como ya hemos No podemos creer ingenuamente que nuestras
dicho, el sujeto no admite en muchas ocasio- intervenciones, por mínimas que sean y siempre
nes marcharse con las manos vacías, sin que guiadas por nuestra buena voluntad y el deseo
se le reconozca su malestar como enfermedad. de ayudar, van a ser inocuas. Nuestra capacidad
Por tanto, la posición más cómoda que adop- terapéutica como profesionales de salud mental
tan muchos de los profesionales sería sancio- resulta bastante limitada y, antes de intervenir,
nar como enfermedad mental a ese malestar, debemos reconsiderar con actitud crítica los
poner una etiqueta diagnóstica y expender un beneficios que podemos proporcionar y los da-
psicofármaco. Pero está claro que este acto no ños que podemos infligir. Y, para ello, tenemos
está exento de sus consecuencias: que evitar someternos a tener una solución para
- La traducción de una queja en un diagnósti- todo e inmediata y trabajar nuestra tolerancia (y
co psiquiátrico desposee al usuario del con- la del paciente) a la incertidumbre. Esto significa
trol de su vida, le desrresponsabiliza de sus reconsiderar la fórmula de “esperar y ver” antes
conductas y emociones que pasan a ser ges- de prescribir y reivindicar la indicación de no-
tionadas por los expertos y tiende a reducir tratamiento que evite efectos negativos de inter-
la capacidad del individuo para afrontar sus venciones innecesarias o excesivas (19).
problemas; consecuentemente, colocamos al
individuo como un espectador pasivo y enfer- Reconsideración sobre el abordaje
mo ante los avatares de la vida. de las personas con malestar
- Si indicamos tratamiento al malestar afirmamos Indudablemente, y muy a nuestro pesar, la de-
que todas las desgracias tienen una solución manda existe y no podemos ignorarla, y ante

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Indicación de no-tratamiento para personas sin diagnóstico de trastorno mental

esta evidencia, lo más sensato sería pensar cuál en la tradición experiencial. Los contemporáneos
es el manejo más correcto para estos casos con han adoptado explícitamente el concepto de
las mínimas consecuencias negativas tanto para alianza, han hallado que a medida que integran
el usuario como para los profesionales de la sa- una postura empática con intervenciones más
lud mental. Hasta el día de hoy, no existe ningún directivas, el concepto de alianza se hace parti-
estudio sobre la eficacia de tratar los malestares cularmente más útil. El componente del vínculo
de la vida cotidiana y tampoco sobre el modo de la alianza consiste en la calidad afectiva de
más eficaz y efectivo de manejarlos. Sí existe al- la relación entre paciente y terapeuta en la que
gún estudio en el que se ha descrito que una sola la actitud del terapeuta debe ser de disposición
cita en los centros de salud mental puede ser su- de ayudar y comprender el universo del enfermo
ficiente y positivamente valorada por el paciente en todas sus variables, teniendo en cuenta que
y por el médico de cabecera. el malestar también se ve afectado por circuns-
tancias familiares y sociales para cristalizar con
Puesto que las 2 posturas anteriormente des- expresión única en aquella persona; el malestar
critas no han conseguido resolver el problema es siempre de la persona, de aquella persona. Y
de una manera satisfactoria, cabría pensar en para poder adoptar esta actitud también es bási-
otra alternativa que ayude a este tipo de per- co el humanismo, uno de los pilares básicos en
sonas a encontrar otra salida, facilitarle la con- toda relación terapéutica y, a su vez, una verda-
vivencia con el conflicto y el manejo del mismo dera herramienta de trabajo. Hay que tener pre-
y reivindicar el sufrimiento acompañante como sente de modo práctico y real que el objeto de
legítimo. La intervención en salud mental sería la actuación médica es un ser humano, aquella
fundamentalmente una labor de contención, que persona única e irrepetible. El terapeuta debe
no significa ignorar el sufrimiento, ni trivializar- reconocer el camino entre la persona y el signi-
lo; ni tampoco magnificarlo ni darle el estatuto ficado que el malestar tiene para ella ya que el
de enfermedad para el que corresponde un psi- malestar es para dicha persona una manera de
cofármaco. Y eso podría realizarse en una única estar en la vida (20-22).
entrevista de evaluación, a lo sumo 2-3, que, al
mismo tiempo, suponga un encuentro psicotera-
Propuesta para un minimalismo terapéutico
péutico en el que, más allá de la comunicación de
una etiqueta diagnóstica, se debería establecer La indicación de no-tratamiento, que es una in-
una alianza terapéutica de confianza, aceptación tervención frecuente en el día a día de los pro-
y colaboración entre terapeuta y paciente. fesionales de salud mental, sujeta a múltiples
variables de índole clínica, asistencial, perso-
Una buena alianza será el sostén relacional de nal del terapeuta y del paciente y del mismo
cualquier opción terapéutica que se considere encuentro intersubjetivo y particular entre el
indicada. Y se establece a través de una relación profesional y el paciente. Una intervención que
recíproca y bidireccional en la que el terapeuta además contiene elementos psicoterapéuticos
está incluido y, si todo va bien, la alianza queda que podemos analizar. Indicar no-tratamiento
silente en la relación, actúa sin sentir. En la inves- certifica, de alguna manera, la salud mental
tigación psicoterapéutica, uno de los hallazgos del sujeto. Es llamativo que una intervención
más predominantes consiste en que la calidad tan frecuente, con tanta relevancia clínica y que
de la alianza es el predictor más consistente del técnicamente precisa el manejo de habilidades
éxito del tratamiento; ahora bien, muchas veces psicoterapeúticas haya sido tan poco estudiada
se observan dificultades en la formación de los y dignificada (6).
profesionales, ya no solo teórica, sino también
por factores personales y emocionales comple- El considerar la indicación de no-tratamiento
jos, y por la dificultad de transmitir aspectos in- como una intervención psicoterapéutica le per-
tuitivos y creativos necesarios para la destreza mite al profesional ver al paciente como alguien
terapéutica (20). que necesita ayuda y no como un usuario equi-
vocado, lo que permitirá al paciente sentirse
La calidad de la relación terapéutica siempre se comprendido en su sufrimiento y no expulsado
ha considerado como un agente curativo básico del sistema sanitario.

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El mero hecho de hacer una entrevista encami- un modo diferente, con mirada diferente. Es
nada a determinar si una persona precisa o no necesario escuchar con disposición de acogi-
tratamiento ya conlleva una intervención con ele- miento, con entusiasmo e interés, concentra-
mentos psicoterapéuticos que debemos conside- ción y tiempo. Hoy en día, estamos perdiendo
rar de una manera consciente para valorar y dig- el gusto por sentarnos y oír narrativas de vida
nificar dicha intervención. Es más, no olvidemos (22). Escuchar con atención es una verdadera
que la tarea diagnóstica del terapeuta comienza herramienta de trabajo y una habilidad que
ya cuando se encuentra por primera vez con el el médico tiene que aprender para conocer y
paciente y que el tratamiento comienza antes de entender al enfermo como persona y, conse-
que formalmente se haya instituido; el terapeu- cuentemente, para curar, aliviar, tranquilizar,
ta, por sí mismo, ya es un “medicamento”, por calmar de manera competente (21); hay que
lo que será terapéuticamente conveniente una valorar también el estado emocional del pa-
adecuada relación terapeuta-paciente (23). “El ciente para el que la mayoría de las veces no
médico empieza a tratar al enfermo -dice E. von estamos entrenados. La actitud general de
Deycleu- en el momento de darle la mano”. escucha del terapeuta facilita o dificulta la
narración del paciente y su participación en
¿Y cuáles son esos elementos psicoterapéuticos la conversación. Tal actitud se traduce en unas
con los que vamos a contar en dichas intervención? manifestaciones como la postura, los gestos,
1. El LUGAR donde se realiza esta intervención los movimientos, la mirada, el tono/volumen/
tiene peculiaridades a considerar. En la con- ritmo de la voz, la indumentaria, etc. (24) Y en
sulta de Salud Mental la narrativa del pacien- esa actitud de escucha activa, es importante
te puede estar más consolidada ya que en lo que transmitimos: el entusiasmo, la cer-
Atención Primaria le han respaldado de alguna canía, el interés por el otro. Y todo ello nos
manera con la derivación y el paciente viene puede ayudar a comprender y aliviar a los que
predispuesto con su discurso. Pero, a su vez, buscan alivio de sus sufrimientos cotidianos.
puede servirle al terapeuta en salud mental Algo sencillo pero cada vez más escaso.
para “desafiar” (reconducir, resignificar) esa 3. Habitualmente, en las primeras entrevistas
misma narrativa ya que, para el paciente, el de evaluación, la técnica más empleada es la
profesional cuenta con más información, más EXPLORACIÓN. El instrumento principal en sa-
experiencia y más formación presumiblemente lud mental para la exploración es, obviamen-
que el médico de cabecera. Este encuentro “te- te, la conversación en la que la intervención
rapeuta experto-sujeto que pide ayuda” ya es, del terapeuta tome la forma de pregunta inte-
en muchas ocasiones, tranquilizador (6). No rrogando, indicando y orientando, animando a
olvidemos la importancia del ENCUADRE como proseguir en el relato, incluso con el silencio
instrumento terapéutico; pero, en estos casos, (24). Pero, en gran medida, la exploración es
no el encuadre en el sentido de una estructu- también intervención: indagar más en la ex-
ra rígida de referencia para el paciente, sino periencia del individuo con el fin de aumentar
el encuadre en término de sostén y presencia su comprensión de sí mismo. Watchel (26) en-
que aportan seguridad y confianza al individuo tiende por el arte de explorar la habilidad para
(el término empleado por Winnicott (25) era el analizar aspectos de experiencia y motivación
de holding), como sinónimo de confiabilidad y del sujeto, aspectos de su sentido de sí mismo
afectividad adecuadas. De este modo, posibili- y de otros, y hacerlo de una manera que sea
tamos la confianza del paciente en el método, mínimamente crítica para la autoestima del
en el profesional y en la devolución que le rea- paciente con cautela y respeto, como una in-
lizamos sobre su malestar. vitación a la reflexión. Además, el mero hecho
2. ESCUCHA: Ya, a mitad del siglo XX, Gregorio de preguntar en la exploración tiene efectos
Marañón advertía del peligro de usar herra- estructurantes en la relación terapéutica que
mientas técnicas sin escuchar con atención al permite igualar posiciones de los 2 partici-
enfermo ni interesarse por él. Cuando el mé- pantes y transmitir un respeto por los matices
dico se sienta y escucha, le está comunican- singulares de la experiencia del individuo. Y
do una actitud humanista. Hay que buscar de no sólo eso, el preguntar también conlleva

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Indicación de no-tratamiento para personas sin diagnóstico de trastorno mental

metacomunicaciones, también pueden conte- manera en que se ofrezca y el hecho de que


ner connotaciones exculpatorias o acusadoras, el terapeuta lo haga de forma más o menos
ayuda a entender y clarificar la demanda, de- explícita es probable que sea distinto en cada
tectar necesidades y/o expectativas, ayuda al caso.
cuestionamiento de la relación causa-efecto,
6. El terapeuta debe colocarse implícitamente
permite la búsqueda de detalles inadvertidos
como LEGITIMADOR de las experiencias, sen-
o acontecimientos extraordinarios y el esta-
timientos, emociones y conductas del indivi-
blecimiento de nuevas perspectivas.
duo ofreciendo una imagen de sí como alguien
4. Nuestro esfuerzo por ayudar a la persona capaz de percibir la complejidad y de evaluar-
para que cambie se basa en la comprensión la en términos comprensivos y benévolos.
de aquello que va mal. El término de empa- Hay que generalizar y dar información sobre
tía se refiere a la capacidad de ponerse en el el problema y su naturaleza con el objetivo
lugar del otro y darse cuenta de cuáles son de tranquilizar. Es importante resaltar que el
sus sentimientos y cómo es su experiencia de problema existe y la legitimidad e importan-
esa situación (27). Debemos hacer uso de la cia correspondiente desde el punto de vista
EMPATÍA como agente terapéutico para ver el subjetivo. Y también hay que hacer una per-
mundo a través de sus ojos y comprender y va- sonalización del problema mediante su con-
lorar sus perspectivas, y por tanto, dar así una textualización insistiendo en la validación del
respuesta adecuada. Es importante entender sufrimiento como algo real pero también como
el sentido y la validez por el que la demanda a algo no patológico (6, 24). Curiosamente, lo
salud mental es vivida para esa persona como que uno observa en la inmensa mayoría de
necesaria, del mismo modo se debe respetar estas personas no es que tengan unos deseos
la forma que tiene ese individuo de organizar e o sentimientos graves. Por el contrario, sue-
interpretar su experiencia. Y una clave para tra- len ser deseos muy comunes pero que están
tar de comprender cómo ve el sujeto el mundo codificados como vergonzosos, prohibidos o
ahora y, al mismo tiempo, ayudarle a verlo de peligrosos. Al paciente no sólo hay que hablar-
otro modo, consiste en empatizar simultánea- le de sus deseos, sino de la codificación que
mente con su deseo de cambio y transmitirle realiza de ellos, porque el objetivo terapéutico
la fuente de su malestar como algo transicio- es que se puedan desprender de esos signi-
nal o temporal. La respuesta empática (capaci- ficados negativos y aceptar sus sentimientos.
dad del terapeuta de hacer ver al paciente que Con estos elementos terapéuticos, en esa en-
ha entendido su experiencia) es una de las trevista de evaluación, vamos a poder acompa-
habilidades más importantes en psicoterapia sarnos con el paciente y poder construir conjun-
y, por ello, debe ser entrenada. No olvidemos tamente una versión inicial del problema, para
además la importancia de la forma en que el posteriormente desequilibrar y “violentar” su
terapeuta comunica su experiencia empática discurso con la introducción de nuevos significa-
pues su estilo puede resultar crítico a la hora dos que justifiquen a su vez la indicación de no-
de que el paciente se sienta comprendido; es tratamiento. Y los elementos psicoterapéuticos
necesaria una actitud de implicación y sinceri- que utilizaremos para esta segunda fase serán
dad que transmitan al paciente que es enten- la explicación y la resignificación/reformulación.
dido, aceptado y respetado, y así el cambio se
produce con más facilidad. 7. Es importante explicar a estos individuos el
significado de su experiencia. Una EXPLICA-
5. El APOYO es el elemento clave en toda psico- CIÓN con un diálogo sencillo y franco abarca
terapia. Y en esta propuesta de minimalismo aspectos de la experiencia que trascienden
terapéutico no va a ser menos. Si el apoyo es en el aquí y el ahora y capta la experiencia
una parte esencial del mismo proceso de ex- del paciente en su totalidad; dicha expli-
ploración, debemos hacer uso de él en estos cación debe ser una intervención empática
casos. De hecho la falta de un apoyo adecua- que se deriva de datos próximos de la ex-
do es uno de los impedimentos más comunes periencia, debe incluir mensajes de recono-
para llevar a cabo una evaluación eficaz. La cimientos, aseguramiento, reflejo, sostén

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y atención, y nos va a permitir que el pa- intervención inmediata o depende del entorno
ciente se sienta identificado, comprendido (29). E igualmente podríamos aplicarlo a las
y contextualizado. Eso sí, dicha explicación personas que acuden a consulta con males-
también debe incluir una confrontación, de tar; según Watchel (26), el hecho mismo de
características no punitivas, que sirva al que la gente crea que la verdad sobre ellos es
sujeto a aceptar otras realidades, con unas desagradable es lo que está en la base de sus
perspectivas flexibles y limitadas, agrandar dificultades, en particular en la forma en que
los límites de su tolerancia y conocerse y co- organiza, categoriza y da significado emocio-
nocer el mundo desde la perspectiva de los nal a esa verdad. El terapeuta debe ayudar a
otros. afrontar verdades que son incómodas y que
han sido negadas o evitadas por esa razón,
8. La estrategia terapéutica que resulta nuclear y
y el trabajo del terapeuta es transmitir al pa-
específica en la indicación de no-tratamiento
ciente una forma nueva de comprenderse a
es la resignificación de la demanda. Esto su-
sí mismo que le capacite para experimentar
pone que el sujeto logre un cambio de pers-
el cambio. Hay que ver qué versiones de la
pectiva en torno a la narrativa que trae con el
verdad son menos dolorosas, más útiles, más
objetivo de que no se vea a sí mismo como
fácilmente aceptables para el paciente, con
“un enfermo” necesitado de tratamiento, si no
mayor eficacia transformativa. El cambio sólo
como alguien sano que está en una situación
puede ocurrir en el contexto de la aceptación
problemática que le produce un sufrimiento
de la realidad tal como es, y la aceptación fun-
pero que es legítimo y adaptativo y, por tan-
damentalmente está vinculada a la posibilidad
to, no requiere tratamiento. Fernández Liria y
de cambio (Linehan y Wagner).
col. (24,28), afirman que un encuentro es te-
rapéutico cuando en su curso se produce una Con la resignificación de la narrativa que trae el
transformación en los relatos dominantes del paciente a la consulta, vamos a poder finalmente
paciente, una nueva versión del problema, cerrar la entrevista comunicándole el alta, la uti-
que permite incluir nuevas experiencias, sig- lidad de ese encuentro, informarle de los pasos a
nificados e interacciones, y ello no se realiza dar si empeora y despedirnos.
a través de la interpretación, sino del comen-
tario. El terapeuta se halla ante una historia
que reinterpretar, lo cual conlleva co-crear con Conclusión
la otra persona un significado, o mejor, abrir Dado que la demanda por malestar asociado a
un abanico de significados nuevos constru- los avatares de la vida cotidiana cada vez es ma-
yendo relatos alternativos que puedan ser yor en las consultas de salud mental, es necesa-
reconocidos como propios y permita acceso a rio replantearnos el manejo de estos pacientes
una nueva solución. Es lo que denominamos con el objetivo de no psiquiatrizar/psicologizar
REFORMULACIÓN o RECALIFICACIÓN o RE- la vida cotidiana ni producir una saturación de
SIGNIFICACIÓN. Los problemas con los que los recursos asistenciales. Pero, a su vez, esta
vienen las personas a consulta se derivan, en intervención de no-tratamiento debe suponer el
gran medida, de la forma en que interpretan establecimiento de una relación de intercambio
y dan significado a los acontecimientos de terapeuta-paciente como un pacto entre 2 perso-
su vida. Igualmente, mucho de lo que con- nas conscientes de sus límites y con un respec-
tribuye a la resolución de estas dificultades to mutuo con el objetivo de intentar encontrar
implica ayudarles a construir nuevos signifi- juntos la mejor solución posible. Esta forma de
cados, encontrar otras formas de dar sentido encarar el malestar es, en apariencia tan sim-
a sus experiencias y, como resultado, nuevas ple y tan sofisticada en lo profundo, por cuanto
posibilidades para una conducta más adapta- supone hacer posible un encuentro humano y
da. También pueden utilizarse para ayudar a contiene muchos elementos terapéuticos que
encaminar al paciente hacia la acción, hacia deben ser entrenados, todos ellos encaminados
el cambio movilizando recursos personales y a que el individuo no asuma su rol de enfermo y
sociales e, incluso, a una actitud contempla- no busque una respuesta técnica sanitaria a su
tiva en aquellos casos que no precisan de una malestar.

50
Indicación de no-tratamiento para personas sin diagnóstico de trastorno mental

Como dice Pascal Bruckner (9), “un acto de pen- desarrollar la salud e impedir la enfermedad”.
sar la historia del sujeto cuya subjetividad ha de Este planteamiento potenciador basado en la fi-
ser entendida más allá de los síntomas y que pre- losofía esencial propuesta por Mies van der Rohe
cisa de otro que haga posible la significación de (“menos es más”) sería la base de una propuesta
su malestar. Un acto clínico íntimo, de apariencia para la compresión y atención del malestar en la
simple, pero de enorme complejidad subyacen- posmodernidad.
te”, “un planteamiento potenciador de los pro-
pios recursos y posibilidades del paciente para

Contacto
Beatriz García Moratalla. CSM de Sestao.
C/ Antonio Trueba, nº 17 (Amb.). • Sestao 48910 Bizkaia
beatriz.garciamoratalla@osakidetza.net

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• Recibido: 26-4-12.
• Aceptado: 31-5-12.

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