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Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Espacio Curricular: Instituciones y Subjetividad


Horas Semanales: 3hs cátedras.
Curso: 1° Año 2° Cuatrimestre.
Año: Ciclo lectivo 2023.
Cuatrimestre de cursado: agosto-diciembre
Profesor Interino: Prof. Lic. Sergio Marcelo Ortiz

UNIDAD II

Higiene Mental y Psicohigiene

Se desarrollarán los conceptos centrales del autor Bleger, J. (1966), de su obra


más relevante Psicohigiene y Psicología Institucional. El Dr. Bleger, médico,
psicólogo, psicoanalista y docente universitario. Al igual que en el campo de la
profesión médica, una más amplia perspectiva de los problemas permite entrever una
actividad orientadora hacia la solución de cuestiones de orden metodológico y de
carácter práctico dirigidas a defender e incrementar la salud y el bienestar de la
población.
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Salir de los marcos de la actividad médica, interesada en los aspectos curativos


e individuales de la enfermedad, para entrar en el campo de las ciencias del
comportamiento, interesa por igual al médico y al psicólogo. Volcarse de lo individual
hacia lo social es consecuencia de un claro reconocimiento de que los problemas de
salud, de enfermedad y de normal convivencia exceden el ámbito profesional
privado e individual de las personas, transformándose en áreas de trabajo de las
instituciones encargadas de organizar la atención de la comunidad.

La incorporación definitiva, en el sentido técnico y profesional del psicólogo y


del psicoterapeuta al equipo médico y al de salud pública es consecuencia de un
mejor conocimiento del hombre sano y enfermero, y de una más ajustada comprensión
de la historia natural de salud y de la enfermedad en el hombre y la comunidad. En
la medicina, la totalidad de lo orgánico, lo psicológico, lo emocional, lo individual y
lo social son inesperables de lo que pertenece al hombre y al ambiente en el que aquél
hace, crece, se desarrolla y vive.

En este orden de ideas, la salud pasa de lo estático a lo dinámico, la salud y


la enfermedad aparecen como “procesos”, donde la herencia, el medio ambiente
actúan como factores permanentemente relacionados. La salud y la enfermedad sólo
resultan comprensibles en un estudio longitudinal, donde el presente constituye un
momento de algo que tiene historia pasada y posibilidades de proyección hacia el futuro.

Pero, la diversidad de aspectos a contemplar en la de estudiar y atender al


hombre en salud y enfermedad en su ambiente, con criterio holístico, lleva a la
formulación de denominaciones que, como las de medicina curativa, medicina
preventiva, medicina social, medicina ecológica y otras, pierden significación a
medida que se comprende que no puede haber más que una medicina, la que se apoya
en la multicausalidad: es decir en lo biológico, lo psicológico y lo social al mismo
tiempo, entendiendo al con una mirada integral en los procesos de salud y enfermedad.
sujeto como un ser bio psicosocial

La complejidad de la vida y de las organizaciones creadas para defender la vida


del hombre y facilitar su bienestar, como parte inesperable de la salud, han llevado
a la comprensión de que una medicina para ser realmente efectiva en el sentido
promocional de la salud y el bienestar, debe adoptar una franca actitud preventiva.
Ello rompe con el esquema clásico de lo que parecían ser hasta hace poco campo
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antagónico: las llamadas “medicinas curativas y “medicina preventiva”. En realidad,


no existe más que una medicina, la buena medicina afirma el autor. Es la que adquiere
un alto grado de eficiencia y de capacidad de prevenir enfermedades, de acortar y
erradicar las existentes y de promover la salud la eficiencia cuando es comprehensiva
con una mirada interdisciplinaria, y además que toma en consideración al mismo tiempo:
lo biológico, lo orgánico, lo psíquico, y lo social.

El psicólogo es un profesional absolutamente necesario en el equipo


médico y de salud pública. La ausencia de salud, la incapacidad física o mental al
igual que las dificultades de comunicación y capacidad de colaboración entre los
hombres, entre éstos y sus instituciones y entre las instituciones entre sí, conspiran
contra el ejercicio de la libertad individual y la de los grupos humanos, la felicidad y el
bienestar en la comunidad. Psicólogos y médicos tienen un amplio campo común de
trabajo para prevenir y facilitar el progreso y perfeccionamiento de la vida del hombre y
la comunidad.

El autor introduce el término “Psicohigiene” como parte de la higiene mental,


a su vez importante capítulo de la medicina preventiva, para delimitar el campo de
aplicación racional de los conocimientos y las técnicas psicológicas más efectivas
en beneficio de la comunidad. El autor denomina “Psicohigiene” a este conjunto de
actividades propias del psicólogo, no porque su busque una salud psíquica, sino
porque se actúa fundamentalmente sobre el nivel psicológico de los fenómenos
humanos, con métodos y técnicas procedentes del campo de la psicología y la
psicología social.

Toda institución es el medio por el cual los seres humanos se pueden enriquecer
o empobrecer o vaciarse como seres humanos; lo que comúnmente se llama adaptación
es sometimiento a la alienación y a la estereotipia institucional. A menudo se destaca
la capacidad del hombre para adaptarse a las variables condiciones físicas, sociales, o
institucionales del ambiente, en el sentido de ajuste, conformidad o sometimiento,
considerándose ello como normal o deseable sin advertirse que la “adaptación” en el
sentido biológico no elimina la tendencia natural del hombre a la independencia física y
espiritual y a su red inextinguible de cambio y progreso. Es una capacidad del hombre
modificar el ambiente para adaptarlo a sus necesidades y aspiraciones superiores,
dominando a la naturaleza y perfeccionando sus instituciones.
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La Higiene Mental

El autor define el concepto de “higiene mental”, al estudio de la administración


de los conocimientos, actividades, técnicas y recursos psicológicos que ya han sido
adquiridos para encarar los aspectos psicológicos de la salud y la enfermedad
como fenómenos sociales y colectivos. El concepto de “higiene mental”, debe
adquirir una dimensión social de la profesión del psicólogo, y con ella conciencia del
lugar que ella ocupa dentro de la salud pública y la sociedad, este cambio sobre el
concepto de salud y enfermedad implica no solamente centrarse en el campo de la
enfermedad hacia el modelo de promoción de la salud “higiene mental”.

Objetivo de la “higiene mental”

En principio el primer objetivo es hacer algo por el enfermo mental, en el


sentido de modificar la asistencia psiquiátrica, y llevar al paciente a condiciones
más humanas, con mejores hospitales y mejor atención médica y de salud mental,
para lograr una mayor proporción de curaciones.

Lograr el diagnóstico precoz de las enfermedades mentales, con lo que se


posibilita no sólo una tasa más elevado de curaciones, sino también disminución de
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sufrimientos y del tiempo necesario de internación, llegándose a que ésta sea en


algunas oportunidades innecesaria., forma parte de uno de los objetivos fundamentales
del concepto de higiene mental.

Otro objetivo es lograr más allá del diagnóstico precoz, lograr una profilaxis o
prevención de las enfermedades mentales, actuando antes de que éstas hagan su
aparición y, en consecuencia, evitándolas.

El concepto de “higiene mental” implica la necesidad de atender a la


rehabilitación, ya sea del paciente curado que debe reintegrarse a la vida plena, ya sea
del curado con déficit o secuelas, o ya de aquel por quien la medicina curativa no pudo
hacer nada.

Es decir, que el concepto de “higiene mental”, ya no se refiere tan solo a la


enfermedad o a sus profilaxis, sino también a la promoción de un mayor equilibrio,
de un mejor nivel de salud en la población. De esta manera ya no interesa solamente
la ausencia de enfermedad, sino el desarrollo pleno de los individuos y de la
comunidad total.

El énfasis de la “higiene mental” se traslada así de la enfermedad a la salud,


y con ello, a la atención de la vida cotidiana de los seres humanos. Cuando
observamos que la “higiene mental” tiene sus beneficios directos a la profilaxis en
cuanto que curar a un sujeto puede significar que él no oscile patológicamente sobre
sus hijos, y por otra parte, si actuamos en el nivel de la profilaxis, ello es inseparable del
mejoramiento del nivel de la salud de la comunidad.

Algunos prejuicios sobre el concepto de “Higiene Mental”

Se plantea estudiar y prevenirnos sobre ciertas actitudes o prejuicios frente a


la “higiene mental”, que no sólo están presentes en el público, sino también entre los
profesionales y, por supuesto, también entre los psicólogos clínicos.

Uno de los primeros prejuicios que debemos atender se refiere al de los polos
idealización-menosprecio de las posibilidades de la “higiene mental”, o se espera
de esta última solución milagrosa, o se desvalorizan todas sus posibilidades y
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realizaciones. Estas actitudes extremas dificultan o imposibilitan el necesario sentido


de realidad, y como en todas las actitudes extremas, una vez embarcados en una de
ellas, con facilidad se gira a la inversa.

Con ello se corre paralelamente el riesgo de fluctuar entre la impotencia y la


omnipotencia, con todos los prejuicios y daños de ambas. Trabajar en el campo de la
psicohigiene significa inevitablemente estar actuando en los problemas sociales y en las
condiciones de vida de los seres humanos, de aquí deriva otra posibilidad de
extremos, muy relacionados con la recién descritos, y que consiste por una parte en
creer que la “higiene mental” y la “higiene en general”, se reduce a una reforma
económico-política de la sociedad, y en la tendencia a transformar la “higiene mental2
en un movimiento ideológico en sí mismo. Ubicando a la “higiene mental”, en su justa
medida y posibilidades, no podemos ni debemos desentendernos de las condiciones
económicas, sociales de una comunidad, entre otras razones, porque hay situaciones
por debajo de las cuales la “higiene mental” consiste justamente en atender dichos
problemas sociales, como la alimentación, vivienda, derechos humanos entre otros
aspectos.

El psicólogo clínico debe, en el campo de la “higiene mental”, aplicar el


principio de que indagación y acción son inseparables y que ambas se enriquecen
recíprocamente en el proceso de una praxis. Esto no constituye una manifestación de
deseos, sino una condición fundamental para operar correctamente. La acción debe
ser precedida de una investigación, pero la investigación misma es ya una actuación
sobre el objeto que se indaga.

Salud Pública e “Higiene Mental”

La “higiene mental” es una rama de la salud pública y debe ser encarada en


concordancia con la organización y el nivel que esta última haya alcanzado en cada
lugar, de tal manera que no pueden desvincularse entre sí. La “higiene” comprende
el conjunto de conocimientos, métodos y técnicas para conservar y desarrollar la
salud.

El informe N°31 de la Organización Mundial de la Salud (1952), dice que la


“higiene mental consiste en las actividades y técnicas que promueven y
mantienen la salud mental. Dentro de la “higiene mental” se puede contar con una
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rama especial, que interesa particularmente al psicólogo clínico: es el campo de la


psicohigiene mental. Se lo denomina así, no porque se busque la salud psíquica sino
porque se actúa fundamentalmente sobre el nivel psicológico de los fenómenos
humanos, con métodos y técnicas procedentes del campo de la psicología y la
psicología social, Y éste es el campo del psicólogo clínico.

Lo mismo que para el caso de la psicohigiene, habría en rigor que hablar de


higiene mental y de salud mental, sólo para referirse al campo de acción y no a un sector
de resultados, porque toda actuación en la salud pública tiene efectos sobre los
fenómenos mentales y psicológicos como la alimentación, avitaminosis, infecciones, etc.
Tanto como las medidas de psicohigiene tienen repercusión directa sobre la salud
corporal, por ejemplo: según estudios de Spitz, M. sobre la carencia de amor y sus
efectos patológicos. De otra manera, estamos prolongando la terminología un dualismo
que rechazamos en la teoría.

La higiene mental, como ya hemos dicho, es parte integrante de la salud


pública, pero creemos que la psicohigiene rebasa los límites de la medicina, tanto como
rebasa las posibilidades de acción del médico. Cuando algunos ubican al psicólogo
clínico como auxiliar de la medicina, es porque no se ha entendido la función y extensión
de la psicohigiene, reduciéndola a la terapia de la neurosis y psicosis. Sería similar al
hecho de querer ubicar a los maestros como auxiliares de la medicina en función de la
intervención e influencia que ellos tienen como profesionales sobre el equilibrio
emocional y psicológico de los niños.

Definición de Salud Mental

La Salud Mental es una disciplina que se ocupa del estudio del psiquismo de los
sujetos y de las circunstancias que condicionan un desarrollo armónico. Su estudio
permite que el futuro profesional pueda tener una escucha más sensible de sus
pacientes, jerarquizando los factores emocionales en la causa y evolución de la
enfermedad. La salud mental es un nivel individual, la persona es un sujeto deseante,
que recorre un ciclo vital, en el que se incluye un proyecto significativo como motor de
la existencia. La salud mental estudia las vivencias psicológicas y emocionales que
dan cuenta de la experiencia subjetiva de las personas, siendo muchas las variables a
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tener que dan cuenta de la experiencia subjetiva, bien estar placer, logros, vínculos
afectivos.

La salud mental es un estado de relativo equilibrio e integración de los


elementos conflictivos constitutivos del sujeto, de la cultura y de los grupos equilibrio e
integración, provenientes de estados de crisis previsibles.

Estructuras Clínicas en la Constitución Subjetiva


del Psiquismo
La Neurosis
Afección psicógena cuyos síntomas son la expresión simbólica de un conflicto
psíquico que tiene sus raíces en la historia infantil del sujeto y constituyen
compromisos entre el deseo y la defensa. La extensión del concepto de neurosis ha
variado; actualmente el término, cuando se utiliza solo, tiende a reservarse a aquellas
formas clínicas que pueden relacionarse con la neurosis obsesiva, la histeria y la
histeria de angustia. Cuando hablamos de estructuras clínicas en la constitución
subjetiva nos referimos a la clínica de la neurosis, la psicosis, y las perversiones.

La Neurosis Obsesiva:
Se caracteriza por:

Lógica: detrimento en la expresión de sus afectos.

Ritual: conducta repetitiva y estereotipada.

Duda: si es suficiente correcta

Características:

Presentación: formal, buenos modales, pueden causar aburrimiento porque son


muy detallistas, lentos por las dudas.

Laboriosos: les queda poco tiempo para la recreación, el descanso y la vida


social.

Eficientes

Racionales, lógicos y rígidos.


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Inhibición o control en la expresión de sus afectos: pueden aparecer


explosiones de ira.

Económicos y ahorrativos: pueden llegar a ser avaros.

Coleccionistas: guardar, acumular, no pueden tirar nada.

Apego a rituales:

Según Freud; fijación en fase anal, placer en retener y largar, suciedad, asco, y
todo componente anal. Los rasgos obsesivos van de lo normal a lo patológico.

Normal: son los rasgos obsesivos adaptativos, beneficiosos y funcionales.

Caracteropatías: o trastornos: desorden de la personalidad, estos rasgos los


afectan y afectan a los que lo rodean.

Trastorno Obsesivo Compulsivo (T.O.C.), es un cuadro patológico que


presenta síntomas por los que la persona sufre.

Síntomas: ideas obsesivas y rituales obsesivos.

Idea obsesiva: son aquellos pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y


persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno y causan
ansiedad o malestar significativo. Es una idea que se impone en contra de la
voluntad del sujeto. Es obsesiva porque es una idea repetitiva, sistemática. Son
ideas que genera ansiedad porque una persona común conscientemente las
rechazaría no las aceptaría.

Ritual obsesivo: conductas repetitivas, generalmente caprichosas que se


realizan de forma estereotipada y cuya principal función es reducir la ansiedad.
El acto se realiza por una sensación de compulsión, por lo general el individuo
reconoce la falta de sentido de la conducta, pero no puede evitar hacerlo. Son
una fuente significativa de malestar para el individuo ya que interfiere en su
funcionamiento social, laboral y en su vida diaria.

La interpretación de las ideas obsesivas como expresión de deseos reprimidos,


la sintomatología principal está representada por las ideas obsesivas con
acciones compulsivas.

Mecanismos de defensa: formación reactiva, es una manera manifiesta, el


componente defensivo del conflicto, es un proceso de defensa inconsciente. Los
principales mecanismos de defensa son, aislamiento, anulación, regresión a la
fase anal.
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Trastorno Obsesivo Compulsivo:

La neurosis obsesiva, es una estructura de personalidad caracterizada por


presentar ideas obsesivas de contenido monocorde, que aparecen como
mandatos que de no hacerse cosas terribles le sucederán, son ideas que se
imponen compulsivamente, y no puede dejar de hacerlo, si no sufre una gran
angustia.

El sujeto ritualista su existencia, es una estructura muy fuerte, regresa al yo al


estadio sádico anal, por eso tiene una concepción de la sexualidad como sucia
y hostil, hay rigidez y severidad en el súper yo, llega a la etapa fálica regresa y
se establece en el estadio anal.

El conflicto psíquico se expresa por síntomas llamados compulsivos, ideas


obsesivas, compulsión a realizar actos indeseables, ceremoniales conjuratorios,
etc, y por un tipo de pensamiento caracterizado especialmente por rumia mental,
la duda y los escrúpulos y que conduce a inhibiciones del pensamiento y la
acción.

Presenta mecanismos de desplazamiento del afecto hacia representaciones más


alejadas del conflicto original, aislamiento, y formación reactiva.

O sea que posee cuatro pilares defensivos: formación reactiva, asilamiento,


anulación y regresión.

El sujeto ritualista su existencia, su pensamiento es muy rígido y con


componentes mágicos el solo pensar lo daña.

En cuanto a los afectos predomina la culpa, el remordimiento, inconscientemente


la ambivalencia es entre el amor y el odio que conscientemente toma la forma
de la duda obsesiva.

Los rituales son mandatos superyoicos indeclinables, de no hacerse cosas


tremendas ocurrirán, se imponen compulsivamente.
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La Histeria

La palabra histeria deriva del griego “hysteron”, que significa matriz y orienta
hacia la interpretación pionera de Hipócrates, que se refiere a las migraciones uterinas
como base del trastorno. Se creía que el útero era un órgano móvil que deambulaba
por el cuerpo de la mujer, causando enfermedades a la víctima cuando llegaba al pecho.

Se consideraba a la enfermedad como provocada por insatisfacción sexual,


la prescripción médica era el coito si estaba casada, el matrimonio si estaba soltera, y
el masaje de una comadrona, o de aparatos como último recurso.

A finales del siglo XIX Charcot (1886) aborda el problema de la histeria


sustentando una concepción neurológica orgánica; sin embargo, la gran revolución en
el terrero de la histeria se lleva a cabo con Freud, el cual defiende la causalidad
psíquica e inconsciente del trastorno. Sustenta inicialmente que la represión
inconsciente de los sentimientos, deseos y temores, producida por un
acontecimiento traumático; que posteriormente modifica su teoría, es la base de los
fenómenos histéricos, y formula con posterioridad una teoría psicosexual, Edípica, del
problema. El síntoma histérico sería una solución de compromiso entre el deseo y lo
prohibido.

Histeria de conversión:

Se trata de una neurosis caracterizada por la hiperexpresividad somática de


las ideas, de las imágenes, y de los afectos inconscientes, representado por la
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capacidad que tiene todo órgano y toda función de servir como medio de expresión de
las pulsiones sexuales.

La conversión es un mecanismo psíquico que consiste en una transposición


de un conflicto psíquico y una tentativa de resolución del mismo en síntomas somáticos,
motores, o sensitivos.

La palabra conversión corresponde en Freud a una concepción económica:


la libido desligada de la representación reprimida se transforma en energía de
inervación. La característica esencial de los síntomas de conversión es su significación
simbólica. Los síntomas corporales hablan, las representaciones reprimidas,
deformadas por los mecanismos de condensación y desplazamiento. Por una
“complacencia somática”, factor constitucional o adquirido, predispondría a un
determinado órgano o aparato a ser utilizado para este proceso.

Personalidad Histérica:

Según el psicoanálisis la histeria, proviene de la dificultad por parte del sujeto de


solucionar el conflicto de Edipo y evitar la angustia de castración, las estructuras básicas
dependen de una relación simbólica en la dialéctica también simbólica del paso Edípico
del ser a tener. Cobra importancia el significante en relación a la falta y la completud
del Otro (significante fálico).

La neurosis encarna estructuralmente la dinámica de una pregunta, sin una


respuestas definitiva. Al modo de la histeria relacionada con la identidad sexual, ¿Qué
es ser una mujer?.

Freud justifica el diagnóstico de una histérica cuando aparece repugnancia allí


donde debería aparecer excitación sexual.

Características:

Egocentrismo, seducción, histrionismo, labilidad emocional, sugestionabilidad,


dependencia, erotización de las relaciones sociales, temor a la sexualidad, etc.

Desde la publicación del DSM III en 1980, desaparece la clasificación del término
de histeria y se reconocen dos grandes grupos que integran los clásicos histéricos:

Los trastornos somatomorfos y los trastornos disociativos, en el actual DSM V de 1995,


se mantienen ambos grupos.
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Histeria de Angustia: Fobia


Histeria de angustia o fobia, consiste en un miedo intenso ligado a la aparición
de un objeto, persona, o situación, cargada afectivamente. El síntoma aparece como
una medida defensiva contra el surgimiento de la angustia, y de hecho contra todas sus
posibilidades de actualización.

Únicamente, cuando el temor que se tiene es desproporcionado es que


podemos hablar de una fobia. Y ese temor injustificado lleva a la persona a asumir
conductas de evitación. No debe confundirse fobia con temor, al hablar de fobia
hablamos de temor desproporcionado, y donde alcanza tal intensidad que solo la huida
le permite a la persona controlarlo.

Como en toda neurosis actúa la represión, cortando la ligadura entre el


representante y su carga afectiva, en la fobia la carga afectiva que nunca pudo ser
reprimida, se liga a un objeto, el que actúa como formación sustitutiva. Y esa angustia
puesta ahora en un objeto, hace de ese objeto, el objeto fobígeno. Y el síntoma será
justamente la fobia hacia ese objeto, síntoma que actuará como contrainvestidura de
aquella representación intolerable que se reprimió.

El yo que sufre estas manifestaciones, apela a estrategias pare evitar la angustia, estas
son:

Conductas de evitación: que consiste en conductas de fuga muy diversas tendientes


a evitar encontrar el objeto, o situación tabú: encerrarse, hacer trayectos definidos, etc.
El sujeto reconoce la irracionalidad de sus conductas, pero igual se ve compelido a evitar
situaciones específicas que lo exponen a una ansiedad intensa.

Conductas de tranquilización: que consisten en la búsqueda de la compañía de una


persona o un objeto que infunde seguridad, acompañante fóbico.

Mecanismos de defensa:

Represión: del conflicto original.

Proyección: de la representación reprimida, lo que ubica en el mundo externo un peligro


interno.
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Desplazamiento: de un miedo a un objeto ansiógeno, a otro más evitable e improbable,


disfrazando el conflicto original.

Regresión: o sea el pasaje de conflictos Edípicos.

Rasgos de carácter:

Constante estado de alerta, actitud de huida, inhibiciones, frigidez, tabú sexual, rechazo
al contacto con otros, etc.

Formas Clínicas:

Fobia a los espacios

Agorafobia: miedo a los espacios abiertos, concurridos.

Claustrofobia: miedo a los espacios cerrados.

Fobias sociales:

Miedo ligado a las relaciones con los otros, ya que se a relaciones individuales o
grupales.

Fobia a los animales y a los objetos.

Fobia a los transportes.

Fobia a las armas y a los elementos cortantes.

La erecuthophobie. Se trata de un miedo a enrojecer y angustia por el solo pensar en


enrojecer. La sola idea de enrojecer puede transformarse en una ocasión suficiente
para provocar una crisis.

Es diferente a la eritrofobia que es la fobia al color rojo como tal.

Nosofobia: miedo a las enfermedades.

Las activas o contrafobia, son conductas que, en lugar de evitar las situaciones temidas,
lo que se hace es justamente lo contrario, es decir se confronta una y otra vez con
aquello que se teme. Es una huida delante que se expresa mediante un desafío.
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Las Perversiones
Se define como perversión, el conjunto de comportamiento psicosexual que
acompaña a la desviación de la pulsión en la obtención del placer
sexual. Desviación con respecto al acto sexual genital.

Se dice que existe perversión cuando, el orgasmo se obtiene con otros objetos
sexuales, o situaciones que no remiten necesariamente al acto sexual.

Habría una satisfacción parcial de la pulsión que no se subordina a lo


genital. La perversión aparece como la persistencia o reaparición de un
componente parcial de la sexualidad, la perversión sería una regresión a una
fijación anterior de la libido.

La perversión es el negativo de la neurosis, que hace de la perversión la


manifestación en bruto, no reprimida, de la sexualidad infantil.

El perverso tiene una sola manera de alcanzar el placer sexual, que se centra en
las pulsiones parciales sexuales, y no a la primacía de la sexualidad genital. En
la estructura perversa, la sexualidad está organizada alrededor de las pulsiones
parciales, y mediante el mecanismo de defensa de la renegación y la
desmentida, desmiente la genitalidad. Según la conceptualización del
psicoanálisis, se trata de la renegación de la falta, con un goce sin falta, es decir
que no opera la castración.

Clasificación de las perversiones:

1. Fetichismo (objetos como zapatos, ropa interior)


2. Sadismo (imposición de sufrimiento a otra persona)
3. Exhibicionismo (exposición de los propios genitales en la vía pública)
4. Masoquismo (excitación sexual a través del autosufrimiento)
5. Voyerismo (observación del acto sexual de otros)

Psicosis
Es un término genérico utilizado en psicoanálisis y psiquiatría para referirse a
un estado mental descrito como una escisión o pérdida de contacto con la
realidad.
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Se ha definido la psicosis como un desorden mental grave, caracterizado por


un trastorno de la personalidad, por la pérdida del contacto con la realidad y
por causar el empeoramiento del funcionamiento social normal.

Presenta un desvío en el juicio de realidad. Este desvío es propio de la psicosis,


a diferencia de la insuficiencia de juicio, propia de la oligofrenia, del
debilitamiento propio de las demencias, y de la suspensión del juicio propio de
los estados confusionales (o delírium).

Es una enfermedad mental grave que se caracteriza por una alteración global de
la personalidad acompañada de un trastorno importante del sentido de la
realidad. Presenta ideas y percepciones anormales y puede tener falsas
creencias acerca de lo que está sucediendo lo que altera totalmente su relación
con los otros.

Síntomas:

Desorganización en el pensamiento y el habla.

Creencias falsas que no están basadas en la realidad (delirios), especialmente


miedos o sospechas infundadas.

Ver, escuchar o sentir cosas que no existen (alucinaciones)

Pensamientos que "saltan" entre temas que no tienen relación (pensamiento


desordenado)

Confusión mental.

Comportamiento: comportamiento desorganizado, agitación, agresión,


aislamiento social, automutilación, falta de autocontrol, hiperactividad,
hipervigilancia, hostilidad, movimientos repetitivos, repetición incoherente de
palabras o repetición persistente de palabras o acciones

Cognitivos: trastorno cognitivo, confusión, lentitud para realizar actividades,


creencia de que los pensamientos no son propios, creencia de que un evento
común tiene un significado especial y personal, desorientación, dificultad para
pensar y comprender, falsa creencia de superioridad, pensamientos acelerados,
pensamientos de suicidio o pensamientos no deseados

Estado de ánimo: nerviosismo, ansiedad, apatía, descontento general, enfado,


entusiasmo, rango limitado de emociones, sensación de desconexión con uno
mismo o soledad

Psicológicos: escuchar voces, miedo, alucinaciones visuales, delirio


persecutorio, delirio religioso, depresión, episodio maníaco o paranoia
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Habla: deficiencia del habla, habla incoherente, habla rápida y frenética o


verbosidad excesiva

También comunes: alucinación táctil, pesadillas o pérdida de la memoria

Las personas que experimentan psicosis pueden presentar alucinaciones o


delirios.

Alucinaciones:

Percepción de una imagen, un objeto o un estímulo exterior inexistentes que son


considerados como reales, la mente lo percibe sin que su existencia sea real. En
ese sentido es distinta de la ilusión, que es una percepción distorsionada de un
estímulo externo efectivamente existente. Las alucinaciones pueden ocurrir en
cualquier modalidad sensorial: visual, auditiva, olfativa, gustativa, táctil,
propioceptiva, equilibrioceptiva, nociceptiva, termoceptiva o varias mezcladas.
Por lo general las alucinaciones no se analizan como un aspecto separado sino
dentro de un cuadro más general de trastornos relacionados con estos episodios
alucinatorios.

Delirios:

Es una creencia o realidad alterada que se mantiene de manera constante a


pesar de que existe evidencia o consenso sobre lo contrario.

El delirio o idea delirante debe cumplir varios requisitos:

Ser firmemente sostenida pero con fundamentos lógicos inadecuados;

Ser incorregible con la experiencia o con la demostración de su imposibilidad;

Ser inadecuada para el contexto (por ejemplo, cultural) del sujeto que la
sostiene.

Los delirios pueden ser:

Sistematizados: las creencias están organizadas en torno a un núcleo teórico,


con coherencia y estructura interna, de forma que todas las preguntas que se le
hagan pueden ser respondidas adecuadamente, con lógica y orientación
finalista; es común en las psicosis paranoides, agudas o crónicas;

No sistematizados: conjunto de ideas y creencias delirantes mal sostenidas,


sin coherencia interna, con pocos recursos, donde no hay un núcleo ni razones
que organicen los pensamientos, de forma que las preguntas no obtienen
respuestas adecuadas; muy común en la esquizofrenia;
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Prof. Interino: Prof. Lic. Sergio Marcelo Ortiz
Bibliografía Obligatoria Unidad II

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