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1. Distingan las diferencias que definen a la física antigua y medieval del saber
matemático de la precisión.
2. Reconozcan las características de la ciencia moderna.
3. Conozcan los pasos del método hipotético deductivo empleado por Galileo.
4. Comprendan las condiciones que hacen posible el principio de inercia y el tipo de
cuerpo concebido en el mismo.
5. Puedan comprender por qué en el experimento de la Torre de Pisa los aristotélicos y
galileanos observaron la misma prueba pero arribaron a conclusiones distintas.
6. Vislumbren la esencial interrelación que se da entre “historia interna” e “historia
externa” en el denominado “caso Galileo”.
7. Reconozcan la importancia la búsqueda de certeza en el pensamiento de Descartes
que marca un hito en la historia de la filosofía, inaugurando de este modo con su
proyecto filosófico las características esenciales del mundo moderno.
8. Se apropien del vocabulario específico de la filosofía.
En esta unidad nos proponemos señalar las características principales que definen
el surgimiento de la ciencia moderna.
La física antigua y medieval fue esencialmente descriptiva y no buscaba ni la
exactitud ni la certeza en el entendimiento de los fenómenos naturales, aquello que
caracteriza a la ciencia moderna será precisamente la interpretación de esos fenómenos en
términos matemáticos
Para el hombre moderno el saber matemático se basa en la razón humana y es el
único que nos brinda certezas. Fue Galileo (siglo XVII) quien consideró que la naturaleza
misma, en tanto creación divina, podía ser entendida en clave matemática.
Desde esta interpretación del universo los cuerpos pierden sus características
sensibles (la forma y materia aristotélicas) y pasan a ser concebidos matemáticamente.
ridículo pretender medir con exactitud las dimensiones de un ser natural: el caballo es
sin duda mayor que el perro, y menor que el elefante, pero ni el perro, ni el caballo, ni el
elefante tienen dimensiones estricta y rígidamente determinadas: entodas partes hay un
margen de imprecisión, de “juego”, de “más o menos” y de “aproximadamente”.
Los cuerpos de los que habla la física antigua aristotélica poseen materia y forma,
es decir, están compuestos básicamente de los elementos primarios, en mayor o menor
medida en cada caso. La tierra, el agua, el aire o el fuego están en sus naturalezas, y
además, poseen una cierta forma que los define. Así, por ejemplo, lo pesado y lo
liviano, el arriba y el abajo, lo húmedo y lo seco, son todas ellas categorías de análisis en
la física de Aristóteles.
La ciencia moderna
La ciencia moderna surge en Europa entre los siglos XVI - XVII. Sus fundamentos
aún sostienen el saber de nuestros días, aunque ha habido muchos cambios y quizás no
se pueda hablar de la ciencia actual como una mera prolongación o desarrollo de la
moderna. Por ello, se habla de la Posmodernidad y de una ciencia posmoderna, pero no
podemos entrar aquí en esa polémica.
Entre los nombres de los grandes genios que le dieron forma, destacamos, en
orden cronológico a: Nicolás Copérnico (de quien hablamos en la unidad N° 2), Galileo
Galilei, Johannes Kepler, Isaac Newton, Albert Einstein, con éste último ya ingresamos al
siglo XX.
Al final de este texto, dedicamos un apartado a Galileo Galilei, que nos permitirá
tener una perspectiva amplia sobre la relación de la historia interna y externa de la ciencia.
Veremos ahora sus características:
Aplicar el saber científico para asegurarse una intervención eficaz en todos los
campos posibles.
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(La energía (E) es igual a la masa (m) multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz (c2)
De modo que el cuerpo y el espacio de los que habla Galileo no son reales en
absoluto, sino ideales, como lo son los objetos de la matemática.
realidad.
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Apriorismo intelectual: cuando el entendimiento postula algo en forma independiente de la
experiencia, atendiendo solo a su propia ley.
Los cuerpos no emplearon tiempos iguales en su caída, sino que llegaron al suelo
con un pequeñísimo intervalo, el más pesado inmediatamente antes que el más liviano. El
resultado obtenido, más allá de la mínima diferencia, refutaba a Aristóteles, pues no
había ninguna proporcionalidad entre las diferencias de pesos y los tiempos de caída.
¿Qué conclusión podemos extraer entonces de esta divergencia? Pues que los
hechos, por sí mismos, no bastan para explicar nada, o bien, que pueden explicarlo
todo.
Y es que los hechos adquieren sentido sólo cuando son comprendidos en el
contexto de sus relaciones con otros, cuando son incorporados a un determinado
esquema o modo de ver las cosas, donde los hechos se inscriben y ocupan su lugar.
Portada de "Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo, tolemaico e copernicano" segundo texto en
defensa de la teoría de Copérnico.
El caso Galileo
Oscar Cuervo
Casi un siglo después del inicio de este proceso con Copérnico, la innovación
muestra su carácter revolucionario, en el sentido más político del término.
En libros como Diálogo sobre los dos sistemas máximos, Galileo propone una
escena de lucha dialéctica. El contrincante a vencer es el escolástico que cree que en los
libros del Magister Aristóteles se hallan las respuestas a todos los enigmas de la
naturaleza.
Para Galileo, la verdad no hay que buscarla en los libros, sino en el mundo, al que
considera otro texto, distinto al de los libros escolásticos:
“La filosofía está escrita en este libro que tenemoscontinuamente
abierto ante nuestros ojos (el universo, yo digo), pero que no puede
entenderse si antes no se aprende a entender la lengua y conocer los
caracteres en que está escrito. Está escrito en lengua matemática, y los
caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas sin cuyo
medio esimposible humanamente entender una palabra: sin ellos, todo es
errar vanamente por un oscuro laberinto” ( Il Saggiatore, Galileo Galilei,
1623).
neoplatónica: también para él debía irse más allá de las apariencias sensibles en
búsqueda de una estructura subyacente que les dé sentido.
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Empiristas: corriente filosófica moderna (siglos XVII y XVIII) que sostiene que la base del conocimiento
humano proviene de la observación de los hechos.
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Positivistas: posición filosófica del siglo XIX, cuyo principal exponente es Augusto Comte. Sostiene que la
ciencia es la forma de conocimiento más objetiva y mejor fundamentada porque se basa en la observación de
los hechos.
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Cisma: separación, fractura
Introducción al Pensamiento Científico - Asti Vera Dufour - Mónica Giardina Página 12
La Ciencia Moderna
la autoridad religiosa en materia de los dogmas de la fe, pero a la vez argumentaba que el
conocimiento de la naturaleza no se vinculaba a esta fe.
Para ello proponía distinguir entre verdades de fe (de orden sobrenatural, a las
que se accede mediante la revelación divina) y verdades de orden natural (a las que
cada individuo está en condiciones de acceder por sus propias potencias).
Hoy nos suena una salida razonable: se trataba de separar la fe de la ciencia,
como dos regímenes no opuestos sino autónomos.
Galileo trataba de convencer a sus interlocutores de que no hacía falta
desprenderse de las Escrituras (en las que decía creer), sino separar la religión de la
cosmovisión geocéntrica, que no se hallaba en la Biblia sino en el antiguo saber griego.
Por más razonable que hoy nos resulte, esta propuesta era inaceptable para la
Iglesia, habituada durante siglos a ejercer un control total de la producción y circulación
cultural y científica.
Después de diversas advertencias y amonestaciones, que en algún caso Galileo
había eludido gracias a sus contactos con jerarquías de la Iglesia, en 1633 el tribunal de
la Inquisición decidió procesar y finalmente condenar como una herejía la doctrina
heliocéntrica defendida por Galileo.
Él no había sido su autor, pero se había convertido en su más peligroso militante.
Dicho tribunal conminó7 a un Galileo ya anciano y casi ciego a desdecirse de la citada
doctrina.
Entonces, Galileo se retractó:
"Yo, Galileo, hijo de Vincenzo Galileo de Florencia, a la edad de 70 años,
interrogado personalmente en juicio y postrado ante vosotros, Eminentísimos
y Reverendísimos Cardenales, en toda la República Cristiana contra la
herética perversidad, Inquisidores generales; teniendo ante mi vista los
sacrosantos Evangelios, que toco con mi mano, juro que siempre he creído,
creo aún y, con la ayuda de Dios, seguiré creyendo todo lo que mantiene,
predica y enseña la Santa, Católica y Apostólica Iglesia.
Pero, como, después de haber sido jurídicamente intimado para que
abandonase la falsa opinión de que el Sol es el centro del mundo y que no
se mueve y que la Tierra no es el centro del mundo y se mueve, y que no
podía mantener, defender o enseñar de ninguna forma, ni de viva voz ni por
escrito, la mencionada falsa doctrina, y después de que se me comunicó que
la tal doctrina es contraria a la Sagrada Escritura, escribí y dia la imprenta un
libro en el que trato de la mencionada doctrina perniciosa y aporto razones
con mucha eficacia a favor de ella sin aportar ninguna solución, soy juzgado
por este Santo Oficio vehementemente sospechoso de herejía, es decir, de
haber mantenido y creído que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, y que
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Conminar: requerir a alguien el cumplimiento de un mandato, bajo pena sanción determinada.
Epílogo
Entre las astucias de Galileo se encuentra la de percatarse de que no bastaba
con desechar la astronomía aristotélica- ptolemaica, sino que era necesario también
producir una nueva física acorde con la cosmología heliocéntrica.
No fue él quien logró desarrollar esta nueva física, aunque empezó a delinear
algunos esbozos con su primera formulación del principio de inercia, que luego sería
precisado por Isaac Newton en su libro Philosophiæ naturalis principia matemática, en el
que postuló además la fundamental ley de la gravitación universal a la que la ciencia
moderna le adjudicaría un alcance sin restricciones en todas las regiones del universo.
Con una sola ley Newton se propuso explicar la mecánica del universo entero, la
caída de los cuerpos en el espacio terrestre tanto como el movimiento de los planetas
alrededor del Sol y el de los satélites alrededor de los planetas.