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A cerca de la Ciencia Antigua, podemos saber que, los primeros filósofos griegos
intentaron sustituir el antiguo saber de la humanidad, es decir, los mitos, por un saber
racional, al cual Platón llamó episteme (ciencia). Aristóteles desarrolló y modificó la
concepción de su maestro, simplificando un poco la cuestión.
Podemos decir que la ciencia para Aristóteles exige: la demostración deductiva necesaria y
el conocimiento de la esencia de las cosas.
Mientras que la Ciencia Moderna, es recogida por la filosofía medieval pero entrará en
crisis en la época moderna a partir del siglo XVII se adopta la nueva concepción del
mecanismo.
El mundo es ahora percibido como una gran “máquina”, es decir, como un conjunto de
corpúsculos dotados de extensión en movimiento. Asimismo, y a consecuencia de la crítica
demoledora que realizó David Hume sobre el concepto aristotélico de “casualidad”, la
ciencia deriva hacia un fenomenismo (“no es posible descubrir las causas reales de la
producción de los fenómenos, ni tampoco establecer, causas necesarias, entre ellos”).
El campo de la ciencia queda limitado a los fenómenos y sus leyes, entendidas estas
últimas como regularidades de los fenómenos mismos.
A diferencia de la Ciencia Actual, que fue apareciendo lentamente entre la segunda mitad
del siglo XIX y comienzos del XX gracias a nuevos acontecimientos que modificaron el
panorama de la ciencia: por un lado, aparecen las llamadas ciencias humanas (historias,
geografía, sociología, psicología, etc…), las cuales parecen ser de “otro tipo”, que las
ciencias naturales; por otro lado, el mecanismo anterior es sustituido por la nueva física, que
introduce conceptos revolucionarios (relatividad, “cuantos”, etc…) y acaba con el
determinismo de la antigua física.
El método inductivo consiste en alcanzar una tesis general a partir de un conjunto de casos
concretos. En la inducción se pasa, generalmente, de lo particular a lo general.
La inducción sí que nos lleva a obtener conclusiones que amplían conocimiento. He aquí
algunas objeciones del método inductivo:
Desde Galileo, muchos científicos han preferido usar este método (hipotético - deductivo), el
cual, sin embargo, tampoco se ve libre de críticas.
Los pasos principales son los siguientes:
Este método hipotético - deductivo, es bastante complejo: incluye actividades tan diversas
como la observación, la experimentación, la invención de hipótesis, la deducción racional,
etc…
Además, plantea numerosas dificultades, especialmente con respecto a la contrastación.
Esta revolución fue propuesta por Alenzandre Koyré, que introdujo el término “Revolución
Francesa”, centrando el análisis en Galileo, y el término fue popularizado por Butterfield en
su obra Origins of Modern Science (Orígenes de la ciencia moderna).
El estado metafísico, es ese estado que busca el por qué y la explicación de la naturaleza
en las cosas mismas, a través de entidades abstractas, inmutables y necesarias.
Sigue manteniendo ese carácter más cerca del estado anterior que del positivo.
Domina el razonamiento. El espíritu metafísico no tiene la autoridad efectiva que tenía el
estado teológico, aunque ha servido, pensaba Comte, entre los distintos géneros del saber.
Por eso, es una fase destructiva y crítica, no constructiva.
El estado positivo, es la última etapa del desarrollo del espíritu humano. No busca el por
qué de las cosas sino el cómo aparecen y se comportan los fenómenos.
Solo interesa la descripción fenoménica y la regularidad de su obrar.
El estado definitivo de la positividad racional, tiene como rasgo distintivo el de la
subordinación constante de la imaginación a la observación: el espíritu humano renuncia a
las explicaciones absolutas de etapas anteriores y ser circunscribe al dominio de la
verdadera observación
Este estado se rige por la regla de que toda proposición que no pueda reducirse al mero
enunciado de un hecho, particular o general, no tiene sentido.