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DEL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS PADRES O

REPRESENTANTES LEGALES EN EL RESARCIMIENTO CIVIL DEL DAÑO


A LAS VICTIMAS EN EL SISTEMA DE RESPONSABILIDAD PENAL
JUVENIL COLOMBIANO.

LUIS MANUEL GÓMEZ GUTIÉRREZ


FABIO ANTONIO LÓPEZ AGUDELO

UNIDAD CENTRAL DEL VALLE DEL CAUCA


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y HUMANÍSTICAS
PROGRAMA DE DERECHO
TULUÁ
2012

1
DEL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS PADRES O
REPRESENTANTES LEGALES EN EL RESARCIMIENTO CIVIL DEL DAÑO
A LAS VICTIMAS EN EL SISTEMA DE RESPONSABILIDAD PENAL
JUVENIL COLOMBIANO

LUIS MANUEL GÓMEZ GUTIÉRREZ


FABIO ANTONIO LÓPEZ AGUDELO

TRABAJO DE GRADO PRESENTADO PARA OPTAR AL TITULO DE


ABOGADO

DRA. LUCENA ROCIO MURILLO


DIRECTORA

UNIDAD CENTRAL DEL VALLE DEL CAUCA


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y HUMANÍSTICAS
PROGRAMA DE DERECHO
TULUÁ
2012

2
CONTENIDO

Pág.

INTRODUCCIÓN 4
1. DE LOS SUPUESTOS APLICABLES AL RÉGIMEN DE 5
RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL
2. DEL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD APLICABLE A LOS
PADRES POR LOS DAÑOS PROVOCADOS POR SUS 12
MENORES HIJOS DESDE LA DOCTRINA Y LA
JURISPRUDENCIA COMPARADA.
2.1DE LOS REQUISITOS EXIGIDOS PARA LA APLICACIÓN DE 16
LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES.
3. DEL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD, OBJETIVA Y
SOLIDARIA, APLICABLE A LOS PADRES POR LOS DAÑOS 19
PROVOCADOS POR SUS MENORES HIJOS DESDE LA
LEGISLACIÓN COLOMBIANA
CONCLUSIONES 28
BIBLIOGRAFÍA 29

3
INTRODUCCIÓN

Mediante la Ley de Infancia y Adolescencia se fortalece en Colombia el


sistema de responsabilidad penal juvenil, consagrando entre sus posiciones
un régimen de responsabilidad civil extracontractual aplicable a los padres de
los menores y adolescentes que con sus conductas delictivas (o infracciones)
causan daños a terceros, debiendo sus padres soportar la carga
indemnizatoria.

Dicho sistema de responsabilidad civil extracontractual obedece a la lógica de


garantizar el resarcimiento del daño, en tanto los menores carecen de
capacidad económica para asumir tales cargas. Este sistema se basa en
modelos de responsabilidad civil extracontractual que tienen origen en la
doctrina y la jurisprudencia europea. Por lo que la adopción de un sistema de
esta naturaleza trae consigo una serie de inquietudes en cuanto a las
tendencias, a las teorías y a las perspectivas de su aplicación dentro de un
contexto sociocultural como el colombiano.

Tales aspectos son las que precisamente se desarrollan en la presente


monografía. Se inician precisando algunos conceptos estructurantes de un
régimen de responsabilidad civil extracontractual. Continuando con las teorías
y tendencias que dan sentido desde la doctrina y la jurisprudencia a los
diferentes modelos, especialmente a los aplicables a los padres por los
hechos dañosos de sus menores hijos. Terminando con algunas perspectivas
frente a la adopción de este sistema de responsabilidad en la legislación
colombiana.

4
1. DE LOS SUPUESTOS APLICABLES AL RÉGIMEN DE
RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL

Por responsabilidad se tiene a aquella deuda u obligación de reparar o


satisfacer, siendo desde el componente jurídico complementada con algunos
supuestos, como por ejemplo la producción de un daño sobre la persona o el
patrimonio de una persona, por esto la responsabilidad jurídica puede tenerse
como: “la sujeción de una persona que vulnera un deber y produce un daño, a
la obligación de resarcir el daño producido”. Así el origen de la responsabilidad
se soporta en la vulneración de un deber, dando lugar a un daño, surgiendo el
deber de repararlo, sea a la persona, sea a su patrimonio.

Igualmente se consideran dos tipos de responsabilidad genérica, la contractual


y extracontractual1. La primera tiene su fundamento en la vulneración de un
deber que tiene su origen en un contrato. En este caso, la responsabilidad se
genera ante el desconocimiento de lo que previamente las partes han
acordado. La segunda supone la vulneración de un deber que tiene su origen
o fundamento en la obligación que toda persona tiene de no lesionar los
derechos e intereses de los demás. En este caso, por el contrario, no existe
una relación previa de ningún tipo, dándose lugar a una obligación de
resarcimiento por el solo hecho de contravenir el deber de conducta estipulado
por la norma.

Para que exista responsabilidad la doctrina ha establecido una serie de


requisitos, a saber: el comportamiento dañino o lesivo, el daño, la relación de
causalidad y la culpa. A continuación se definen los mismos:
1
ANESTUR (Federación Nacional de Escuelas de Turismo de España). La
Responsabilidad Civil. Disponible en:
www.anestur.com/BA_T9_Responsabilidad_Civil_v1.doc

5
 El comportamiento dañino o lesivo, siendo necesario que se haya
producido un acto humano al que se pueda considerar como causa del
daño; el cual admite dos modalidades de conducta, sea por acción o sea
por omisión. Para efectos de la responsabilidad civil extracontractual puede
requerirse que dicho comportamiento haya sido provocado por culpa o por
negligencia de quien actúa.

 El daño, concretado en la lesión o menoscabo de un bien o un derecho y


que tiene una transcendencia de carácter patrimonial, en tanto se afecta un
bien o un derecho valorable económicamente.

 La relación de causalidad, puesto que se exige que entre el daño que se


causa y la conducta del agente productor del daño debe existir una relación
de causalidad.

 La culpa, entendida como la valoración que se le hace a la conducta del


sujeto agente en cuanto su actuación admite ciertas características que
pudieron haber llevado al daño, en este caso puede ser por negligencia en
el actuar o por culpa.

Esto último deriva en dos modalidades de responsabilidad a saber, la objetiva


y la subjetiva2. Existe responsabilidad objetiva cuando se impone a un sujeto la
obligación de responder por haberse ocasionado un daño pero sin tener
consideración alguna a la actuación del sujeto, es decir, es intranscendente la
presencia de negligencia o culpa. Por el contrario, para que haya
responsabilidad subjetiva se exige un actuar ya sea culposo, negligente e
incluso doloso, pudiendo el agente exonerarse de responsabilidad en la
2
Ibíd.

6
medida que demuestre su actuar diligente. Esta diferenciación interesa en la
medida que el legislador puede contemplar supuestos en donde se enerva el
deber resarcitorio sin que haya existido culpa por parte del sujeto, en tales
casos se habla de responsabilidad objetiva.

Por esto se considera que la responsabilidad objetiva es de creación exclusiva


del legislador, al considerar éste algunas situaciones de la vida práctica que
aconsejan su institucionalización a efectos de proteger los bienes e intereses
de los asociados, en tanto tales situaciones pueden determinar relaciones
jurídicas de alta complejidad, por lo que esta figura jurídica facilita su
reconocimiento y manejo práctico. Así se han identificado algunas razones
que justifican la existencia de este tipo de responsabilidad, entre las que se
pueden mencionar3:

1. La dificultad de investigar la culpabilidad.


2. La necesidad de la economía moderna de dar respuestas seguras e
inmediatas.
3. Quien ponga en actuación un riesgo potencial debe soportar las
consecuencias dañinas de su funcionamiento.

Estos planteamientos a su vez determinan otras modalidades de


responsabilidad: pueden ser directa o indirecta o solidaria y mancomunada. La
responsabilidad directa es aquella que puede exigirse de forma exclusiva a
una persona, sea por la causante directa del daño o por existir una norma
legal que habilite a una persona a exigir responsabilidad de otra con
independencia de que la misma no haya causado el daño.

3
Ibíd.

7
Entre tanto la responsabilidad es indirecta o subsidiaria, cuando se le radica a
una persona en defecto de quien sea responsable principalmente, es decir,
quien entra a soportar la carga resarcitoria es ajena a la provocación y
causación del daño. Así la doctrina reconoce como fundamento, en este tipo
de responsabilidad, la necesidad de reparar el daño causado a una persona y
en el hecho de no haber cumplido su obligación quien pueda ser considerado
como responsable directo.

Sobre esta modalidad de responsabilidad es posible distinguir entre la


responsabilidad por actos propios y la responsabilidad por hechos ajenos. En
este último supuesto se encuentran:

1. La responsabilidad de los padres por los daños causados por sus hijos.
2. La responsabilidad de los tutores por los daños causados por los menores
o incapacitados que se encuentren bajo su autoridad.
3. La responsabilidad de los centros de educación por los daños causados
por sus alumnos menores de edad, durante los periodos de tiempo se
hallen bajo control y vigilancia del profesorado.

Teniendo como referente al numeral primero, el fundamento de este tipo de


responsabilidad se encuentran en la denominada “culpa in vigilando o in
educando”, esto es, el deber de los padres de vigilar y controlar en todo
momento la actuación de sus hijos. Más adelante se harán algunas
precisiones de derecho comparado y de jurisprudencia sobre las teorías que
sustentan este tipo de responsabilidad, por demás de carácter objetivo.
Pero retomando el orden expositivo, se había mencionado a la
responsabilidad solidaria y mancomunada. Así en esta responsabilidad
resultan responsables de un hecho dañoso varias personas, siendo posible
identificar dos posibles soluciones:

8
1. Considerar que cada uno de los sujetos ha participado en la producción del
daño con un porcentaje de culpa, en cuyo caso responde solamente de la
parte del daño que le pueda hacer atribuible a su conducta.

2. Considerar que no se puede distinguir distintos grados de participación


entre los sujetos causantes del daño, por lo que se le puede exigir la
totalidad de la responsabilidad a cualquiera de los sujetos responsables.

De tal suerte el sistema establecido en la mayoría de sistemas jurídicos es


como sigue:

 El padre y la madre son solidariamente responsables de los daños


causados por sus hijos menores que habiten con ellos; en caso de que los
padres no convivan, será responsable el que ejerza la tenencia del menor,
salvo que al producirse el evento dañoso el hijo estuviese al cuidado del
otro progenitor.

 Se tiene un factor de atribución de la responsabilidad subjetivo, como


aquella situación psicológica del sujeto que se traduce en una omisión de
cierta actitud que el derecho impone a la conducta social, ya sea en forma
de culpa (omisión del deber de cuidado) o dolo.

 Bajo este supuesto surge la responsabilidad de los padres por efecto de la


aplicación de la teoría de la culpa in vigilando, en donde se presume el
descuido de los hijos por parte de los padres, sea por omisión en su
educación y formación o sea por el descuido frente a sus conductas y actos
que finalmente resultan lesivos.

9
 Se tiene también un factor de atribución de responsabilidad objetivo,
sustentado en la teoría del riesgo creado, la cual pone el resarcimiento a
cargo de quien coloca en la sociedad algo apto para causar daño, por lo
que produciéndose éste debe soportarlo.

 Este supuesto aplicado a la responsabilidad de los padres por los hechos


delictivos de sus hijos, tiene su fundamento en la figura de la patria
potestad, que por su mero ejercicio determina una responsabilidad
consecuente.

 Por efecto de la patria potestad los padres están obligados a la custodia,


asistencia material, vigilancia, orientación moral y educativa de sus hijos,
así como la facultad de imponerles correcciones adecuadas a su edad y
desarrollo físico y mental.

 Si se contravienen estas obligaciones el legislador está facultado para


determinar responsabilidad en los padres de los menores, especialmente
para proteger a las víctimas de los hechos dañosos provocados por los
menores, en razón a la insolvencia material de los mismos. Esto por cuanto
los menores son, frecuentemente, totalmente insolventes, pudiéndose
presentar la situación de que la víctima del daño causado por un menor,
resulte imposibilitado para obtener la reparación del daño sufrido.

 Así este tipo de responsabilidades, denominadas complejas tienen como


función la de servir de garantía en cuanto la necesidad de encontrar un
responsable solvente a cual responsabilizar por los daños cometidos por
los menores, independientemente de la educación, cuidado o vigilancia
puesta por los padres (responsabilidad objetiva).

10
11
2. DEL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD APLICABLE A LOS PADRES
POR LOS DAÑOS PROVOCADOS POR SUS MENORES HIJOS DESDE LA
DOCTRINA Y LA JURISPRUDENCIA COMPARADA

La doctrina clásica ha ubicado a la responsabilidad de los padres por los


daños cometidos por los hijos con el concepto de autoridad parental, es decir,
a la función social que se le reconoce a la paternidad, de donde surge deberes
y derechos, tanto respecto de los hijos propios como frente a terceros, en
tanto una de las finalidades de dicha autoridad es la de educar, cuidar y evitar
que los hijos perjudiquen a otros, pues si esto ocurre es dable o posible
pensar que los padres no han tomado las medidas necesarias para la
educación y formación de sus hijos, lo que los pone en una situación de culpa
frente a los hechos dañosos de sus hijos.

Aunque durante mucho tiempo la doctrina y la jurisprudencia sostuvieron que


la responsabilidad de la madre era subsidiaria a la responsabilidad del menor 4;
se fue reconocimiento la solidaridad entre el padre y la madre, pues éste
también gozaba del poder de dirección de los hijos; terminando por aceptarse
que: “el padre y la madre, en tanto que ellos ejerzan el derecho de guarda, son
solidariamente responsables del daño causado por sus hijos menores que
habiten con ellos”.

Esta interpretación encuentra asidero hacia el siglo XIX en que se fundamenta


la responsabilidad de los padres, bajo el supuesto de la culpa in vigilando,
pudiéndose presumir el no ejercicio del poder de vigilancia, corrección y
4
PITTIER SUCRE, Emilio. Responsabilidad de los Padres y Tutores. Martes 18 de
Noviembre de 2008. Disponible en: http://saqgiza.blogspot.com/2008/11/responsabilidad-de-
los-padres-y-tutores.html

12
dirección del menor o, por lo menos, que tales facultades fueron mal ejercidas,
por los padres o por los tutores, según fuera el caso. Siendo a partir del siglo
XXI que se acoge la teoría de la culpa in educando, en la medida que los
padres no le dieron una formación adecuada a sus hijos, contraviniendo una
de las obligaciones que les impone la facultad de guarda de los menores.

Pero también se han acogido otras interpretaciones 5. En la década de los 80,


en Francia se hizo énfasis en las obligaciones que surgen de la solidaridad
familiar, en contra posición a la responsabilidad por culpa propia, dándose
lugar a la teoría de la garantía, en donde la comunidad de vida determina la
responsabilidad de los padres por los actos ilícitos de sus hijos.

Con el transcurrir del tiempo se ha acudido a diferentes interpretaciones,


desde la doctrina y la jurisprudencia que combinan diversos supuestos:
responsabilidad objetiva, solidaria, subjetiva, por riesgo o cuasiobjetiva, para
nombrar las más descollantes dentro del panorama jurídico europeo. Así
mismo se establecen algunas condiciones o requerimientos para que se opere
este tipo de responsabilidad, como por ejemplo: la cohabitación, la ausencia
temporal, la exclusión de responsabilidad de uno de los padres, la pérdida de
la patria potestad, la disolución del matrimonio y el discernimiento de la guarda
del menor, la pérdida de la guarda, entre otros aspectos.

Inicialmente en la jurisprudencia española 6 se reconocía la responsabilidad


civil de los padres de manera solidaria y objetiva por las acciones u omisiones
de sus hijos, permitiéndose la atenuación de dicha responsabilidad en
5
CARANTZVELOS, Jorge Carlos. Aproximación a la responsabilidad civil de los padres
por los hechos dañosos de los hijos. Disponible en:
http://www.tuabogadodefensor.com/01sd193e810f1e01/01sd193e40c18953/index.htm.
Consultado el 22 de febrero de 2012.
6
PIPAON PULIDO, Jorge Guillermo. Responsabilidad civil de los padres por los delitos y
faltas cometidas por los hijos. Disponible en: http://www.aranzadi.es

13
aquellos eventos en que los padres no hubieren favorecido la conducta del
menor con dolo o negligencia grave. En tal sentido se estableció como regla:
“si el menor comete un delito y del mismo se derivan daños a un tercero que
sean indemnizables, esta indemnización debe ser abonado por los padres en
todo caso y, sólo en el supuesto de que los padres no hubieren favorecido la
conducta del menor, su responsabilidad podrá ser moderada, pero no
eliminada”.

Siendo la pura y simple patria potestad de la que nace la responsabilidad civil


indemnizatoria, como también cuando se trate de la responsabilidad civil
derivada de un delito (igual acontece dentro de la legislación colombiana).
Esto se sustenta en la necesidad de evitar la impunidad al no poderse predicar
la responsabilidad civil indemnizatoria de los padres, ya que se puede inferir
que la persona que tiene o posee la patria potestad respecto de un infractor,
siendo éste menor de edad civil, debe responder en el área de las
indemnización que le sean impuestas, y no solo de forma subsidiaria, sino
también directa.

Donde el sustento de la responsabilidad civil de los padres se encuentra en el


desconocimiento del deber de vigilancia que les incumbe o por la omisión de
la obligada diligencia in custodiando o in vigilando. Lo cual ha venido siendo
discutido en diferentes espacios, con argumentos de variado tono, entre los
que se rescatan7:

1. No puede hablarse de culpa in eligendo porque se involucran una leyes


biológicas que determinan las bases para la construcción de la
personalidad y no la voluntad o capacidad de elección de los padres.

7
Ibíd.

14
2. No puede hablarse de culpa in vigilando porque no puede exigirse a los
padres una continua y omnipresente intervención en todos y cada uno de
los actos realizados por los hijos desde que éstos alcanzan una cierta
autonomía personal y son capaces de responder civil y penalmente por sus
actos.

3. No se considera de recibo la denominada responsabilidad por la creación


del riesgo; pues la misma radica obligaciones en cabeza de los padres por
el hecho de que la procreación y reproducción humana encierran en sí
mismas peligros imputables al previsible comportamiento de los
engendrados.

4. Igual consideración se hace del supuesto en donde la responsabilidad


emerge cuando los padres han sacado provecho del peculio del menor hijo
o si han obtenido beneficios por la relación familiar. Es decir, los padres
deben hacer frente a la responsabilidad civil como contraprestación a los
beneficios e incrementos económicos que le proporciona la relación
paterno-filial.

En su momento se consideró un nuevo modelo, llamado de responsabilidad


por culpa cuasi-objetiva, en donde se hace énfasis en la diligencia y esmero
con que los padres asumen el proceso de socialización de los menores, en la
medida que dicho proceso determina las futuras conductas de los mismos,
que podrán ser sociales o asociales o desadaptativas. Así este modelo
responde a la implicación que tienen los padres en el proceso del desarrollo
personal del menor, por lo que se genera una obligación parental en la que se
debe evitar la dejadez en la educación, desplegando conductas de protección,
vigilancia y formación de los menores.

15
2.1 DE LOS REQUISITOS EXIGIDOS PARA LA APLICACIÓN DE LA
RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES8

Los Padres: la responsabilidad por la infracción cometida por el menor recae


sobre el padre, la madre o el tutor o aquella persona que haga comunidad de
vida con éste, pues la responsabilidad se relaciona con el poder de guardas
sobre el menor, al permitirle a aquella persona las facultades de vigilar,
custodiar, educar, corregir y poner sanciones al menor. Siendo interesante
reseñar distintas hipótesis previstas en la ley acerca de la responsabilidad
frente al ejercicio de la patria potestad o de la guarda, así cuando éstas
correspondan a uno solo de los padres, la responsabilidad es exclusiva de
éste.

La cohabitación: como requisito necesario para que haya lugar a la


responsabilidad de los padres, como consecuencia del fundamento de la
responsabilidad en la guarda del menor. Ya que para poder ejercer las
facultades inherentes a la dinámica paterno-filiar se requiere el contacto
directo con los hijos. Pero la sola ausencia de cohabitación no determina la
extinción de la responsabilidad, debiéndose tener en consideración varias
circunstancias:

1. Si el menor ha dejado la casa paterna por un hecho que constituya culpa


de uno o de ambos padres, éstos siguen siendo responsables.

2. Si la falta de cohabitación se presenta por una situación justificada, siguen


conservando la responsabilidad los padres.

8
PITTIER SUCRE, Emilio. Responsabilidad de los Padres y Tutores. Op. cit.

16
3. Otra cosa será cuando la no convivencia se dé por lapsos de tiempo
considerables, caso en el cual adquiere la responsabilidad aquella persona
que lo tenga bajo su guarda.

La exclusión de la responsabilidad de uno de los padres: al trasladarse la


guarda del menor de uno de los padres al otro, en principio también se excluye
la responsabilidad de quién la ha perdido, quedando facultado el legislador
para exigir deberes por parte del padre que no detenta la guarda, en razón a
que ello no obsta para que cumpla con los deberes inherentes a su condición
paterno-filial a excepción de que demuestre la imposibilidad de cumplir con
ellos. Así conserva responsabilidad el padre que no convive con el menor pero
que conserva sus obligaciones para con éste, pudiendo desplegar conductas
de vigilancia, cuidado y de corrección.

La disolución del matrimonio: genera múltiples situaciones a efectos de


determinar en un momento dado la responsabilidad civil extracontractual en
cabeza de uno de los padres. Los cónyuges deben señalar cuál de ellos ha
ejercido la guarda de los hijos durante el tiempo que han permanecido
separados de hecho, pues así se determinaría la responsabilidad solidaria, al
entendido de que responde quién haya conservado la guarda de los menores.

Una vez decretado el divorcio y procedido conforme a derecho referente a los


menores, es decir, lo relativo a la patria potestad, se entenderá que cónyuge
conservará la responsabilidad frente a los actos ilícitos realizados por los hijos.
Pero recuérdese que el otro cónyuge conserva ciertas obligaciones parentales
que pueden determinarle igualmente responsabilidad, aunque esta sería
parcial o proporcional al tiempo o a las condiciones en que se ejerza la
convivencia o el contacto con los menores. Esto se entiende así porque

17
dependiendo del tiempo que el padre separado comparta con su hijo podrá
ejercer las facultades de orientación, consejo, corrección y formación.

18
3. DEL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD, OBJETIVA Y SOLIDARIA,
APLICABLE A LOS PADRES POR LOS DAÑOS PROVOCADOS POR SUS
MENORES HIJOS DESDE LA LEGISLACIÓN COLOMBIANA

Con la vigencia de la regulación legal (en el año 2006), que cobija a los
mejores y adolescentes en Colombia, se introdujo un Sistema de
Responsabilidad Penal de Adolescentes, en un intento por armonizar los
principios constitucionales, internacionales de derechos humanos y la
normativa internacional de derechos de los niños y adolescentes, creando
unas condiciones más favorables para el tratamiento penal de los menores
infractores, en orden a garantizar la vigencia de sus derechos y a brindarles
una protección integral.

Así se les otorga un tratamiento diferenciado respecto del sistema de


responsabilidad penal para adultos; mediante el establecimiento de un sistema
que se fundamenta en la salvaguardia armónica de los adolescentes, sin
desconocer los principios de verdad y reparación del daño ocasionado con la
realización de la conducta delictiva.

Donde dicho sistema se soporta en los intereses superiores de los niños y


adolescentes, para lo cual concurren de manera conjunta, tanto el Estado
como sus padres y la sociedad en general. Como también, dentro de este
sistema de responsabilidad penal, se incluye la responsabilidad civil de los
padres derivada de la conducta desarrollada por el menor, en tanto se busca
la reparación de los daños materiales ocasionados por la conducta de los
menores, aunque de igual forma se contempla la responsabilidad penal 9 de los
9
Derivada de la “posición de garante” descrita por el numeral 2° del Artículo 25 del Código
Penal Colombiano, al tener como referente la estrecha comunidad de vida existente entre
padres e hijos, y, en consecuencia, esa posición de garantía que tienen los padres

19
padres, según la conducta desplegada y los nexos de causalidad entre el
hecho dañino y los daños causados.

Por lo tanto, la Ley 1098 de 2006, en su capítulo tercero denominado de la


reparación del daño, contempla en el artículo 170, al regular la figura del
incidente de reparación, que los padres o representantes legales del menor
infractor son solidariamente responsables de los daños materiales provocados
con el actuar delictivo.

Este sistema de responsabilidad penal 10, realiza una ponderación en relación


a la edad, discapacidad psíquica o mental del infractor; estableciendo criterios
diferenciadores en cuanto a la responsabilidad penal del infractor menor de 14
años y la responsabilidad del infractor que supera dicho promedio de edad.
En relación a los menores de 14 años se hace la exclusión de cualquier tipo
de responsabilidad, al reconocer que en ese promedio de edad no es posible
actuar con el pleno conocimiento de la posible conducta nociva de su
comportamiento.

Mientras que los mayores de 14 y menores de 18 años, se hacen


responsables de sus actos pero de manera atenuada, es decir, se les excluye
del sistema de responsabilidad penal para adultos, estableciendo el
sometimiento de estos infractores a autoridades especializadas en el
juzgamiento y declaratoria de responsabilidad penal, bajo la observancia de
determinadas garantías procesales 11.

respecto de los mismos.


10
GARCÍA TEJEDA, Raquel María. En: Jurídicas Unincca. Universidad Incca de Colombia.
Bogotá. No.7. Julio-Diciembre,2009. P.44.
11
CARRANZA, Elías. La Situación del Menor de Edad que ha Infringido la Ley Penal en
América Latina. En: Derecho Penal Contemporáneo. Legis Editores. Santafé de Bogotá.
No.29. Octubre-Diciembre. 2009. P.168.

20
De tal manera, se establece un mecanismo de exigencia de responsabilidad
civil a los efectos de indemnizar a las víctimas de los delitos cometidos por los
menores con edad comprendida entre los 14 y los 18 años; mientras se aplica
un régimen distinto, de este tipo de responsabilidad a los menores infractores
con edad inferior a los 14 años, al considerarse que las infracciones cometidas
por los niños menores de esta edad son inexistentes (desde el campo penal),
pero no desconociéndose sus efectos civiles, para lo cual los interesados
deberán acudir a la jurisdicción civil.

Así se introduce una marcada diferencia para uno u otro caso, es decir, en el
grupo de menores con edad inferior a 14 años, la indemnización de perjuicios
no es inmediata, pues debe acudirse a la jurisdicción ordinaria, en tanto que
para los mayores de 14 años y menores de 18 opera la responsabilidad
solidaria de los padres, la cual es tramitada conjuntamente con la acción penal
respectiva.

En tal sentido, desde la disciplina jurídica se ha aceptado que los padres


responden civilmente, de diferentes maneras 12, por las acciones y omisiones
de sus hijos, siendo una posición aceptada por la legislación internacional,
mediante disposiciones que a su tenor rezan: “…cuando el responsable de los
hechos cometidos sea un menor de 18 años, responderán solidariamente con
él de los daños y perjuicios causados sus padres, tutores, acogedores y
guardadores legales o de hecho, por este orden 13…”

Habiendo hecho tales precisiones, se procede a referenciar el régimen de


responsabilidad civil extracontractual aplicable en la legislación nacional.
12
Que pueden ser: solidariamente, subsidiariamente, con responsabilidad objetiva o con
responsabilidad subjetiva.
13
Ley Orgánica 5 de 2000, de Enero 12, artículo 61.3. España. Disponible:
http://www.aranzadi.es/

21
Sobre esto el ordenamiento colombiano contempla la presunción de
culpabilidad para el indirectamente responsable, también llamado civilmente
responsable (generalmente dentro de los tramites penales), quien se presume
responsable, culpablemente, por los actos de las personas a su cargo.

Dicho régimen establece la responsabilidad por el hecho personal o propio,


por el hecho de las cosas y por el hecho ajeno. Este último también conocido
como responsabilidad extracontractual indirecta, refleja o por el hecho de un
tercero, surge por el hecho de aquellas personas que estuvieren a nuestro
cuidado, según se desprende del artículo 2347 del Código Civil 14.

Así dentro de la dinámica jurídica nacional, se tienen como referente


diferentes escuelas al momento de discriminar los tipos de culpa,
encontrándose dentro de la escuela clásica dos tipos básicos. La culpa in
eligendo, es aquella falta de cuidado en la elección de la persona que produjo
el daño; mientras que la culpa in vigilando, es aquella falta de control de la
persona cuya custodia tiene encomendada el responsable.

De otra parte, dentro de algunos sectores de la doctrina moderna, este tipo de


responsabilidad tiene otro fundamento 15, cual es, el poder de dirección, de
control, de autoridad, de subordinación o de dependencia entre uno y otro.
Así lo entiende el derecho español, al hablar de la responsabilidad por el
hecho ajeno, en donde existen una serie de personas que guardan especial

14
Artículo 2347. Responsabilidad por el Hecho Propio y de las Personas a Cargo.
Toda persona es responsable, no solo de sus propias acciones para efecto de indemnizar
el daño, sino el hecho de aquellos que estuvieren a su cuidado. Inciso. Así, los padres son
responsables solidariamente del hecho de los hijos menores que habiten en la misma
casa. Este inciso fue modificado por el artículo 65 del decreto 2820 de 1974, al radicar la
responsabilidad sobre ambos padres por igual.
15
FERNANDEZ MUÑOZ, Mónica Lucía. La Culpa en el Régimen de Responsabilidad por el
Hecho Ajeno. En: Revista Estudios Sociojurídicos. Universidad del Rosario. Bogotá,
Colombia. Vol.5. No.01. Enero-Junio,2003

22
relación de dependencia (familiar, educativa) con el autor material del daño, lo
cual conduce a la presunción de culpa o responsabilidad subjetiva.

Entonces es esa especial relación de dependencia entre el responsable del


hecho dañino y la persona a cargo de la custodia del mismo la que determina
el régimen de responsabilidad civil, lo que para algunos, en el fondo, se
convierte en una responsabilidad por el hecho propio o personal, consistente
en el incumplimiento de la obligación derivada del deber de vigilancia y control
que provienen de la relación de dependencia.

Ahora bien, sobre quiénes recaen los deberes de vigilancia y control?. Esto lo
dice el artículo 234816 de la codificación civil y lo complementa la doctrina
comparada, al declararse que responden, en su orden, los padres, tutores,
acogedores y guardadores legales o de hecho; por lo que la Ley parece hacer
especial énfasis en nombrar taxativamente a aquellas personas que
soportarán la carga indemnizatoria, sin que puedan aducir justificante alguna,
siempre y cuando gocen de la calidad exigida, no podrán evadir su
responsabilidad.

Sobre este punto, pasan a relacionarse algunas cuestiones relativas al


régimen de responsabilidad civil extracontractual conforme al sistema de la
responsabilidad penal de adolescentes. Ya que se da una discusión acerca
del régimen de responsabilidad más conveniente: entre solidaria y objetiva y
subsidiaria y subjetiva; pues en esta última para exigir a los padres
responsabilidad se debe probar la existencia de algún tipo de negligencia en la
vigilancia o en la custodia del menor, lo cual provoca un régimen de

16
Artículo 2348. Responsabilidad de los Padres por los Daños Causados por sus
Hijos. Los padres serán siempre responsables del daño causado por las culpas o delitos
cometidos por sus hijos menores y que conocidamente provengan de mala educación o de
hábitos viciosos que les han dejado adquirir.

23
responsabilidad atenuado para los padres o quien lo tenga a su cargo. Esto
supondría una limitante en cuanto la finalidad de la figura, cual es, el
reconocimiento efectivo de la responsabilidad y su materialización.

Se ha aceptado en diferentes legislaciones el régimen de responsabilidad


solidaria y objetiva, consistente en que si el menor comete un delito y del
mismo se derivan daños a un tercero que sean indemnizables, dicha carga
debe ser asumida por los padres en todo caso. Aunque se establecen
atenuaciones para el supuesto de que aquellos (los padres) no hubieren
favorecido la conducta del menor con dolo o negligencia grave, por lo que su
responsabilidad puede ser moderada por el juez de instancia.

Esto lleva a la conveniencia de precisar el tipo de responsabilidad atribuible al


encargado de la custodia del menor. Así se dan diferentes tendencias en el
derecho comparado, como por ejemplo en España en donde se dan
soluciones contradictorias desde la jurisprudencia, hasta el punto de llegarse a
declarar que de la pura y simple patria potestad nacía una responsabilidad civil
indemnizatoria, como también cuando se tratara de la responsabilidad civil
derivada del delito, en tanto, en otros pronunciamientos se manifestaba la
conveniencia de permitir la exoneración de los padres, en cuanto probaran
que un individuo normal habría vigilado y educado a su hijo como ellos lo han
hecho (siguiendo al derecho francés).
Lo que si queda claro es que el fundamento de la figura de la responsabilidad
es la relación paternofilial 17 que une al autor de los hechos con el obligado a
asumir la carga indemnizatoria, en tanto al ser aquel menor de edad y al
poseer éste la patria potestad, no se le puede, ni debe, evitar su

17
Sobre la patria potestad o potestad parental, se ha dicho que cumple la función
especialísima de garantizar el cumplimiento de los deberes de los padres mediante el
ejercicio de determinados derechos sobre la persona de sus hijos y sobre sus bienes;
teniendo como finalidad el bienestar emocional y material de los menores no emancipados.

24
responsabilidad civil indemnizatoria, pues de lo contrario se crearía una
verdadera impunidad, por lo que debe responder, no solo de forma solidaria,
sino también directa (objetiva).

Entonces, la responsabilidad civil de los padres aparece justificada por la


trasgresión del deber de vigilancia que les incumbe o por la omisión de la
obligada diligencia in custodiando o in vigilando, pues como ya se dijo se les
exige a los padres el control continuo y permanente sobre los
comportamientos de los hijos, siempre que vivan con ellos.

Llegándose a la discusión sobre la justificación de tal responsabilidad en


cabeza de los padres, tutores, acogedores y guardadores legales o de hecho,
pues no podría hablarse de culpa in eligendo, pues quien actúa y desarrolla la
conducta dañosa es el menor, por lo tanto no se involucra ni la voluntad ni la
capacidad de elección de los padres; tampoco podría hablarse de culpa in
vigilando porque no puede exigírseles una continua y omnipresente
intervención en todos y cada uno de los actos realizados por los hijos desde
que éstos alcanzan una cierta autonomía personal.

Como también se descarta como enervante de la responsabilidad civil de los


padres la creación del riesgo, en razón a que resultaría insostenible mantener
que la procreación y la reproducción humana encierran en si mismo peligros
imputables al previsible comportamiento de los engendrados. Se descarta
igualmente el supuesto de que los padres deben prestar y hacer frente a la
responsabilidad civil como contraprestación a los beneficios e incrementos
económicos que le proporciona la relación paternofilial 18.

18
Beneficio que se desligaría del poder parental de manejo y disposición sobre los bienes
de los menores, como por ejemplo la administración del patrimonio como el usufructo legal
de bienes, entre otros.

25
En donde, ciertos sectores jurisprudenciales y doctrinales, del derecho
comparado, contemplan un tercer modelo de responsabilidad civil de los
padres y guardadores, denominado de responsabilidad por culpa
cuasiobjetiva, sustentada en la implicación que padres y guardadores tienen
en el proceso de desarrollo personal del menor, pudiendo ayudar para intentar
evitar la dejadez en la educación y en la actitud de protección y de justificación
en la conducta del niño, como circunstancias que malogran el proceso
evolutivo mental y social de los mismos.

Quedando una última cuestión por abordar, la existencia de la responsabilidad


civil cuando el menor vive con uno sólo de los progenitores; lo cual ha llevado
a determinarse que ello no exime al no conviviente de la obligación de
atenderle y de velar por su desarrollo y educación, debiendo estar pendiente
de sus actividades, por lo que al ostentar ambos padres la patria potestad del
hijo y no acreditar la imposibilidad de ejercer las funciones inherentes a ella,
procede la atribución de responsabilidad aunque se discute si debe ser plena
o moderada.

Por lo que finalmente, sobre la temática tratada, se tiene que, en todo caso, la
responsabilidad civil de los padres por los actos delictivos realizados por los
hijos constituidos bajo su potestad, se justifica en la trasgresión del deber de
vigilancia que a los padres incumbe, sin que importe incluso la condición
mental en que actúe el menor, pues la responsabilidad emana de culpa propia
de los padres por omisión de aquel deber de vigilancia, sin relación con el
grado de discernimiento del constituido en potestad.

Y donde el régimen de responsabilidad vigente, vale decir, solidaria y objetiva,


se justifica ante la necesidad de garantizar los principios de verdad y
reparación del daño ocasionado con la realización de la conducta delictiva.

26
Así como para tratar de dar cumplimiento al pretendido manejo conjunto de
resocialización del menor infractor, en cabeza de los padres, la sociedad y el
Estado, pero particularmente sobre quienes tienen el deber legal y moral de
desplegar conductas inherentes al proceso de formación emocional y material
de sus mejores hijos.

27
CONCLUSIONES

Las dinámicas sociales determinaron la necesidad de establecer un sistema


de responsabilidad penal aplicable a menores, siendo conveniente establecer
mecanismos de exigencia de responsabilidad civil, en cabeza de aquellas
personas que, por su directa relación con los menores causantes del daño y,
su capacidad económica, pudieran garantizar la indemnización a las víctimas
de los delitos cometidos por los menores.

Se planteó entonces un mecanismo de responsabilidad civil de los padres, en


razón a que de la pura y simple patria potestad nacen responsabilidades frente
a la conducta de sus hijos en la medida que involucren los intereses y el
patrimonio de terceros. Este mecanismo obedece a la necesidad de evitar la
impunidad y a la de garantizar el efectivo resarcimiento de los perjuicios,
puesto que los menores carecen de capacidad económica para afrontarlos.

Inicialmente se reconocía solidaridad solo a la madre del menor, pero


posteriormente se consideró como una responsabilidad conjunta. En la
doctrina clásica se han identificado diferentes modelos: la responsabilidad
solidaria y objetiva, la responsabilidad solidaria y subjetiva, la responsabilidad
cuasiobjetiva, atendiendo a diferentes criterios interpretativos.

En el momento actual se aceptan la vigencia de la responsabilidad solidaria y


objetiva de los padres, en tanto se supone que han incumplido con sus
deberes de vigilancia y custodia, sin que puedan atenuar su responsabilidad.
Queda por definirse en la práctica diaria de la jurisdicción de menores y civil
los presupuestos y requisitos que según la jurisprudencia y la doctrina foránea
establecen para una correcta aplicación de este modelo de responsabilidad
civil.

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