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UNIDAD 6: LA CONFLICTIVA

CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO


LIBERAL (1833-1874)

Natalia González Corredor


HISTORIA DE ESPAÑA 2º DE BACHILLERATO
TEMA 1: EL REINADO DE ISABEL II (1833 -1868): LA PRIMERA GUERRA CARLISTA . (…)

Este periodo supone la instauración definitiva de la monarquía parlamentaria liberal en España y el final del Antiguo Régimen. Al morir Fernando
VII en 1833 se crea en España un conflicto sucesorio entre dos candidatos con derechos legítimos. El hermano del rey Carlos María Isidro Borbón,
que defiende la vigencia de la Ley Sálica y un modelo de estado autoritario. Por otra parte los partidarios de Isabel, que defienden un modelo
de estado liberal y defienden la no vigencia de la Ley Sálica conforme a la ratificación de la Pragmática Sanción.
En 1833 Isabel es reconocida como heredera y su madre María Cristina asume la regencia hasta la mayoría de edad de Isabel. Los carlistas no
lo aceptaron y desencadenaron una guerra civil. El 1 de octubre Carlos María se autoproclama rey de España en el Manifiesto de Abrantes. El
carlismo era un movimiento político que no aceptaba los cambios que se habían producido en España tras la entrada de las ideas ilustradas.
Pretendían volver al Antiguo Régimen. En el fondo del conflicto encontramos la cuestión de los fueros en Aragón y Cataluña, que habían perdido
con la llegada de los Borbones y los Decretos de Nueva Planta, y Navarra y País Vasco, que quieren mantener los suyos. El carlismo arraiga en
estos territorios con la pretensión de recuperar o mantener los derechos forales. El carlismo tiene base rural, las ciudades son de mayoría liberal.

1.1.-LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-40)

se desarrolló principalmente en el norte. El gobierno no fue capaz de enviar efectivos con rapidez. El retraso del envío de tropas permitió al
dirigente carlista Zumalacárregui adiestrar un ejército de 20.000 voluntarios. En 1835 el carlismo controlaba la mayor parte de País Vasco.
Animado por esos éxitos y la necesidad de apoyo, don Carlos le ordena tomar Bilbao (1835). La operación comenzó exitosa contra el general
liberal Espartero, pero poco después Zumalacárregui fue alcanzado por una bala y murió días después. Durante los dos años siguientes la
situación fue de equilibrio y desgaste entre los dos bandos. Para salir de ella, don Carlos decidió emprender una gran expedición que fracasó. El
ejército carlista cruzó toda Cataluña y Valencia llegando a las proximidades de Madrid, pero carecían del apoyo esperado. En 1838 los liberales
recibieron los recursos necesarios para iniciar una nueva campaña en el Norte. Mientras, en el bando carlista se sucedieron los enfrentamientos
entre sus dirigentes, que acabaron en traiciones entre don Carlos y su general Maroto, que inició las negociaciones de paz con Espartero. El 29
de agosto de 1839, Maroto firmó el Convenio de Vergara que reconocía a Isabel como reina y respetaba los fueros y los cargos de los oficiales
en el ejército. Don Carlos lo calificó de traición y cruzó la frontera francesa mientras su general Cabrera seguía la lucha en la zona del Maestrazgo.
El carlismo siguió conservando alguna fuerza en las provincias vascas y Navarra, y sólo en algunos momentos de crisis volverá a resurgir en la
segunda y tercera guerras carlistas. La segunda sucede en 1846, al fracasar el proyecto de unión matrimonial de Isabel con el heredero de don
Carlos, y la tercera sucedió la revolución del 68 y la salida de España de Isabel II, que terminó con el regreso de Alfonso XII en 1875, sin embargo,
el carlismo siguió vivo en dichos territorios. Estas guerras tuvieron importantes consecuencias políticas, además de los elevados costes humanos:
a) El elevado número de muertos y pérdidas propias de toda guerra.
b) El protagonismo político de los militares.
c) Los enormes gastos de guerra situaron a la monarquía en serios apuros fiscales y condicionaron ciertas reformas como la desamortización
de Mendizábal.
La minoría de edad de Isabel abarcará dos regencias, María Cristina (1833-1840) y el general Espartero hasta 1843.

1.2-EVOLUCIÓN POLÍTICA , PARTIDOS Y CONFLICTOS DURANTE EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868)

1.2.1- EVOLUCIÓN POLÍTICA: REGENCIAS Y REINA DO EFECTIVO

LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA (1833-1840).


Se aprobó el Estatuto Real de 1834 (carta otorgada cuyo conservadurismo provocó la movilización de los liberales progresistas en plena guerra
carlista).
En 1836, una revuelta bajo el mando de suboficiales progresistas del ejército (El motín del Palacio de la Granja) obligó a la regente a aceptar la
puesta en vigor de la constitución de 1812, dando lugar a la redacción de una nueva constitución.
Durante el gobierno progresista de Calatrava se aprobó la Constitución de 1837. Con el nuevo marco constitucional se promulgaron leyes
progresistas como la supresión del diezmo a la Iglesia, la eliminación de aduanas interiores, la supresión de los gremios y de los mayorazgos, la
abolición del régimen señorial y las desamortizaciones de las tierras eclesiásticas y municipales.
La desamortización de Mendizábal (1837) consistió en la venta por subasta pública de las tierras expropiadas a la Iglesia. Sus objetivos eran
sanear la Hacienda, financiar la guerra contra los carlistas y convertir a los nuevos propietarios en adeptos a la causa liberal, aunque provocó
graves tensiones entre la Iglesia y el Estado liberal.
Finalizada la guerra carlista, un gobierno dirigido por el moderado Pérez de Castro intentó nuevamente limitar las reformas y la participación de
las clases medias, promulgando una ley que suprimía el derecho de los ciudadanos a elegir a sus alcaldes. Los progresistas suscitaron revueltas
que obligaron a la regente a recurrir al general Espartero. La suspensión de dicha ley y la decisión de suspender las Cortes provocaron la renuncia
de María Cristina, siendo la regencia asumida por Espartero.

REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843)


Gobernó dictatorialmente, reprimiendo a los moderados y sin someterse al Parlamento. Se ganó así el rechazo de todos: se creó un movimiento
catalán en su contra, al que se unirían los vascos carlistas. Algunos sectores liberales progresistas, que lo habían apoyado inicialmente, se
enfrentaron a su autoritarismo. En 1843 se inició una revuelta militar encabezada por Narváez en Torrejón que hizo caer al gobierno. Espartero
se exilió en Londres. Las Cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II, que fue coronada a los trece años.
EL REINADO EFECTIVO Y LA MAYORÍA DE EDAD (1843-1868)
1.-Década moderada (1844-1854): Isabel II encargó la formación de gobierno al partido moderado, liderado por Narváez, que gobernó durante
diez años. Derogó la Constitución de 1837 y redactó otra nueva la Constitución de 1845.
Se firmó con la Santa Sede el Concordato de 1851, por el cual España y el Papado se reconciliaban. Los moderados configuraron un régimen
basado en el centralismo político-administrativo. A ello responden: la creación de la provincia como nueva demarcación territorial; la ley de
ayuntamientos de 1845 o la creación del Banco de España y de la Guardia Civil por el duque de Ahumada en 1844.
Por las divisiones internas del Partido Moderado y las denuncias de corrupción y escándalos financieros, las clases populares dieran su apoyo a
un pronunciamiento liberal de carácter progresista, liderado por el general O´Donnell en 1854 en los cuarteles de Vicálvaro,: La “Vicalvarada”.
La declaración de intenciones por medio del “Manifiesto de Manzanares”, redactado por Cánovas del Castillo, determinó la movilización de los
grupos progresistas. En medio de la confusión general, la reina decidió llamar a Espartero, comenzando así el Bienio progresista (1854-1856).
2.-Bienio progresista (1854-1856). Se toman medidas radicales como en la regencia de Espartero. Los jesuitas son expulsados bajo la acusación
de conspiración antiliberal. Se elaboró un texto constitucional en 1856 que no llegó a ser promulgado, y destaca la Desamortización General
de 1855 de Pascual Madoz, que afectaba al clero secular y a los bienes municipales. Todo esto, suscitó la ruptura con la Iglesia, y la medida de
desamortizar los bienes municipales, encontró una fuerte oposición tanto de moderados, como de algunos diputados progresistas. Destaca la
ley de Ferrocarriles (1855). La reacción de los liberales moderados provocó la caída de Espartero y la vuelta de los moderados y Narváez (1856-
1858).
3.-Vuelta al moderantismo (1856-1868). En esta etapa se alternaron en el poder el Partido Moderado (Narváez) y la Unión Liberal (O’Donell).
Lo más destacado fue el crecimiento económico, una política exterior colonialista (Guerra de Marruecos, expediciones militares a México y
Cochinchina) que buscaban la popularidad del Gobierno y prestigio internacional, y la reforma educativa de la Ley Moyano. En 1864 volvió
Narváez al gobierno. Hubo nuevos pronunciamientos progresistas que llevaron a una dura represión.
Desde 1866, el régimen entró en crisis por el descrédito de la reina, la muerte de Narváez y O’Donell, la crisis económica y el aumento de la
conflictividad social por el avance de demócratas y republicanos en las ciudades. Progresistas (Prim), unionistas (serrano) y demócratas (Martos)
se aliaron, y firmaron el Pacto de Ostende, 1866, que incluía el acuerdo para destronar a Isabel II. Dos años después, en septiembre de 1868 la
armada española, en Cádiz, y dirigida por el almirante Topete se sublevó, con el apoyo de los generales Prim y Serrano. Comenzó así la Revolución
Gloriosa, Serrano venció al ejército Gugubernamental en Alcolea, e Isabel II huyó a Francia. La revolución había triunfado, y se inició el sexenio
democrático

1.2.2-CONFLICTOS DURANTE EL REINADO DE ISABEL II: EL PAPEL DE LOS MILITARES


Durante el reinado de Isabel II se asentó el liberalismo en un difícil proceso marcado por dos tipos de conflictos:
a) Guerras carlistas.
b) Pronunciamientos militares: reflejo de la división de los liberales en progresistas y moderados. Los generales se pusieron al frente de
los partidos políticos. El pronunciamiento se convirtió en la fórmula habitual de instaurar cambios de gobierno durante todo el reinado
(hubo casi 40 a lo largo de toda la etapa).

1.2.3-LOS PARTIDOS POLÍTICOS DURANTE EL REINADO DE ISABEL II


Los partidos políticos decimonónicos eran agrupaciones de notables generalmente lideradas por militares. Su representatividad social era escasa
pues el derecho de voto estaba restringido (sufragio censitario) y el Gobierno controlaba el proceso electoral a través de los alcaldes y los
gobernadores provinciales (elegidos por el propio ejecutivo),
Durante la minoría de edad de Isabel II solo los liberales accederán al gobierno, divididos en dos partidos políticos:
• Partido Moderado con Narváez, (terratenientes, alta burguesía y la clase media alta). Defendía la soberanía compartida entre el rey y
las Cortes, el rey tiene amplios poderes, limitación de los derechos de los ciudadanos, un sufragio censitario muy restringido y la
confesionalidad del Estado.
• Partido Progresista con Espartero, (pequeña y mediana burguesía y clases medias). Soberanía nacional, representada en las Cortes, el
rey tiene poderes limitados, amplios derechos individuales, un sufragio censitario extenso y la libertad religiosa.
En la segunda mitad del reinado de Isabel II surgieron nuevos partidos que hicieron más complejo el panorama político:
• Unión Liberal con O´Donnnell y Serrano, se situó entre los progresistas y los moderados y abogó por la soberanía compartida y el
centralismo.
• Partido Demócrata con Rivero. Escisión del Partido Progresista que defendió el sufragio universal, la limitación del poder de la Corona,
reformas sociales y la ampliación de derechos individuales.
1.3-EL ESTATUTO REAL DE 183 4 Y LAS CONSTITUCIONES DE 1837 Y 1845

Durante el reinado de Isabel II se aprobaron tres constituciones, reflejo de la inestabilidad política del momento.
a) ESTATUTO REAL DE 1834, elaborado por el gobierno del moderado Martínez de la Rosa. Era una carta otorgada. Establecía una
soberanía compartida entre rey y cortes. Se centraba en la reforma de las Cortes, que pasaron a ser bicamerales. Ambas cámaras
tenían una función consultiva pues eran convocadas, suspendidas y disueltas por el rey, y sólo podían deliberar sobre asuntos
planteados por el mismo, y el sufragio restringido abarcaba al 0,15 de la población. No se reconocían derechos individuales.
b) LA CONSTITUCIÓN DE 1837. Ésta presenta semejanzas con la de Cádiz, aunque para atraerse el apoyo de los moderados recogía
algunos aspectos del Estatuto Real. Se reconoce la soberanía nacional, numerosos derechos individuales (expresión, imprenta igualdad
jurídica, etc), si bien no recogía la libertad religiosa y el Estado se comprometía a financiar el clero.
El poder ejecutivo recaía en la Corona, que lo ejercía por delegación a través del presidente (al que podía nombrar y cesar libremente)
y sus ministros. Además, el Rey sancionaba las leyes y convocaba y disolvía las Cortes.
Las Cortes eran bicamerales y los alcaldes se elegían democráticamente.
c) LA CONSTITUCIÓN DE 1845, en la que la Soberanía nacional es sustituida por la soberanía compartida y se otorgan más poderes a la
Corona, como el nombramiento de ministros, la designación de los miembros del Senado, y la disolución de las Cortes y se recortaban
los del Parlamento. Las Cortes siguieron siendo bicamerales (Congreso y Senado) y los diputados del Congreso seguían siendo elegidos
por sufragio censitario restringido que no llegaba al 1% de la población.
Hay un reconocimiento amplio de derechos individuales, aunque las Corts podían limitar su contenido por Ley. El estado era
confesional, se financiaba el culto y los alcaldes eran elegidos por el Gobierno.

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