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Inicio / INICIACIÓN A LA LECTURA DE LAS OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (39)
INICIACIÓN A LA LECTURA DE LAS OBRAS DE LOS
Adán y Eva
“Codex Aemilianensis”. Siglo X
Real Biblioteca del Monasterio
del Escorial. España
Son escasas las noticias que tenemos sobre su vida antes del episcopado. Al
parecer nació entre los años 370-378/80 en una localidad llamada
Theodosius (actual El Mahalla el Kubra en Egipto), distante algo más de 120
kms. (hacia el este) de Alejandría. Su madre probablemente era originaria de
Memphis, hermana del patriarca Teófilo (mayor que ella), quien ocupó la sede
de Alejandría a partir del año 385(2).
Sus obras(1)
Nuevo Testamento
“Los doce anatemas contra Nestorio”: escritos también en 430, y que defendió
luego -en 431- con tres apologías.
“Notas (Scholia) sobre la encarnación del Unigénito”: en las que busca aclarar
la unión de la divinidad y de la humanidad en Cristo, partiendo de la analogía
del alma y del cuerpo en el hombre. El texto completo sólo se ha conservado
en versiones antiguas (latina, siríaca, Armenia). Es posterior al año 431.
“Contra quien no quiere confesar que la Santa Virgen es Madre de Dios y Sobre
la unidad de Cristo”: en estas obras combate la distinción que proponían los
antioquenos entre el Hijo de Dios (Logos) y el Hijo adoptivo (el hombre). El
segundo parece que es uno de los últimos escritos de Cirilo.
Hay trad. castellana de la segunda de estas obras en BPa 14 (1991).
Juliano el Apóstata había escrito, en 363, “Contra los Galileos”. En torno al año
437, Cirilo le responde con una larga obra apologética: “A favor de la santa
religión de los cristianos contra los libros del impío Juliano”. En el prefacio
Cirilo sostiene que compone su confutación porque aquella obra todavía
circulaba en el ambiente pagano, y el hecho de que no hubiese recibido una
puntual y clara réplica podía dar la impresión de que las tesis allí sostenidas
eran válidas. De los treinta libros que comprendía, se conservan sólo diez, por
los que puede conocerse el contenido del primer libro de Juliano.
Sermones
Cartas pascuales
Nota:
(1) Ver Luigi Leone en la introducción a Cirilo de Alejandría. ¿Por qué Cristo es
uno?, Madrid, Ed. Ciudad Nueva, 1991, pp. 9-10 (Biblioteca de patrística, 14);
Quasten, op. cit., pp. 128 ss.; Simonetti, op. cit., pp. 326 ss.
(1) SCh 97 (1964), pp. 7-34 (G. M. de Durand); Quasten, op. cit., pp. 121-148; Simonetti, op. cit.,
pp. 326-332; DSp 2 (1953), cols. 2672-2683 (H. du Manoir); Olivar, op. cit., pp. 145-148; DPAC 1,
cols. 691-696.
Ver asimismo la catequesis del papa Benedicto XVI:
http://www.mercaba.org/Benedicto%2016/AUDIEN/2007/10-03_san_cirilo_de_alejandría.htm
(2) Según Paladio, Diálogo sobre la vida de Juan Crisóstomo VI,100-102; ed. A.-M. Malingrey - Ph.
Leclercq: SCh 341 (1988), pp. 134-137, la hermana de Teófilo habría colaborado en un caso de
falso testimonio contra el presbítero Isidoro (acusado de sodomía por el patriarca); ella fue quien
entregó, siempre según Paladio, el dinero al testigo falso.
(3) Ver Abad Besa, Vida de Shenute 128-130; trad. italiana de A. Campagnano y T. Orlandi en Vite di
monaci copti, Roma, Ed. Città Nuova, 1984, pp. 170-171 (Collana di testi patristici, 41): «Sucedió en
una ocasión que nuestros santos padres marcharon al Sínodo, para excomulgar al impío Nestorio y
estaba presente mi padre profeta apa Shenute con san Cirilo arzobispo de Alejandría. Y después que
entraron en la iglesia, pusieron los sitiales, se sentaron, colocaron un trono en medio de la asamblea
y pusieron sobre él el santo tetraevangelio. Después entró Nestorio con gran audacia, desprecio y
falta de vergüenza, sacó los cuatro evangelios santos, los colocó en el suelo y se sentó sobre el
trono. Mi padre apa Shenute en cuanto vio lo que Nestorio había hecho se abalanzó sobre él con
justa ira, y en medio de nuestros santos padres, tomó los evangelios, los levantó del suelo y golpeó
en el pecho al impío Nestorio, diciendo: “¿Quieres que el Hijo de Dios se siente en el suelo y tú sobre
el trono?”. Respondió el impío Nestorio y le dijo a mi padre apa Shenute: “¿Qué tienes que hacer tú
en medio de este Sínodo? Seguramente no eres ni un obispo ni un archimandrita ni un abad, sino
que eres un monje”. Respondió nuestro padre y le dijo: “Dios ha querido que yo viniese a este lugar
para acusarte de tus delitos y mostrar los engaños de tu impiedad, porque rechazas los sufrimientos
del Unigénito Hijo de Dios, que Él aceptó por nosotros para curarnos de nuestros pecados y Él
mismo te castigará ahora”. Al instante aquél cayó del trono a tierra y quedó endemoniado en medio
del Sínodo de nuestros padres. En seguida se levantó el santo Cirilo tomó la cabeza de nuestro
padre apa Shenute, la besó y, utilizando el velo que tenía en el cuello, lo colocó sobre la cabeza de
apa Shenute, dándole asimismo su bastón y nombrándolo archimandrita, mientras que todos los
participantes en el Sínodo proclamaban: “Digno, digno, digno archimandrita”». El original de esta
obra está en copto; la noticia de Besa debe ser tomada con las debidas precauciones.
(4) Localidad ubicada a unos 5 kms. de Calcedonia, sobre el mar de Mármara, que recibía su nombre
de una mansión llamada epí dryn o “villa de Rufino” (Rufinianes), prefecto del pretorio del
emperador Arcadio.
(5) Ver P. Palazzini (dir.), Dizionario dei concili, t. IV, Roma, Ed. Città Nuova, 1966, pp. 18-19.
(6) Cirilo, Epístola 33; PG 77,159BC.
(7) Para más datos sobre Hipatía, ver E. Zeller - R. Mondolfo, Die Philosophie der Griechen in ihrer
geschichtlichen Entwicklung, Leipzig 1923 (trad. italiana, Parte III, vol. VI, sobre el texto de la quinta
ed. alemana, Firenze, Ed. “La Nuova Italia”, 1961, pp. 80-82 [Il pensiero storico, 47]).
(8) G. M. de Durand, SCh 97, p. 11.
(9) Todavía el historiador Sócrates menciona, en su Historia Eclesiástica VII,14 (PG 67,765-768), un
intento, por parte de Cirilo, de introducir la veneración, como mártir, de un tal Ammonius; éste,
según parece, no era sino un perturbador del orden público, que fue torturado hasta la muerte por
un atentado contra el prefecto Oreste (ver SCh 97, p. 12, nota 1).
(10) Seguimos principalmente a C. I. González, El desarrollo dogmatico en los concilios
cristológicos, Bogotá, Eds. CELAM, 1991, pp. 121 ss (Colección Autores, 3); y P. Th. Camelot, Éphèse
et Chalcédoine, Paris, Eds. de l’Orante, 1962, pp. 25 ss (Histoire des Conciles Oecuméniques, 2) [hay
trad. castellana]; A. Grillmeier, Gesù il Cristo nella fede della Chiesa. Dall'età apostolica al concilio di
Calcedonia (451), vol. I, t. II, Brescia, Ed. Paideia, 1982, pp. 817 ss (con amplia bibliografía); hay
traducción castellana.
(11) Así, el historiador Sócrates, contemporáneo de Nestorio, dice de éste que estaba dotado “de
facundia”, que poseía “facilidad de expresión”, tenía una hermosa voz, hablaba bien y se lo juzgaba
asimismo capaz de interpretar las Escrituras (HE VII,29 y 32; PG 67,804.809). Sócrates terminó su HE
después del 439.
(12) Carta I a Celestio; ACO I,2, pp. 12-14; trad. en González, op. cit., pp. 529-530.
(13) Carta a Juan de Antioquía; ACO I,4, pp. 4-6; citada por González, op. cit., p. 124, nota 28.
(14) Sócrates nos informa que el tal Atanasio, «a quien (Nestorio) tenía en grande honor, y cuyo
consejo seguía en el gobierno..., enseñando un día en la iglesia dijo estas palabras: “Nadie llame a
María Madre de Dios. María era un ser humano, y de un ser humano Dios no puede nacer”... Nestorio
se decidió a sostener lo dicho por Atanasio... y prohibió para siempre el título de Madre de Dios en
su Iglesia»; HE VII,32,808s. Es de imaginar el escándalo que este proceder habrá provocado.
(15) Sobre la muy poco feliz intervención de Casiano, ver Grillmeier, op. cit., pp. 852 ss.
(16) Para lo que sigue, cf. DPAC 1,691-696.
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