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18 caneza 5, ARQUITECTURA DEL CRANEO (Su elasticidad y su resistencia) La caja craneal, cuya configuracién exterior ¢ interior acabamos de estudiar, encierra el encéfalo y sus anexos y los protege contra los choquies exteriores. Este papel de proteccion lo debe a su clasticidad y a una resistencia especial! relacionada con la disposicidn arquitect6nica de las diferentes piczas esqueléticas que constituyen el crineo. Veamos, en primer término, cual es cl papel que desempefian las suturas. 1° Las suturas en sus relaciones con la elasticidad det craneo.— El crinco, como ya szbemos, no esti constituido por una sola picza dsea, sino pot ocho huesos unidos unos con otros por medio de suturas. Esta multiplicicad de piezas constitutivas de Ia caja cra- neal no disminnye en nada su resistencia, al contra rio, Ia aumenta, pues da a sus paredes una gran elas- ticidad. a) Las suturas no disminuyen Ia resistencia del crdneo— Hunautr demosiré que este depende de isposteidn. En efecto, mientras que el frontal, Jos parietales y el occipital se unen por medio de dentellones que engranan unos con les otros, estos mismos huesos estin unidos a la eseama det tempo- ral y al als mayor del esfenoides por bordes vortatlos a bisel y dispuestos de mancea que el borde esfe- noidal o temporal cubre enteramente los otros bor: HG. 34 Esquema destinado a demostrar, en un corle frontal del erdineo, ed modo de resistencia de Ias suturat cuando un traumatismo obra sobre des. De esto resulta que cualquiera que sea el punto de Ja béveia sobre el cual actie un tmumatismo, el hundimiemo o separacién de los huesos es casi im posible. aqquel aolastettes? Samael. teens Un ejemplo nos Jo va a demostrar: un choque Ghsears 1", haste’ finra, eI horas tera: violento aplicado sobre el vértice del crineo y que ‘i Neg, 7°25, nla betel 4 ‘et Nt bre sobre cl horde superior de los parietales tiende a Inindir este borde hacia Ia cavidad del cranco (ig. 14, a); zqué sucederd? Este borde no se moveri porque los dentelloncs de ta suiura sagital se oponen y porque, por ota parte, el movimiento no puede produ- cirse a no ser que el borde inferior de estos mismos huesos se inclinase hacia fuera: ahora bien, esta separacién hacia fuera del borde inferior de los parietales es impo: ble por fa disposicién del temporal, cuyo borde cubre ¢l del parietal y constituye para este hueso un verdadero arbotante. Las suturas quedarin, pues, interas; s6lo el esque Jeto se rompera si 1a violencia es intensa, La clinica nos ensefia con suma frecuencia que, en los traumatismos del crineo, la disyuncién de las suturas, comparada con las fracturas, es exiremadamente rara, exige para producirse una violencia considemble y se acompaiia de manera casi cons- tante de roturas dseas, b) Las suturas aumentan la elasticidad del erineo.—Si sc deja caer un crinco de adulto desde cierta altura, rebora como una pelota elastica, aplandndose y hasta deprimiéndere para recobrar en seguida ov forma primitive, vomo lo prueban las experiencias de Feuer; es, pues, relativamente muy elistico. Barons, Fewizer, Baus, Heeaanx Nrcouat y MEesseRER intentaron medir esta elas: ticidad; de sus investigaciones resulta que, de todos los ditmetros eraneales, el did- metro transversal ¢s el mas elistico y el que puede reducitse un cemtimetro, fore ‘areca CRANEO GSEO EN GENERAL 19 dad 5 notable si se tiene en cuenta que el crineo es dso, y sabido es que la elasticidad del tejido dsco es de las més exiguas. Esta gran elasticidad del crineo es debida a Ia manera como estin unidos entre si los huesos que consti- tuyen la caja crancal, en una palabra, a las sucuras, La prueba es clara: muy notable en el niio y en el adulto, en los que las suturas existen, Ia elasticidad del craneo desaparece en el viejo, en el cual, como es sabido, is suturas se osifican; em este Ultimo el crineo se conduce como si estuviese formado de na cola plora Aeon y sn fragilidad ex muy grande- enanda em Ie roja cner desde cierta altura, ordinariamente se rompe en varios pedazos (Tu.aux). 22 La arquiteetura del craneo en sus relaciones con las fracturas, — Cuando an tanmatismo aleanza la béveda del crineo (1), se produce una fractura en cl momento en que se rebasan los limites de su resistencia, o sea su elasticidad. La rouira comienza en el punto de aplicacién del uaumatismo, pero no queda locali- zada alli, sino que casi siempre se irradia a distancia hacia la base, tanto mis lejos cuauco mayor haya sido Ia violencia. La direccién y el trayecto de las fisuras dependen de Ja arquitecrira del erineo. 4, Teoria axticua,—No se admite ya hoy la antigua concepeién de Sauce- norre y de Sauouravr. Estus auiores comparaban el crineo a un esferoide y deducian que cuando wn waumatl mo alcanza el crineo, las vibraciones producidas se propa- gan uniformemente a todos los puntos del esferoide y determinan una rowura en su parte menos resistente, en la base en el caso particular. Segiin esta teoria, las frac- turas de la base del crineo eran siempre frecturas por contragolpe, es decir, fractu- ras aisladas ¢ independientes de las de la béveda. Sin embargo, la experimentacion y la clinica demuestran que en Ia inmensa mayoria de casos las fractures de la base no son sino irradiacién de las fracturas de la boveda. La teorfa de Savcerorre y de SanouRAvt, verdadera quizd para algunos casos excepcionales (existen ejemplos indi cutibles de fracturas por contragolpe, y uno de nosotros presenté una chservacién a la Sociedad anatémica de Paris), no conviene a la inayoria de ellos, En las fractuzas aisladas de 1a base 0 fracturas por contragolpe, 2 tas que la tcorla de Saverrorre y de Sasouraur es quiet aplicable, el trazo de fractura ocupa, por regla general, las bévedas orbitarias, porcidn Ia mds (rdgil de Ia base del crineo. Puede igualmente, como los conocidos experimentos de Parsi. tienden a probarlo, localizarse en el pefiasco cusndo e! chogue reac sobre Ia base de este hueco; Ja fractura interesa entonces Ia pirdinide petrosa, sea perpendicular, sea paralelamente a su eje, y se acompatta, al mismo tiempo, de una ma- nera constante, de un aplastaniento 0 de un arrancamiemto de vértice de Ia apéficie. B. Teorta actuat.—La teorla que parece aplicable a Ja inmenss mayoria de fractura de la base es Ja siguiente: el trayecto recorrido por las fisuras estd en rela- cidn con la disposicién arquitectémica del créneo (Aran, U. Tretat, Fuutzer), Importa, pues, desde Iucgo conocer exaciamente esta disposicién arquitecténica, Hemos visto anteriormente que el espesor del esqueleto craneal estaba repartide de modo desigual peto nu sin orden, y que al lado de poxeiones gruesas y sdlidas se encuentran seg- mentos delgades poco resistentes. Teniendo en cuenta la simacién reciproca de estos (1) Sito tentargmos nqul de Ine frecturas de iz Béueila irradindas @ In base, las enicas por otea parte, aye meeanisiio. imersea conocer Gomis el punto ¢@ vista analomoquirivgico, Kn’ cuanto a iis fracturas’ toca fizedas @ ta boveda ¥ las froctinae dizzctas de 1a base, nal camo aquelas que se obsarvan despucg do Una Caida sobre cl menton o sole los isqiionee, ¥ que so producen Dor ponclracion del edndilo gel maxilar ode Ai'Ghosma eertebral ce el eeineo, sU-iecaalug es amasiada cenetto pars quis jos ooupering en ellas mis dotenidainente, -Dejames tambien de lado aa litmadas fracturos por estallido. (Wai), qua silo. ee bee fen casos exoepelctiaies, cuando it cabeza ex foerlemeute eomprimida. ‘auxs, Baus, ele, Iss yroducen apre: fando fiertemente el cranes entro dos ramas de un lorie In direceldn de log trazos do ia fretnea son para {olog =. kn presign ; sm anteroposteriores cuando el erAneo se comprime de la frenta al acciyncio y tansrer sales cuando ia presign se ojeres do una eminencia parie'al a In otra. Crue. y Noman na demostrado que, fet cisugta de wheres, las bolas perforan cl erdnco We parte a parte, realizando este tipo ca fracluza. 20 CABEZA, spuntos fuertess 7 de estos «puntos débiles» (fig. 15), puede decirse esquemitica- mente que el crineo esti construide a la manera de tin barco de quilla, o sea con una armazén sélide (parte reforsada) y, en Jos intervalos, por plezas mds déDiles (Pirnwe Denart). a) Puntos reforzados.--En un bareo de quilla los puntos de resistencia son: tuna pieza anteroposterior, 1a carena, piezas laterales o varengas y finalmente el puen- te, En el erineo, la pieza basilar extendida del agujero occipital a la silla turca co. Fie. 15 08 veforzados y puntos débiles del craneo: 1, erineo visto de perfil: II, créneo visto por IIL, base del neo vista por su cara exocraneal; TV, base vista por su cara enslocraneal. antistante 0 ton\in trontostioaldnl. — D, actotante arbiteeetenciin botnnte petrotsasiliso, — Fy avbotante’ occyltals — area ieoutoctanciaat. ~~ 2, ares satsnopercosas tepetrose rresponde 2 Ja carena, la pieza sincipita) al puente. Las varengas estin representadas por sels 2onas gruesas, de las cuales dos, la una anterior y la otra posterior, son im- pares, y las otras crairo laterales son simétricas de dos cn dos. Estas seis piezas de refuerzo, que no son mas que las vigas 0 potros de RaTuke o los arbotantes 6 sostencs de Friszer, estin formadas: 1,° la anierior, por Ja zona frontoctmoidal que une la pieva sincipital a la pieza basilar; 2.% le posterior, por la piers occipital que va del sincipucio a Ja pier basilar, después de haber rodeado el agujero occipital, 3, la anterolateral, por la pieza orbitoesfenoidal, uniéndose con la base por el ala menor del esfenside; 4°, la posterolaeral, por la pier petromastoidea extendida éel sinci- pucio a la mastoides y de ésta, por el pefiasco, hasta la apéfisis basilar, cRANEO GSEO EX GENERAL a b) Prntos débiles.—Enwre los puntos reforzados, contrafuertes o arbotantes de azer, el tejido éseo cs delgado y fris para formar las dreas intermedias. Estas superficies son en ntimero de tres: 1.%, el drea frontoesfenoidal, que corresponde al compartimiento anterior de 1a base; 2.%, el area esfenopetrosa, que constituye el com: partimiento medio; 3%, cl drea occipitopetrosa, que forma el compartimient poste: rior, Hay que tener en cuenta, ademis, que Jos arbotantes presentan también pun: tos débiles; precisamente por ellos es por donde las irradiaciones de las fracturas pasan de una area débil a la contigua. El punto débil del sostén frontocumoidal esta 2 nivel de la Lamina cribosa del etmoides; el del arborante occipital se halla situado por detrts de caga eéndilo occipital. En cuanto a los puntos débiles de los arbotan- tes laterales, ocupan, para el orbitoesfenoidal, el punto de implantacién de las alas del esfenoides (agujero éptico, hendidura esfenoidal, agujcros redondos mayor y oval, etc.), y para cl petromastoidco, Ia porcién del pefiasco donde estin excavadas las cavidades del ofdo. Finalmente, otro de los puntos débiles es el punto de unién de los arbotantes con ta pieza basilar. 3° Mecanismo de Ias fracturas del orimeo.— Ahora que conocemos Ia dispo icién arquitectonica del crineo, veamos lo que sucede cnando un traumatisme aleanza la doveda ca un punto cualguicia Se observa primeramente en cl punto de contacto una depresion que estd Jimi tada por los arbotantes vecinos y que puede alcanzar, sin fractura, hasta un centime- tro de profundidad. Cuando se rebasa el limite de elasticidad, Ja pared craneal se rompe; primeramente cede la tabla interna (pag. 15) y después Ia externa, Si el craumatismo es bastante imtenso, cesde esta fractura de Je béveda parten fisuras que s¢ dirigen hacia la base, caminsndo por el espacio comprendido entre fos arbotantes, es decir, por las zonas o superficies débiles. Muchas veces quedan loca. lizadas, por mis que en ocasiones pueden pasar de una zona débil a la vecina, fran- queando ast los arbotantes por una via anatémica bien definida: el pun-o débil. Esto nos lo demosirara la descripcién de trayecto seguida por los trazos fis rarios de tas fracturas de las regiones frontsl, temporal y occipital. Después de un traumatismo de la regién frontal (fig. 16, A), se ve el traza de ta fractura descender hacia Ia base, pasar generalmente por Ja escotadura supraorbitaria, recorrer el techo de Ia érbita y detenerse en las alas menores del esfenoides. $i el traumatismo ha sido violento, la fisura se extiende ms lejos se propaga, hien a Ia oun mitad del compartiiento anterior pasando por la linina cribosa del etmoides, bien al com partimiento medio atravesando el conducto éptico, Ia hendidura esfenoidal (de aqui la ceguera y 1a pardlisis de los masculas ocularss que se observan en tal caso), tos aguje ros redondo mayor; oval, etc., hasta la punta det peiiasco, que también puede inte: resarse (fractura de la punta del pefiasco). Después de un traumatismo sobre la region temporal (fig, 16, B), la fisura desciende hasta el compartimiento medio de la base y llega al agujero rasgado anterior siguiendo el canal petroso (lesién posible del nervio), fracturando asi el pefiasco paralelamente a su eje mayor (fractura paralela © longitudinal det penasco). De aqui puede propagarse al otro lado, pasando, sca por Ia silla turca (de donde lesién posible del seno esfenoidal), sea por Ja snuina occipitobasilar; finalmente, puede penetrar en el compartimiento posterior fractu- rando el pefiasco perpendicularmente a su ej¢ y abiendo las cavidades del ofdo me: dio (fractura perpendicular del peiiasco). Después de un traumatismo de la regidn occipital (Gg. 16, C), €1 az0 de Ia fractura recorre la fosa cerevelosa y puede limi. tarse a ella; si la violencia es considerable, invade el Indo opuesto, rodeando el agu- jero occipital, o bien se propaga a los compartimientos medio y anterior, sigaienda a sutura petrobasilar, ta silla turea, la Mimina cribosa del etmoides (fracturas postero anteriores paramedias de la base del crineo de Quéxy y Trsson); por limo puede 22 CABEZA aleanzar el compartimiento medio fracturando el pefiasco. ya, por lo comiin, en sentido perpendicular cerea de su punta, ya en direccin oblicua a nivel de su bast, siguiendo el canal del seno lateral, el cual sucle ser respetado (fractura oblicua del penasco) Para terminar este estudio del mecanisme de Ins fracturas del craneo haremos constar que las irradiaciones de los trazos de fractura propagados bacia la base Ne. 16 Principates cipos de fracturas de Ia béveda del evingo irradiadas a la base, pales ip ‘ba coda una dp tnd teeg figuras A, BC, ta then do tracua (1) a sido oro” de erineo Opus do fa leguietaah, deahuen neve Me have Yehuras, dete nesiag ulti eetas cestioatne gdemoatrar Jn diceesign etch’ If cual ‘pesiey Productran ‘ge (radtaetones. ‘As, Teactona. DE Li HBGION FRONTAL: — 1, irrodlucion mis otrm talthd Wel pinto solerer; 2, tecture go la ppuntd’aetpeanco PRaciUea De 2A axauGs castronct. — 1, fracture pacalla ol pease: 2, eeadineién que. pawn por 1a atin urea’ 3 devadibcton te" pun por ia sutra sccfphoweltirs 4, tract radii Oe paaees. SG Pagtogd be ok beside Ronettes ay rans jovertiene NS actita gue Foes ot agusero aineate reproseatada wore ta fai Ine osha epresentnca PAREDES CRANEALES, 23 agravan de manera considerable el prondstico. En efecto, como ya lo hemos dicho y volveremos a verlo después, la base del craneo est en relacién con las cavidades de la cara (fosas nasales, ofdo, etc); de ello resulta que Ins fisuras propagadas a esta base ponen en comunicacién el foco de frac:ura con las fosas nasales 0 el oido me- dio, es decir, con regiones accesibles a los gérmenes y exponen, por consiguiente, al hetido a todas las complicaciones infecciosas y, en particular, a la meningoencefa- itis, afeccién enya gravedad es bien conocida, ARTICULO IT PAREDES CRANEALES Desde el punto de vista de In Anatomia topogrifica, Ia pared craneal forma cin- co regiones, a saber: 1%, una region anterior, la regin superciliar; 2%, una region superior, In regién occipitofrontal; 3, dos regiones laterales: la una situada por delante de la oreja, la region temporal; la otra situada por dewis de la oreja, Ia regién mastoides; 48, una regién inferior, la de la base del créneo. Estas diferentes regiones se extienden en profundidad hasta ¢l encéfalo; cada una de cllas nos ofrece, por consguiente, res series de planus, una cape superficial constituida por partes blandas, una capa media representada por el esqueleto, una capa profunda formada por Ja porcién correspondiente del cerebro y de sus envolturas. De las cinco regiones precitadas, las cuatro primeras tienen limites muy cisos y cada una de ellas debe describirse separadamenie. En cuanto a la base del créuco, mejor que una regidn es una reunién de clemen- tos diversos que pertenecen a las regiones vecinas. En efecto, esti formada: 14, en la linea media, pot la yuxtaposicién de las paredes superiores de las diversas regiones de la nuca, de la faringe y de las fosas nasales; 24, a los lados, por a yuxtaposicién, iqualmente, de las paredes superiores de las ures regiones, auricular, pterigoidea y orbitaria. Por esta razén de orden anatémice, la base det erinco no puede describirse aisladamente, ni siquiera en un esiudio de conjunto; ta estudiarcmos, pues, por par- tes en cada una de las regiones que la constituyen, pre 1. REGION CILIAR ¥ SENOS FRONTALES La regidn ciliar, Hamada asi porque corresponde a las cejas, es una pequefa zona situada a ‘a derecha ¢ izquierda de Ja linea media, entre In frente y los par pados, Es la llamada regidn del seno frontal por ciertos autores. 1° Limites.— Superficialmente tiene por limites exactamente los mismos de Jas cejas por arriba, una linea curva de concavidad inferior que la separa de Ia region o

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