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Cuestiones fundamentales de la aplicación judicial

Los jueces tienen competencia exclusiva para solucionar los conflictos jurídicos que les son
sometidos. Esta es la tarea de aplicación del derecho, la tarea de conocer y decidir en un caso concreto
a quién asiste razón en virtud de una disposición legal, estableciendo los derechos y obligaciones de
los sujetos participantes.

Dicha actividad puede sintetizarse en la siguiente noción clásica: Aplicar es subsumir lógicamente el
caso concreto en el supuesto abstracto de la norma y atribuirle la consecuencia jurídica en ella
prevista.

Tal actividad es compleja, no se cumple en un solo acto con la simple verificación de que la hipótesis
de la norma contempla el caso en cuestión sino que los jueces deben necesariamente desplegar una
serie de actividades que los conducen a lograr la decisión más adecuada al caso concreto. Se suelen
distinguir, en principio, tres niveles de dificultad que pueden presentarse en esta actividad:

• Que se cuente con una norma precisa que contempla claramente el caso planteado.

• Que la norma que prevé el caso a resolver se presta a confusiones, no lo regula con precisión,
subsisten dudas acerca de la comprensión del hecho en la hipótesis normativa, se trata de una norma
oscura, etc.

• Que efectivamente no exista una norma legal que lo regule.

En cualquiera de las tres situaciones deberá el juez realizar complejas operaciones lógicas y
valorativas éstas se incrementarán a partir del primer supuesto hasta llegar al «caso difícil», aquel que
exige la profundización de la actividad judicial, así como al denominado «vacío legal». Las
operaciones lógicas y valorativas son actividades absolutamente vinculadas, conexas y simultáneas
que confluyen en cada acto de aplicación. Cuestiones fundamentales como la determinación de los
hechos y la norma aplicable, la verificación de su vigencia, la interpretación del texto normativo, la
integración en caso de inexistencia del mismo y la solución de los posibles conflictos que pueden
darse entre diversas normas aplicables.
Determinación de los hechos y la norma aplicable

Un «caso concreto» presenta un sustento fáctico que son los hechos acerca de los cuales se ha
producido el conflicto jurídico. Cuando se presentan al juez, requiriendo su intervención para resolver
debe realizar la comprobación de la existencia del mismo, lo que procesalmente se denomina su
prueba mediante los medios probatorios recogidos generalmente a instancia del interesado. Cumplida
esta etapa, previo a su decisión, el juez debe valorar el material de convicción producido a los efectos
de verificar si realmente el hecho ha ocurrido y, en su caso, cuáles han sido sus circunstancias
constitutivas. Una vez realizada esta actividad debe proceder a la reconstrucción intelectual del hecho,
conceptualizándolo desde un punto de vista jurídico, para darle una significación que posibilite la
aplicación de la solución prevista en la norma jurídica, Como señala Luis Recasens Siches: «Hay una
recíproca interrelación, simultánea e indisoluble, entre la constatación del hecho incluyendo su
calificación jurídica y el hallazgo o la determinación de la norma aplicable». No se puede seleccionar
la norma aplicable sin previamente haber calificado jurídicamente el hecho. La calificación implica
la determinación de una serie de elementos o características relevantes que presenta el hecho o hechos
que conforman el caso, a partir de las cuales puede el juez determinar cuál es el tipo de hecho, acto o
relación jurídica de que se trata. En síntesis, la primera y necesaria tarea que debe llevar a cabo el
juez es la determinación de los hechos y de la norma aplicable, la búsqueda de una norma en cuyo
enunciado genérico encuadre el hecho particular previamente calificado, dándole así un sentido
concreto a la norma jurídica general.

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