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TEMA

LOS PRECIOS Y COSTO UNITARIO, EL MARGEN DE


BENEFICIO Y ANÁLISIS DE COMPETENCIA EN LA SALUD
PÚBLICA.
EL PRECIO DE LOS SERVICIOS DE SALUD

Precio es el valor monetario de un bien o servicio y, en principio, la determinación del


mismo obedece a la suma del coste más un margen de beneficio, no obstante, su
fijación se define en la práctica en función del coste, de la demanda y de la
competencia, aunque la dificultad que existe para calcular con exactitud la demanda
motiva que en cualquier estrategia de fijación de precios predomine la consideración de
los costes y de la competencia únicamente.

En efecto, un porciento de la población disfruta de cobertura sanitaria a través de la


afiliación a la Seguridad Social y el acceso del ciudadano a la oferta del sector público
carece de referencia alguna al precio (como ya se dijo, es 0 en el momento del
aprovisionamiento).

Por lo que concierne a la del sector privado, no accede a ella con cargo al propio
pecunio más que una mínima parte de ciudadanos, lo normal es la utilización de una de
estas dos vías: a cargo de alguna póliza suscrita con una entidad aseguradora privada
o recabando autorización de acceso con cargo a conciertos que tiene establecidos la
Administración Pública de Salud con él.

Estas son las dos vías empleadas abrumadoramente de manera mayoritaria, lo que
impide que pueda darse claramente en el sector privado una clara posibilidad de
fijación de precios con total independencia, es lógico, pues, que se diluya el mínimo
asomo de competencia real en la oferta global del sistema sanitario en su conjunto.

Esto trae consigo que la política de precios en este «mercado» se oriente con
preferencia a considerar los costes como medio más adecuado para medir la
contribución al beneficio (allí donde éste sea posible).

Se crea así una curiosa sinonimia entre costes y precios que necesariamente plantea la
necesidad primordial de conocer y analizar tanto los diferentes componentes del coste
como su comportamiento, por eso, hablar de precio de los servicios de salud, es (a fin
de cuentas) hablar de costo.
EL PRECIO DE LA UNIDAD DE PRODUCTO DE LOS SERVICIOS DE SALUD A
NIVEL DE COSTO

Con independencia de cuál puede ser la unidad de producto que mejor se considere
(ya se planteará esto en el lugar oportuno), una cosa es cierta: a la oferta pública,
abrumadoramente mayoritaria en el «mercado» sanitario, se le concede (por definición)
no tenga que plantearse la obtención de un beneficio.

Ahora bien, entonces eso lleva consigo el par dialéctico de que necesariamente deba
tender a minimizar los costos, esa obligación surge ante el hecho de que producir sin
beneficio e incurrir a la vez en costes permanentemente increméntales entra en el
dominio de lo inaceptable por no haber economía que pueda resistirlo.

Según la teoría económica, uno de los medios más eficaces para reducir costes
consiste en incorporar innovaciones tecnológicas al proceso productivo, ya que
permiten aumentar la cantidad de unidades producidas sustituyendo parte del factor
trabajo (cuyo precio es más elevado), sin embargo, tal como se ha indicado
anteriormente, ese esquema no es válido en la producción de servicios de salud.

Es innegable que las innovaciones técnicas han supuesto notables mejoras (mayor
fiabilidad diagnóstica, acortamiento de estancias hospitalarias, abordaje de casos que
era imposible, etc.), pero está comprobado que realmente no ejercen influencia sobre la
unidad de producto más que cuando dicha unidad es de homogeneidad constante,
cosa que resulta harto problemática en el terreno sanitario.

En este campo, la innovación técnica no sólo proporciona mayor eficacia, sino que
subvierte al mismo tiempo la propia naturaleza de los casos tratados, porque los
modifica en un sentido de complejidad creciente, ahí está, como ilustración oportuna, la
innovación que suponen los trasplantes.

Es una magnífica y muy prometedora innovación técnica, pero comporta el fenómeno


contrario de un abaratamiento en los costes de producción, la realidad se impone y ha
de aceptarse que en el proceso productivo de los servicios de salud los progresos
técnicos demuestran con frecuencia poca capacidad para sustituir al factor trabajo.

COSTO UNITARIO EN LA SALUD PÚBLICA

El análisis de costos en los hospitales es un tema que ha suscitado un gran interés en


los últimos anos, las condiciones del entorno económico y social han impulsado
importantes cambios en la organización y gestión hospitalaria, siendo su objetivo
prioritario en la actualidad la búsqueda de la eficiencia.

El crecimiento del gasto sanitario público y la demanda generalizada de las


instituciones sanitarias los coloca lejos de prestar sus servicios con la eficiencia
deseable por lo que se exige un cambio en la concepción de la información de costos,
se hace necesario evolucionar a sistemas de información económica que permitan
saber no solamente cuánto se gasta, sino también cómo se invierten los recursos para
determinar la eficiencia de los distintos procesos hospitalarios.

En este sentido, el análisis de costos ofrece grandes posibilidades a la gestión


hospitalaria, llegando a convertirse en una importante herramienta para la toma de
decisiones, este tipo de análisis permite conocer el costo y la productividad de los
servicios en que está estructurado el hospital, identificar áreas de ineficiencia
económica dentro del hospital o incluso dentro de las propias secciones y, por tanto,
valorar la eficiencia de la gestión hospitalaria en general.

Adicionalmente, permite efectuar comparaciones entre distintos centros hospitalarios o


entre secciones de los mismos, no obstante, para poder efectuar comparaciones entre
centros y explicar las diferencias en los resultados se necesitan unos criterios
homologados de imputación de los distintos conceptos de costos a los servicios finales.

El gran problema a la hora de efectuar este tipo de análisis radica en la inexistencia de


tales criterios, una problemática acentuada en la comparación de secciones concretas
de diferentes hospitales, como es el caso de las enfermedades recurrentes.
ESTRUCTURA DE LOS COSTOS UNITARIOS EN SALUD PÚBLICA

Las reformas a los sistemas de salud o la necesidad de mejorar la eficiencia implican


cambios en el financiamiento de los hospitales: se transita de una transferencia
presupuestal por capítulo de gasto a pago por servicio, generalmente prospectivo.

Comúnmente por la misma forma de presupuestar a los hospitales públicos, estos no


generan información necesaria para calcular costos hospitalarios ni tarifas: no se
cuenta con estado de resultados, balance general, ni facturas por paciente.

La falta de información hace que el cálculo de los costos se realice con un enfoque ad
hoc,. Los costos hospitalarios cuando únicamente se cuenta con información agregada
del hospital (presupuesto global y actividad hospitalaria) y cómo usando esos datos se
pueden definir tarifas de reembolso por diagnóstico por hospital Seis son los pasos a
seguir para calcular costos hospitalarios:

1) Asignar a las diferentes unidades como «unidades de apoyo» o «unidades


productoras».

2) De los presupuestos o costos totales se deducen aquellos que no están relacionados


con cuidado médico, como conferencias, publicaciones, etc.

3) Identificar los presupuestos o gastos de personal, materiales y suministros (sin


medicamentos recetados al paciente), obra e infraestructura, servicios generales,
financieros y todos los demás de cada unidad. Estos son los costos directos.

4) Los costos directos de las unidades de apoyo se prorratean entre las unidades
productoras.

5) Los costos totales de las unidades productoras se calculan como la suma del costo
directo más el costo prorrateado que le corresponde a la unidad.

6) El cálculo del costo promedio consiste en dividir el costo total entre la actividad de la
unidad productora.
Se puede hacer una regresión en la cual la variable dependiente es el presupuesto
global del hospital (del cual se deducen los gastos no relacionados con el cuidado
médico y los medicamentos recetados a los pacientes), y las variables independientes
son los indicadores de la actividad hospitalaria en un factor común (por ejemplo, días
de estancia).

CENTRO DE COSTO

Es la unidad mínima de gestión que se caracteriza por tener una actividad homogénea,
un único responsable, una ubicación física, unos objetivos propios, una responsabilidad
definida y un código identificativo.

Los centros de costo pueden clasificarse en: finales, si son responsables de la atención
al alta, o intermedios si sirven de soporte o prestan atención en parte del proceso
asistencial, los centros de costos en los hospitales, de acuerdo a las actividades
desarrolladas, se clasifican en: centros de costos productivos, de apoyo y
administrativos.

En contabilidad de costos, generalmente se les denomina sectores finales, intermedios


y generales para realizar la asignación y acumulación de costos, a fin de obtener el
costo unitario de los productos obtenidos, ya sean estos bienes o servicios.

En sentido, el costo total de un centro de costo, durante un determinado período de


tiempo, es la suma de todos los costos directos e indirectos atribuibles al objeto de
costo, es decir a todos los pacientes adscritos al centro de costo durante el período
estudiado.

TIPOS DE COSTOS

Existen diversas clasificaciones en función de la perspectiva que se adopte para su


análisis (economía de la salud, contabilidad analítica).

En economía de la salud los costos directos son todos los bienes, servicios y otros
recursos consumidos para la provisión de una intervención sobre la salud, mientras que
los costos indirectos son las pérdidas de productividad en una economía nacional como
resultado de la ausencia de un trabajador debido a una enfermedad.

En contabilidad analítica se emplea la misma terminología pero con otros significados,


en este artículo solo desarrollaremos la terminología con los significados propios uno
de cuyos conceptos es el objetivo del costo:

a) Costos directos

Pueden ser asignados de forma inequívoca al objetivo del coste; por ejemplo, el
consumo de antibióticos en un paciente concreto.

b) Costos indirectos

Precisan de criterios de reparto subjetivos para poder ser asignados; por ejemplo, el
consumo eléctrico en unidad de cuidados intensivos, dado que por definición son
difíciles de relacionar con el objeto del coste (paciente) cualquier método para hacer
tendrá mayor o menor grado de arbitrariedad.

MARGEN DE BENEFICIO EN SALUD PÚBLICA

A lo largo de toda su historia, el hombre ha estado desarrollando una lucha contra


las enfermedades, como resultado de esta contienda han aparecido sustancias,
procedimientos y técnicas que curan, diagnostican o previenen.

De ellos, los medicamentos son los que han mostrado ser más efectivos, los
medicamentos actuales generalmente, son productos de alta tecnología y cada vez
son más potentes y selectivos, en ocasiones, llegan a tener precios más elevados,
por lo que es necesario compararlos con otras alternativas, tanto en términos
económicos como de calidad de vida.
La época moderna se caracteriza por el incremento en la escasez de recursos y en
la demanda sanitaria, el uso de evaluaciones económicas para apoyar la toma de
decisiones en salud es una práctica que ha tomado cada vez más fuerza a nivel
mundial.

Esto se debe a que en la gran mayoría de los sistemas de salud existe la necesidad
de generar una provisión de servicios sanitarios de calidad que contenga una
demanda potencialmente ilimitada en un contexto de recursos escasos.

La farmacoeconomía es la aplicación del análisis económico en el campo de los


medicamentos.

Esta se encuentra inmersa dentro de una disciplina más amplia denominada


evaluación de tecnología sanitaria, la OMS considera tecnología sanitaria a aquellos
equipos, medicamentos, técnicas y procedimientos que intervienen en el campo de
la salud. La técnica original de evaluación económica es el análisis de costo
beneficio, que es básicamente una contabilización de costos y resultados en
términos monetarios.

Este análisis constituye una forma de evaluación económica que se remonta a los
estudios de A.J. Dupuit (ingeniero francés que ya en 1844 la aplicaba para
determinar la utilidad y la viabilidad económica de las obras públicas), en la que
tanto los costos, como las consecuencias (beneficios) de un proyecto, vienen
expresados en términos monetarios.

Además, permite identificar la opción que maximiza la diferencia entre beneficios y


costos, que es, en teoría, la opción que maximiza el bienestar de la sociedad, lo
cual nos ofrece un criterio de decisión claro.

Si la asignación de recursos produce más beneficios que costos en la capacidad


total, es decir, un resultado es más eficiente si al menos una persona mejora y nadie
empeora, si bien hay problemas con la teoría, es el concepto detrás de la
metodología de análisis de costo-beneficio en la actualidad.
Dentro del contexto de la economía de la salud, el análisis económico mediante la
aplicación de diferentes técnicas de estimación y/o determinación de costos y
beneficios se ha ido extendiendo de manera creciente.

Existe un conjunto de términos que deben ser cabalmente asimilados para realizar
un enfoque adecuado de la evaluación económica, éstos son: eficacia, efectividad y
disponibilidad, la eficacia es el beneficio o utilidad de una tecnología para los
pacientes de una determinada población bajo condiciones de uso ideales.

Se fundamenta en los resultados o ensayos clínicos, es decir, en situaciones


controladas, la eficacia pregunta si el medicamento puede funcionar, la efectividad
se encamina a los resultados respecto a la población a la que va dirigido.

Se apoya en el uso de la tecnología en la práctica habitual y, por tanto, mide la


utilidad, lleva implícitos los conceptos de eficacia y aceptación.

La disponibilidad se refiere a si el medicamento es accesible a aquellos pacientes


que podrían beneficiarse de él, la técnica original de evaluación económica es el
análisis de costo beneficio cuya principal ventaja es que permite la comparación
entre cualquier tipo de proyecto, programa u opción; por otra parte, permite
confrontar el beneficio neto de un proyecto determinado con la opción de no hacer
nada.

El hecho que tanto los beneficios como los costos estén expresados en una misma
unidad facilita que los resultados finales sean analizados no sólo en el ámbito de la
salud, sino que también en comparación a otros programas de impacto social.

Solamente se deberá llamar análisis de costo beneficio a una evaluación económica


si todos los efectos relevantes, incluyendo los efectos sobre la salud, se han
valorado en términos monetarios.

En términos generales existen tres métodos para asignar un valor monetario a


beneficios en salud: capital humano, preferencias reveladas y disposición de pago o
valoraciones de contingencia:
 Capital humano: los beneficios se cuantifican en relación al cambio o mejora de la
capacidad en la productividad de los individuos medida por ingresos económicos
asociados a esa productividad

 Preferencias reveladas buscan inferir la valoración de la salud a partir de las


decisiones que toman los individuos en la práctica

 Los individuos deben responder cuanto están dispuestos a gastar para obtener un
determinado beneficio en salud o evitar los costos de una determinada enfermedad.

Los tipos de costos a considerar, al igual que en otras áreas económicas, son los
directos (médicos y no médicos), los indirectos y los intangibles:

 Médicos directos: Servicios médicos, hospitalarios y farmacéuticos

 Directos no médicos: Erogaciones necesarias para recibir atención médica (por


ejemplo, transporte a y desde un determinado servicio médico).

 Indirectos: Son los observados de la morbilidad y mortalidad debida a la


enfermedad

 Intangibles: Son los relacionados con el sufrimiento relacionado con la


enfermedad En economía de la salud y en evaluación económica, los tipos básicos
de análisis difieren entre sí fundamentalmente por la medición de los beneficios del
cuidado o del tratamiento instituido.

En este sentido, la determinación y la forma de medir ajustada y correctamente los


beneficios constituyen los elementos más críticos y el más difícil desafío
metodológico de la evaluación. En todo análisis económico debe estar siempre
correctamente identificado el trípode que lo sustenta:

 Perspectiva (paciente, pagador, proveedor, sociedad)

 Tipo de costos (directos, indirectos e intangibles)

 Tipo de análisis (costo - beneficio, costo - efectividad, costo - utilidad o


minimización de costos).
Los pasos necesarios para hallar y analizar la relación costo beneficio son las
siguientes:

1. Examinar las necesidades, considerar las limitaciones, y formular objetivos y


metas claras. 2. Establecer el punto de vista desde el cual los costos y beneficios
serán analizados.

3. Reunir datos provenientes de factores importantes con cada una de sus


decisiones.

4. Determinar los costos relacionados con cada factor. Algunos costos serán
exactos, mientras que otros deberán ser estimados.

5. Sumar los costos totales para cada decisión propuesta.

6. Determinar los beneficios en términos monetarios para cada decisión.

7. Comparar las cifras de los costos y beneficios totales, relacionándolos de forma


que los beneficios sean el numerador y los costos sean el denominador (B/C), es
decir, beneficios-costos.

Si el valor resultante es mayor que 1 el proyecto es rentable, pero si el proyecto no


es viable significa que los beneficios serán iguales o menores que los costos de
inversión o costos totales.

8. Comparar las relaciones de beneficios a costos para las diferentes decisiones


propuestas.

La mejor solución, en términos financieros, es aquella con la relación más alta de


beneficios a costos, sin embargo, se debe de tener cuando menos tres alternativas
u opciones para tener un margen de selección de cuál sería la más beneficiosa: Se
evalúan comparando y clasificando el valor descontado de cada alternativa, cuál de
las distintas opciones ofrece mejor rendimiento sobre la inversión y cuál de las
soluciones ofrece los mayores beneficios en relación con los recursos invertidos.

De este análisis pueden derivarse 4 resultados potenciales; mejores o iguales


resultados clínicos a un costo reducido de los servicios médicos respecto del
tratamiento convencional (+/+), se considera un programa o estrategia dominante y
debería ser adoptada.

Un incremento de los costos asociado a menores resultados clínicos en relación con


el tratamiento convencional (-/-), se considera un programa o estrategia dominada y
debería ser siempre rechazada.

Dada la necesidad de buscar la opción que nos traiga el mayor beneficio al menor
costo fue que en 1844 A.J. Dupuit comenzó a analizar la relación costo beneficio,
siendo el costo beneficio un método de análisis económico útil debido a la
posibilidad de comparar diferentes proyectos, incluso de diferentes ámbitos,
siempre y cuando todos sus factores se hayan valorado en términos monetarios, o
comparar proyectos con la opción de hacer nada, para encontrar la opción que
beneficie más a la población al menor costo y así poder tener servicios de salud con
eficacia, efectividad y disponibilidad para el mayor número de personas posible.

Consideró del análisis costo beneficio una herramienta eficaz y simple para
determinar si un proyecto es rentable y comparar proyectos entre si y/o la opción de
hacer nada, pero creo que también tiene sus contras, al necesitar que todos sus
factores estén valorados en términos monetarios es posible errar al tratar de
cuantificar algo cualitativo como el beneficio que un medicamento le puede dar a un
paciente, o los costos que puede tener no dárselo, al aplicar este análisis al sistema
de salud se podría discernir si un campaña, por ejemplo de vacunación, tienen
mayores beneficios tanto monetarios como de salud (que se tienen que valorar en
términos monetarios), que los costos de la campaña misma y las consecuencias de
no realizarla. Por estas razones creo que en salud es necesario hacer no solamente
el costo beneficio de los proyectos, sino, ayudarse de otros análisis como el costo
utilidad, minimización de costos y/o costo efectividad, para complementar los datos
obtenidos y tener una mejor visualización de los programas, proyectos,
medicamentos, infraestructura o cualquier recurso que se tenga que adquirir, para
seleccionar el que más convenga al paciente o a la sociedad.
ANÁLISIS DE COMPETENCIA EN LA SALUD PÚBLICA

COMPETENCIA EN LA SALUD PÚBLICA

Es un instrumento para definir los conocimientos, habilidades y actitudes esenciales


relacionadas con la salud pública necesarias dentro de la fuerza de trabajo en
salud, este marco ha sido desarrollado en respuesta a la necesidad de contar en la
Región de las Américas con un instrumento sencillo que facilite la formación de
excelencia, la colaboración y la coherencia dentro de esta fuerza de trabajo tan
diversa y en países con infraestructuras y sistemas de salud muy dispares.

Se pretende que este marco sirva de complemento a otras estrategias centrales de


la Organización Panamericana de la Salud (OPS), de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como son la
Estrategia de Atención Primaria de Salud (APS), las Funciones Esenciales de Salud
Pública (FESP) (1,2) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) (3).

La definición de las competencias en salud pública ha sido abordada durante la


última década en varios países y con diferentes enfoques, la OPS ha considerado
necesario iniciar un proceso propio que tenga en consideración estas experiencias
previas, pero también la realidad sanitaria, social y política de los países de la
Región buscando el fortalecimiento de las capacidades en salud pública.

En este documento se presentan las competencias esenciales que deben poseer


los profesionales que ejerzan labores de prestación de servicios de salud y/o de
salud pública, independientemente del ámbito donde desarrollen su actividad
profesional y de la actividad específica que realicen.

Se ha considerado conveniente dejar para una fase posterior la definición de


competencias específicas por grupo profesional o nivel de acción.

La proyección estratégica de este MRCESP es, a largo plazo, potenciar el uso del
diagnóstico de las competencias del personal sanitario en los países como un
insumo fundamental para facilitar la elaboración de planes y estrategias de
formación, capacitación y desarrollo de recursos humanos nacionales y regionales.

En este ámbito, las herramientas de cooperación técnica de la OPS, como el


Campus Virtual de Salud Pública (CVSP – http://portal.campusvirtualsp.org) y la
estrategia de educación permanente dentro de la Década de Recursos Humanos
para la Salud, podrán ser de gran utilidad.

De igual forma, el MRCESP también podría ser de utilidad para la elaboración de


planes estratégicos de instituciones académicas, asociaciones y redes
profesionales cuya misión sea la capacitación de profesionales de la salud.

QUÉ ENTENDEMOS POR COMPETENCIAS ESENCIALES EN SALUD PÚBLICA

Las competencias esenciales son los conocimientos, habilidades y actitudes


necesarias para la práctica de la salud pública, es decir, para solucionar los
problemas de salud de la comunidad de manera efectiva y eficiente.

Las mismas responden al llamado de transformación de la educación profesional en


ciencias de la salud ante los retos del Siglo XXI, incorporando perspectivas
transnacionales, multiprofesionales y de largo alcance.

Es importante destacar que las competencias presentadas en este documento


trascienden las fronteras tradicionales de las disciplinas específicas de las ciencias
de la salud y de las ciencias sociales y que son independientes de programas o
temas concretos.

La diversidad de estas competencias sugiere que son muchos y variados los tipos
de profesionales y técnicos que están capacitados para ejercitar estas funciones,
esto explica que la multi-disciplinariedad y la multi-sectorialidad sean características
diferenciales de la salud pública respecto a otros campos, y que la formación y
capacitación en esta materia se hayan extendido desde las profesiones sanitarias a
otras titulaciones.
La identificación de las competencias esenciales de salud pública permite a la
sociedad conocer lo que puede esperar de los profesionales de salud en este
campo, ya que es a partir de estas competencias que se puede disponer de un
catálogo de lo que estos profesionales saben y deben hacer. A su vez, que la
sociedad y sus instituciones conozcan con mayor claridad qué saben hacer los
profesionales de salud en materia de salud pública favorecerá su desarrollo y la
creación de oportunidades de trabajo, así como el avance de las FESP.

EL MARCO REGIONAL DE COMPETENCIAS ESENCIALES EN SALUD


PÚBLICA

Está dirigido a cualquier persona que participa en labores de prestación de servicios


de salud y/o salud pública y que, de forma directa o indirecta, se responsabiliza de
una o más funciones esenciales de salud pública.

Esto incluiría a los profesionales clínicos y no clínicos que trabajan por la salud y el
restablecimiento de la misma, tanto en los individuos como en las comunidades,
también está dirigido a cualquier organización que capacita o da empleo a personas
que trabajan en esos ámbitos, lo que incluiría a las autoridades sanitarias
nacionales, regionales y locales, a los servicios de salud, a las instituciones
académicas, al voluntariado, al sector privado y a otros sectores cuya gestión
impacta la salud y el bienestar.

De forma más específica la audiencia deberá incluir:

• Personas que prestan servicios de salud y/o de salud pública que desean ejercer
de forma dinámica y no fragmentada, trascendiendo las líneas disciplinarias
clásicas.

• Personas interesadas en adquirir o desarrollar competencias sobre cómo mejorar


y proteger la salud y el bienestar de la población, aunque esta no sea su principal
área de trabajo.
• Educadores e instituciones formadoras, para conocer la naturaleza y el tipo de
aprendizaje que se necesita en los diferentes ámbitos de práctica y en las diferentes
áreas de la salud.

• Personal dedicado a la gestión y evaluación de las competencias y/o la falta de


competencias en la fuerza de trabajo en salud pública.

• Tomadores de decisiones y proveedores de servicios, para estar informados de


qué tipo de actividades de salud pública se deben llevar a la práctica, de manera
que no ocurran aisladamente.

• Planificadores de educación, servicios, regulación y recursos humanos para la


prestación de servicios de salud y/o de salud pública, para asegurar que existan
rutas de progresión profesional adecuadas.

En cuanto a los usos, este MRCESP podría servir para:

• Proveer una visión global más coherente del sector de la salud, que facilite el
reconocimiento de las contribuciones de los diferentes actores implicados y de las
interacciones entre ellos.

• Desarrollar una fuerza de trabajo en salud más unificada y mejor cualificada para
hacer frente a las desigualdades en salud y apoyar al desarrollo de planes de salud
pública.

• Informar sobre los conocimientos, habilidades, actitudes y vías de desarrollo


profesional que precisan las personas que desean contribuir a la mejora de la salud
y al bienestar de la población.

• Aportar una base racional para el desarrollo de currículos y planes de formación,


así como para la creación de vías de carrera profesional.

Mejorar la consistencia de los términos de referencia para ocupar puestos de


trabajo y para la evaluación del desempeño profesional dentro de los servicios de
salud, conectando la educación y la prestación de servicios.
Evidentemente, los usos de estas competencias variarán dependiendo de los
distintos contextos organizativos y jurisdiccionales de los sistemas de salud y de los
servicios de salud pública en los países de la Región.

Dado que la práctica de la salud pública es dinámica y evoluciona con el tiempo,


estas competencias esenciales deberán ser permanentemente monitorizadas y
actualizadas. Para ello será necesario evaluar su impacto en términos de adopción
y aplicación, tanto en el ámbito de la práctica de la salud pública como en los
entornos académicos y de servicios de salud.

Los cambios demográficos, la globalización, las nuevas amenazas para la salud y la


seguridad, y las presiones crecientes sobre los sistemas de salud continuarán
intensificando la necesidad de un personal sanitario diversificado, articulado y bien
preparado.

Los recursos humanos del siglo XXI deberán ser capaces de utilizar sus
conocimientos, habilidades y actitudes en salud pública (tanto los específicos como
los compartidos) para promover y garantizar la salud y el bienestar de nuestros
pueblos.

ANÁLISIS DE SITUACIÓN DE SALUD

Para la OPS y sus Estados Miembros la primacía del análisis de la situación de


salud mediante la epidemiología y las ciencias de la administración como ciencias
básicas para la práctica de la salud pública ha sido siempre reconocida.

Implica la evaluación de la situación de salud de las poblaciones y sus tendencias,


vistas en función de la definición y estudio de sus factores determinantes, por ello,
el estudio de las desigualdades de salud en términos de sus riesgos, daños y
acceso se convierte en una herramienta indispensable para la toma de decisiones y
la definición de políticas públicas en salud.

Los conceptos clave ligados a este dominio son los siguientes:

• Información y evaluación del desempeño de servicios de salud.


• Desarrollo de experiencias, tecnologías y métodos en la interpretación, manejo y
comunicación de los contenidos sustantivos y priorizados de salud pública según
cada uno de los actores principales: reguladores, proveedores, actores externos y
ciudadanos.

• Organización de la gestión y evaluación de los datos reunidos, y de su análisis y


presentación sistematizada.

• Medición de desigualdades en riesgos, daños y el acceso a los proveedores de


servicios de salud. • Estadísticas vitales y grupos de interés o mayor riesgo.

• Organismos de evaluación de calidad de datos reunidos y su análisis.

En el contexto internacional actual, el análisis de situación de salud responde a tres


desafíos: 1) la revisión, adopción y aplicación del Reglamento Sanitario
Internacional (RSI 2005), consecuencia de la necesidad de organizar la respuesta
coordinada de los países frente a la aparición o reaparición de amenazas de
enfermedades y otros riesgos para la salud pública de alcance internacional.

2) los cambios transicionales en los perfiles epidemiológicos y demográficos, así


como la inequidad en salud en las poblaciones de las Américas junto con la
necesidad de abordar la respuesta social a ellos desde una perspectiva de
determinantes de la salud.

3) la profundización de la descentralización de los servicios de salud, como parte


de los procesos de reforma y modernización del Estado, incluyendo la redefinición
de estructura, funciones y roles de las unidades de epidemiología en la salud
pública y la relevancia de la operación eficiente de los sistemas de información e
inteligencia sanitaria.

La iniciativa hemisférica para el fortalecimiento de la capacidad epidemiológica


persigue desarrollar dimensiones críticas de la práctica de la epidemiológica y la
salud pública en los sistemas y servicios de salud, a fin de aumentar la capacidad
de organización y gestión, fortalecer el desempeño de las FESP y consolidar la
rectoría de las autoridades sanitarias nacionales.

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