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UTESA-SISTEMA CORPORATIVO
RECINTO MOCA
PRESENTADO POR:
Lisset Ureña 1-16-2345
PRESENTADO A:
Fátima Gómez
MATERIA:
Análisis Funcional
TEMA:
El Escape
Después de ocurridos los primeros reforzamientos habrá una alta probabilidad de que el
organismo emita la respuesta aun cuando todavía no esté presente el estímulo aversivo. Este
fenómeno ocurre debido a dos situaciones. Primera: la respuesta ha sido reforzada y por lo
tanto existe una tendencia sustancial a que la respuesta se vuelva a repetir. Segunda: todos
los estímulos discriminativos que estuvieron presentes en el momento del reforzamiento
(excepto el estímulo aversivo, desde luego), también están presentes después de la
terminación del estímulo aversivo, lo cual da como resultado la generalización de la
respuesta a aquellas ocasiones en que no esté presente el estímulo aversivo. Sin embargo,
durante las siguientes presentaciones del estímulo aversivo, se va perfeccionando la
discriminación entre la presencia del estímulo aversivo y la ausencia de éste. La respuesta
que termina con el estímulo aversivo, ocurre casi solamente en presencia de éste, debido a
que solo bajo esas condiciones la respuesta es reforzada. En esta discriminación, como en
casi todas las discriminaciones, existe un nivel residual de respuestas que se emiten cuando
el estímulo no está presente, aunque casi siempre ese nivel es bajo. Por lo tanto, en el
escape, el estímulo aversivo será un estímulo discriminativo en cuya presencia una
respuesta será reforzada con la terminación de ese estímulo.
Aquí conviene resaltar una cuestión que muchas veces lleva a error, y es que estamos
hablando de refuerzo negativo y de estímulo aversivo. Muchas personas creen,
erróneamente que todos los refuerzos han de ser estímulos que resulten agradables para el
sujeto, pero ya hemos visto que refuerzo únicamente hace referencia al aumento de la
probabilidad de la respuesta que buscamos, ni más ni menos.
Por otra parte, también es importante tener en cuenta que siempre que se habla de estímulos
aversivos (o recompensas, en el caso contrario), estos adquieren esa condición por la
percepción que tiene el individuo en concreto de ellos, no es una característica intrínseca de
los estímulos, aunque en ocasiones pueda parecerlo.
Y es que, lo que es agradable para una persona o un animal, perfectamente puede resultar
desagradable para otro, o incluso puede variar dependiendo de las circunstancias. Por
ejemplo, un alimento será un estímulo agradable para un individuo siempre que este no esté
ya saciado, le guste el sabor, no tenga alergias, etc.
Es muy importante tener en cuenta estas cuestiones ya que si no podemos tener dificultades
para comprender los fundamentos tanto del condicionamiento de la evitación como de los
procesos del condicionamiento operante en general.
Con el refuerzo negativo podemos obtener dos conductas claramente diferenciadas, que son
el escape y la evitación. ¿En qué se diferencian? Ambas tienen que ver con la eliminación
de un estímulo que resulta aversivo para el sujeto, pero la clave aquí estaría en el momento
de la aplicación de dicho estímulo.
Ante la disyuntiva de escape y evitación, la clave para diferenciar ambos tipos de respuesta
sería visualizar la línea temporal de los acontecimientos y descubrir si gracias a la
respuesta, la persona logra que finalice el hecho desagradable o por el contrario consigue
que nunca llegue a tener lugar (siendo este segundo caso el condicionamiento de la
evitación que estamos estudiando).
Estímulo discriminativo
Uno puede preguntarse cómo es posible que el sujeto anticipe que va a tener lugar ese
evento desagradable que es el estímulo aversivo y por lo tanto es capaz de emitir la
respuesta adecuada para evitarlo antes de que tenga lugar y darse, por lo tanto, el
condicionamiento de la evitación.
Esto se logra a través de lo que se conoce como estímulo discriminativo, un estímulo que
por sí mismo es neutro pero que precede al que sí que resulta aversivo, por lo que el
individuo pasa a estar prevenido de lo que va a suceder y por lo tanto puede tomar la
decisión de dar la respuesta para evitarlo.
En este caso, la conducta del sujeto aumentará dado que logra el objetivo que la persona
busca, que no es otro que conseguir que no llegue a presentarse el estímulo desagradable
para él, y que ya sabe que ocurre siempre después del estímulo discriminativo, a no ser que
efectúe esa conducta en cuestión.
Frente a la evitación discriminada, que sería la que utiliza el estímulo discriminativo para
“avisar” al sujeto de que el estímulo aversivo va a hacer su aparición de manera inminente,
existe otra metodología para intentar lograr el condicionamiento de evitación. Se conoce
como evitación indiscriminada o procedimiento de evitación de operante libre de Sidman.
Esta otra forma de trabajar con la evitación, en lugar de utilizar una señal que prevenga al
individuo del estímulo aversivo, lo que hace es aplicar este estímulo siguiendo un patrón
temporal, de manera que aparezca siempre cada cierto tiempo, a no ser que el individuo
emita cierta conducta, cuya consecuencia sería aplazar la siguiente aplicación del estímulo
aversivo.
Sin embargo, los resultados indican claramente que la metodología de Sidman obtiene unos
resultados mucho peores que los que se consiguen con el condicionamiento de la evitación
discriminada. Para empezar, el aprendizaje lleva mucho más tiempo en el primer caso que
en el segundo. Por otro lado, las respuestas de evitación que se consiguen carecen de
estabilidad, elemento que, sin embargo, sí se manifiesta en el segundo método.
Por último, la conducta de evitación a través del método de Sidman es muy fácilmente
extinguible, olvidándose al poco tiempo de dejar de presentar el estímulo aversivo. Por el
contrario, cuando se utiliza el estímulo discriminativo, el condicionamiento de la evitación
es fuerte y por lo tanto difícil de extinguir, necesitándose mucho tiempo para lograrlo.
¿En qué consiste la evitación y emoción?
A menudo se dice que evitamos un estímulo aversivo por miedo, no nos gusta o nos
molesta y aunque estos tipos de comentarios satisfacen las necesidades de uso común
realmente no describe las condiciones que controlan nuestra conducta. Lo que realmente
describen estas afirmaciones, no son los reforzadores negativos que mantienen nuestra
conducta de evitación, sino las conductas respondientes, principalmente de tipo emocional,
las cuales son evocadas concurrentemente por los estímulos aversivos condicionados
basados en el estímulo que estamos evitando. Podrá ser que las emociones ocurran en
conexión con la conducta de evitación, pero eso no significa que sean sus causantes
básicos.