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Se presentan dos caminos de investigación:

- se es, hay realidad, es imposible que no la haya; discurrir


de esta manera conduce a convicciones plenas, como las
que se asocian a la Verdad. (3-4)
- pensar lo contrario, que no hay realidad y que es
necesario que no la haya; no se puede discurrir por este
camino.(5-7)

El punto de partida es ontológico y menciona un hecho


absoluto: el de que hay Realidad necesariamente. La
epistemología, el camino del saber, presupone un haber –
un estar siendo- previo. Cualquier cosa que se diga será
relativa a este hecho trascendental.
Este hecho se impone cuando hacemos abstracción
completa de los entes, lo que hemos llamado vaciado,
depuración del lenguaje común, y queda la única palabra
de la que no podemos dudar. Esto abre un campo nuevo,
una inmensa abertura, decía el Proemio. ¿Cómo
cartografiarla, cómo nombrarla correctamente?

Tras afirmar la tesis –hay realidad, es imposible que no la


haya- estos tres fragmentos parecen destinados a
ayudarnos un poco; no sabemos por dónde empezar,
porque, si sólo disponemos de la tesis, ¿qué más podemos
pensar con tanta seguridad? Antes de aumentar lo que
hemos aprendido, Parménides se detiene en mostrar cómo
es el nuevo territorio, cómo se transita por él.
Fr 3 Contiene la Identidad básica entre ser y pensar.
Fr 4 Las dimensiones del entendimiento no son las mismas
que las del tiempo y del espacio.
Fr 5 Por donde discurre el entendimiento no hay un inicio,
ni un final (se sobreentiende) en sentido estricto.

Tres orientaciones para no perdernos; las comentaremos al


final. Por ahora, mencionar que debe darse una
“mismidad” entre el conocimiento y la realidad; sujeto y
objeto de conocimiento no pueden ser realidades
totalmente distintas entre sí.
Los dos fragmentos empiezan con un recordatorio, se
vuelve a mencionar la Tesis.
En el fragmento 6 para indicar que sólo es el primer camino
de investigación y que hay que atender también a la vía de
la Opinión. Leemos que hay dos razones principales del
carácter errante de esta vía:
- La razón principal es que los hombres piensan con dos
cabezas.
- También los sentidos son responsables, aturden, ciegan o
hacen sorda a la gente, la incapacitan para juzgar, para
discriminar entre lo que es y lo que no es.

Por ello, dice Parménides, es un camino regresivo. Se


realiza un esfuerzo, pero no se llega nunca a ningún
resultado, se vuelve al punto de partida; o lo que es lo
mismo, no se salió de él.

En el fragmento 7 leemos que –a pesar de que tenemos


que examinarlo porque así se nos ha impuesto en el
fragmento 6- debemos huir del modo de pensar de los
hombres, de los mortales. Aquí el concepto crucial es el de
la fuerza de la costumbre. Es la fuerza de la costumbre a la
que hay que enfrentarse si queremos pensar
correctamente. Es ella la que nos índuce (“nos arrastra”) a
cerrar los ojos o los oídos.

Da la impresión de que se acaba una parte de la lección, y,


como estamos en Filosofía, se nos dice: juzgad si esto que
os he enseñado es correcto, no lo deis por válido sin que
vuestra razón no lo juzgue así.

Tras describir las dimensiones del pensamiento (Fr 3, 4 y 5)


y explicar la fuente del error y el peligro que hay que evitar
si queremos pensar correctamente las cosas, es decir, la
fuerza de la costumbre (Fr 6 y 7), pasaremos ahora a la
deducción de los atributos del ser. Sólo sabemos que hay
realidad, que es imposible que no la haya; pero, qué más
podemos decir de ella, aparte de que se impone de forma
absolutamente necesaria. Tenemos solo un verbo sin
sujeto, “se está siendo”; qué podemos decir de lo que se
está siendo.
A la única palabra que tenemos como cierta se le pueden
añadir otras que indican “lo que es” el estar siendo. Las
pruebas de que esas palabras le corresponden se encuentran
sobre el camino; es decir, no hay más que seguir el método
que ya estamos empleando, seguir en la vía en la que ya
estamos. Aplicando ese método, buscando sólo la conexión
necesaria, a lo que está siendo le corresponden las palabras:
- inengendrado e incorruptible, – total, -único, -inconmovible
- acabado.
Dedicaremos un comentario más amplio a este tema. En
general, son atributos, palabras que se pueden predicar de lo
que está siendo, que no concuerdan con las dimensiones
espacio temporales en las que se mueve el sentido común. De
nuevo, Parménides describe la región por la que transitan los
caminos del conocimiento como caminos metafísicos, o, al
menos, metaempíricos.

Parménides explicita el criterio en el que basa su


argumentación, su deducción de los atributos del ser; es el
criterio que hemos llamado disyuntivo y consiste en tomar
una decisión:
(1) se es, o no se es en absoluto (v. 11 y 15)
(2) de un no ser absoluto (un no estar siendo) nada
puede convencernos de que pueda nacer algo
(3) se decide, por necesidad (vv 15-16) que el único
camino es el del ser
La función de Dike –la Justicia divina- está clara: se está
hablando de vincular, de entrelazar –de entrelazar “ser” y
“nacimiento”, por ejemplo; o “ser” y “muerte”. Bien, la
Justicia no deja entrelazar “ser” con “nacer”, ni con “morir”.
Divino en esta parte siempre significa lo mismo: manera de
pensar en la que rige lo absoluto y lo necesario. Una manera
de pensar lo justo, la manera divina, impide, prohíbe, que
determinados enlaces ser produzcan o se rompan otros.

Se añaden más atributos:


-indivisible, porque es -homogéneo (vv 21-22)
- continuo (vv 23-25), -inmóvil, -eterno (vv 26-27)
- limitado, perfecto, acabado (vv 29-33);

Es muy iluminadora la explicación que da Parménides de


porqué la Realidad ha de ser pensada como acabada, como
perfecta, como ya dada toda ella entera. “si tuviera una
carencia, carecería de todo”. ¿Cómo explicar esto?
Se podría hablar de una ontología radicalmente democrática
o igualitarista. No hay nada en la realidad que pueda
desmerecerla, que represente una atenuación, disminución o
imperfección. “No hay algo en mayor grado” …”ni en menor
grado” (v 23).

En consonancia con la mentalidad del pueblo griego,


Parménides considera lo infinito, lo ilimitado, como
imperfecto. Lo que está siendo permanece idéntico a sí
mismo dentro de unos límites impuestos por la necesidad
absoluta.

El verso 34 retoma la identidad básica entre ser y


pensamiento. Pero ahora establecerá una relación causal
entre ellos: pensar y ser son lo mismo porque pensar
presupone siempre lo que está siendo. Como vimos en la
Presentación, Parménides no es Descartes: sin ser, no hay
pensamiento. Se pueden equiparar y decir que son lo mismo,
porque el ser puede ser muchas otras cosas y no
pensamiento; pero al pensamiento sólo le cabe una opción,
pensar lo que está siendo.
La Moira actúa como Dike: obliga, establece ataduras,
vínculos absolutamente necesarios; literalmente, la Moira
obliga al ser a estarse quieto: “la Moira le obliga a
permanecer total e inmóvil” (v 37)

A partir de ese punto, Parménides concluye que el camino de


la Opinión sólo ofrece nombres, “son sólo nombres cuanto los
hombres han establecido” (v 37-38). Hemos de entender que
lo que llevamos recorrido del camino de la Verdad no está
constituido por meros nombres humanos, sino por nombres
de “cosas verdaderas” (v 38). Pone ejemplos de nombres
humanos : “nacer”, “morir”, “cambiar de lugar”, “alterar el
color”, nombres para cambios y variaciones.

Esos nombres no sirven para hablar de la Realidad, descrita


ahora como una esfera bien redondeada. ¿Por qué esfera
redondeada es buena imagen? No es un atributo más, es el
corazón imperturbable. La esfera simboliza la homogeneidad,
algo desde cuya superficie no contemplaríamos nunca cambio
alguno al movernos, una superficie lisa, sin montañas, sin
protuberancias. Da igual cómo la recorriéramos, no
encontraríamos ningún hoyo, ninguna quiebra, no habría de
más en algún sitio y de menos en otro. No hay infinitud,
indeterminación, porque la esfera representa el límite, el
límite constituyente –límite supremo- de todo lo que hay.
El verso 46 descarta, por los motivos que ya sabemos, la
hipótesis bajo la cual se podría hablar de variaciones en lo
que está siendo: que lo que no está siendo fuera-hipótesis
que usa el criterio conjuntivo “ser y no ser”. Ocurre como con
la constatación de la Tesis: si suponemos el no ser, cabría
admitir que el ser puede cambiar de alguna manera. Pero el
no ser es imposible, luego es necesario que el ser no cambie.
De nuevo, se extrae una necesidad de una imposibilidad.

En el verso 50 se indica el final de la lección sobre la vía de la


Verdad. Ahora hay que investigar las opiniones de los
mortales.

Antes de ello, Parménides indica el error principal de las


opiniones humanas: juzgan las cosas con dos puntos de vista
para nombrar lo que parece cada cosa. Es necesario unificar
los puntos de vista y no mezclar categorías distintas: ¿el fuego
puede ser suave? ¿la noche, espesa o pesada?

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