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Texto: Ef. 2:8-9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.
Esta fuerte declaración significa que cada aspecto de la salvación del hombre proviene de Dios y
depende totalmente de Dios. La única contribución que hacemos es el pecado que fue puesto sobre
Jesucristo en la cruz. El apóstol Pablo afirmó esto cuando escribió:
Ro. 11:36 “Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre”.
Esto quiere decir que la salvación es determinada por Dios, comprada por Dios, aplicada por Dios y
asegurada en Dios. De principio a fin, la salvación es solo del Señor por medio de la fe en Jesucristo
El principal exponente de la doctrina de la salvación por gracia es Pablo. Su tesis es que la salvación
es el resultado, no de la ley o libros o la nacionalidad, sino del favor divino otorgado libremente y
por la fe "Por gracia sois salvos por medio de la fe" (Ef. 2:8).
Pablo describe una de las bendiciones del evangelio como la "entrada por la fe a esta gracia en la
cual estamos firmes"
Ro. 5:1-2 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes,
y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Ahora, aunque la gracia de Dios ha estado presente desde el A.T a través de los términos originales
(heb. jên, jesed; gr. járis). Que significan "favor" o "bondad", especialmente si no ha sido ganada ni
merecida. Le toca, sin embargo, al NT desarrollar y proclamar la plenitud de la gracia divina
Jn. 1:17 "pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por
medio de Jesucristo".
En griego existe el término χάριτες (kharites), que genera en latín un préstamo literario que es Charites
En latín otro término de gracia es “gratia” que significa benevolencia, favor o beneficio que se
recibe sin ningún tipo de merecimiento.
En todos y cada uno de estos casos, la Gracia de Dios apunta al favor inmerecido otorgado a la
humanidad de parte de Dios
Ahora y para desarrollar el tema, debemos establecer algunos puntos e iniciaremos con el primer
encabezado
Ro. 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios
La breve frase “destituidos” proviene de la palabra griega husteréo, y significa que no llegan a la
meta, o sin alcanzar el final.
De acuerdo con Ro. 3:23 el objetivo o fin del que el hombre no ha estado a la altura es la gloria de
Dios. (el hombre no estuvo, ni ha estado a la altura de la gloria de Dios)
A lo largo de la historia de la iglesia, ha habido muchas opiniones sobre el significado exacto de esta
frase, “destituidos” sin embargo, la interpretación más común y aprobada es la siguiente:
la destitución del hombre de la gloria de Dios significa que el hombre no ha podido glorificar a
Dios como debe, y que ha perdido su privilegio de tener o reflejar la gloria de Dios.
Inherente: (Del lat. inhaerens, estar unido). Que por su naturaleza está de tal manera unido a algo,
que no se puede separar de ello.
Ro. 3:10-18 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay
quien busque a Dios. (Rebeldía, desobediencia)
Ro. 5:12 "Así pues, por medio de un solo hombre, el pecado entró en el mundo y por medio
del pecado entró la muerte, y así fue como la muerte se extendió a todos los hombres,
porque todos habían pecado."
Ec. 3:11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón (ser) de
ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el
fin.
Esta muerte es entonces, a diferencia de una muerte física, una muerte espiritual, es separación de
toda fuente de vida, Cristo, el es la fuente de vida
Jn 1:4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
III.- Este es el destino inevitable y merecido de toda la humanidad por causa del pecado, ya que
la paga, la retribución, la consecuencia o resultado del pecado es la muerte,
Ro. 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro.
Sin embargo, Dios, en su gracia, concedió vida eterna a aquellos que creen por medio de Jesucristo
Ro. 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros.
Es decir, que siendo pecadores éramos inmerecedores del perdón de Dios por nuestras transgresiones
pero esa es precisamente la Gracia de Dios, el favor inmerecido de Dios hacia la humanidad
Decíamos anteriormente que los términos tanto Hebreos, Griegos como Latín, Gracia significan el
favor inmerecido de Dios
En su gracia Dios nos a restituido a su gloria nombrándonos hijos de Dios por medio de Cristo,
Dios en su Gracia escoge bendecirnos en lugar de maldecirnos, darnos vida a pesar de merecer la
muerte por causa de nuestro pecado. Es su favor a los que son indignos e inmerecedores de el
Ef. 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios
La doctrina de la imputación nos enseña como Dios no ha librado de la condenación poniendo sobre
Cristo la maldición del pecado,
Gá. 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque
está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero
Es decir, nuestro pecado fue puesto a cuenta de Cristo y la Justicia de Cristo a la nuestra, no merecíamos
para nada esta gracia, ¿no lo cree? A esto se le llama imputación:
Cristo fue hecho maldición y se le cargo a su cuenta el pecado del mundo para deshacer la obra de
Satanás, recuerde que el pecado vino por causa del engaño de Satanás
1 Jn 3:8 Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
Ahora y a pesar de todos los esfuerzos de Satanás a través de la guerra espiritual que hace contra
nosotros para separarnos de Cristo por medio de tribulaciones, angustia, enfermedades, etc. Podemos
permanecer firme y en victoria porque gracias a Cristo hay una salida para evitar la condenación, la
gracia de Dios en Cristo Jesús
Ro.8:37-39 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos
amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Ro. 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.