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Cuando Las Cosas Se Ponen Difíciles

Orar no es sólo una cuestión de obediencia, a veces puede ser cuestión de vida o muerte.
Lee este artículo, algo que debes tener claro en tu vida como cristiano es que la oración es el medio a través del
cual tienes comunicación directa con Dios.
En los primeros años de la iglesia cristiana, los creyentes sufrieron terrible persecución, Los apóstoles tuvieron que
soportar amenazas, azotes, e incluso algunos, como Jesús, fueron condenados a muerte.
Pedro mismo fue enviado a prisión y estaba esperando su ejecución al día siguiente. La situación era crítica,
Herodes había probado salvajemente sangre y estaba ansioso por derramar más con el fin de complacer a los
judíos.
La vida de Pedro estaba en gran riesgo, Herodes se encargó de colocarle vigilancia, 2 hombres bien entrenados y
experimentados con el fin de no darle oportunidad de escape.
Podríamos decir que los creyentes de aquella época vivían en total desesperación, ansiedad y angustia al ver la
situación en la que se encontraba Pedro, en sus mentes aun permanecía la muerte de Jesús en la cruz y tal vez al
interceder por pedro lo recordaban y temían que a él le sucediera lo mismo.
Pero aun por encima de tan difícil situación ellos permanecían firmes en oración. Hechos 12: 5“Así que Pedro
estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él”. Sin duda alguna fue una
época difícil para la Iglesia pero ellos permanecían orando.
Orar No Debería Ser Un Momento Difícil
Ellos habían estado orando desde hacia mucho tiempo, y su fe estaba siendo puesta a prueba. Cuanto más tiempo
pasaba, sus esperanzas eran pocas pues sabían que al llegar la mañana el tiempo de Pedro en la tierra estaba a
punto de llegar a un final prematuro.
Muchos comenzaban a sentir el cansancio del esfuerzo emocional y físico que estaban soportando. Era difícil
seguir pidiendo un milagro cuando apuntaba en dirección a un desastre inminente. Ellos oraron por un sentido del
deber más que en la convicción de que Dios estaba en control.
Entonces sucede algo inesperado. De repente hay un golpe en la puerta. Nadie hizo un movimiento, porque temían
por sus vidas y una llamada en medio de la noche sólo podría significar malas noticias.
El golpear se encendió y, finalmente, una joven es enviada a la puerta, con la vana esperanza de que, en el peor
de los casos, los soldados despiadados puedan ser movidos a compasión por la ingenuidad inocente de una niña.
Cuando oye la voz del hombre en la puerta, ella no puede creer lo que oía, por lo que se ejecuta con entusiasmo
dentro y les da el mensaje inesperado: “Pedro está fuera”
Nuestra Oración
No debemos ser duro con los discípulos por responder con incredulidad a la noticia por la cual habían estado
orando toda la noche para escuchar. A veces oramos de esta manera débil, olvidando que Dios es soberano y
tiene todo el poder para hacer milagros cuando Él quiera.
El hecho importante es que fue por la oración de ellos por muy imperfecta que pudo haber sido, la que logro la
intervención imparable de Dios dando la libertad a Pedro.
Esta verdad es válida también para nuestro tiempo. Contra todo pronóstico, cuando se enfrenta a la oposición
abrumadora o en las garras de desánimo o el miedo, sólo debemos seguir orando.

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