Facultad de Humanidades Departamento de Letras Asignatura: Literatura y Cultura argentinas II Docente: Dr. Edgardo H. Berg Día y horario: Viernes 18 a 20 hs. Clase 11/6/2021
Unidad I Los tonos de la locura
Exclusión, secreto: la forma del psicópata: Rabia de Sergio Bizzio
Hola cómo están. Espero que bien. Bueno, vamos a hacer un
salto en el tiempo. Tendríamos que recomponer un poco el contexto ya que vamos a trabajar a un escritor que comienza a publicar en los años „90‟ en la Argentina. Y en particular, vamos a tratar de discutir y de tratar de leer críticamente una novela del escritor argentino Sergio Bizzio. La novela es Rabia que ustedes van a tener disponible, ya sea en el drive de la materia como en el aula virtual de la Facultad de Humanidades. La novela fue publicada por primera vez bajo el sello editorial El Cobre (Grupo Planeta) en Barcelona, en el año 2004; y con Rabia, el autor obtuvo el Premio Internacional de la Novela de la Diversidad en España.
Sabemos que Sergio Bizzio nació en Villa Ramallo, Provincia
de Buenos Aires y que ha publicado un buen número de poemas, de cuentos, de novelas y de obras de teatro. Además, el autor ha sido director de algunas películas como Animalada (2000) y No fumar es un vicio como cualquier otro (2005) y como guionista se destaca su participación, por ejemplo, en la película del realizador Fernando Spiner, Adiós, querida Luna (2004). Entre sus novelas podemos mencionar, entre otras, El divino convertible (1990) Infierno Albino (1991), El día feliz de Charlie Feiling (2006), escrita conjuntamente con su amigo Daniel Guebel, y Realidad (2009). Entre sus obras de teatro podemos nombrar La China (1997), El amor (1997), ambos textos escritos también en colaboración con Daniel Guebel, y Gravedad (1999).
Sergio Bizzio comienza a publicar entre finales de los años
ochenta y principios de los noventa (siglo XX). Largo período que va de la última dictadura cívica militar (1976-1983), el período de democratización bajo la presidencia de Raúl Ricardo Alfonsín (1983-1989) y la llegada del “Menemato”, así llamaba David Viñas Página |2
al periodo que se abre con el gobierno de Carlos Saúl Menem.
Exilios, regresos, Juicio a las Juntas Militares, Punto Final, Ley de Obediencia Debida, levantamientos de militares golpistas, los “Carapintadas”, hiperinflación, del breve pasaje del neokeynesianismo de Bernardo Grinspun, su fracaso y la hiperinflación, el golpe financiero impulsado desde el exterior por Domingo Cavallo, el modelo liberal y el auge del modelo neoconservador que impulsará el libre mercado (el fascismo del mercado podríamos decir), etc, etc. Exilio, regreso, reconfiguración del campo cultural argentino. Tendríamos que reconstruir, decíamos el contexto histórico cultural. En los primeros años de democracia se produce una verdadera transformación del campo cultural argentino que había sido atravesado por la última dictadura (con muertes, desapariciones, prohibiciones, censura).
Los escritores, intelectuales y artistas que participaron en los
debates sobre las políticas culturales se enfrentaron, así, a una experiencia política nueva, la democracia, que dejaba atrás años de cultura política revolucionaria. Pensar la cultura en democracia fue un verdadero desafío para quienes habían transitado los años sesenta.
Las revistas culturales han sido siempre un lugar de debate y
de reconfiguración de la literatura, del canon y de sus reversiones y contra-cánones. Asimismo, han implicado, a menudo, una lectura ideológica y política del estado de la cultura argentina y de sus manifestaciones artísticas. Uno podría nombrar al pasar, la revista Martín Fierro, época de la vanguardia histórica argentina, Sur que se inicia en los años treinta, Contorno de mediados de los cincuenta, Los Libros (1969-1976), Crisis (1973-1976), Literal (1973-1977), Punto de Vista (1978-2008), etc. En este sentido, y en el contexto que comienza a publicar como narrador Sergio Bizzio, deberíamos nombrar a Babel. Revista de Libros. Los ochenta y más precisamente los noventa, es un período que surgen numerosas revistas culturales, El nuevo periodista, V de Vian, Diario de Poesía, etc, y que se distribuyen y circulan en los kioskos, donde se venden los diarios. En este sentido, se ha hablado y escrito mucho sobre el llamado grupo “Shangai” y de su prolongación en la revista Babel, de su centralidad y de su carácter inaugural en la cultura argentina de los noventa (siglo XX). Su irrupción debe ser vista, en más de un sentido, como una continuidad amplificada de propuestas de lectura críticas previas. No rediseña ningún nuevo mapa literario argentino; sino más bien amplia y establece lo que ya estaba en germen en otras propuestas precedentes. Ciertas elecciones estéticas y literarias de las revistas Los libros, Literal, Punto de Vista o Lecturas críticas, o algunas apuestas esgrimidas por sus colaboradores pueden servir como antecedentes y ejemplo. Bien podría afirmarse que varios de sus protagonistas generaron polémicas, retomaron ciertas lecturas previas de la literatura argentina (ya presentes en la revista Los libros o Literal en los Página |3
setenta) y contribuyeron para diseñar una cartografía literaria que
todavía parece perdurar en los claustros universitarios y en la actual crítica especializada. La mayoría de sus colaboradores se habían formado en las aulas de la Universidad Nacional de Buenos Aires y algunos de sus integrantes tenían una incipiente visibilidad por haber participado tanto en medios gráficos como en programas radiales y televisivos. Sus intervenciones a finales de los años ochenta en la revistas El Porteño, Fin de Siglo, en el Suplemento Cultural del diario Tiempo Argentino ´y, ocasionalmente, en Diario de Poesía, junto con la participación de algunos de sus integrantes en programas de radio Belgrano, en los canales Argentina Televisora Color (ATC), Canal 13 o en el antiguo Canal 9, evidenciaban una nueva relación que ejercían estos noveles (y futuros) escritores con los medios masivos de comunicación y el mercado editorial de ese entonces. En abril de 1988, en una etapa histórica en la Argentina signada por los recurrentes levantamientos militares y la hiperinflación, bajo la presidencia de Raúl Alfonsín, aparece Babel. Revista de Libros que reúne en su staff y da ingreso en diversas columnas a muchos de los antiguos integrantes del grupo “Shangai”: Martín Caparrós, Jorge Dorio, Luis Chitarroni, Daniel Guebel, Carlos Eduardo Feiling, Sergio Chejfec, Alan Pauls, entre otros. Muchos de los redactores y columnistas de Babel. Revista de Libros (1988-1991) se inician dentro del equipo de redacción de Tiempo Cultura, el suplemento cultural del diario capitalino Tiempo Argentino, editado entre 1982 y 1986. El diario había nacido en los albores de la última dictadura militar argentina y la apertura del período de transición democrática liderado por el presidente Raúl Ricardo Alfonsín (1983-1989). El suplemento cultural opera como una instancia modernizadora y de puesta al día de temas claves del pensamiento y la cultura contemporánea e introduce una serie de intervenciones de intelectuales, escritores, críticos y artistas, que durante la última dictadura militar no habían tenido espacio en los suplementos culturales de otros medios gráficos. Si se quiere, la renovación que introduce el suplemento es presentar un nuevo diagrama del campo cultural argentino y diseñar nuevas lecturas críticas, ajustada a los nuevos aires que corren. Los redactores y colaboradores (Daniel Guebel, Martín Caparrós, Jorge Dorio, Alan Pauls, Sergio Chejfec, entre otros) son estudiantes universitarios y jóvenes escritores con obras publicadas o en marcha. “La vanguardia, hoy: el futuro es ayer” (Tiempo Argentino 27/3/83) es el primer artículo que abre el suplemento, resultado de una mesa en el que varios escritores discuten sobre la posibilidad de una literatura de vanguardia, así como su pertenencia a ella. Es así como Arturo Carrera, Rodolfo Fogwill, Nicolás Peyceré, Luis Thonis, Eduardo Gruner, reconocen a Leónidas y Osvaldo Lamborghini como faros literarios y destacan el valor literario de obras como la de César Aira (ausente en la mesa). Asimismo, cuestionan por insuficiente o caduco el término de vanguardia para definir una postura estética y literaria Página |4
contemporáneas, distante contextualmente de las llamadas
vanguardias históricas. Jacques Derrida entrecruzado con la poesía lunfarda, el nuevo tridente Bioy Casares-Proust-Perón (anulando o modificando el trío postulado por la serie revisionista San Martín- Rosas-Perón), la lectura ideológica de David Viñas sobre la vanguardia o la exposición de la gauchesca como arte bufo en Leónidas Lamborghini, son algunos de los tópicos y ejes de discusión que cruza deliberadamente el suplemento cultural, rozando visiblemente la transgresión y la mezcla cultural. A su vez, el grupo editor del suplemento cultural comienza a publicar una serie de entrevistas a sus referentes de la crítica literaria, llevando una fuerte apuesta de renovación y actualización de la crítica literaria de la época: Nicolás Rosa, Enrique Pezzoni, Beatriz Sarlo, Josefina Ludmer y David Viñas, intelectuales que habían desarrollado su actividad intelectual en el exilio o por fuera de los marcos institucionales y universitarios, durante la última dictadura militar. Si se quiere, la sección cultural del diario adelanta lo que será años más tarde, el horizonte teórico-crítico y las zonas de debate cultural y literario que se desarrollará en la revista Babel.
Babel. Revista de libros tendrá sólo tres años de duración (de
abril de 1988 a marzo de 1991) y veintidós números editados.1 Además de los abonados al grupo “Shangai” se les agregarán un grupo de jóvenes -y no tan jóvenes- lectores críticos provenientes de la Universidad Nacional de Buenos Aires que serán, también, partícipes y colaboradores de la revista, editada primero por la Cooperativa de Periodistas Independientes y luego financiada por la editorial Punto Sur. La revista Babel, al modo como lo hicieran a mediados de los sesenta La Quinzaine Litteraire en Francia, Quimera en los años ochenta en España o como en la Argentina, la revista Los Libros en su primera etapa de los años setenta, se propuso actualizar los debates culturales a partir de notas y reseñas sobre las novedades del mundo editorial y difundir o promover las nuevas textualidades que emergieron en su época. “Todo sobre los libros que nadie puede comprar”, rezaba como slogan su subtítulo en clara alusión al proceso hiperinflacionario que vivía el país por esos años; y articulada sobre la base de la novedad y la modernidad crítica (los nuevos usos de las teorías literarias en su diálogo con la crítica textual) polemizaba con los principales suplementos culturales de los medios gráficos tradicionales de Buenos Aires, estableciendo su lugar de enunciación y su disputa básica.
Si se quiere, Babel bien podría pensarse en una línea de
continuidad y desplazamiento con respecto a las exploraciones culturales precedentes en los años setenta y ochenta en la Argentina (siglo XX). Es así que se podría establecer una línea de Página |5
continuidad y un diálogo con sus eventuales repeticiones,
desplazamientos y distanciamientos, con las revistas Los Libros, Literal, Punto de Vista, como también con su coetánea y de algún modo precursora Lecturas Críticas. Ya sea por el elenco de autores que diseñan un nuevo mapa literario o por el presunto nuevo canon que establecen y que hoy es ampliamente reconocible; así como también por la recurrente presencia de algunos de sus colaboradores que participan e intervienen en las mismas revistas. Ni lectura vanguardista ni renovación del canon literario argentino; más bien se trata de continuidades, amplificaciones y líneas de fuga. Las lecturas que comenzaban a perfilarse en los años setenta, retomadas en los cursos privados de literatura en los tiempos duros de la última dictadura militar (Ludmer, Sarlo, Piglia) y la renovación crítica que comenzó a emerger en las Universidades públicas con la apertura democrática, encontraban el mejor terreno de experimentación para que nuevos grupos de escritores y jóvenes ensayistas hicieran sus primeros ejercicios críticos; claro está, en algunas ocasiones con la agudeza y el brillo que hoy parece una moneda difícil encontrar. Los nombres de Luis Chitarroni, Guillermo Saavedra, Nora Domínguez, Graciela Montaldo, Daniel Link, Marcos Mayer, entre otros, parecen confirman la sentencia.
Sergio Bizzio mantiene relaciones con el Grupo (en especial
con Daniel Guebel con el cual escribe varias obras en coautoría) pero no tiene una participación protagónica ni hegemónica en el elenco estable. Pero más allá de esta mención a la revista Babel que junto a Diario de Poesía fueron muy importantes en el proceso de intervención cultural, en los años que comienza a publicar nuestro autor, habría que pensar en la relación que mantiene la nueva literatura argentina con los medios masivos de comunicación y la intervención de muchos de los protagonistas en esos medios. Esa sería una buena indagación. Una de las primeras cuestiones que ustedes podrían ver o analizar en la novela de Sergio Bizzio es cómo impacta en la literatura esa nueva relación? O, ¿cómo se puede producir una ex- tradición, una fuga sobre el canon dominante de los medios masivos? Creo que esta pregunta atraviesa y condensa uno de los ejes problemáticos donde se desenvuelve el debate literario de esa época y en Bizzio, está presente. Sobre ese umbral epocal, la literatura y en especial, la narración literaria debe competir contra las ofertas dominantes y hegemónicas de la era de los medios electrónicos de comunicación. Competir con esa " selva de signos" provenientes de diferentes imaginarios y con las nuevas formas de lectura que generan el cine, los seriales de la televisión, el periodismo, el video clip, los recitales de rock y la llamada cultura del zapping, esa sería una de las cuestiones. El crítico Nicolás Rosa ha aportado algunas reflexiones sobre estos nuevos modos de lectura que se generan en los noventa. Y sobre la cultura del zapping, muy propia de la época con la aparición y el desarrollo de la televisión por cable, nos dice: " Trente a la consola y el Página |6
microprocesador, frente al televisor computarizado, aparece una
verdadera fiesta, un shopping cultural, donde se le ofrecen al lector nuevos recorridos, itinerarios inquietantes para que transite a través del control remoto, una verdadera hecatombe de fragmentos, una lógica del disloque, un texto trozado de piezas provenientes de imaginarios diferentes, una descomposición de géneros: cl zapping como lectura, como una verdadera lectura delincuente. Hoy se lee poco pero se lee más voraz-mente. Más encarnizadamente". Eso afirmaba Nicolás Rosa (1938-2006) en su libro Artefacto (1992: pág. 35). Habría, entonces, que estudiar por ejemplo, las relaciones entre la sintaxis que produce la llamada cultura del zapping y la sintaxis narrativa presente en algunos textos de época y la novela Rabia no escapa a ese nuevo contexto cultural que se inaugura, podríamos decir hacia los noventa.
Dicho en otros términos, ¿cómo se formula el realismo? O,
¿es posible adscribir la novela de Bizzio en el contexto del realismo estético? ¿Cómo se establece su verosímil? La novela si se quiere plantea una nueva relación entre literatura y discurso televisivo (relación intermediática). Estamos en un contexto cultural agobiado por la televisión por cable y el zapping fue una de las novedades (una nueva forma de lectura que se formula de a saltos y es interrupta). Y si se trata de realismo en la novela de Bizzio o si hablamos de efecto de lo real (Roland Barthes), podríamos pensarla en la conexión massmediática. Por otro lado, ¿Qué sentidos podríamos darle al título de la novela Rabia? Y, ¿qué relación tiene el título con el desenlace? O, ¿el desenlace de la novela corresponde a un primer sentido que le habíamos asignado a la palabra rabia? ¿Qué relación hay entre las expectativas de lectura qué teníamos en un comienzo y el sentido del final de la novela? Van a ver que en la novela, hay espacios bien diferenciados y dos órdenes sociales contrapuestos. ¿Cómo se construye la cultura de las capas medias altas y altas? ¿Qué correspondencias tiene ese imaginario cultural con la ideología de clase? ¿Cómo se construye el referente histórico-social en la novela? Como se pregunta con lucidez, Nancy Fernández, ¿qué papel y qué lugar podemos darle al epígrafe como marco de sentido? ¿Cómo leer la remisión a Tus zonas erróneas del Doctor Wayne W. Dyer? ¿Y la mención del narrador a la lectura del Reader`s Digest y su famosa Selecciones, en tanto conformación cultural e ideológica de las capas medias? ¿Por qué el narrador alude a ambas publicaciones? ¿Qué relación se establece entre la acción y la peripecia de la novela, entre narración y horizonte de expectativas del lector? Bueno, seguimos en la próxima. Seguramente en la próxima clase nos vamos a conversar por Google Meet. Lean la novela de Bizzio, les va a gustar. A partir de este fin de semana consulten la bibliografía (novela y artículos críticos). Muchas gracias.