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JACOBO FIJMAN

Molino rojo (1926): primer libro de Fijman

Poeta del margen, outsider: inmigrante, judío convertido al catolicismo y alienado mental.
Murió en la pobreza absoluta. A pesar del renovado interés por parte de la crítica, su poesía
se encuentra en los bordes del canon que establece la industria editorial.

1898 nace en la actual Moldavia. 1902 llega a Argentina con su familia.


1917 asiste a la Facultad de Filosofía y Letras y estudia violín.
1921. Primer arresto y torturas por parte de la policía. Recluido en el Hospicio de las
Mercedes (actual Borda) por unos meses.
1927 viaje a Europa.
1930 bautizado en el catolicismo luego de un acercamiento que había comenzado a
gestarse aproximadamente en 1925. Renacimiento católico que se vivía en Buenos Aires a
fines de los años veinte. 1929 primera publicación de la revista Criterio, de marcada
tendencia Católica. 1930 año de la primera dictadura militar.
Obtiene una cátedra de francés aunque es rápidamente desvinculado.
1931 segundo viaje a Europa.
1942 se le prohíbe entrar a la Biblioteca Nacional. Meses más tarde es detenido por
la policía, encarcelado y luego ingresado en el Hospicio de las Mercedes. Allí se le aplica
tratamiento de electroshock y permanece encerrado 28 años hasta su muerte, en 1970. En
el Hospicio nunca dejó de escribir, dibujar y pintar.
Entre 1950 y 1952: único período en que se interrumpe su segunda estadía en el
Borda. En esos años estuvo en la colonia neuropsiquiátrica Open Door, donde los internos
eran sometidos a los más crueles y experimentales tratamientos. Es rescatado por dos
amigos y llevado de nuevo al Borda.
1969 reivindicación de Fijman por parte de Vicente Zito Lema, que lo visita en el
hospicio y le organiza un homenaje.

Ambigüedad: escritor inmigrante y judío que, sin ejercer los principios artísticos del
grupo de Florida, participa en su revista defendiendo los valores patricios y criollos a los que
es completamente ajeno. Poeta maldito que se exilia del campo literario y de sí mismo para
combatir el sistema.

Relación con el surrealismo


● “Su poesía, como su propia vida, se desdobla. Se hace surrealista en la medida en
que la realidad y el sueño convergen a un estado de ánimo en que el punto de
sutura es una imagen que impregna el nuevo génesis.” (Bajarlía)
● “No comparte con el surrealistas la forma automática de la escritura, pero sí sus
imágenes directas, espontáneas.” (Riccardo)
● “-¿Piensa que su obra se identifica con alguna corriente poética?
● -No. Está fuera de cualquier escuela literaria. Nunca seguí a nadie. Aunque
espontáneamente me considero un surrealista. Los surrealistas son auténticos
poetas; pero blasfeman y son satánicos.” (Entrevista a Fijman)
● Imagen como punto de sutura: técnica retórica por excelencia del surrealismo.
● Relación episódica y superficial con los martinfierristas.
La imagen y la sinestesia en Molino rojo
● “A veces recurre al adjetivo para crear una extraña mezcla de imagen y sinestesia:
‘nostalgias/descoloridas’, ‘aúlla el frío blanco/cual los gritos de un espejo’’’
● Juegos entre lo concreto y lo abstracto (altamente valorados por Breton).
● Uso armónico de los cinco códigos sensoriales: núcleo retórico de Molino rojo.
● Sustantivación. Todos los títulos de los poemas son sustantivos o construcciones
sustantivas. Pocos verbos. Focalización en la sustancialidad.
● Poesía medida: relación con la música.

Sobre el título Molino rojo, Fijman aclaró: “recuerda a la demencia, el vértigo. Yo buscaba
un título para esa obra que significara mis estados. Y reparé en un molinito viejo que tenía
en la cocina. De color rojo. Para moler pimienta. Y vi en ese objeto todo lo que mi poesía
quería expresar.”

En Molino rojo el mundo se desrealiza. Los objetos pierden su objetividad para


transfigurarse en instancias fantasmagóricas. Su poesía, como su propia vida, se desdobla.
Se hace surrealista en la medida en que la realidad y el sueño convergen a un estado de
ánimo en que el punto de sutura es una imagen que impregna el nuevo génesis.

Ataques o accesos
● Comienza a tenerlos alrededor de 1921. Ve algo que no puede precisar. Se vuelve
contra un Otro fantasmal que lo acosa. Se ve asaltado por lo otro, como él le decía
cuando se refería a lo inexplicable. Lo otro, que a veces se le convertía en el Otro,
en el Invisible Otro.
● El Otro en la poesía de Fijman tiene dos significaciones: hacia el bien o hacia el mal.
Dependía del instante en que el invisible Otro se hacía presente sin dejarse ver. En
su primer ataque, en la pieza de la calle Tres Sargentos, lo siente en la garganta. En
el segundo ataque en 1921, el Invisible Otro ya tiene nombre. Es un entrerriano que
se llama Apolonio. A veces Apolonio tiene otro nombre. El Otro tiene mil nombres.
● También está seguro de que el Otro es el Diablo, el Invisible que se opone a su idea
de Dios, en la esperanza de precipitarlo en el infierno. En el hospicio, su creciente
misticismo se convertirá en teomanía. Dios está en todas partes para protegerlo
contra el otro y especialmente contra la demencia. A Dios recurrirá como escudo:
“Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío”.
● Consciente de su demencia, a la que define en el primer poema como “el camino
más alto y más desierto”.
● La locura de Fijman también señala el yo dividido, desgarrado entre dos opciones
conflictivas. Él consecuentemente elige un camino de retraimiento y de aislamiento.

Violín: lo llevará consigo mismo como un amuleto o como una piedra mágica. Con él
entablará incansables diálogos o reiterados pedidos de misericordia.

❖ Ante la pregunta “¿Por qué dejó de publicar su poesía?”, Fijman responde: “En
primer lugar porque la publicación de mis libros me la tenía que pagar yo. Y apenas
tenía para comer… Además me propuse cambiar de vida. Y me dediqué
exclusivamente a la filosofía escolástica y a todos los poetas que aparecen en la
patrística. Pero fundamentalmente, por miedo a perderme en la literatura y alejarme
de Dios.”
El cuerpo
“El cuerpo no existe. Es una mercadería de la que podés desprenderte o la podés cambiar
por otra” dice Fijman en una entrevista con Bajarlía. “Ya ves. San Francisco de Asís, al
despojarse de la ropa y mostrar su cuerpo, lo que hacía en realidad era ofrecerlo en
sacrificio porque de nada le serviría en la vida futura. La pérdida de la ropa era la acción
simbólica de la pérdida del cuerpo.”
El manicomio es la cárcel del cuerpo, un infierno. El cuerpo se mueve en él, disciplinado
por ciertas normas que el director exige cumplir. Lo único que éste no puede evitar es que el
alma se separe del cuerpo para volar a la creación. Mientras el cuerpo se alimenta de platos
vomitados, el alma se alimenta de poesía.
Para el misticismo de Fijman el cuerpo era el origen de la corrupción. “Si nosotros no
tuviéramos cuerpo seríamos inmortales.” El cuerpo, por lo tanto, era la llave de los excesos,
el extravío del alma, como él solía repetir.

En 1942 allanan la habitación en donde vivía -en condiciones miserables-, lo detienen y


posteriormente lo ingresan en el manicomio. Desde ese instante se convierte en un
alienado auténtico. Será, como dice Artaud al referirse a Van Gogh, un suicidado de la
sociedad. La definición de alienado auténtico de Artaud sirve para pensar la figura de
Fijman:

“Es un hombre que prefiere volverse loco, en el sentido socialmente admitido, antes que
traicionar la idea superior del honor humano.
Es así como la sociedad amordaza en los asilos a todos aquellos de los que quiere
desembarazarse o protegerse por haber rechazado ser cómplices de ciertas inmensas
suciedades.
Pues un alienado no es otra cosa que un hombre al que la sociedad no quiere escuchar, y
al que le impide exprese determinadas verdades que lastiman.”

Genio y locura
Genio y locura son dos instancias fácticas que se tocan. Participan, por lo general, de la
misma estructura psíquica. Cesare Lombroso expresa que esta coincidencia “nos ayuda a
comprender la inconsciencia asombrosa, la instantaneidad y la intermitencia de sus
creaciones: de ella procede su gran semejanza con el acceso epiléptico. Así como el
instinto empuja al animal a realizar ciertos actos aun en peligro de su existencia, así
también el genio, cuando está dominado por la idea, es incapaz de abandonarse a otro
pensamiento (...). El genio crea no porque así lo pretenda, sino porque debe crear.”
Para Lombroso, tanto el genio como el loco son sonámbulos, que se encuentran entre el
sueño y la vigilia y que de esta forma pueden ver más allá.

Simbolismo
Fijman conoce su estado mental. Sin embargo, esto no le impide la extracción de aquellos
símbolos que puedan facilitarle sus imágenes poéticas. Recurre a ellos para estructurar
su materia. En el poema “Canto del cisne”, primer poema de Molino rojo, escrito después de
los primeros accesos, define la demencia como el camino más alto y más desierto. Ese
camino encierra una metáfora: es el camino más largo, infinito y desierto porque la
conciencia se niega a transitar por él. El poeta que ha conocido el largo corredor del
hospicio, con sus habitantes desequilibrados, pegados al muro, en posición estática, ve en
la locura ese mismo camino, pegado de máscaras absurdas, donde todo está perdido.
En el poema que sigue, “Aldea”, el camino más alto y desierto (“Perdí mi itinerario en el
desierto”) se identifica con la desolación. La demencia es esa aldea abandonada que ha
perdido.

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