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La crisis de las formas

Rubione, Alfredo (dir.)


Buenos Aires, Emecé, Historia crítica de la literatura argentina,
vol. 5, 2006, 735 páginas.

E l quinto tomo de la
Historia crítica de la
literatura argentina dirigida por Noé
teatro, los inicios de la crítica y la his-
toria literaria, las discusiones en torno
a la tradición nacional y la lengua, el
Jitrik comprende, según lo anuncia descubrimiento de la ciudad por los
Alfredo Rubione en la “Introducción”, poetas y los efectos culturales de la
“la etapa final del siglo XIX y llega inmigración son algunas de las prin-
aproximadamente hasta el Centenario cipales cuestiones tratadas.
de la Revolución de Mayo”. Con más El género novela languideció a
voluntad de precisión, y a riesgo de partir de la década de 1890 y su pos-
contradecir el desapego que el proyecto terior afirmación a comienzos del siglo
de Jitrik exhibe respecto de la cronolo- XX fue tema de El imperio realista.
gía, cabría decir que el volumen abarca Los géneros privilegiados por La crisis
enteramente la última década del siglo de las formas son la poesía (especial-
XIX y la primera del siglo XX, para mente en sus formas cultas, someti-
detenerse en un momento posterior al das a los reajustes de las revoluciones
Centenario pero anterior al vanguar- modernistas) y el teatro. El tomo les
dismo de los años veintes. Abarca, en reconoce a Rubén Darío y a Leopoldo
otros términos, las décadas centrales Lugones los lugares de excepción que
de la precipitada modernización que notoriamente ocuparon. Y si los cita
atravesó el país alrededor del nove- para revisar nuevamente sus literatu-
cientos. Mientras la sociedad argen- ras, también lo hace para iluminar las
tina en su conjunto se transformaba condiciones del rudimentario campo
a un ritmo quizá excesivo (sin duda intelectual que encontraron (y trans-
excesivo para el conservadurismo polí- formaron) al llegar a Buenos Aires.
tico de su clase dirigente), la pequeña El teatro es el otro género dominante
sociedad literaria de la época vivió en el volumen, que se concentra en la
sus propias y relativamente específicas figura de Florencio Sánchez para ver,
transformaciones fundacionales. El a partir de la primera década del siglo
criollismo y el hispanismo, las figu- XX, el doble proceso de consolidación
ras de Darío, Lugones y Florencio de las compañías dramáticas locales
Sánchez, las renovaciones formales y de universalización del teatro crio-
del modernismo, la consolidación del llo. El costumbrismo de Fray Mocho

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y Félix Lima, las “inadecuaciones” El “Epílogo” a cargo de Noé Jitrik
del naturalismo criollo, los inicios comienza subrayando “la declinación
del policial, el fantástico y la ficción del omnímodo poder de la oligarquía
científica, la traducción y las políticas y la aparición de nuevos movimien-
editoriales de importación cultural tos, desconocidos hasta entonces”: el
(analizadas especialmente a propósito radicalismo, el anarquismo y el socia-
de “La Biblioteca de La Nación”) son lismo. El nacimiento o renacimiento
también temas de este quinto tomo, de una oposición en los inicios del
que les dedica a cada uno de ellos un período considerado y las vicisitudes
capítulo aparte. políticas que gradualmente conduje-
“Si lo que caracteriza el período”, ron a la sanción de la Ley Sáenz Peña
afirma Rubione, “es la irrupción de tuvieron verosímilmente sus correlatos
formas nuevas y como contrapartida la en una cultura letrada que atravesaba
crisis de las formas, también lo carac- su propio proceso de democratización.
teriza la noción de transición”. Una La crisis de las formas, como los demás
de las mayores virtudes del volumen tomos ya publicados de la Historia crí-
reside, en efecto, en su disposición tica, confía en la especificidad literaria
y habilidad para captar los aspectos de su objeto y deja en segundo plano
contradictorios del proceso de moder- las relaciones entre literatura y política
nización literaria durante el tránsito –a menos que del cruce resulte una
de un siglo a otro, en particular, la producción literaria: dedica un capí-
imbricación (y no la sola coexistencia) tulo al “teatro anarquista” (en sentido
de elementos residuales y emergentes. restricto: piezas teatrales libertarias
Así, La crisis de las formas, aunque escritas y representadas en centros
dedicado a un período de fundaciones anarquistas por autores y actores afi-
y novedades, se abre con tres capítu- cionados), pero sus más de setecientas
los que examinan tres “retornos”: un páginas omiten el nombre de Leandro
“Retorno a España” o giro hispanista N. Alem (por ejemplo) sin que la omi-
de la élite letrada hacia fines del siglo sión deba atribuirse a descuido–.
XIX, un “Retorno a las tradiciones”, “El tránsito que va de una lite-
con su recuperación de materiales ratura de periódico a otra que tiene
culturales “anteriores al estallido como finalidad su cristalización en el
inmigratorio”, desde las Tradiciones formato de libro es una de las transfor-
Argentinas de Pastor Obligado hasta maciones externas más palpables que
el nativismo de los uruguayos Pedro exhibe la literatura argentina hacia
Leandro Ipuche y Fernán Silva Valdés, fines del siglo XIX”, anota Rubione
y un “Retornar a Grecia”, con los dife- en su “Introducción”. La afirmación
rentes usos y funciones modernistas corrige y hasta invierte la recordada
del helenismo. observación de Adolfo Prieto (El dis-

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curso criollista en la formación de la ligadas al mercado de la producción
Argentina moderna) según la cual el cultural. En La crisis de las formas no
circuito de la cultura letrada culta, dejan de tener éxito los exitosos sai-
con el libro como formato distintivo, netes ni de proliferar los proliferantes
apenas sufrió modificaciones durante centros criollistas. Y asoman, en un
el período comprendido entre 1880 y escenario cultural ya decididamente
1910. La expansión y modernización de urbano signado por la demanda de un
la prensa, la aparición de un magazine público amplio, fenómenos modernos
popular como Caras y Caretas (1898) y masivos como el tango y el cine.
e incluso la serie de revistas literarias
y culturales de público restringido Sergio Pastormerlo
que se sucedieron desde La Revista de Universidad Nacional de La Plata
América (1894) hasta Nosotros (1907)
ocupan un lugar secundario en este
volumen. Algo similar sucede con las
instituciones culturales.
La crisis de las formas apuesta a
una especificidad literaria que jus-
tamente por entonces comenzó a
afianzarse, y elige consecuentemente
el libro, emblema de la autonomía a
la que aspiraba la literatura argentina
de entresiglos. Pero las elecciones del
volumen parecen responder también
a consideraciones implícitas acerca
del estado de la cuestión sobre este
período de la historia literaria argen-
tina. Textos clásicos como el libro
citado de Adolfo Prieto o los ensa-
yos de Carlos Altamirano y Beatriz
Sarlo sobre el campo intelectual del
Centenario son presupuestos por este
tomo, que los cita en la bibliografía
o los alude para no repetirlos. Por lo
demás, la preferencia por el libro y la
discutible ausencia de una reflexión
centrada en el crecimiento y moder-
nización de la prensa no importan un
olvido de las zonas más populares y

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