Está en la página 1de 7

Introducción

El origen del derecho en la sociedad (producto social, cultural, histórico y


político) ha traído como consecuencia que desde la doctrina éste se clasifique
con arreglo a cuestiones prácticas. De este modo, las clasificaciones que
existen permiten comprender y vislumbrar las diversas maneras en las que el
derecho puede ser abordado y manejado, al mismo tiempo que se distingue su
evaluación, dependiendo de las épocas y doctrinas.

Por ello resulta importante el estudio de una de las tantas clasificaciones. En


este tema podrás estudiar la clasificación del derecho en cuanto a su función
dentro de un ordenamiento jurídico (ley, código, reglamento, etcétera), es decir,
el derecho subjetivo y el derecho objetivo.

DERECHO PENAL SUBJETIVO


El Derecho Penal tiene como objetivo proteger el bien jurídico, mientras que el de
la pena es que el preso pueda volver a la sociedad, según se recoge en el artículo
25.2 de la Constitución Española. Dicha actividad protectora mediante la fuerza es
responsabilidad del Estado sin que pueda ejecutarse arbitrariamente, sino de
manera ajustada y adecuada según los principios que garantizan el respeto de los
derechos de las personas. En consecuencia, el derecho punitivo o sancionador del
Estado (ius puniendi) ha de ejecutarse de acuerdo con unos principios que pongan
límite a dicho poder.
Es necesario distinguir entre el derecho subjetivo y el objetivo (Böse, y otros,
2019):
DERECHO SUBJETIVO
Derecho subjetivo
Es el “conjunto de normas [...] que puede usarse para designar tanto un precepto
aislado como un conjunto de normas, o incluso todo un sistema jurídico. Decimos,
verbigracia, derecho sucesorio, derecho alemán, derecho italiano” (García, 2005,
p. 36).
Mientras que el subjetivo se refiere a la facultad estatal para establecer un castigo,
el objetivo se refiere a las normas de derecho reguladoras de la potestad punitiva.
El derecho subjetivo es una herramienta con la que cuenta el Estado a través de la
cual fija los comportamientos que se entienden como prohibidos, así como las
medidas de seguridad y las penas a aplicar dependiendo del caso. Por su parte, el
derecho objetivo constituye un grupo de normas reguladoras de la sociedad
formado
por principios y textos positivos que recogen los delitos estableciendo, a su vez,
sus sanciones.
Mediante el Ius Puniendi, es el propio Estado quien impone y ejecuta las normas
antes hechos criminales, el derecho objetivo determina las penas y delitos.
LÍMITES
Esta herramienta presenta dos claros límites: por un lado, límites formales y, por
otro, límites materiales que se explican profundamente a continuación:
LÍMITES FORMALES
Como expresión de un Estado de Derecho:
EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD
Este principio se define, en su aspecto formal, mediante el aforismo nullum
crimen,nulla poena sine lege (ningún delito, ninguna pena sin ley previa). Dicho
aforismo, acuñado por Feuerbach, expresa uno de los mayores éxitos
conseguidos por la Revolución Francesa (tal y como se recogen en el artículo 8 de
la declaración de derechos del hombre de 26 de agosto de 1789 y de la
constitución de 3 de septiembre de 1791) (De Rivacova, 2020).
Hoy día, el principio de legalidad proviene de un principio establecido en la teoría
ilustrada del contrato social reconociendo una organización política fundamentada
en la división de poderes, donde la ley solo se ejecutara mediante los
representantes elegidos por la ciudadanía (Ferrajoli, 2005).
Tanto las diferentes Constituciones como Códigos Penales de nuestro país
recogen desde 1822 el principio de legalidad (Basso, 2019).
GARANTÍAS DE LA LEY
Garantía criminal que pide que el delito se encuentre determinado por la ley.
Garantía penal: necesita que la ley identifique la pena correspondiente al hecho.
Garantía jurisdiccional: pide que la presencia del hecho delictivo y la imposición de
la pena estén fijados a través de una sentencia judicial y en función de un proceso
legalmente fijado.
Garantía de ejecución: es necesario que, además, la ejecución de la pena quede
sujeta a una ley que la regule.
Tales garantías han de solicitarse, además, en relación con las normas de
seguridad y sus postulados (Fustero, 2019).
Particularidades de la ley penal
Ley previa: de esta particularidad proviene el principio de irretroactividad de las
leyes penales, como se recoge en el artículo 9 de la Constitución Española, que
aplicará la legislación vigente en cuanto se cometan los actos delictivos. Sin
embargo, hay que señalar que esta ley previa dispone de una excepción que no
es otra que las que sean favorables al penado.
Ley escrita: las leyes penales han de ser plasmadas por escrito que disfrutará de
rango de ley, en concreto, como ley orgánica. De acuerdo con el artículo 81 de la
Constitución Española las normas con implicaciones en derechos básicos han de
revestir el modo de ley orgánica: reserva total de ley.
Ley estricta: asigna un determinado nivel de ajuste de la ley penal, excluyendo la
analogía en el momento en el que sea desfavorable al penado (in malam partem).
Es necesario que la ley fije los diferentes comportamientos punibles y las penas
que conllevan. Este rasgo supone el Principio de taxatividad o tipicidad, el cual
demanda que la descripción legal de hechos delictivos y sanciones tienen que
estar precisadas con claridad, evitando cuestiones ambiguas.
 
El principio de seguridad jurídica
Las personas deben tener conocimiento expreso de los comportamientos que
conllevan penas, así como las sanciones asociadas a éstas (De Rivacova, 2020).
LÍMITES MATERIALES (Böse, y otros, 2019)
Estos límites se refieren a los fundamentos que sustentan el ius puniendi estatal.
Como expresión de un Estado social:
El principio de necesidad de la intervención penal (principio de intervención
mínima)
El Estado únicamente podrá intervenir en el caso de que se necesite mantener su
organización política. El Derecho penal queda legitimado a la protección de la
ciudadanía, perdiendo su justificación en caso de que su actuación sea
evidentemente ineficaz, ya que no es capaz de intervenir para adelantarse a los
hechos punitivos.
El Principio de subsidiariedad y rasgo fragmentario del Derecho penal.
De acuerdo con este principio, el Derecho penal debe entenderse como último
recurso al que hay que recurrir, en caso de que otros recursos menos lesivos
fallen.
En consecuencia, subsidiario, en este caso, no es subordinado, en otras palabras,
que el Derecho penal se sitúa en un escalón inferior a otros campos del
ordenamiento jurídico, sino que será empleada como último recurso.
El Principio de protección única de bienes jurídicos
Los intereses de la sociedad que, determinados por su relevancia, susceptibles de
merecer amparo del Derecho se conocen como bienes jurídicos. El Derecho penal
protege y ampara, exclusivamente, los bienes jurídicos.

Como expresión de un Estado democrático


El Derecho penal debe manifestar respeto a la ciudadanía, que disfruta de un
conjunto de derechos inherentes a su dignidad humana.
El principio de humanidad de las penas.
Constituye la base del contenido del sistema penal contemporáneo. Aparece
juntamente con la manifestación de una humanización de las penas recogidas en
el Derecho del Antiguo Régimen. Constituyó el eje principal del periodo ilustrado,
especificado en la figura del marqués de Beccaria (siglo XVIII) que continuó
inspirando el desarrollo doctrinal posterior y una buena cantidad de las reformas
penales que se han estado realizando hasta nuestros días, evolucionando de un
sistema penal centrado en la pena de muerte y penas corporales a otro en el que
el eje central es penar al reo con la falta de libertad (Ferrajoli, 2005).
El principio de culpabilidad
Es condición indispensable que el delito esté producido claramente por el sujeto
para, así, pueda hacerse responsable a éste del mismo. Es necesario, también,
que el delito haya sido querido (doloso) o, bien, se haya podido evitar o
sortear(imprudente): Principio de dolo o culpa (Böse, y otros, 2019).
De este principio, devienen, además, los siguientes principios:
El principio de personalidad: no es posible castigar a una persona por un delito
que ha cometido otra (Pawlik, 2019).
El de responsabilidad por el hecho: este principio es contrario a la posibilidad
de castigar el carácter o el tipo de ser (Toro, 2019).
El principio de dolo o culpa (Böse, y otros, 2019).
El principio de atribuibilidad o de culpabilidad en sentido estricto: imposibilita
sancionar con una pena a quien realice un hecho delictivo que no estén bajo
unas condiciones psíquicas concretas, las cuales hacen posible su acceso
normal a la prohibición realizada. Ejemplo de ello son las personas con
carácter inimputables, como el caso de los menores de edad, por motivos
mentales, defecto de inteligencia o trastorno mental transitorio (Fustero, 2019).
 
El Principio de proporcionalidad
Es fundamental que la pena impuesta esté en consonancia con el hecho delictivo.
Este principio se relaciona con las medidas de seguridad, y no para las penas.
Existen dos elementos que hay que diferenciar: de un lado, la necesidad propia de
que la pena esté al nivel del hecho delictivo. De otro, la necesidad de que la
medida de la proporcionalidad quede fijada de acuerdo con la relevancia social del
propio hecho (Basso, 2019).
El Principio de resocialización
La legislación de nuestro país recoge el principio de resocialización en el artículo
25.2 de la Constitución Española y en el artículo 1 de la Ley Penitenciaria (Mir,
2011).
CONCLUSIONES
Entre las conclusiones que se han obtenido como consecuencia de la elaboración
de este trabajo destacan las siguientes:

La idea de pena ha evolucionado a lo largo de la historia. Hoy día, aparte del


castigo y la retribución como consecuencia del mal causado, se tiene en cuenta la
prevención y la resocialización.
El Ius Puniendi se relaciona con las Teorías Mixtas, ya que, para fundamentar las
penas, se tiene en cuenta el espíritu utilitario y represivo de la Ley.
El Ius Puniendi no puede interpretarse como un derecho estatal subjetivo, sino
más bien como una función inherente de acuerdo con el Pacto Social plasmado en
Constitución.
El Ius Punendi se desarrolla en el seno de un grupo de Principios Internacionales
que disfruta la ciudadanía que suponen un equilibrio o límite para su aplicación
teniendo su baso en el principio de ¨que las libertades de los ciudadanos terminan
allí donde se afecta la libertad de todos los ciudadanos¨ presentando su
fundamento en la Constitución y las Leyes Penales españolas.
Cuando se establece una pena, no es posible referirse a la adecuación, ya que no
existen precedentes anteriores para adecuar. Por el contrario, hay que referirse a
la personalización, concepto de mayor calado al tratarse del acto en el que el Juez
determina las consecuencias del delito realizado.
Bibliografía

Böse, M., Nieto, A., Brodowski, D., Wendelin, C., Darnaculleta, M., Pérez, M., . . .
Zimmermann, F. (2019). Ius Puniendi y Global Law. Hacia un Derecho Penal sin
Estado. Tirant Lo Blanch.
Basso, G. (2019). Determinación judicial de la pena y proporcionalidad con el
hecho. Madrid: Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales.
De Rivacova, M. (2020). Función y Aplicación de la pena. Santiago de Chile:
Ediciones Jurídicas Olejnik.
Ferrajoli, L. (2005). Derecho y razón. Madrid: Trotta.
Fustero, A. (2019). Los derechos fundamentales del detenido. Barcelona: José
María Bosch Editor.
López, E. (2007). Introducción al Derecho Penal. México: Porrúa.

También podría gustarte