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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología


Universidad Politécnica Territorial José Antonio Anzoátegui
Sede Barcelona
PNF Contaduría – Trayecto 3-2
Turno: Mañana, Sección: 1

Soberanía y Seguridad
Alimentaria
Profesor: Alumnos:
Arlenys Andrades
30.466.077 Bello Antonio
28.169.653 Hernández Edward
28.364.952 González Isnardo
28.663.016 Moya Argenis

Barcelona, 18 de marzo del 2022


Soberanía y Seguridad Alimentaria
La Seguridad Alimentaria y la Soberanía Alimentaria, son categorías absolutamente
diferentes tanto en su origen como por sus objetivos; la Soberanía Alimentaria es el derecho de los
pueblos, comunidades y países a definir sus propias políticas alimentarias que sean ecológica,
social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias, reclamando la alimentación
como un derecho. Por su parte, para la FAO, existe Seguridad Alimentaria cuando las personas
tienen en todo momento el acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos
para satisfacer sus necesidades alimentarias, concepto ligado al libre mercado; de esta manera, si
las familias no cuentan con acceso económico a los alimentos, simplemente, no comen. En el
discurso del poder prevalece el concepto de Seguridad Alimentaria como la panacea para acabar
con el hambre en el mundo.

Al igual que el agua, la alimentación es un derecho fundamental de todo ser humano, que
como tal debe ser reconocido, respetado, protegido y garantizado.

Así mismo se considera que la Seguridad Alimentaria con Soberanía es el derecho de los
pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma
sostenible y ecológica.

La Soberanía Alimentaria promueve el comercio transparente, que garantiza ingresos


dignos para todos los pueblos, y los derechos de los consumidores para controlar su propia
alimentación y nutrición.

Esta forma de pensar sobre los problemas de alimentación en el mundo dio origen, en
1960, al envío masivo de alimentos a la India para evitar la hambruna, así como al inicio de la
Revolución Verde que buscaba producir más alimentos. Ambas prácticas fueron muy cuestionadas
por el poco éxito que tuvieron en la erradicación del hambre en el mundo, pero más aún porque
crearon grandes cambios en la industria agroalimentaria favoreciendo a un grupo reducido de
empresas que lograron el control del sistema alimentario global y crearon una gran dependencia
alimentaria en los países del Sur con respecto a los del Norte. Estos segundos, gracias a sus propias
políticas agrícolas y a las ventajas del comercio internacional, lograron tener una gran
sobreproducción de alimentos listos para ser enviados a los puertos de los países del Sur.

Desde el lado de los gobiernos, la implementación de las políticas y estrategias de


seguridad alimentaria tomó un carácter transversal, debido tanto a la diversidad de aspectos que
abarca el sistema alimentario como a la producción, las condiciones sanitarias, la nutrición, la
higiene, el comercio, la industria, la logística, el mantenimiento y la distribución para llegar a las
despensas de los hogares. De esta manera, las acciones de los gobiernos terminaron dispersas en
los ministerios de salud, educación, agricultura, producción, etcétera, los cuales funcionan con
poca coordinación entre sí y de manera sectorial: de arriba (nivel nacional) hacia abajo (nivel
local).
Por lo mismo, la seguridad alimentaria ha sido sujeto de muchas revisiones y agregados a
medida que las condiciones cambiaban en el mundo. Hoy en día ya se reconoce que la creciente
urbanización de los continentes, el aumento de la desigualdad, el cambio climático, la migración
internacional, los cambios en los patrones de consumo, la globalización, la degradación del medio
ambiente, la producción de agro-combustibles y otros factores, tienen un impacto grande en la
capacidad de los pueblos y sus gobiernos para alimentar de manera saludable y sostenible a su
población. Todos estos cambios hacen muy complejo determinar con qué enfoque específico o
énfasis trabaja cada agencia de cooperación o gobierno, aunque sí queda claro que la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es la voz autorizada para las
mediciones, estrategias y aprendizajes acerca de las estrategias de seguridad alimentaria.

Aunque los términos seguridad y soberanía se usan de manera intercambiable, no son lo


mismo y el debate entre los activistas del movimiento campesino, los académicos y las
organizaciones de cooperación internacional ha permitido una mayor diferenciación entre ambas.
Este debate, que se ha mantenido vigente y con diferente intensidad en cada región, también ha
cuestionado las estrategias recomendadas por sus promotores en las instituciones
intergubernamentales, las agencias de cooperación y los mismos gobiernos.

Importancia de la Seguridad Alimentaria


1. La producción de alimentos es de interés nacional y fundamental para el desarrollo
socioeconómico de las naciones.
2. La mayoría de las constituciones nacionales lo consagran como un principio de la tercera
generación.
3. Garantiza la disponibilidad de productos agrícolas para las naciones.
4. Resguarda a la población del hambre como resultado de su aprovechamiento del potencial
agro productivo y sirve para impulsar al sector agrícola, tanto vegetal como animal. Para
suplir las necesidades de una población en crecimiento y de un estado donde la
producción nacional se encuentra disminuida y no se llenan los requerimientos, teniendo
que recurrir a la importación y dependencia foránea.
5. Compromete al estado en el deber de promover la producción agrícola interna.

Causas de la inseguridad alimentaria


 Escasez de agua
 Degradación de los suelos
 Contaminación atmosférica
 Cambio climático
 Explosión demográfica
 Problemas de gobernanza
 Desigualdad de género

Seguridad Alimentaria y Calidad de Vida en Venezuela

Según el Consejo Nacional de la Alimentación (1995), en Venezuela, por seguridad


alimentaria se entiende una situación ideal conforme a la cual un país, una región o el mundo, está
en condiciones de proporcionar a la población, oportunamente, de manera sostenida y
cualesquiera sean las circunstancias previsibles, la producción y distribución de alimentos
nutricionalmente adecuados, en cantidad, calidad, variedad y aceptación cultural. Toda persona,
todo hogar, en especial los de menores recursos debe tener acceso seguro a los alimentos
requeridos para llevar una vida sana y socialmente útil.

La inseguridad alimentaria en Venezuela

Puede afirmarse que hoy en día la producción de alimentos es más que suficiente para
satisfacer las necesidades de toda la población del planeta, pero su distribución es muy desigual.
Así por ejemplo, los países desarrollados, donde habita sólo el 20 % de la población del mundo,
producen 848 754 millones de toneladas de cereales, equivalente al 44 % de la producción
mundial. Este patrón se repite para casi todos los rubros o grupos de rubros de la agricultura. De
esta manera, salvo en los casos debidos a las injusticias sociales prevalentes, el hambre y la
malnutrición han sido erradicadas en los países desarrollados, en los cuales la suficiencia
alimentaria y el exceso de alimentos alcanzado ha sido, y esto hay que enfatizarlo, en base a una
producción propia, que a su vez le permite un brutal dispendio alimentario.

Es necesario enfatizar que el fracaso agrícola en Venezuela, resulta incomprensible al


constatar que se cuenta con extraordinarios recursos naturales, incluyendo aproximadamente con
58 millones de hectáreas aptas para la agricultura vegetal, forrajera y forestal, más de 50 000
metros cúbicos de agua dulce reciclable/persona/año y con las segundas reservas más altas de
roca fosfórica en el continente. Se cuenta además, con una inmensa riqueza petrolera y gasífera,
que generan enormes recursos financieros, que deberían utilizarse para construir las
infraestructuras que soporten el desarrollo agrícola y la transformación del medio rural.

Pero no ha ocurrido así, al contrario se continúa privilegiando la importación masiva de


todo género de automotores, bienes suntuarios y bebidas alcohólicas. La clase dominante ha
abandonado la agricultura y el medio rural, creando agudos problemas que han resultado en una
acelerada migración campesina, contándose hoy día con sólo el 8,8 % de la población
económicamente activa ocupada en agricultura; el área cosechada por habitante de 2 600 m2 en
1950, se reduce escasamente a 740 m2 en la actualidad; el uso del riego, los fertilizantes, las
semillas certificadas y los biosidas es marginal y también lo es la atención que se presta a la
investigación y extensión agrícolas.
La seguridad alimentaria y las condiciones de vida

Según el Dr. Hernán Méndez Castellano, el concepto de seguridad alimentaria no debe


limitarse a considerar lo relacionado con la producción y disponibilidad de alimentos, sino que
debe garantizar el consumo adecuado de los alimentos de que se dispone, por la totalidad de la
población venezolana. Es decir, "existe seguridad alimentaria, cuando todas las personas tienen
acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos, para satisfacer sus
necesidades alimentarias y sus preferencias en cuanto a alimentos, a fin de llevar una vida sana y
activa"

En Fundacredesa, el estudio de las condiciones de vida del venezolano, nos ha permitido


palpar la realidad social y analizar cómo influyen los distintos factores en la familia y en el
crecimiento y desarrollo de los niños y adolescentes. En la actualidad, según la clasificación de
Graffar-Méndez Castellano, el 39,2 % de nuestras familias están en una situación económica, social
y cultural denominada pobreza crítica y 40,7 % padecen de pobreza relativa, con amplia fragilidad
de su poder adquisitivo. La educación de la mujer y su participación en el trabajo, representan
factores preponderantes para que las familias con menores recursos alcancen su seguridad
alimentaria. Se ha encontrado que 26 % de las mujeres en el estrato IV y 31 % en el estrato V, son
jefas de hogar, con un nivel de educación muy bajo: 93 % de las madres más pobres apenas
completaron la primaria, 4 % tienen secundaria completa y 6 % son analfabetas. En este grupo se
concentra la mayor proporción de niños con enfermedades y desnutrición, madres con
limitaciones importantes para poder superar la pobreza, debido a su baja capacitación.

Como consecuencia de la crisis prolongada que sufre el país, se ha incrementado el


porcentaje de niños de 7 años con desnutrición crónica y estatura disminuida hasta un 25 %, en
2001, en familias de estratos bajos con menor consumo calórico. La pérdida de peso que refleja la
desnutrición aguda en los menores de 2 años, se incrementó a 26 %, de los cuales el 17 %
presentan una alta vulnerabilidad biológica y social.

Es indudable que en las familias pobres, las madres en momentos de crisis, toman
decisiones acertadas al darle prioridad al consumo de alimentos fuente de energía, tales como
cereales y grasas. Sin embargo, las dificultades en el acceso de los alimentos, no limitan la
posibilidad de la familia de llenar los requerimientos calóricos mínimos. En este sentido, el precio
de esta deficiencia es muy alto, pues importantes grupos de población ven frustradas su
posibilidad de desarrollo. Por tanto, la seguridad alimentaria debe centrarse en el bienestar
humano.

Patrón de consumo alimentario


En Venezuela, la relación entre el salario mínimo, el costo de la canasta alimentaria
normativa y el costo de la dieta promedio para una familia de 5 miembros, que cumple con los
requerimientos de calorías y proteínas (Fundacredesa), muestra una situación precaria, sostenida
a través de los años, para la mayoría de las familias, las cuales no están en capacidad de adquirir
sus alimentos en las cantidades y con la selección apropiada para obtener una alimentación
balanceada.

Puede decirse que los alimentos que conforman el patrón de consumo de los venezolanos
no han cambiado significativamente, como lo demuestran las encuestas de Fundacredesa en los
últimos 25 años. Aunque las proporciones ingeridas de alimentos de distinto origen, varían entre
estratos sociales, existe un grupo básico que conforma la dieta diaria en nuestro país.

Estos alimentos de la dieta son, fundamentalmente, los siguientes: grupo de cereales


(harina de maíz precocida, arroz y pasta), aceites y grasas (aceite vegetal, margarina y mayonesa),
leche (en polvo), productos lácteos (queso) y huevos, carnes y pescados (pollo y res), tubérculos
(papas) y plátanos, frutas (cambur, guayaba, lechosa, naranja), leguminosas (caraotas negras) y
hortalizas (tomate, cebolla, zanahoria, auyama y pimentón).

Los cereales, las grasas visibles y alimentos varios representan la mayor participación en la
ingesta calórica de las familias del estrato V, en comparación con las del estrato III, que consumen
una mayor proporción de alimentos de origen animal.

Estos son los alimentos que constituyen el núcleo fundamental para nuestra seguridad
alimentaria y deben tomarse en consideración, tanto por el sector público como el privado, en la
definición de políticas y las líneas de acción a tomar para garantizarla.

Estrategias para lograr la soberanía alimentaria en Venezuela

Es necesario aclarar que el sector agroalimentario no escapa a las leyes de mercado, es


decir, las actividades organizacionales del sector deben obtener eficiencia y el incremento de la
productividad para garantizar con ello un margen de ganancia que le permita subsistir y mejorar
sus operaciones. Lo anterior no representa que la finalidad del sector se limite a la producción de
grandes beneficios financieros. Por el contrario, la eficiencia de las actividades agroalimentarias de
un país puede traducirse en el bienestar social a través del acceso oportuno y equitativo de
alimentos para toda la población de manera sustentable.

Para lograr esa eficiencia en el sector, se ha emprendido un Plan Integral de Desarrollo


Agrícola en el cual el desarrollo científico y la infraestructura son factores clave
El gobierno de Venezuela ha celebrado acuerdos internacionales con países como,
Argentina, Brasil, China, Ecuador y Uruguay.

Con todos se pretende lograr esfuerzos conjuntos para lograr avances en materia
agroalimentaria, por medio del suministro y la colaboración e intercambio de conocimiento y
tecnología que aseguren el acceso al alimento a los ciudadanos. Uno de los propósitos más
urgentes que han impulsado estas alianzas, es asegurar el suministro de los alimentos para
enfrentar el fuerte desabastecimiento del cual los venezolanos fuimos y seguimos siendo víctimas
aunque en menor medida. En los anaqueles de los diversos abastecimientos se encuentran un
número significativo de productos provenientes de distintos países, lo cual evidencia nuestra
incapacidad (a pesar de los esfuerzos tanto del sector público como privado) para
autoabastecernos.

A través de las alianzas se puede lograr compartir riesgos, incrementar a través de la suma
de esfuerzos la innovación, disminuir la incertidumbre y los costos de investigación, intercambio
de las mejores prácticas entre las partes relacionadas, el acceso a nuevos recursos financieros,
acceder a nuevos mercados, entre otras.

Por otra parte, en Venezuela se han creado organizaciones como MERCAL y PDVAL las
cuales tienen como finalidad la distribución de alimentos para las personas con menos poder
adquisitivo. Es preciso destacar, que algunas empresas privadas tienen algunos acuerdos con el
gobierno para la producción de los alimentos distribuidos a través de MERCAL y el en caso de
PDVAL Petróleos de Venezuela le representa un gran apoyo.

Si bien es cierto, que la colaboración es clave para avanzar hacia la seguridad y soberanía
alimentaria del país, se debe tener claro que los beneficios obtenidos de ella deben aprovecharse
para fortalecer el sector agroindustrial nacional mediante la reestructuración, el desarrollo y
diversificación de productos y la innovación y modernización tecnológica de la producción
(estrategias intra-empresas). Del aprendizaje de las nuevas prácticas y herramientas debe surgir la
evolución de nuestro sector agroalimentario.

La colaboración internacional aunque relevante no es la única alternativa para superar la


crisis, es preciso desarrollar potencialidades propias para que no se adopten ilimitadamente
prácticas foráneas, y si se rescaten o diseñen prácticas que estén acorde a la cultura local y a los
requerimientos nacionales.

Para ello, es prioritario dirigir los esfuerzos hacia el rescate de los valores nacionales y el
enaltecimiento de la cultura por medio de la educación; una educación que se inicie desde los
niveles inferiores hasta los superiores, en la cual se destaque la importancia del sector
agroalimentario para el desarrollo de Venezuela, y de la estrecha vinculación entre la eficiencia del
sector y el bienestar de la población.

Una alternativa podría ser el establecimiento de convenios entre las instituciones de


educación superior y los pequeños y medianos productores del sector para desarrollar
investigaciones que permitan su capacitación para enfrentar las nuevas realidades de su entorno.

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