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Belaya Deva

Las cosas no siempre salen como las planeas.

Las mentiras en especial sacaban lo peor de una persona, por eso nunca duran, cada
mentira es una verdad oculta que desea salir a la luz y lo hace.

Eventualmente.

Ivy Maslova me rompió el corazón en mil pedazos, la única persona a la que le había
confiado mi corazón, mi vida y todo lo que tenía. Le abrí las puertas de mi casa, le di
seguridad y toda la protección que necesitó.

Dejé que tuviera la mejor versión de mí.

Nada ha sido igual, nada podría serlo luego de todo lo que paso entre nosotros.

Mi vida dio un giro completo, me gustaría pensar que no he cambiado por una mujer,
pero mentiría, entiendo a Liam y su necesidad de alejarse, si ella se hubiera quedado…

No.

No se quedó, se fue justo después de que todo explotara, prácticamente huyendo de la


justicia, el consejo no fue muy considerado con ella en ese entonces, para la SCIF no era
más que una soldado, no era coronel ni mucho menos, le quitaron cada medalla y título
obtenido por actuar a escondidas y en contra de otra soldado.

No estoy feliz, pero no me afecta.

No creo que le haya importado, se fue sin hacerle frente a las consecuencias de sus
actos, se llevó a la elite alegando que el almirante firmo para volverla independiente.

Así que se terminó saliendo con la suya, manejando a todos a su alrededor como
siempre lo ha hecho.

Ignoré comentarios, pasé por alto actitudes e incluso consentía sus caprichos cuando no
era más que un tonto enamorado, debí escuchar las advertencias.

Ivy Maslova era una manipuladora, una mentirosa y ambiciosa, dudo mucho que
sintiera algo por mí, en eso se puede resaltar lo enferma que debe estar.

No me buscó y se lo agradecía, no mentía cuando dije que no la quería volverla a ver,


verla solo traía su imagen matando a mi madre, la forma en la que presionó el gatillo y
la poca expresión de su rostro.

¿Y lo peor? Ella lo sabía, sabía que era mi punto débil, que la muerte de mi madre era
algo que me marco y más después de investigar un poco más como sucedió.
Ya me había dejado una vez, la diferencia es que ahora no iría por ella, mis días de estar
detrás de Ivy Maslova se acabaron.

Soy Aiden Owens, General de la SCIF y candidato para ser el próximo Almirante.

Soy la ley.

Capítulo 1

Ivy Maslova

3 años después.

Siempre me han gustado los lugares escondidos, un pequeño rincón donde nadie podría
encontrarte.

Un lugar donde te olvidas del mundo y puedes ser tú, sin tener miedo a ser juzgada.

En este momento en la cima de la montaña, mirando todo desde lo alto me doy cuenta
que aquí es donde pertenezco, no pudo haber estado más acertado la vibra de este lugar.

Hace frio por eso vengo abrigada con ropa cómoda para correr, a simple vista parece un
simple bosque, una selva donde solo habitan los animales.

Thor se mantiene a mi lado como todos estos años, ya no es un simple gatico, su cuerpo
es grande y pesado lleno de pelaje blanco, su mirada despreocupada e indiferente es
indispensable en su rostro.

Lo llamo para que se acerque un poco y viene de inmediato con grandes zancadas.

—Tenemos que volver abajo, es tarde —le digo como si pudiera entenderme, aunque es
lo suficiente inteligente para deducir lo que le digo.

Bajamos la montaña a paso lento, Thor no lleva cadena, pero se mantiene a mi lado
atento a todo lo que pase a nuestro alrededor.

Apenas eran las siete de la mañana cuando llegamos a el nuevo comando especial de la
elite y los Skryt, justo debajo de la montaña.

Todo estaba minuciosamente ordenado para no ser detectados ni de forma aérea, este
lugar ni se encontraba en algún mapa.

La tecnología usada para la seguridad y protección era de la más avanzada, las


estructuras eran modernas y prácticas, contábamos con todo lo que necesitábamos para
trabajar a pesar de no estar tan cerca de la civilización.

—Maslova, te están esperando en la sala de juntas —avisa un soldado en cuanto me ve


tomando a Thor para llevarlo a entrenar.
No le contesto, pero avanzo hasta la oficina donde puedo bañarme y usar ropa más
adecuada.

El uniforme que usamos es relativamente nuevo, sigue siendo negro, pero el material y
la tecnología eran de mejor calidad, la tela era anti balas y tenía varios sensores en el
brazo, con hologramas y más.

Salgo apresurada hasta la sala de juntas en la cual entro sin tocar y directo a sentarme.

—Lamento la tardanza —Digo hacia los presentes.

—¿Algún problema? —pregunta Liam Hall, ahora capitán de la elite y buen amigo.

—Lo de siempre —bufo porque ya todos saben el motivo de mis tardanzas—


Empezaremos de una vez, Leslie, tu comienzas.

La capitana de los Skryt me empieza a dar todo el informe de la semana, atentados,


fallas, éxitos y próximas misiones.

Para ser una reunión de solo cinco personas, manejábamos la información suficiente
para dirigir todo este lugar.

Estos años me han servido para saber el equilibrio de la elite y los Skryt, mi primer
error fue intentar que trabajaran juntos, cada tropa tenía su forma de actuar y estilo, por
eso ahora tenemos reuniones donde decidimos las misiones que realizan tanto como las
de la elite.

Ha funcionado con los años, el fondo financiero que heredé de los Skryt es más que
suficiente para trabajar por años, el gobierno también nos paga y así podemos vivir en
las sombras.

Liam Hall es de los más leales, tengo que admitir, desde el momento que decidí irme, se
ha mantenido conmigo y ha luchado junto a mí, más que solo un capitán, es mi amigo y
ahora cuñado. ¿Les sorprende? A mí no, la tensión sexual entre Eva y él era demasiada,
pasaron muchas cosas juntos y ahora están esperando un hijo.

Lee y Max siguen siendo los capitanes de la elite junto a Liam, los cinco nos hemos
vuelto buenos amigos y han estado para mí en todo momento, son mi familia.

—Quiero a los tailandeses fuera de la ecuación —espeto luego que cada uno hablara—
Lee encárgate del nuevo armamento de España, podría ser bastante útil más adelante.
Necesito que cada uno enfocados en su tarea.

Todos se despiden y empiezan a salir exceptuando a Maxi que espera que estemos solos
para empezar hablar.

—Edward usa hologramas para comunicarse con los compradores.

—En algún lugar tiene que estar.


—Parece que se lo tragó la tierra —bufa ya frustrado de la misma búsqueda— Por
cierto, tengo noticias de Estados unidos.

—Y yo te he dicho que no las quiero saber.

—No es sobre el —espeta— Will y Jeff se están intentando comunicar contigo y tú no


le has devuelto las llamas, dicen que es urgente.

—Todos los meses tienen diferentes cosas urgentes —replico.

—¿No te da curiosidad?

—¿Qué cosa?

—Lo que sucedió después, han pasado años y solo te fuiste sin mirar atrás, tienes
problemas con la ley de la SCIF y solo te escondes aquí.

—No me estoy escondiendo, sabes que esto era necesario.

—¿Necesario para quién? ¿Para la elite y los Skryt o para ti?

—Para todos —respondo algo cansada con este tipo de conversaciones— Maxi, ya ha
pasado mucho, no quiero saber nada de ello.

—No quieres saber nada de el —se levanta molesto mientras se pasa las manos por la
cara— Te distanciaste de todos, Ivy, eso no está bien, tu familia te ama y prácticamente
los dejaste de lado, Sergey…

—Sergey dejo que me quitaran mi cargo y cada medalla que me he ganado, ¿Cuántas
veces me ha llamado? ¿Cuántas veces ha venido a verme? Ninguna.

—Tu mejor que nadie entiende que es ser un líder, él no te dio la espalda, solo está
haciendo su trabajo.

—Lo que sea —me levanto también frustrada y molesta que mi mañana se haya
arruinado.

—Por lo menos intenta contactarte con Will o Jeff, dijeron que era importante.

—Luego —salgo de ahí sin esperar respuestas y voy de regreso a mi oficina.

No puedo evitar la rabia que siento con todo eso, la SCIF fue mi vida, he dado todo y he
trabajado por años, cuando se dio a conocer el veredicto del consejo por todo lo que
pasó con Isabella no pude hacer más que llorar por horas, suena estúpido, pero me
quitaron algo que formaba parte de mí, cada logro, cada misión, cada cosa fue rebajado
a nada y lo peor fueron las palabras de Sergey justo antes de irme.

—Sabes que no puedes salir de la SCIF, se te ofrece un puesto como soldado, puedes
empezar de nuevo
—¿Empezar de nuevo? ¿Cómo quieres que empiece de nuevo si me ha tirado todo a la
basura?

—Debiste pensar un poco más en las consecuencias de tus actos —su rostro no tenía
ninguna expresión haciendo que el enojo suba mucho más— Además, la elite pasara a
otro coronel…

—No.

—Ivy…

—Me vale verga, es mi tropa, tengo el documento donde afirma que la elite es solo una
extensión de la SCIF y que está a mi mando, no puedes quitármela.

—No lo hagas más difícil.

—No sé a quién piensas que criaste, pero yo no daré marcha atrás —salgo dando
pisotones de su casa directo a mi auto, ya no me importa que él pueda pensar de mí,
tengo que moverme lejos de aquí.

Los golpes en la puerta interrumpen el rumbo de mis pensamientos y me obligo a


calmarme antes de dejar que pasen.

—¿Estas bien? —pregunta Leslie entrando algo precavida.

—Sí, ¿paso algo?

—Solo te vi algo estresada cuando venias, vine a comprobarte —eso me tranquiliza un


poco.

Leslie se convirtió en la amiga que nunca tuve, me apoyo en cada momento e incluso
ahora sigue siendo capitana de los Skryt.

Es linda, es una española, su cabello es rubio y radiante, la primera vez que trabajamos
juntas conectamos de inmediato tanto en el trabajo como fuera de él.

—No me gusta pensar en el pasado.

—Te entiendo, ¿quieres hablar? —se sienta dándome su atención.

—No, solo quiero olvidarlo —medio sonrío cuando rueda sus ojos verdes mota.

—Si me dieran un dólar por cada vez que me has dicho eso en los últimos años mi
fortuna sería bastante grande.

—No puedo olvidar algo que veo casi todos los días.

—Touche —reímos un poco hasta que vuelve hablar— ¿Qué harás más tarde?
—Probablemente ver alguna película y llamar a mis hermanos —suspiro algo
frustrada— ¿No se supone que te mande a trabajar? —pregunto haciéndola reír.

—Venga, no actúes como si no me quisieras aquí, yo sé que me quieres.

—Sí, muy lejos de mi oficina —señalo la puerta y esta tan acostumbrada a mis tratos
que solo se levanta riendo para irse.

Dicho esto, me concentro en trabajar, últimamente se me hacía difícil hacerlo en casa, a


veces tengo tantas cosas que hacer que el estrés e sobrepasa, aun Edward esta suelto, es
preocupante ya que la última vez que lo vi quiso intentar secuestrar a mi madre.

Eda cumplió su palabra y me dejo a cargo de todo, ahorita reposa como la esposa del
Almirante en su gran casa, tenemos comunicación, pero no siempre.

Mi salud mental ha pasado por muchos procesos, no ha sido fácil llegar a este punto y
no quiero volver a decaer, no puedo.

Si algo he aprendido duramente es que debo ir de frente, no importa lo que pase, ya las
mentiras se acabaron y no estoy dispuesta a jugar mi felicidad otra vez.

Reviso una y otra vez los documentos antes de enviárselos a Eva, la cual ahora es
Coronel de la tropa 101 es el departamento de tecnología, están disponibles para la
ayuda de toda la SCIF.

Eva: Necesito hablar contigo.

Te llamo después.

Envió la respuesta y me quedo pensando en todo lo que ha pasado, hoy mi cabeza


amaneció rebuscando donde no debe, recordando y suspirando.

Eva, Will y Jeff han estado muy pendientes de mí, está de más decir que no están de
acuerdo conmigo viviendo aquí, me quieren tener cerca, pero eso es imposible ya que
todos dejaron el comando de Rusia para quedarse en EEUU con la tropa 378.

Cuando mi trabajo está hecho, me levanto y recojo mis cosas, era un poco tarde así que
me apresuro a mi auto siendo interceptada por Liam.

—Ya te iba a buscar —dice.

—¿Ya vas a casa? —pregunto mientras abro la puerta de mi carro.

—En realidad me preguntaba si podrías llevarme, mi auto se averió y tengo que esperar
hasta mañana cuando llegue el técnico.

—Entra —entramos en el auto y lo enciendo poniéndome en marcha hacia el pequeño


urbanismo donde teníamos nuestras casas— ¿Cuándo vuelve Eva?

—Aun no lo sé, sigue en EEUU atendiendo unos asuntos, según lo que dijo.
—No creo que pase mucho tiempo, ¿Cuántos meses tiene? ¿cinco? ¿Seis?

—Cinco, creo que nos tomares un tiempo cuando nazca el bebé —no digo nada y sigo
conduciendo queriendo llegar rápido a casa— ¿Has hablado con él?

—¿Por qué me preguntas eso? —no pierdo el rumbo, todos se empeñan en que necesito
hablarle o hacer algo cuando no quiero.

—Él tiene que…

—Él tiene que atenerse a las consecuencias, eso es todo.

No responde y yo tampoco digo más por el resto del camino.

Mi alma esta resentida, en mi cuerpo no entra todo el dolor que tuve, por eso lo he
sacado dándole paso solo a concentrarme en lo mío y no dejar que nadie me vuelva a
joder.

—Te veo mañana —se despide saliendo del auto cuando me detengo frente a la casa
que comparte con Eva.

Sigo mi camino sin decir nada más.

Liam tampoco regresó, no se todas sus razones, sé que muchas cosas pasaron con Belén,
pero su negatividad a hacerle frente me preocupa.

Logro suspirar cuando llego a casa donde seguramente ya estaba Thor, un soldado se
encargaba de traerlo temprano al terminar su entrenamiento.

Aquí es mi lugar seguro, toda esta isla.

—Llegue, amor —llamo en cuanto entro y enseguida escucho sus pasos caminando
hacia mí.

He hecho de todo para forjar mi felicidad, sobre todo, nada podrá quitarme eso.

Capítulo 2

Capítulo 2
Salgo de la ducha al escuchar el teléfono, se supone que ya debería estar en el comando,
pero tuve un pequeño incidente temprano así que tuve que regresar.

Uso la toalla para salir buscando mi teléfono que ya iba por la segunda llamada, cuando
lo encuentro está entrando una tercera llamada.

—¿Hola? —contesto notando que es Will.

—Ivy, he estado intentando comunicarme contigo los últimos días.


—Lo sé, he estado algo ocupada —respondo mientras coloco el teléfono en altavoz y
me empiezo a preparar.

—Necesitamos que vuelvas…

—No.

—No entiendes, no solo queremos que sea así, te necesitamos aquí

—Will, basta, no quiero volver ahí.

—Sergey te necesita —eso me hace quedar en silencio mientras me muevo por la


habitación alistándome— Sé que ha pasado un tiempo y él no se comunicara contigo
por puro orgullo, pero en este momento te necesita aquí, aunque no lo diga.

—¿Por qué tanta insistencia?

—La abuela enfermó.

Me detengo por completo con solo mi sujetador y el pantalón, creo que no escuché bien.

—¿De que estas hablando?

—Está mal desde hace unos meses, Sergey no quería que supieras porque tenía la
esperanza de que mejoraría.

—Will, ¿Qué mierda? —tengo que sentarme porque seguramente no estoy procesando
bien la información—Este tiene que ser otro truco para que regrese, y si es así te juro
que…

—¡Ivy, joder! Estoy hablando jodidadmente en serio, la abuela tiene cáncer los doctores
ya no saben qué hacer, ella pregunta mucho por ti, tienes que venir y traerlo.

—Sabes que no puedo —empiezo a negar inconscientemente sabiendo que no me ve—


Prácticamente soy una fugitiva, no puedo volver.

—Es nuestra abuela, es la familia.

—Yo…

—Hablaré con Sergey, solo no te cierres a ello, por favor.

Corta la llamada in darme chance de decir algo más.

Creo que me quedo aproximadamente una hora mirando la pared de a habitación


intentando que mi cerebro capte lo que me dijo Will.

La abuela.
No es algo que pueda dejar pasar, si, es mi familia como dice Will, la mujer que crio a
Sergey y Dante, la que con carácter y demanda nos enseñó sobre la SCIF, no puede
morir y menos sin yo verla.

Tienes que venir y traerlo.

Es algo que temo, pero las cosas cambian cuando es una persona que quiero
debatiéndose entre la vida y la muerte.

Tengo muchas dudas y estoy al borde de un colapso, no creo que sea mentira y Will no
hubiera insistido así si no fuera algo en serio de verdad.

No sé qué hacer.

Me levanto aturdida y pensando en cada cosa, mi mente ya está maquinando un plan y


necesito ejecutarlo.

Me termino de poner el uniforme y salgo junto a Thor que es mi fiel compañero, me


dolía verlo y pensar en lo que perdí, pero luego recordaba que yo no fui la que perdí, la
vida ha sido injusta conmigo y ahora me ha dado mi razón de existir.

Sabía que esto pasaría en algún momento, no podía esconderme para siempre.

Como todas las mañanas corro con Thor por la montaña y bajamos, lo mantengo
conmigo y me preparo para iniciar a trabajar, cuando me encuentro lista para salir, Max
entra a mi oficina.

—Atrapamos a un hombre, trabaja para Edward, lo hemos visto varias veces.

—Háblame de él —pido mientras salimos hacia el edificio de interrogatorios.

—Creo que es nuevo en este negocio, Edward le prometió algo de dinero fácil por
trasladar las armas, fue interceptado en la frontera de Alemania.

—¿Qué hay de las armas?

—Están siendo procesadas en almacén.

—Yo me encargo de el —asiente y abre la puerta para dejarme pasar a la sala de


interrogatorios junto a Thor, Max se queda afuera y solo me tiende una carpeta con los
datos del hombre.

Le doy un vistazo y avanzo hasta sentarme en la silla frente a él, una mesa nos separa y
parece lo suficientemente listo como para no hacer ningún sonido en cuanto me ve junto
a el tigre blanco que observa aburrido la escena.

—Vince —saludo— me han dicho que tienes amigos bastante interesantes.

—Señorita, no sé qué es este lugar, tengo que volver a casa…


—Tranquilo —le digo cuando comienza a balbucear— solo quiero hacerte un par de
preguntas.

—¿Quién es usted?

—Me dicen Yad —digo sin tanto apuro— Sin embargo, no estamos aquí para hablar de
mí, necesito que sea claro en sus respuestas, ¿queda claro?

—Señorita, necesito volver, solo estaba trasladando medicamentos…

—Vince, no me voy por las mentiras, tenemos tu carga.

—No pueden hace eso.

—Podemos, pero ahora dígame, ¿Quién es tu jefe?

No responde y sus ojos se desvía hacia Thor que no se había movido, el hombre era
obeso con bigote, moreno y con un instinto de víctima.

—No hace falta que me responda eso —digo cuando no dice nada— Ya lo sé.

—No sé qué habla.

—Trabajas para Edward Záitseva, fabrica las armas y tú eres uno de los muchos que se
pone los pantalones para distribuirlo.

—Solo trasladaba medicamentos —de golpe mi mano impacta con su mejilla por la
ridícula mentira.

—Estoy cansada de los hombres que quieren hacerse las victimas en todo momento.

—Señorita… —mi mano vuelve a impactar contra el volteando su cara.

—¿Nos vamos entendiendo?

—Yo no…

—Thor —llamo haciendo que este se levante y se mueva un poco.

Vince se remueve incómodo y evita mirarme.

—Señorita, solo quiero volver a casa.

—¿Qué te hace pensar que me importa lo que quieres? —me rio secamente y el color de
su rostro se va perdiendo— Quiero la ubicación de Edward Záitseva.

—No lo conozco —niega lentamente.

—Tú me das información y yo te doy esa libertad que quieres —propongo harta de su
negación.
—¿Cómo puedo creer en usted? Me trajeron aquí en contra de mi voluntad.

—Estoy perdiendo la paciencia —digo con una falsa sonrisa.

—Nunca lo he visto ni hablado con él en persona —comienza sin apartar los ojos de
Thor que comienza a caminar a su alrededor— No sé mucho, solo los lugares donde
traslada sus cosas.

—Pues quiero las coordenadas de todos esos lugares.

—No es tan sencillo…

—Lo es, usted habla y me da la información que quiero y yo lo dejo libre, si comienza
ya, mucho mejor.

Hizo falta solo una mirada a el tigre que se mantiene al margen de todo como le enseñé
para que Vince comience hablar.

No estaba de ánimos para alargar más esto cuando necesito pensar que hacer a
continuación, sé que muchas cosas van a cambiar y tendré que ser fuerte para lo que
venga, a diferencia de años anteriores, esta vez no pueden doblegarme.

—¿No me está mintiendo? —pregunto capciosamente.

—No lo haría cuando la vida de mi familia corre peligro —responde como si eso le
sirviera de algo.

—Thor —llamo con cariño— убей его.

Mátalo.

Vince no entiende el ruso, pero afortunadamente Thor sí, me levanto sin ganas de
presenciar lo que continua.

—Que…

El rugido de Thor lo hace callar, mi bebé sabe cómo intimidar al igual de como matar.

Salgo de la sala de interrogatorios cerrando la puerta detrás de mi ignorando los gritos


del hombre, a Thor le gustaba divertirse con su presa así que sé que no acabará de
inmediato.

—¿Y bien? —pregunta Maxi.

—Tengo coordenadas, quiero varias redadas a la vez en las diferentes zonas, no sabrán
ni que los golpeo.

—Edward sabe lo que hace, hay que tener mucho cuidado con él.

—Lo sé, ¿Dónde está Lee y Hall?


—Entrenando —responde y me sigue mientras camino hacia mi oficina— Hablé con
Will esta mañana —comenta.

—¿Te lo dijo?

—Sí, y antes de que empieces a dudar investigue el hospital y tu abuela lleva varias
semanas internada ahí.

—No quiero cometer más estupideces, estoy harta de siempre salir perjudicada de
alguna forma u otra.

—Te entiendo, y cuentas con mi apoyo —asiento entrando a mi oficina y sentándome


en mi escritorio seguido de Maxi que se sienta frente a mí— ¿Qué quieres hacer?

—Tengo que ir —admito tomando una respiración profunda— No quiero que le suceda
nada a Aksel.

—Nada pasará, puedes dejarlo aquí…

—Lo pensaré —mi teléfono empieza a sonar y noto por el identificador que se trata de
Sergey.

—Seguiremos hablando de esto más tarde —me dice Maxi con el fin de darme un poco
de privacidad.

—Dime —respondo algo nerviosa, es mi padre, no hemos hablado en años y luego de lo


que me contó Will no me he sentido del todo bien.

—Resolveré las cosas con el consejo —dice con voz apagada.

—¿Cómo?

—Ha pasado un tiempo, las cabezas se enfriaron así que los puedo poner a pensar un
poco con tu caso —su tono de voz me mantiene alerta y confundida.

—¿Cómo se encuentra ella? —me atrevo a preguntar.

—Tendrás que venir y verla —no dice más y corta la llamada.

No lo juzgo, tenemos nuestras diferencias, pero siempre tuve claro de la importancia de


la familia para él, la abuela lo salvo muchas veces, no puedo ni imaginar cómo se debe
sentir, por eso y muchas cosas más siento que será doloroso todo este proceso.

Aunque le de mil vueltas al asunto sé que la respuesta seguirá siendo la misma.

La alarma de mi teléfono me saca de mis pensamientos y me levanto para buscar la


pequeña capsula con mi inyección, la insulina es algo vital para mí como siempre, a
veces me da miedo tener alguna recaída de pronto, por eso mis consultas y dosis las
tengo bastante controladas.
Al terminar le digo a mi secretaria que me traiga un poco de comida mientras investigo
las ubicaciones que me dio Vince.

Luego de Anatoly, Edward es el hombre que quiero matar con mis propias manos,
aunque se mantiene encendido siempre se las empeña en joder todo lo que hacemos, sé
que la tropa 378 también lo sigue buscando, pero por tener a los Skryt tengo un poco de
ventaja.

No sé en qué momento llega la noche, pero soy interrumpida por un guardia que trae a
Thor, se ve satisfecho y entusiasmado, me levanto sin querer seguir alargando el tiempo
y me voy hacia mi casa.

Es miércoles, Morel siempre lleva la cena así que seguramente ya me está esperando.

Cuando aparco en la entrada veo que tengo razón al ver el carro de Morel frente a ella,
salgo junto a Thor y entro a mi casa, escucho las risas incluso antes de verlos.

—Por fin llegas —me dice Morel levantándose del piso y caminando a mi encuentro—
Aksel y yo nos estábamos divirtiendo un poco —me da un pequeño beso en mis labios y
lo acepto gustosa.

—¿Por qué se divierten sin mí? —pregunto riendo un poco cuando veo a Aksel.

Para ser un niño de 3 años, era bastante activo y desordenado.

—Llegas tarde —espeta el blanqueando sus ojos.

—Solo fueron un par de minutos —me excuso hacia el niño gruñón.

—Igual es tarde, muy irresponsable, Мама.

—No empiecen a discutir ustedes —nos advierte Morel— traje pizza —dice señalando
a la encimera.

—Estoy cansada —digo dramáticamente lanzándome en el sofá haciéndolos reír.

—¿Esa es tu manera de decirme que las sirva yo?

—Ya que insistes —sonrió inocentemente y el niega mientras camina a la cocina para
traer la pizza— ¿Qué hiciste hoy? ¿me extrañaste? —le pregunto a el gruñón que tengo
al lado.

—No te extrañé —dice como siempre— La escuela estuvo aburrida, quisiera poder ir a
trabajar contigo —frunce el ceño y ruedo los ojos porque es algo que dice todos los
días.

—¿No me extrañaste, pero quieres trabajar conmigo?

—No tendría que estar siempre contigo, a veces eres amargada.


—¿Quién dice que soy amargada? —pregunto haciéndome la ofendida.

—El tío Maxi, el tío Liam, la tía Eva, el tío Lee, Morel….

—Ok, bien, ya entendí.

—¿Entonces puedo empezar a trabajar?

—Tienes tres años, compórtate como tal, juega con peluches o algo—niego.

—No soy un bebé.

—Lo eres.

—No.

—Si.

—No.

—Si lo eres.

—¡No lo soy!

—Bebé berrinchudo y gruñón —continúo riendo cuando se levanta para lanzarse contra
mí, lo atrapo y esquivo cuando intenta pellizcarme.

—Tu eres tonta.

—¿En serio están peleando? Aún es temprano —dice Morel interrumpiéndonos, por la
sonrisa de su cara sé que tiene un rato observándonos.

—Solo teníamos una charla educativa —digo ayudándolo con la pizza.

Aksel no era amante de la pizza, el queso no era su mejor amigo, pero cuando lo traía
Morel se la comía, se llevan bien que es lo importante.

Comemos bajos los comentarios sarcásticos de Aksel que para su edad es bastante
inteligente, lo atribuyo a los genes, desde que nació aprende las cosas rápido y se enoja
con facilidad, creo que Thor se siente un poco intimidado por él.

No fue fácil, trabajamos en nuestra relación, pero somos más amigos que algo más, el
80% de tiempo que pasamos justos es peleando y diciéndonos cosas, pero a pesar de
todo sé que él me ama tanto como yo a él.

Tenía aún muchas dudas sobre la maternidad, no podía negarlo, eso no quiere decir que
no haría lo que fuera para su bienestar y comodidad.

Cuando terminamos de comer me levanto para ordenarlo todo, Morel habla con un ya
adormilado Aksel así que los dejo para limpiar.
No tardo mucho, cuando regreso a la sala Aksel se levanta y camina hacia mi
levantando sus bracitos.

—Hora de dormir —suspira esperando que lo cargue.

—Puedes caminar —le digo para molestarlo.

—Y tú me puedes cargar —dice junto a un bostezo y rio cargándolo, se recuesta en mi


hombro y le hago seña a Morel que ya volvía.

Ya pesa un poco, pero nada que me moleste, cuando era más pequeño lo tenía
acostumbrado a estar en brazos y eso me gustaba, no se dejaba cargar por casi nadie
más.

Subo las escaleras y lo llevo a su habitación, estaba decorado de spiderman, era su


superhéroe favorito, definitivamente.

—No quiero ir mañana a la escuela —murmura casi dormido.

—Hablaremos de eso luego —le digo dejándolo suavemente en su cama.

—Si me llevas mañana a la escuela me voy a escapar —amenaza tiernamente


intentando mantener sus ojos abiertos.

—Claro —me levanto y tomo la sabana dejándola sobre él, cuando llegué ya estaba en
pijama, una que seguramente se la puso su niñera— Buenas noches, niño gruñón —le
digo.

—Dame un besito para dormir bien —pide alzando su carita hacia mí.

Eso es algo a lo que no me puedo resistir, el miedo a los niños se fue cuando lo tuve.

Beso su mejilla y toma mi rostro dándome uno él en mi frente, me sonríe antes de


voltearse para dormir.

Salgo de la habitación apagando la luz y vuelvo a la sala de estar donde me espera


Morel.

—¿Ya se durmió? —pregunta.

—Casi —digo sentándome a su lado.

—¿Qué tal fue hoy en el comando?

—Las cosas están un poco complicadas —digo recordando lo que hable con Will—
Tengo que viajar a New Hampshire —comento esperando su reacción.

—¿Qué? —se levanta casi en automático frunciendo el ceño.


—Antes de que pienses cosas que no son, solo voy porque la abuela está muy mal, Will
llamó esta mañana y necesito ir, las cosas no están bien.

—¿Segura que es solo por eso? —pregunta desconfiado.

—Completamente, no hay nada más ahí para mí.

Capítulo 3

—No creo que se haya ido —interrumpo a Lee— Las mafias han trabajado por años
aquí, es poco probable que esté operando de otro lugar.

—Pero su distribución es internacional, creo que podría estar en cualquier lugar —sigue
y niego, aunque no pueda verme.

—Edward tiene muchas razones para seguir aquí, si, se ha mantenido por todos los
países y se ha encargado de que su red de tráfico de armas creciera considerablemente,
pero la probabilidad de que haya ido de país en país o que trabaje el mismo en todo eso,
es muy nula.

—Tiene más cómplices.

—Claro que los tiene, Vince en un ejemplo de ello, necesito que busques a mas
distribuidores, quitar las armas e interrogarlos, uno tiene que soltar el paradero de
Edward.

—¿Cuándo volverás? —pregunta.

—Aun no estoy segura, quiero asegurarme que todo esté bien aquí, también investigaré
un poco.

—Bien, mantenme informado.

Corto la comunicación y me concentro en la carretera frente a mi, no pensé en regresar a


New Hampshire, en realidad hubiera hecho lo que sea para no regresar, nada había
cambiado, seguía siendo la misma pequeña ciudad, calmada y llena de colores.

—Creo que a Aksel le gustaría la playa —comenta Morel en el asiento del copiloto.

—Lo mismo pienso —afirmo entusiasmada con la idea, las playas de la Isla eran
peligrosas así que nunca lo había llevado.

—¿Qué pasa si Edward se encuentra aquí?

—No lo sé, supongo que no quiero pensar en eso.

—Debes hacerlo, entiendo tu inquietud, pero recuerda que atrapar a Edward es


primordial —me recuerda.

No respondo porque sé que tiene razón.


Mi relación con Morel es bastante extraña, supo todo lo que sucedió hace 3 años y no lo
pensó dos veces para buscarme, hablamos, me desahogue, nos disculpamos, no fue un
proceso fácil ni tranquilo porque habían pasado muchas cosas entre nosotros, pero al
final comprendí que no pierdo nada por darle una oportunidad.

Hace unos meses fue que por fin dimos el paso y nos volvimos novios, estuvo durante el
crecimiento de Aksel sin esperar nada a cambio, me apoyó y se unió a la Elite, vive en
la isla y pasamos bastante tiempo juntos.

Todo es más sencillo ahora entre nosotros, no hay secretos ni nada que pudiera
separarnos en un futuro, en algún punto me acostumbré a él, por eso no dudé en
invitarlo aquí.

El entiende todo lo que sucedió, me escuchó y comprendió cada cosa, ambos cometimos
errores en el pasado y ya es algo que superamos juntos.

Morel Denovan tiene un pedazo de mi corazón por no darme la espalda como la


mayoría.

—Vaya, casi tan grande como la de Rusia —dice mientras aparco en la entrada de la
gran casa de Serit Maslova.

—Espera a entrar —salimos del auto hacia la puerta principal.

Las cosas seguían igual de implacables, al tocar el timbre no esperamos ni un minuto


cuando esta se abre revelando a la ama de llaves.

—Bienvenidos, la señora Serit ha estado esperando su visita.

—Gracias —digo al igual que Morel.

Seguimos a la mujer hasta el segundo piso y entramos en una habitación amplia y con
olor a medicamentos, evito arrugar mi nariz y me centro en lo que se encuentra en la
cama.

—упрямая бабушка —digo algo impresionada de su estado.

Abuela testaruda.

Serit no parecía ni la sombre de hace unos años, su cuerpo se veía débil y acabado, la
escena me conmueve y mi garganta pica.

—Las dejo solas, estaré afuera —me dice Morel también impresionado ya que se había
criado junto a nosotros.

Asiento y él sale.

Tomo el valor que necesito en un fuerte suspiro y camino hacia la cama donde se
encuentra, sus ojos me siguen hasta que me siento en una silla al lado de esta.
—¿Dónde está mi hombrecito? —pregunta con su voz débil.

—No lo he traído hoy —respondo.

—Lo quiero ver.

—Lo sé y lo harás —aseguro— ¿Qué tan malo es? No me mientas —pregunto sin una
pizca de tacto.

—Lo suficiente para que Sergey y Dante ahora vivan conmigo y para traerte de regreso
aquí, dime, ¿ya te encontraste con ese noviecito tuyo?

—Lamento no estar aquí antes —digo ignorando el otro comentario haciéndola reír un
poco.

—Por lo visto sigues siendo una testaruda.

—No vine para hablar de mí.

—¿Vienes para asegurarte que no estoy muerta? No me has visitado en meses.

—Lo sé, y lo siento, pero sabes perfectamente que no quería ni podía estar aquí.

—Muchas cosas han cambiado, nada es lo mismo desde que te fuiste —so mano toma la
mía apretándola con fuerza— Si estos serán mis últimos días quiero que sea en familia,
todos juntos.

—Serit…

—Ninguna niñita tonta me arruinara mis planes, tú y tu nuevo novio pueden quedarse
aquí.

—Ya compré una casa, no te preocupes, vendré todos los días hasta que te recuperes —
cierra los ojos suspirando y cuando los abre puedo ver la tristeza en ellos.

—Las probabilidades de que sobreviva son muy pequeñas, todos lo saben.

—Me quedaré el tiempo que sea necesario —aseguro temiendo un poco lo que dice.

—Tu padre te necesita, aunque no lo diga.

No le respondo y me limito a cambiar de tema por algo más ligero.

Es difícil mirarla de esta manera, Serit era el centro de los Maslova, una soldado
ejemplar e imposible de doblegar, es fuerte y decidida, no conozco una sola persona que
no le tenga, aunque sea un poco de temor a esta mujer.

Salgo de la habitación dejándola dormir un rato, hablamos de Aksel, Morel, la elite y


más, sus ojos empiezan a cerrarse cada tanto así que la dejé para que descansara.
—Estas aquí.

Me volteo siguiendo la voz a mi espalda y me quedo en mi lugar observándolo.

—Sergey.

—No pensé que vendrías —dice.

—Haría lo que fuera por mi familia —digo sin dejar de lado la ironía.

Nos miramos por largos segundos, quisiera decir que seguía siendo el mismo, con
carácter y actitud de mierda, pero no puedo, en su rostro se ve el cansancio, supongo
que no ha podido dormir bien.

—Mañana tengo una reunión con el consejo —comenta— estuve investigando un poco
y hay una forma que te exoneren de todos los cargos.

—Cargos que tu dejaste que recayeran en mi —replico sin poder resistirme.

—¿Qué esperabas? —pregunta— Cada acto tiene consecuencia.

No respondo, tiene razón, en parte.

—Tengo que irme —digo pasando por su lado, antes de poder llegar lejos me toma el
brazo deteniéndome.

—¿Dónde está el niño?

—¿Para qué quieres saber? —pregunto, no lo había conocido, no tuvo interés en eso, la
única que lo había viso era Eva y Eda. Will y Jeff tampoco lo conocían, pero si sabían
de él.

—Quiero verlo.

—¿Ahora sí?

—Joder, Ivy, ¿Qué esperabas que hiciera? Tengo una organización bajo mi poder, he
trabajado años para que tus hermanos y tú se mantengan a salvo, te falle, te he fallado
muchas veces, por eso sé que eres fuerte, no te importo encontrarte en esa situación para
salir adelante. Estos años han sido críticos en la SCIF, la cantidad de infiltrados, las
mafias, los grupos terroristas, todo contra nosotros, no podía ir hacia ti y terminar
poniéndote en peligro otra vez.

—Soy un soldado, Sergey.

—Lo sé, y yo soy tu padre, sé que puedes con todo y hasta más.

—Yo no quiero más, solo quiero volver a mi lugar.


—Necesito una carpeta con cada caso que ha llevado la Elite hasta ahora, no involucraré
a los Skryt, pero para que los cargos se vayan tienes que dar un informe detallado.

—Está bien —suelto su agarre de mi mano y me volteo para irme otra vez, pero ahora
su voz me interrumpe.

—Quiero conocerlo

—Eso está en ti, no en mí.

No digo más y sigo bajando las escaleras, no me sigue y solo voy hacia la sala de estar
donde se encuentra Morel.

—¿Ya nos iremos? —pregunta el levantándose algo sorprendido por la rapidez,


supongo.

—Sí, volveré mañana —camino hacia la salida justo cuando viene entrando Jeff.

Aunque nuestra comunicación nunca decayó cuando me fui, no lo había visto en un


tiempo, trabajaba en la tropa 378 y su trabajo lo mantenía ocupado.

—Iv —viene a abrazarme y me refugio en sus brazos.

Solo le dije a la ama de llaves de la abuela que vendría, no se lo dije a mas nadie así que
entiendo su asombro.

—Te extrañé —confieso dando un paso atrás.

—Y yo a ti, no sabía que vendrías —saluda a Morel con un abrazo de lado y vuelve a
concentrarse en mi— Will me dijo que te llamó, pero no estaba seguro si vendrías.

—Tenía que venir.

—¿La viste? —pregunta mirando con desdén hacia las escaleras.

—Tengo un par de horas aquí, hable con ella.

—¿Y Sergey? —casi lo pregunta con miedo.

—Arriba —señalo— en realidad, ya nos vamos.

—Mmm.

—¿Jeff? —pregunto algo confundía al verlo en medio de la puerta.

—¿Dónde te estas quedando? —pregunta sin dejarnos salir.

—Compre una casa en Athens —respondo.

—¿Quién está ahí ahora?


—¿Quieres conocer a Aksel? —pregunto ya sabiendo la razón de sus nervios.

—¿Puedo?

—Eres su tío, claro que si —digo casi riendo.

—Entonces vamos —sale de la casa y vamos detrás de él riendo por su entusiasmo,


Morel toma mi mano, acto que no pasa por alto Jeff que me dedica una mirada que no
logro descifrar.

—¿Por qué tanta emoción? —pregunto una vez que me encuentro conduciendo, Morel
se queda a lado del copiloto y Jeff atrás

—¿Cómo que por qué? Ivy, siento que un hijo tuyo podría cambiar la raza humana, no
puedo ni imaginar que tan adorable debe ser, si me hubieses dejado ir a la Isla esa a
verlos no estarías así ahora —reprocha.

—¿Adorable? —pregunta Morel con diversión.

—Venga, Ivy era una bebé muy adorable, luego se volvió ruda.

—No creo que adorable sea la palabra adecuada —digo riendo.

Mi bebé no es nada adorable, desde que estaba recién nacido se molestaba con todos, su
berrinches y juegos locos no son para nada de niños, también tiene un vocabulario
bastante extendido de malas palabras.

Morel y Jeff entablan una conversación mientras me limito a conducir, mi cabeza estaba
maquinando a mil por segundo con todo lo que podría pasar.

Me prometí que no volvería a mentir, que no volvería a caer en ese siglo vicioso, ya no
solo me tengo que proteger a mí, Aksel necesita mi protección, no puedo estar en el piso
otra vez afectándolo.

Quisiera no quedarme mucho tiempo porque sé que hay cosas inevitables, cosas que no
solo puedo ignorar para siempre, también me parece incorrecto huir u ocultarme.

Tenía miedo.

Creo que me he esforzado lo suficiente para ser una buena madre, no me llevo con los
niños, pero con Aksel todo es diferente, es parte de mí y no podía dejarlo.

No quería que él me lo quitara.

Dijo muchas cosas que además de marcarme, me mantuvieron pensando.

Aksel merece lo mejor y yo se lo daré.

—¿Crees que le caiga bien? —me pregunta Jeff al bajarnos del auto.
—Todo depende —sonrió mirándolo— no lo toques mucho, se educado y no lo trates
como un bebé.

—Pero…

—No le digas que es un bebé —sugiero y abro la puerta.

Casi de inmediato lo escucho corriendo por las escaleras, pero justo cuando va llegando
a donde estamos se tropieza cayendo de culo en el piso.

Jeff lo observa con atención quizás esperando que lloré y yo no aguanto la risa al ver su
cara furiosa por estar en el piso.

—¿Lo querías abrazar? —le pregunto sin contenerme y Morel también comienza a reír.

—Quiero ir a mi casa, no me gusta aquí —dice como si no hubiese pasado nada


levantándose.

—No te pregunté.

—¿Y escuela? No hay escuela —hace un puchero ridículo y solo ruedo los ojos.

—Pensé que odiabas ir a la escuela —le dice Morel.

—El solo odia salir de casa —respondo por el— y la escuela le fastidia.

—¿Nos vamos? —pregunta mirándome hasta darse cuenta de la presencia de Jeff que
solo había estado viéndolo asombrado— ¿Y tú quién eres?

—Jeff —dice él.

—Es tu tío Jeff, nada de bromas ni travesuras ¿bien?

—¿No crees que ya tengo muchos tíos? —me pregunta claramente confundido.

—Aksel —lo regaño y le hago seña con la cabeza hacia Jeff— se educado.

Me hace caso caminando hacia él y tendiendo su pequeña mano, Jeff la toma y la


sacude divertido por su acto.

—Mi nombre es Aksel Maslov, próximo almirante de la SCIF.

Morel y yo contenemos la risa por sus ocurrencias.

—Un gusto, soy Jeff Maslov, Capitán de la SCIF.

—¿Por qué me copias mi apellido? —pregunta arrugando su rostro con molestia.

Los dejamos hablando y me muevo con Morel hacia la cocina dándoles privacidad.
—¿Cómo te sientes, Ivy? —pregunta una vez solos.

—¿A qué te refieres?

—Sé que no es fácil para ti estar aquí —camina hasta estar justo al frente de mi
tomando mi cadera con una mano y con la otra toma mi mentón— No me gusta cuando
te sientes presionada ni ver algún atisbo de dolor en tus ojos.

—Creo que ya lo he superado —presiono mis labios con los de el por pocos segundos—
gracias por venir conmigo.

—Quiero que seas feliz.

—Lo soy.

—¿Segura?

No sé qué responderle, pero me salvo cuando entra Leslie, hoy se quedó cuidando a
Aksel y hasta ahora es que viene hasta acá.

—Tengo noticias —dice llamando nuestra atención y haciendo que ambos demos un
paso atrás— Edward nunca se fue de esta ciudad.

Capítulo 4
Aiden Owens

Golpeo con fuerza una y otra vez, mis nudillos protestan con la intensidad, pero no me
detengo.

Estoy sudando cargado de energía.

El sitio está en silencio a excepción del impacto de mis puños, no hay nadie más en el
lugar.

No estoy enojado, no siento nada.

Mi vida parece estar apagada, no hay sentimientos, no hay empatía, tranquilidad o


siquiera paz.

Solo tengo oscuridad.

Siempre he seguido los pasos de la ley, hago lo que sea por lealtad a esta organización y
no me arrepiento.

Mis metas han sido alcanzadas y las que no pues están a nada de cumplirse, ¿Coronel?
Ya no soy coronel, soy General y candidato para Almirante.

¿Pronto? Si.
Ser el menor no me había impedido llegar a donde estoy, no solo estoy al mando de un
comando, estoy al mando de todos los comandos del país y soy un integrante del
consejo directo del Almirante.

He alcanzado mucho, ¿Por qué siempre siento que me falta algo?

Como si nunca pudiera ser feliz y algo estuviera esperando por mi.

—General, lamento la interrupción —dice mi secretaria, Lorel, entrando a el gimnasio


donde tenía más de 2 horas entrenando.

—¿Qué sucede?

—El almirante convoco a una reunión del consejo, comenzará en veinte minutos —se
queda en la puerta sin entrar y espera mi respuesta.

—Ya salgo para allá —digo olvidándome del saco que golpeaba hace un momento.

Lorel se va y me muevo hacia las duchas.

Como siempre, nadie viene a el gimnasio cuando yo me encuentro, es como un pacto no


hablado que todos siguen, no solo he ganado rango y experiencia, también he aprendido
a ganarme el respeto de todos.

Me alisto rápidamente para la reunión, las convocatorias de repente eran algo raras y
trataba temas de urgencia.

Hace ya dos meses que el almirante me postuló para ser su reemplazo ya que estaba
llegando a la fecha límite en el puesto, claro que acepte y desde ahí me he mantenido
más ocupado de antes, intento no siempre estar en el mismo comando y me la paso
viajando.

La tropa 378 quedó a cargo de Ethan como el nuevo Coronel, aunque seguía en este
comando la mayor parte del tiempo.

Me sorprendió el trato del almirante hacia mí, luego de todo lo que sucedió lo menos
que pensé es que el me seguiría apoyando tanto en ser General como para postularme
para Almirante, tenemos diferencias y en lo laboral discutimos mucho, pero hemos
aprendido a tolerarnos y a trabajar juntos.

Mi relación con el resto de los Maslov si era más complicada, los capitanes Jeff y Will
me odiaban, no tenía ninguna duda de ello, no me quejaba tampoco.

Con Eva he trabajado varias veces, nos limitamos a lo laboral y nada mas.

Al llegar a el salón de reuniones ya se encuentra lleno, así que rápidamente me ubico en


una de las pocas sillas desocupadas sin detenerme a pensar en las miradas de molestia
por llegar tarde.

Sergey entra cerrando la puerta tras él.


—Lamento la reunión de última hora —dice pasando la mirada por cada uno de
nosotros— Ha pasado un tiempo y quiero reabrir un caso.

Escucho con atención sin intervenir.

—¿Sobre la señorita Jones? —pregunta Jeremiah algo perdido.

—No —Sergey permanece en calma y toma una respiración profunda antes de verme
fijamente— Es sobre Ivy Maslova.

No me muevo.

Sé que varias personas me están viendo ahora, no permito que vean que su nombre me
afecta, solo veo a Sergey esperando que continúe.

—No es un secreto que ella se fue teniendo unas deudas con la SCIF —continua— Pero
creo que las leyes y nuestros pensamientos han cambiado y tenemos que reconsiderar
todo esto.

Su nombre sigue siendo un eco en mi mente, la intento no pensar, no imaginármela


porque la única imagen que viene junto a ella es cuando mató a mi madre.

—¿Has estado dejando pasar los años para que tu hija salga impune de esto? —pregunta
el General Lort con cierta sospecha ganándose una mala mirada del almirante.

—Nunca he tenido preferencias, ni con mis hijos, ni con mis soldados, mucho menos la
tendría a la hora de tomar decisión en la SCIF, así que ahorrase el comentario fuera de
lugar.

—No entiendo por qué este tema sale ahora —dice Jeremiah no tan entusiasmado con la
idea.

—Porque no me gusta dejar las cosas inconclusas y hay mucho que resolver aquí.

—¿Dónde está? ¿no puede venir a dar la cara? Uso a uno de nuestros soldados y se
pisoteo todas las reglas de la SCIF manipulando y mintiendo —Lort vuelve hablar sin
contenerse.

Yo, sin embargo, no muestro ni un mínimo de expresión en mi rostro.

—Donde está o donde estuvo, no importa —le contesta Sergey y su comentario me da


curiosidad ¿Dónde estuvo? ¿quiere decir que está aquí?— La coronel Maslova nunca ha
dejado de trabajar, la elite solo le jura lealtad a ella y todos saben lo mucho que esa
tropa avanzó con ella de líder.

Se levanta y comienza a caminar bajo la mirada de los generales que ya no saben ni que
esperar, para ser sinceros, yo tampoco.

» Algo que todos sabemos aquí es su historia, no la estoy justificando, pero entiendo su
necesidad de acabar con esa familia, yo lo hubiera ello sin dudar si se tratara de la
protección de mi familia —continua— He hablado con la teniente Isabella Jones, está
dispuesta a retirar los cargos.

—Pero… —Lort protesta, pero es rápidamente callado por el almirante.

—Sé que no es así de fácil, aquí todos tienen autoridad para decidir —se detiene y me
observa como esperando algo de mí— Propongo un juicio público —dice.

Creo que intentan procesar la información porque todo queda en silencio por unos
minutos hasta que habla Jeremiah.

—No creo que esa sea la mejor opción —dice dándome una mirada.

—A mí me parece perfecta —dice Dante Maslova— Un juicio puede traer de todo, hay
algunas cosas que quedaron confusas y con el polígrafo podemos corroborar lo que dice.

—¿Alguna otra idea? —pregunta Sergey de alguna forma esperando que yo intervenga.

No lo hago.

—Bien, lo organizaré y en unos días se convocará —todo asiente conforme a lo que se


dijo y yo me quedo sentado en la silla mientras todo salen.

¿Por qué ahora?

No la quiero ver, no quiero tener nada que ver con ella.

—Owens —llama Sergey cuando estamos solos— Si de alguna forma ella regresa, no te
quiero cerca, podrás tener mi apoyo y mi respeto, pero no voy a permitir que te metas
con ella ni con los que estén a su alrededor.

Se va con una mirada de advertencia que ignoro olímpicamente.

Me levanto bruscamente, aquí ya no hay pantalla, estoy jodidamente furioso, si, sigue
teniendo la manera de llegar a mí, me niego a ser otra vez su objeto manipulable.

No fue fácil aceptar todo lo que sucedió, ¿Cómo se supera eso? La chica que amaba, la
que le entregue mi corazón sin dudar y por la que hubiese hecho lo que sea, mató a mi
madre.

No pude volver a reproducir el video, no pude volver a ver una foto de ella, aunque el
simple recuerdo de su rostro me traía solo la imagen de ella halando el gatillo.

No puedo superar eso, quizás ahora no quiera matarla como cuando me enteré, pero no
quiero estar a su alrededor, no quiero verla ni interactuar con ella.

La única persona en la que confiaba ciegamente y la única que amé sin barreras.

Camino hasta mi oficina sin estar atento de nada a mi alrededor, era un día bastante
concurrido así que había soldados por todos lados.
Cuando abro la puerta de mi oficina y me adentro en ella consiguiéndome con una
pelirroja esperándome en el pequeño sofá.

—No me gusta que entren en mi oficina cuando no estoy, ¿Qué quieres?

—Vine a traerte un reporte —responde con su habitual sonrisa.

Dinah.

Tenía un año aquí, fue un traslado de Alemania, se puede decir que es de las mejores
capitanas que hay hasta ahora, su trabajo es excepcional y su capacidad de
entrenamiento es superior, no me caí mal del todo, solo que siento que su amabilidad
me estresa.

Es bonita, su cuerpo es bastante espectacular, alta y pelirroja acompañada de hermosos


ojos verdes.

Desde que llegó aquí ha sabido destacar entre las demás, tanto en el comando como
fuera.

—Prefiero que para la próxima lo dejes con Lorel —señalo sentándome en mi silla,
odiaba que invadieran mi espacio y peor si lo hacían sin avisar.

—Lo sé, coronel, usted es lo suficiente amargado para no querer estar cerca por lo
menos media vida —dice sonriendo como si mis malos tratos no le importaran— Pero,
no es la única razón por la que estoy aquí.

—Capitana Rys, no tengo todo el día.

—La triada china tiene varios almacenes allanados desde hace una semana, ¿no es así?
—pregunta y asiento recordando el operativo— Fui hace poco a recolectar evidencias y
me conseguí con un líquido algo extraño, era azul y…

—¿En inyectadoras? —pregunto teniendo la sospecha.

—Sí, no he traído ninguna muestra, pero parece que tienen bastante cantidad, y a juzgar
por todos los almacenes que han comprado a lo largo de la ciudad supongo que eso
tiene algo que ver con las nuevas ventas.

—Es el suero LQYD20, fue fabricado por Anatoly Smirnov, alguien tiene que tener
acceso a sus laboratorios.

Mi mente empieza a recordar todo lo que puedo del suero, hace un tiempo que lo tuve
en mi sistema, pero gracias a los médicos y científicos que Ivy busco estoy
completamente limpio de ello.

—¿Qué tan peligroso es? ¿Cómo llegó algo de la mafia rusa a la triada China?

—Hay varias personas que pueden responder esa pregunta —digo pensando en voz
alta— Gracias por avisar, yo me encargo a partir de aquí.
—Bien, si tengo alguna novedad se lo haré saber —se levanta y se va con un leve
balanceo.

Mierda.

Luego de todo lo que sucedió, lo que quedaba del suero lo quemamos y nos olvidamos
de ello, hemos buscado a lo largo del mundo los laboratorios de Anatoly y los hemos
destruido.

Alguien más estuvo trabajando con ellos, no creo que Edward este tan involucrado en
esto ya que es más conocido por su tráfico de armas, el resto de los Smirnov están en la
cárcel y no saldrán.

Hubo más asociados o quizás me estoy adelantando a los hechos.

Me levanto sin poder esperar a que Dinah siga investigando, pero cuando estoy por salir
me tropiezo con Eva Maslova, Ethan y Andrew.

—General, lo estábamos buscando —dice la capitana y no tengo más opción que


dejarlos pasar y volver a mi puesto.

—¿Qué sucede?

—Supongo que ya estas enterado sobre el suero reapareciendo —dice ella con mirada
seria, asiento y espero que continúe— Tenemos que ir a el almacén donde lo tienen y
sacar una muestra, el lugar está custodiado y se necesita hacer estudios para saber si nos
enfrentamos a los mismo o algo más.

—Además, no podemos dejar que la reaparición de este suero se esparza y salgan


nuevos interesados —continua Ethan.

—Tú no puedes ir así —le digo a la Maslova que enseguida me ve como si pudiera
matarme.

La verdad es que se parecía demasiado a su hermana, su tono de piel y los ojos eran los
mismo, la diferencia era su cabello negro ya que hasta hacían algunas expresiones igual.

Sin embargo, ese no es el problema.

El problema está en su estado de embarazada.

—Vamos un sitio que está custodiado por soldados, necesito también buscar muestras
de ADN y de las sustancias que guardan ahí —protesta.

—No creo que…

—No me importa lo que usted crea, haré mi trabajo —replica saliendo de la habitación.

—Definitivamente le tengo un poco de miedo, pobre de su esposo —dice Andrew


detrás de ella.
Ignoro su comentario y tomo varias armas para salir tras ella junto a los otros dos.

Siempre he sabido que los Maslov no se andan con juegos, Jeff y Will también tienen lo
suyo, no tienen escrúpulos ni sentimiento de culpa, su partida me hizo darme cuenta.

Seguimos a Eva hasta una camioneta que maneja Ethan mientras me quedo de copiloto,
los almacenes estaban un poco alejados de la ciudad y tenía varios soldados
vigilándolos.

Hace una semana dimos con esta ubicación y nos adueñamos del lugar tras una redada
donde la mayoría lograron escapar, la triada tenia nuevos métodos para el narcotráfico y
trata de blancas, cosa que los hacia más difícil de atrapar, pero no imposible.

Nadie habla en el camino, a excepción de Eva cuando recibe una llamada de lo que
supongo que es el padre de su hijo, ya que habla con algo de confianza.

Al llegar nos bajamos vigilando que todo alrededor esté en orden.

—Los dos primeros almacenes fue donde se encontró la droga, el resto está cargado de
armas y municiones —señala Eva liderando el camino— Este de acá contiene las
muestras del suero, estaba cerrado con algunos candados que hasta ayer no se había
podido abrir —nos detenemos en uno un poco más pequeño que el resto donde apenas
entrabamos los cuatro.

—Mierda —dice Andrew al ver todo alrededor.

La impresión en la misma para todos, no solo habían encontrado una inyectadora, el


lugar estaba repleto de ello, toda una estantería que inyectadoras alineadas
perfectamente, también había otras moradas y rojas.

—Busquen cosas útiles, yo me encargaré de los sueros —nos dice Eva avanzando por el
estrecho almacén.

Los tres nos movemos buscando entre los estantes, en la pequeña mesa e incluso en los
gabinetes, intentamos tomar lo que nos seria útil para realizar la investigación, Andrew
toma foto de todo mientras que Ethan y yo buscamos algo más que nos ayude a
descifrar para que funciona todo esto.

Luego de un rato logramos tener las muestras y conseguir lo que parece ser unos
contratos y algunas anotaciones que a simple vista parecen observaciones de un médico.

Salimos dispuesto a no perder más el tiempo, pero no llegamos a medio camino a la


salida.

—Oh carajo —la rusa abre sus ojos mirando al cielo donde se aproxima un helicóptero.

Acto seguido lanzan un explosivo que me lleva hacia adelante tomando a Eva del brazo
y halándola detrás de mí, sacamos nuestras pistolas y la rodeamos mientras intentamos
ir hacia la camioneta.
—¡No da tiempo, Owens! —Eva nos detiene y volteamos a ver los autos que se
aproxima con velocidad, los soldados disparan hacia ellos, pero al parecer son muchos.

Se trata de la triada, se confirma mirando el símbolo circulas que se encuentra en el


helicóptero blanco.

El lugar pronto se llena de humo por los explosivos y Andrew dispara a unos hombres
que se dieron cuenta de nuestra presencia.

Sin muchas opciones pienso rápido y llevo a Eva junto a mi mientras los demás vienen
atrás, con mi cuerpo la intento proteger hasta que volvemos a el mismo almacén donde
habíamos estado.

Entramos con rapidez huyendo de los explosivos y la triada, me encargo de cerrar la


puerta con candados impidiendo que lleguen a nosotros por ahora.

Ya Ethan se encuentra al teléfono pidiendo refuerzos y Eva se ve algo pálida.

—¿Estas bien? —le pregunto un tanto preocupada por su estado.

Asiente y parece recordar algo, la veo mirar su reloj que no parece que solo sea para ver
la hora y presiona varios botones hasta que vuelve a levantar la cabeza.

—Vendrán por nosotros —dice.

Capítulo 5
Ivy Maslova

—Te amu, mimi —escucharlo al teléfono se siente tan bien, pero si no fuera consciente
de lo que quiere me la creería.

—Y yo a ti, pero no te puedo traer conmigo hoy —repito.

—Pero ustedes se divertirán —sus palabras atropellas me hacen reír, Aksel aprendió a
hablar muy rápido, sin embargo, su acento ruso y su corta edad lo hacían pronunciar
algo mal.

—Estoy trabajando, Aksel.

—Yo también quiero —es extraño hasta escuchar el puchero que sé que está haciendo.

Liam me da una mirada divertida desde el lado del copiloto del auto, tenía unos treinta
minutos intentando convencer a Aksel que se quedara tranquilo y que no llorara
mientras Leslie lo cuida, él amaba venir a él comando conmigo.

—Hagamos algo —propongo— te portas bien con la tía Leslie hoy y luego te traigo
conmigo, ¿sí? —ignoro la mirada sorprendida de Liam y me centro en mi pequeño.
—¿Me traerás helado? —pregunta.

—Bien, es un trato.

—¡Un trato! —grita antes de cortar la llamada.

Estaba feliz de que Aksel no heredara mi enfermedad, es bastante sano y activo.

—¿Lo traerás aquí? —pregunta Liam señalando hacia al frente.

Estábamos en el comando de la tropa 378, con solo un vistazo puedo dar por hecho que
han mejorado en cuanto a seguridad y nuevas tecnologías, una parte de la tropa elite
siguió aquí en el comando frente a ellos.

—No tengo nada que ocultar, Hall.

—Pero pensé que… —no dice nada mientras una mirada de entendimiento pasa por sus
ojos.

—Así de jodida —le digo por su silencio.

No espero más y bajo del auto, Liam copia mi acción y lo veo igual de receloso, no
habíamos venido desde aquella vez, yo por obvias razones y Liam por sus problemas
personales.

Me cabello blanco está recogido en la cima de mi cabeza, uso el uniforme designado de


la elite al igual que Liam, mi cuerpo ha cambiado un poco, si, el embarazo me dejo un
poco más curvilínea, aunque no estoy gorda sé que algunas partes de mi crecieron.

Evito mirar mucho al edificio del frente, no me estoy escondiendo, pero tampoco quiero
una confrontación ahora mismo.

—¿Crees que Eva este ahí? —pregunta Liam deteniéndose mirando el edificio de la
tropa 378 obligándome hacer lo mismo.

—Deberías ir a buscarla —digo.

—Oh no, estamos en esto juntos, me acompañaras —toma mi brazo y lo entrelaza con
el suyo como si de alguna forma fuera a escapar.

—Hall…

—Dijiste que no estabas escondiéndote —dice caminando.

Bufo y lo sigo, no estaba escondiéndome, pero no quería ser vista, ¿me explico?

Entramos bajo la mira expectante de varios soldados, puedo ver que muchos son nuevos
así pasamos tranquilos la recepción hasta que llegamos a donde está el vigilante del
edificio.
—Hola, ¿Se encuentra Eva Maslova? —pregunta Liam con amabilidad y un timbre de
nerviosismo.

—¿Liam? —Su cuerpo se tensa e involuntariamente presiona mi mano sin dejarme ir


antes de voltearse llevándome con él.

—Belén —saluda con un tono más frio de lo que esperé.

Ruedo los ojos por ser arrastrada a este pobre reencuentro y me fijo en Belén.

Siempre ha sido bonita, su cabello ahora es corto y negro, sus ojos marrones analizan a
Liam de pies a cabeza hasta que se da cuenta de mi presencia.

—Maslova —saluda con un tono algo sorprendido.

—Stone —asiento y no soporto la tensión— Seamos rápidos, solo estamos buscando a


Eva, ¿Está aquí? —pregunto.

—Eva… —sacude la cabeza para lo que supongo que es salir de su trance y continua—
Salió hace un rato con el coronel y el general.

—¿A dónde fue? —pregunta Liam enseguida preocupado por su esposa.

—Fueron a un lugar custodiado, deben estar por llegar —asegura y se da cuenta de


nuestros bazos entrelazados— Uh…

Ignoramos su pregunta no formulada con una sonrisa algo incomoda.

—Gracias, nos vemos por ahí —le dice Liam tirando de mi para salir rápido de ahí.

—Claro, si quieren les aviso cuando llegue —sugiere con un rastro de esperanza.

—Sí, eso sería perfecto —digo para cerrar la conversación y me dejo arrastras
nuevamente por Liam hasta que entramos en el edificio de la elite— Eso fue algo
intenso —comento soltándome de su agarre.

—Incomodo —dice rascando su oreja.

—Incomodo, intenso, lo que sea, solo quiero decir algo —me acerco a paso lento y le
hablo en el oído— Eres de los mejor de la Elite, formas parte de mi grupo de confianza,
pero una jugada en falso y me olvido de todo, a Eva nadie le vuelve hacer daño,
¿estamos? —me separo dándole una sonrisa algo inocente.

—Amo a Eva, no hace falta las advertencias.

—Bien.

—Ahora vamos a trabajar, creo que nos hemos retrasado en más de la mitad de los
trabajos.
Asiento porque tiene razón así que subimos a mi oficina donde ya nos están esperando
algunos soldados para darnos un reporte de los últimos meses aquí.

Sergey se encargó de que nadie se metiera con mi cargo de Coronel en la Elite, no


olvido todo lo que sucedió en los últimos años, pero creo que es un avance.

La reunión se extiende más de lo que planeamos, al tener tanto tiempo sin venir acá me
ha dejado mucho trabajo acumulado, Maxi se encargaba de venir cada cierto tiempo,
pero por los momentos se quedó en la isla encargándose de todo.

Leslie vino conmigo ya que entre ella y Liam se encargan de la investigación de los
tailandeses, como siempre, este sigue siendo el centro de las mafias por más que han
trabajado para deshacerse de ellas, los tailandeses son novatos en esto y por eso se cree
que podemos atraparlos antes de que se involucren demasiado en este mundo.

También estamos buscando a Edward, es la razón de venir aquí principalmente, Leslie


pudo dar con su rastro y para nuestra sorpresa, nunca se ha movido de la zona, esto
definitivamente atrasa mi estadía aquí, pero era importante atraparlo.

Sé que Liam por una parte se siente igual de atrapado que yo aquí, sin embargo, el
llevaba ventaja, se casó hace un año y medio aproximadamente con Eva, no había visto
a mi hermana tan feliz en años, su hija, Camille, fue adoptada por Liam quien la
adoraba.

En estos momentos se encuentra en casa con Leslie y Aksel, admiro a Leslie por asumir
tal tarea.

Estar en esta oficina traía muchos recuerdos, puedo decir que ya lo supere, que no lo
quiero y que me olvidado, pero nunca será del todo cierto.

Aiden Owens se volvió parte de mi desde que estuvimos juntos la primera vez sin saber
que trabajaríamos juntos, yo me equivoque, no justificaré lo que hice, le mentí y
traicioné su confianza, de eso a intentar buscarlo ya es avaricia.

Eso se acabó irreparablemente.

—Necesito intercambiar varias palabras con el general —le digo a uno de mis soldados
a caro aquí.

¿Cómo se atreve a no dejar que la elite participe en unas cuantas misiones? A pesar de
ser solo una extensión de la SCIF sigue siendo parte de esta organización y es como si
no existieran.

Jeremiah y yo tenemos una charla pendiente.

—Agendaré una cita con su secretaria, normalmente no está aquí así que espero que la
consiga —me dice Iver, el capitán encargado de esta sede de la Elite.

—¿Algo más que deba saber?


—La tropa 378 tiene un nuevo coronel.

Eso llama mi atención así que le doy toda la atención.

—¿Qué quieres decir?

—Pues hace ya varios meses hay un nuevo coronel, se dice que…

—¡Liam! —el grito de Belén entrando a la oficina interrumpe las palabras de Iver y la
veo entrar algo alterada.

Liam se levanta y va hacia ella con preocupación.

—¿Qué sucede?

—Hubo un inconveniente en el lugar donde fue Eva —explica y me levanto también—


Hace unos cinco minutos recibimos un aviso de explosivos en el lugar.

Algo en mi muñeca vibra y ve a Liam al mismo tiempo que el también revisa su


muñeca, es Eva.

Teníamos un reloj que indicaba cuando alguno está en peligro, Eva activó la alarma
para alertarnos.

—Mierda —Liam parece que se va a desmayar y casi empuja a Belén para salir, voy
tras el corriendo sin importarme que más está diciendo Belén.

Eva y su bebé están en peligro.

Salimos del edificio para encontrarnos varias camionetas cargando soldados para lo que
se supongo que es una operación de rescate.

—¿Ivy? —en mi camino se mete Erín con el ceño fruncido—¿Qué haces tú aquí…?

No lo dejo terminar cuando lo aparto del camino, pero Andrew también me interrumpe
el paso al igual que a Liam.

—No deberías estar aquí —me dice Andrew y luego mira a Liam— ¿Recuerdas que
tienes amigos ahora? —espeta resentido.

—Chicos, tenemos que irnos, no estamos para peleas ahora —les digo intentando que
nos dejen ir.

—¿A dónde crees que vas? —me pregunta Erín.

—A buscar a mi hermana así que apártate antes que me valga verga tener lealtad hacia
la SCIF —advierto.

—¿Lealtad? ¿De tu parte?…


No lo dejo continuar y junto a Liam los apartamos, Liam esta pálido seguramente
cagado de miedo por Eva y su hijo, yo lo estoy.

Corremos hacia mi camioneta y entro a conducir, Liam está a mi lado y noto que varios
soldados de la elite se montan atrás respaldándonos.

Liam conecta el reloj a el GPS de la camioneta para que nos indique la ubicación, no me
detengo al igual que la tropa 378 que viene atrás igual de rápido para el rescate.

No lo vi, eso me tranquiliza un poco, si ya no es el coronel de aquí seguramente fue


trasladado a otra sede, pasaré el tiempo más a gusto de esa forma.

No me permito analizar la reacción de Erín y Andrew, su lealtad es hacia él, esté o no


esté.

—Conduce rápido —pide Liam y acelero.

Se lo que las alteraciones pueden hacerle a un embarazo, con Aksel pase mucho malos
ratos y no quiero que Eva pase lo mismo.

Mi teléfono suena y logro ver en el identificador de llamadas el nombre de Morel,


rechazo la llamada rápidamente volviendo las manos al volante, no vuelve a llamar y le
agradezco.

Bajo la velocidad cuando no estamos acercando a la zona y se escuchan explosivos,


Liam baja del auto al detenerme y voy tras el antes de que haga una locura.

—No seas estúpido, no podemos exponernos aun, son muchos —le digo tomando su
brazo conteniéndolo.

Desde nuestra posición podíamos ver que sucedía, pero no éramos detectados, el
helicóptero suelta algunas explosiones que rezo que no dañen a mi hermana.

Tomo una de las armas que Eva hizo basándose en los modelos de Edward y se la doy a
Liam, tomo otra igual junto a los pocos de la elite que vinieron.

Avanzamos justo cuando la tropa 37 llega, no nos detenemos y seguimos comenzando


por los autos de los que atacan.

Uso mini explosivo para que estallen y nos alejamos para activarlas, eso llama la
atención de los demás así que nos preparamos cuando unas olas de disparos vienen
hacia nosotros.

Disparo el arma creando una llama de fuego azul manteniéndolos al margen, Liam se
agacha y comienza a disparar paralizantes hasta que los que venían hacia nosotros están
en el piso.

Avanzamos por los almacenes en llamas esquivando todo y enfocándonos en


encontrarla.
No nos atacan directamente, se nota que su objetivo es el contenido de los almacenes.

Hay muchos y es lo suficientemente grande como para dar vueltas en círculos por un
momento, la tropa 378 parece estar en las misma, me siento perdida hasta que siento mi
muñeca vibrar.

El reloj apunta a una dirección así que voy a ella seguida de los demás, logro disparar
por lo menos a cinco personas mientras corro hacia donde me indica.

Hay un almacén algo más pequeño que el resto y justo ahí termina la señal, Liam lo
nota y corremos hasta el pero otras rondas de bombas nos hacen retroceder, la onda
expansiva me hace tirarme al suelo y empiezo a dispararle a el helicóptero que quiere
impedir que lleguemos a ese almacén.

Erín y Andrew fijan mi objetivo y también empiezan a disparar, eso los hace alejarse un
poco haciendo que se haga más sencillo llegar a el almacén pequeño.

—¡Ahí! —grito señalando a el almacén atrayendo la atención del resto de los soldados
que corren a ella.

Me detengo tosiendo por el humo dándome cuenta que una parte de ese almacén se está
quemando.

Avanzo con rapidez y busco la puerta de este, está del lado que no se está quemando así
que la intento abrir, pero no cede.

—Tiene seguro —dice Liam y toca la puerta con fuerza— ¿¡Eva!? ¡Abre, tenemos que
irnos! —grita para ser escuchado sobre los disparos y las sirenas que se aproximan.

La puerta comienza a moverse y esperamos hasta que retiran los candados y se abre.

No me da tiempo de ver nada cuando Eva sale rápidamente corriendo y con un poco de
dificultad para respirar debido a el humo que había dentro, la atraigo hacia mi revisando
alguna herida en su cuerpo, pero parece estar bien.

—¿No te has hecho daño? —niega sin poder hablar debido a la tos.

Liam toma su rostro atrayéndola hacia él y abrazándola, le dice algo al oído que no soy
capaz de escuchar y la carga sacándola del lugar un poco más despejado pero lleno de
humo.

Voy tras ellos para respaldarlos, pero una mano toma mi brazo con fuerza haciendo que
me voltee bruscamente, estaba preparada para gritar que me soltaran hasta que lo veo.

Ónix.

No puedo descifrar su mirada y lucho para no flaquear ante su presencia, seguía siendo
el hombre hermoso del cual me enamoré, su cabello estaba más corto haciendo mucho
más serio su porte, a pesar de saber que no hay nada de sentimiento en este reencuentro
no puedo evitar que miles de momentos invadan mi mente.
Sus ojos…

Los mismos ojos de mi bebé.

Justo pensando en él, lo aparto con más fuerza de la que pretendía, eso parece hacerlo
reaccionar ya que su mirada cambia a una furiosa, no me quedo a esperar que diga algo.

Salgo de ahí lo más rápido que puedo con solo un objetivo en mi mente.

Tengo que ir a ver a mi bebé.

Tengo que borrar los ojos de Aiden Owens y solo tener los de Aksel, nadie más.

Capítulo 6

Ivy Maslova

Creo que la tensión en la sala era bastante palpable, así que me aseguro de no moverme
ni un centímetro para que la atención no sea dirigida a mí.

Liam me ve esperando que vaya a ayudarlo, pero no me levanto de mi lugar en la sala


de espera, Belén habla con él y se nota la incomodidad entre ellos y no solo eso, casi
toda la tropa 378 estaba aquí, Emery se encontraba esperando noticias de su esposo,
Erín y Andrew preocupados por Aiden y pues Liam y yo esperando noticias de Eva.

Pasaron muchas cosas en pocos minutos.

Al salir del lugar bombardeado Eva se desmayó, la trajimos a el hospital de la SCIF y al


rato llego el resto, el humo que exhalaron ahí dentro no era solo humo, con la poca
información que nos dieron es que el fuego junto con los productos químicos que ahí se
encontraban produjo un gas toxico.

He querido irme a ver a Aksel, pero no puedo dejar a Liam solo con Eva, está
preocupado por la salud de su hijo y yo sinceramente me encuentro igual.

—Te he estado llamando —escucho a alguien llegar a mi lado.

—Lo siento, todo esto sucedió y no pude atenderte —digo.

—Tranquila, me enteré hace un rato, tus hermanos y tus padres vienen en camino —
dice Morel tomando el asiento a mi lado.

—¿Él está bien?

—Pasé por ahí y todo está bien, preguntó por ti, pero Leslie lo mantiene distraído junto
a Camille.

—Ya es tarde —comento viendo la hora en el reloj que se encontraba en la pared.

—Deberías descansar un poco, te llamaré si sabemos algo —propone, pero niego


—Quiero asegurarme que Eva y el bebé estén bien.

Eso es cierto, pero no está la verdad completa, quiero asegurarme que todos se
encuentren bien, sé que no debería, pero quería saber cómo se encontraba.

—Liam me dijo quien está aquí —me dice.

—Morel…

—No te estoy reclamando, bonita, solo me encuentro preocupado por tu seguridad y la


de Aksel, la última vez que estuvieron juntos en un lugar casi te mata y…

—No me iba a matar.

—Gracias a Liam —asegura— Vi las marcas en tu cuello, Ivy —me recuerdo


encogiéndome.

—Estaré bien —intento mantener mi cara serena para que se quedara más tranquilo con
todo esto.

Suspira y sé que he ganado la batalla cuando me da una media sonrisa triste.

—Siempre estás bien, ¿no? —asiento y niega, pero no dice nada más.

Seguimos hablado de temas triviales hasta que llega Jeff junto a Melissa, ella viene
hacia mí con emoción y acepto su abrazo, no perdí comunicación con ella en ningún
momento y está feliz de volver a verla, Jeff pregunta por Eva, pero ninguno tenemos
respuesta.

Liam logra zafarse de Belén cuando llega Will, al igual que todos se queda preocupado
e impaciente por saber el estado de nuestra hermana.

Tengo que hacer un gran esfuerzo para ignorar las miradas que recibo de la tropa 378, el
ambiente se vuelve más pesado cuando llega Sasha e Isabella, por lo menos ninguna se
me acercó, pero quedaron bastante sorprendidas al verme.

Me levanto solo una vez para ir a saludar a Sara, aprecio su entusiasmo, pero solo
quiero tener más información de Eva así que me dice que no me preocupara que todos
estaban siendo atendidos y que pronto tendríamos noticias.

No sé en qué momento llega Sergey y Eda ya que me duermo recostada del hombro de
Morel no sé por cuanto tiempo.

Cuando vuelvo abrir mis ojos siento que todo sigue igual a excepción de Liam que no lo
veo.

—¿Bonita? —Morel me hace reaccionar y volteo a mirarlo en una posición incómoda


en la que seguramente quedo cuando me quedé dormida y no quiso despertarme.

—¿Dónde está Liam? ¿Qué saben? —pregunto con voz algo ronca del sueño.
—Hace unos 10 minutos los doctores salieron, todo están estables, pero Eva se quedará
por precaución por el bebé —me dice Jeff que estaba a mi otro lado.

—¿Todo se encuentra bien con ella?

—Sí, solo está en observación, cuando Liam salga podrás pasar a verla.

—Bien —me siento más derecha y paso las manos por mi cara, algo cansada y con
dolor en el cuello debido a la mala posición— ¿Dónde está Eda y Sergey? —pregunto
ya que tampoco los veo.

—En la cafetería, deberías ir, Eda quería despertarte, pero Morel no la dejó —dice Will
que se encontraba a unas cuantas sillas.

—Enseguida vuelvo —digo hacia Morel levantándome.

El trato de Morel y mis hermanos es muy bueno, influye mucho que hayamos estado en
el mismo comando al iniciar en la SCIF, Morel y su hermano, Tate, junto a Melissa
también eran parte de nosotros.

Al levantarme no puedo evitar notar las miradas que se alzan sobre mí, Emery, Belén,
Isabella, Sasha, Andrew y Erín se encuentran un poco más alejado de nosotros,
desgraciadamente cerca de la puerta.

Voy hacia ese lugar ignorándolo todo, creo escuchar algún comentario de Sasha, pero
no me detengo para hacerles frentes.

Quizás nunca fueron mis amigos, por lo menos Emery y Belén si las consideraba una
amistad hasta que ni me dejaron explicarme cuando todo sucedió, tampoco las juzgo,
fue la vida de alguien y el dolor de su amigo así que por una parte los comprendo.

No quita que su oposición a mí me haya dolido.

Me dirijo hacia el asesor bajando hacia la cafetería del lugar, Eda siempre encontraba la
manera de contactarme y estar pendiente de mi.

—Supongo que me extrañaste —digo al llegar a la mesa donde se encontraban tomando


un café, Eda al verme se levanta abrazándome.

—Claro que te extrañé, ¿Cómo estás? ¿el pequeño…?

—Estoy bien, Aksel está en casa —respondo sentándome al lado de Sergey que apenas
me había dado una mirada— Sabia que se casarían de nuevo —bufo.

—Y yo sabía que tenías que mencionarlo en algún momento —dice el que se hace
llamar mi padre.

—¿Cómo sigue la abuela? —le pregunto.


—Estable.

—Estoy segura que mejorará —dice mama tomando la mano de Sergey como
consuelo— A todas estas, estamos todos otra vez, quiero hacer una cena, Serit propuso
que sea en su casa.

—¿Qué día?

—El sábado, Will, su esposa Claire, Jeff, Melissa, Eva, Liam, Morel, tú y los niños —se
nota la emoción en su voz así que me niego a borrar eso.

—Ahí estaremos.

—El viernes tendrás juicio, ya se ha convocado a todo el consejo —suelda de repente


Sergey.

—¿No crees que es algo exagerado?

—No, Eda, tu hija manipulo el sistema, puso en peligro la vida de una soldado
exponiéndola a un suero altamente peligroso.

—Acabó con los Smirnov —señala Eda.

—Y también soy tu hija —le recuerdo.

—A los cargos también se le agrego el de homicidio a sangre fría de Mena Owens.

Suspiro sin querer discutir, supongo que el viernes se aclarará todo.

—O Mena Smirnov.

—Era la madre de un soldado.

—¿Ahora lo defiendes? —cuestiono.

—No estoy defendiendo a nadie, son hechos.

Resoplo y me levanto dispuesta a saber cómo esta Eva para irme a mi casa, ya eran las
10 de la noche.

—Veré a Eva —aviso y me voy algo enojada.

Estoy cansada de no ser escuchada.

Decido subir las escaleras ya que el ascensor estaba tardando un poco para bajar, subo
sin prisa mientras saco el teléfono para saber cómo está Aksel.

Me texteo con Leslie quien me dice que Aksel y Camille están dormidos pero que Aksel
estaba molesto por que no llegue, me reprendo porque no me gusta que se moleste
conmigo, se pone más gruñón de lo normal.
Voy por el segundo piso y tenía que llegar al tercero, mientras camino para seguir
subiendo el último tramo de escaleras siento su mano en mi brazo halándome.

El instinto me hace querer huir, pero mi estúpido corazón suplica que me quedé donde
estoy.

No me da tiempo de tomar una decisión cuando entra en un cuarto oscuro, es pequeño y


casi nos tocamos, pero no pasa mucho tiempo cuando su mano consigue el interruptor
de luz dándome cuenta que nos encontramos en un cuarto de limpieza. Retrocedo por
instinto al verlo.

No dice nada y no creo que haga falta, no se pierde el movimiento de mi mano que
busca el arma de mis pantalones y nos quedamos así por largo minutos.

—Volviste —dice finalmente.

—¿Qué quieres, Owens? —pregunto sin bajar la cabeza.

—¿Qué haces aquí? —pregunta.

Me frustra no poder descifrar su mirada, me repasa de arriba hacia abajo sin expresión
alguna, sin querer hago lo mismo notando entonces la venda de su brazo y de su muñeca
donde seguramente tenia tratamiento para la desintoxicación.

No respondo, no tenía que hacerlo, no le debía nada ahora.

—Te hice una pregunta —espeta avanzando un paso más y esta vez no retrocedo,
estamos en un espacio muy pequeño por lo que quedamos lo suficiente cerca.

—¿Y qué? ¿me mataras ahora? —me burlo sin quitar la mano de mi arma.

—No soporto verte —gruñe dejando ver su enfado.

—¿Tanto de afecta mi presencia? —pregunto acercando mi cara a la de él y ladeando


una pequeña sonrisa— Para alguien que se supone que ya está muerta para ti, le das
demasiado importancia.

—¿No tienes vergüenza de regresar aquí? —cuestiona sin alejarse— ¿Huir como una
cobarde y mentir hasta el cansancio no te da un poco de pena?

—Las únicas explicaciones que tengo que dar será frente al consejo, no a ti —eso
parece enojarlo aún más así que continuo— Lo que he hecho con mi vida no es tu
problema, no te debo nada.

—Me debes una vida —reclama con un leve susurro ronco.

—¿Entonces por qué no me matas ahora? Nadie te está viendo, puedes hacerlo tan vil y
dolorosa como quieras, ¿Qué te detiene? —siseo.

—La muerte no es suficiente castigo para ti.


—O no te atreves a matarme.

No responde, no damos marcha atrás hasta que siento vibrar el teléfono seguramente
con otro mensaje de Leslie, eso me hace salir del trance en el que me encuentro desde
que entré en esta habitación.

Retrocedo y camino hacia la puerta sin darle otra mirada dispuesta a dejarlo todo aquí.

—Belaya.

Una palabra.

Eso es lo único que le hace falta a Aiden para ponerme al límite.

El cañón del arma apunta a su cabeza, tampoco da marcha atrás y pongo mi dedo en el
gatillo sin dudar ni un segundo.

—No vuelvas a referirte a mí de esa manera —digo causando su risa para nada
divertida.

—¿O qué? —sus ojos me retan a terminar lo que empecé, pero tengo muchas cosas en
la mente.

Una de esas es la personita que me espera en casa con sus ojos, su cabello y su tono de
piel, completamente su copia.

Sería como matar una parte de él y solo por eso retrocedo.

Eso parece tomarlo por sorpresa, yo bajo el arma y parece que quiere decir algo más,
pero no lo dejo.

Abro la puerta y salgo de ahí con la cabeza hecha un lio y con las emociones regadas.

No me sigue y estoy más tranquila por eso, tengo que detenerme antes de seguir
subiendo las escaleras para poder calmar los latidos de mi corazón, había pensado
muchos escenarios en mi cabeza de como seria esto, no soy estúpida, en algún momento
son cruzaríamos otra vez.

Lo sabía y aun así volví y seguía engañándome diciéndome que él no me afectaba.

Cuando llego a la sala de espera camino hacia donde está Morel y mis hermanos, Morel
al verme se levanta mirándome.

—¿Sucede algo? Estas algo agitada y pálida —me dice poniendo su mano en mi
hombro.

—Nada, solo… —me callo cuando lo veo entrar a la sala de espera, creo que todos se
dan cuenta y Jeff y Will se levantan, no digo nada y el tampoco, apenas de dedica una
mirada mientras sigue caminando hacia las habitaciones.
—¿Te hizo algo? —pregunta Will ahora preocupado.

—Voy a matar a ese hijo de puta si te toca —lo respalda Jeff.

—¿Bonita?

—No ha pasado nada, ni me lo he topado —miento.

—¿Segura? —Morel se asegura de mirarme directamente a los ojos como para


confirmar que no miento.

—Si —vuelvo a mentir sin ganas de armar un escándalo ahora mismo, la preocupación
de los chicos llamo la atención de la tropa 378 pero por suerte no nos escuchan—
Quiero ir a casa.

—¿No pasaras a ver a Eva? —pregunta Jeff con sospecha.

—No, vendré en la mañana, tengo que irme —le doy un medio abrazo a ambos
intentando aliviar su preocupación y lo logro de cierto modo.

—Me iré contigo —dice Morel y asiento.

Salimos de ahí y no siento tranquilidad, aun mi corazón está acelerado por el encuentro
y la cabeza me duele un poco.

No decimos nada y aprovecho el momento para pensar un poco en lo que tengo que
hacer, mentir ya no es una opción, mi única preocupación es Aksel.

Aunque a todos le preocupe las acciones de Owens y su odio hacia mí, sé que no sería
capaz de hacerle daño a él, quizás lo estoy subestimando, pero sigo teniendo un buen
concepto de él, la impulsividad no es su fuerte así que no hará locuras.

Mi miedo no es el daño físico.

—Estás callada —comenta Morel cuando ya estamos en mi auto.

—Solo pienso.

—¿En él? —lo veo pocos segundos antes de volverme a concentrar en la carretera.

—En muchas cosas, estar aquí me genera cierta ansiedad.

—No tienes que estresarte tanto, sé que el trabajo es duro y con todos los recuerdos de
este lugar es peor, piensa en tu salud mental, no queremos una recaída ¿bien? —asiento
sin muchos ánimos, aunque le doy toda la razón.

Cuando estaba embarazada tenia ataques de pánico y crisis de ansiedad muy seguidas, el
contacto físico repentino volvió a causarme problemas y llegue a un punto donde no
podía dormir bien por las pesadillas o los recuerdos atormentándome.
En el nacimiento de Aksel pude ver que todo lo que yo haría a partir de ese momento le
iba a afectar, no podía permitir que mis malas decisiones y consecuencias del pasado
llegaran a el.

Me detengo frente a la casa que compré que a preferencia de Aksel es enorme, según el
necesitaba un espacio para jugar y fue justo lo que le di.

—Puedes quedarte —le digo a Morel ya que se quedaba en un departamento— Hay


varias habitaciones de invitados —sugiero, la desilusión se ve en su mirada, pero la
oculta rápidamente.

Asiente y nos bajamos, apenas subimos el primer escalón Leslie abre la puerta
seguramente esperándonos.

—Camille está dormida y Aksel se despertó hace un momento preguntando por ti, no ha
querido dormir, esta algo inquieto —explica.

—¿Dónde está?

—En tu habitación, dice que tu cama es más cómoda —se burla y sonrió.

—Iré con el —digo y volteo dándole un pequeño beso a Morel— En el pasillo de la


derecha están las habitaciones, escoge la que quieras.

Me despido de Leslie que también se iba a dormir y subo hacia mi habitación.

Abro la puerta y lo consigo acostado en mi cama en su pijama del capitán américa


viendo alguna de sus caricaturas en la televisión.

—Lamento llegar tarde —le digo al sentarme en la cama y llamar su atención.

Sus ojos ónix se ven cansados, viene hacia mi tomando mi mano entre sus pequeñas
manos y observo lo largo que tiene su cabello negro.

—Tardaste mucho, mimi —reprocha haciendo un puchero.

—Pero ya estoy aquí.

—No me trajiste helado —su voz se escucha apagada del sueño y rio un poco cuando
bosteza en mi cara.

—¿No te iras a tu habitación?

—No.

—Bien —acepto porque me encantaba dormir a su lado— Tengo que bañarme, ya


vuelvo —beso su mejilla inflada y lo dejo un momento para quitarme el uniforme y
prepararme para dormir.
Hago todo lo más rápido posible pero cuando salgo ya se encuentra dormido, apago la
luz y el televisor dejando solo una lámpara prendida y me acuesto a su lado, por instinto
se acerca a mi abrazándome y yo lo acomodo en mi pecho.

Beso su frente y solo mirándolo los ojos de me llenan de lagrimas.

El parecido con su padre es increíble, fue la razón principal por que la que nunca pude
olvidarlo…

Capítulo 7
Ivy Maslova

No sabía que hacer panquecas era tan difícil.

Me di cuenta que no debí empezar cuando vi todo el desastre al hacer la masa, pero
continúe.

Siempre continuo.

—Mimi, feo —dice Aksel mirando lo que acabo de poner en su plato arrugando la cara.

—Es comida.

—No —rueda el plato y ruedo los ojos porque sé que todo fue en vano—Cereal.

—¿Y a quien se supone que le daré esto? —pregunto señalando a las panquecas que
hice.

—Toto —se encoge los hombros señalando a Thor que esta acostado en el medio de la
cocina dejándome poco espacio para caminar.

A mala gana le quito las panquecas y las dejo en el plato de Thor que enseguida se
levanta valorando todo mi esfuerzo.

Aksel aplaude viendo como todo lo que hice es devorado por el tigre y por una parte me
da satisfacción ver la sonrisa en su rostro.

Me adelanto a preparar sacar el cereal para su desayuno, tenía aproximadamente una


hora intentando cocinar algo para él.

Morel y Leslie se fueron temprano para el comando de la elite para trabajar en la


ubicación de Edward, se supone que yo debería estar allá, pero con todo lo que sucedió
ayer yo preferir quedarme con Aksel para pasar el día.

Mañana seria el juicio y me encontraba un poco nerviosa, sé que tengo que cuidar muy
bien mis palabras por seguridad de los Skryt, pero también tengo que ser sincera en cada
cosa.
—Mimi, ¿trabajar? —Aksel pregunta mirándome mientras come su cereal felizmente.

—No, hoy me quedaré contigo —digo dándole un beso en la frente que lo hace
sacudirse para apartarme— Visitaremos a la abuela Serit.

—¿Prima Cami?

—Camille esta con su mamá en el hospital, las veras más tarde —respondo tomando el
teléfono para tomarle una foto, su rostro tiene leche y algunas hojuelas pegadas, rio un
poco cuando me pide que le tome otra, pero esta vez sonriendo así que la pongo en mi
estado de WhatsApp.

Cambien de numero en cuanto me fui, solo pocas personas tenían este número y me
gustaba esa privacidad.

Seguimos comiendo entre quejas de el niño gruñón y algunos regaños de mi parte por el
desastre, me aseguro de limpiar todo al terminar y vamos a su baño para bañarlo
rápidamente y ponerle su bóxer.

—Tonta —Aksel se ríe cuando me golpeo con la pared al pasar y yo ruedo los ojos por
su burla.

—¿Qué te quieres poner? —pregunto y niego antes de que lo diga— No te pondrás una
pijama.

—Pero son mis favoritas —dice haciendo su berrinche habitual.

—Las pijamas son para estar en la casa, no para salir.

—Entonces quiero mi traje de Spiderman.

—¿Qué tal esta camisa? —pregunto señalando una azul con el logo del capitán américa.

—Si —se emociona al verla y deja que se la coloque junto a una bermuda beige—
mimi, zapatos rojos —señala a los zapatos y asiento.

Todas las cosas rojas le gustaban, al igual que cada cosa de los vengadores, más de la
mitad de su armario consistía en camisetas referentes a ellos.

Cuando está listo se queda en su habitación jugando mientras yo me preparo, trato de


hacerlo rápidamente para no dejarlo tanto tiempo fuera de mi vista así que solo con unos
jeans y sudadera grande verde estoy lista.

Cuando me estoy poniendo los zapatos escucho el timbre sonar, salgo rápidamente sin
querer que Aksel se acerque a la puerta y reviso en las cámaras para ver de quien se
trata.

Suspiro de alivio cuando veo a Will en la entrada esperando ser atendido.

Voy a la puerta y la abro consiguiéndome con mi hermano mayor.


—Will —lo saludo aceptando su abrazo y lo dejo pasar.

—Tu fea cara se ha extrañado.

—Definitivamente yo no extrañé la tuya —bromeo arrugando la cara.

—¿Saldrás? —pregunta mirándome los zapatos a medio amarrar.

—Iba a casa de Serit.

—Quisiera hablar contigo un momento —su rostro cambia a uno con total seriedad y lo
invito a sentarse en el sofá para continuar.

—¿Qué pasa?

—Estoy preocupado —hace una pequeña pausa antes de continuar— Por ti y por el
pequeño.

—No entiendo —frunzo el ceño confundida.

—¿Te has puesto a pensar qué pensaría Owens cuando se entere de Aksel? —su
pregunta no me sorprende.

—No me interesa lo que piense, nunca ha sido un secreto, yo se lo dije —justifico.

—Pero te fuiste.

—¿Y qué esperabas que hiciera? —me levanto por la rabia que me recorre al recordar
aquello— ¿Quedarme soportando sus desprecios?

—No digo eso, vyvy —Will pasa sus manos por la cara en señal de frustración y espero
hasta que hable— El en algún momento lo verá y lo sabrá.

—Él lo rechazó —puntualizo.

—Pero es su hijo.

—No —me detengo conteniendo las ganas de golpear algo en este momento— Aksel es
mi hijo y de nadie más, no vuelvas a mencionarlo de esa forma.

—Ivy…

—¡No! No me interesa lo que digas —ambos nos quedamos en silencio hasta que se
levanta.

—Solo quiero que tomes precauciones —dice poniendo sus manos en mi hombro—
Claire me espera con los niños, te veré mañana en el juicio.

Asiento y se despide.
Cuando estoy solo suelto es suspiro que estaba conteniendo, no sé si exageran o de
verdad debo tener miedo, esto me tiene al borde.

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Aiden Owens

Levantarme de la cama me resulta algo difícil, el tratamiento para la desintoxicación fue


fuerte y me ha tenido adormilado todo el rato.

Pero tenía que moverme de aquí.

Lo hago como puedo, me preparo rápidamente para ir a trotar lo cual realizo bajo el sol
de la mañana, uso ropa abrigada e intento olvidarme de todo lo que ha ocurrido los
últimos días.

Mañana era el juicio y como miembro del consejo tengo que estar ahí.

Tengo que volver a verla.

Ya no quiero pensar en Ivy Maslova, si pudiera arrancar todos sus recuerdos lo haría sin
pensarlo, su presencia me vuelve loco y no quiero que toda la fachada que he construido
a mi alrededor se vaya a la mierda.

No veo a nadie mientras corro por los alrededores de mi casa, es una zona privada así
que no me sorprende, mis pisadas es lo único que se escucha dejándome algo pensativo
con la soledad.

Al terminar tomo una taza de café que Ramine me preparó y me voy de nuevo a mi
habitación.

No quería salir hoy, quería quedarme en este lugar donde no hay nada que pueda
perturbarme, no habría encuentros desesperantes ni pensamientos pesimistas.

—Señor, el capitán Ethan y la teniente Emery están afuera —escucho a Ramine decir a
través de la puerta de mi habitación que se mantiene cerrada.

Siguen viniendo sin ser invitados, bufo internamente antes de bajar hacia la sala de estar
donde ya se encontraban esperando por mí.

—¿Qué quieren?

—Solo vinimos a comprobar como estabas —dice mi cuñada son una mueca— Ayer no
te quisiste quedar en el hospital para terminar el tratamiento.

—Me siento bien.

—Mamá está preocupada por ti —dice Ethan mirándome con seriedad.

—No tiene por qué.


—Los dejaré un rato —Emery se levanta y va hacia la cocina dejándome con mi
hermano.

—Entiendo que te quieras hacer el fuerte con todos, pero somos tu familia, te apoyamos
y respaldado en todo —me sorprende un poco estas palabras viniendo de Ethan cuando
él no es del todo sentimental— Sé que nunca te has sentido completamente parte de la
familia, pero lo eres, queremos que estés bien.

—No estoy mal —repito sin muchos ánimos.

—¿Qué sentiste cuando viste a Ivy? —pregunta retándome— ¿Me dirás que no sentiste
nada y que no te dolió lo que representa?

No respondo, está siendo demasiado directo como para tener algo inteligente que decir
ahora, es raro tener este tipo de conversaciones con el.

—Deberías hablar con ella —aconseja— Sé que quieres olvidarlo todo, pero también
que sientes o sentiste algo muy fuerte por ella, nunca le diste la oportunidad de hablar,
no te digo que la perdones porque es muy difícil solo no te cierres a la posibilidad de
llevar las cosas en paz con ella.

—Con ella nunca nada será en paz —me rindo— Solo espero que se vaya pronto.

—Jeff y Will están preocupados que puedas hacerle daño —suelta y mi mirada salta
hacia el con interés— Se puede defender sola, pero por alguna razón los siento
nerviosos cuando se trata de ustedes dos.

—No le haría daño.

—¿En serio? —me ofende un poco que me lo pregunte, pero me quedo callado
esperando que continúe— Te vimos tomarla del cuello como si la fueras a matar, es
algo lógico que su familia esté preocupada por su seguridad.

Cierro los ojos intentando borrar ese recuerdo, de pocas cosas me arrepentía y esa fue
una de ellas, me dejé llevar por la ira y el deseo de venganza, no sabía qué hacer en ese
momento y mi juicio estaba nublado.

—No quiero nada de ella, no quiero ni pensarla ¿bien?

—¿Eso es lo que quieres?

No.

—Si —respondo.

—No te creo.

—No me importa que me creas —espeto.


—Podrás engañar a todos, pero a mí no —niega y camina hasta quedar a unos pasos de
mi dejando una de sus manos en mi hombro, soy unos centímetros más alto— Habla
con ella, sin peleas.

—¿Qué le pregunto? Solo voy y le digo “hola, ¿me dices como mataste a mi madre?”
—el sarcasmo gotea de mis palabras y lo veo con la ira contenida.

—Responde esto con sinceridad —no se inmuta con lo que dije y continua— ¿Crees
que ella estaba consciente cuando todo sucedió?

Me separo de él como si su toque me quemara y le doy la espalda para que no vea la


duda en mi mirada.

Lo he pensado muchas veces, ¿Qué si estaba fuera de sí? ¿drogada? ¿bajo los efectos
del suero? Todas las preguntas terminan en lo mismo.

Igual la mato.

¿Qué clase de persona seria si estuviera con la mujer que mató a mi madre?

—¿Crees que hubiesen seguido juntos todos estos años? —hace otra pregunta y sé que
lo único que pretende es alterarme— No te había visto tan feliz hasta que la conociste.

—Para —advierto.

—Siguen siendo el uno para el otro, sus mierdas se complementan y nadie puede
superar eso —no volteo porque sé que me está viendo, está esperando que responda—
Ivy Maslova, aunque no lo quieras fue la mujer de tu vida, la única que has amado, la
única…

—¡Para! —grito volteándome.

—Esa conexión se obtiene solo una vez y tú la pierdes.

—No la quiero, no quiero ninguna conexión.

—Lastima, esta seguirá por siempre.

—¿A dónde quieres llegar Ethan? —pregunta ya harto de sus palabrerías.

—Quiero llegar al punto donde te das cuenta que todo tu estado de ánimo, tu trabajo y
tu vida gira alrededor de una persona que no superas y no lo harás si no hablan como
personas civilizadas.

—No todo gira alrededor de ella.

—¿No? ¿Por qué empezaste a viajar? ¿Por qué no lo has hecho últimamente? Tengo
entendido que te tenías que ir ayer. ¿Por qué has estado tan a la defensiva?

—Porque me da la gana, Ethan —bufo harto de su psicología barata.


Nos miramos con esperando algo más que nunca llega, suelta una risa sin diversión
negando con su cabeza.

—No dejes que el odio te consuma, hermano

No respondo y solo lo veo mientras llama a Emery que sale algo sorprendida de la
cocina y se van rápidamente.

Me siento en el sofá recostándome e intentando calmar mi cerebro un momento.

Me levando rápidamente cuando una idea absurda me llega, corro hacia a puerta y llego
justo cuando Ethan está a punto de irse.

Me detengo en la ventana de su auto y espero que baje el vidrio para hablar.

—Consígueme su dirección —pido.

—¿Qué harás? —pregunta con sospecha.

—Solo consíguela.

—Te la enviaré —dice antes de poner en marcha el auto.

No creo que sea una buena idea, me descontrolo un poco cada vez que la veo, pero se
admitir mis errores, la estoy dejando que tome más de mí y que todo dependa de ella.

Tengo que soltarla y para eso tenemos que resolver un par de cosas.

Paso el resto del día pensando e intentando mantenerme ocupado, evito las llamadas del
trabajo y sigo como alma en pena por toda la casa.

Fue difícil los primeros meses aquí solo, cada lugar me traía un recuerdo que no quería.

Empecé a cambiar cosas, renovar muebles y echar a la basura lo que no quería ver, tan
enfocado en el dolor que he cambiado todo.

Ramine y Smith se van en la tarde y me distraigo con una serie hasta que me llega un
mensaje de Ethan con la dirección, no sé de donde la sacó, pero en estos momentos
estoy agradecido.

Tomo un baño rápido quitándome la pijama y alistándome para salir.

Al abrir la puerta veo que ya es de noche, por eso voy más rápido a ella, no sé qué me
espera, pero me encuentro ansioso de saber, llego el momento de escuchar.

Me pongo en machar ignorando los mensajes de Ethan sobre no hacer ninguna locura, el
quería que hablara con ella pues lo haré a mi manera.

Su casa queda algo lejos, han pasado unos 20 minutos cuando me estaciono frente a
ella.
Está cargada de seguridad, ni intento pasar por que seguramente negaran mi entrada, el
gran paredón oculta todo y la única opción es esperar un poco.

Mi auto está un poco alejado de la entrada mientras pienso que hacer, pero cada idea se
fue a la basura cuando se abre el porto y va saliendo una camioneta con los vidrios
abajo.

Mi mirada recae en ella riendo desde el lado del conductor, su cabello suelto y
desordenado por el viento me dejan hipnotizado por un momento, pero eso no es lo que
hace que me detenga.

En el puesto de atrás esta otra persona, que también ríe y desde acá puedo escucharlo, se
asoma a la ventana y siento que me mira directamente.

No me muevo.

La camioneta sigue y su mirada no se aparta de mí, la mía tampoco y por alguna extraña
razón quiero ir con el.

Ese niño…

Capítulo 8
Ivy Maslova

—Quisiera que las cosas hubiesen sido distintas, mi niña.

—Ya es pasado, no hay nada que hacer —digo mirándome en el espejo.

—Creo que aún hay muchas cosas de por medio —Sara sigue cepillando mi cabello y
me mira ocasionalmente— No puedo creer que tuviste un niño, ¿Cómo fue tu
embarazo? —pregunta sonriendo.

—Nada lindo —rio sin gracia— Mis defensas bajaron, estuve en cama por lo menos
unos cinco meses hasta el momento de la cesárea, estuve a punto de perderlo, ni siquiera
lloro al nacer, fue prematuro y nos quedamos unos dos meses en el hospital hasta poder
llevarlo a casa.

—Mi niña —me abraza desde atrás y acaricia mi cabello mientras contiene las
lágrimas— Me duele tanto que pasaras por todo eso sola, hubiese estado ahí.

—Lo sé —la tranquilizo y me levanto— Lamento volver a desaparecer, pero espero que
entiendas mi posición aquí.

—Estoy consciente, el niño Owens sufrió mucho y eso combinado de la rabia que sentía
no era bueno para ti y desde luego no para el bebé.

No digo nada y me quedo mirándome al espejo de cuerpo completo.


Tenía un poco de maquillaje acentuando mis rasgos, mis ojos se veían mucho más
azules de lo que normalmente se ven, tenía un vestido rojo pegado al cuerpo bastante
reservado, llegaba hasta mis rodillas y mi piel blanca resaltaba, mi cabello estaba suelto
hasta mi cintura perfectamente peinado gracias a Sara y unos tacones los
suficientemente altos para intimidar.

—Llegó el momento —digo aun mirándome.

—Tu puedes, niña —Sara me anima y salimos juntas de mi habitación.

Leslie había salido temprano con Aksel así que no me dejó opción de llamar a Sara para
que me ayude a arreglarme, le he contado un poco de todo y hemos superado algunas
cosas.

Aksel está protegido en este momento, sé que podrían pasar muchas cosas después del
juicio así que tenía que tenerlo alejado, su seguridad es mi prioridad.

Serit llamó temprano para aconsejarme varias cosas, ha mejorado un poco y sus
llamadas ya no paran.

—¿Estás lista? —pregunta Morel cuando llegamos a la sala de estar.

Su mirada se detiene en mí y me repasa detenidamente, sonrió al verlo ver lo difícil que


se le hace apartar la mirada, me gusta ser observada y venerada, esa satisfacción nadie
me la puede quitar.

—Estoy lista —digo cuando no dice nada, eso lo hace reaccionar un poco y ríe un poco.

—Lo siento, estas hermosa —avanza unos pocos pasos y me toma de la cintura
dándome un suave beso, nada salvaje y desgarrador.

Me doy cuenta que Sara nos mira atenta pero no le presto mucha atención.

—Tu también estas muy guapo —digo mirando su traje, siempre ha sido un gusto para
la vista, su cabello corto es rubio y ojos verdes, su mandíbula bien marcada y cuerpo
espectacular.

—No tanto como tú —dice volviendo a unir nuestros labios, sus manos en mi cintura
me aprietan un poco y nos apartamos cuando Sara carraspea.

—Tenemos que irnos —dice pareciendo algo incomoda.

Nos separamos y salimos hacia la camioneta de Morel el cual maneja en silencio y


mirándome ocasionalmente.

Intento aligerar el ambiente hablando con Sara y así transcurre todo el camino, los
nervios me atacan una vez que entramos al comando de la tropa 378, tengo que tomar
un largo suspiro antes de salir del auto.
—Mantente tranquila, nena, recuerda que nadie te puede derribar —dice Sara besando
mi frente.

—Estoy contigo —Morel me abraza y sonrío antes de avanzar hacia el juicio.

No había nadie afuera y supongo que ya estas esperando por mí en el auditorio, mis
sospechas fueron certeras al ver a Sergey venir a mí.

—Adelántense —les dice a Morel y a Sara que se van rápidamente dejándome con el—
Serás sometida al suero de la verdad, solo tienes que ser cuidadosa con tus palabras.

—¿No les basta el polígrafo? —pregunto rodando los ojos.

—El consejo decidió que el polígrafo no era suficiente.

—¿El consejo? —pregunto soltando una risa seca— ¿O cierto Coronel?

—Owens ya no es un coronel, es el general y tiene influencia.

—Ya veo —digo con amargura.

General, sabía que estaba destinado a grandes cosas, y por muy estúpido que haya sido
me encuentro orgullosa.

Caminamos hasta el gran salón donde ya están reunidos todos los soldados en un juicio
público, Sergey entra y me dice que espere que anuncien mi entrada.

Espero calmada y lista para esto, el suero de la verdad no lo esperaba, pero es algo que
puedo manejar también.

—Se llama al estrado a la señorita Ivy Maslova —escucho la voz del Juez supremo y
abro la puerta entrando.

No me detengo para examinar a la multitud, dudo que tenga cabeza para pensar en quien
me estará escuchando, todos estarán aquí.

Camino con mentón en alto, sin mirar a los lados y centrada en el lugar al que pienso
llegar, hago un saludo formal hacia el juez y el procede hacer la introducción de este
evento.

Luego de jurar honestidad me dan permiso de sentarme y así lo hago, al levantar la


mirada me consigo con los ojos negros que me atormentan, el estrado queda justo frente
de donde están sentados los miembros del consejo, sus ojos no se apartan de mí y yo
evito hacerlo de igual manera.

—Tengo entendido que no quiso un abogado —habla el juez.

—No lo necesito —respondo y extiendo una carpeta que la toma un soldado para
llevársela al juez— en ese documento puede encontrar un informe detallado de cada
misión que ha tenido la elite desde hace tres años.
El juez asiente y le da una ojeada al documente y después lo aparta.

—El suero —le pide a uno de los soldados que se acercan de inmediato para
suministrármelo.

No pongo resistencia y aparto mi cabello dejando mi cuello al descubierto, es la primera


vez que me someto así que me encuentro recelosa, veo a Sergey darme una mirada que
me tranquiliza así que solo tomo aire antes de sentir en pinchazo.

Mi rostro se arruga un pongo e intento estar calmada para que pase el dolor.

Mi vista vuelve al frente donde Aiden me observa tan fijamente que me hace pensar que
está buscando alguna respuesta.

—Señorita Maslova —comienza el Juez— Espero que pueda contestar las siguientes
preguntas sin problemas.

—Sí, señor.

—Hace cuatro años fue demandada por engañar y manipular el sistema, la señorita
Isabella Jones impuso una demanda en su contra luego de ser sometida a un suero en
contra de su voluntad, ¿esto es verdad?

—No —mi respuesta trae jadeos de impresión así que corrijo— Ya tenía el suero en su
sistema, lo único que hice fue engañar a su red de ondas vibratorias para que me sirviera
a mí y no a un mafioso.

—¿Crees que lo que hiciste estuvo bien?

—Sí, no me arrepiento de nada.

Todo está en silencio y espero hasta que siga.

—¿Dónde ha estado todo este tiempo?

—Lejos —mi respuesta es tardada y forzada.

—Sea concreta, señorita.

La zona de mi cuello empieza a doler un poco haciendo que mueva un poco mi cabeza.

—No puedo ser concreta, es una isla muy lejos de aquí, no está registrada en ningún
mapa, solo puedo decir que está a el norte del reino de Ameda —digo finalmente y
resisto el dolor del suero sin mostrarme alterada.

—Si usted piensa que no tiene culpa en lo que sucedió, entonces ¿Por qué se fue? ¿Por
qué no se quedó asumir las consecuencias?

—Porque tenía trabajo y personas que proteger, vidas dependen de mí y no los iba a
dejar desamparados solo porque me querían encerrar.
—¿Puede relatar con detalles lo ocurrido con la señorita Isabella Jones?

—Todo comenzó cuando estaba investigando junto a la Elite a los Smirnov, teníamos
casos muy diversos y entre ellos el de un hombre que logró escapar, lo investigamos y
esperamos hasta que estuvo listo para hablar, nos contó lo que planeaban los Smirnov
con tantos secuestros, sacamos el estimado de soldados vivos y por lo menos un 20%
estaba vivo, incluido la señorita Jones, la investigación duró meses hasta que se dio la
oportunidad para salvarla a ella junto a los otros —noto a Isabella en la parte de atrás y
escucha con atención lo que digo— Todos tenían el suero LQYD20 en su sistema, sin
embargo, a solo una persona le funcionaba —señala con mi cabeza a Isabella.

—Continúe.

—Le hicimos varios exámenes, había algunas deficiencias en el suero, pero se la


completé dándole algunos suplementes en su comida o bebida, le dije que la iba a
ayudar a sacar eso de su sistema así que no hubo problemas, aunque no fue una mentira
del todo, luego que pasara lo que pasó se le dio el antídoto.

—¿Su idea siempre fue encontrarla para usarla?

—No —niego— la vi cuando los síntomas la atacaron, dolores de cabeza, mareos,


desmayos, desde ahí ideé un plan para usarla a mi favor, nunca lo hice con la intención
de dañarla.

—Con eso está bien —el Juez revisa sus papeles y esperamos hasta que vuelve habar—
Hay otro caso en el que está involucrada, el de la señora Mena Owens.

Asiento sin decir nada y no dejo de mirar al frente donde el ahora general me ve.

—Para entrar en este caso podríamos empezar por el momento de su secuestro.

—Es algo que ya todo saben —bufo— Los Smirnov me secuestraron cuando tenía 18
años, estuve tres meses en cautiverio recibiendo torturas físicas y psicológicas
diariamente, siendo sometida a drogas y un conejillo de indias para el suero que en ese
momento le faltaba mucho para funcionar.

—¿Es decir que nunca estuvo bajo esos efectos?

—No completamente, el suero me endurecía la mayor parte del tiempo, también la falta
de insulina en mi cuerpo.

—¿Qué nos puede decir de Mena Owens?

—Mucho —lo veo tensarse y me mantengo mirándolo fijamente cuando hablo— Mena
tenia años ahí secuestrada, no me dejaban hablar mucho con los otros secuestrados pero
lo poco que sabía es que ella los ayudaba, hacia cualquier cosa para que eses personas
no sufrieran más, sé que era noble y su corazón era puro.

—¿Cuándo hablo con ella la primera vez?


—Aproximadamente la vi un mes después de mi captura, nunca la dejaban acercarse a
mí, no querían que me ayudara, un día la dejaron pasar a mi calabozo y estuvimos
hablando, me intentaba animar y distraer.

—Señorita Maslova, ¿Quién mató a Mena Owens? —mi pulso se acelera y no puedo
mis ojos retienen lagrimas que no pienso derramar, intento regular mi respiración antes
de responder.

—Yo —Aiden me mira con dolor y rabia, no puedo bajar la cabeza ahora ante él, no
veo a nadie más a nuestro alrededor.

—¿Cómo fue?

—El mismo día que hablamos pasó Anatoly Smirnov por ella, Mena me defendió y no
dejaba que él se me acercara, tenía miedo y mi cuerpo estaba tan débil que no podía ni
sostener un vaso de agua en mis manos, él se puso agresivo haciendo que ella no
quisiera irse, luego de tanto forcejeo, sacó un arma.

—¿Fue el momento del video?

—Las cosas en el video no están claras, Anatoly me tomó a la fuerza parándome a su


lado mientras le decía un sinfín de cosas a Mena, quería matarlo, pero ella me suplicaba
que no lo hiciera, todo se empezó a salir de control cuando puso su arma en mis manos,
lo primero que pensé fue usarla en su contra para salir de ahí pero mi cuerpo no
respondía, levantó el arma apuntándole a Mena Owens y puso mi dedo en el gatillo,
puse resistencia y grite pidiendo ayuda pero el presionó mi dedo acabando con su vida.

Mis manos comienzan a temblar por el recuerdo y tengo que cerrar los ojos un momento
para no perder la cordura ahí mismo, todos se quedan en silencio y esta vez no soy
capaz de mirarlo.

—Nunca quise matarla, fue la única que me tendió su mano cuando no tenía nada, me
defendió hasta el final y en sus últimas palabras me dijo que no me culpara por su
muerte y que avanzara, desde ese momento mi odio por los Smirnov aumentó lo
suficiente para cometer locuras o lo que sea para acabarlos.

De nuevo nadie dice nada, nadie sabía esta historia, solo vieron lo que estaba en el video
y sacaron conclusiones, se cómo se ve y yo tampoco dudaría en señalarme.

Cuando vuelvo a conectar mi mirada con la de Owens lo veo estar más tenso que nunca,
sus brazos tomando fuertemente de su asiento y ojos rojos, no sé qué piensa, no sé qué
hará ahora pero no me importa, ya comprendí que todo lo que sucedió siempre será una
barrera entre nosotros, mentí y traicioné su confianza.

—¿Alguna otra pregunta, su señoría? —pregunto a falta de palabras.

—¿Cuándo supo que esa mujer era la madre de uno de nuestros soldados? —parece que
las preguntas se están acabando así que espero salir rápido de aquí.
—Años después, su recuerdo me perseguía y no fue hasta que el mismo Anatoly junto a
su primo Faddei Smirnov, mejor conocido como el ex Capitán Sebastián Savard,
ingresaron a mi departamento donde forcejeamos y Anatoly me lo dijo.

—¿Y porque no compartió esa información con su novio de ese momento, el general
Owens?

El sudor baja por mi frente y debido al suero suelto todo.

—Por miedo y cobardía, no quería perder algo que me mantenía con los pies en la tierra
así que hice lo posible para que no lo descubriera y me dejara —la risa sin gracia sale
natural por mi garganta y sonrío con ironía antes de continuar— Claro está que eso no
salió muy bien.

Ahora es él el que no me mira, siento la tensión rodearnos y puedo darme cuenta las
miradas de arrepentimiento y dolor de muchos más en el publico.

—Con esto podemos deliberar —anuncia el Juez— Antes de acabar, ¿Alguien tiene una
pregunta para la acusada? ¿duda o aclaratoria?

Suspiro aliviada que haya acabado y estoy por levantarme pero su voz me hace
detenerme.

—Yo tengo una —Owens se levanta de su asiento y todos los ojos están en el
incluyendo los míos, sé que me va a joder en el momento que sus ojos negros me
observan sin contemplaciones— ¿Quién es el niño que vive en tu casa?

Su pregunta me paraliza e intento ignorar el dolor del cuello, Morel se levanta, pero es
detenido por Jeff que lo toma del brazo, nadie se puede meter en esto.

—Tiene que responder la pregunta —me recuerda el juez.

—Es mi hijo

MI respuesta sorprende a todo el mundo, pero el no, por alguna extraña razón su mirada
se vuelve de suficiencia y no entiendo cómo ni cuándo pudo ver Aksel.

—Eso es todo, su señoría —dice él y mi corazón se acelera cuando empieza a salir de su


lugar, creo que todos están expectantes en el lugar observándolo.

Baja hasta estar cerca del estrado y me dedica una sonrisa

—Nos veremos, Maslova —sale dejándome con la palabra en la boca y esta vez sí me
permito sentir miedo.

Capítulo 9
—Tienes que pensar muy bien en lo que harás, eso no fue nada bien, Ivy —Escucho el
tono de desesperación de Morel al hablar, apenas estamos saliendo del comando ya que
el veredicto no estará sino hasta mañana.
—Se lo que estoy haciendo.

—Tenemos que irnos, Aksel no puede estar aquí, quizás si regresamos…

—Morel.

—No tienes nada que probarle a nadie, es peligroso, tenemos que irnos.

—No es peligroso.

—¿Crees que lo conoces? Ivy, el General Owens ha hecho mucho estos últimos años,
llego a ese rango gracias a su perversión y…

—Morel.

—No, escúchame, Ivy, tienes una idea errada de todo esto, abre los ojos y date cuenta
que no es seguro estar aquí.

—¿Cuándo te pedí tu opinión? —pregunto ya sin poder contenerme, sé que no hay nada
de suero en mi— Morel, de mi seguridad y la de mi hijo me encargo yo, no necesito que
estés haciendo planes para nosotros.

Voltea a mirarme en cuanto se detiene en un semáforo en rojo, creo que piensa varias
veces en lo que va a decir antes de volver abrir la boca.

—Solo quiero ayudar…

—No hay nada en que ayudar —lo corto— No me gusta que te metas en mis decisiones,
ya te lo he dicho.

No dice nada más y lo agradezco, no estaba de ánimos para seguir escuchándolo hablar
de todo lo que sucedió en el juicio, yo no tenía mucho que pensar porque ya todas mis
decisiones estaban tomadas.

Sigue el camino hasta mi casa en silencio y la tensión se puede notar, sé que lo que
piensa, sé que no es por mal lo que dice, pero él no lo conoce, no sabe qué tipo de
persona es.

Aiden Owens es alguien que se debe enfrentar de frente, es la única manera.

En el juicio todos quedaron curioso con la actitud de Owens, de alguna forma me lo


esperaba, claro que no tan pronto y tan directo, pero lo conozco lo suficiente.

Me bajo del auto sin decir nada, no me encuentro molesta, solo pensativa, hay muchas
formas de proceder y no quiero equivocarme, por mi bien y el de mi hijo.

Noto que Morel no se baja enseguida del auto, posiblemente este herido con mi
comentario, pero lo dejo meditar y sigo mi camino.
Voy directo a la cocina donde me sirvo un vaso con agua, este sedienta, busco la hora
en el reloj de la pared notando que ya es mediodía, reviso la nevera por algo rápido y
consigo ensalada junto rebanadas.

Empiezo a comer rápidamente sin ganas de preparar algo más, le aparte a Morel, aunque
creo que se fue ya que no lo vi entrar.

Subo hacia mi habitación y voy hacia la mini nevera donde están mis inyecciones
sacando una.

Para colocármela me desabrocho el vestido bajándolo hasta mis caderas quedándome en


sujetador, la coloco y la desecho.

Estoy por entrar al vestido cuando siento unas manos tomar mi cintura.

—Lo lamento, no quiero que estés molesta.

—No lo estoy —digo dejando que Morel me abrace.

—Me encuentro preocupado, eso es todo.

—Lo entiendo —me volteo para poder ver su rostro el cual tomo entre mis manos—
Entiendo perfectamente cómo te sientes, pero te pido que confíes en mí.

—Está bien.

Su mirada baja hacia mis senos e ignoro las ganas de tapármelos, las manos en mi
cintura aprietan un poco pegando mi cuerpo al suyo.

—Este vestido te queda divino —dice, pero sin ver hacia el vestido.

No respondo y lo dejo besarme.

Sus besos siempre han sido buenos, logro perderme unos minutos cuando nos besamos,
este en particular es diferente.

Morel siempre es tierno y delicado conmigo, siempre ha dicho que he pasado por
muchas cosas y me trata como una delicada princesa, no me quejo, aunque no es mi
estilo.

Sus manos suben hasta mis senos haciéndome soltar un pequeño gemido que lo anima a
continuar, mis manos bajan a sus hombros y lo rodeo mientras me hace sentir querida.

De un momento a otro el beso se vuelve mucho más que eso y siento sus manos en todo
mi cuerpo, toco la cama detrás de mi caigo en ella, Morel se queda sobre mí y baja
besando mi cuello hasta llegar a mis pechos, los toma en sus manos apretándolos y los
besa sobre el sujetador.
Por más que intente ignorar la advertencia de mi cuerpo, cuando su mano baja
intentando quitar lo que queda de mi vestido suelto un largo suspiro y miro hacia el
techo.

—¿Este es mi límite? —pregunta dándose cuenta de mi postura tensa.

—Tengo que llamar a Leslie —digo en su lugar.

—Te quiero —acaricia mi mejilla y me da un pequeño beso antes de levantarse, es


evidente el problema de sus pantalones, pero me hago lo desentendida levantándome.

Voy hacia el armario cerrando la puerta detrás de mí y me quito el vestido para así
poder cambiarme a un simple top negro con pantalón chadal del mismo color, tengo que
tomarme un minuto para calmarme y salir.

Morel no está en la habitación así que bajo hacia la cocina donde dejé mi teléfono.

Al tenerlo en mis manos compruebo que Morel se encuentre en la sala y marco el


número de Leslie.

—Hola, mamá osa, ¿Cómo te fue hoy? —contesta de inmediato.

—Relativamente bien.

—¿Relativamente? ¿Qué sucedió? —se alarma y espero que le diga algo a Aksel antes
de hablar.

—Todo salió bien, pero no quiero que traigas a Aksel aún.

—¿Tu ex hizo algo, verdad?

—Solo tengo que resolver unas cosas.

—Dios, Ivy, sabias que algo así pasaría, buscara la manera de joderte ahora.

—Nadie va a joderme si yo lo hago primero —mi respuesta la hace reír y yo sonrió


cuando escucho Aksel gritando de fondo.

—Recuerda que acabas de enfrentar un juicio, no hagas nada ilegal.

—¿Me estas tentando? —pregunto con ironía y rio cuando se queda callada
seguramente tomándose en serio mi pregunta.

—Tengo que dejarte, Aksel y Camille están un poco inquietos, tu solo avísame.

—Está bien, mándale un beso.

Corto la llamada consiguiéndome a Morel en el umbral de la puerta.

—Tengo que ir al comando a investigar unas cosas con Tate —me dice.
—¿Volverás luego? —pregunto para salir de dudas.

—No creo, iré directamente a mi departamento —se acerca para darme otro beso—
Vendré en la mañana para ir juntos a la revelación del veredicto.

—Bien, te esperaré.

Nos despedimos y espero que se vaya para volver a tomar mi teléfono asegurándome
que Morel se haya ido antes.

No suena mucho cuando contestan.

—Estaba esperando tu llamada.

—¿Puedes venir esta noche?

—Ahí estaré.

Corto la llamada y suelto la respiración que estaba reteniendo.

Trato de convencerme que esto es lo mejor para Aksel, no puedo negárselo, no más
mentiras y es un gran paso.

No importa que tan confundida yo pueda estar, o que tan fuera de lugar me sienta.

Suena el timbre y voy hacia la puerta pensando que a Morel se le pudo quedar algo,
pero me llevo una sorpresa cuando me consigo con una mujer y un niño de
aproximadamente 6 años.

—¿Claire? —pregunto luego de analizar al niño.

—Claire y Dylan —anuncia Will felizmente detrás de ellos.

Los dejo pasar sin apartar la vista del niño que parece tímido al lado de su mamá.

—¿Qué hacen aquí? —pregunto saliendo de mi asombro.

—Te quería presentar a mi esposa y a mi hijo —señala Will como si fuera lo más
lógico.

Veo a Claire, es una morena hermosa, tengo entendido que no es una agente y que se
conocieron en un restaurante donde ella trabajaba.

—Un gusto —tiendo mi mano con recelo.

—Un placer conocerte —estrecha mi mano y luego voltea a ver a el niño— Dylan, ella
es tu tía Ivy, hermana de papá.

El niño en un acto de valentía extiende su mano la cual tomo y me rio cuando se inclina
un poco besando mis nudillos.
—Hola —dice educado.

—Hola, pequeño Dylan —le doy un beso en su mejilla y observo su parecido con su
padre, no hay duda de su sangre Maslov, el cabello negro y ojos azul identificándolo
como a Camille.

—¿Dónde está Aksel? —pregunta Will notando la soledad de la casa.

—Lejos, luego lo conocerán —respondo vagamente.

—Trajimos almuerzo, Will dice que posiblemente solo comiste un Sándwich —comenta
Claire señalando los envases que trae en su mano.

—Posiblemente tenga razón —digo mientras los guio a la cocina.

Claire me ayuda con los platos y ordenamos la mesa para la comida, una simple
ensalada no era suficiente para mí.

—Dylan quería conocer a Aksel —se queja Will.

—No puedo tenerlo aquí por los momentos.

—En realidad, no debería estar aquí en ningún momento —me regaña.

—¿También me dirás que hacer? Aksel estará donde yo esté, se identificar los
problemas y como tratarlos.

—¿En serio? Yo creo que te ciegas cuando se trata de el —sus palabras me hacen
callarme, y no porque sean ciertas sino por respeto a Claire.

—Basta, Will —Claire le advierte seriamente cuando este pensaba volver abrir la
boca— Vamos a comer.

Su voz demandante hace que todos le hagamos caso, servimos la comida y me enfoco
en conocer a mi cuñada y a mi sobrino ignorando a el idiota que tengo de hermano.

La comida transcurre tranquila y sin volver a sacar el tema, Claire es agradable y se lo


loco que esta Will por ella cuando él la mira como si fuera la única en la habitación,
Dylan tarda en soltarse un poco, pero empieza hablar más y a jugar con algunas cosas
de Aksel.

Will no vuelve a sacar el tema hasta que me intercepta en la cocina.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta seriamente— Soltaste una bomba en el juicio,


además, ¿Cómo él sabía eso?

—No sé cómo lo sabía —digo cansada de lo mismo— Hare lo que crea más
conveniente para todos.
—Espero que no te equivoques en esto, vyvy —no digo nada y lo veo mientras toma
agua— No dudo de la protección que le brindas a Aksel, pero si de la que te brindas a ti
misma.

—Tienes una familia hermosa —comento.

Solo niega con una pequeña sonrisa porque sabe lo terca que soy, volvemos a la sala de
estar hasta que se despiden, con algo de nervios los dejo ir y me voy a mi habitación.

Entro en mi baño y me ducho rápidamente, tenía poco tiempo así que solo uno
pantalones de pijama y camisa grande, no tenía a nadie que impresionar.

Era de noche así que me preparo mi cena y me coloco mi inyección que me toca, no
puedo negar que los nervios y la duda me atacan por un momento, pero me veo obligada
a apartarlos cuando el timbre suena.

Me tomo un momento para respirar profundo antes de abrir la puerta.

—Owens —saludo abriendo la puerta.

—Maslova —asiente— creo que nos debemos muchas explicaciones.

—Entra —digo y reviso que nadie lo haya visto entrar.

—¿No te dejan estar cerca de mí? —pregunta notando mis movimientos.

—No es eso —si es eso— ¿Quieres algo para tomar? —pregunto intentando alargar
esto.

—Leche estaría bien —dice y voy hacia la cocina, siempre tenía leche para Aksel que le
encantaba.

Cuando regreso ya está sentado en el sofá esperando por mí.

—Basta de rodeos, ¿tendremos una conversación sin querer matarnos? —pregunto.

—¿Cuántos años tiene el niño?

—Cumplirá 4 en dos meses.

No dice nada mientras toma la leche y aunque no quiera lo detallo.

Tiene un suéter gris con pantalón chadal, sus músculos siendo ocultos por el suéter.

—No hay que ser un genio para saber que es mío, ¿no es así?

—No sé qué te sorprende —digo con resentimiento— te lo dije.

—Y no te creí —afirma.
—No lo hiciste —niego— he cometido muchos errores, Owens, ya no quiero mentiras.

—No pediré perdón.

—No lo esperaba de ti.

—No la mataste.

—Lo hice, fue mi dedo el que apretó el gatillo.

—He reproducido el video en todas las velocidades, debí hacerlo antes.

—No estás aquí para hablar de eso, lo que tenía que decir al respecto lo hice en la
mañana en el juicio —lo corto— Te llamé solo por mi hijo.

—Nuestro.

—Es mío.

—Nuestro —repite.

—¿Por qué estás tan seguro que es tuyo?

—Por qué lo vi, con eso es suficiente —nos sostenemos la mirada por varios segundos
hasta que yo la aparto.

—No voy a dejar que me lo quites, lo que sea que estés pensando para estar contra mí,
detenlo, no voy a dudar en destruirte si te atreves hacerle algo —digo con mi voz
calmada.

—¿Crees que soy capaz de hacerle daño?

—No —niego— En el tiempo que estuvimos juntos yo si te conocía, confiaba en ti y se


de lo que eres capaz, no le harías daño por que vi lo mal que estuviste cuando perdimos
a nuestro primer hijo.

—No te lo voy a quitar, ni tampoco sería capaz de hacerle daño.

—Dijiste que no querías un hijo con la asesina de tu madre —suelto.

—Se lo que dije.

—¿Entonces qué?

—Me arrepiento de muchas cosas, una de ellas fue pensar todo desde la parte de hijo
dolido.

—No me interesa, Owens, lo único que me interesa es que quieres de mi hijo.

—Quiero conocerlo.
—Bien —acepto casi de inmediato.

Nos quedamos en silencio y lo veo mirar las fotografías de la pared, tengo muchas de
Aksel y mías, la mayoría eran actuales.

—¿No mas mentiras? —pregunta volviendo su mirada a mí con algo de nostalgia.

—Ni una más —prometo y se levanta para irse.

No digo nada mientras lo acompaño hasta la puerta, siento una presión en el pecho, pero
sigo.

—¿Owens? —lo llamo cuando sale y se voltea— Lo que sea que quieras arreglar será
con él, no conmigo.

No veo su rostro ya que cierro la puerta luego de eso.

Capítulo 10
Aiden Owens

—Quiero que lo canceles todo.

—No puedo cancelarlo, son muchos…

—No viajare en un buen tiempo, cancélalo —le repito a Lorel.

—General, creo que debería considerarlo…

—No estoy pidiendo tu opinión, es una orden —espeto con poca paciencia.

—Está bien —acepta a mala gana.

—¿Ya el consejo salió de la reunión? —pregunto.

—Hace unos minutos —dice y le hago seña para que se vaya.

Ya dieron los resultados del veredicto, hoy mismo se le haría entrega de cada medalla y
título que tenía Ivy Maslova, no quise estar presente en el juicio, aunque ya sabía el
resultado.

Su inocencia era clara, en parte.

Mis pensamientos han sido un lio, pero no obtendrá una disculpa de mí, bien, su
intensión con Isabella no fue mala pero aun así me oculto una información demasiado
importante en mi vida.

Siendo sincero conmigo mismo pensé que de verdad mentía cuando hablo del
embarazo.
Sé que tengo que pensar bien mis movimientos, tengo claro lo que quiero y no puedo
permitir que mis planes fallen.

Me levanto y salgo de mi oficina recordando que convoque a una reunión hace un


momento con los capitanes.

Al llegar a la sala de juntas solo se encuentra Dinah.

—Escuche que tu ex regresó —comenta, pero la ignora— Es muy linda, seguro andas
arrepentido ahora que ella está con el chico rubio.

¿Chico rubio?

—Tu misma lo has dicho, mi ex, no me interesa.

—Pero también escuche…

—Me vale mierda lo que escuchaste —la interrumpo.

—Lo que sea —rueda sus ojos y en ese momento entra Andrew junto a Erín.

No hablo con nadie mientras van llegando, mi relación con ellos seguía igual, ahora me
daban mi espacio, los aprecio a cada uno, han sido leales conmigo desde el primer día.

—Tenemos que empezar esto —dice Jeremiah entrando— Edward Záitseva.

—Necesito recolectar toda la información de ese hombre —digo levantándome de mi


silla— cada informe, cada misión, cada paso que dé.

—Tengo entendido que no tenemos esa misión —dice Andrew confundido.

—Ahora sí, mientras más personas trabajen en atraparlo, será más rápido —comenta
Jeremiah, es cierto, no teníamos esta misión, pero lo propuse en llegar por varias
razones, solo los Maslov estaban trabajando en ello.

—Lo primero…

Me veo interrumpido por la puerta abriéndose, estoy por gritar por la interrupción
cuando veo pasar a la menor de las Maslova.

—¿Qué haces acá? —le pregunta Jeremiah levantándose también.

Ivy está con el soldado rubio Denovan y el tigre blanco, por un momento no puedo
apartar mis ojos de él, claro que es el mismo, parece que siente mi mirada porque me ve
y entra por completo bajo el asombro de los demás y camina hacia mí.

Se sienta frente a mí y me ve como esperando algo, Ivy lo mira sorprendida por su


comportamiento.

En un momento de debilidad le acaricio su cabello y frota su cabeza contra mí.


—Coronel Maslova, ¿Qué hace aquí? —vuelve a preguntar Jeremiah al no tener
respuesta, pero Ivy parece hipnotizada mirando a el tigre.

—Fuimos informado de que la tropa 378 tomará parte del caso de Edward Záitseva, la
elite ha trabajado en el por años y …

—Y no podemos dejar que arruinen cualquier plan que tenga —dice Ivy saliendo de su
trance e interrumpiendo al tipejo con el que vino— Tenemos información y misiones
que no se pueden arruinar, si se van a involucrar quiero saber que harán para que no
choquemos.

—No es buena idea —niega Jeremiah mirándome— No creo que tu particularmente


debas estar aquí.

—Y yo no creo que tú particularmente me dirá que hacer —replica ella— Además,


tengo entendido que el general a cargo en esta misión es Owens, ¿no?

Todos quedan en silencio y me miran esperando una respuesta de mi parte, yo aparto la


vista del tigre para enfocarme en la belaya zhenshchina.

Mujer de blanco.

—Adelante.

Nadie pone en duda mi palabra y no dicen nada, Isabella mira a Ivy cada tanto al igual
que Emery.

—Edward tiene ventas de armas en varios países, esta son los que hemos interceptado y
destruido —dice Maslova dándome una carpeta— Está usando nueva tecnología y
añade sustancias toxicas que causan la muerte inmediata, en otros casos, paralizantes y
electrodos.

—El último movimiento que tuvimos de él fue hace tres meses, en Bélgica —dice
Erin— La central de la SCIF allá se encargó, pero el huyó.

—No huyó —corrige Ivy y solo escucho el intercambio— Ese hombre nunca salió de
Estados Unidos, se ha quedado bajo sus narices todo este tiempo.

—No creo que eso sea posible, hemos investigado cada espacio de este país y ninguno
coincide con ese hombre —añade Isabella.

—Además, tenemos el dispositivo para ver todas las cámaras y no ha sido localizado.

—Myers —Ivy ve a Jeremiah como si fuera un niño— Tienes muchos años de servicio,
sabes que las tecnologías avanzas y hay muchas cosas posibles que nunca se han visto.

Se levanta y le pide un mini proyector a el hombre que vino con ella, el cual no deja de
mirarla.
Enciende el proyector donde se ven varias cámaras de la ciudad y señala a un hombre en
específico.

—Esto fue captado aproximadamente hace una semana —explica— La gorra proyecta
una nueva imagen para las cámaras, miren con atención.

Sigue señalando al hombre y todos esperamos hasta que este hombre entra a una tienda
y pausa el video justo cuando abre la puerta.

» Miren el reflejo en el vidrio de la puerta.

Lo hacemos y efectivamente otra imagen del hombre está ahí, su rostro es otro, es el de
Edward.

—Desde que descubrimos esto fuimos revisando algunos videos pasados, el reflejo no
se detecta en las cámaras y así se ha mantenido oculto —toma la palabra el soldadito
rubio.

—¿Tiempo aproximado? —le pregunto a Ivy directamente.

—Estuvo desaparecido unos meses luego de la muerte de Anatoly, empezó a usar esto
hace dos años y medio.

—Necesito las ubicaciones más recientes, eso nos puede llevar a un lugar que frecuente.

Asiente y seguimos aportando pequeñas investigaciones sobro Edward, cada uno trajo
por lo menos algo para decir al respecto, Edward es habilidoso, en algún lugar lo
aprendió y viendo que no tiene expedientes en la SCIF me hace pensar en otra
organización, quizás.

No era un caso que me interesaba mucho antes, normalmente investigaba


narcotraficantes u organizaciones criminales como los Smirnov, pero este hombre es
una amenaza para los Maslov.

Es decir, para mi hijo.

Por esa razón pedí permiso para colaborar con su captura.

La tensión de la sala poco a poco se va liberando mientras me dedico a mirar a el tigre


que se queda a mi lado la gran parte del tiempo, la otra parte fue viendo a la mujer que
aun con todas las atrocidades que le dije dio a luz a un hijo mío y lo ha mantenido a
salvo.

He pensado, meditado y puesto en marcha planes para protegerlo, no lo he conocido, no


he hablado con él, solo lo he visto de lejos un momento y con eso sé que no puedo
desampararlo.

Es como verme reflejado hace años, cuando vivía con mi madre, estaba solo la mayor
parte del tiempo, no tenía figura paterna, a raíz de eso mi infancia fue difícil.
Nunca le negaría lo que yo no tuve.

Y Ivy…

No me sorprendió que me llamara, se cómo actúa, quería comprobar antes de hacer


cualquier cosa, no miento cuando digo que nunca le haría daño y que haré lo que sea por
protegerlo.

Pero con ella es más difícil, no me veo regresando con ella, no después de todo lo que
sé, aunque tampoco me gusta la mano del soldado que reposa en su pierna, pero son
cosas que tengo que soportar por el pasado.

Mena una vez lo fue todo para mí, lo único y lo que yo más amaba, su partida me dejó
vacío, fue algo que los Myers nunca pudieron llenar.

Siento que le debo esto.

—Creo que eso es todo —hablo luego de un rato escuchándolos a todos— Edward es un
hombre extremadamente peligroso y habilidoso, si podemos usar sus juegos en su
contra entonces lo tendremos, necesito más información sobre las ubicaciones y la
mercancía que ofrece.

—La elite está a la disposición para este caso —dice Ivy levantándose, el tigre va de
inmediato a su lado— Nos repartiremos la información para poder resolver esto rápido,
nos vemos.

No espera respuesta de nadie y sale junto a sus perros falderos.

—¿Ahora qué? ¿nos olvidamos lo ocurrido y vuelve a ser una de nosotros? —pregunta
Emery mirándome, todos habían estado extrañados con mi comportamiento calmado
durante la reunión.

—Sigue siendo una asesina y…

—Erín —lo corto— El pasado se queda en el pesado, tenemos cosas más importantes
que hacer que estar dejándonos llevar por los chismes, además, hablan como si ninguno
aquí hubiera matado a alguien.

—Pero justificadas —dice Emery.

Entre los mas a la defensiva siempre han sido Emery y Erín, Emery porque de alguna
forma Ivy no era quien decía ser y Erín por lealtad de hermanos.

—Lo que sea, se ha declarado inocente y el tema queda hasta aquí —espeto.

—¿Por qué tan calmado? ¿Por qué pasas de querer matarla a defenderla? —pregunta
Isabella con el ceño fruncido.

—Ya les he dicho, hay cosas más importantes —repito— Largo antes de que me harten
y los ponga a entrenar desde ya.
Todos se levantan sabiendo que estoy alcanzando mi limite, Jeremiah se queda, pero no
habla hasta que estamos solos en la habitación.

—Sé que todo lo que has pasado fue duro, no tienes que fingir estar bien.

—No estoy fingiendo.

—Parece que se te olvida que ella mató a tu madre —espeta levantando un poco la voz.

—¿Has vuelto a ver el video? ¿reducido su velocidad? ¿ver los detalles y expresiones?
—pregunto.

—¿Es necesario?

—Si.

—¿Qué está pasando, Owens? Esta no es la reacción que esperaba de ti al verla.

—¿Esperaba que saltara a matarla? —pregunto con sarcasmo.

—Algo parecido.

—No puedo asesinarla, no puedo hacerle daño.

—¿Por qué no? —cuestiona con curiosidad.

—Porque se siente como si me hiciera daño a mí mismo.

No responde y aprovecho ese momento para irme de ahí, sé que eso conllevara a
preguntas que ni yo mismo se me las respuestas así que me ahorro el rato.

Sé que no muchos van a entender mis acciones, a veces ni yo mismo lo hago, pero no
hay que negar lo innegable.

Voy hacia mi oficina para responder unos correos que quedaron pendiente, debido a que
este país ha sido bastante transcurrido por las mafias y delincuentes soy contactado por
la mayoría de los comandos, hay uno en particular que leo detenidamente.

Es Zhou Wang.

General, tengo noticias.

Luego de la muerte del jefe Smirnov, sus laboratorios y almacenes quedaron en el


olvido por algunos al no saber su ubicación exacta, hace poco un hombre vino a
preguntar por ello, parecía bastante interesado, no dijo su nombre, pero lo había
visto antes junto a Anatoly.

Creo que tiene que investigar esos lugares, podrían tener cosas inéditas ahí.

Clan Wang.
Tengo que leer dos veces para asegurar la vía de mis pensamientos.

Me levanto e imprimo el correo llevándolo conmigo, salgo de la oficina y me muevo


rápidamente hacia el ascensor.

Se de alguien que analizara esto acertadamente y ahora trabajamos juntos.

La mayoría de los soldados están en entrenamiento, otros en sus oficinas trabajando y


muy pocos libres, lo mismo sucede con los de la elite cuando ingreso en su edificio, no
me anuncio y subo directamente a su oficina.

No hay nadie afuera tampoco así que no veo necesario avisar de mi presencia en el
lugar.

Abro la puerta con un poco más de fuerza con la que debería y entro en la habitación.

Ivy levanta la mirada que se encontraba en l pantalla frente a ella y la silla frente a ella
está ocupada por Denovan que se levanta en cuanto me ve.

—¿Y tú que haces aquí? —pregunta.

—Vete, tengo asuntos importantes que hablar con la coronel —le digo.

—No te dejaré solo con ella —dice retándome con la mirada hasta que Ivy se levanta de
su asiendo quedando frente a él.

—Hablamos luego —le dice haciéndole seña a la puerta.

—¿Estás loca? —espeta mirándome con rabia.

—No tengo todo el día, soldado, te recuerdo que estas en mi territorio y soy tu superior.

—¿Crees que te tengo miedo? —el soldado ken avanza, pero Ivy se interpone en su
camino.

—Morel, largo —señala a la puerta con su mano— Ya hablamos de esto.

—Pero…

—¡Joder! ¿seguirás en lo mismo? —parecen tener una pequeña discusión solo


mirándose hasta que el sale hecho una furia azotando la puerta— ¿Qué quieres? ¿Por
qué vienes a mi oficina de esta manera?

—Por qué puedo y me da la gana —respondo pasando a su lado y sentándome en la silla


que había estado ocupada antes obligándola a volver a su asiento— Me llego este correo
—le entrego la hoja que traía conmigo espero hasta que la lea.

—¿Sigues confiando en este tipo? —sus grandes ojos azules me cuestionan y se me


hace difícil mantener el hilo de la conversación.
—Si.

—¿Qué crees que podemos encontrar ahí? —pregunta enfocándose en mí.

—Conociendo a los Smirnov, no sé qué esperar de ellos, en el almacén donde nos


quedamos encerrados había suero y otras sustancias de colores, creo que Edward pudo
haber tenido acceso a algunos de esos laboratorios.

—Ese suero no puede volver a salir a la luz.

—No, por eso hablo contigo y no con los demás, sé que trabajas ágilmente y sigilosa.

—¿Quieres que trabajemos juntos en esto?

—No lo quiero, Maslova, es necesario.

—No es buena idea.

—¿En serio? Tenemos algo que proteger juntos.

—Lo he protegido yo sola durante tres años —espeta.

—Lo has escondido todo este tiempo, si quieres que salga y no corra peligro tenemos
que destruir algo que podría dañarlo, cuando Edward se entere ¿crees que no lo usara en
nuestra contra?

Su silencio me lo confirma y me recuesto en el asiento esperando que piense su


respuesta.

—¿Qué propones?

—Tenemos que averiguar dónde están e impedir que Edward llegue a ellos.

—¿Podemos hacer eso sin matarnos en el intento?

—Yo pondré de mi parte en cuanto tu pongas de la tuya —extiendo mi mano y la toma


desconfiada, aprovecho para acercar su cuerpo sobre el escritorio— Sin jugadas.

—Bien —está más cerca de lo que esperé, ambos sosteniéndonos la mano con un
escritorio de por medio donde quedamos inclinados sobre este mirándonos fijamente.

Parece darse cuenta de la cercanía y se suelta de mi mano volviendo a su posición


inicial, ya este es el momento de irme, pero antes.

—¿Dónde está? —pregunto levantándome.

—En un lugar seguro —responde con naturalidad— Paciencia.

—Quiero verlo pronto.


—Pronto será.

Capítulo 11

Ivy Maslova

—Solo tienes que decirlo, Ivy.

—Yo…

Morel suspira y mira hacia la puerta.

—Si me dices que me quede, lo hago —repite.

No respondo y me empiezo a pasar por la sala, quisiera decirle, pero no es lo correcto,


no tenemos ningún tipo de compromiso, además, se lo intenso que puede volverse si se
entera que ya hablé con Owens sobre Aksel.

—No necesito que te quedes, volver a la isla es lo mejor, Tate te necesita.

—Tu también, corres peligro aquí.

—Deja de ver peligros donde no los hay, se lo que estoy haciendo —repito lo que ya le
he dicho un millón de veces.

—Aksel podría venir conmigo, no tiene que quedarse aquí expuesto —intenta.

—Aksel es mi hijo y se queda conmigo —puntualizo.

—¿Cuándo volverán? —pregunta ya resignado.

—Dame un mes, tengo que asegurarme que Serit esté bien y atrapar a Edward.

Solo me mira tal vez pensando en que decir para convencerme, pero mi determinación
lo detiene, sé que no le gusta que este aquí pero tengo cosas que hacer antes de irme,
además, no me gusta que intente controlar lo que hago y estoy segura que es lo que
querrá hacer cuando sepa de Owens.

A pesar de discutir y tener nuestras diferencias siento alfo fuerte y bonito por él, el me
sostuvo y estuvo ahí para mí, eso lo hace ganarse el cielo.

Me despido del antes de que piense en otra manera de hacerme ir con él, luego de
muchos intentos nos despedimos con un beso y promesa de llamarnos pronto.

Ya de tanto rato hablando era un poco tarde, así que me preparo para ir al comando,
estaría entrenando por lo que me coloco ropa de ejercicio que consistía en un top y un
pantalón largo, salgo rápidamente y me voy en mi carro hacia allá.

Edward me estaba jodiendo la cabeza, si no salía del hueco de donde estaba entonces
buscaré cualquier forma para hacerlo salir, ha pasado una semana desde la reunión con
los capitanes del comando y desde la propuesta de Owens para trabajar juntos en los
laboratorios.

Es un tema que nos concierne a ambos, más si la vida de Aksel podría correr peligro,
tenía mis dudas, pero he decidido apartarlas para poder convivir en paz.

No lo he visto desde entonces, seguramente esta de viaje o evitándome, pero es mejor


de ese modo.

Aksel tampoco ha regresado, decidí que se quedara más tiempo lejos hasta que no esté
completamente segura de lo que haré, Owens quiere conocerlo, sí, pero no quiero
exponerlo a ninguna clase de odio o desprecio.

Bajo del auto al llegar al comando y me voy directo al gimnasio que en este momento
ambas tropas compartían, es temprano así que no hay muchas personas.

Comienzo a hacer ejercicio de inmediato sin notar realimente quien estaba a mi


alrededor, creo que han pasado dos horas cuando escucho el popular silbato.

Hay una clase de entrenamiento de combate donde luchaban entre si los soldados,
podemos tener el método que queramos y aunque no tenía ganas de participar ahora me
quedo mirando el cuadrilátero donde normalmente practican boxeo.

—Ivy —escucho mi nombre y me volteo para ver de quien se trata.

—Emery.

—Así que… —hace una seña a todo nuestro alrededor antes de continuar— volviste.

—Sí, ¿tienes alguna otra pistola que quieras apuntar a mi cabeza? —pregunto mirándola
fijamente hasta que se remueve incomoda.

—Quería hacer las paces.

—¿Las paces? —pregunto con sarcasmo.

—Mira, no estuvo bien, ¿sí? Lo sé, lo acepto y lo lamento, pero Owens es mi familia y
amigo, mi lealtad él se la ganó, y si, pensé lo peor de ti, créeme que te odiaba por
hacerlo sufrir —la seriedad de sus palabras hace que no diga nada así que continua—
Ambos fueron víctimas de esto, ahora lo veo.

—No necesito que veas nada, Stone —espeto— necesitaba que fueras mi amiga, ¿Qué
puedo esperar ahora? ¿Que en cualquier momento que me voltee me claves un cuchillo?

—Sé que ya no confías en mi…

—No lo hago.

—No espero menos, sé que la jodimos a lo grande, todos.


Empiezo a caminar dispuesta a irme, pero me toma del brazo deteniéndome.

—¿Quieres? —pregunta señalando con su cabeza al cuadrilátero ahora vacío— Por los
viejos tiempos.

—Bien, no me hago responsable.

Caminamos hasta ahí y me doy cuenta de Belén y Andrew que detienen sus ejercicios
para vernos, no veo a nadie más conocido cuando entramos y nos colocamos los guantes
de boxeo.

Ninguna dice nada mientras nos preparamos, de alguna forma siendo un desjavu de la
primera vez que peleamos.

Pero esta vez sería diferente.

Lanzo el primer golpe descoordinado avanzando poquito, lo esquiva fácilmente y poco


a poco la tensión nos rodea, se viene contra mí, pero la esquivo haciendo que rebote con
las cuerdas, la espero algo aburrida hasta que viene con todo abrazando mi torso
haciéndonos caer, ella está sobre mi así que me intenta golpear en las costillas, pero
logro voltearnos y levantarme en el menor tiempo.

—He estado entrenando —me dice cuando volvemos a estar frente a frente.

—No se nota —provoco y esquivo un golpe a mi hombro.

Sigo esquivando y evadiendo estar en su zona por un rato hasta que se cansa un poco y
sus ataques ya no son tan seguidos, se cómo pelea, agotó todas sus fuerzas, pero ahora
me queda a mí.

Con mi puño golpeo su mandíbula volteando su cara y sin esperar que se recupere le
doy en el estómago fuertemente dejándola sin aire.

—Viejos tiempos, ¿eh? —digo retrocediendo cuando se dobla debido a la falta de aire.

La dejo de ese modo y me volteo al escuchar unos aplausos.

Me volteo rodando los ojos cuando veo a la pelirroja aplaudiendo al lado del coronel, el
solo se limita a observarme mientras la otra se acerca hasta entrar en el cuadrilátero.

—Buenos golpes, pero creo que te falta un poco de practica —me dice y suelto una
risita.

—¿Acaso quieres intentarlo tú? —pregunto quitándome los guates.

—Sería un placer —hace una ridícula reverencia y sonríe con suficiencia— me gustaría
con Katana, eso sí, si no te da miedo.

—Bien —Acepto y me bajo para buscar las katana mientras Belén ayuda a Emery a
bajarse.
Tomo dos y me devuelvo para callarle la boca.

—¿Qué carajos crees que haces? —escucho la voz del coronel, pero no lo miro y sigo
mi camino.

—Cuidado, el filo está delicado —digo lanzando una katana hacia ella que la toma en el
aire como una profesional.

Sé que es entrenada y es aficionada de esta arte como yo así que no me confió, las
alemanas suelen ser candentes.

Nos preparamos e ignoramos las voces que nos sugieren usar protección para no
cortarnos.

—Se dice que eres cruel —comenta mientras caminamos en círculo con nuestras
katanas al frente— También que tienes un sinfín de nombres.

—Qué raro, me han dicho que en Alemania no enseñan muy bien a usar de estas.

—Tuve una buena profesora.

—Y tu serás una buena alumna si la superas —digo justo antes de hondear mi katana
hacia ella siendo rápidamente esquivada.

Sonreímos antes de volver a atacarnos, en todo el lugar se escucha el eco de las katanas
chocando una contra otra.

La pelea se extiende y poco a poco los golpes son más fuertes, es muy buena, puedo dar
fe de ello desde que la conocí en el comando de Alemania donde estuve tres años siendo
Alina Petrova.

Antes de darme cuenta su golpe tira mi katana al piso y aprovecha para derribarme, se
sube sobre mí y pone el filo en mi cuello.

—¿Superada? —pregunta con burla y yo la dejo regocijarse unos segundos antes de


extender la mano tomando mi katana del piso y empujándola revirtiendo nuestra
posición, pero, sin embargo, esta vez logro quitarle su katana y tengo una en su cuello y
la otra muy cerca de su estomago.

—Te falta practica —digo y siento unas manos tomándome por detrás haciendo que
suelte las katanas.

Siento como me levanta en su hombro y pataleo como una niña.

—¿Qué mierda te pasa? ¿estás loco? —chillo.

—¡Las locas son ustedes! —grita Owens saliendo del lugar sin soltarme.

—¡Te extrañe, desquiciada!


—¡Hasta pronto, Dinah Rys! —digo y sigo pataleando— ¡Bájame!

—No.

Sigue caminando y me estresan las miradas que estoy recibiendo, parece no importarle
mientras me lleva frente a todo el mundo hasta el ascensor.

—Owens, bájame en este instante.

No me responde y el ascensor se abre en su piso, camina hasta su oficina y cierra de un


portazo la puerta.

Me comienza a bajar dejándome sentada en su escritorio, no se aparta de mí y casi


puedo sentir todo su cuerpo contra el mío.

—Retrocede —pido débilmente.

—¿La querías matar o que carajos? —pregunta acercándose aún más entre mis piernas
abiertas.

—Era un entrenamiento.

—Pudieron herirse, era muy agresivo —espeta.

—¡Apártate, carajo! —lo empujo un poco pero no se mueve, sin embargo, se acerca
tomando mi nuca y acercando mi cara a la suya con fuerza.

—¿O qué? —pregunta y siento su erección presionada contra mí.

—Tengo novio —digo intentando alejarlo sin mucha fuerza y ríe en mi cara como si
fuera un gran chiste.

—Quisiera ver cuento te dura eso —se burla y acerca su boca a la mía, espero un beso,
maldita sea, no puedo ni fingir que no lo quiero, pero no puedo hacer nada cuando solo
intenta burlarse de mí.

Uso mi rodilla para golpearlo en su polla haciendo que el retroceda de inmediato


tomándose la zona afectada.

—Maldita loca.

—Y asesina, que no se te olvide —amenazo antes de bajarme del escritorio lista para
irme.

—Tenemos que hablar —dice a pesar del dolor.

—¿Qué quieres?

Tengo que esperar unos minutos para que pueda reincorporarse con una mueca en su
rostro.
—Ya pasó una semana, he sido lo suficientemente paciente —dice con seriedad y se a
lo que se refiere de inmediato.

—Mañana —propongo.

—¿Tu casa?

Nos miramos por un momento y mis ojos navegan solos por su cuerpo, el uniforme de
entrenamiento se le ajustaba muy bien a su cuerpo, esta vez sus grandes brazos están
descubiertos y el esfuerzo es grande para apartar mi vista.

—Si.

—Estaré ahí —dice y no paso por alto la ojeada que le da a mi cuerpo con intensidad.

Salgo de ahí antes de cometer alguna locura y me tomo un momento como fue que
pasamos de estar matándonos hace una semana a esto, esto era mucho más peligroso
para mí.

No puedo arriesgarme de nuevo, no cuando sé que le hago daño y ocasiono recuerdos,


debo estar resentida, pero siempre lo he entendido, he sabido respetar eso.

Salgo de ahí rápidamente y reviso la hora antes de ir a mi auto, no me quedaría


trabajando, se supone que hoy debió llegar Max así que no me preocupo, pero si me
aseguro de avisarle que no estaré por el resto de la tarde en un mensaje.

Antes de salir del estacionamiento tomo el teléfono marcándole a Leslie que contesta de
inmediato.

—Prepara todo, voy por ustedes —digo y cuelgo poniendo en marcha el auto.

Todo está en orden, no me gusta pasar tanto tiempo separada de Aksel, me aseguro de
triplicar la seguridad de la casa antes de ir hacia ellos.

Estaban en un pueblo cerca de aquí, muy cerca de Summer Ligth, era algo oculto y
pequeño, tenía a más de diez soldados custodiándolo.

El camino se me hace corto entre tantos pensamientos, tengo que estar preparada
mentalmente para mañana, después de esto no sería lo mismo y estoy bien con eso,
nunca fue mi intención que Aksel nunca conociera a su padre, estaba dolida por las
cosas que me dijo y muchas veces los maldije, aun lo hago, pero para mí siempre estará
de primero la seguridad y felicidad de mi hijo.

Toco la puerta al llegar y saludo a los soldados de afuera, escucho su grito antes de que
la puerta se abra y tenga a un pequeño niño pegado a mis piernas abrazándolas.

—¡Mimi! —lo levanto abrazándolo contra mi también feliz de verlo— Te extrañe.

—Y yo a ti, gruñón —digo sin soltarlo.


—Un poco más y el pequeño me iba a arrancar la cabeza —dice Leslie saliendo con
unas maletas— Liam vino por Camille temprano, ya Eva está en su casa con reposo.

—Lo sé, hable con el temprano —asiente y la veo dejar las maletas en el auto— Tengo
que presentarte a alguien —le digo a Aksel.

—¿Es un soldado? —pregunta con emoción.

—Uno de los mejores —digo y rio cuando suelta un agudo chillido con emoción.

Aseguro todo a nuestro alrededor y dejo a Aksel en su silla en el puesto de atrás, Leslie
entra y me coordino con los soldados para que nos sigan

Cuando estoy de vuelta en el auto escucho a Aksel hablar sin parar, las palabras mal
dichas y risas tontas al igual que regaños de su parte no se dejan esperar, de alguna
forma se queda dormido a mitad de camino y aprovecho ce hablar con Leslie.

—Owens quiere conocer a Aksel —suelto.

—Espera, me hablas de Owens, ¿tu ex? —pregunta abriendo mucho los ojos.

—Sí, he estado hablando con él, incluso investigándolo.

—Y…

—Nada —niego apretando las manos en el volante— Desearía que no fuera tan
jodidamente bueno, así sería más sencillo esto.

—No todo el mundo tiene que ser el enemigo, Ivy.

—Es más fácil cuando sé que me quieren matar a esto.

—No seas tonta…

Su voz es detenida cuando giro bruscamente cuando una camioneta se me atraviesa, nos
tambaleamos y le doy una vista a Aksel comprobando que este bien.

—Mierda —dice Leslie mirando hacia el frente.

Hay dos camionetas frente a nosotros, empiezo a ir en reversa de inmediato, no tienen


pinta de moverse y mi rostro palidece cuando veo a alguien asomarse por una ventana
de la camioneta apuntando un arma.

Sigo retrocediendo y me comunico con los otros soldados que venían detrás.

—Los necesito aquí ahora —digo intentando no entrar en pánico por Aksel dormido.

—Sigue retrocediendo, podemos tomar la otra calle que pasamos hace un rato, te cubro
—dice Leslie sacando su arma y preparándose para disparar si se nos acercan.
Hago lo que me indica sin dejar de ver cada cierto tiempo hacia el puesto de atrás, los
del frente siguen sin moverse y se vuelven pequeños en la carretera cuando estoy lejos,
giro el auto cuando las camionetas de los soldados me pasan y les indico que acaben
con ellos.

—¡Mierda! —grito enojada.

—No hay nadie por acá, acelera.

Sigo y mi cabeza va a explotar de la cólera, ¿Quiénes son? ¿Qué mierda les pasa?

Creo que contengo la respiración hasta que logro entrar a la casa, sin esperar nada, tomo
a Aksel en mis brazos y lo paso rápidamente a la casa y mando activar la seguridad
máxima en todo el lugar.

Esto no estaba bien.

Capítulo 12
Aiden Owens

A lo largo de mi vida me había preparado para muchas cosas, puedo matar, torturar,
mentir, crear estrategias e incluso dirigir toda una organización de personas que están
dispuestas hacer lo que sea.

Nunca me había preparado para esto.

Estoy nervioso, no puedo negarlo porque es la verdad.

Conocer a mi hijo.

Creo que estoy teniendo una crisis desde que Ivy me llamo hace treinta minutos para
pedirme que fuera.

Era de noche, se supone que lo conocería mañana y este adelanto de tiempo me tiene
sudando.

¿Le caeré bien?

La pregunta no deja de taladrar mi cabeza, es mi hijo, se supone que esto sería sencillo
si lo hubiera conocido desde que nació pero no, aquí estoy, casi cuatro años después.

Decido no seguir dándole vueltas al asunto y levantarme del sofá, dije que estaría ahí en
treinta minutos los cuales ya pasaron. Estoy en pijama así que voy a mi habitación para
bañarme y vestirme adecuadamente, hace un rato llegue del comando y solo pensaba en
descansar.
Cuando estoy listo parece que los nervios se fueron reemplazados por ansiedad, no sé en
qué momento entro en el auto ni mucho menos en qué momento llegue a la puerta de su
casa pero ya estoy aquí tocando el timbre.

¬¬¬¬—Te estaba esperando ¬—Ivy abre la puerta y de verdad se me hace difícil apartar
la mirada por un momento, no se si en la ansiedad de que conoceré a mi hijo o es que
simplemente esta hermosa.

Su cabello suelto llega a sus cadera, el blanco de el resalta sus ojos azules, solo lleva un
vestido de algodón por encima de sus rodillas color azul, esta descalza y parece
observarme con la misma intensidad.

Mi mirada de centra en una zona en especifico haciéndome maldecir cuando noto que
no trae sujetador.

¬—Deja de hacer eso —dice cruzando los brazos intentando tapar sus pechos.

— ¿Hacer qué?

—Mirarme como un maldito depredador.

—No lo hacía —miento, definitivamente la miraba de ese modo, soy un depredador y


ella es mi presa.

—Entra, tenemos que hablar —me deja pasar y la sigo por el largo pasillo pasando la
sala de estar.

—¿Hablar? Pensé que…

—Tenemos que hablar antes —me corta y entramos a lo que supongo que es su estudio.

—¿Qué sucede?

—Fui a buscarlo hoy…

—Entonces está aquí.

¬—Lo está —afirma— pero ocurrió algo —la noto nerviosa y preocupada, casi por
instinto avanzo hacia ella acariciando su mejilla, se derrite contra mi cerrando sus ojos
por un momento.

—Estoy aquí, Maslova —digo sin hacerle caso a la advertencia de mi cerebro.

—Nos estaban esperando a la mitad del camino —confiesa confundiéndome— No sé


cómo pero saben de Aksel, no dispararon, no me siguieron, solo se quedaron ahí
mirando al auto.

—¿Les viste la cara? —pregunto alarmándome.


—No, estaba asustada, Aksel dormía en el asiento trasero y solo pensé en huir
rápidamente de ahí, pero…

—¿Le paso algo? ¿él está bien?

—Él lo está —asiente y suspira pesadamente antes de continuar— los escoltas que
venían detrás de mí, la mitad de ellos fueron asesinados.

Doy un paso atrás cuando me doy cuenta lo que la tiene preocupada, tengo que tomarme
un momento para procesarlo todo.

—Querían advertirte —digo y asiente otra vez.

—Por eso te he llamado, creo que es Edward, la elite ha desmantelado muchos lugares
donde vendía sus armas, el sabe que yo los dirijo, quiere venganza.

—¿No hay otra persona que te haga sospechar? —pregunto desconfiado.

—No, los tiempos cambiaron, ya no tengo enemigos por todos lados, Edward es el
único que está detrás de mi familia.

¬—Tal vez no enemigos, pero si amigos.

—¿Qué quieres decir? —pregunta.

—Tienes que estar alerta de quien tienes alrededor —digo.

—¿insinúas que tengo un traidor entre los míos? —pregunta con molestia.

—No lo insinúo, estoy casi seguro de que es así.

—¿SI? —Ríe amargamente— No estoy rodeada de traidores, confió en las personas a


mi lado.

¬—No lo hagas demasiado.

—¿Quién te crees que eres?

—No voy a discutir contigo, no vine a eso, solo cumplo con advertirte por que si me
llamaste es para que te ayude porque tenemos a alguien en común a quien proteger.

—No creo que tú y yo podemos trabajar juntos.

—Yo creo que si —contradigo.

—Owens, nunca volveremos a estar unidos y no podemos trabajar mientras


desconfiamos entre nosotros.

—Estoy dando el paso, no será fácil pero estoy seguro que podemos encontrar la
manera de hacerlo sin pelear.
—Está bien —acepta y esta por decir algo mas pero es interrumpida por golpes en la
puerta, sonríe de lado y fija su mirada en mi— ¿estás listo? —pregunta mientras camina
a la puerta.

Estoy por decir que no, pero esta se abre.

Entra como un remolino en toda la habitación, es difícil moverme mientras lo observo


entrar corriendo.

—Tardabas mucho —dice con tono aburrido.

—Te dije que estaría ocupada un momento —le dice Ivy antes de que el fije su mirada
en mi.

Son mis ojos.

Es lo primero que noto, pero poco a poco que lo voy analizando me doy cuenta que
todos sus rasgos son parecidos a los míos, su rostro, tono de piel, cabello, ojos.

Es innegable.

—¿Quién es? —pregunta analizándome también, me observa como aquella vez en el


auto, como si tuviera mucho que decir y a la vez nada.

¬—Aksel, el es Owens…

—Aiden —Corrijo y noto la mirada sorprendida de Ivy.

—¡Yo sé quien es¡ —el niño chilla con los ojos muy abierto— ¡El es mi papá! ¬—su
grito viene cargado de emoción y yo me quedo paralizado en el lugar al igual que Ivy.

¬—¿Qué? —Pregunta Ivy mirando a su hijo con afán— ¿Quién te ha dicho eso?

—Siempre dices que me parezco a mi papá —dice como si fuera lógico acercándose a
mi así que me agacho para estar a su altura y sus palabras se enredan un poco— mira,
tiene mis ojos —señala casi metiendo su pequeño dedo en mi ojo.

—Yo…

¬—Si —responde Ivy por mi— Aiden Owens es tu papá.

No me da tiempo de tapar mis oídos con el grito que sale de su boca cuando lo tengo
pegado a mi abrazándome, sigo paralizado, Ivy me da en el brazo esperando que
reaccione y lo hago devolviéndole el abrazo.

—¡Puedes enseñarme a disparar! Mimi no quiere hacerlo porque dice que soy un bebé,
pero yo no soy un bebé, soy grande.

—Aksel, aun no es momento para eso —lo riñe Ivy.


—Silencio —le dice apartándose de mí, pero tomando mi cara entre sus manos— ¿es
mudo? —pregunta mirando a su madre quien no tarda en soltar una carcajada.

—No es mudo.

—Claro que no lo soy —digo encontrando mi voz.

—¿El se quedará a vivir aquí? Como los padres de Camille, viven todos juntos —le
pregunta a su madre.

—No —Ivy se remueve incomoda y me apresuro a hablar.

—Tengo mi propia casa, puedes visitarme cuando quieras —le digo.

—¿Podemos ir ya?

¬—No, ya es tarde.

El niño rueda sus ojos y continua pegado a mí como si no quisiera que me fuera, me
cacheteo mentalmente cuando noto lo mucho que me gusta.

—¿Eres un soldado?

¬—Soy un general —respondo con toda la intención de impresionarlo, se que lo logro


cuando sus ojos se abren mucho.

—Yo seré un almirante —dice con suficiencia.

—Estoy seguro que sí.

—Aksel ya es un poco tarde, tienes que ir a dormir —le dice Ivy que se había
mantenido al margen.

—El general Aiden me puede llevar —dice y extiende sus manos hacia arriba para que
lo cargue, lo hago y me levanto

Ivy se ve algo sorprendida con el comportamiento de su hijo, ahora particularmente


frunce el ceño como si algo estuviera mal.

¬—Bien —acepta de mala gana y sale del estudio así que la sigo— su habitación en la
segunda —señala hacia la escalera.

Tengo ganas de pedirle que venga conmigo pero noto el desafío en su mirada, ella
piensa que yo no puedo con esto.

—Bien —digo pasando a su lado y subo las escaleras, se queda abajo y estoy seguro
que la escucho murmurar “imbécil”
Lo dejo en el suelo cuando llegamos a la puerta, la abro y el entra dando saltos, es una
habitación grande, la mayor parte de ella esta cubierta de cosas sobre los vengadores,
más que todo del hombre araña.

—Pensé que nunca te iba a conocer —dice el subiéndose a su cama, lo sigo y me siento
a su lado.

—¿Por qué pensaste eso?

—Mimi decía que estabas cuidándonos desde lejos de los hombres malos y que
protegías a todos, como un vengador.

Tengo que tragar fuerte para poder decir algo, me mira con tanta seriedad que me hace
dudar de su edad.

—Sí, eso es exactamente lo que hacía —miento.

Luego de eso lo escucho hablar de muchas cosas, le gusta ser escuchado, habla de cómo
odia la escuela, de sus amigos, de lo que le gusta y lo que no, yo solo escucho
atentamente hasta que poco a poco se queda dormido.

Me levanto con cuidado y lo cubro con la sabana, me aseguro de apagar la luz antes de
salir.

Me apoyo de la puerta cerrada sin creer nada de esto.

No solo tuvo a mi hijo, también lo protegió, educo y no le hablo mal de mí, joder, ¿Qué
mierda he hecho?

No sé cuánto tiempo estoy apoyado de la puerta con muchos pensamientos rondando en


mi cabeza, no sé en qué momento mis ojos se llenan de agua pero me encuentro
aguantando las ganas de llorar como un bebé.

—¿Owens? —escucho los pasos de Ivy detrás de mí pero no me muevo— ¿Aksel te


cansó tan rápido? —se burla.

—No —logro decir volteándome para verla, la sonrisa se va de su rostro— ¿Por qué lo
hiciste?

—¿De qué hablas? —pregunta confundida.

—Le dijiste que soy como un puto vengador, que lo estaba protegiendo, joder, a este
punto debería estar odiándome, no admirándome.

—Eres digno de admirar, Owens.

¬—¿Por qué lo hiciste? —Vuelvo a preguntar y esta vez camino hacia ella— Te hice
mucho daño.
—Lo que haya pasado entre tú y yo no tiene por qué afectarlo a él, merece tener a su
padre y a su madre, merece saber lo bonito.

—Cada día se me hace más difícil odiarte —confieso.

—Entiendo si lo haces, es lo lógico —dice y me sorprendo cuando es su mano la que


acaricia mi rostro— Nunca espere menos, estoy consciente de lo que hice y todo el daño
que te cause, pero créeme que nunca fue mi intención, no quise destruirnos de esa
manera, yo…

No me resisto, mis labios están en los de ella sin pensarlo.

Tarda un poco en reaccionar y siento como me sigue el beso, volver a besarla luego de
todo este tiempo se siente como en casa, es inexplicable todo lo que estoy sintiendo en
este momento, me siento débil ante ella.

Una lagrima baja por mi rostro que no puede contener pero no me detengo.

Me acerco completamente a ella dejando que nuestro cuerpos se reencuentren, mi mano


viaja por si silueta por instinto y se que ninguno de los dos quiere dejar ir este momento,
me lo demuestra cuando su mano toma mi nuca acercándome aun mas a ella y
profundizando el beso.

Lastimosamente tenemos que respirar y nos separamos para ello, uno nuestras frentes y
la siento limpiar mis lágrimas, soy un imbécil por llorar frente a ella pero no es como si
pudiera evitarlo.

Quiero besarla otra vez pero voltea su cara dejando que mis labios solo lleguen a su
mejilla.

¬—Agregaré eso solo a la emoción de conocer a tu hijo —dice en mi oído— No lo


vuelvas hacer.

Se separa de mí y tengo que contenerme para no ir con ella.

—Eso no fue la emoción.

—Lo fue —dice mirándome.

Niego pero no digo nada mas al notar su oposición a mí, su cuerpo podrá decir lo que
sea pero su cerebro le niega volver a mí, se que sabe lo que eso conllevaría.

Le doy una última mirada antes de bajar las escaleras, tal vez espero que me llame, que
me impida irme pero no lo hace, se queda en su lugar sin mirarme.

Me voy del lugar y entro en el auto con un gran portazo, eso no estuvo bien.

He cometido tantos errores que ya ni sé cómo lidiar con ellos, no sé cómo afrontar todo
esto.
Salgo de ahí y conduzco sin límites, volví a ser débil, volví a dejar que llegara a mí,
volví a ser vulnerable gracias a ella, todo este tiempo intentando odiarla y pensar lo peor
de ella no sirvió de nada.

Estoy en frente de la casa de Jeremiah, es tarde, no salgo del auto y me recuesto del
volante, no sé por qué vine aquí, seguramente están durmiendo, estoy por retroceder
cuando un golpe en la ventana me hace levantar la vista.

—¿Owens qué haces aquí? ¬—pregunta Jeremiah a través del cristal.

No sé si es por todo lo que ha pasado o la poca fuera que me queda pero abro la puerta y
lo abrazo, las lágrimas aun nublan mi visión y soy incapaz de hablar.

¬—¿Qué sucede, hijo? ¿Estás borracho? —pregunta notando mi estado.

Niego con mi cabeza y me separo un poco para poder mirarlo a los ojos.

¬—Abandoné a mi hijo —digo— yo lo sabía, ella lo dijo pero no le creí, no confié en


ella, no la escuché.

—¿De qué estás hablando? —pregunta confundido y preocupado mirando mis lagrimas
caer, nunca he llorado frente a el.

—Tengo que protegerlo, alguien le quiere hacer daño —continuo— Ivy tuvo a mi hijo.

—¿Tu hijo? —parece incrédulo con la noticia y esperando más explicaciones de mi


parte.

—Tienes que ayudarme a destruir a todo el que le quiera hacer daño, tengo que cuidarlo
y tenerlo conmigo.

El asiente sin saber que mas decir así que solo me abraza esperando que me tranquilice,
se que aun tengo que explicarle muchas cosa pero no exige nada mientras me sostiene.

Me siento vacio y sin alma.

Pero ya conozco quienes pueden llenarme, solo tengo miedo de lo que podría pasar
ahora.

Capítulo 13

Ivy Maslova

—¡No quiero!

—Si quieres.

—¡No!

—Aksel Maslov, entra ya —exijo ya harta de su berrinche.


—Está fría —hace un puchero que me indica que llorará pronto.

—Te propongo un trato —intento— Me dejas bañarte y te vas conmigo a trabajar


¿bien?

—¿Todo el día? —pregunta.

—Sí, y sin niñera.

—¿El señor Aiden estará allá? —pregunta con seriedad.

—Eso creo.

—Está bien, acepto.

Suspiro aliviada que no se quede peleando un poco más ya que tenía más de media hora
intentando convencerlo de bañarse, esto sucede todas las mañanas, odia bañarse y es el
culpable de mis retrasos a todos lados.

Lo baño rápidamente para prepararlo, se supone que hoy empezaría la nueva escuela
temporal pero ahora lo llevaré conmigo.

Lo visto y recojo en la cocina algo para que coma e incluso un biberón, aunque dice que
esta grande para eso, le encanta la leche.

Me aseguro de que Thor nos siga al auto y avanzo.

Mi teléfono suena cuando estoy en el auto así que pongo el altavoz para poder manejar.

—Diga.

—Maslova, se encontraron nuevos sueros —dice Maxi.

—¡Tío Maxi! —grita Aksel al reconocer la voz.

—Hola, pequeño gruñón.

—Coleman, enfócate —le digo— ¿Dónde estaban los sueros?

—El general Owens hizo una misión de reconocimiento esta mañana cerca del lugar
bombardeado, encontraron algunos recipientes vacíos que lo contenían, por lo vito no es
una misión abierta, el Coronel Myers, General Owens y el general Myers se reunieron
luego de eso.

—Gracias por avisarme, necesito que estés alerta con Edward, tengo la leve sospecha
que él fue el que mando aquellos matones cuando fui por Aksel.

—No creo que estés lejos de la realidad, ese hombre tiene una enferma obsesión con tu
familia —dice con cierto tono de preocupación así que decido cambiar de tema.
—¿Sabías que Dinah Rys es capitana en la tropa 378?

—¿Dinah? —eso llama su atención como supuse.

—La misma que entrené hace años en Alemania, sigue siendo un grano en el culo.

—Mimi, grosera —escucho el susurro de Aksel mientras ve por la ventana.

—La niña pija —ríe un poco.

—Pija y todo pero recuerdo lo loco que estabas por ella —le recuerdo sonriendo ante el
recuerdo.

—Solo fue la calentura del momento —se excusa.

—Claro —digo con ironía alargando la o.

—Nos vemos más tarde en el comando, estaré haciendo unas vueltas con Liam.

—Cobarde —digo justo cuando cuelga el teléfono.

El resto del camino sigue tranquilo y llamo a Eva para saber cómo se encuentra, tengo
que ir a visitarla y comprobar que todo lo que me dijo sobre su salud es verdad y está
fuera de peligro, Liam la cuida como nunca y hasta ahora no la había dejado sola, pero
el deber llama.

Al llegar al comando veo a Aksel emocionado mirando todo y Thor pendiente de todos
sus movimiento, pienso seriamente si esto es una buena idea, mi hijo es mi mayor
orgullo, sin embargo, no me gusta mostrarlo ante todos, es más que todo mi
sobreprotección hacia él.

Sé que esto traerá conmoción y sorpresa para los soldados, no se puede negar que este
niño es de Owens.

Decido no alargarlo más y bajar del auto y abriendo ambas puertas para que Thor y
Aksel salgan, casi en automático mi hijo cambia su cara de emoción por una neutra, es
muy reservado, no le gusta mostrar cómo se siente a los demás, siempre intenta parecer
calmado y serio cuando es todo lo contrario.

—¿Puedo subirme a toto? —pregunta por lo bajo

—No

—Amargada —murmura y me ahorro los comentarios por que el amargado es otro

Seguimos caminando y por el momento no veo a nadie conocido que pueda verlo,
entramos al edificio de la elite.

—Coronel, el almirante la espera en su oficina —me avisan en la entrada.


Asiento y sigo hasta el ascensor para llegar a mi oficina.

Entro a la oficina con un niño mirando todo con aburrimiento y un tigre alerta como
siempre que Aksel está con nosotros, su prioridad es él y confió en que nada le pasará si
están juntos-

—¿A qué se debe tu visita? —le pregunto a el hombre pelinegro que voltea en cuanto
nos escucha llegar, sus ojos azules repasan a Aksel una y otra vez y espero hasta que
habla.

—Aksel Maslov —dice aun mirándolo con una pequeña sonrisa.

—Así me llamo yo —dice el con inocencia frunciendo el ceño.

—Lo sé —Sergey avanza hasta donde él se encuentra a mi lado y se inca en una rodilla
para estar de su tamaño, me ve como esperando mi afirmación y asiento un poco— Soy
Sergey Maslov, padre de tu mamá —dice sin saber cómo avanzar con mi hijo que se ha
quedado mirándolo.

—Eres un viejo —las palabras de Aksel me hacen querer reírme pero logro contenerme
ganándome una mira cargada de molestia de Sergey.

—Aksel, es tu abuelo, te he hablado de él, es el Almirante —le recuerdo, resaltar el


títulos de las personas siempre es importante con él, le gusta saber.

Su expresión cambia un poco y veo algo de emoción por conocerlo, tenía una carpeta
con fotos de la familia, se interesaba por Sergey debido a que era la máxima autoridad.

El extiende su mano sorprendiendo a Sergey que la toma y la sacude.

—Un placer conocerlo, Almirante abuelo —dice él.

—¿Qué? —Sergey parece ligeramente ofendido con el apodo así que decido intervenir.

—La oficina de la tía Leslie está justo al frente —le digo— ve con ella mientras hablo
con Sergey.

Me hace caso de inmediato y Thor se va con él, me aseguro en la puerta que llegue y
entre donde desde aquí escucho a Leslie saludarlo.

—Es un buen niño —dice Sergey cuando vuelvo— Aunque algo impertinente como su
madre.

—Hay cosas que se heredan —me encojo los hombros

—¿Por qué lo trajiste aquí? Es fácil deducir que Owens…

—Es su padre y lo sabe —lo corto y me enfoco en mirar la pantalla de mi computadora


y levanto la cabeza ante su silencio.
—¿Qué quieres decir con que lo sabe?

—No soy estúpida, no iba a esperar que Owens averiguara por sus métodos sobre
Aksel, ya lo había visto y lo abordé antes de cualquier cosa dejando las cosas claras —
se vuelve a quedar en silencio pensativo— Él no le hará daño —resalto ya que es la
preocupación de la mayoría.

—Sé que no le hará daño y a ti tampoco.

—¿Por qué estás tan seguro?

—He trabajado a su lado todos estos años, no diré que me agrada del todo pero lo
soporto y lo he visto cómo actúa, sabía que volvería en cuanto el juicio estuviera hecho.

—No ha vuelto a ningún lugar, solo está interesado en formar parte de la vida de Aksel,
eso lo respeto porque tiene derecho, nada más —puntualizo.

—Si eso es lo que tú piensas, bien.

—Ve al grano, Sergey, ¿Qué haces aquí?

—¿Sabías que los almacenes donde se consiguió el suero era de la triada china?

—Algo de eso había escuchado —digo.

—Tashi Draked la está dirigiendo, sé que la conoces, se alió con Edward en cuanto
destruirte sus últimas embarcaciones de droga.

—Hija de…

—Está buscando aliados, esa mujer es peligrosa, la triada china siempre ha sido un
problema que no se ha podido extinguir, luego de los Smirnov, ese es el clan más
poderoso entre las mafias.

—Es la novia resentida de Anatoly, cuando se obsesionó conmigo en el secuestro ella lo


dejó molesta de todo el asunto, no sé si estuvieron en contacto luego de eso, me la he
topado en varios operativos pero no logramos atraparla.

—Creo que ha estado involucrada en los antiguos negocios de la mafia rusa, no me


agrada nada su fama en el mundo criminal.

—¿Cómo conseguiste esta información?

—Wang —responde— Zhou mando un reporte sobre la escala de Draked a la cabeza de


la triada.

—Una parte de los tailandeses trabajaban con Edward, nos encargamos de ellos antes de
venir aquí —digo recordando lo que me dijo Leslie hace unos días en la isla.

—Ya con eso serian dos, Edward se quiere venir con todo.
—Y nosotros también vamos con todo.

Se queda callado seguramente analizando todo el asunto al igual que yo, Tashi es una
mierda de persona, aliada de los Smirnov, estuvo años desaparecida y ahora sé que lo
que hacía era adueñarse de la triada.

—Tengo que ir a seguir una reunión —se levanta— Espero verte el viernes en la cena
familiar —dice mientras va saliendo.

Ya había olvidado la cena que está organizando Eda, era miércoles así que tenía algo de
tiempo para organizarme.

En mi correo tengo el informe que mando Zhou Wang, me lo reenvió Owens, sé que
quiere que trabajemos en conjunto en esto, ahora con más razón que conozco a la mujer
china ya que cuando se entere que vamos tras ella y todo el negocio que se trae con
Edward entonces se nos vendrá encima.

Owens no dice nada en el correo, no esperaba más de todos modos, ayer fue un día muy
estresante, fue un golpe duro mirarlo junto Aksel, me dolió verlo llorar aunque no
debería.

Él nos abandonó.

Pero ahora quiere compensarlo con él, por muy estúpida que parezca, yo tengo fe en
Owens, tengo fe en que sus intenciones son buenas, no puedo pensar menos del hombre
del que me enamoré y amé.

Tengo que dejarlo fluir.

Eso es lo que me estoy diciendo desde que hablamos de Aksel, aún hay recelo en su
corazón por el pasado, mi única petición es que eso no llegue a afectar a quien he
protegido, porque soy capaz de matarlo.

Paso el resto del día trabajando, Aksel viene y se sienta en el piso para colorear, no
tengo noticias de Owens y eso me decepciona un poco.

Luego de ese beso… No quiero pensarlo, quiero atribuirlo a que todo se debe a la
emoción de conocer a su hijo, no puedo permitir que me envuelva en el deseo como
antes cuando no podíamos saciarnos del uno el otro, no he podido estar con Morel, lo he
intentado, pero nada es igual, no me provoca hacerlo, no hay traumas que me lo
impidan, solo no me apetece y el acepto eso.

Mi teléfono suena y veo el nombre de Morel en la pantalla.

Hablando del rey de roma.

—Hola —saludo.

—Ivy —saluda y noto su voz algo tensa.


—¿Sucede algo? —pregunto

—No, solo quería saber cómo estas, ya llegue a la isla y me estoy instalando de vuelta
—su voz suena más tranquila.

—Todo está bien —digo omitiendo lo de las camionetas— Aksel te extraña —digo y
veo al susodicho negar con su cabeza pero no dice nada.

—¿Aksel? —pregunta y ríe suavemente, me uno a su risa cuando noto lo estúpida que
soné.

—Y yo también.

—¿Estas segura de eso? —pregunta.

—Lo estoy —se queda en silencio por un momento y lo puedo imaginar sonriendo.

—También te extraño —dice.

Ve la hora en el reloj de la computadora y noto que es hora de comer, Aksel está


tranquilo pero no tardará en pedir comida.

—Te tengo que dejar, tengo que alimentar a Aksel.

—Bien —suspira— Si me quieres allá solo tienes que llamarme, no hay tantos casos
interesantes aquí, Tate lo maneja bien…

—Morel, te necesito ahí, Maxi, Liam y Leslie me ayudan desde acá, no puedo descuidar
la base.

—Está bien

Nos despedido rápidamente y cuelgo el teléfono algo estresada.

—Vamos a comer —le digo a el niño que se ha dedicado a ignorarme.

Solo se levanta dejando todos los colores y hojas en el piso que sé que no piensa recoger
y se encamina a la puerta, no me gusta dejarlo comer en mi oficina porque hace
desastre.

Decido ir a la cafetería esta vez, debido a la tardanza esta mañana por culpa de Aksel,
no hice comida para mí, me aseguro de colocar la inyección antes de salir junto con el
niño y el tigre.

Aksel ni siquiera me da la mano, es bastante independiente en ese sentido, no necesita


esconderse detrás de mí para sentirse seguro.

El comedor es compartido, es decir, la tropa 378 la usa al igual que la elite, al llegar no
corro con tanta suerte cuando los veo a casi todos ahí.
Las miradas no tardan en llegar, Liam me ve y camina hacia mí de inmediato, se
encontraba con algunos soldados de la elite cerca de la mesa donde están Emery, Belén,
Isabella, Ethan, Erín y Andrew.

—No sabía que el gran gruñón estaba aquí —dice Liam cuando esta frente a mí, Aksel
hace un pequeño saludo que inventaron y se aparta cuando Liam intenta desordenar su
cabello.

—No quiso ir a la nueva escuela —explico.

Liam se ríe y nos guía a una mesa vacía justo frente a la mesa donde están los demás, el
primero en notarnos en Andrew que mira con los ojos como platos a Aksel.

—Santa mierda —exclama y enseguida cinco pares de ojos voltean a donde me


encuentro.

—Supe por Eva que Owens lo sabe —me dice Liam por lo bajo para no ser escuchado.

—Si —asiento— fue justo lo que esperaba.

—Sé que nunca será lo mismo —dice Liam mirando a el grupo que antes
conformábamos sin darse cuenta que Emery se había levantado y caminado hacia
nosotros.

—No lo será —dice ella al llegar a nosotros— ustedes se fueron, hubo bandos y
enemistades, está claro que no podemos volver a ser lo mismo lleno de inseguridades y
verdades a medias teniendo más lealtad por uno o por otro.

—Que ironía que seas tú quien lo dice —digo mirándola, le ha dado varios vistazos a
Aksel y evito molestarme porque se con quién trato.

—De los errores se aprende —se planta justo en frente— Quería invitarlo a una fiesta
en mi casa por mi cumpleaños, no es nada grande, será una piscinada, tal vez no
podemos fortalecer los lazos pero si crear nuevos.

—Solo voy si mi esposa también está invitada —dice Liam con determinación.

—¿Esposa? —pregunta Emery y nos ve sorprendida.

—No soy yo —aclaro su duda.

—Pues claro, supongo que puede ir —dice Emery luego de procesarlo mejor, desde
aquí puedo escuchar sus pensamientos, seguramente pensaba en una posibilidad de
reconciliación entre Liam y su hermana.

—También iré —digo luego de un momento en silencio.

—Yo también —dice Aksel que había estado callado durante todo el rato, Emery fija su
mirada en él y sonríe.
—Perfecto —ella está por decir algo mas pero se ve interrumpida por el grito de Aksel.

—¡General Aiden! —se levanta de la silla y comienza a correr, su grito fue tan fuerte
que toda la cafetería escuchó.

Owens está en la puerta de esta cuando es abordado por Aksel, lanzándose a él, no tiene
más opción de tomarlo en sus brazos alzándolo, sus ojos se mueven examinando la
multitud hasta que conecta con los míos.

Estoy paralizada en el lugar, y no puedo apartar la vista, empieza a caminar hacia mí y


los nervios hacen acto de presencia aunque no estoy segura por qué.

Solo es Owens cargando Aksel.

Owens cargando a su hijo.

Nuestro hijo.

Capitulo 14

—Pasaré por tu casa esta noche —dice Owens al llegar a la mesa donde me encuentro
con Liam.

—Vaya —Liam susurra disimuladamente, pero capta la atención de Owens.

—Hall —saluda él y Aksel sonríe triunfante en sus brazos.

—Owens —Liam se levanta y extiende su mano que es tomada por Owens— Fui a tu
oficina esta mañana, pero no te encontrabas.

—Estaba en un operativo —explica y siguen hablando mientras yo me concentro en


Aksel, Owens no lo baja y los dos parecen satisfechos con eso, Emery estaba a unos
pasos aun observando todo con atención.

No es un secreto que Owens no es la persona más agradable del mundo, pero que el
bebé si le agradaban, se llevaba bien con ellos.

Liam y Owens intercambian un par de palabras más hasta que Owens vuelva a fijar su
mirada seria en mí.

—Tenemos cosas importantes de que hablar —repite— Tengo que salir ahora pero en la
noche estaré en tu casa.

—Está bien —es lo único que sale de mis labios.

—Pequeño, tengo que ir a trabajar, más tarde estaré contigo —se me encoge el corazón
viendo como le habla directamente a Aksel que asiente.
—Te esperaré, general Aiden —Owens los vuelve a dejar en su silla y creo que no soy
la única a la que se le detiene la respiración cuando él le dedica una pequeña sonrisa
antes de irse.

Tardo unos minutos en recuperarme y centro mi mirada en Aksel para no ver a Owens
irse.

—Esta noche —comenta Liam con una sonrisa pícara.

—Jodete, Hall —digo.

No sé en qué momento se fue Emery pero supongo que no quiso interrumpir el


intercambio, luego de esto no me preocupo en voltear a esa mesa donde estoy segura
que la mayoría tiene los ojos puestos en mi hijo.

Comemos bajo una conversación sin sentido hasta que mi teléfono suena para
anunciarme que la hora del almuerzo acabó.

Liam me dice que Aksel se quedara con el recorriendo el campo de entrenamiento y lo


dejo porque sé que a Aksel le encanta eso.

No logro llegar a mi oficina sin ser antes interceptada en la puerta.

—Draked, supongo que ya Sergey te contó —me dice Maxi siguiéndome a mi oficina
para mayor privacidad.

—Odio a esa mujer —refunfuño.

—Lo sé —asiente pensativo— estuvo en tus primeras sesiones de tortura junto a


Anatoly, según lo que tengo entendido no está muy feliz con su muerte.

—No soporto que cada vez salen más enemigos.

—Estuve investigando sobre las camionetas que te seguían, hay una posibilidad que
sean de la triada.

—También lo pensé.

El silencio que sigue no es tan incómodo cuando ambos estamos tan pensativos con
todo esto, el conoció tanto como yo de los negocios y los socios de los Smirnov, sabe
todo lo que son capaces.

—¿Iras a la fiesta de Emery? —pregunta de repente cambiando de tema.

—No lo sé, eso creo.

—Vi el espectáculo en el comedor con Aksel.

—Se lanzó a él —ruedo los ojos.


—Emotivo —se burla.

—Claro.

—Estuve pensando —comienza— el cumpleaños número cuadro de Aksel es en un mes


y medio, ¿Papi general y novio Capitán están listo para estar juntos en una habitación?

—Largo de mi oficina —espeto.

—Tranquila, cuando todo sea un desastre salvaré a él cumpleañero llevándolo a una


heladería con mierdas para jugar convirtiéndome en su tío favorito.

—Nada será un desastre, lo tengo todo controlado.

—¿Por qué no aceptas toda esta locura? —Pregunta ahora con seriedad— Owens ya
sabe su paternidad, ¿crees que se quedará viendo como Morel los trata como su familia
feliz?

—Owens tiene derecho a estar con Aksel, Morel no se meterá en eso, yo estoy con
Morel, no tengo interés en volver a nada con Owens —aclaro.

—Espero que cuando comprendas todo esto no sea demasiado tarde.

No digo nada mientras se va de mi oficina.

Toda esta situación me estresa, si, conozco a Owens y conozco a Morel, ninguno da
marcha atrás tan fácilmente, yo solo tengo que velar por la seguridad de Aksel.

Veo un nuevo correo en mi bandeja de entrada y me lo abro, la dirección es privada por


lo que no puedo ver quien la envía, solo hay una pequeña nota.

No te equivoques conmigo, no te quiero ver mal.

Releo una y otra vez intentando descifrar algún mensaje escondido o tratando de
convencerme de que es real.

¿Qué carajos?

Decido imprimirlo y guardarlo, algo me dice que no será la única que reciba.

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Mi concentración se ve interrumpida cuando la puerta de mi oficina es abierta con


fuerza estremeciendo algunos cuadros de la pared.

—Alina Petrova —Sasha entra a mi oficina con modestia mirando todo a su alrededor—
Que gusto volver a verte.

—¿Qué quieres, Jones? Tengo trabajo que hacer —digo apenas dándole una mirada.
—Claro, a la princesita no se le puede interrumpir.

—Así es, largo —señalo a la puerta.

—Todo el plan te salió de maravilla, ¿no es así? Le pariste un hijo a Owens, vuelves a
desestabilizarlo —acusa.

—Sasha, la unida desestabilizada aquí eres tú, ¿Qué carajos quieres?

—Quiero muchas cosas, una de ellas es tenerte lejos —se apoya de sus brazos en mi
escritorio y yo suspiro con un dolor de cabeza empezando a fastidiarme— ¿Piensas que
después de usar a mi hermana, a Owens, y a todos para tus asquerosos planes quedaras
libre?

—Isabella retiró los cargos, no entiendo tu obsesión conmigo cuando no te he hecho


nada a ti.

—¿¡No me has hecho nada!? —Grita— ¡Me quitaste a Owens, usaste a mi hermana y
mi padre está muerto todo por tu culpa!

—¿Mi culpa? ¿Te estas escuchando? —me rio secamente mientras me levanto para
rodear el escritorio y quedar frente a frente— Primero, Owens no era tuyo, segundo, lo
que sucedió con Isabella es cosa nuestra, no tienes por qué involucrarte y tercero, su
padre está muerto por rata traicionera, nada más.

—Arruinaste mi vida, Owens nunca se hubiera atrevido a poner un arma en contra de mi


o mi familia, ¡está siendo manipulado por ti!

—No grites —espeto— que quieres que diga, ¿lo siento? —me rio ampliamente y la
veo retorcerse de la rabia.

—Te vas arrepentir de todo esto.

—Dime, ¿viniste solo a discutir como colegiala o algo más? Me estas agotando mi
paciencia y no creo que quieras ir hacerle compañía a Henry.

—¡Cállate! —Vuelve a gritar y ruedo los ojos— Ese niño que tienes…

—No.

—Espero que algún día vea a su madre morir frente a sus ojos y…

No la dejo terminar.

Algo que me cabrea hasta la mierda es que intenten amenazarme con Aksel.

La tomo del cuello con fuerza y uso mi otra mano para tomar su cabello, no digo nada
mientras la saco arrastrada de mi oficina y ignoro las miradas debido a sus gritos
mientras la saco del lugar, las escaleras se ven una buena opción mientras empiezo a
bajar.
—¿¡Que mierda te pasa!? ¡Suéltame, hija de perra! —sus insultos siguen y sus intentos
de soltarse de mi agarre nunca paran.

La llevo ignorando todo hasta el campo de entrenamiento, ahí se encuentra la mayor


parte de la tropa 378, Isabella la ve y empieza a correr hacia nosotras.

—¡Sasha! —la llama asustada.

De alguna forma Sasha sale de mi agarre y se aparta sacando su arma al mismo tiempo
que saco la mía, ambas nos apuntamos mutuamente y sonrió con malicia.

—Antes de enfrentarte a mí asegúrate de superarme —le digo golpeando su mano y


tumbando su arma al piso, le doy una patada en la cara cuando intenta tomarla de nuevo.

—¿Qué le estás haciendo? Ivy, déjala… —Isabella se nota asustada por la vida de su
hermana pero yo la ignoro.

Me acerco hasta que el cañón de mi pistola toco su cabeza.

—Espero que esto lo escuchen todos —digo levantando la voz atrayendo todo la
atención— Métanse con mi hijo y se meten con el mismo diablo ¿queda claro?

Todo queda en silencio y me enfoco en Sasha que me mira con odio y la cara rojo llana
de sangre debido a la patada.

—Eres una zorra —escupe.

—No advierto en vano, vuelves a siquiera mencionarlo y tendré tu cabeza a diez metros
de su cuerpo —amenazo.

No dice nada mas con el miedo dejándola muda, todos los demás contemplan la escena
pero nadie se atreve a meterse.

—¡Mimi! —el grito de Aksel me devuelve a la tierra y soy capaz de bajar el arma y
volver a guardarla justo cuando él se abraza a mi pierna.

Lo tomo en mis brazos sin esperar nada mas de nadie, Sasha tose escupiendo sangre y
su hermana corre auxiliarla en cuanto me alejo.

Liam observa la escena y le agradezca que no dice nada mientras me voy del lugar, no
estoy de ánimos para seguir trabajando en la oficina donde no hay más que letras que
leer, necesito más acción.

—¡Thor! —Llamo al tigre que se levanta de su lugar en la puerta del edificio de la elite
y me sigue hasta mi auto.

—¿Ya nos vamos? —pregunta Aksel mientras lo dejo en el asiento trasero donde lo
aseguro en su silla.

—Si —digo subiendo al asiento del conductor, Thor va de copiloto.


Aksel comienza hablar desde que salgo del estacionamiento, me cuenta todo lo que vio
e hizo con Liam, lo escucho con atención y hasta le hago preguntas que encantado
responde.

Ignoro las llamadas que entran a mi teléfono porque sé que son de Sergey para
preguntarme que sucedió en el comando, no estoy de ánimos para hablarle.

Al llegar a la casa, entramos y me tomo un minuto para recostarme en el sofá, la rabia


aun me recorre, nadie se había atrevido a meterse con Aksel, era un línea que nadie
había cruzado, siento muchas amenazas y eso no está bien.

La triada, Edward, la nota misteriosa y Sasha.

Sin contar todo este desastre con Owens, cosas como estas me dicen que debí quedarme
en la isla, no tenía que volver aquí con Aksel.

Pero ya era tarde para arrepentimiento, no podía dar marcha atrás con esto.

—¿Mimi? —siento al niño subirse a mis piernas y tomar mi cara entre sus manitos—
¿te sientes mal? —pregunta preocupado y yo solo niego con mi cabeza.

—Estoy cansada —miento.

—¿Quieres que duerma contigo? Yo te puedo cuidar —eso me hace soltar una pequeña
risa.

—¿Esa es tu pobre excusa para dormir conmigo hoy? —Pregunto y lo recuesto en el


sofá por completo sorprendiéndolo— Eres un niño listo —digo mirando sus ojitos que
se encuentran achinados por la gran sonrisa que cubre su rostro.

Pasamos el resto de la tarde jugando, me decido en estar con él y complacerlo por hoy,
me gusta cuando pasamos tiempo juntos por que a veces nuestro tiempo juntos es poco
por mi trabajo.

Ya Aksel está dormido cuando escucho el timbre sonar, reviso en mi teléfono que está
conectado a la seguridad de la casa para ver quien está afuera y en las cámaras veo a
Owens, ya había olvidado que venia.

No me da tiempo de cambiar la pijama o algo así que salgo así mismo, dijo que tenía
algo importante que hablar conmigo.

Abro la puerta y disimulo un repaso a su cuerpo cuando lo dejo pasar.

—Pensé que vendrías más temprano —comento mientras caminamos a la sala de estar,
cuando me dijo en la mañana que vendría pensé que también era para hablar con Aksel.

—Estaba ocupado —explica y respondo su pregunta no formulada al verlo mirar a


nuestro alrededor.

—Ya está dormido.


—Tuve que quedarme para poner en orden algunas cosas —suspira con pesar y espero
hasta que hable— Es hora de que empecemos a buscar los laboratorios de Anatoly,
hasta los momentos tengo cuatro posibles locaciones.

—No podemos hacerlo sin tener la información adecuada, seguridad, contenido y unas
buenas armas para avanzar.

—No nos conviene que sigan consiguiendo de esos sueros en las misiones, no sabemos
en manos de quien podría llegar.

—Hay muchas cosas que no nos conviene —digo recostando mi cabeza en el sofá.

—¿Qué quieres decir?

—Conozco a la líder de la triada china, no quiero que sepa mucho de mi que pueda
involucrar Aksel.

—¿Y no me dirás nada de lo que sucedió en la tarde con Sasha?

—¿Tengo que hacerlo? —Pregunto con ironía— Fue a mi oficina para insultarme y a
seguir con sus niñerías como siempre, te lo he dicho antes y te lo repito ahora, no confió
en ella, nombro a Aksel y enloquecí, fin.

—No te estoy juzgando —niega— Lo vi todo desde el ventanal de mi oficina,


intercambie unas cuantas palabras con ella también. En algo que siempre estaremos de
acuerdo y la protección de Aksel, nadie se le acercará.

—¿Eso era la importante que querías decirme?

—También quería hablar del niño —dice y espero pacientemente que continúe—
Quiero formar parte por completo de su vida, formar parte de su día a día y tenerlo junto
a mí.

—No es un proceso fácil.

—¿Para ti o para él?

—Ambos —digo sin necesidad de mentir— No te negaré estar con él, eres su padre y
mereces ser parte del proceso de su crecimiento, solo te pido que no lo alejes de mí.

—No pienso alejarlo de ti —levanto mi cabeza para observarlo mejor y veo lo cerca que
se encuentra sentado a mi lado— principalmente porque ni yo quiero alejarme de ti.

—¿Qué quieres decir?

—Exactamente lo que dije.

No respondo y me limito a inspeccionarlo, nos miramos fijamente por un par de


segundos hasta que no resisto y aparto la mirada, pero el con su mano me voltea de
nuevo la cara para que lo vea.
—No quiero estar solo, Belaya, no lo aguanto más —pega su frente a la mía y aunque
debería alejarme no soy capaz de hacerlo.

Poco a poco sus labios se acercan a los míos, es un buen momento para huir pero solo
cierro mis ojos y espero el contacto que llega poco después.

El beso es lento y dice mucho, su lengua juega con la mía y de mis labios escapa un
pequeño gemido que parece reactivar sus sentidos.

Sus brazos me atraen a su regazo donde lo puedo sentir, no suelto sus labios y lo beso
olvidándome de todo lo demás, lo siento acariciar mi piel con tanta delicadeza que me
vuelve loca, ignoro el hilo de mis pensamientos que me dicen que esto está mal y dejo
llevar.

—Owens…

—Aiden —corrige— mi nombre saliendo de tus labios es lo mejor que he escuchado.

—Aiden —repito hipnotizada por él.

Me muevo un poco sobre su erección y ambos disfrutamos de la sensación, no entiendo


la reacción tan apresurada de mi cuerpo para conectar con la de él cuándo todos estos
años no me provocaba.

El momento muere en cuanto escucho sonar mi teléfono, decido no contestar a quien


sea que sea pero el teléfono vuelve a sonar justo después de cortarse la primera llamada.

Aiden se estira hasta alcanzar mi teléfono y me lo da.

En la pantalla está el nombre de Morel, leerlo es como un balde de agua fría, me levanto
de inmediato y estoy segura que Aiden también vio quien llamaba.

—Yo…

—No tienes que explicarme nada —me corta levantándose también y puedo notar lo
furioso que se encuentra— Luego vendré a ver a Aksel.

Es lo último que dice mientras sale de mi casa con un fuerte portazo.

Capítulo 15
—Entiendo tu preocupación —digo— Fue una decisión apresurada de mi parte, Morel
se hará cargo hasta que regrese.

—Coronel, yo solo quiero que la elite tenga el reconocimiento que merece, trabajamos
todos estos años y no quiero que todo se vaya por la borda.

—No será así, Mindy —aseguro a la esposa de Lee— Pronto estaré de regreso, solo
encárgate de lo que te dijo Lee.
—Bien.

Nos despedimos y corto la comunicación, Mindy y Lee se quedaron en la isla y trabajan


desde allá, está muy al pendiente de mi caso por quede mi depende toda la elite, pues ya
el consejo me devolvió todo mi mérito y el de ellos.

—¿El general Aiden estará ahí? —pregunta Aksel desde el asiento trasero.

—No —repito y sigo manejando a casa de Serit.

—Esto es aburrido.

—Estarán tus primos.

—No son generales —señala y yo ruedo los ojos.

Me gustaba la idea de Aksel adaptándose a Aiden como su padre, sin embargo, a veces
era un poco quisquilloso y fastidioso al respecto.

No hablamos más por el resto del camino, sé que el llego a la conclusión que Owens no
ha ido a visitarlo por mi culpa, cuando no es así, no sé por qué él no ha ido cuando la
última vez que hablamos aseguro que quería formar parte de la vida de Aksel.

Fue hace una semana.

No lo he visto en el comando tampoco, no aviso nada ni me dejo dicho algo con alguien
más, no sé dónde está.

Al llegar, salgo del auto y saco a Aksel de su silla, parece molesto de estar aquí, pero sé
que se le pasará cuando note que Camille está ahí dentro.

No toco el timbre para entrar, en el vestíbulo podía escuchar las voces, al llegar a la sala
de estar soy recibida por la familia Maslov, Will y Claire son los primeros en verme y
se acercan para saludar.

—Habías tardado, estoy segura que Eda ya iba por ti —me dice Will cuando me abraza
y su esposa copia su acción— no quería que te perdieras esto.

—Le dije que estaría aquí —digo y tomo la mano de Aksel para llamar su atención de la
televisión, este sin necesidad de yo decirle saluda a sus tíos.

—Princesa caprichosa —Melissa se acerca y sonrió mientras la abrazo— Este niño es


una hermosura —dice doblando sus rodillas para saludarlo también.

—No sé que es peor, que no se parezca a ti o que tenga tu carácter —ruedo los ojos con
el comentario de Jeff y lo abrazo también.

—Creo que ambas cosas —respondo haciéndolo reír.


—Dylan y Camille están en la cocina con Eda —señala Claire y saludo de igual forma a
Liam y Eva.

—Voy ahí —digo y tomo la mano de Aksel para avanzar, todo vuelven a sentarse en el
sofá mientras yo saludo al resto.

—Niña —Eda al verme deja lo que está haciendo y viene hacia mí abrazándome, hace
lo mismo para Aksel, para su desgracia.

—¿Dónde está Sergey? —Pregunto al no verlo cerca— Ve a jugar con tus primos —le
digo Aksel haciéndole seña hacia ambos niños que se encuentran en una mesa jugando.

—Arriba con Serit y Dante —responde ella cocinando.

—¿Cómo sigue?

—Roger dice que mejorara, no se siente muy bien, pero es parte del tratamiento.

—Tiene que mejorar —digo sentándome en un taburete de la isla.

—¿Cómo están los Skryt? —pregunta en voz baja.

—Al principio fue difícil adaptar a la elite su manera de trabajar, pero creo que ya tengo
el balance de todo,

—Son difíciles de tratar, fui líder por muchos años y aprendí mucho junto a ellos, la
chica Leslie es leal al igual que su familia,

—Lo he notado —digo pensativa,

Los Skryt se basan en las generaciones, lo que comenzó siendo solo un proyecto de los
mismo soldados de la SCIF termino siendo una tropa independiente, nos hemos estado
preparando para el momento de salir a la luz, somos buenos siendo silenciosos y
tomando distancia, pero va siendo hora que la SCIF se entere que los Skryt también han
luchado, porque si eso no sucede ellos podrían confundirnos con el enemigo.

—Ya esto está listo —dice mi madre señalando la comida— Me encargare de ordenar la
mesa ¿puedes ir por Sergey, Dante y Serit? —me pregunta y asiento.

Dejo al niño en sus manos y vuelvo para subir las escaleras.

Cuando llego al cuarto de Serit escucho al tío Dante reír de alguna estupidez que dijo
Serit seguramente, al entrar, Sergey se encuentra con cara de fastidio hacia su hermano.

—Ya la comida esta lista —digo llamando su atención.

—Ya era hora —dice Serit levantándose con algo de dificultad y me adelanto a
ayudarla— Vi una película hace poco, la protagonista se parece a ti —dice y Dante ríe.
—Mamá, Elsa es más bonita —se burla Dante y Sergey solo nos ignora saliendo de la
habitación.

—¿Elsa? —pregunto con curiosidad.

—La película se llama Frozen —me dice Serit— debes verla con tu niño.

Asiento sin estar tan convencida y bajamos a paso lento, es una mujer fuerte, no le gusta
ser catalogada como débil, la veo intentando estar independiente frente a los chicos
cuando llegamos a la mesa.

—¡Mimi, no tienes que irte sin mí! —me reprocha Aksel cuando me ve llegar, odia
estar con desconocidos, y aunque yo confié en ellos, él no los conoce del todo bien.

—Solo fue un momento —digo.

—No más momentos.

Sus palabras serias llaman la atención de los demás y nos sentamos, ya todos estábamos
alrededor de la mesa, Sergey y Serit miran detenidamente cada movimiento de Aksel, el
como siempre los ignora.

—Tiene un carácter fuerte —señala Dante.

—Y una mirada feroz —añade Serit con tono de orgullo.

Los dejo evaluarlo ya que ahora es que dejaba que lo conocieran como se debe,
normalmente Aksel llama mucho la atención, no es por ser presumida, pero mi hijo era
inteligente en que decir y hacer, no le gustaban las ordenes y por lo menos la mitad de la
población humana no le agradaba

Es especial y sé que llegara muy lejos.

La cena transcurre entre conversaciones y risa, me encargo de conocer más de Claire y


ponerme al día con Melissa. Hace mucho que la familia no se reunía de este modo,
siempre estábamos en diferentes países y era difícil, ahora que nos encontramos aquí sé
que esta no será la única cena o reunión que asistiré de la familia.

Eva y Liam se casaron en algo pequeño, sé que quieren renovar los votos para que toda
la familia este presente, aun no sé cuándo.

Es un poco tarde cuando decido irme, Aksel se divirtió un poco junto a Dylan y
Camille, pero se aburre muy rápido debido a que ellos son mayores que el por un par de
años.

—Me caen bien —dice Aksel cuando ya estamos en el auto.

—Son tu familia —digo.


—La familia del general también son mi familia, ¿verdad? —pregunta y veo su cara de
curiosidad por el espejo.

—Lo son —respondo, Owens no me dijo nada sobre decirle algo a su familia.

Como siempre, Aksel comienza hablar sin parar, hacer preguntas y darme datos
innecesarios, yo solo respondo y escucho con atención cada cosa que dice, al llegar me
aseguro de revisar todos los alrededores antes de pasar a la casa.

Propone ver una película y acepto porque su cara me indica que se está durmiendo, la
pongo en mi habitación y no tarda mucho en quedarse dormido y yo lo sigo.

<<<<<

¿Por qué la persona que te ha hecho tanto daño es la misma que te revive del dolor?

Es tan difícil solo fingir ser fuerte, fingir que el daño causado fue poco, cuando en
realidad sientes que te carcome por dentro y que solo quieres llorar por horas.

Era algo que me mantenía pensativa la mayoría del tiempo cuando pensaba en Aiden
Owens.

Nos amamos y nos hicimos daño.

¿Eso es el amor? ¿Así de egoísta?

En mi corazón nunca le guarde rencor, no cuando sabía qué clase de persona era, al ver
todo en retrospectiva me aseguraba de ponerme en su lugar, no solo de pensar en lo
sucedido, porque de nada sirve que yo me mantuviera alejada sin saber por qué no
luchar por él.

Yo solo quiero ser feliz, que me hijo sea feliz y que no haya nada que pueda destruirnos
de por medio.

—Coronel, tenemos todo listo —anuncia Maxi entrando a mi oficina— La tropa 378 irá
por órdenes del general Owens.

—Está bien —digo levantándome y tomando mi glock junto a una daga y otras armas—
Nos divirtiéremos en esta misión, me pondré de acuerdo con el coronel al mando.

Maxi asiente y se queda atrás en mi oficina preparándose mientras yo bajo hacia donde
se encuentra Ethan Myers.

Anunciaron una oportunidad para tomar a la triada china, empezaron haciendo negocios
de droga, no me extraña, era el momento perfecto para un operativo en su contra, un
correo me llego esta mañana del Coronel Myers anunciando que su general quería que
su tropa participara en esta misión para cubrir más la zona, claro que acepte.

—Myers —llamo en cuanto me consigo con él en el vestíbulo.


—Maslova, ya estamos listos para avanzar.

—Nosotros igual —señalo y enseguida bajan el resto de la elite para irnos— ¿Tienes
algo más que decir? — pregunto al notarlo inquieto y sin quitarme los ojos de encima.

—Pues no lo sé, es raro volver a trabajar contigo —dice y camina conmigo hacia afuera.

—Ethan —me detengo a medio camino obligándolo a parar también— No vine aquí a
pelear con nadie, jugué sucio, si, entiendo la desconfianza, pero estaré aquí un tiempo y
no me gustaría pelear o tener disputas entre ambas tropas.

—Tampoco quiero eso.

—Entonces —extiendo mi mano esperando hasta que la toma— El pasado es pasado.

—El pasado es pasado —repite seriamente sacudiendo mi mano— Lo que no creo que
se quede en solo pasado es eso —señala con su cabeza hacia la entrada del edificio de
su tropa de donde viene saliendo Owens, cuando volteo a verlo de nuevo, Ethan tiene
una pequeña sonrisa en su cara.

—Principalmente eso es pasado —digo.

—Eso crees —murmura y ruedo los ojos.

—¿Algún día dejaras de ser un chismoso? —pregunto.

—No, eso está en mi naturaleza.

—Ya veo.

—¿Están listos o tenemos que esperar que terminen con su charla? —la voz del General
Owens se alza sobre todas las demás y hago un gran esfuerzo de no rodar los ojos de
nuevo.

Todos nos alistamos rápidamente en las minivan para trasladarnos a el lugar donde sería
la misión, estoy a la expectativa ya que seguramente Draked estaría ahí, la quiero
muerta.

Sergey ayer en la cena me comentó la insistencia del general para involucrarse con el
caso de Edward, el no pudo negarse y me dijo que tendríamos misiones conjuntas.

El resto de la tropa elite tiene máscaras, como siempre así peleábamos, sin embargo, yo
ya no las usaba. Tenía muchos planes que cambiarían el rumbo de la elite y de los Skryt,
quería que las cosas se dieran como deben.

El camino es corto y lleno de tensión como lo era en cada operativo donde no sabíamos
que tan peligroso seria, la triada era de los más agresivos a la hora de atacar y estarían
molestos cuando su venta sea interrumpida.
Bajo de la minivan consiguiéndome con Maxi y Ethan, no sé dónde se encuentra
Owens, pero supongo que en algún momento lo veré, nos ponemos en posición listos
para atacar y esperamos hasta que comenzamos a ver a los chinos llegar.

Uso un mini binocular para saber cuántos son y quienes se encuentran, hasta el
momento solo se ven unos 30 hombres acompañados de la jefa Draked. Me aseguro de
dar el informe por los auriculares y esperamos hasta que llegue el momento de atacar.

Están completamente armados, se ven con entrenamiento y listo para atacar.

Pan comido.

—Ahora —digo al auricular.

Enseguida comienza atacando Ethan desde atrás, el junto a Andrew realizan el primer
ataque, no espero mucho para yo salir de mi escondite junto a Maxi y varios de la Elite.

Disparo y me dispongo a buscar a Draked, es la prioridad aquí.

Esquivo a un hombre que quiere dispararme y le hago seña a Maxi para que se encargue
y me cubra, cruzo la habitación corriendo buscando a la mujer y me deshago de algunos
lacayos mientras corro.

El operativo ha ido bien, Ethan capturo a varios miembros de la triada que se encuentran
arrodillados y esposados, en el piso, algunos aun intentan escapar.

Detengo mis pies cuando la veo ir hacia la salida, está con tres hombres, no me da
tiempo de dar aviso a alguien más para que venga conmigo así que voy sola.

Me escondo tras la puerta hasta que los veo más adelante, le disparo a uno de los
hombres en la cabeza atrayendo la atención de los otros dos, Draked se mantiene al
margen esperando que la protejan.

—¡Draked! —grito saliendo del escondite detrás de la puerta para atacar de frente, al
verme su expresión de asombro cambia rápidamente a molestia.

—¡Mátenla! —ordena a los dos hombres junto a ella.

Empiezan a dispararme y logro esquivar y contraatacar, estoy sola con ellos en medio
de la calle así que me aseguro de matarlos antes de ir por Draked que se había alejado
aún más corriendo.

—También es un gusto verte, Draked —digo justo cuando logro rodearla con mis brazo
para detenerla y lanzarla al piso.

—Tengo amigos que pagarían una fortuna por tu cabeza —dice sacando su arma y
apuntándome desde su posición en el piso.

—Pues, que te puedo decir, hasta para matarme necesitan ofertar.


—Ya veo que la modestia no se te ha quitado —comenta sin moverse un centímetro—
Pensé que se te calmaría un poco luego de exponer el video en para tu noviecito.

Se ríe y yo me paralizo cayendo en cuenta que fue ella la que de alguna forma, hace tres
años, coloco el video en el comando.

—Siempre supe que las ratas son las que se esconden luego de joder —escupo con
rabia, la quiero matar

—Creo que la jodida me salió bien —dice arrastrando sus palabras— Las
modificaciones en el video hicieron su trabajo y deje a toda una entidad en tu contra.

—Eres una maldita, hija de… —me veo interrumpida por una patada en mi estómago
que me desconcentra, ella se levanta con rapidez y apunta hacia mí y sin más dispara.

Espero el impacto, pero nunca llega, sin embargo me encuentro en el piso siendo
aplastada por otro cuerpo.

—Levántate, no dejemos que se escape —Owens se levanta en me ayuda y tengo que


tomarme un segundo para entender lo que sucedió.

Corro cuando veo que quiere huir y Owens me sigue, le disparo en una pierna
haciéndola caer, nos apresuramos hacia ella y me encargo de ponerle las esposas.

—La única razón por la que te dejo viva es porque tienes cosas que aclarar —le digo.

No me responde y Owens no dice nada mientras la lleva hacia las minivan que se llevan
a los presos.

Lo sigo y me quedo al margen mientras todos se preparan para volver al comando, me


acerco a Owens luego que les diera órdenes a los soldados de vigilarla hasta llegar a la
cárcel.

—Lo tenía bajo control.

—Estarías muerta si no hubiese intervenido —espeta.

—¿Y a ti qué? Eso es lo que tú quieres, ¿no? —la rabia del momento me invade y lo
observo.

—Ya no estamos en eso¸ Ivy —suspira— lo último que quiero ahora es que mueras.

—¿Por qué? —me acerco a él amenazadoramente esperando que responda.

—Porque eres la madre de mi hijo.

—¿Solo eso?

—Si.
—¡Jódete! —lo empujo sin tener en claro cómo me siento en este momento y me
adelanto a una de las minivan para irme sin mirar atrás.

Maldito.

Capítulo 16
Aiden Owens

—Gracias por venir —le digo a Liam dejándolo entrar a mi casa.

—No podría no hacerlo, aun te considero como un hermano —entramos y vamos hacia
el sofá donde nos sentamos para hablar.

—No parece ser así, tenía tres años sin verte —recuerdo.

—Lo sé, pero, ¿Qué esperabas? —dice mirándome expectante— la última vez que te vi
estabas maltratando una mujer embarazada.

—¿Tu lo sabias? —pregunto de inmediato molesto.

—Antes de que empieces a pensar cosas que no son —se adelanta— Me conseguí a Ivy
en el hospital aquella vez, se estaba haciendo la prueba y estaba asustada, eres mi amigo
y no la iba a dejar sola en ese momento.

—Debiste decirme —espeto.

—No me correspondía, además, en el momento que vi tu actitud con ella no pude no


intervenir, por ella y por ti.

—Me he perdido de tantas cosas…

—Si —asiente.

Cierro mis ojos con frustración porque me sentía de manos atadas, más de una semana
dándole vueltas a todo esto.

—La protegiste de mi —no es una pregunta y él lo sabe.

—Mira, Owens, Ivy se ha ganado mi confianza al igual que yo me gané la de ella, ese
niño es mi sobrino y soy capaz de morir por él, no sabes todo lo que ella pasó para
traerlo al mundo y lo mucho que ha hecho para protegerlo, ¿quieres involucrarte? Bien,
pero no jodas todo lo que ella construyo para el.

—Solo quiero lo mejor —digo con un sabor amargo con todo lo que dice— Para ambos.

—¿Ivy te sigue importando?

—Si.
No me responde de inmediato, creo que sonríe negando un poco hasta que suelta una
pequeña risa.

—Ten cuidado con ella, no sigue siendo la misma chica.

—Eso lo sé.

Lo sabía desde que la vi por primera vez luego de tres años, se notaba en su rostro y sus
facciones endurecidas, ha pasado por mucho y no deja que nadie la toque, su oposición
a mi es bastante evidente.

—¿Qué harás? —me pregunta con curiosidad.

—Recuperar lo que es mío.

—No creo que quede algo tuyo en ella.

—Estoy seguro que si —afirmo sin tener ninguna duda— Solo necesito un tiempo para
pensar bien las cosas.

—No tardes, sabes que ya no eres el único ahí.

Eso hace que mis puños se cierren con fuerza, el hijo de perra, sabía que sería un
problema en cuanto Ivy me lo presento en aquella gala, su actitud de sumiso
complaciente no me la trago y verlo con ella es un golpe bastante duro.

Me sentía cerca de Ivy hasta que el la llamó y arruino todo.

Liam se queda un poco más mientras me habla de Aksel, lo invité aquí porque
necesitaba hablar con alguien que entendiera todo esto, además, él los ha protegido
todos estos años.

Cuando se fue no sabía qué hacer, ayer fue el operativo en contra de la triada y tenemos
el día libre, yo como General no asisto todos los días al comando, sin embargo, siempre
estaba trabajando.

Hoy quería un respiro.

Mi teléfono suena en algún lugar de la casa y muy a mi pesar me levanto, aún estoy en
pijama y no pienso cambiarme por el resto del día.

Reviso el identificador de llamadas y me doy cuenta que es Ivy, de inmediato contesto.

—¿Ivy? —pregunto al móvil algo confundido por su llamada ya que la última vez que
hablamos estaba bastante frustrada conmigo.

—¡General Aiden! —el grito me hace despegar un poco el teléfono de mi oído.


—Aksel —saludo sin saber que decir— ¿Cómo estás? —mis manos sudan mientras
sostengo el teléfono y tengo la misma sensación de nerviosismo de cuando corrió a mis
brazos en la cafetería.

—Yo estoy bien —su voz se escucha algo apagada y me alarmo— mimi está enferma.

—¿Qué tiene mimi? —me levanto rápidamente sin importarme nada más y empiezo a
buscar las llaves del auto.

—Le duele la cabeza, esta acostada —informa— Me dice que no puede salir por helado,
¿podrías traerme? Los padres hacen eso por sus hijos.

Su astucia me asombra pero en estos momentos el estado de Ivy me tiene fuera de sí.

—Lo haré —aseguro.

—¡Aksel, dame mi teléfono! —escucho el grito de Ivy por el teléfono y me apresuro a


mi auto para ir ahí.

La llamada se corta sin darme tiempo de decir algo más pero sigo hacia una farmacia
primero.

La verdad es que estar en pijamas en una farmacia no me importa, las personas me


observan raro pero ignoro mientras compro algunas medicinas para el dolor de cabeza y
un tarro de helado.

Sí, no puedo escapar de esto, ¿Cómo puede tenerme así?

Es como si al saber que ella está mal no puedo evitar ir con ella, cuidarla y curar sus
males.

A este paso terminaré olvidándome de lo mucho que decía odiarla.

Al llegar a la gran casa los guardias de la entrada me dejan pasar sin preguntar nada, Ivy
me dijo que tenía acceso debido a Aksel, al bajarme del auto llevo las medicinas
conmigo y el helado y toco el timbre.

Se tardan un poco en abrir la puerta, y cuando lo hacen me doy cuenta de inmediato que
algo va mal.

Tiene ojeras y está toda desaliñada, la observo detenidamente y me alegro de haber


venido.

—¿Qué haces aquí? —pregunta con fastidio en su voz pero dejándome pasar.

—Acabo de recibir una llamada de Aksel diciendo que quería helado —informo y
levanto el helado para que lo vea.

—Estas en pijama —señala.


—Tu igual.

—Yo estoy en mi casa —dice rodando los ojos justo cuando llega Aksel corriendo hacia
mí.

—¡General! —lo levanto cuando llega a mí y veo como busca en mis manos lo que
pidió.

—No sabía si Aksel tenía problemas con la azúcar así que traje uno normal y otro
dietético que conseguí en la farmacia —le digo a Ivy mientras se lo doy y la sigo a la
cocina.

—No tiene ningún problema —dice sacando los helados y sonríe— luego de los helados
de Summer Lithg, este es mi favorito —dice mirando el tarro blanco.

—No lo sabía —digo y me aseguro de sostener bien a Aksel— en la bolsa hay algunas
pastillas para el dolor de cabeza.

Su mirada de inmediato sube a mis ojos.

—¿Qué…?

—Aksel es muy comunicativo por teléfono —me encojo los hombros.

—No es nada — asegura.

—Ivy, toma una y ve a descansar, me quedaré cuidando a Aksel —insisto y veo la duda
en su mirada— Haré la comida y no saldremos de aquí —eso la hace reír.

—No sabes cocinar —señala.

—He estado practicando —miento.

La duda la deja en su lugar hasta que mira Aksel conmigo y toma una de las pastillas
dejándola en su boca.

—Solo porque me duele mucho, ¿bien? Grita si necesitas algo —camina hacia mí para
hablar directamente con Aksel— Te quedaras con el General un rato, nada de travesuras
ni berrinches.

—Te amo, mimi —Aksel la atrae hacia el dejándola pegada a mi mientras la abraza,
noto el cuerpo de Ivy algo tenso por nuestro contacto pero sonríe hacia nuestro hijo.

—Y yo a ti, gruñón.

Le da un beso en la frente y se separa para salir de la cocina dejándome sola con el niño.

—Entonces… ¿Qué quieres comer? —Le pregunto— ¿te gusta la pizza? —su rostro se
arruga como con desprecio.
—No me gusta, Morel siempre compra pizza para comer —se estremece como si le
diera asco solo recordar y yo hago una nota mental de no comprarle nunca pizza.

—No comas algo que no te gusta —digo repentinamente molesto.

—¿Puedo tener un poco de helado? —pregunta cambiando de tema.

Asiento y lo llevo a la pequeña silla de bebe donde supongo que come y lo aseguro
antes de ir por el helado, le tengo que sacar una pequeña porción porque así no tenga
problemas de diabetes, no me gustaría provocársela.

No dice nada mientras come felizmente su helado, mi mira de vez en cuando y mis
nervios se disparan.

Tomo mi teléfono y no le quito la mirada de encima mientras hago la llamada, está


tranquilo.

—¿Si? —la voz de Lara llega a través del teléfono y me tomo un momento para hablar.

—¿Qué podría hacerle de comer a un niño de tres años? —pregunto antes de


arrepentirme, escucho su risa y espero.

—¿Para qué quieres saber sobre bebé, Owens?

—Después te explico, pero necesito tu ayuda urgente.

—Bien —acepta y suspira— Tiene tres años, ya come lo que sea, puedes darle pasta
o…

—¿Cómo se hace? —su risa se incremente y yo solo estoy frustrado por que no pensé
esto antes.

—Creo que mejor será que te envié el número de un restaurante, puedes pedir un plato
para niños y listo, tienen delivery.

—Perfecto —digo y sonrió.

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Me levanto justo cuando siento la respiración de Aksel más pausada y me doy cuenta
que ya está dormida. Luego de comer insistió en ver una película y se quedó dormido
sobre mí.

Lo llevo conmigo y subo las escaleras para dejarlo en su habitación para que este más
cómodo que en el sofá, lo cubro con su sabana y apaga la luz cuando salgo.

Es imposible no verlo antes de salir, ese niño habla sin parar, salta de un tema a otro sin
darte tiempo de procesarlo, también es muy imperativo a la hora de jugar, botó el jugo
en la mesa y dejo un desastre donde comió.
Es mi hijo.

Salgo de ahí y bajo para ordenarlo todo, Ivy me mataría si viera el estado de su casa
cuando han pasado menos de tres horas de dejarnos solos.

Ella no ha salido desde que entró a su habitación, no había querido molestarla esperando
a que descanse un poco.

Subo con la comida y no toco la puerta de su habitación al entrar, tampoco hace falta ya
que se encuentra abierta y ella profundamente dormida en su gran cama.

No quiero despertarla pero en un mal movimiento al intentar salir le doy a una lámpara
y la sostengo antes que caiga al piso, aun así el sonido es fuerte.

—¿Owens? —su voz adormilada me hace regresar mi mirada a la cama donde se


encuentra sobre sus codos mirándome.

—Vine a traer tu comida —explico.

—¿Dónde está Aksel? —pregunta mirando alrededor buscándolo.

—Dormido, ya comió y jugó..

—Está bien —se sienta con algo de esfuerzo y arruga su rostro.

—¿Qué tienes, Ivy? —pregunto sentándome en la cama a su lado.

—Solo es migraña —dice sin mirarme— Si quieres vete, Aksel despertara más tarde y
yo ya me siento mejor.

La veo mientras evita mirarme y le paso la bandeja con su comida.

—No me iré —espeto harto de su negatividad— no seas pesada y come para que sigas
descansando.

—No tienes que quedarte…

—Ivy —suspiro y espero hasta que sus ojos están en mí para continuar— No me iré.

—¿Siempre serás así de terco? —Pregunta— No necesito que me cuides.

—Sé que no.

—¿Entonces?

—Entonces me quedaré aquí, tú descansas y yo seguiré cuidando a Aksel hasta que


estés mejor.
Parecer querer decir algo mas pero se contiene cuando su teléfono suena al otro lado de
la habitación, me levanto y voy por el bajo su atenta mirada, como imaginé es el
imbécil.

Corto la llamada y apago el teléfono dejándolo caer dentro de mi bolsillo.

—¿Qué carajos piensas que haces? —pregunta con molestia.

—Apagando tu teléfono para que no te vuelva a llamar —digo con un leve gruñido por
la rabia.

—No tienes derecho hacerlo, devuélvemelo —bufa.

—No —soy firme y le doy una última ojeada antes de dirigirme hacia la puerta— Estaré
abajo.

Salgo y voy hacia la sala de estar.

¿Estoy molesto? Si pero no sabía por qué.

Yo estaba claro que mi relación con Ivy estaba rota, que probablemente no
funcionaríamos y que era imposible volver a como estábamos.

Lo sabía.

Sin embargo, no quiero que sea así, estoy celoso y rabioso con la confianza que se tiene
con ese tipo, estoy actuando como loco pero no me importa, en este monto solo quiero
disfrutar un poco de Ivy y Aksel e interrupciones.

No pasan ni veinte minutos cuando Ivy baja las escaleras.

—No puedes venir aquí y quitarme mi teléfono porque te da la gana, quiero que te
vayas ahora y me lo devuelvas —espeta enojada.

—No me iré sin antes despedirme de Aksel —digo haciéndole saber que no me iría
hasta que despertara.

—¿Por qué te empeñas en hacer esto más difícil? Solo quieres formar parte de la vida de
Aksel, ya está, deja de joderme.

—Deja de engañarte, Maslova.

—¿Qué carajos quieres de mí? —Gruñe frustrada— Estoy feliz con Morel, quiero estar
con él, no contigo.

—¿En serio? —me levanto del sofá y camino hacia ella ya sobrepasado de molestia—
No me interesa lo que pienses que sientes por el.

—No solo pienso, sé que es así.


—En tu voz hay de todo menos seguridad —señalo— No lo amas.

—¿Tu que sabes? —Está molesta, sus puños se endurecen y ninguno da marcha atrás—
No te atrevas a intentar adivinar mis sentimientos.

—No lo intento adivinar —avanzo hasta que tomo con una mano su mentón para que
me mire— No lo ve como me mirabas a mí, eso no es amor y lo sabes.

—No te metas en mi vida personal —con su mano me aparta y retrocedo.

—Bien —subo las manos en señal de rendición y doy unos pasos hacia atrás, saco el
teléfono de mi bolsillo y lo lanzo al sofá donde rebota pero no le pasa nada— Avísame
cuando él te logre hacer sentir como yo lo hice, cuando lo desees de la misma forma y
las ganas nunca se vayan —baja la cabeza mirando sus pies y yo niego.

—No sobrepases mis límites —Advierte.

—Tu no sobrepases los míos —advierto de igual forma— aun no tienes ni idea de lo
que soy capaz de hacer.

Salgo de ahí dejándola con la palabra en la boca.

Yo no retrocedo y no lo haría por esto, se cómo llegar a ella, como conquistarla.

Algo que en todos estos años él no ha logrado.

Capitulo 17
Ivy Maslova

Me gustaba jugar sucio, la manipulación y estrategia eran mi fuerte, siempre supe como
tener a las personas donde quería, hasta los momentos solo una persona puede
desestabilizarme.

Y ese, claro está, es Aiden Owens.

No solo lo del teléfono, eso me molesto pero lo que más me tenía nerviosa era su trato
con Aksel y de alguna forma, hacia mí.

Su actitud fría y caliente me tenía de nervios, tan contradictorio, directo e indispuesto.

¿Me importo que me haya apagado el teléfono? No, ¿me importo que haya comprado
mi helado favorito? Si.

Lo odiaba.

—Draked no hablará —dice Ethan interrumpiendo el rumbo de mis pensamientos


entrando a mi oficina sin anunciarse.
—Lo sé —digo sin darle mucho importancia— Hablaré con ella pero no ahora, déjala
acostumbrarse a su nuevo hogar.

—¿Cómo quieres avanzar? —pregunta con curiosidad.

—Quedamos en que buscaría los lugares frecuentes de Edward usando el nuevo método
para encontrarlo, los reflejos —le recuerdo— El lunes tendré esa información, han sido
años y no es fácil, pero ya está casi listo.

—Bien —acepta dejándose caer en el asiente frente a mi escritorio y me pasa una


carpeta— Zhou envió información sobre los tailandeses.

—No me agrada del todo —digo recordando al asiático.

—Demostró ser de confianza, además, la información que brinda es precisa y constante.

—Son seguidores de mafias grandes —le doy una ojeada a la carpeta— No me


preocupa tanto en este momento, necesito información sobre el nuevo líder de la triada,
normalmente al caer uno no tardan una semana cuando tienen el siguiente y eso seguirá
hasta que se acabe con todos.

—Owens se está encargando de eso —informa y la molestia se instala en mi pecho con


su mención.

—Bien, ¿algo más?

—No —se levanta pero no se va— supongo que a partir del lunes empezamos con
misiones de espionaje en los lugares frecuentes de Edward.

—Podemos empezar con eso para poder tener una idea de donde trabaja.

—Está bien, te veré mañana entonces —dice al salir y tengo que tomarme un momento
para saber que hay mañana.

Cumpleaños de Emery.

Mañana era domingo, teníamos el día libre. Me olvidaba por completo de ello.

No quería acostumbrarme a estar aquí, Serit estaba mejorando y ella es la razón por la
que estoy aquí principalmente, luego está Edward que fácilmente podría trabajarlo
desde la isla, tampoco quiero que Aksel se acostumbre.

¿A el ambiente o a Owens?

—Buenos días, Coronel, ¿me mando a llamar? —Brian Turner cruza la puerta de mi
oficina con duda y lo invito a sentarse.

—Turner, un gusto volver a verte —digo y me doy cuenta que ya cuenta con uniforme
de la entidad.
—Algo inesperada su llamada.

—Hay algo que quiero que averigües.

—Estoy a su orden, Coronel, sin embargo, no puedo ocultarle mis misiones a el general
Owens —la lealtad estaba en él y sé que Owens supo cómo jugar sus cartas con este
niño.

—No quiero que le ocultes nada —reitero— quiero que investigues como llego el video
de la muerte de la madre de Owens a los monitores del comando.

—No creo que…

—Turner, es una orden, no me interesa que se lo digas a Owens, solo mantelo al margen
del resto —espeto— Draked tuvo algo que ver en eso pero ¿Cómo podría hacerlo sola?
Alguien de adentro la ayudo que hasta ahora lo hemos pasado por alto.

—Estuve pensando en eso, lo intente hablar con el General una vez pero no me dejó ni
comenzar, estaba totalmente indispuesto a tocar cualquier tema que pudiera
involucrarla.

—Draked confesó alterar el video, solo quiero saber cómo llego a las pantallas —
asiente y se levanta cuando nota que no diré nada mas— Necesito esa información lo
antes posible —lo veo asentir otra vez y sale de la oficina.

Eva no estaría muy activa por un tiempo en el comando debido a las complicaciones del
embarazo, Brian había estado trabajando con ella y sé que es tan inteligente para esta
misión como lo sería mi hermana.

A la hora del almuerzo no salgo de mi oficina, hoy no estaba de humor, hago que mi
secretaria me traiga la comida y luego de comer sigo trabajando.

Este era mi refugio, trabajar.

Aksel está con Leslie y soldados de los Skryt en casa, no quería sacarlo mucho de casa,
temía por su seguridad, Leslie siempre se quedaba con él y es una persona en la que
confió plenamente.

Ya es algo tarde cuando termino de comprobar la información que mando Zhou y


encontrar más, al ver por la ventana veo que ya es de noche y no hay casi nadie afuera.

Me apresuro a recoger mis cosas y a salir ya que Aksel no le gusta cuando llego tarde.

Camino fuera de mi oficina y en cuanto salgo del edificio el frio me hace estremecerme,
esta oscuro y por alguna razón me siento observada, intento ver por todos lados
buscando a alguien pero no veo a nadie a mi alrededor.

No me quedo para averiguarlo y entro en el auto para irme rápido, pero alguien toca la
ventana y por instinto saco mi arma y apunto a través de ella.
—¿Nerviosa? —Owens levanta las manos y frunce el ceño viendo el arma en mis
manos, bajo el vidrio de la ventana para poder escucharlo bien.

—¿Me has estado observando? —pregunto aun con la sensación de estar siendo
vigilada.

—¿Tu cuerpo? Si, muchas veces —responde con sarcasmo.

—No me jodas, Owens —quiero subir otra vez el vidrio para irme, pero su mano toma
la mía impidiéndomelo.

—¿Mañana iras a la casa de Emery?

—Si.

—Lleva al niño.

—Claro que lo llevaré, ¿Dónde se supone que lo dejaré? —rueda los ojos e ignora mi
comentario.

—Lo digo porque quiero que Jeremiah y Rosalind lo conozcan.

Me tenso de inmediato y él lo nota pero no dice nada, espera por mi respuesta.

—¿Estás seguro de ello?

—Si.

—Creo que no hace falta darte ninguna advertencia.

—Nadie lo tocara ni dirá nada en su contra —asegura.

—Bien, estás en tu derecho.

Pulso el botón para subir el vidrio y enciendo el motor saliendo de ahí mientras el queda
en el estacionamiento.

No puedo impedir que quiera presentárselo a su familia, es algo que es normal.

Sé que la cosa con Owens ha avanzado rápidamente, de matarnos, aliarnos, ser amigos,
matarnos otra vez, besarnos, odiándonos y anhelarnos, pero la siento más intensa e
indestructible.

Es como si ahora tuviera la seguridad que nada podría derrotarnos otra vez, que si se
meten con nosotros o con nuestro hijo somos capaces de hacer lo que sea, eso me asusta
y la vez me excita.

Al llegar a casa hago un rápido chequeo de los guardias y la seguridad en general antes
de entrar, al hacerlo Leslie se encuentra leyendo algo en el sofá.
—¿Qué tal estuvo hoy? —pregunto sobresaltándola.

—Tranquilo, solo estuvo sobre Thor la mayor parte del día —dice señalando a el tigre a
sus pies.

—Entonces fue un día duro para mi bebé grande —digo agachándome para acariciar a
Thor— ¿Dónde está Aksel?

—Dormido, estar con Thor lo agota rápido —dice y asiento porque se lo inquieto que
son ambos cuando juegan— Mencionaba mucho a el general.

—Se llevan de maravilla —digo sentándome en el sofá a su lado y Thor rápidamente se


hacen un espacio para dejar su cabeza en mis piernas.

—Lo vi a lo lejos hace unos días —comenta y la observo darme una sonrisa pícara— Es
sexy.

—No comiences —bufo haciéndola reír.

—¿Te molestaría si…?

—No me molestaría, Leslie —gruño rodando lo ojos— Te mataría se te metes con él.

—Y seguramente esa es la misma reacción si alguien se mete con Morel, ¿no? —Se
levanta riendo y yo ignoro su comentario levantándome también para irme a mi
habitación— ¡Me lo imaginé! —grita cuando voy subiendo las escaleras.

Me tomo unos minutos en estar en pijama acostada en mi cama, como supuse. Mi


teléfono suena minutos después y despejo de mi cabeza cualquier duda que me pudo
hacer tener Leslie.

—Hola, hermosa —la voz de Morel inunda mis oídos y me permito perderme un rato.

<<<<<

—¡Aksel! —llamo ya lista para irme.

—¡No me iré sin toto! —grita de regreso montado sobre el tigre.

—No lo llevaremos —le digo caminando hacia el para cargarlo a pesar de su berrinche.

—No quiero dejarlo solo —dice intentando aferrarse a él.

—Estará con Leslie.

—¡No quiero! —grita de nuevo y yo tengo que tomar una respiración profunda para
calmarme.

—Volveremos en un rato, Aksel —digo con falsa calma.


—¡No quiero, no quiero, no quiero! —sigue gritando una y otra vez sin soltarse del
tigre.

—Le diré al general que no lo quieres ver —intento.

—¿El general estará allá? —pregunta deteniendo sus gritos.

—Sí, y te quiere ver —tal vez es un poco sucio pero eso lo tranquiliza y se baja con
algo de dificultad de Thor que también estaba harto de sus grito.

—Puedes llamarlo y decirle que venga —sugiere.

—No, iremos.

Le toma un momento decidirse pero cuando lo hace suspiro de alivio, no está feliz con
la idea de salir pero no se negara a el general.

Entramos en el auto e ignoro su mala mirada mientras conduzco, la casa de Emery no


está tan lejos así que no tardamos en llegar, hay varios autos estacionados frente a esta.

—Aksel, el general te presentará a su familia, se agradable, por favor.

—No quiero conocer a nadie —espeta.

—También son tu familia así que tienes que conocerlos —trato que mi voz suene
calmada sin mostrar los nervios que tengo.

No me responde y rezo para que todo salga bien, salgo del auto y voy hacia el otro lado
para abrirle la puerta y sacar a Aksel de su silla, cuando lo hago viene llegando otro auto
que rápidamente me doy cuenta que es Liam, Eva y Camille.

—¡Vyvy! —el grito de Eva llama la atención de Aksel que se entusiasma cuando ve a
Camille.

Voy hacia mi hermana y le doy un abrazo con delicadeza pendiente de su barriga.

—¿Cómo te has sentido? —pregunto.

—Mucho mejor, Liam está algo maniático pero ya estoy bien.

—No estoy maniático —dice el rodando los ojos— Solo me preocupa que algo pueda
pasar.

El amor de Liam y Eva era intenso, muchas veces pensaba en como hubiera sido si
Aiden me hubiera acompañado durante el embarazo, Liam la amaba y adoraba el piso
que pisaba mi hermana, Eva estaba loca por él y eso se le notaba a ambos.

—Venga papá gallina —me burlo ocasionando la risa de Camille y Eva.

—No sé por qué te burlas de mi —me dice— Tú eras mil veces peor con Aksel.
—En eso tienes razón —dice Eva hacia su esposo— Entremos —dice señalando a la
puerta.

Aksel toma mi mano y se ve aún más arrepentido de venir cuando abren la puerta y se
escucha la gente dentro.

—Me alegro que vinieran, todos están en el patio —dice Ethan en la puerta y le damos
un rápido saludo antes de avanzar.

La casa está igual a como la recordaba, en esta ocasión habían globos y adornos de
cumpleaños alrededor de ella.

Al salir al patio siento la mano de Aksel apretar la mía y lo veo frunciendo el ceño.

—¿Qué sucede?

—Nada —dice con molestia, se veía muy curioso con su linda bermuda beige y camisa
blanca, cambien tenía un gorra que mantenía su cara oculta.

—Ivy, me alegra que estés aquí —dice Emery levantándose de la silla donde se
encontraba.

—Feliz cumpleaños —digo dándole un minúsculo abrazo y pasándole el regalo que le


traje y saludando al resto de los chicos que se encuentran rodeando la mesa, Andrew,
Belén, Isabella, Erin, Lara y Lisa.

En la otra mesa noto a Rosalind, Jeremiah, Rogey y Sara con una niña un poco más
grande de Aksel en sus piernas, puedo suponer que es su hija, me abstengo de ir de
inmediato ya que Eva parece un poco nerviosa.

—Gracias —dice y nota a Eva a mi lado— Eva, un gusto volver a verte, no sabía que
venias con tu hermana —dice ella saludándola entusiasmada ya que siempre se llevaron
bien.

—En realidad, vino como mi esposa —interviene Liam.

La expresión de todos cambia a una de asombro, me da algo de risa la manera que ahora
ven a Liam.

—¿Esposa? —la voz de Belén se escucha sobre el resto y creo que todos quedan en
silencio con la tensión.

—Su esposa y próxima madre de su hijo —le dice Eva sonriendo.

Siento un poco de pena por Belén pero recordando todo lo que hizo para que Liam no la
dejara, siento que merece esto.

—Eso es genial —interviene Emery intentando aligerar el ambiente— Estos niños están
preciosos hoy —dice hacia Camille y Aksel.
—Gracias, señora —responde Camille con una sonrisa dulce, sin embargo, Aksel se
queda callado.

Noto la mirada de Erín, Lisa y Lara sobre Aksel, Jeremiah parece no estar tan
sorprendido como Rosalind que se ha quedado pasmada, Sara ya sabía de Aksel por lo
que supongo que su esposo también.

—Dijiste que el general estaría aquí —dice Aksel en voz baja hacia mi mirando
alrededor.

—Se supone que es así… —siento unas manos en mi cintura y me paralizo cuando
Owens besa mi mejilla, pero de inmediato me suelta dándole toda su atención a Aksel.

Se agacha para estar a su altura y el pequeño suelta mi mano para rodear el cuello del
general.

—Hola, pequeño —saluda levantándolo y me derrito un poco cuando ambos sonríen.

—Hola, General Aiden —Aksel parece olvidarse de las personas a su alrededor y


sinceramente yo también.

—Te quiero presentar a unas personas, ¿estás bien con eso? —le pregunta haciendo que
quiera estrangularlo de lo lindo que está siendo con él.

Aksel asiente y Owens toma mi mano para avanzar hacia la mesa donde están su padre,
dejo que me lleve con el bajo la mirada del resto que al igual que yo estaban
sorprendidos con su comportamiento.

—Aksel, él es mi padre, Jeremiah —dice señalando a el General que extiende su mano


hacia mi hijo que parece ya receloso al saludarlo— Ella es mi madre, Rosalind —la
señala y creo que la pobre mujer tendrá un infarto.

Sigue haciendo lo mismo con Sara y Roger y yo los dejo tener este momento donde
ambos se ven cómodos con el otro.

—Aksel es mi hijo —dice Owens y no solo para Jeremiah y Rosalind, también para el
resto incluyendo sus hermanos— No hace falta explicar que Ivy es su madre —me
señala.

» No tengo ningún tipo de rencor con ella, espero que ustedes tampoco, entiendo su
posición con todo esto y ustedes saben muy bien todo lo que sucedió —me sorprende al
notar su mirada en mi— El pasado quedará en el pasado, todos necesitamos un nuevo
comienzo y nuevas oportunidades, incluido a Aksel y a Ivy.

Creo que el silencio es el mejor aliado para todos ahora, por mi parte no puedo dejar de
observar a Owens, sus palabras tocaron algo en mí, no sé si fue la intensidad del
momento o la sinceridad de sus ojos.

Capítulo 18
El agua golpea mis pies y disfruto de la vista.

Me aseguro que mi vestido rosa no se moje con el agua de la piscina y rio por la forma
que Camille se aferraba a Liam para no caer al agua.

La tensión del momento pasó y todos se encontraban en lo suyo ahora, creo que la
mirada de seguridad de Owens los mantuvo al margen a todos con lo que había pasado.

—¿Qué piensas? —Eva nada hacia mí y se apoya de mis piernas.

—Siento que todo esto es una locura —digo sin dejar de apreciar a Owens y Aksel
dentro de la piscina juntos.

Es lo mejor de mí vista ahora, Owens se encuentra sin camisa solo con un short negro,
Aksel está en su bañador azul, estaba en sus brazos dentro de piscina.

—¿Aksel con Owens o lo que sientes al verlos juntos? —dice Eva volviendo a tener mi
atención.

—Un poco de ambos —admito sin intenciones de mentir.

—¿Estoy escuchando inseguridad en tu voz? —pregunta.

—Me iré en algún momento, no tiene caso intentar algo aquí.

—No sé si te has dado cuenta, Vyvy, pero Owens y Aksel tiene una conexión que ya no
puedes romper, no solo puedes irte y dejarlo atrás porque estoy segura que no te lo
permitirá.

—Eva, la isla…

—La isla es el hogar de los Skryt, y una sede de la elite, nada te detiene ahí.

—Creo que te estas olvidando de algo —digo— Tengo novio y se llama Morel
Danovan.

—¿Soy a la única que se le olvida? —se burla— Además, tampoco sé qué haces con él,
ni siquiera has podido tener sexo con el —bufa.

—Dios, Eva, no todo es tan sencillo.

—Ivy, Morel no provoca nada en ti, abre los ojos —rueda los ojos y yo me tomo un
momento para pensar.

Es cierto, el no despierta nada en mi pero me ayudó, estuvo para mí y sigue estándolo


ahora.

—¿Cómo te sientes con lo que ocurrió temprano con Belén? —pregunto cambiando de
tema.
—Sabía que sería algo así, nunca hablaba de mi matrimonio y por como terminaron las
cosas entre ellos, en algún momento sería un choque de trenes.

—Estuvo mejor de lo que esperaba —admito— Son personas agradables.

Conversamos un poco más mientras me quedo sentada en el borde de la piscina, poco


después Sara se sienta a mi lado y seguimos poniéndonos al día.

—Tengo que ir al baño —les digo a ambas y me levanto.

Voy hacia la casa no sin antes preguntarle a Emery donde queda el baño, todo está vacío
acá ya que la mayoría o se encuentra en la piscina o en las mesas hablando.

Me apresuro a hacer mis necesidades sin querer que Aksel no me vea, porque aunque
Owens lo mantenía distraído me miraba cada tanto para comprobar que estuviera ahí.

—Ivy —escucho mi nombre y me volteo para ver quien me llama.

—Rosalind —saludo e internamente me preparo para su típico regaño.

—Me alegra verte —dice.

Eso no lo esperaba.

—No me mienta, sé que no me quería con Owens.

—Recuerda que me deje envenenar la cabeza en aquel entonces —en su rostro se


observa el arrepentimiento por aquello— Y si me alegro verte, desearía haberme dado
cuenta antes lo feliz que mi hijo era contigo. Hoy terminé de comprobarlo.

—Su hijo y yo no estamos juntos y no lo estaremos, eso queda completamente en el


pasado para ambos.

—No me meteré en sus cosas —niega con la cabeza— ese niño es igual a Owens, no lo
tuve conmigo hasta los diez años pero el parecido es innegable.

—Hice lo que creí correcto.

—Lo hiciste, como madre y como mujer —me da la razón y estoy completamente
sorprendida con ella— nunca hemos intentado llevarnos bien, ese niño es mi nieto y
quiero conocerlo y quizás de pronto poder tener una amistad contigo —extiende su
mano y dudo un poco antes de tomarla.

—Nunca le quitaré el derecho a Aksel de conocer a su familia —digo sacudiendo su


mano como cerrando una especie de trato.

—¡Mimi! ¡mimi! —escucho el grito desesperado de Aksel y sé que mi tiempo acabo


aquí.

—Tengo que irme —digo rápidamente ella asiente en comprensión.


Salgo de la casa hacia el patio y lo consigo fuera del agua con los brazos cruzados sobre
su pecho mostrando su molestia.

—Estoy aquí, Aksel —digo agachándome a su lado, Owens intentaba tomarlo pero él
no se dejaba tomar— ¿Qué sucede?

—Te estaba buscando, no tienes que dejarme solo —reclama haciendo puchero.

—Estabas distraído con Owens, solo fui al baño —ruedo los ojos.

—Quiero que entres al agua conmigo —dice señalando a la piscina donde se


encontraban todos excepto Owens que seguía aquí.

—Está bien —acepto y no paso por alto la pequeña sonrisa de triunfo que tiene Owens.

—Te esperaremos adentro —me dice antes de tomar a Aksel y volver a entrar a la
piscina, ambos me observan esperando.

Me quito el vestido rápidamente por encima de mi cabeza y lo dejo en una silla, dejo las
sandalias quedándome solo en un traje de baño negro.

La mirada de Owens cambió a una que conozco bastante bien, sonrío y entro en la
piscina con lentitud haciendo que Aksel aplauda.

El agua no está tan fría como esperaba, se siente refrescante.

—¡Mimi! Nadar —Aksel le dice a Owens lo que quiere y observo como Owens lo
sostiene de modo que Aksel pueda mover sus manos y nadar hacia mí.

—Eres un experto —digo con fingido asombro y el ríe cuando lo tomo.

—Podría enseñarte a nadar —dice Owens rodeándome quedando a mi espalda.

—Creo que estoy bien.

—¿Segura? —una de sus manos toma mi cintura disimuladamente— Soy bueno


enseñando cosas —dice en mi oído haciendo que me estremezca un poco.

No le respondo haciéndolo reír y me concentro en Aksel que quiere que lo ayude a


nadar.

Así transcurre el resto de la tarde, Aksel no quiere salir del agua obligándome a
quedarme con el todo el rato, Emery se une a mí y conversamos un poco mientras que
Owens habla con Andrew y Erín.

Cuando por fin logro sacar a Aksel del agua me dice que está cansado y quiere ir a casa,
no me opongo y lo visto rápidamente, uso mi vestido sin importar mojarlo y me
empiezo a despedir de todos, Eva y Liam se quedan un poco más así que salgo hacia mi
auto.
—¿Puedes darme un aventón? —pregunta Owens justo cuando estoy dejando a Aksel
en su silla.

—¿Dónde está tu auto? —pregunto.

—No lo traje, vine con Andrew y ya me quiero ir.

—¡General Aiden! ¿Podemos ver una película? —Aksel espera su respuesta y Owens
espera por la mía así que solo asiento dejándolo que entre a el asiento del copiloto.

Era de noche ya, se que Aksel no tardaría mucho tiempo despierto, aun así se ve
ilusionado con que Owens nos acompañe a casa, era la única razón por la que aceptaba.

Claro.

El camino fue en silencio, cada quien en lo suyo, al llegar bajo del auto y saco a Aksel,
le había puesto ropa seca antes de entrar en el auto, Aiden también tenía ropa seca y así
que solo los dejo en la sala de estar para cambiarme.

Desde mi habitación escucho la risa de Aksel, amaba escucharlo.

Quito mi ropa mojada y uso un short de seda con camisa de tirantes del mismo material
color morado, seco mi cabello con el secador ya que no quiero resfriarme y bajo de
nuevo.

Aún se encuentran viendo creo que la primera película del capitán américa, ambos están
concentrados así que solo sigo a la cocina donde le preparo a Aksel un biberón, ya no es
un bebé pero le gusta tomarlo a veces, para Owens y para mi hago unos sándwich y los
llevo a la sala de estar.

—Te preparé un sándwich —le digo a Owens dándoselo.

—Gracias.

—Toma —le doy el biberón a Aksel y me siento del otro lado de Owens para comer,
siento su mirada en mí pero hago caso omiso mientras veo la película.

Como lo supuse, Aksel se queda dormido luego de tomar el biberón.

—Lo llevaré arriba —digo hacia Owens mientras lo tomo en mis brazos, no me
responde y yo sigo subiendo las escaleras para acostarlo.

Me consigo con Thor durmiendo en el pasillo y no hago ruido para que también
descanse, se queda justo en la puerta de Aksel pendiente de cualquier movimiento.

Lo acuesto y abrigo apagando la luz y saliendo de su habitación.

Bajo las escaleras de nuevo consiguiéndome con Owens en la misma posición.

—Podría decirle a uno de los guardias que te lleve, debes estar cansado —digo.
—Estoy bien, me gustaría quedarme solo un momento más —dice y me quedo parada
donde estoy sin saber que hacer a continuación— Siéntate conmigo, Ivy.

Lo pienso bien antes de hacerlo y quedarme a su lado.

—Gracias por todo lo que dijiste hoy.

—No tienes que agradecerme, tenía que hacerlo y lo decía con sinceridad.

—¿Dejar el pasado atrás? —pregunto recostándome de lado en el sofá para poder verlo.

—Sobretodo dejar el pasado atrás —acepta— Necesitamos eso para avanzar.

—Ayer hablé con Brian…

—Lo sé, es necesario investigar eso, no me molesta.

—¿Qué te hace pensar que me importa si te molesta o no? —pregunto con una sonrisa.

—Sé que hay muchas cosas que no te importan —responde en su lugar.

El silencio llega sin ser incómodo y veo a nuestro alrededor antes de sentir su mano
volteando mi cara hacia él.

—¿Qué haces? —le pregunto notando su cercanía.

—Comprobando algo —dice deteniéndose justo cuando nuestros labios casi se tocan.

—Owens…

—¿Yo si te importo, belaya? ¿Me dejaste en el pasado? —su cercanía me marea— Yo


nunca pude hacerlo —admite.

No hay palabras para expresar este momento, no puedo hablar y por eso hago algo que
no se si pueda arrepentirme luego.

Lo beso.

Comenzó suavemente y con calma, toma mi nuca y me mantiene ahí y poco a poco va
profundizando el beso, no me opongo a él, lo contrario, me entrego.

Me dejo llevar por el anhelo y el deseo que siento hasta que sin saberlo me encuentro de
horcajadas sobre él, eso parece dar una nueva perspectiva del beso pero se separa de mí
un momento.

—No haré nada que no quieras.

—Cállate, Aiden —vuelvo a besarlo disfrutando este momento, me niego a pensar en


algo más mientras siento sus manos acariciando mi cuerpo.
Intento quitar su camisa para sentirlo y con un poco de su ayuda lo logro dejando al
descubierto su pecho bien marcado, repaso con mi mano el tatuaje que cubre su brazo
siendo interrumpida cuando exige quitarme la mía, no me opongo.

No tiene caso oponerme.

Solo la tela de nuestros pantalones nos cubre y me muevo creando fricción y dándole
una vista completa de mis pechos en su cara.

De pronto se detiene y sin darme tiempo de decir nada se levanta conmigo en sus brazos
y comienza a caminar.

—No te voy a follar en un puto sofá —espeta subiendo las escaleras, pude pensar en
todo el trayecto las razones por las que esto era una mala idea, sin embargo, decidí
disfrutar la cesación de nuestros cuerpos semidesnudos tocándose luego de tanto
tiempo.

—Cierra —digo cuando entramos a mi habitación haciendo que le pase seguro a la


puerta.

Me deja en el piso y tengo que levantar mi cara para verlo por la diferencia de estatura,
seguimos besándonos.

Me separa lanzándome a la cama haciéndome rebotar y logrando que recuerdos lleguen


a mí, sonrío cuando lo tengo de nuevo sobre mi sin querer abandonar mi boca, toma mis
pechos y los chupa fuertemente, gimo un poco moviendo mis caderas para sentir su
erección.

Se separa para quitar mi pantalón y maldice cuando nota que no traigo nada debajo.

—¿Quieres volverme loco? —pregunta sacando el pantalón por completo dejándome


completamente desnuda.

—Creo que no tengo que hacer mucho para que llegues a eso —digo mientras se levanta
para quitar su pantalón y bóxer.

Cuando vuelve separa mis piernas y con su mano me comienza acariciar mi entrada ya
empapada.

—Extrañé esto —dice y tomo su rostro con fuerza con una de mis manos obligándolo a
mirarme.

—¿Vas hablar o me vas a follar? —pregunto harta de esperar.

Eso hace que su mirada se oscurezca un poco y la punta de su polla golpee en mi


entrada.

No dice nada más mientras entra en mí de una estocada, aguanto un grito por la
intrusión y jadeo sintiendo un pequeño ardor por el tiempo que ha pasado.
—Belaya —su gemido solo me anima a moverme un poco esperando que mi cuerpo se
adapte— te sientes tan bien —dice saliendo solo un poco y volviendo a entrar con
lentitud.

Tomo su nuca y lo beso intensificando más el momento y dejando que nuestros cuerpo
se encuentren luego de tanto, no existe nada más a parte de él y yo siendo uno solo, el
ritmo aumenta, mis jadeos llenan la habitación y me permito sentir todo el placer del
cual me privé años anteriores.

El sudor empieza a empaparnos y lo siento moverse con más velocidad sobre mí, mis
piernas se enganchan en su cadera y quiero gritar cuando la liberación quiere salir de
mí.

—Vente conmigo, belaya —susurra en mi oído y eso es todo lo que hace falta para que
ambos nos dejemos ir.

Nuestro ritmo cardiaco acelerado y la intensidad del orgasmo hacen que nuestros
cuerpos pierdan la fuerza y lo siento sobre mí.

—Nunca dejaste de importarme, Aiden.

Capítulo 19
Me despierto por un momento desorientada hasta que logro abrir mis ojos.

4 am.

La mano de Aiden se encuentra en uno de mis pechos mientras casi todo su cuerpo está
encima de mí, está profundamente dormido ajeno a todo.

Estoy esperando pacientemente y nada llega.

No hay arrepentimientos, no hoy sentimiento de culpa ni molestia a parte de la evidente


entre mis piernas, esto está jodido.

Me aparto de él intentando no despertarlo, es algo difícil debido a que somos un enredo


de piernas y brazos, pero logro sentarme en la cama maldiciendo mentalmente.

¿Cuál será la excusa esta ves? ¿emoción? ¿confusión?

Restriego mi rostro intentando calmar los latidos de mi corazón que se exaltaron al


pensar en lo sucedido, no podía estar cerca del ahora.

Me levanto sin darle una mirada más, vistiéndome y salgo de la habitación con mucho
cuidado para no despertarlo, lo último que quiero es que haga un drama, todo está
oscuro y en silencio, cruzo el pasillo para entrar en la habitación de Aksel con el mismo
cuidado que use para salir de la mía.

Mi hijo estaba dormido en su pequeña cama, soy cuidadosa acostándome a su lado.


Tal vez me estoy adelantando a las cosas, pero no puedo evitarlo después de todo lo que
ha pasado.

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Me despierto cuando siento un salto en la cama, me consigo con dos pares de ojos
negros mirándome fijamente.

Me incorporo rápidamente y evito la mirada acusatoria de Aiden.

—¡Mimi! —Aksel se lanza hacia mi abrazándome y se lo devuelvo con un beso en su


frente.

—¿Tienes mucho rato despierto? —pregunto ignorando a Aiden que se encuentra en la


puerta de la habitación.

—Tienes despierto dos horas, desayunamos y quiso venir a despertarte —dice con voz
dura y el ceño fruncido.

—Gracias —murmuro.

—¿Podemos hablar un momento? —pregunta y se por su postura que se encuentra


enojado.

—No creo que…

—Ivy, un momento —espeta interrumpiéndome y yo suspiro antes de ver a Aksel.

—Ya vuelvo, gruñón, has una casa para mí —digo señalando los legos en el piso que lo
distraen de inmediato mientras salgo de la habitación seguida de Aiden— No me debes
nada, pensé que te irías en cuanto despertaras —me adelanto.

—¿Irme? —pregunta con incredibilidad.

—No quiero que lo de anoche se repita —digo intentando que mi voz no me falle.

—Creo que no te estoy entendiendo —dice paseándose de un lado a otro— Anoche me


dijiste que nunca he dejado de importarte.

—Fuiste la primera persona que amé, por la que di todo en su momento, el padre de mi
hijo, claro que eres importante —asiento— Pero tengo una relación estable que no voy a
arriesgar por estar con alguien que hace una semana decía odiarme y que…

—¿Me estas jodiendo? —pregunta acercándose amenazadoramente y por instinto doy


un paso atrás haciéndolo detenerse— Ivy…

—¿Me vas ahorcar otra vez o qué? —pregunto sin contenerme y se ve como si lo
hubiese apuñalado en este momento— Prefiero que te vayas en este momento, no me
arrepiento, pero no lo voy a repetir, no creo que haya salvación entre tú y yo.
—Nunca te volvería hacer daño —dice en voz baja.

—Ya has jurado cosas que incumpliste.

—Te estas cerrando conmigo —acusa— Te hice sentir, ¿no es así? Te hice volver a caer
y ahora te niegas a ello.

—Owens, ya basta.

—Nunca dejaste de ser una cobarde —espeta— tienes miedo a volver a enamorarte de
mí, a dejar la supuesta estabilidad que tienes.

—Y que me vuelvas a dejar de la manera que lo hiciste —admito.

Eso lo hace detenerse y negar con su cabeza varias veces.

—Los soldados no disparan con miedo ni con duda, la estabilidad no es nada


comparado con los verdaderos sentimientos —sus palabras me llegan, pero soy firme.

—Estamos en un punto quiebre entre el pasado y en el presente, nada es lo mismo.

—Claro que no, joder —creo que quiere gritar, pero logra abstenerse— Tenemos un
hijo, podemos empezar de nuevo y reparar todo, no lo niegues, Ivy.

—¿Qué?

—No me digas que no sentiste lo mismo que yo anoche —espera por mi respuesta
mirándome fijamente y noto que tiene la misma ropa de anoche, pero está un poco
despeinado, respiro profundo.

—Aiden…

—¡Mimi, listo! —Aksel sale de su habitación corriendo ajeno a lo que está sucediendo
y agradezco la interrupción— ¿El general Aiden se quedara a comer? —no respondo y
veo Owens esperando por él.

—No —niega— Vendré luego y haremos algo, ¿sí? —dice extendiendo su puño el cual
Aksel choca.

Me ve antes de irse como si quisiera decir algo más, pero no lo hace, noto su frustración
con todo esto y me contengo para no ir tras él.

Se supone que hoy tenía que estar en el comando, hago una llamada rápida a Max para
dejarlo a cargo ya que no pienso ir. Necesito un respiro.

Odio que Aiden me sepa leer tan bien y que lo que sucedió anoche haya influido en mi.

Morel no merece esto, no cuando ha sido tan bueno conmigo y con Aksel, sus
sentimientos son honestos y es una mierda no corresponderle del todo.
—¿Se hace lo correcto o se arriesga? —le pregunto a Aksel que se queda pensando
seriamente en lo que dije.

—Se arriesga —dice con algo de dificultad en decir la erre.

Ruedo los ojos porque ni sabe lo que significa y rio por la seriedad en su rostro.

—No iré a trabajar, ¿Qué quieres hacer?

—Paquesito con toto —dice emocionado de no quedarse con Leslie hoy.

Necesitaba distraerme de todo lo que había pasado, siempre las cosas con Aiden eran
muy intensas, el sexo, los sentimientos, momentos, todo.

Lo único que hice fue adelantarme en todo esto, en algún momento volvería lo de la
muerte de Mena y lo separaría de mí, estoy segura, no voy a soportar otra vez ser dejada
y humillada de esa forma.

Preparo a Aksel y salimos hacia el patio el cual es enorme y se encuentra un parquecito,


no teníamos piscina ya que tenía miedo que el cayera así que decidí poner un pequeño
parque para distraerlo.

Enseguida va corriendo con Thor y los dejo jugar mientras reviso mi teléfono, tengo
algunos mensajes y llamadas perdidas de Morel, pero las ignoro completamente hasta
que escucho el timbre y me levanto luego de comprobar quien es en las cámaras.

—Eda —saludo a mi madre con un beso en la mejilla y me abraza.

—Nena, fui al comando hablar contigo, pero Max me dijo que no irías, ¿sucedió algo?
¿Cómo está Aksel? —pregunta preocupada.

—Todo está bien, acompáñame —digo llevándola conmigo de vuelta a el patio donde
Thor aun juega con Aksel— No estaba de ánimos, ¿de qué querías hablar? ¿sabes algo
de Edward?

—No, se lo que todos ustedes saben y es frustrante, ese hombre ya harto mi paciencia
—nos sentamos en unas sillas cerca donde podía estar pendiente de Aksel— Marcus me
estuvo contando un poco de tus planes para los Skryt.

—Si estás aquí es porque tienes algo que decir al respecto.

—Esa organización ha estado en la familia Záitsev por generaciones, la razón por la que
nos escondemos no es por miedo, trabajamos mejor en la oscuridad porque sabemos que
puede llegar hacer algo fuerte para ser aceptado por la sociedad.

—Eda, los Skryt trabajan desde la oscuridad, pero no es necesario ser fantasmas, quiero
abrir un nuevo programa para la SCIF que los incluirá, los he preparado para esto,
tenemos que evolucionar y ninguna persona con charlas moralista nos detendrá.

—Me preocupa las consecuencias que esto pueda traer.


—No deberías, yo estoy a cargo, se lo que hago y a que me enfrento, solo tienes que
confiar en mí.

—Confío en ti, pero no en la sociedad

—La sociedad se adapta o se desata la guerra.

Eso la hace dejar pensativa y no me preocupo por lo que piense ahora, estoy segura de
lo que haré, no se tienen que dividir fuerzas, eso no es nada inteligente.

—Quizás tengas razón —acepta.

—El quizás está de más.

Ríe y ve como Aksel juega, luego de su reconciliación con Sergey se apartó un poco de
este mundo con el fin de recuperar el tiempo perdido, han avanzado mucho y ahora no
se guardan secretos, admiro su capacidad de entendimiento después de todo.

Paso el resto del día con ellos en el patio, atiendo un par de llamadas de Max sobre el
trabajo y lo ayudo a resolver algunos problemas, no sé nada de Aiden por el resto del
día, eso está bien, espero que haya captado el mensaje correctamente.

Eda se va dejándome sola con Aksel, me aseguro que la seguridad este activa en todo
momento, son las cinco de la tarde cuanto escucho el timbre sonar de nuevo, tengo que
tomar una respiración profunda antes de dejarlo pasar.

Aksel se va a su habitación y yo abro la puerta.

—Hola, nena, te extrañé —Morel viene hacia mí y besa mis labios dulcemente.

—Morel —saludo dejándolo entrar— ¿Qué haces aquí? Se supone que estarías en la
isla.

—No estés tan feliz de verme —reclama con su habitual sonrisa.

—No te esperaba —me excuso.

—¿Dónde está el pequeño? —pregunta mirando alrededor buscándolo.

—En su habitación —señalo la escalera y enseguida va por él.

Mi teléfono suena impidiendo que tenga un ataque nervioso ahora mismo, pero creo que
colapso cuando leo el mensaje.

Aiden: Esta noche iré.

Hoy no.

Aiden: No te pregunté, voy a ver a mi hijo.


No respondo porque sé que aún está enfadado por lo de esta mañana, maldigo justo
cuando Morel vuelve a la sala de estar.

—No quise molestarlo, está jugando —dice acercándose a mí y tomando mi cintura—


Lamento venir sin avisar, sé que no te gusta, pero quería verte.

Me ablando un poco contra él y recordando porque lo elijo.

—¿Te quedaras mucho rato? —pregunto suavemente para no sonar grosera.

—¿Tienes planes? —pregunta frunciendo el ceño.

—No —niego buscando en mi mente que decir.

—Hoy estuve haciendo una misión de reconocimiento aquí con algunos de la elite, me
iré mañana de vuelta a la isla y…

—Follé con Owens —suelto.

Me observa impactado por la sinceridad y no bajo la mirada.

—¿Me estas jodiendo?

—No, esa es la verdad, follé con Owens —me suelta rápidamente y doy un paso atrás
dejándolo procesarlo— sucedió anoche —sigo y este niega.

—Me estas mintiendo.

—Justo te lo estoy diciendo porque no quiero mentirte —aclaro— no estuvo bien de mi


parte…

—Para.

—Morel, yo te quiero de verdad, entiendo que me estés odiando ahora, puedo con eso…

—Para

—Solo sucedió, no creo poder haber sido capaz de evitarlo.

—¿Solo sucedió? —levanta un poco su voz y suspiro por hacer esta estupidez— He
estado contigo por dos putos años y ¿solo sucedió? —ríe secamente.

No respondo y eso hace que se enoje aún más.

» ¿No dirás nada? —espeta mirándome.

—No tengo nada que decir.

—Regresa conmigo a la isla —pide con suplica— Estas confundida, vamos a la isla, lo
intentaremos con calma y todo estará bien.
—Pase todo el día pensando en porque estoy contigo.

—Ivy, no es necesario, sé que estar aquí te trae muchos recuerdos…

—Me brindas estabilidad, eso te lo agradezco porque has sido mi lugar seguro en todo
esto, tu compañía me hace feliz, mereces mucho más.

—Cásate conmigo —detengo el rumbo de mis pensamientos y callo mientras lo observo


acercarse a mi tomado mis manos— Casémonos, tú lo has dicho, tenemos estabilidad y
esa es la seguridad que tú necesitas luego de tanto, estoy dispuesto a pasar esto por alto
si aceptas

—¿Casarnos? —logro decir a través de la impresión ya que esto no va para nada a como
pensé que iría.

—Podemos vivir como una familia en la isla, no te pido que te entregues a mí, solo que
pienses en el futuro, por alguna razón me sentía tan inseguro desde que llegaste aquí, no
es fácil olvidar todo lo que pasaron, pero nena, no puedo permitir que vuelvas a ponerte
en riesgo o poner a Aksel en peligro estando cerca de ese tipo.

—¿Te estas escuchando? Estuve con otra persona.

—¡No me importa! —grita— me importas tú.

—Ojalá las cosas fueran tan sencillas.

—Permite que sean sencillas.

Sus ojos cargados de sinceridad y suplica hacen detener mis argumentos, la idea suena
un poco tentadora.

—Morel.

—Ivy, cásate conmigo.

—¿Qué te hace pensar que eso cambiaria algo?

—¿Puedes pensarlo por un momento? —me interrumpe— ¿Puedes pensar en Aksel y lo


mucho que necesita un hogar completo y estable?

—Mi relación contigo no tiene por qué incluir a mi hijo, puedo darle estabilidad con o
sin ti —espeto— No me voy a casar contigo, ni ahora ni después.

—¿Vas a correr hacia él? Vaya, Ivy, que inteligente, vas y te acuestas con el hombre
que te intento matar y que nunca dejara de odiarte, eso sí que es sano para un niño —el
sarcasmo no pasa desapercibido.

—Vete a la mierda —quiero irme, pero su brazo me atrae hacia el.


—Nunca he pedido nada a cambio, he estado para ti y te he ayudado, ¿no ha sido
suficiente para amarme?

Sé que quiere una respuesta diferente pero no puedo dársela, he guardado mentiras
demasiado grandes como para seguir con ellas, no las soporto.

—No —niego separándome— no he sido capaz de amar a alguien más.

—Estas confundida.

—Acabó, Morel, lamento todo esto, pero no puedo seguir contigo.

Mis planes con él se destrozan en ese momento, el lugar seguro ya no lo es y el futuro


se vuelve incierto.

Capítulo 20

Aiden Owens

Observo fijamente el auto en la entrada y respiro hondo para no hacer ninguna locura.

Le advertí a Ivy que no estuviera jugando conmigo.

Me obligo a quedarme dentro del auto a un lado de la entrada para no hacer ningún
escándalo frente Aksel. Ese era el auto del soldaducho con el que anda, de eso estoy
seguro.

Se termina de confirmar cuando lo veo salir de la casa, parece tener prisa y nadie sale
con él, entra en su auto y cierra la puerta de un portazo, este se enciende y enseguida
pasa por mi lado sin siquiera notarme.

Avanzo hasta la entrada y bajo del auto listo para entrar, no toco la puerta, esta se
encuentra abierta así que paso sin más.

Todo se encuentra en silencio, se me hace raro no ver a Aksel correteando por toda la
casa así que lo primero que hago es ir a comprobarlo en su habitación, ese hombre no es
de mi confianza.

La puerta está abierta y lo puedo ver dentro jugando con unos legos junto a una mujer
rubia que ya había visto antes junto a Ivy.

Paso derecho hacia el otro pasillo y entro a su cuarto cerrando la puerta con seguro
detrás de mí, escucho el agua de la ducha correr y es imposible detenerme.

Entro a el baño quitando mi ropa y dejándolas a un lado, veo su silueta a través del
cristal empañado y aprecio un poco su redondo culo.

—Leslie, ¿eres tú? —la escucho decir, pero no voltea— Ya te dije que todo lo que
sucedió —bufa y contengo mi sonrisa cuando abro la puerta de un tirón y se sobresalta.
—Aiden Owens —digo mojándome de inmediato con la ducha al entrar.

—¿Qué mierda haces tú aquí? —sé que intenta no gritar y se aleja lo más que puede de
mí, pero me quedo justo al frente de ella, me gusta que no intente tapar su cuerpo
desnudo.

—Quiero que pongas las manos contra la pared —demando divirtiéndome a su costa
cuando sus mejillas se tornan rosas y me mira con falsa indignación.

—Owens, largo…

Tomo su cintura volteándola contra la pared y para mi grata sorpresa no pone nada de
resistencia.

—Manos contra la pared —repito cerca de su oído y la veo estremecer cuando


intencionalmente mi polla toca su culo, poco a poco deja sus manos contra la pared.

Su ego la hace no decir nada cuando mi mano acaricia su nalga izquierda en el punto
exacto donde se encuentra la pequeña estrella negra, la veo como ella misma poco a
poco abre sus piernas dispuesta a lo que sea.

Tomo un puñado de su cabello haciendo arquear su espalda a la misma vez que con la
mano en su cintura la atraigo hacia mí para tocarla.

No hace falta que alguno de los dos diga algo, no soy estúpido ella sigue queriendo esto
tanto como yo, la posición en la que se encuentra me lo demuestra.

Mi mano baja desde atrás buscando su entrada y la noto empapada, sus ojos están
cerrados y su boca entre abierta.

Todo en ella es perfecto, siempre ha sido de ese modo y la condenada lo sabía.

Me separo de ella por completo cuando un gemido escapa de su boca y le toma un


momento asimilarlo, salgo de la ducha recogiendo mi ropa y no la miro mientras salgo
del baño para vestirme.

—A mí nadie me jode —la escucho murmurar detrás de mí y luego siento un empujón


que me hace soltar la ropa y caer en la cama, me volteo para verla, pero no me deja
levantar cuando ya se encuentra sobre mi sin importarle mojar su cama, con sus manos
toma las mías subiéndolas a mi cabeza dejándolas ahí, me ve con rabia y sus pezones
erectos me dicen que es lo que quieren— Si tú no lo terminas, yo sí.

No digo nada, una sonrisa de victoria adorna mi rostro y la dejo tener el control, con una
mano baja y tomo mi polla guiándola a su entrada y me ve directamente a los ojos
mientras se la mete completa.

—No voy a repetir —digo burlándome de lo que me dijo temprano.


—Tu voz me molesta —espeta y se empieza a mover suavemente, aún tiene mis manos
sobre mi cabeza, no hago nada para cambiar de posición mientras empieza a cabalgarme
y sus pechos rebotan en mi cara.

—Más rápido —pido y obedece aumentando la velocidad de sus caderas jadeando sin
despegar sus ojos azules de los míos— ¿Cuánto más quieres luchar contra esto? —digo
soltando mis manos y tomándola por el cuello, eso hace que su ritmo disminuya un
poco.

—Solo una vez más —gime bajando lentamente.

—Una, dos, tres, cuatro veces —hablo en su oído— te voy a follar las veces que me dé
la gana, Ivy Maslova.

Intenta negar, pero invierto los papeles sin salir de ella y el placer la calla cuando
empiezo a moverme con velocidad.

La mano del cuello pasa a su boca cuando gime mi nombre más fuerte, recuerdo que no
estamos solos en la casa y presiono callándola.

No mucho después empiezo a sentir sus piernas temblar y la familiar sensación me


invade, no me detengo hasta que me muerde la mano y arquea su espalda mojándome
con su orgasmo y le sigo vaciándome en su interior.

Ataco su boca cuando ambos acabamos y salgo de ella, no para de besarme y me gusta
la mirada que me da, traslado mi boca a su mejilla y continúo repartiendo besos en cada
lugar de su rostro.

—¿Decías? —pregunto.

—Eres un imbécil.

—Y tú eres una pesada, belaya.

No hacen ningún intento de levantarse y yo tampoco, lo contrario, sus brazos me


envuelven en un abrazo que correspondo de inmediato, esto se siente como un nuevo
comienzo, aún falta mucho que recorrer, pero por algo podemos empezar.

—Tengo que ir con Aksel —dice aun pegada a mí.

—Vine a verlo —digo levantándome poco a poco atrayéndola conmigo.

—¿A verlo? —bromea sonriendo y es cuando recuerdo algo.

—¿Por qué tu amigo se fue tan temprano? —pregunto resaltando la palabra amigo y eso
parece hacerle gracia.

—Tuvimos una charla poco amistosa, no creo que venga mucho por aquí ahora —
comenta mientras entra en su vestidor como si nada, quiero decir algo mas pero sé que
estaría en terreno peligroso, siento que avanzamos algo y no quiero cagarla así que solo
me volteo y uso mi ropa que se encontraba en el piso.

—Estaré un rato con Aksel —digo justo antes de salir, sigo sin esperar respuesta.

Al cerrar la puerta me encuentro cara a cara con la rubia que vi hace un rato, tiene los
ojos muy abiertos con expresión de desconcierto.

—¿Ivy? —creo que es lo único que logra salir de su boca mientras me evalúa.

—Se está vistiendo —digo pasando por su lado y siguiendo hacia la habitación de
Aksel.

Todo es un desastre, hay muchos juguetes en el piso y en su cama, las paredes azules
están llenas de accesorios de los vengadores.

—¡General Aiden! —su grito me hace voltear la mirada hacia el otro lado de su cama,
está en el piso ligeramente escondido.

—¿Qué haces ahí? —pregunto caminando hacia el mirando como arma algo con unos
cubitos de plástico.

—Legos —dice señalando a su alrededor somos si eso explicara el desastre— ¿juegas?


—pregunta tendiéndome un par de bloques que con gusto tomo sentándome frente a él.

Me he dado cuenta que le gusta hablar cuando no hay nadie más, es usualmente callado
frente a otras personas, habla de todo un poco, de lo que hace, de lo que le gusta, de lo
que quiere, creo que Ivy lo ha criado muy bien cuando él es capaz de comunicarlo todo
con ella, la admiro.

No sé cuánto tiempo pasa mientras juego y lo voy conociendo más, empiezo a enseñarle
más de mí y de la vida que llevamos, Aksel será mejor que yo, un Owens Maslov es
peligroso, aun estando pequeña ya muestra una inteligencia superior.

Mi teléfono suena, pero luego de ignorarlo un par de veces decido contestar


levantándome un momento.

—Myers —saludo a Ethan al teléfono.

—Owens, Edward está atacando al otro lado de la ciudad, no se está protegiendo y


varias cámaras lo han captado —escucho el ruido de fondo suponiendo que se están
preparando para atraparlo.

—¿A quién ataca? —pregunto mientras salgo de la habitación avisándole a Aksel que se
encontraba atento a mis movimientos.

—Una base militar, tienen armamento nuevo, se reportaron explosiones en la zona y la


armada nos dio vía libre para intervenir.

—Adelántense, sean discretos y lleva a todos los que puedas, los alcanzare.
—El capitán Coleman también se unirá con la elite.

—Perfecto, mantenme informado.

Corto la llama justo cuando escucho un grito en la planta baja.

—¡Es una maldita orden! ¡Los skryt se quedan aquí! —Ivy se pasea de un lado a otro
sosteniendo su teléfono y la rubia se encuentra dándole orden a los de seguridad—
Leslie, la seguridad de Aksel está en tus manos, toda la tropa elite iré a capturar a
Edward, tienes toda una tropa con solo una prioridad, ¿está claro?

—Muy claro, Yad, sabes que cuentas conmigo —la rubia la mira con serenidad y la
mirada de Ivy conecta con la mía.

—Nos iremos juntos —me dice y va corriendo subiendo las escaleras, supongo que a
cambiarse la ropa ya que solo tenía un camisón de pijama.

La rubia ya no me presta atención como antes, sin embargo, la veo revisar las entradas
de la casa con determinación, me genera confianza así que confío en el criterio de Ivy
con respecto a la seguridad de Aksel.

Poco después Ivy baja las escaleras ya con una ropa más cómoda y practica para la
acción.

Ambos salimos hacia mi camioneta y entra pendiente de su teléfono.

—No quiero que te separes de mi —digo saliendo de la casa y enseguida veo por el
retrovisor como el portón se cierra y hay muchos guardias alrededor.

—No necesito que…

—Ivy, no quiero pelear, ese tipo es peligroso y necesito que salgas bien de ahí —supera
ruidosamente y asiente— Tengo otra pregunta.

—Dime —su atención está en el teléfono donde seguramente le están pasando informe.

—¿Quiénes son esos guardias? —pregunto y de inmediato levanta su mirada hacia mí—
No son de la SCIF, la rubia también está entrenada, el nombre de Skryt me hace mucho
eco en mi cabeza y no sé por qué.

Se ve que no me quiere responder, empieza a desviar la mirada y yo espero.

—Es una tropa secreta, no tienen nada que ver con la SCIF —admite y soy bueno
ocultando mi impresión inicial.

—¿Que quieren contigo?

—Soy su jefa, heredé el mando —lo dice como si no fuera nada, pero la verdad es que
no lo esperaba.
—¿Qué?

—No hay tiempo para explicarlo, Owens, hablo en serio cuando digo que ya se
acabaron las mentiras, te lo aclararé todo luego, te lo prometo.

—Espero que esta ves si vayamos de frente.

—Tranquilo, ya me cansé de estar ocultando cada parte de mi vida.

No digo más y me apresuro para llegar a la base militar.

Ethan tenía razón, este lugar estaba lleno de explosivos, había humo y militares
corriendo de un lado a otro.

Bajamos del auto con armas en mano y corremos hacia donde varias minivans de la
SCIF se encuentras, Jeremiah y Sergey se encuentran ladrando ordenes cada quien por
su lado, llegamos a ellos y nos ponemos al día.

—Tenemos que resguardar este almacén —señala el almirante— son armas de


Alemania, su tecnología es nueva y esa puede ser la razón por la que están atacando
ahora.

—¿Cuántos son? —pregunto mirando a nuestro alrededor sin perder detalles.

—Alrededor de treinta —dije Jeremiah— Myers y Coleman los retienen del otro lado,
no se ha visto a Edward otra vez.

—Hay que buscarlo —espeta Ivy.

Todos están de acuerdo y nos empezamos a mover.

Cada uno agarra caminos diferentes y me aseguro de moverme junto a Ivy para estar
atento a su alrededor, tomamos el camino contrario del resto y con nuestras armas listas
para cual quien imprevisto recorremos una parte de la base militar.

—No dejes que te disparen con esas armas —me dice— son paralizantes, incluso he
visto venenosas, es el tipo de negocios que lleva Edward.

—Hemos investigado varias de esas —digo y señalo algo que se ve a pocos pasos
deteniéndola— mira ahí.

—¿Qué mierda es eso? —pregunta mientras se acerca poco a poco.

—Tu abuelo —dice una voz frente a nosotros, está a unos metros, pero se escucha más
cerca, de la oscuridad sale una persona.

—Hijo de perra —Ivy intenta ir por él, pero la detengo en cuanto me doy cuenta.

—No es el —digo— es un holograma, mira la luz —señalo mientras veo a la figura.


—Como siempre, la SCIF cayendo y mintiéndose donde no les importa —la voz de
Edward salía de algún lugar así que nuestras espaldas conectas mientras nos
cubríamos— Un plan maestro se ejecuta en base a experiencias.

—¿Dónde mierdas estas, viejo cobarde?

—Tranquila, nieta, pronto todos sabrán donde estoy, cuando lidere los Skryt y tome la
SCIF.

—¿Qué te fumaste? —le pregunto.

—La SCIF voló hacia un desastre, sin respaldo y viniendo con todas —me ignora y
sigue hablando— Se equivocaron de desastre, lamento decirles.

—¿Qué estás diciendo? —pregunto sin estar seguro de estar preparado para su
respuesta.

—Lo que quiero decir, General, es que mientras todos se encuentran aquí intentando
tomarme, la penitenciaria está teniendo un ataque masivo gracias a la querida triada —
ríe y ambos nos paralizamos— No viene sola, Vadim y Roman Smirnov junto a Olivia
Jones se han unido a mi cruzada, tendrán más noticias mías —el holograma empieza a
apagarse y no nos movemos hasta que salimos corriendo en dirección a los autos.

La amenaza era mucho más grande ahora, una llamada lo confirma.

Fuga y ganas de venganzas se ven cerca.

Capitulo 21

Ivy Maslova

Son las cuatro de la mañana cuando logro llegar a casa.

Ha sido un día de infierno, no puedo explicar cómo me siento en este momento, el


miedo y la expectativa de lo que pasaría ahora no se va de mi mente.

—¿Leslie? —llamo al entrar con cuidado de no hacer mucho ruido para no despertar a
Aksel.

—Yad —la consigo en la cocina seguramente esperando por mí— esto es una mierda—
dice al verme y estoy de acuerdo.

—Dos Smirnov están libres y Draked de vuelta al mando de la triada —suelto un largo
suspiro sentándome en uno de los taburetes a su lado.

—¿Qué saben de la fuga?

—Cuando llegamos al lugar gran parte del área estaba calcinado, no sabemos cómo
pudo llegar una bomba a manos de Draked.
—¿Las cámaras?

—Destruidas —digo— lo pensaron todo.

—Sé que no quieres pensar en este momento, pero tengo que preguntar, ¿Qué harás
ahora? Aksel podría correr peligro, los Smirnov se te vendrán encima.

—Lo sé, no quiero pensarlo —fijo mi mirada en el techo pensando en todo lo que
podría pasar ahora antes de continuar— Quiero hablarlo con Owens primero.

—Hazlo rápido, los Skryt están al tanto que nuestra prioridad es la seguridad de Aksel.

—Está bien —asiento y me levanto— debemos descansar, mañana será un largo día.

La veo levantarse mientras asiente y sin más se va hacia su habitación que se encuentra
en la planta baja, se queda conmigo porque ve como un sobrino a Aksel, es la encargada
de su seguridad.

Voy hacia la habitación de Aksel para comprobarlo y lo veo dormir tranquilamente, me


abstengo de ir a darle un beso y sigo a mi habitación.

Me apresuro en quitarme la ropa y asearme antes de entrar en la cama, estaba agotada.

Los Smirnov están libres.

Ese pensamiento hace que todo me dé vueltas, me niego a dejarlos debilitarme una vez
más, me niego a complacerlos cayendo en la locura.

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—Tenemos que tomar medidas de seguridad lo antes posible, los Smirnov, Edward, la
triada y los tailandeses no son buena combinación, todo estamos en esto así que todos
corremos peligro, la prioridad de ambas tropas ahora será ese grupo de personas —me
paseo por el auditorio inquieta mientras que Sergey se dirige a la tropa 378 y a la elite—
El General Owens, el general Myers, la Coronel Maslova, el coronel Myers y mi
persona somos los encargados principales de esta misión, necesito a todos alertas y
trabajando.

—¡Si, señor! —todos gritan al unísono.

—Soldados ya mencionados, a mi oficina —termina Sergey y nos levantamos


siguiéndolo a su oficina.

—Me niego a dejarlos vivos —es lo primero que digo al entrar junto con Aiden, Ethan y
Jeremiah— Siempre encuentran la manera de joder, ya no lo soporto.

—Concuerdo, si queremos acabar con esto de una vez por todas tenemos que matarlos
—dice Aiden.
—Tienen razón —acepta Jeremiah— por los momentos no han hecho ningún
movimiento, pero sabemos que solo es cuestión de tiempo.

—Podemos anticiparnos a sus movimientos —añade Ethan— Tenemos a Zhou Wang,


estoy seguro que ya los Smirnov están en contacto con ellos, tenemos que esperar
información de los Wang.

—Encárgate de eso —le dice Sergey— intenta contactarlo y sácale una ubicación lo
antes posible.

Ethan asiente y se va a hacer lo que se le ha encargado.

—Yo sé por dónde seguir —digo esperando el asentimiento de Aiden para continuar—
hemos dados con dos de los laboratorios de Anatoly, son lugares escondidos y poco
transcurrido, sus hermanos podrían refugiarse ahí para mantener un perfil bajo.

—¿Cómo dieron con ellos? —pregunta Jeremiah.

—Zhou nos ayudó con eso, pudo comprar a uno de los guardias de confianza de
Anatoly, pero solo nos dio dos ubicaciones —informa Aiden bastante serios— El suero
tiene que seguir ahí, Edward ha estado buscando esos laboratorios también, tenemos
que sacar su contenido antes que los inventos de Anatoly lleguen a otro nivel.

—¿Creen que pueden trabajar juntos en esto? —pregunta el almirante con cierta duda.

—Tenemos un hijo que proteger juntos —el Aiden quien lo dice sorprendiendo un poco
a todos— sabemos que se vendrán en contra de Ivy, esconderse no es una opción así
que hay que acabar con ellos —lo dice mirándome supongo que para que tome en serio
lo que dice.

—Ya han sido años, no voy a esconderme —le digo y asiente con duda— Trabajaremos
juntos en esto, tengo más miedo a que comercialicen los sueros de Anatoly que a todos
ellos juntos, viví los efectos secundarios no solo del LQYD20, había otros.

—Entonces ahí cubrimos dos áreas —enumera Sergey— El infiltrado y los laboratorios,
Myers y yo los estaremos buscando por cielo, mar y tierra.

Me levanto al mismo tiempo que lo hace Aiden.

—A trabajar —digo saliendo con Aiden atrás.

No dice nada, la verdad es que no hemos hablado mucho desde lo sucedido, hay muchas
cosas pasando entre nosotros y no quisiera que todo eso afecte el trabajo.

—Tenemos que hablar —me dice señalando hacia su oficina y esta vez soy yo la que lo
sigue— Estuve pensando en la seguridad de Aksel, creo que será mejor que este en un
lugar más seguro, con seguridad completa a toda hora.

—Sí, he pensado y no creo que tenerlo cerca sea una opción, no quiero ni imaginarme lo
que harían si se enteraran que tenemos un hijo.
—¿Qué propones?

—La isla es bastante segura, son aproximadamente una hora en avión, hay una base
militar de la elite y de los Skryt.

—¿Siempre estuviste a una hora de distancia? —pregunta entonces con el ceño


fruncido.

—No quería ir demasiado lejos ni quedarme cerca —admito y aclaro mi garganta— los
soldados Skryt tienen entrenamiento superior y son bastante capaces de cuidar de él.

—Aún no sé nada de esos Skryt —espeta.

—Te dije que te lo contaría todo —insisto— los Skryt han sido leales a mi familia
desde mucho antes de mi nacimiento, no están conectados a ningún ende
gubernamental, nacieron en Ameda y su vida es la organización.

—Si tanto confías en ellos entonces prefiero que no esté en la isla —estoy por protestar,
pero me interrumpe— no confió en nadie más, si ellos se encargan de su seguridad no
quiero que ninguna tropa de la SCIF sepa donde se encuentra.

—¿A dónde quieres llevarlo? —pregunto pensando en nuestras limitadas opciones.

—Hay un lugar que no está a nombre de ninguno de los dos, nadie sabe de ella.

—Sigue.

—¿Recuerdas cuando te lleve a la casa del lago? Esa casa era de Mena, los Smirnov
nunca supieron de ella, ni siquiera está a su nombre.

—¿No crees que sea lógico?

—No si ellos no saben de esa casa —afirma— además, estará cerca por si pasa
cualquier emergencia.

—Prepararé la seguridad —digo levantándome conforme con el plan que hemos creado.

—Ivy —llama justo antes de que salga, ya la puerta estaba abierta.

—¿Qué?

Parece pensar por un momento que decir, parece frustrado y lo miro esperando por él.
De repente avanza hacia mi tomándome de la cintura y dejando su boca en la mía.

La costumbre de sus ataques me llena de felicidad por un momento, le sigo el beso hasta
que ambos estamos sin aliento, me olvido por un momento en donde estamos y no me
suelta.

—Podemos con esto —la seguridad de su voz es lo único que me hace falta para volver
a besarlo, no sé qué me pasa con el que cada vez que lo tengo al frente me descontrolo.
Escucho a alguien aclararse la garganta haciendo que nos separemos de forma rápida.

—Lamento interrumpir —la ironía de Dinah Rys no se hace esperar.

—¿Qué quieres? —pregunta Aiden con molestia.

—Me dijeron que me mando a llamar, General —dice y solo la veo, es hermosa, la
pelirroja alemana siempre lo ha sido, por eso Maxi estuvo con ella hace ya varios años.

—Me voy —digo y salgo de la oficina no sin antes darle una mirada de advertencia,
Aiden no dice nada así que sigo mi camino.

Todos están de un lado a otro con las ordenes de Sergey, no es para menos, cada uno
tiene algo que perder aquí, decido llamar a Leslie para que vaya ordenando todo sobre la
seguridad de Aksel, probablemente tendré que llevarlo ahí esta misma noche o en la
mañana.

No quería separarme de mi bebe, pero sé que es necesario, serán días duros y solo
quiero su seguridad.

Al llegar a mi oficina me consigo con el niño Brian Turner esperando por mí.

—¿Qué me tienes? —pregunto al verlo y me adelanto sentándome en mi silla frente a


él.

—Pude encontrar algo sobre el video —informa— ya tengo el video original también,
sin embargo, quien lo haya subido a la red del comando aun no lo descubro, no pudo ser
alguien de afuera ya que para eso necesitaría ser alguien que tenga acceso.

—Pásame el video a mi correo —digo y se queda callado con un toque de


nerviosismo— ¿Qué?

—El general Owens me ordenó que le contara todo lo que he investigado, le pasé
también el video.

—No importa —lo corto, aunque la idea me aterraba— Solo termina de investigar y
espero tener noticias pronto.

Lo despido y se va algo apenado.

No pensaré en eso ahora.

El resto del día pasa volando entre planes de ataque a las dos ubicaciones que tenemos
de los laboratorios, decidí que la mejor forma de hacer esto es no arriesgándonos a que
sepan que vamos tras los laboratorios, la misión será cubierta por solo nosotros dos y si
algo pasa contaremos con refuerzos, pero nadie va a intervenir.

Los planes se los mando a Aiden, pero no me contesta ni da señales de vida por lo que
queda de jornada laboral, eso me molesta un poco.
Tampoco sé dónde se encuentra Morel, su hermano me ha dicho que no llego a la isla y
no me contesta, a pesar de todo me preocupo por él y quiero su bienestar, quizás me
apresure en rechazarlo.

O quizás solo te gusta la certeza que él siempre se quedaría.

Tenía que rechazar su propuesta, mi corazón estaba en conflicto y mi cuerpo solo


respondía a una persona, estoy segura que si me casara con Morel, nunca le seria fiel
estando con Aiden.

No puedo negarlo ni intentar disfrazarlo.

Dos veces y me encendió como si fuera la primera vez, como cuando no sabíamos
nuestros apellidos y nos encontramos en aquel bar.

Me sentía cansada cuando por fin llegue a casa, mu cuerpo estaba completamente
perdido, mi cabeza dolía y mis ojos estaban pesados.

Luego de comer y comprobar que todo estuviera bien con Aksel y dormirlo, caigo en mi
cama dejando que los brazos de Morfeo me lleven.

<<<<.<<<

Al despertar estoy algo desorientada, tardo un momento en ubicarme y notar que ya es


otro día.

Me levanto aprovechando que es temprano y sé que Aksel no se ha despertado para


hacer mis necesidades.

Justo cuando salgo del vestidor con el uniforme lo veo sentado en mi cama con una cara
adormilado haciéndome recordar mucho a su padre.

—Mimi, ¿podemos ir a comer helado hoy? —pregunta restregándose los ojos.

—Gruñón —me arrodillo frente a él y le doy un beso en la frente— Me temo que no,
iras con la tía Leslie a un lugar.

—¿Y tú? —pregunta frunciendo sus labios con un puchero.

—Tengo que trabajar, necesito que te portes bien con la tía, ¿sí?

—Yo quiero trabajar —se queja y rio mirándolo con sus bracitos cruzados y el puchero.

—Lo hará cuando seas grande, ¿me prometes que te portaras bien?

—Lo prometo —dice uniendo nuestros meñiques— Mimi…

—¿Qué pasa, Aksel?

—Me gusta estar con el general Aiden —admite— juega conmigo.


—Bebé, el General Aiden es tu padre, eso está bien —acaricio su cabello para
tranquilizarlo— ¿Qué te preocupa?

—¿No tiene que ir a cuidar a los demás como el capitán américa?

Ahí es donde lo comprendí, Aksel no quería separarse de Aiden.

—El general Aiden trabaja siempre, no estará todo el tiempo, pero lo veras cuando
quieras, ¿sí?

—Quisiera que viviera con nosotros.

—Ya hablamos de eso, él tiene su casa.

—Aburrida.

—Terco —me saca la lengua y lo tomo en mis brazos para llevarlo a el baño y luego
bajar a la cocina y darle de desayunar.

El timbre suena cuando estoy terminando de empacar su ropa, lo dejo en su habitación


antes de bajar a ver quién es.

—Ya veo que la sordera sigue igual —dice Aiden en cuanto abro la puerta.

—Supongo que igual que tu idiotez, ¿Qué haces aquí? —pregunto dejándolo pasar.

—Te acompañaré a dejar Aksel —dice sentándose en el sofá.

—Pues qué raro, ayer ni te comunicaste conmigo —no pude evitar la molestia en mi
voz.

—Estaba ocupado en el trabajo.

—Claro —asiento haciendo que me mire confuso y lo ignoro mientras veo a Aksel bajar
las escaleras.

—¡General Aiden, mimi dijo que puede vivir con nosotros!

—Te dije todo lo contrario —contradigo blanqueando mis ojos y tomando su maleta.

—Estoy segura que de algún modo la convenceremos —le dice Aiden con naturalidad
quitándome la maleta de la mano— Tenemos que irnos si no queremos llegar tarde.

Lo veo tomar con su mano libre la mano de Aksel y me tomo un momento para apreciar
a el ladrón de hijos caminando junto a él.

Todo el camino transcurre con Aksel hablando como un loro, a Aiden no parece
molestarle ya que sigue sacándole tema de conversación, los Skryt nos siguen
discretamente y solo los veo al llegar a la casa del lago.
Verla me hace llegar muchos recuerdos, aquí fue donde Aiden vio mis ojos por primera
vez, donde nos juramos amor y tuvimos sexo sin control repetidamente.

Lo veo mirarme disimuladamente con una pequeña sonrisa y yo niego no queriendo


darle el gusto de caer tan fácil.

—Te quiero, mimi —dice Aksel cuando nos estamos despidiendo.

—Yo te amo, gruñón, vendré pronto, ¿sí? —el asiente conteniendo sus lágrimas y beso
sus mejillas.

—También te quiero, papá general Aiden —le dice dejándolo plasmado en su lugar, con
mi pierna lo empujo un poco al ver que Aksel quedo esperando su respuesta.

—También te quiero —le dice en voz baja y en sus ojos veo la emoción.

Los dejo despedirse hasta que de verdad es hora de irnos, lo dejo con la niñera que tenía
en la isla y Leslie, es fuerte y no llora así que me apresuro para que no lo haga.

—Me dijo papá —dice Aiden con la mirada perdida cuando estamos en el auto.

—Lo sé.

—Soy su papá —suelta una risa minúscula, su emoción me causa gracia.

—Sí, ¿conducirás o nos quedaremos aquí para siempre?

—Papá —lo repite como si no lo pudiera creer pero esta vez sí enciende el auto y
arranca saliendo para ir al comando.

Capítulo 22

—Max, si tanto te preocupa, ve hablar con ella, hablando conmigo no llegaras a ningún
lado —digo distraídamente mirando los planos del primer laboratorio.

—Ella no quiere hablar conmigo, lo intente y me rechazo —bufa con un niño haciendo
berrinche.

—Así que te vienes a quejar a mi oficina.

—Somos amigos, ¿no?

—No estoy segura de eso —murmuro algo atareada por sus quejas.

—¿Piensas que no le importo? —pregunta dejando ver un poco de vulnerabilidad


ganándose mi atención— tu sabes la historia completa, follamos, pero si no avanzamos
no fue por mí.

—Dinah no sabe lo que se está perdiendo —digo finalmente— Te conozco desde hace
seis años, Max, de todos, tu eres el que merece un final feliz.
—¿Y por qué soy el único que no lo tiene?

—Lo tendrás —aseguro.

—¿A dónde iras hoy? —pregunta cambiando de tema, sé que le incomoda, Maxi no ha
tenido suerte en el amor ni en la vida en general, ha pasado muchísima mierda.

—Tengo una misión —digo omitiendo detalles— Con Owens.

—Hay mucha interacción ahí —comenta.

—Follamos.

—Claro, eso lo explica —asiente pensativo— Lee dijo que no llegarían a la semana, yo
dije que sería en un mes.

—¿Qué? —lo miro perpleja— ¿Ustedes apostaron?

—Liam, Andrew y Ethan también —acepta levantando sus manos con una sonrisa—
Liam y Ethan dijeron que nunca y Andrew que lo harían en cuanto se vieran.

—Son unas mierdas.

—Iré a reclamar mi premio —dice levantándose— Por cierto, ya sabes que si te hace
algo a ti o Aksel, lo mato.

—Lo mato yo, créeme.

—Más te vale —alude mientras sale de mi oficina.

¿Éramos tan evidentes? Idiotas.

Repaso una última vez los planos antes de darle el visto bueno, Aiden se perdió en
cuanto llegamos a él comando, tampoco es como si lo haya buscado, ha estado algo
ausente y eso me tenía intrigada.

A menos que haya visto el video y haya vuelto a odiarme, todo es posible.

Me levanto sin querer hacerle caso a esos pensamientos y voy hacia la penitenciaria
exclusivo de la elite, me encontraría con Aiden.

Una camioneta me espera lista para irnos ya que queda a unos pocos kilómetros, está en
medio de la nada, hay que pasar un pequeño bosque hasta llegar a el edificio
resguardado por varios soldados.

Al bajarme enseguida noto a Lee acercarse a mí.

—No quiere hablar, este es mucho más inteligente que el otro camionero.
—Vince me dijo lo necesario de las bodegas de Edward, solo necesito un poco de
información sobre la seguridad de esos lugares —digo caminando con él a mi lado—
¿Dónde lo interceptaron?

—La frontera, según los registros venia de Rusia —informa.

—Encárgate de interrogarlo —ordeno— ¿Trajeron a la persona que le pedí?

—Se negó al principio, pero entendió que era por su bien, se encuentra en el área de
interrogatorios —señala— ¿No estás haciendo las cosas mal otra ves? —pregunta sin
estar los suficiente convencido.

—No, se lo que estoy haciendo —no dejo que siga y avanzo por la impenetrable
estructura hacia donde me indicó.

Esta área es solo del acceso de la elite, nadie más podía estar aquí, tomamos muy en
serio el encierro de estas personas, la fuga en la otra penitenciaria aún no estaba clara y
no puedo esperar a saber quién le dio la bomba a Draked.

Entro a la sala de interrogatorios y veo a la única persona que se encuentra en medio de


la habitación, esta confundida y supongo que algo molesta por la forma que fue traída
pero luego de lo que hablemos creo que estaría de acuerdo aquí.

—Isabella Jones —digo su nombre justo sentándome frente a ella, no está esposada ni
nada por el estilo, está aquí para tener una conversación nada más.

—Me trajeron a la fuerza aquí, pensé que me matarían cuando taparon mis ojos, ¿Qué
carajos crees que haces? —escupe enojada.

—Quiero que hablemos —digo encogiéndome los hombros.

—Podrías pedirme hablar amablemente, ya veo que todo te gusta por las malas.

—Escucho rencor en tu voz, Isabella.

—¿Qué quieres? —pregunta con determinación— No me estoy metiendo con Aiden, ya


no tengo suero en mi sistema e incluso te he evitado desde que regresaste, ¿Qué podrías
quieres de mí?

—No te voy a reclamar nada —blanqueo mis ojos por su histeria— te traje de esta
forma porque nadie conoce esta ubicación, solo es seguridad.

—¡Pudiste decirme y no planear un secuestro! —chilla mirándome como si estuviera


loca.

—No hay nada divertido en eso —sonrió y sigo con más seriedad— ya sabes que tu
madre, Olivia Jones, se fugó junto con Vadim, Roman y Draked.

—No he sabido nada de ella —dice con cierta pena.


—Eso lo sé, pero hay alguien que al parecer sí.

—¿Crees que…?

—Creo no, estoy segura que Sasha está en contacto con su madre.

—No lo creo, ella…

—Isabella, si estás aquí es porque ya es algo confirmado, no se vieron, pero si hablaron


por teléfono, sé que es tu familia y tú sabes bien que les sucede a los traidores.

—Déjame hablar con Sasha, sé que no ha sido la mejor, pero sigue siendo mi hermana,
tengo que abrirle los ojos, está llena de odio.

—Desde que llegue aquí todos tratan de justificarla, cuando estabas muerta, cuando
Aiden la puso en su lugar, cuando casi me mata, todas esas acciones iban respaldadas de
“está llena de odio” “ha sufrido mucho” “no merece lo que le está pasando” —hago
comillas con mis dedos en cada frase— lo merece y tu como su hermana lo tienes que
tener claro, la SCIF entrena soldados, si se descarrilan entonces no nos importa matar,
Sasha ya se ha equivocado demasiado.

—No puedo justificarla por nada.

—No quiero que hables con Sasha porque eso le va advertir que ya sabemos que está en
el otro bando —me niego— No la voy a matar.

—¿A cambio de qué?

—Ayúdame con la captura de tu madre, solo tienes que hacer que Sasha te lleve con ella
y así capturar también al resto.

—¿Qué me garantiza que no será así? Ya me has mentido antes y ni siquiera he tenido
una disculpa por eso.

—Ni la tendrás —aseguro— Ya las mentiras se acabaron, ahora, esta en ti creerme o no.

—¿Owens sabe de esto?

—Lo sabrá esta misma tarde, solo necesito tu confirmación.

—Si no acepto no me dejaras salir de aquí —dice por fin captando— podría exponerte.

—Tengo la certeza que eres juiciosa y sabes lo que te conviene.

—¿Qué pasara con mi mamá?

—Pasara lo que le tenga que pasar, es una prófuga de la justicia y esta colaborado con
grandes mafias.

—Acepto.
—Muy sabia.

—No creo que me estés dando muchas opciones.

—Te estoy dando las que hay cuando se tiene familiares traicioneros.

—Bastante profesional para la persona que se fue en contra de una organización


haciendo lo que se le dio la gana, incluyendo usarme.

—Y ya te dije que no obtendrás alguna disculpa de mi parte, no me arrepiento, lo


contrario, me enorgullece.

—Eres una hija de perra.

—Nunca dije lo contrario —acepto y me levanto— Te llevaran de vuelta a tu


departamento, está de más decir que si me traicionas estás muerta al igual que tu
hermana.

—Siempre tan cariñosa —la escucho mientras estoy saliendo y la ignoro dando la orden
de devolverla a su departamento.

Sigo haciendo cosas arriesgada, pero eso no quiere decir que sean cosas malas.

Lee está saliendo también de su interrogatorio y me voy con el de camino al comando.

—No sabe nada de la seguridad, nunca se reunió con Edward o llego a el almacén de
armas.

—Le daré dos días más a la investigación, entraremos como sea.

—No es prudente entrar sin saber que nos espera, y juzgando por el peligro de las
armas, es mejor prevenir.

—Dos días, Lee —digo duramente mientras conduce.

Lo acepta y tenemos una pequeña charla trivial mientras estamos en el auto, mi cabeza
no para de pensar en mi hijo, como estará, que estará haciendo, quiero llamar, pero no
es seguro, me encuentro tan atada de brazos.

—Te mantendré al tanto —dice Lee cuando llegamos al comando y nos bajamos, todo
sigue igual hay personas entrando y otras caminando de un lado a otro.

No entro en el edificio que me corresponde, sigo hacia el frente entrando para ir a la


oficina de Owens, no he recibido ni un mensaje de su parte en todo el día.

Llamo un poco la atención mientras llego a el último piso, voy hacia la oficina de Aiden
sin querer tocar, pero cuando intento abrir la puerta, esta misma es empujada haciendo
que choque con un pecho.

—Iba a buscarte —dice Owens y damos un paso atrás— ¿Estás lista?


—Sí, he estado esperando alguna señal de tu parte desde esta mañana —reprocho
mientras sale por completo y empezamos a salir.

—No me digas que ya con unas folladas te obsesionaste —dice y noto su tono de broma
haciendo que no lo tome tan en serio.

—Trabajo, Owens, solo eso —digo y entro a su camioneta de copiloto mientras el


conduce.

—Siempre quieres ponerle nombres sin sentido a las cosas —dice arrancando y saliendo
del estacionamiento.

—Si —digo para que se calle y así lo hace, lo veo de reojo cada tanto mientras parece
concentrado en la carretera, de alguna forma lo siento— Viste el video —digo
afirmándolo.

—No quiero hablar de eso —dice negando— Tenemos una misión que hacer.

—¿Me odias? —pregunto esperando lo que sea.

—No —mira por la ventana queriendo evitarlo, pero vuelve su mirada hacia mí— Ya he
pensado muchas cosas sobre ti que sé que no son ciertas, no volveré a eso.

—¿Por qué no te veo tan seguro?

—No es fácil.

—Nunca dije que lo fuera —niego— asumo mi culpa, yo…

—No es tu culpa —me corta— nunca lo fue, ella te dijo que no te culparas por algo
donde no tuviste elección.

—Me estaba protegiendo.

—Me quedaré con la imagen de mi madre que protegía, amaba y luchaba por lo suyo,
no quiero más, no quiero volver a cuestionarme estás cosa, no quiero cuestionarte a ti.

Estoy por decir algo, pero estaciona el auto haciéndome notar que llegamos al lugar.

—No quiero hacerte daño —es lo único que digo antes de que bajemos.

El lugar estaba en silencio, no había personas alrededor, parecía estar desierta la zona.

—No hay nadie —dice el señalando el reloj que le indica las marcas de calor.

—¿Anatoly dejando su laboratorio sin seguridad? —pregunto.

—Averigüémoslo —dice dando un paso hacia adelante.


Sacamos nuestras armas y nos cubrimos mientras caminamos hacia el edificio bastante
moderno, es una calle poco transcurrida pero aun así queda cerca del centro de la
ciudad.

La puerta tiene alguna clase de contraseña así que usamos unos dispositivos para abrirla,
lo conectamos al panel y este pone la clave.

La puerta abre y nos miramos con sospecha, si se guardaban cosas tan importantes, ¿Por
qué tan fácil?

—¿Qué le gustaría para su cumpleaños?

—No sabes cuándo es su cumpleaños —digo entrando al lugar alerta.

—13 de junio, el me lo dijo —dice siguiéndome de cerca— queda un mes para eso.

—Le gustan los juguetes grandes —reviso otro panel que estoy segura que nos
generaría algunas trampas más adelante y como con la puerta, conecto el dispositivo
hackeandolo— Nada de peluches —advierto.

—No le voy a regalar un puto peluche —bufa— tengo una idea, pero necesito confirmar
unas cosas antes.

—Cuidado con las cosas que le regalas.

—Confía un poco, Belaya —Volteo a mirarlo haciendo que suelte una pequeña risa—
no es nada malo.

—Eso espero.

Seguimos deshabilitando los paneles de control que al parecer eran bastantes llenos de
trampas hasta que una pequeña alarma nos hace detenernos.

—Voy primero —dice el cuándo la otra puerta se abre, no lo dejo y terminamos


pasando al mismo tiempo, estábamos en esto juntos, no dejaría que se arriesgara a una
trampa— Terca.

—¿Podemos concentrarnos en esto? —pregunto quedando frente a frente.

Asiente con fastidio y volteamos deteniéndonos con lo que tenemos al frente.

—Pues… —mi voz muere mientras observamos el pequeño laboratorio, mucho más
diminuto de lo que me imagine, había maquinaria moderna, también polvo por todo el
lugar supongo que por el tiempo que había pasado sin que nadie viniera aquí.

—Deberíamos llevarnos uno de cada uno —Dice Aiden señalando a los sueros de
diferentes colores en la vitrina.

—Seamos rápido no quiero que de alguna forma se den cuenta que estamos aquí.
Empezamos a revisar todo el lugar y guardando cada cosa que nos puedan funcionar,
cada uno llena una mochila y no decimos nada más por un buen rato.

—Eso es todo —dice Aiden aun mirando.

—Vamos —tomo su brazo y salimos rápidamente de ahí, el lugar era frio y oscuro,
bastante terrorífico, nos aseguramos de desactivar cada trampa hasta llegar a la salida,
creo que ambos contenemos la respiración hasta que llegamos al auto.

No fue lo que esperaba, pero estuvo bien.

Aiden conduce sin mirar atrás y no hay nada que luzca alterado, tardamos un poco en
recomponernos cuando logramos hablar.

—Anatoly era muy confiado —dice Aiden.

—Sus ubicaciones son extrañas —digo y lo veo manejar.

La adrenalina del momento aún me tiene un poco acelerada, su cabello cae en su frente
y sus ojos fijos al frente, no tarda mucho en darse cuenta que lo estoy mirando
fijamente.

—¿Qué? —pregunta.

—Deberías parar el auto —espeto confundiéndolo.

Tarda un minuto para quedarse a un lado de la carretera solitaria, no lo deje hablar


cuando mi boca ya está en la suya, haciendo lo que había querido hacer desde hace un
rato.

—Se te está haciendo costumbre asaltarme —dice cuando nos separamos por aire.

—No escucho quejas —termino de soltar el cinturón y me coloco de horcajadas y sigo


besándolo.

Sus manos van a mi culo apretándolo contra el haciéndome sentir su dureza, me muevo
y jadeo un poco por el contacto.

—Belaya —me detiene separándose un poco de mis labios— ya lo he dicho, tu y yo no


nos podemos separar.

—No podemos —acepto un poco perdida por él.

—¿Vamos a dejar de ir por los lados?

—¿Propones una reconciliación? —pregunto acercándome a sus labios y volviéndolo a


besar.

—Si.
—Tendrás que trabajar un poco más para eso —digo dándole un último beso antes de
volver a mi asiento como si nada.

—¿Me estas jodiendo? —pregunta desde la misma posición.

—Aun no, Aiden —niego y sonrió cuando niega encendiendo de nuevo el auto.

Capítulo 23

Me despierto con el ruido del teléfono en algún lugar, mi habitación estaba a oscuras y
por la ventaba entraba un poco de sol.

Me levanto restregándome los ojos para poder enfocar y ver la hora notando que ya eran
las siete, lo que quiere decir que probablemente llegaría tarde.

Recuerdo el teléfono y me paseo buscándolo hasta que lo consigo en el vestidor, ¿Qué


hacía ahí? Ni idea.

Lo tomo sin darme cuenta quien es y lo llevo a mi oreja.

—¿SI? —mi voz suena algo ronca pero no lo doy importancia.

—Ivy —Tate Denovan, mejor conocido como mi ahora ex cuñado.

—Tate, ¿a qué se debe tu llamada?

—Solo quería saber si Morel estaba contigo aun, se supone que llegaría ayer con el
resto, pero no lo hizo.

—Bueno… —cierro los ojos antes de soltarlo— Morel y yo ya no estamos juntos, solo
lo vi el día que vino, del resto no sé dónde está.

—¿Qué?

—Supongo que él te contara cuando te vea —digo.

—Todos llegaron ayer, Iv, él no se ha reportado, hay algunas misiones esperando por él.

—Intentaré localizarlo —digo ante su insistencia y por la preocupación en su voz.

—Llámame si sabes algo de él.

—Lo haré —aseguro y corto la llamada con un fuerte suspiro.

Morel es un dramático, no me extrañaría encontrarlo en algún bar bebiendo hasta morir


o solo haciéndose el dolido en algún lugar.

Intento llamarlo pero la llamada sale directo al buzón de voz, lo intento un par de veces
más pero es lo mismo.
Morel puede esperar, el trabajo no.

Dejo el teléfono y me comienzo a alistar para ir a él comando, ayer Aiden me dejo aquí
y se fue a su casa, pensé que intentaría quedarse, pero no, solo me dijo que nos
veríamos mañana.

Sé que ver el video real le afecto más de lo que quiere admitir, pero no soy la persona
ideal para hablarlo con él, ya he causado mucho revuelo en ese tema.

No quería volver a retroceder con él, es muy pronto para tomar una decisión, apenas y
nos estamos reencontrando, pero es imposible no sentirlo como en años anteriores, el
deseo, el sentimiento, las ganas de estar con el…

Todavía hay cosas que me tienen insegura, entre esas cosas esta lo mismo que nos
separó, además, lo he visto muy junto con Dinah, no es que me importe a quien se está
tirando, pero… A la mierda, si me entero que esos dos tienen algo va arder Troya.

Entre en mi auto ya lista para trabajar y comienzo mi camino, aproveche de hablar con
Leslie quien me aseguro que todo estaba bien con Aksel, no hay movimientos raros y
todo se mantiene en orden, pude hablar un poco con el antes de llegar al comando.

Los resultados de las muestras no estarán listos sino hasta una semana después, así que
no tengo mucho que hacer con Aiden en los próximos días, por lo menos espero tomar
este tiempo para pensar todo bien.

Me consigo con Emery y Belén en la entrada del edificio de la elite y se acercan a mi


cuando me ven llegar.

—¿Qué quieren?

—Ya veo que no estas de buen humor —me dice Emery mientras me siguen— Pero no
importa, queríamos pasar a saludarte.

—¿Por qué?

—No porque seas agradable, eso está claro —dice con sarcasmo Belén— aceptaste ser
de nuevo nuestra amiga.

—No acepte nada.

—Estoy segura de que lo hiciste —Emery abre la puerta de mi oficina pasando e intento
no echarlas.

—¿Cómo está tu pequeño?

—Está bien.

—Ese niño es hermoso, Aiden se veía bastante a gusto con el —comenta Emery y
camino sentándome en mi asiento mientras ellas usan las sillas que están frente a mi
escritorio.
—Se llevan bien.

—¿Hay reconciliación? —pregunta Belén de repente ganándose una mirada de muerte


de su hermana.

—Dijimos que iríamos despacio —la regaña.

—Vamos, nos morimos por saber.

—No nos reconciliamos —respondo a su pregunta— ¿alguna otra cosa que quieran
saber sus cabecitas chismosas?

—¿Cómo le hiciste para que saliera igual a Owens? —veo a Emery al mismo tiempo
que Belén algo fuera de lugar con su pregunta— Quiero un bebé con Ethan y quiero que
salga así de lindo —dice en modo de explicación.

—Pensé que no querías hijos.

—No queríamos, pero últimamente hemos hablado sobre eso y creo que es el momento
de intentarlo.

—Tener un hijo no es un juego, Em, asegúrense de estar completamente seguros de ello


—le digo.

—Lo sé, queremos hablar con un doctor antes —asiente de acuerdo con ella y veo a
Belén que se remueve incomoda.

—No quiero sonar mal —dice mirándome— Sé que Eva es tu hermana y todo, pero
¿desde hace cuánto esta con Liam? Es algo inesperado, yo…

—Tienes dos años juntos, su relación avanzo rápido y se aman.

—Hice tantas cosas malas con el que yo lamento tanto, y me arrepiento, nos arruine por
completo —su voz tiene nostalgia y algo de resentimiento.

—Creo que paso lo que tenía que pasar —me encojo los hombros.

—No creo que Liam y tu hayan estado destinados —añade Emery—Las relaciones
tienen un límite de lo sano que ya ustedes habían sobrepasado.

—Lo sé —dice bajando su cabeza.

No decimos más por un buen rato hasta que Emery cambia de tema a uno vas trivial, se
quedan conmigo toda la mañana, no diré que me desagrada su visita ya que me funciona
para distraerme por un tiempo, en cuanto se van decido hacer lo que le prometí a Tate.

Aun el teléfono de Morel sonaba apagado y ya a este punto me preocupaba un poco.

No tenía mucho que hacer hoy aquí, la mayor parte del trabajo estaba en pausa, la
investigación del suero, análisis de armas, el sistema aun busca los reflejos de Edward.
Llamé a Sergey preguntándome que más podría hacer, pero me dice lo mismo, no me
gusta quedarme parada en el trabajo.

Intento otra vez llamar a Morel mientras estoy caminando hacia mi auto para irme y no
contesta.

Abro la puerta y entro con intenciones de irme a mi casa o por lo menos intentar buscar
a Morel en algún lugar, pero mis planes se van por el inodoro cuando la puerta del
copiloto se abre dejando entrar a Aiden.

¿Qué carajos? —pregunto.

—¿Quieres tener una cita conmigo? —pregunta rápidamente cerrando la puerta y


mirándome sonriente.

—¿Qué?

—Una cita, belaya, tu y yo —repite.

—¿Qué quieres, Aiden?

—A ti saltando sobre mi pero no estamos hablando de eso —vuelve abrir la puerta


como si nada y sale— Me tomare tu falta de respuesta como un sí, pasaré por ti en la
noche, usa ropa formal.

—Aiden —no me escucha y cierra la puerta con fuerza sin darme tiempo de quejarme
un poco más.

¿Y ahora a este que mosquito le pico?

No tardó mucho en llegar a la casa y asegurarlo todo, aún era temprano, había
almorzado en el comando así que termino sentada en el sofá ideando algo que hacer.

No sé en qué momento comienzo a quedarme dormida, no me opongo a ello y me


recuesto en el sofá.

Por segunda vez en el día el teléfono suena despertándome, no me había dado cuenta lo
cansada que me encontraba hasta que vi por la ventada el cielo acreciento.

—¿Hola?

—¿Estás lista?

—No me jodas —digo levantándome— 20 minutos —pido.

—Bien.

Corto la llamada y corro hacia mi habitación, Aiden no era muy paciente que digamos.
Aiden está loco, pero más loco es que yo le siga la corriente, podría estar trabajando o
enfocando mi tiempo para algo más, pero me encuentro tomando un baño y
preparándome para una cita con el único hombre que me ha hecho sentir.

No tardó mucho en estar lista, solo uso un vestido corto azul claro y sandalias, el
maquillaje lo mantengo mínimo, hace mucho que no me arreglaba de esta manera, mis
citas más importantes eran ir por un helado con Aksel.

El timbre suena y voy a la puerta ya lista.

—Creo que se te olvidó el concepto de “solo fue una follada” —no puedo evitar decirlo
en cuanto lo veo frente a mí.

Sus ojos negros me repasan de arriba abajo, también está vestido formal, su cabello cae
en pequeñas ondas en su frente, sus brazos son cubiertos con una camisa blanca que
seguramente fue hecha a medida. Su porte de autoridad y de “soy mejor que tu” siempre
está presente, y es una de las cosas que me llego a enamorarme de él.

—No sería a el único que se le olvida ese supuesto concepto —dice dando un paso atrás
para salir.

Cierro la puerta y voy tras el hacia su auto, abre la puerta para mí y ruedo los ojos
cuando me mira con burla y me siento.

No tarda en estar detrás del volante saliendo de la propiedad.

—¿A dónde iremos?

—A un lugar —responde sarcásticamente.

—Eres un idiota.

—Y tú eres una pesada —contraataca— Además, el concepto que dices yo no lo he


impuesto, te recuerdo que has sido tú la que lo asumiste.

—Es lo más lógico.

—¿Qué te hace pensar que después de aclararlo todo es lo más lógico solo follarte? —lo
miro mal y me ignora mientras sigue— Contigo nunca ha sido solo una follada y lo
sabes.

—Lo que sea, solo no quiero volver a seguir con el juego de la inmadurez.

No me responde y sigue conduciendo pensativo, veo su perfil intentando averiguar que


me ha hecho este hombre.

Los rasgos similares con los de mi bebé son difícil de pasar por alto, no solo tiene los
mismo ojos y tono de cabello, no, su físico, su actitud e incluso algunas mañas
comparten, era extraño y a la vez tan hermoso que hayan podido conectar de una
manera tan rápida.
—Es aquí —dice parqueándose frente a un edificio que tardo en reconocer.

—¿Te has quedado sin ideas y por eso me trajiste a el lugar de nuestra primera cita? —
pregunto observando el edificio donde cenamos aquella vez.

—Este edificio es mío —dice abriendo mi puerta.

—¿Qué? —me sorprende la tranquilidad con la que lo dice.

—Me gusta invertir en algunos lugares —no salgo de mi asombro cuando entramos y
esta vez detallo mucho más el lugar, era un restaurante de lujo, tenía unos tres pisos sin
contar la terraza, había muchos detalles pequeños y finos por todos lados, el lugar estaba
lleno de gente la mayor parte del tiempo, no me quiero imaginar que tanto invirtió
Aiden para ganar como lo está haciendo.

—Nunca dejara de impresionarme —murmura aun admirando a mi alrededor, me ve


con una pequeña sonrisa que intento no devolver, pero fallo, se separa un momento para
hablar con alguien que enseguida son guía hacia el ascensor.

Nadie nos sigue esta vez, pone su mano en la parte baja de mi espalda y me da pequeñas
caricias menos esperamos subir, su mano baja suavemente, pero vuelve a su lugar poco
después, está jugando conmigo y le está funcionando.

—Vamos —dice inclinándose en mi oído, mentiría si dijera que su cercanía no me tiene


mal.

—¿Que…?

Mi voz muere cuando el ascensor se abre dejándole paso a la vista del ahora gran
mirador, lo que era algo pequeño e íntimo, ahora es un lugar más amplio, las flores
siguen por todo el lugar pero el piso es más fino y la mesa mucho más formal, la mesa
está cerca del borden, no podía ver toda la ciudad pero su una pequeña parte que me
tenía fascinada.

—La próxima cena será con Aksel —dice detrás de mí— estás preciosa —deja un beso
en mi mejilla y me abraza desde atrás.

—¿Estás seguro de esto? —pregunto sin contenerme.

—¿De qué?

—Nosotros, de volver, de intentarlo otra vez.

—Lo estoy, belaya, perdí ya mucho tiempo como para dejarte ir ahora que volviste, no
me interesa que digas que tengas novio, no me importa.

—Ya no hay novio —aclaro sonriendo.

—Bien, no me gustaría desaparecer un cadáver, los rituales funcionaron.


—Tengo mis condiciones —propongo— Exclusividad, espacio, respeto y nada de
presiones.

—No esperaba menos que eso —me voltea quedando frente a frente y acerca su rostro a
el mío— las cosas no se arreglan de un día para otro, te hice mucho daño y es algo que
quiero remendar.

—¿Qué hay de las flores y mierda romántica? —pregunta solo para molestarlo.

—En este mismo lugar aclaramos que no eres ese tipo de chica —su mano sube a mi
mejilla tocándola con suavidad— quiero follarte —dice mirándome directamente.

—No creo que sea conveniente para tus empleados ver tu culo desnudo.

—Nadie vendrá a menos que los llamo, y sería un privilegio para ellos tener esa vista —
reparte pequeños besos por mi cuello logrando estremecerme— Ven.

Toma mi mano y camina hasta la mesa sentándose y atrayéndome a su regazo de


horcajadas, mi vestid se sube revelando mis bragas blancas y lo escucho suspirar.

No dice nada cuando rompe el pequeño material que me cubría.

—Las pagaras.

—O tal vez rompa todas para que no vuelvas a usarlas —dice tocando mi clítoris
haciendo movimientos circulares.

Arqueo mi espalda dándole mejor acceso usa sus dedos para colarse en mi interior,
gimo bajo cuando siento lo mojada que me encuentro, intento moverme para tener
fricción, pero una de sus manos presiona mi cintura impidiendo moverme.

» Mis lindos detalles nunca terminan bien contigo —dice dejando un rastro de besos por
mi cuello— Ábrete más.

Así lo hago cuando baja su cremallera dejando afuera su polla erecta, la intento tomar,
pero me aparta otra vez.

—Aiden —jadeo cuando introduce dos dedos.

—Mi nombre en tus labios es como escuchar a los putos ángeles del cielo —detiene sus
movimientos y antes de que me queje señala su erección— Siéntate, Belaya.

Me levanto un poco dejándome caer sobre ella de golpe, ambos contenemos el aliento
ante la sensación, lo miro directamente cuando empiezo a moverme lentamente.

—¿Por qué me haces esto? —pregunto entre jadeos— ¿Por qué me haces volver a caer
una y otra vez?

—No puedes caer en algo donde siempre te encontraste en lo más profundo.


Tiene razón, no volvía a caer, simplemente volvía a sentirlo.

Capítulo 24

Aiden Owens

Su risa me hace quedarme quieto mientras solo puedo verla y apreciar su belleza, la
palabra diosa se queda pequeña con ella.

Su cabello es un rasgo único que la hace resaltar entre las demás sí, pero viendo sus ojos
achinarse al soltar la carcajada y sus mejillas sonrojarse solo porque alguna estupidez
salió de mi boca, eso sí es el puto cielo, su piel limpia de impurezas y pálida, el color de
sus ojos resaltaba con el tono de su vestido y se me era difícil apartar mi mirada.

—Hace mucho que no salía sin Aksel —dice con algo de nostalgia atacándola, pero sin
borrar su sonrisa.

—Siempre hay que tener momentos para uno mismo.

—Lo sé, yo solo… —niega y baja su cabeza como si le avergonzara lo que va a decir—
Desde que el nació me he enfocado tanto en mantenerlo a salvo, en acompañarlo y darle
todo lo que necesita que me he olvidado por completo de mí, con Morel me aseguraba
siempre de llevarlo conmigo, que sean salidas para distraerlo a él.

—Quisiera haber estado ahí —digo en voz baja apretando un poco mis puños al saber
que otro hombre intentaba tener lo que era mío— Háblame del tiempo que estuviste en
la isla, el embarazo, lo que quieras —pido con interés.

—El embarazo fue horrible —dice de inmediato tomando otro sorbo de su copa de
vino— A los tres meses tuve complicaciones, la diabetes se descontroló, había estado
sangrando y los doctores decían que sería mejor abortarlo por mi estado de salud, no
creo haberlo considerado ni por un momento.

—¿Por qué no?

—Perdí a un bebé, no soy amante de los niños ni la que más los comprende, pero eso
me hizo sentir tantas cosas que no puedo expresar que tanto miedo me causaba perder a
Aksel, decidí continuar con el embarazo a pesar de todo, estuve unos cuantos meses en
el hospital sin poder hacer nada, Liam y Maxi me mantuvieran cuerda —ríe suavemente
y toma un poco de su comida llevándola a su boca.

—Eres terca —señalo— pero gracias a eso ahora tenemos un hijo.

—Bastante tremendo, siendo sincera.

—¿Cómo era antes?

—Cuando nació no lloraba, pasaba todo el tiempo durmiendo, cuando empezó a crecer
siempre quería estar sobre mí, ni siquiera había manera de hacerlo dormir en su cuna, el
proceso fue lento, pero se logró.
—¿Cómo fue el parto? —pregunto ya que nunca había mencionado nada de eso.

—Aksel es prematuro, quería tener un parto normal, pero eso no sería posible, tuve una
cesaría tranquila, la recuperación fue lenta.

—No te imagino embarazada —digo feliz de que la conversación siempre salga tan
fluida.

—Estoy segura que Eva tiene un par de videos —hago una nota mental de pedirle a Eva
dichos videos porque es una vista que no pienso perderme.

Seguimos charlando y comiendo, no pensé que iba a ser tan fácil todo esto entre
nosotros, luego de ver el video me sentí fatal, Ivy estaba sufriendo en ese momento,
¿Cómo pude ser tan imbécil?

El video volvió a dejarme en un estado del cual ya no quería estar, en donde me enfoco
en el dolor y busco culpables, ya no quiero eso, y de la única manera de no ser
consumido era haciéndole frente a los que de verdad estaba sintiendo, en enfocarme en
la familia que quiero.

Sigo sintiendo cosas por Ivy, sigo ardiendo en celos cada vez que la veo con alguien
más, el deseo que sentía por ella se intensificaba cada vez más y el sentimiento venia
respaldado de más seguridad y fuerza.

Todo en poco tiempo de volverla a ver, también Aksel, la manera en que hemos
conectado, todo lo que siento hacia el también me ha caído como un balde de agua fría.

Esta todo lo que quiero, solo hace falta tomarlo de la manera correcta.

—¿Por qué compraste este lugar? —pregunta mientras nos acercamos al borde del
mirador después de comer.

—Es un gran ingreso de dinero, hay una cantidad absurda de personas que gastan dinero
aquí siempre.

Ríe ante eso y tomo su cintura abrazándola a mí.

—¿Estás lista para irte? —pregunto.

—SI —su mirada me dice lo mucho que estaba lista así que de inmediato empiezo a
caminar.

No hace falta despedirme de nadie aquí, los trabajadores en algún momento se darán
cuenta de que me fui y vendría a limpiar el lugar.

Bajamos en el ascensor y no la toco más porque eso sería nuestro fin, el primer piso
estaba lleno de gente en sus meses disfrutando de una cena, no le prestamos mucha
atención al salir.
Una vez en el auto, lo enciendo y salgo del lugar, conociéndola me podría hacer parar
en cualquier lugar para follar, y yo no me negaría a tal petición.

Me sorprendo cuando poco a poco se recuesta del asiento, me apresuro en llegar a mi


casa ya que ahí es donde la quiero hoy.

Al llegar volteo y la encuentro dormida, bajo del auto y lo rodeo para abrir su puerta, no
se despierta mientras la atraigo e a mis brazos, pero una vez que empiezo a caminar sus
ojos se abren.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunta con alarma mirando la puerta principal con duda.

—Te quiero hoy aquí en mi casa —digo y continúo caminando.

—Pará —me detengo confundido y la veo en mis brazos— ¿Seguro que me quieres
aquí?

—Ivy —suspiro cuando me doy cuenta su desconfianza— lo que haya dicho en el


pasado sabes que no es lo que siento ahora.

—Me echaste.

—Lo hice —lo acepto y sigo avanzando a pesar de la tensión de su cuerpo— Lo hice
con otra manera de pensar, con otros sentimientos influenciándome, tu perteneces aquí.

No responde y abro la puerta con dificultad sin querer soltarla.

Mira todo a nuestro alrededor como si cada recuerdo llegara a ella, por eso continuo sin
querer que llegue a los malos, cuando la eche de aquí junto a Thor.

La llevo a mi habitación y la dejo en la gran cama, se apoya de sus codos y es difícil no


ver que su vestido se subió dejando a la vista sus bragas.

—Mucho que superar —dice.

—¿Estas dispuesta? —pregunto subiéndome sobre ella con una pierna en el medio de
las suyas.

—Si tú lo estas —asiente.

Es lo único que hace falta, ambos lo sabemos.

De pronto me intenta besar, pero con una mano la empujo dejándola acostada y yo me
levanto, me ve con cierta confusión y frustración.

—¿Confías en mí? —pregunto parado al borde de la cama mirándola.

—Si.
Me volteo y voy hacia el armario, no dice nada y consigo lo que necesito antes de
regresar, su rostro es un poema cuando ve el antifaz y las esposas acolchadas en mis
manos.

—Voltéate —pido mirándola intensamente, tarda un minuto el quedarse boca abajo en


la cama sin dudar— Deja las manos atrás.

Lo hace y me acerco para colocarle las esposas, alzo su culo dejándola en la gloriosa
posición y me acerco a su cara para darle un beso antes de ponerle el antifaz.

—Te volviste loco —dice en un suave susurro que me hace sonreír.

—Tú me volviste loco.

—Quisiera saber hasta qué punto.

No le respondo, me separo de ella de nuevo y admiro su posición, su cabeza recostada


de lado en la cama mientras que su culo se mantenía al aire, doy un azote donde se
encuentra el tatuaje de la estrella y grita sin esperárselo.

Me tomo mi tiempo en desvestirme, sé que está inquieta, se nota frustrada al no poder


ver y me divierto cuando quiere levantarse, pero la vuelvo a dejar en su posición.

—Quieta.

—Joder, fóllame —gruñe.

Estoy completamente desnudo cuando me quedo detrás de ella, otro azote la hace gritar
y mi mano se marca en su pálido culo.

—Voy a romper esto —digo y lo hago sin darle tiempo de procesarlo, rasgo las bragas
al igual que el vestido que me estaba estorbando, no tenía sujetador.

—Bestia.

—Si.

Me apodero de su coño con mis dedos y se retuerce contra mí, esta mojada, dejo la otra
marca de mi mano en la otra nalga, sus gritos son indescifrables y me acaricio a mí
mismo mirándola volverse loca.

—Ya, Aiden —jadea y saco mis dedos— te quiero a ti —pide alzando más su culo
bastante listo para mí.

—Tú lo pides —digo mientras me deslizo dentro de ella— y lo tienes.

Gime con la sensación y tomo un puñado de su cabello arqueando su espalda y me


muevo con cierto ritmo que sé que le encanta, quiere gritar, pero termina mordiendo una
almohada cuando aumento el ritmo, quito la almohada de su boca y la lanzo a algún
lugar de la habitación.
—Te quiero escuchar, belaya —ordeno manteniendo el ritmo.

Sus gritos aumentan al igual que mis estocadas, sigo marcándola hasta que su culo esta
tan rojo que sé que le dolerá mañana, no se queja y sigue retorciéndose de placer, sus
brazos hacen presión para soltarse, pero no lo logra.

—Ya…a… ah —no entiendo lo que dice, pero puede sentir que ya está casi ahí, sigo
dándole hasta que mi liquido la llene y se mezcle con el de ella.

Sus piernas tiemblan cuando salgo de ella tomándome un minuto para recuperarme,
respira cansada y dejo que su cuerpo se relaje soltando sus caderas.

Cae por inercia con cansancio y yo me recuesto de un lado.

Ninguno dice nada mientras quito las esposas liberándola, el antifaz también lo quito y
parpadea varias veces acostumbrándose a la luz, sus mejillas están rojas y con una
pequeña sonrisa deja sus labios reposar solo unos segundos sobre los míos.

—Podría volver a acostumbrarme a esto —digo esperando ser rechazado, pero


arriesgándome.

—Sí, yo también —dice para mi sorpresa, me quedo mirándola esperando que se


contradiga, pero se ríe— Tienes razón, no podemos luchar en contra de esto.

—¿Y eso donde nos deja?

—No lo sé, pero supongo que lo averiguaremos, ¿no? —Asiento y aprovecho ese
momento para levantarme e ir al baño.

Me limpio rápidamente llevando una toalla húmeda para también limpiarla a ella que se
encuentra casi dormida, arreglo nuestro desastre antes de volver a la cama y atraerla a
mi pecho.

—Estoy seguro de que extrañaste acurrucarte conmigo —bromeo y siento su risa.

—No tienes ni idea.

La sostengo en mis brazos hasta que poco a poco siento como su respiración se vuelve
relajada y la sigo en el sueño profundo.

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Escucho la voz de alguien hablando en la habitación, me alarmo hasta que logro


identificarla quedándome quieto, abro mis ojos con dificultad despertando y Ivy se
encuentra en el sofá con el teléfono en su oreja, tiene mi camisa y noto que con las siete
de la mañana aun, me siento llamando su atención y escucho.

—No sé cuándo podría ir, recuerda que para mantener a los malos lejos tengo que
trabajar —dice al teléfono y de inmediato sé que se trata de Aksel— El general Aiden
ira conmigo.
Le hago seña con mi mano para que se acerque y se sienta en la cama dándome el
teléfono.

—Hola, pequeño —digo aclarándome la garganta a causa del sueño.

—¡General papá! —grita tan fuerte que despego un poco el teléfono de mi oído
haciendo reír a Ivy— Quiero que vengas con mimi, ya me aburre la tía Leslie.

—Pronto iremos —aseguro— Te traeré a mi casa.

—¡Si! Puedo hacer mi fiesta de cumpleaños ahí, mimi dice que tienes una piscina —rio
con su entusiasmo y Ivy se mantiene esperando que le diga que me está diciendo.

—Puedes hacer lo que quieras, Aksel.

Sigue hablando de los planes que tiene para su cumpleaños, aunque aún faltan dos
meses para eso, es en junio, lo dejo hablar hasta que pide hablar de nuevo con Ivy antes
de cortar.

—No tienes que hacerle una fiesta aquí —me dice, seguramente él se lo comentó.

—Es mi hijo, puede hacer lo que quiera con lo mío.

—No lo malcríes —regaña y me levanto cuando escucho el timbre sonar.

—Es temprano —digo extrañado de que alguien se encuentra aquí a esta hora— Iré a
ver.

Salgo de la habitación usando solo unos pantalones de pijama, Ramine solo venia ahora
una vez a la semana a limpiar y Smith seguía trabajando, pero solo cuando era solicitado
de chofer, del resto, lo deja en paz, aunque pagándole bien.

Chequeo por las cámaras mirando a Sergey y Jeremiah en la puerta, me apresuro aún
más preocupado por su visita.

—Me haría viejo aquí —espeta Sergey en cuanto abro la puerta pasando junto a mi
padre.

—¿Qué está pasando?

—El niño ya descubrió quien coloco el video en los servidores hace tres años —anuncia
Jeremiah.

—Sasha, ¿no es así? —pregunta Ivy desde las escaleras aun solo con mi camisa, su
padre la ve negando por un momento, pero esta lo ignora.

—Si —asiente Jeremiah.

—¿Ya sabias esto? —le pregunto.


—No con exactitud, hace dos días pude intervenir su teléfono, tenía una llamada de su
madre así que la estaba investigando —informa— Hablé con Isabella, ¿Dónde está ella?

—Ese es el problema, al enterarnos la fuimos a buscar a su casa, pero solo conseguimos


a Isabella golpeada y diciendo que acababa de salir, la buscamos, pero logró escapar.

—Te dije que no teníamos que fiarnos de ella —me dice— quiero a Isabella en una sala
de interrogatorios.

—Ya está en el comando —le dice Sergey— ni voy a preguntar por qué estás aquí, es
más que obvio.

—Búscate una vagina, Sergey, y no estés pendiente de la mía —le dice y rio ganándome
una mala mirada de mi casi suegro.

Pero dejo de reír cuando noto todo el problema que tenemos encima.

Sasha sabe de Aksel, y si nos traicionó ya la vida de nuestro hijo está en peligro.

Capítulo 25

Ivy Maslova

La urgencia de saber que está bien es demasiada, me dicen que me tranquilice, pero
como podría si la vida de la persona que es el centro de mi universo podría estar en
peligro.

Ignoro la mirada de Aiden mientras me estoy vistiendo, insistió en acompañarme a mi


casa para vestirme y luego irnos al comando, acepte porque no tenía mi auto conmigo,
Sergey y Jeremiah se habían adelantado para poner en sobre aviso a las tropas.

Sabía que una mierda así pasaría, no debí sentarme a esperar que hacía, no cuando un
mal movimiento lo pondría en peligro.

—Deberías tranquilizarte, aún no sabemos que quiere Sasha…

—¿Tranquilizarme? —lo interrumpo terminando de amarrar las trenzas de mis botas de


combate— No creo que estés entendiendo lo que está pasando, General.

—Se perfectamente lo que podría pasar ahora, Sasha es impulsiva e inmadura, pero…

—¿Pero? —me rio con sarcasmo mientras me acerco a el— No hay peros, esa mujer me
intentó matar, coloco un video EDITADO separándonos, ya conoció a Aksel y con el
odio que me tiene estoy segura que ya les dijo a todos de su existencia, no puedo
tranquilizarme ni voy hacerlo, ¿bien?

—Iba a decir que también es bastante ingenua e inexperta para hacer planes, no la estoy
defendiendo ni justificando, te apoyo completamente —dice y retrocedo dándome
cuenta que una parte de mi si esperaba que la defendiera como siempre lo ha hecho—
Hace mucho que no confío en ella, y tienes razón, no debí dejarla libre cuando nos
enteramos de la traición de Henry y Olivia, asumo la culpa.

—No te estoy culpando —digo en voz baja.

—Eso es exactamente lo que estás haciendo, y ya te dije, lo asumo.

—Lo siento —digo finalmente mirándolo— Sé que te afecta tanto como a mí.

—Tenemos que irnos —señala a la puerta y no dice nada más, quiero pedir perdón por
mi comportamiento de nuevo, pero solo niego y salgo para irnos al comando.

Creo que está un poco molesto y en este caso sé que no es conmigo, es con el mismo, no
digo nada más porque tiene que pensar bien que hacer ahora.

Entramos en su auto de nuevo, no creo estar en condiciones para conducir, no espera


nada antes de encender y salir de mi casa, tomo mi teléfono y marco el número de
Leslie.

—Altavoz —pide y lo hago sabiendo que como yo quiere escuchar su voz.

—Yad, ¿ocurrió algo? Se supone que sería una llamada diaria…

—Leslie escúchame —la corto— Ya saben de Aksel, estoy segura que ya lo estarán
buscando, triplica la seguridad.

—En el panel de control hay una opción de modo huracán, sellara las ventanas, puertas
y todo, abastece de comida el lugar y todo lo necesario y lo activas hasta que todo pase
—informa Aiden con voz tensa.

—Entendido, ¿Algo más? —la eficiencia de Leslie la hace pensar rápido y moverse
cuanto antes.

—Ponlo al teléfono —pido.

—Está bien, pero antes, ¿quieres que llame al resto de nosotros? —pregunta con cautela
por Aiden.

—Aiden está enterado de los Skryt, y si, llama a los de la isla y los de Ameda, la mitad
mantenlos enfocados en la seguridad de Aksel, el resto los quiero en los almacenes de
Hudson esta misma tarde.

—Ya estoy en eso —dice y la escucho llamar a mi hijo.

—¿Qué harás? —me pregunta Aiden mientras buscan a Aksel.

—Veras lo que haré porque te quedaras conmigo, ¿o no?

—Lo haré —asegura.


—¡Mimi! —el grito de Aksel llega y puedo soltar el aliento que estaba conteniendo.

—Gruñón —mi voz se quiebra un poco solo con escucharlo, estaba aterrada en este
momento.

—¿Estas bien, mimi? —pregunta con notable preocupación.

—Sí, todo está bien —digo intentando que mi voz no vuelva a fallarme.

—Aksel, tu tía Leslie vio un oso por el bosque, cerrara la casa, no puedes salir —le dice
Aiden más calmado.

—¿Un oso? ¡Yo lo quiero ver! —escucho que Leslie le grita que no salga y me alarmo.

—No puedes salir, hazle caso a la tía, si te portas mal no iremos pronto —sé que el
chantaje no es la mejor forma de hacerlo quedar tranquilo, pero no sabía qué hacer.

—Me portaré bien —se resigna— ¿Por qué ahora están muy juntos? —pregunta con
curiosidad.

—¿Recuerdas lo que hablamos? —le pregunta Aiden con una pequeña sonrisa que me
tiene perdida un momento.

—Sí, el secreto.

—Estoy trabajando en eso como te prometí.

—¿De qué hablan? —pregunto cada vez más confundida.

—Te llamaremos luego —dice Aiden al teléfono y noto que llegamos al comando.

—Los quiero —dice él.

—Y nosotros a ti, gruñón —aseguro y cuelgo el teléfono— ¿de qué están hablando?

—No es el momento para hablar de eso, vamos con Isabella —sale del auto sin decir
más nada y yo ruedo los ojos.

Tengo que tomarme un momento antes de bajar del auto, no quiero perder la cabeza
ahora, no cuanto tengo que mantenerme enfocada en lo que tengo que hacer que es
acabar con esas personas.

Noto a Aiden esperando por mí en la entrada del edificio y respiro hondo antes de salir,
no puedo distinguir a nadie a mi alrededor, no cuanto intento no perder la cordura.

—¿Pasa algo? —me pregunta cuando llego a su lado.

—Tengo miedo —confieso, me mira fijamente por largos minutos hasta que da los
pocos pasos para llegar a mi atrayéndome a su pecho en donde me refugio.
—No estás sola —dice contra mi cabello— no me gusta verte con miedo, esta no es mi
belaya, la que no le importa nada y el miedo no estaba en su diccionario.

—Creo que se ha añadido cuando vi los ojos de Aksel por primera vez.

—Tenemos toda una organización militar, los Skryt, nos tenemos —deja sus labios en
mi frente y cierra los ojos por un segundo— Lo haremos bien.

Me pongo de puntillas para alcanzar sus labios, no me importa quien pudiera vernos, no
somos niños, me devuelve el beso con fiereza tomando mi cintura, ayer pudimos
unirnos un poco más y sé que esta vez vamos en dirección correcta.

—Tenemos que entrar —digo al separarme— Tenemos un trabajo que hacer, Aiden.

—Mantente cuerda —me recuerda mientras empezamos a caminar, su mano no deja la


mía y estoy bien con eso.

Vamos hacia el área de interrogatorios, los capitanes se encuentran buscando a Sasha


junto a su escuadrón, nos encontramos con Jeremiah, Ethan, Erín y Sergey en la puerta.
No disimulan su mirada y nosotros los ignoramos como ya estamos acostumbrados.

—No hemos hablado aun con ella —informa Ethan— El coronel Maslov se está
encargando de la búsqueda, Hall y Coleman revisan la casa de los Jones.

—Yo entraré —digo.

—Nada de perder el control —advierte Sergey.

Bufo y no digo nada, me dan entrada y veo a Aiden entrar junto a mí, seguramente para
asegurarse que la vida de Isabella no corra peligro.

Mi mirada recae en Isabella, tiene la cara hinchada de los golpes, uno de sus ojos está
cerrado y los moretones en su cuerpo siguen, su ropa aún está llena de sangre de ella
misma, me levanta en cuanto nos ve entrar.

—Lo intente —dice con voz quebrada mirándome— sé que ella no es así, intente que
dejara de conspirar en tu contra.

—Ya te dije lo que pasaría, sentada —ordeno.

—Isabella, di todo lo que sepas ahora, y más te vale que no estén encubriendo en nada a
Sasha —demanda Aiden sin perder el porte autoritario.

—¿Qué sucedió? —pregunto sentándome porque no voy a soportar cualquier estupidez


que salga de su boca, sin embargo, Aiden se queda de pie a lado del asiento de ella.

—Sasha iba a salir esta mañana —comienza mirándome directamente— la vi extraña,


estaba recogiendo algunas cosas en el cuarto de nuestros padres, mis alarmas se
encendieron cuando pensé en todo lo que hablamos sobre ella comunicándose con
Olivia, no quería ponerme en evidencia como habíamos quedado, le empecé a sacar
conversación y le pregunté a donde iba, parecía algo recia al responder pero al final me
dijo que vendría al comando, cosa que no creí.

—¿Cómo pasaste de eso a esto? —pregunto señalando su cuerpo lleno de moretones.

—Cada vez estaba más apurada por irse e intente que se quedara, creo que se dio cuenta
cuando tome el teléfono, quería llamar a alguien para que la siguiera ya que no quería
que la acompañara —baja la cara mientras una lagrima cae y por un momento me siento
apenada por ella— Me pregunto a quién pensaba llamar y me paralicé, estaba loca, sus
ojos se veían dementes, intente que hablara conmigo pero empezó a gritar que era una
traidora, nos dijimos muchas cosas hasta que se lanzó sobre mí y empezamos a pelear.

—Eres una soldada entrenada, tu nivel es superior, ¿Cómo escapó? —Aiden se inclina
un poco frente a ella, se veía bastante intimidante, Isabella, sin embargo, baja su cabeza
con vergüenza— No lo volveré a repetir, ¿Cómo escapó? —su voz es clara y no digo
nada mientras espero por su respuesta.

—Es mi hermana, hice mal, no la deje escapar a propósito, pero no podía hacerle un
daño permanente, Owens, sabes que…

Se ve interrumpida cuando la mano de Aiden rodea su cuello levantándola de su silla,


jadea sorprendida y yo me quedo en mi lugar preguntándome que si lo que estoy viendo
es real.

—¿Me estás diciendo que tuviste alguna oportunidad de detenerla y no lo hiciste? —


gruñe entre dientes, el rostro de Isabella esta pálido mientras no encuentra manera de
decir alguna palabra.

—Aiden —digo levantándome y acercándome un poco cuando noto que su agarre es


fuerte y el aire de Isabella era escaso.

—¡Habla, maldita sea! —intensifica su agarre y la sacude con fuerza.

—Lo… lamen…to —la voz le sale como un pequeño jadeo y lágrimas corren por su
rostro.

—Que lo lamentes no quita la mierda que hiciste —le dice claramente.

—Aiden, basta —pido, si seguía a ese ritmo la mataría y sinceramente su mirada daba
un poco de miedo.

Aunque en mí cause otra reacción.

—La quiero matar —dice por un momento mirándome.

—No lo hagas —los ojos de Isabella conectaron con los míos suplicantes— Tengo
planes que pueden incluirla —digo atrayendo su atención.

—Por su culpa…
—Suéltala —demando con un poco más de convección.

Lo duda un poco antes de aflojar su agarre, deja su mirada en la mía mientras la suela y
ella cae al suelo tomando su cuello lastimado.

—No dudaré la próxima vez —dice hacia ella— Has cometido un gravísimo error al
exponer a mi familia de esta manera —la puerta se abre dejando su amenaza en el aire,
un consternado Erín entra a la escena mirando el cuerpo herido recientemente de
Isabella.

Quiere decir algo y hay rabia en su mirada, pero no estoy dispuesta a pensar las razones
en este momento, su expresión cambia rápidamente a una neutral.

—¿Por qué dejaste que llegara a esto? —espeta hacia mi mientras va hacia Isabella
intentando devolverla a la silla.

—No te metas con ella, Erín —regaña Aiden y tengo que intervenir para que esto no se
convierta en una pelea.

—Tenemos cosas que hacer, vamos —tomo su mano y lo halo conmigo intentando
irnos.

—Logre quitarle esto —escucho el murmuro de Isabella y me detengo— No sé dónde


se encuentra, pero de seguro algo podrán encontrar ahí, no es el de ella —me tiende el
teléfono que saca de su bolsillo y lo tomo sin decir alguna palabra.

Salimos encontrándonos con los mismos de antes, Le doy el teléfono a Sergey.

—Llévaselo a Eva y asegúrate que extraiga toda la información —pido y el asiente.

—¿A dónde irán? —pregunta Jeremiah ve cuando no nos detenemos.

—No podemos quedarnos sin hacer nada —digo.

Salimos juntos, Aiden esta tenso y no es hasta que salimos del edificio y nos detenemos
cuando veo a Maxi ya esperando.

—No fue muy inteligente pedirte que mantengas la cordura —me dice.

—¿Y luego perderla tú? Sí, no fue inteligente.

—¿A dónde iras? —pregunta mirando en dirección a Maxi.

—Tengo que reunirme con los Skryt.

—Dijiste que iremos juntos.

—Y no me estoy contradiciendo —niego.


Se ve un poco menos intimidante cuando entramos en el auto y se nos une Maxi, el
conduce mientras le voy dando indicaciones hacia el lugar.

Me parece que Aiden está un poco confundido con lo que pasó ahí dentro, su manera
agresiva de hacerle frente a Isabella no era para nada lo esperado, él le tiene un gran
aprecio y sé que son amigos.

Aiden cambió.

A decir verdad, ya era algo que esperaba de él, han pasado muchas cosas como para
seguir manteniendo lazos que no ayudan para nada.

Mi teléfono suena haciendo que me sobresalte por su sonido, lo busco en mi bolsillo y


lo tomo cuando veo el nombre de Morel.

—Morel —saludo atrayendo la atención de Aiden la cual es ignorada— ¿Dónde carajos


estas?

—Lo siento, nena —dice— no sabía que te ibas a preocupar por mí, acabo de llegar a la
isla y Tate me dijo que me has estado buscando.

—¿Estas bien? —pregunto ya que aún su estado me importaba, han sido años.

—Sí, estuve dando unas vueltas, ¿tu estas bien? Suenas cansada.

—¿Hacia dónde? —la voz de Aiden es alta, Maxi le indica la dirección y ruedo los ojos
al saber sus intenciones.

—Estoy ocupada ahora, no puedo hablar, te llamo luego ¿sí? —no espero que diga
nada, conociéndolo ya empezaría una escena solo por escuchar la voz de Aiden.

—Maslova, hay por lo menos 400 Skryt aquí —dice Maxi cuando llegamos a los
almacenes— ¿Qué piensas hacer?

—Si unimos con lo que tenemos de la SCIF nos pondremos en ventaja —dice Aiden y
asiento— con la salida de los Smirnov, la triada china, los tailandeses y el resto de los
seguidores de Edward, podríamos derribarlos de un solo golpe.

—O nos vamos uno por uno —propongo— la razón por la que ellos están aquí es
porque aprenderán a trabajar con la SCIF, su estado sigiloso y las habilidades de un
soldado de la SCIF pueden ayudarnos a ganar lo que ahora se denomina la guerra.

—¿Qué necesitas que hagas? —dice Maxi asintiendo de acuerdo a todo lo que digo.

—Mañana quiero dar a conocerlos, quiero que reunirlos a todos, Sergey ya está
enterado, solo necesito que la elite termine el trabajo de encontrar los reflejos de
Edward, agiliza eso tanto como puedas.

—Estoy cansado de solo hablar y reuniones, quiero resultados —Dice Aiden caminando
junto a mi entrando en el almacén.
Ciento de pares de ojos giran hacia nosotros cubiertos por una máscara, la ropa negra y
las katanas sobresalen de todos ellos, son pocos los que usan pistolas, están firmes y
listo para cualquier cosa que se avecine, así lo han sido siempre, fieles y luchadores
hasta el final.

Aiden queda impresionado por la cantidad de personas y supongo por la cantidad de


material puntiagudo que se encuentra en el lugar, observa fijamente a todos y sonrió
cuando regresa su mirada a mí.

—Aquí, General Owens, es donde empezaremos a ver resultados.

Capítulo 26

—Me alegro que todos se encuentren aquí —hablo en el micrófono— por años la SCIF
ha trabajado solos en mantener el orden público, la policía, la armada, la marina,
ninguna entidad ha logrado lo que nosotros sí, tantos operativos, misiones, incluso
perdidas nos mantienen alertas, nuestra vida oculta apartada del otro lado de la
sociedad, por eso, hoy frente a todos ustedes, quiero presentarles a otra entidad que a
pesar de no ser reconocida, ha sabido hacer su trabajo.

Hago una seña con la mano hacia la mitad del salón donde se encuentran los Skryt
formados, la otra mitad está conformado por soldados de la SCIF.

» Ser sigilosos como su nombre lo indica, es su fuerte, audaces, valientes, sanguinarios


pueden ser una palabra que los represente, sin embargo, la que mejor va con ella es
libertad, los poco conocido Skryt nacieron en Ameda, siendo uno de sus fundadores el
que ahora es enemigo en conjunto, Edward Zaitseva, heredé el liderazgo de esta tropa
hace más de tres años, la ley es ser discretos por eso nunca he hablado de ella —observo
a Eda con Sergey de un lado del escenario al igual que a Aiden que me anima a
continuar con su mirada— Ambas armadas tienen que aprender de la otra, no podemos
tener fuerzas menores en varios lugares del mundo, ante las amenazas recientes he
decidido que los Skryt comiencen a trabajar con la SCIF para tener mejores resultados.
El Almirante y el consejo apoyan tal convenio sólo se necesita la buena conducta de
ambos juntos, haremos una ronda de preguntas para no dejar nada por fuera.

Creo que quedaré como una payasa cuando por un momento nadie levanta su mano,
todas las tropas perfectamente formadas intimidan un poco, pero nada que no pueda
manejar, se suponía que Sergey daría este anuncio, pero insistió en que debería ser yo
aquí arriba.

Luego de tantas vueltas, ya los Skryt estaban a la luz de la SCIF, teníamos un enemigo
en común, y no solo eso, teníamos todo un mundo que proteger juntos.

Un soldado ubicado del lado de la SCIF levanta su mano y lo señalo dándole la palabra.

—¿Por qué esta entidad se ha mantenido en secreto todo este tiempo? SI hacemos el
mismo trabajo debimos estar informados.

—Ambas tropas usamos métodos distintos, los Skryt trabajan bajo la ley, sí, pero no
siendo justos —digo intentando convencer a todos que esta es la mejor opción— El
motivo principal de crearla aun teniendo a la SCIF es que los altos mandos necesitan
trabajo relativamente sucio, y con sucio no me refiero a estafas y muertes tontas, me
refiero a ayudar a mantener en su lugar a quien merece, en eliminar amenazas
ambulantes, la ciudad de Federinthg bajo un 80% de violencia en contra la mujer y un
97% del índice de delincuencia en solo una semana, los sigilosos se encargan de limpiar
y purificar las calle de la ciudad.

El soldado asiente en comprensión y otro de inmediato levanta su mano.

—¿Estarán en nuestros comandos?

—No —niego con la cabeza— tienen sus propias sedes a lo largo del mundo, las
ubicaciones no son exactas y tienen que ser protegidas.

—Nuestros métodos de trabajo son distintos, ¿Cómo podríamos adaptarnos tan rápido
sabiendo todo lo que tenemos encima? —la pregunta viene de Andrew.

—Capitán Wallace, buena pregunta —sonrío un poco siempre orgullosa de quienes


confío— La idea de estar juntos tomará lugar muy pronto, por eso tenemos que empezar
a trabajar cuanto antes en la integración, esta semana entrenaran juntos y participaran en
actividades donde aprenderán cosas del otro, en las misiones próximas saldrán juntos en
modo de prueba, las fallas se analizan y se reparan.

—¿Qué pasara cuando eliminemos el peligro? —pregunta Emery.

—La charla con el Almirante y el consejo ha quedado en un programa para los Skryt,
una asociación entre las dos entidades que nos permita disponer de la otra cuando se
necesite.

—Eso es todo —Sergey sube al escenario tomando el micrófono que está a mi lado—
Esta integración es un hecho, aunque haya sido de manera apresurada, haremos que
ambas tropas se sientan cómodos, más adelante se podrá pensar a detalle que hacer para
no dividir fuerzas, la Coronel Maslova y el General Owens se encargaran de ello. Los
quiero a todos trabajando ahora.

La autoridad en la voz de Sergey no deja duda para nadie, todos rompen la fila luego de
un “¡Si, Señor!”, espero a que la mayoría de los soldados estén afuera para bajar del
escenario junto a Sergey, nos encontramos con Eda al pie de la escalera con Aiden.

—Espero que sepas lo que estás haciendo —me dice Eda sin estar convencida que sacar
a la luz los Skryt sea lo mejor.

—No dudo de mis decisiones —le digo y me centro en Aiden.

—Eva nos espera en tu oficina —me informa.

—Espera —me detiene Sergey antes de que pueda irme— Estos no son todos los Skryt,
¿no es así?

—La ubicación de mis soldados son confidenciales, Almirante.


—Confiaré en ti, Ivy, y no porque eres mi hija, sino por la experiencia militar —
advierte.

No digo nada mientras salgo con Aiden, ahora si el lugar estaba repleto de personas,
poco a poco todos estarías entrenando y adaptándose.

Fue un poco precipitado y arriesgado, pero no me arrepiento, muchos tendrán dudas,


desconfianzas e incluso miedo de esta nueva etapa, pero nada que no se pueda controlar.

—¿Estas molesto conmigo? —le pregunto a Aiden cuando entramos solos en el


ascensor.

Su actitud como siempre cambia cada dos segundo y me cuesta seguirle el ritmo, ayer
luego de que lo presentara con los Skryt no hizo más que preguntar sobre ellos, no
volvió a sacar el tema de una reconciliación y tampoco nada referente a nosotros cuando
pensé que ya estábamos en la misma página.

—No.

—¿Seguro? —vuelvo a preguntar sin creerle— Hace menos de 48 horas estábamos


juntos, tuvimos una cita, creo que superamos algunas cosas y se supone que ahora no
me hablas a menos que sea necesario, ¿en serio no estas molesto?

—Luego hablamos de esto, Ivy.

—¿Ivy? —pregunto ofendida haciendo que se voltee hacia mí.

—Es tu nombre.

—Mi nombre es Belaya para ti —espeto seguramente roja por la cólera, en ese
momento las puertas del ascensor se abren y salgo rápidamente, creo escuchar su risa
pero fue un sonido tan bajo y corto que probablemente lo pode alucinar.

No lo soporto.

Llego a mi oficina encontrándome con una muy embarazada Eva junto a Liam, se
estaban riendo de algo cuando nos ven llegar, cierro la puerta con fuerza sin mirar a el
imbécil que tengo al lado y me siento en mi silla.

—¿Problemas en el paraíso? —pregunta Liam sonriendo mientras nos evalúa.

—¿Con Ivy? —Aiden remarca mi nombre haciendo que mis ojos se volteen— Nunca
hay paraíso con ella cerca.

—Jodete, Owens.

—Hazlo tu primero, loca.

—Ok, basta —Eva se levanta quedándose entre nosotros— tenemos que hablar cosas
importantes.
—Pues habla —digo y Liam me da una mala mirada por la forma que le hable a Eva.

—El teléfono que me dio Sergey —dice levantando el teléfono que Isabella le quitó a
Sasha— es desechable, pero tenía información que pude recuperar, Sasha se reunió con
una persona en un bar hace dos días, todo apunta a que puede ser Oliva Jones, es un bar
de mala muerte, los mensajes que intercambiaron decían que en ese bar no sería
descubierta, también sobre otras personas estando presente, nada especifico.

—¿Tienes la dirección? —pregunto ya enfocada en lo que me dice.

—Sí, lo conseguí buscando su nombre, no es muy de lujo, en realidad es un bar de mala


muerte.

—Tenemos que ir ahí —dice Aiden preparado para irse.

—Espera —lo llamo antes de que salga— ¿Te falta un tornillo? ¿Cómo piensas que solo
iremos así?

—¿Te andas con miedo ahora, Ivy?

—No, imbécil, solo tenemos que pensar en qué hacer.

—Ivy tiene razón —interviene Liam— Si se reunieron ahí con otras personas y estaban
tan convencidas que no sería encontradas quizás entonces puede ser un lugar que
frecuentan, y ya que es un bar de mala reputación no se tiene mucha información de él,
sugiero que hagan una misión de reconocimiento primero.

—¿Y si hay alguien más? Los reconocerían de inmediato —dice Eva frunciendo el ceño
mientras piensa.

—Disfraces —dice Aiden de repente— podemos usar algunos disfraces que no llamen
mucho la atención.

—Perfecto, iría con ustedes, pero tenemos una cita médica ahora —Liam señala la
barriga de Eva y asiento en compresión.

—Le pediré a Erín que venga con nosotros —dice Aiden saliendo de la oficina.

—¿Cómo está el bebé? —pregunto.

—Solo queda un mes, todo está en orden, hoy es la última consulta antes de que nazca
—los ojos de Eva brillaban mientras hablaba de su bebé en camino, Liam la veía como
su no hubiera nada más en la habitación.

—Lamento molestarte con lo del teléfono —digo entonces dándome cuenta que
posiblemente estaba en reposo.

—Sirvió para distraerme un poco, no te preocupes —sonríe con una mano tocando su
barriga— ¿Has hablado con Will?
—Fue a Rusia esta semana, ¿no? —pregunto, no había hablado con nadie, en realidad.

—Sí, volverán la semana que viene, Claire aún se está adaptando aquí —me dice— Ya
tenemos que irnos si no queremos llegar tarde —asiento y me despido de ambos
mientras salen.

Voy hacia el vestidor donde están los uniformes y armas, me aseguro de cerrar la puerta
con seguro para buscar la manera de disfrazarme, tenía algunas pelucas para este tipo de
misiones.

Me decido por usar una rubia hasta mis hombros, tiene flequillo y no es para nada mi
estilo, también uso lentillas marrones, ya que el bar es informal solo uno unos jeans
rasgados con una camisa grande color negra con el logo de una banda al frente, uso mis
botas de combate como siempre y salgo.

Tomo algunas armas ocultándolas en mi cuerpo, también tomo mi teléfono y cartera y


estoy lista para bajar.

Las miradas de escepticismo que me dan las ignoro mientras bajo donde ya Aiden debe
estar esperándome.

Tardo un poco en ubicarlos, ya están listos así que no puedo evitar la risa que me
generan al ver a los hermanos.

Erín tiene un sombrero que tapa la mitad de su rosto y ropa parecida a la de un mariachi,
Aiden, sin embargo, opto por algo más casual, tiene una gorra que cubre su hermoso
cabello negro con una sudadera que tapa sus brazos llenos de músculos con el logo de
alguna universidad, también tiene un bolso como todo un universitario.

—Ya veo que se toman muy bien su papel —digo al evaluarlos.

—Te queda bien el rubio —me dice Erín para mi sorpresa.

—Y a ti el traje de mariachi —digo sin poder contenerme y Aiden estalla en una risa
algo escandalosa para él, Erín nos mira mal mientras se monta en el asiento trasero del
auto.

Aiden me ignora mientras entra en el lado del conductor obligándome a quedarme a su


lado del copiloto.

—Solo entraremos, observaremos y traeremos un informe del lugar, nada de problemas


—dice Aiden.

—Deberías decírtelo a ti mismo que parece que no puedes controlar tus impulsos.

—Lo mismo que dijo Erín —digo dándole la razón.

Nos ignora y seguí en silencio, aprovecho el momento para comunicarme con Leslie
quien me informa que las cosas están bien, Aksel está tranquilo y no ha dado tanto
trabajo.
También hablo con Maxi quien me dice que ha pasado el día junto a Dinah, me
preocupaba un poco ya que conocía a Dinah y su poco empeño en las relaciones, ella
tiene un pasado que contar y muchos traumas que sanar, Maxi solo quiere a alguien en
quien apoyarse.

Al llegar, noto que el lugar no es tan transcurrido, está a unos minutos de la ciudad y las
personas afueran no parecen para nada buenas personas.

Aiden me ve justo antes de bajar, no sé qué significa así que solo lo sigo, Erín nos
acompaña y me aseguro de no hacer contacto visual con nadie, Aiden baja su gorra
mientras entramos a el lugar que no tiene ningún gorila en la puerta.

—Ahí —Erín señala a una mesa vacía en una esquina, nadie nos presta atención
mientras caminamos hacia ella, al sentarnos, saco mi teléfono disimuladamente y
comenzó a tomar fotos del lugar.

—¿Ven algo? —pregunta Aiden manteniendo su cabeza gacha.

—Solo algunos intentos de matones —digo asqueada con los hombres de este lugar,
incluso algunos no tenían camisa, había pocas mujeres.

—Tiene que haber algo —dice con frustración mirando cuidadosamente a nuestro
alrededor.

—¿Tu buen humor tal vez?

—Eso lo perdió hace muchos años, Erín —le digo con el fin de molestarlo.

—¿No lo vas a saber? Si lo habías mandado a vigilar incluso —su comentario me hace
verlo y recordar hace años cuando me encontraba en Ameda y mande a Marcus a
cuidarlo.

—No lo vigilaba —suelta una risa baja y Aiden no nos presta atención.

—Solo tenías a una persona detrás de él todos los días.

—Era por seguridad.

—Es un coronel, ni sentimientos tiene, se podía proteger solito —me rio cuando Aiden
se estira dándole un manotazo a su hermano en la cabeza.

—¿Qué hay de ti? ¿no tienes a quien vigilar? —pregunto aprovechando que no es nada
incomoda como las otras veces cuando intento iniciar alguna conversación con Erín.

—Para nada, el amor no es para mí.

—¿No es para ti o simplemente no lo buscas?

—¿Eres cupido? —me interrumpe Aiden, pero Erín y yo lo ignoramos como él lo había
hecho anteriormente.
—Supongo que deje de intentarlo.

—Te presentaré a alguien —propongo, no sería difícil conseguirle alguien, Erín era
lindo, sus ojos eran verdes muy claros, últimamente la barba invadía su rostro y su
cabello era bastante corto y castaño, casi rubio.

—No lo creo —bufa negando con una sonrisa.

—Eso ya lo veremos.

—¿Vinimos aquí a trabajar o hablar de sus vidas amorosas? —el regaño de Aiden no se
hace esperar así que nos enfocamos en trabajar.

Ahora sí.

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Cuando estamos de regreso al comando no puedo explicar cómo ha sido eso, no


conseguimos nada importante, sin embargo, confirmamos que Sasha estuvo ahí, a
última instancia pude hablar con una camarera a quien le mostré una foto de Sasha y
Olivia y las reconoció, nos dijo muy poco, solo que habían estado ahí junto con dos
hombres y que parecían estar celebrando algo, también que Sasha ya había visitado ese
bar antes encontrándose con un hombre.

La única persona que se me viene a la cabeza es Edward, sin embargo, algo extraño ya
que esta camarera jura haberlos visto besándose.

Aiden me acompaña hasta mi oficina, ya era de noche, pero tenía que quitarme todo
esto antes de ir a casa, él se había quitado la sudadera en el auto y puesto una camisa
negra.

Me quito la peluca en cuanto entro sin sopórtala un poco más y voy a caminar a
cambiarme, pero la mano de Aiden me detiene.

—Tenemos que hablar, ¿no?

—Pensé que dijiste que luego.

—Ya es luego —su lógica siempre era algo confusa y graciosa.

—¿Me dirás por que estas molesto?

—¿Por qué te llama? —no entiendo de que está hablando, pero no parece detenerlo ya
que sigue— Dijiste que las cosas habían terminado con él.

—Y así fue —digo finalmente comprendiendo— Morel y yo solo somos amigos ahora,
¿has estado molesto desde que hable con él en el carro?

—Nunca se me hizo confiable —espeta— No soy tu juguete, Ivy.


—Nunca te he tratado como tal.

—Pues déjale las cosas claras a él porque no voy a soportar ningún maldito apodo
cariñoso que te ponga.

—¿Celoso?

—Si —sus ojos parecen reflejar el fuego de su molestia, me acerco a él dejando que el
contacto visual decida la tensión del momento y en menos de un parpadeo tengo su boca
sobre la mía y mi culo se encuentra sobre el escritorio.

Abro mis piernas permitiéndole entrar ahí y lo beso con frenesí, sus manos recorren mi
cuerpo y quiero pedir más, pero escucho la puerta abrirse obligándonos a detenernos.

Aiden dan un paso atrás y me ve unos segundos con deseo antes de voltearse a ver quién
es.

—¿Qué haces aquí? —me bajo del escritorio con algo de carmesí en mis mejillas y
observo a un Morel con la vena de su frente palpitando mientras nos ve.

—Venía a verte, pero supongo que ya no importa —bufa y nos da una última mirada
cargada de veneno a ambos antes de salir.

—Hijo de perra —Aiden murmura mientras sale, me aseguro que vayan en dirección
contraria sin querer presenciar una pelea.

¿Justamente? No jodas.

Capítulo 27

—Para ser la primera vez lo han hecho muy bien —me informa Ethan dejando un
reporte en mi escritorio— Stone y Wallace se encargaron de dirigir y fue casi excelente.

Los susodichos asienten de acuerdo con lo que dice su coronel.

—¿Qué hay de los métodos de combate?

—Hemos sabido como fusionar ambos modos —informa Emery— hubo algunos
errores, pero nada que no se pudiera corregir de inmediato.

—Perfecto, es normal —digo pensando que tipo de errores pudo pasar en la primera
misión de los Skryt junto a la SCIF— ¿Por qué no le informaron de esto a su General?
—pregunto ya que supuse que debían hablar con él.

—El general Owens no se encuentra, los dos son los encargados de este proyecto así
que vinimos a ti —anuncia Ethan.

—¿Owens no vino?
—Su secretaria dice que no vendrá y que se encuentra un poco enfermo —añade—
probablemente solo se ha quedado dormido —Ethan le da poca importancia.

—Bien, Wallace, encárgate de los tailandeses junto a los Skryt, necesito que Stone y
Myers con redada hacia la triada, son los grupos más fuertes hasta ahora —ordeno.

—¿Qué hay de Isabella? —pregunta Emery sin mostrar preocupación.

—Isabella está de baja, su ubicación y estado son confidenciales —digo sin mirarla.

—Bien —Emery asiente finalmente entendiendo que es un tema cerrado y hacen el


ademan de irse.

—Otra cosa —los detengo— la captura de la fugitiva Sasha Jones es de alta


importancia, la quiero viva o muerta, preferiblemente muerta.

—Te aseguro que nadie lo pondrá en duda —pronuncia Andrew— No son los únicos
traicionados.

—Me alegra que lo entiendan.

Nadie dice más y salen de mi oficina dejándome sola, siempre tengo la necesidad de
recalcar la traición, los compañeros suelen cegarse ante personas que ya conocían, para
mi fortuna, esta vez no tengo a nadie en mi contra.

Tengo el teléfono en la mano antes de pensarlo.

Pero antes de que pueda hacer algo Melissa entra junto con Jeff a mi oficina.

—Hermanita, por fin te veo la cara —dice Jeff estirándose a través del escritorio para
darme un beso en la mejilla.

—He estado ocupada —digo saludando de igual forma a Melissa.

—Estamos al tanto de todo —dice ella— Hemos estado un poco ausentes últimamente
por que Jeff se estaba sintiendo un poco mal.

—¿Qué sucede? —le pregunto a él directamente.

—Es el golpe de la cabeza, a veces duele mucho, el doctor dice que no es nada serio,
solo una secuela —informa.

Antes de irme a la Isla, Jeff había quedado mal herido e incluso estuvo unos días en
coma, se mejoró, pero siempre tuve secuelas de lo sucedido.

—Tómalo con calma.

—No puedo tomarlo con calma ahora, Iv, no cuando hay alto grado de peligro
acechando.
—Jeff —suspiro mirándolo— Las cosas irán mejorando poco a poco, estoy segura que
no podemos estar peor.

—Eso espero, uno nunca sabe que esperar.

—¿Y el pequeño? —pregunta Melissa con cierta ilusión.

—Lejos siendo custodiado.

—¿De casualidad sabes dónde está el General? —me pregunta mi hermano con
curiosidad— Fui a su oficina a que me firmara unos papeles, pero no se encuentra.

—No vino, creo que se siente mal —no puedo evitar el atisbo de preocupación en mi
voz ya que nunca lo había visto faltar al trabajo.

—Ivy, sabes que puedo manejar esto —me dice Jeff como si leyera mi mente.

—Tengo trabajo, no creo que sea conveniente ahora dejar el comando y…

—Te mueres por ir a ver qué pasa —termina Melissa.

—Quiero asegurarme de que está bien —corrijo y miro a Jeff— Necesito que dirijas dos
misiones, nada complicado.

—Ve por tu hombre —dice en voz cantarina mientras me levanto.

—Volveré.

—No creo que lo hagas —niega Melissa.

Yo tampoco lo creo.

<<<<<.<<<<

Tengo media hora tocando el timbre y nadie me abre.

O se está muriendo o el imbécil no me quiere abrir.

Pues hay que averiguarlo.

Voy hacia mi auto y disimuladamente saco un aparado creado por Eva para abrir las
puertas, Aiden usa tecnología en toda la casa así que funcionara.

Vuelvo a estar frente a la puerta y coloco el dispositivo, lo enciendo y no pasan más de


cinco minutos cuando la puerta se está abriendo.

Paso directamente a el lugar donde definitivamente lo encuentro mirando por las


cámaras del lugar.
—¿No pensabas abrirme? —le pregunto en cuanto estamos frente a frente— Olvida la
pregunta, definitivamente no pensabas abrirme porque estás aquí mirando que tenía
media hora tocando el timbre.

—¿Qué quieres?

—Que se te quite la maldita bipolaridad, Aiden —espeto.

—Yo no… —se detiene cuando camino más cerca de él, está en pijama como siempre
cuando no es el coronel hijo de perra.

—¿Crees que vas a volver a lo frio y caliente conmigo? —pregunto llena de rabia y
avanzando hasta que su cuerpo quede contra la pared ya que retrocedía.

—¿Crees que dejaré que vuelvas a jugar conmigo? —sus ojos negros ya eran lo
suficiente oscuro para intimidar, pero no retrocedo ni por un momento.

Antes de que se dé cuenta de lo que hago pongo una mano en su cuello apretándolo con
fuerza, pero él no mientras ninguna clase de dolor o resistencia.

—Aiden Owens —pronuncio bastante claro para que no se pierda ningún detalle— Soy
tu mujer, nunca he dejado de serlo.

Mi respiración se vuelve pesada mientras me ve inexpresivo, no me toca, no hace


ningún intento de decir algo y eso me vuelve loca.

Estoy por alejarme, no podrís soportar otra humillación de su parte, pero justo cuando
quiero quitar mi mano, la suya rodea mi cuello levantando mi rostro para que lo vea.

—¿Cuánto tiempo te ha costado darte cuenta de eso? —pregunta en voz ronca.

Nos ahorcamos como dos desquiciados mientras nos miramos fijamente, pega mi
cuerpo al suyo quedando poco espacio sin ser tocado.

—Querrás decir cuánto tiempo he perdido.

Su boca se acerca a la mía y tiro la toalla por completo ante él, soy suya y él lo sabe.

—Mia —confirma.

Como si algo hubiese hecho click en nosotros dejamos en paz nuestros cuellos y
atacamos nuestras bocas.

Invierte nuestra posición dejándome a mi contra la pared y tomando mi pierna para


guindarla en su cadera, lo beso sin etiqueta, sin piedad, sin moral.

Lo beso como me gusta.

Sádico, duro y sin contemplación alguna.


Me levanta y mis piernas lo rodean automáticamente, con Aiden respirar parecía un
estorbo si eso significa parar de besarnos y lástima que sea un estorbo necesario.

—Dijeron que estabas enfermo —mi voz sale en un débil murmuro cuando nos
separamos para tomar aire.

—¿Y viniste a ahorcarme para comprobarlo? —una sonrisa adorna su rostro


generándome una igual de grande.

—Me tienes harta.

—Y tú eres una insoportable pero aun así sé que eres mía —sus manos bajan a mi culo
y lo presionan contra el dónde lo siento— Y no pienso dejar que otro mal nacido venga
a apartarme de tu lado.

—Nada puede apartarme de tu lado —aseguro.

Lo beso de nuevo antes de que pueda decir algo más, pero me separa para hablar.

—No te volveré a pedir que seas mi novia —dice.

—¿Qué pretendes que seamos? —pregunto confundida.

—Marido y mujer —su sonrisa brillante hace que me distraiga un momento de lo que
está diciendo y tarde en reaccionar.

—¿Me estas pidiendo matrimonio? —abro mis ojos pensando que en definitiva se
volvió loco.

—¿Pregunté algo? —se ríe mientras yo no hago más que mirarlo porque de verdad me
preocupa que se esté volviendo loco— Tu y yo nos vamos a casar —lo dice con tanta
seguridad que me empieza a poner nerviosa.

—Aiden…

—Cállate, vas a parlotear, poner excusa, dirás los pros y contras, no quiero escucharlo
para que al final termines aceptando —deja un beso en mi boca abierta— Belaya y
Aiden, Yad y Alfa, General y coronel, Maslova y Owens —canta estúpidamente y la
risa no tarda en salir de mi garganta.

—Me vas a matar —digo sacudiendo mi cabeza sin poder detener la risa.

Me rio para no pensar en todo lo que está diciendo, para no hacerme la ilusión y para
distraer las ganas que tengo de dejarme llevar con su locura.

Se mueve un poco haciendo que su notable erección quede en el centro de mi


entrepiernas y suelto un jadeo por la presión, se da cuenta y sin más empieza a caminar
tranquilamente lejos del área de seguridad, sube las escaleras con cuidado como si
pesara lo que pesa una pluma y entra en su habitación.
Las sabanas de su gran cama estaban desordenas afirmándome que ha pasado todo el día
en la cama, me deja en ella dándome la vista de este espécimen de hombre con
pantalones de pijama sueltos y una camisa pegada a sus músculos.

—¿Qué esperas para quitarte la ropa? —pregunta mirándome ceñudo desde el pie de la
cama.

—¿Por qué faltaste al trabajo hoy? —pregunto a su vez.

—Tengo una enfermedad llamada el mal de amor que me dejó una mujer narcisista,
egoísta y caprichosa, la misma que me dio un hijo cuando la trate de la manera más
baja.

—No creo que sigas sufriendo de eso –digo negando y tomándolo de su camisa para que
se recueste sobre mí— nunca dejo de ser solo tuya.

Sus ojos se encienden y soy obligada a levantarme cuando me atrae con él, desamarra
mi cinturón algo desesperado y decido no esperar más, me voy quitando casa prenda del
uniforme hasta quedar en lencería roja, sus pupilas se dilatan cuando recorre mi cuerpo
mirando la diminuta pieza que me cubre.

Arrojo todo a un lado y subo su camisa quitándosela, no se opone y deja que lo desvista,
continuo con su pantalón y bóxer dejándolo desnudo frente a mí, todo bajo su intensa
mirada.

No espera que me levante cuando me toma lanzándome a la cama, reboto un poco, pero
soy detenida con su cuerpo encima de mí, lo siento en todos los lugares correcto, su
boca baja a la mía y no hay nada dulce en él.

Su mano toma un puñado de mi cabello y la otra va hacia la perforación de mi pecho,


me toca como solo él sabe hacerlo por encima del fino encaje.

—No quiero romperlo —dice mirando la pieza— me gusta este.

Sonrió porque sé que se contiene de romperlo, levanto un poco mi espalda dejando que
quite el broche para quitármelo, lo hace con delicadeza y se desliza hacia abajo sacando
mi braga, hunde su rostro por un momento en mi entrepierna, pero solo deja un pequeño
beso y vuelve a su posición inicial.

Reparte besos por mi cuello y sus manos recorren cada parte de mi cuerpo desnudo, mi
cara también se llena de sus besos y aunque se me infle el corazón, ya lo quiero dentro
de mí.

—Aiden —jadeo cuando pasa tan suavemente su dedo por mi clítoris sin tocarlo
realmente.

—Ya sé que estás mojada —dice— quiero hacerte el amor.

—Fóllame —pido.
—Lo haré, de varias formas —su afinación viene acompañada de sus dedos entrando en
mi de forma violenta.

Empieza a moverlos rápidamente hasta detenerse cuando siendo que el orgasmo estaba
a punto de explotar, quiero golpearlo, pero se mueve dejando su gran polla en mi
entrada.

Abro mis piernas preparada para la estocada, pero esta nunca llega, sin embargo, se
desliza tan suavemente que creo que podría correrme en ese momento.

—¡Joder! —grito cuando se encuentra completo dentro de mí.

—No sabes cuánto mi cuerpo anhela el tuyo —dice en mi oído saliendo y entrando con
la misma lentitud que me vuelve loca— Cuanto espere salir de la pesadilla donde no te
tengo conmigo.

—Siempre tú, Aiden, solo tú —las palabras salen entrecortadas de mi boca y disfruto la
sensación de sus movimientos.

—Lo sé, belaya.

Su seguridad me vuelve loca, me encanta.

Nuestro ritmo se mantiene y los jadeos y gemidos llenan la habitación, incrementa el


movimiento al igual que el volumen de mis exclamaciones, lo dejo hacer conmigo lo
que quiera.

Lo dejo hacerme el amor con tanto lo había anhelado.

<<<<.<<<<

La ducha suena mientras mis ojos apenas pueden mantenerse abiertos, fue una buena
sesión de sexo, perdí la cuenta de cuantas veces me tuvo gritando por más.

Mi estómago suena anunciándome que no he comido casi nada en todo el día y no creo
que la polla de Aiden cuente como comida válida para una diabética.

Me levanto saliendo de la habitación, ya es de noche y prendo las luces que habían


quedado apagadas por la iluminación natural, cuando llego a la cocina empiezo a tener
una sensación extraña.

Me muevo buscando algo que comer y consigo pan, tomo un cuchillo para prepararlo,
pero en ese momento siento un movimiento detrás de mí.

La tengo en una llave antes de que se dé cuenta con el cuchillo en su cuello.

—¿Has venido a morir? —Le pregunto a la morena que ni idea como ha llegado hasta
aquí.
—¿O a presenciar tu muerte? —pregunta Sasha empujándome y liberándose de mi
agarre, el cuchillo termina en el suelo y ella saca una pistola apuntándome, a su lado
entra su madre, Olivia, con otra pistola lista para dispararme.

—No sabía que teníamos reunión de hijas de perras traicioneras —digo sin mostrar
miedo.

—La única perra aquí eres tú, la única maldita y loca —La voz de Sasha como siempre
en chillona, primera vez que me tranquiliza.

—Loca —me rio irónicamente y mentalmente repaso cada posibilidad de salir de este
escenario— ¿A qué se debe su agradable visita? —pregunto.

—Alguien tenía que finalmente acabar con tu vida —habla por primera vez Olivia,
quien estaba tan mal vestida que ni en un millón de años pensaría que fue la esposa de
un General— Algo que todos quieren pero que nadie se atreve.

—¿Y lo harás tú? —pregunto— ¿O lo hará la perra de tu hija?

—¿Has disfrutado follar con Owens? —Sasha se interpone entre la mirada con su madre
y creo ver su cara cerca de la demencia— Estuve de acuerdo con padre para alejar a
Isabella de él, no me importaría destruirte a ti de una vez por todas.

—Que traiciones a tu propia familia no me sorprende —digo riendo un poco más— que
bajo has caído —digo directamente a Olivia mirándola de arriba abajo.

—Veamos quien estará más bajo —responde con una sonrisa— Si yo, o tu hijo en una
celda por el resto de su vida.

Mi mano tiembla ante la posibilidad, veo rojo cuando me abalanzo sobre ella haciéndola
arrojar la pistola, sin embargo, Sasha dispara, pero su bala no llega a mí.

Tiro a Olivia al suelo quedando sobre ella y forcejeamos mucho antes de que Sasha
logre intervenir tomándome del cabello y arrastrándome lejos de su madre.

—¡Estás muerta! —dice viniéndose contra m, golpea mi rostro volteando mi cara y la


sangre no tarda en manchar el piso, Olivia va por su pistola, pero antes de que pueda
llegar a ella un disparo resuena.

Aiden le dio justo en su cabeza haciendo que esta caiga muerta de inmediato.

El general tiene la mandíbula apretada de la rabia cuando posa su mirada en Sasha que
se había paralizado al ver morir a su madre, el avanza tomando su cabello y la levanta.

—O-owens —abre muchos sus ojos mientras lo ve irse contra ella ahora.

—¿Cuándo vas a entender que con mi mujer nadie se mete? ¡Maldita! —su grito es de
pura rabia, ella quiere decir algo más, pero es callada cuanto él estrella su cabeza contra
la pared.
La sangre salpica, pero solo fue un golpe superficial, o por lo menos así se ve, Sasha se
desmaya luego de eso y la suelta dejándola caer con fuerza en el piso.

Mi cuerpo se siente débil y pesado, Aiden me ayuda a levantarme y cuando suena mi


teléfono una lagrima ya está rodando por mi mejilla.

—No —digo mientras corro a buscarlo.

Lo pongo en mi oído y realmente desee no haberlo hecho.

—¡Se lo han llevado!

El grito de Leslie es escuchado por Aiden también quien de inmediato palidece.

Creo que Leslie dice algo más pero no soy capaz de escucharla, no soy capaz de
reaccionar a lo que me grita Aiden o de siquiera pensar.

La oscuridad me llama cuando de un momento a otro caigo dejándome consumir por


ella.

Capítulo 28

Aiden Owens

—Leslie —llamo a la mujer rubia que se encuentra entrando a la sala de espera y viene
hacia mi cojeando y sangrando.

—General, nos atacaron por todos lados, eran muchos y en poco tiempo, cuando llamé
por refuerzos ya era tarde, el niño…

—¿Lograste ver quién fue? —pregunto intentando relajar mis puños que se van
cerrando con más fuerza.

—Edward, el resto estaba encapuchado —no respondo mientras me planteo salir en este
momento a acabar con todo con tal de tenerlo conmigo— Owens, podría conseguir los
videos de seguridad, buscar más pistas, esto es horrible… —un sollozo se escapa de su
boca y yo cierro los ojos.

—Has que un médico te revise —digo sin más antes de apartarme.

Ivy confiaba en ella ciegamente y por eso yo también, no sabía que hacer e iba a
necesitar toda la ayuda posible para esto.

Nadie había llegado aquí aun, no me extraña, ya eran pasada las 12 de la madrugada, los
Skryt merodean la zona buscando pistas, pude hablar con Leslie desde el teléfono de Ivy
y me pidió ayuda en cómo proceder.

Abro la puerta haciendo más ruedo del que pretendía, Ivy se encuentra sentada y siendo
revisada por un doctor y se da cuenta de mi entrada debido al ruido.
—Aiden… —su voz se quiebra y me mata verla así, rota, su rostro golpeado y ojos
rojos por el llanto, la traje aquí en cuanto no conseguí que despertara luego de su
desmayo.

—Estas despierta —algo estúpido que decir con todo lo que está pasando, pero no sé
qué más podría decirle.

—Es un error, ¿verdad? —pregunta ignorando a el doctor.

—Salga —le digo a el hombre que estaba revisando en su informe médico, levanta la
cabeza listo para protestar pero una mirada hace que retroceda y salga de la habitación.

—Tenemos que movernos —digo en cuanto estamos solos.

—Los voy a matar a todos —jura con una mirada que si no la tuviera en mi propio
rostro en este momento me habría dado miedo.

—¿Qué ha dicho el doctor? —pregunto cuando se levanta a tomar sus cosas— Tardaste
en reaccionar, me preocupé.

—La diabetes —dice sin más— ¿Leslie?

—Está herida, ya la están atendiendo.

No dice nada, de un momento a otro su estado cambio de agonía a venganza y maldad,


no me quejaba, la necesitaba.

Salimos del hospital ignorando las réplicas del doctor, vamos hacia mi auto y voy de
inmediato siguiendo la dirección que Ivy me da, no creo verla ni pestañar, esta situación
nos sobrepasa a ambos.

—Es aquí —dice mirando el bosque del frente— Sigue el camino de tierra —señala y
así lo hago, esta oscuro y en total silencio, pero poco a poco nos acercamos a lo que
parece ser una fortaleza.

—Tengo ciertas sospechas —digo bajando del auto.

—Créeme que yo también —asegura.

Podríamos entrar en pánico, sin embargo, la tranquilidad y la estrategia es nuestro único


escudo ahora, sé que está desesperada al igual que yo, pero a lo largo de los años hemos
aprendido que nos todos los impulsos son buenos, y menos ahora que la vida de nuestro
hijo estaba en peligro

—¿Dónde está? —le pregunto a un guardia en la puerta con brusquedad, él le señala al


final de pasillo.

Veo que Ivy se aparta un poco acercándose a otro guardia y le empieza a dar órdenes, el
hombre asiente y se va corriendo por el otro pasillo.
Iba a entrar, pero escucho un rugido que me hace detenerme y voltearme.

Thor se pasea por el lugar como si fuera en dueño, Ivy le hace una seña con la mano y el
tigre nos sigue de inmediato.

Al entrar a la habitación veo a Sasha colgada del techo con sus manos arriba, la imagen
me causa satisfacción y profundo asco.

—Las cosas ya empezaron, ¿no? —dice Sasha con una sonrisa torcida que desfigura
todo su rostro.

—¿Dónde se están escondiendo? —pregunta Ivy mirándola fijamente.

—Ivy —dice su nombre con burla y antes de que pueda acercarme ya Ivy está tomando
su cara con fuerza.

—Tienes otra oportunidad, no pienso perder el tiempo contigo —le advierte.

—No los voy a ayudar en esto —niega y por primera vez veo un rastro de madures en
su voz— Mi vida ha sido un infierno desde siempre y empeoró cuando tu llegaste —le
dice.

—¿Tu vida ha sido un infierno? —pregunta Ivy con falsa tranquilidad— Tu vida ha
sido un puto castillo en comparación con la mía, tus actos inmaduros y poca
responsabilidad efectiva ten han traído aquí.

—Eres una zorra —no dejo que continúe cuando saco mi pistola y le apunto a la cabeza,
esta me ve y se ríe— No te atreves a matarme.

—No me pruebes, ¿Dónde está mi hijo? —espeto.

—Owens, ¿estás seguro que es tuyo? —Sasha se ríe— Ya te ha engañado infinidades de


veces, y aun así sigues cayendo.

—Cuidado con lo que dices —Ivy toma la cadena que la tiene suspendida y la suelta
haciendo que Sasha caiga al piso— Ultima vez que lo pregunto, ¿Dónde está?

Se agacha a su altura sin parecer perturbada con toda esta situación, no intervengo y
sigo apuntándole.

—Ya te dije que yo…

Se calla cuando Ivy levanta su pistola y apunta.

Hacia mí.

—Es mi hijo de quien estamos hablando, Jones —le advierte y yo me centro en Ivy.

—No eres capaz de matarlo —a Sasha le tiembla la voz cuando dice aquello y me mira
con miedo.
—Soy capaz de muchas cosas, así que o hablas o lo mato —no reconozco la voz de Ivy,
su cuerpo esta tenso y no me ve ni un momento.

—Belaya… —la llamo, pero no me hace caso.

—No —Sasha intenta levantarse, pero sus piernas no parecen estar en buenas
condiciones en este momento para ello y termina cayendo otra vez.

—3… —Ivy empieza a contar— 2… —le quita el seguro a el arma y deja su mano en el
gatillo lista para disparar.

Pero antes de que pueda hacerlo Sasha grita.

—¡No te atrevas a hacerle daño! —grita con terror, me sorprende ver su cuerpo temblar
del miedo.

—No quiero volver a contar.

—¡Dhtea! ¡siempre han estado ahí! —parece fuera de si cuando se arrastra hacia mí—
todo lo que he hecho ha sido por ti —me dice mirándome a los ojos.

—¿Crees que me importa? —pregunto aun viendo su cuerpo amoratado intentar llegar a
mí.

—Antes si te importaba, ¡Yo te importaba! —su mano toca mi tobillo, pero es detenida
por un disparo.

—No lo toques —le dice Ivy mientras que Sasha cae de nuevo tomando su pierna—
Vamos.

Me muevo hacia la salida dejando a Sasha sangrando en el piso y me acerco a ella.

—¿Qué pasa si no está ahí? —pregunto.

—Tiene que estarlo —asegura y se gira para salir.

Pero la rabia y el dolor que sentía era demasiado grande en este momento, tenía miedo,
esta aterrado, joder, ¿Cómo un niño que apenas conocía podía causar esto en mí?

¿Cómo puede hacerme sentir fuera de sí?

—¿Qué…? —Ivy calla cuando ve lo que tomo la daga de su cintura, no espero que
pueda detenerme, aunque dudo mucho que lo haría.

Me volteo hacia Sasha y la veo como nunca antes.

Como la escoria que se aseguró de joderme, de jodernos desde hace años, la enferma
que es.

Sus ojos suplican, pero nada puede detenerme.


—Owens, te amo —dice en cuanto estoy justo frente a ella.

No le respondo, no gastaré aliento en una muerta.

La daga en mi mano le traspasa el corazón, la escucho gritar, pero solo duro un segundo
antes de que su cuerpo caiga inerte, la sangre sale de ella y no me preocupo en darle otra
mirada antes de levantarme e ir con Ivy que se había quedado en la puerta mirando la
escena.

—Dhtea —dice haciendo una seña con su cabeza hacia la puerta y la sigo.

Thor esta justo en la puerta donde lo dejamos.

—Yest' —demando en ruso y me hago un lado, el tigre me entiende perfectamente


pasando hacia la habitación.

Cierro la puerta y sigo con Ivy.

Se detiene en medio del pasillo y se voltea hacia mí.

Quitó su máscara.

En su rostro se refleja toda la agonía que está sintiendo, avanzo rápidamente justo a
tiempo para tomarla en mis brazos, no escucho sollozo, pero sé que está llorando, mis
ojos pican, pero me obligo a mantenerme fuerte.

—Estoy aterrada —confiesa.

—Yo igual —aseguro tomando su rostro.

—Lo necesito conmigo.

—Lo vamos a recuperar —digo, aunque me sienta inseguro.

Le toma unos segundos retomar su respiración normal y componerse, un guardia viene


corriendo con lo que parece un teléfono.

—Coronel, ya tenemos la ubicación —dice entregándole el dispositivo.

—¿Cómo? —pregunto atónico.

—Aksel tiene un chip —explica mi belaya— siempre he tenido precauciones con él, no
había sido activado hasta ahora.

—Luego hablamos de ello —digo— Tenemos que irnos.

Salimos de la fortaleza de los Skryt y nos dirigimos de nuevo a mi auto, veo a Ivy
confiado en que lo tenemos que traer de regreso, no quiero pensar en que podría estar
sucediendo con él y por eso nuestra búsqueda se vuelve desesperada.
Llegamos a él comando a tiempo record, ya el sol empezaba a salir y nos esperaban
todos ahí ya que pudimos avisarles.

Ivy intercambia unas palabras rápidas con su familia, pero no se aparta de mi lado, la
elite también se nos une al igual que algunos Skryt, no perdemos el tiempo y nos
dirigimos hacia la dirección que nos marca el chip, que es la misma que dijo Sasha.

Nadie dice mucho cuando vamos en marcha, creo que todos tienen miedo de hablar y
solo callan esperando lo que vengan, Ivy y yo recibimos miradas extrañas las cuales no
logro descifrar.

El camino es corto y rápido, más de treinta minivans vienen con nosotros, tenemos que
tomar una estrategia rápidos para no alertarlos con nuestra presencia.

No es un lugar muy grande, pero si lo suficiente para preocuparnos en cubrir cada


espacio, Ivy toma un respiro antes de salir del auto haciéndome ver lo nerviosa que está.

Una falla y podríamos arruinarlo todo.

Sergey y Jeremiah siguen todos nuestros pasos, creo que piensan que perderemos el
control en algún momento.

—Aiden —llama Ivy señalando el humo que sale de la ventana.

—Joder —nos asomamos con mucho cuidado a no ser visto y lo único que se logra ver
dentro es fuego.

—No no no —Ivy repite una y otra vez mientras todo el lugar se comienza a quemar.

Tenemos que retroceder ya que el fuego está saliendo por todos lados.

—No hay nadie aquí —dice Jeremiah igual de consternado de nosotros mirando el
incendio.

Ivy mira el dispositivo donde señalaba la ubicación de Aksel y se queda paralizada.

—No hay conexión —susurra.

Tengo que quitárselo de las manos para asegurarme, la pantalla está apagada, no
muestra nada de Aksel.

—¡Este lugar se va a caer! —grita un soldado alertando a todos que comienzan a


retroceder.

—Tenemos que irnos —dice negando Sergey.

—¿Irnos? —pregunta Ivy— ¡Él podría estar ahí adentro! ¡No me iré de aquí!

—¡El lugar está en llamas! —le recuerda su padre con tono autoritario— ¡Todos a las
minivans! —ordena en un grito.
Pero Ivy niega muchas veces con su cabeza y corre.

—¡Belaya!

Soy rápido para ir tras ella, ya no le importa mantenerse en un lugar oculto, pasa el
portón y la sigo corriendo para que no cometa alguna locura.

—Tiene que estar aquí —dice desesperada.

—Se fueron —digo lo más lógico, incendiaron este lugar antes de que llegáramos.

—¡No pueden irse! —grita y logro tomar su brazo cuando se dirigía a la puerta principal
de lo que parecía ser una casa en mal estado.

El fuego nos empieza a rodear, y tengo que mantenerme fuerte sujetándola y buscando
la manera de salir de ahí.

—Belaya, por favor —suplico en su oído, la necesitaba planeando un rescate, enfocada


en recuperarlo, no así.

—Aiden, no puedo —llora dejando de intentar soltarse— lo es todo para mí.

Lo sé.

—El chip no funciona, no muestra sus signos vitales, no hay ubicación, no hay nada.

—Algo está fallando —sigo porque me niego a creer que algo le pasó— Volvamos, en
este lugar no hay nadie ya, tenemos que conseguirlo.

Deja de luchar contra mí, y la traigo conmigo antes de que el fuego nos consuma, me
consigo con Sergey y Ethan en el portón esperando por nosotros, no decimos nada,
dudo que Ivy pueda hablar ahora y yo lo único que quiero es matar a alguien.

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Toda la SCIF estaba trabajando, cada extensión estaba enfocada en la búsqueda de


Aksel, no se ya cuántos almacenes he destruido durante la búsqueda, Ivy insistió en ir a
todas, pero volvía a esconderse el sol y aun no sabíamos nada.

Eva trabajaba en el chip, también se aceleraba la búsqueda de los reflejos de Edward,


todo esto ya me estaba agobiando, mi cabeza estaba a punto de estallar.

Ya no quiero pensar que podría estar pasando.

—Owens —veo a Jeremiah venir hacia mí y esta vez no lo evito, Ivy estaba
organizando a los Skryt y hablando con Leslie de lo sucedido, me pidió que me quedara
en el comando para que le avisara de cualquier novedad.

—¿Tienes alguna noticia? —pregunto.


—No —se nota el cansancio en su cara, así como en todos los que están desde hace más
de 24 horas trabajando sin parar— pero estoy seguro que no tardaran en aparecer, son
un grupo grande.

—Estuve revisando las cámaras de la frontera y no hay nada, use reconocimiento facial
y nada, no han salido aviones o helicópteros, he revisado todo —me permito soltarlo
mientras pongo las manos en mi rostro— no puedo soportar esto.

—Puedes —Jeremiah se acerca dejando su mano en mi hombro— nos encargaremos de


recuperarlo y de hacerlos pagar por esto.

Sé que me debe ver estúpido y débil, pero hay un límite para las cosas, no puedo dejar
de pensar en el daño que le puedan causar, en todos los traumas que le puedan generar,
ya han pasado 24 horas.

No me doy cuenta que estoy llorando hasta que siento la cara mojada, me tapo con mis
manos intentando contenerme, pero ya no puedo parar, tengo el alma rota.

—Aiden —escucho la puerta de mi oficina abrirse, pero no levanto la mirada.

La siento caminar y decirle algo a Jeremiah antes de que se me acerque sentándose en


mi regazo y quitando mis manos de mi cara.

—Belaya yo….

—Aksel nos necesita —dice limpiando mis lágrimas— no podemos quebrarnos ahora.

—¿Tienes alguna noticia? —pregunto y niega.

—Maxi y Liam están siguiéndole la pista a la triada, Edward y los Smirnov no dan
señales.

—Están juntos, saben que no pueden separarse ahora con toda la organización
buscándolos, se están escondiendo.

—No hay un lugar donde se puedan esconder —la rodeo con mis brazos necesitándola y
ella se esconde en mi cuello— Lo entrene, sabe qué hacer con desconocidos, es
inteligente.

Sé que todo lo que estaba diciendo era para convencernos que todo estaba bien cuando
sabíamos que no era así.

Cuando todo nuestro mundo estaba en riesgo ahora.

Capítulo 29

Ivy Maslova

—¡Quiero que trabajen, maldita sea! ¡Si les pido algo es para que obedezcan y me
traigan a mi hijo de regreso!
—Hacemos todo lo posible, mi coronel, pero ha sido…

—¡No me importa! —le grito a el único soldado que se atreve a contradecirme— ¡No
los veo haciendo lo suficiente!

—Maslova, la triada sabe cómo esconderse al igual que Edward, sabe que no es un
trabajo fácil —replica Maxi.

—Necesito más —espeto— Hall, ve con Eva, quiero que reactive el chip de Aksel.

—Lo está intentando, pero no cree que sea posible.

—Pues que lo haga posible —con una sola mirada hacia Liam le advierto lo sería que
estoy siendo, no hace falta repetírselo cuando ya está saliendo de mi oficina— Quiero
respuestas en la próxima hora digo despidiendo a los tenientes y capitanes de la elite.

Maxi se queda y me obligo a respirar profundo para intentar calmar mi corazón


acelerado.

Van más de 24 horas.

—Se dieron cuenta del chip de Aksel, algo hicieron para desactivarlo, el lugar estaba en
llamas, es imposible que alguien se encontrara ahí —dice el mirándome esperando
alguna reacción de mi parte— Y nada de esto es tu culpa, ni de los Skryt, viste los
videos de seguridad, los atacaron de un momento a otro y muchos murieron peleando
por la seguridad de Aksel.

—No debí alejarlo de mi —digo entonces sentándome algo resignada con todo esto—
Tenía que quedarse junto a mí.

—Ya no se puede cambiar nada, no hay tiempo para lamentarse —Maxi rodea la mesa
hasta quedarse justo en frente de mí, se arrodilla y hace que lo mire— Cuentas con el
apoyo de muchas personas, mantente serena, no puedes permitir que una crisis te ataque
ahora.

—Desde luego que no —sabía muy bien de lo que hablaba, mis muy extensas citas con
el psicólogo son las que me ayudan a controlarme ahora mismo.

—¿Has hablado con Leslie? —me pregunta.

—No, sigue en el hospital mal herida, no tengo tiempo en este momento.

Esta por decir algo más, pero se levanta cuando tocan la puerta de mi oficina, los hago
pasar con un “adelante”.

—Coronel, han dejado esto en la recepción para usted —un soldado de la elite pasa
dejando un sobre sobre mi escritorio, es blanco y solo dice mi nombre arriba.

De alguna manera mi corazón se acelera mirándolo, lo tomo de inmediato detallándolo


y abriéndolo con cuidado ya que no quiero perderme ningún detalle.
—¿Qué es eso? —pregunta Maxi en cuanto el soldado sale.

—No lo sé —digo.

Logro abrir el sobre y reviso lo que contiene, solo hay una pequeña nota que está
marcado con letra cursiva, mis alertas se disparan cuando logro reconocer la caligrafía
en las notas que he recibido durante el último mes.

“Espero que estés feliz con él, yo lo seré con el niño”.

La nota resbala de mis manos como si me quemara, las notas que he estado ignorando
todo este tiempo…

—¿Qué mierda? —Maxi toma la nota leyéndola y la presiona en su mano casi


rompiéndola.

—Yo…

—¿Quién lo ha enviado? —pregunta y puedo salir de mi trance.

Busco el sobre que deje en mi escritorio y me dispongo a buscar algún indicio de donde
viene, no hay nada.

—El privado, igual que las otras —digo sin pensarlo y Maxi se detiene y me mira.

—¿Ha habido otras como estas? —me pregunta y me maldigo mentalmente.

—Ninguna ha tenido ningún significado realmente, deje de prestarles atención porque


no pensé que fuera alguien importante —explico— He recibido alrededor de cinco
notas, todas con la misma caligrafía, normalmente las encontraba aquí en mi oficina, por
lo que no me parecía posible que pidiera ser peligroso ¿Cómo tendrían acceso aquí?

Siento que estoy divagando y mis pensamientos van a mil por segundos, los nervios me
hacen cerrar los ojos un momento al darme cuenta lo estúpida que he sido.

—Hay que buscar a quien envió esto —dice Maxi y sé que intenta no juzgarme, lo veo
salir y no me muevo hasta que vuelve a entrar con el soldado de hace un momento.

—¿Quién te ha dado esto? —le pregunto con fingida calma levantando el sobre, Maxi
hace que se siente y yo me levanto.

—Había un soldado en el vestíbulo con eso, me lo dio cuando me vio subir para
ahorrarse el viaje —dice el mirándome con nerviosismo— ¿Todo bien, coronel?

—¿Has visto a ese soldado antes? —le pregunta Maxi.

—No —niega y le lanzo dagas con mis ojos lista para matarlo en ese momento—
Coronel, últimamente hay muchos soldados nuevos, los Skryt, la tropa 378, hay
muchos, yo supuse que…
La rabia me ciega cuando tiro todo lo que está en mi escritorio al piso, escucho los
papeles caer dejando solo la computadora sobre él.

—Lárgate —señalo a la puerta— Antes de que termines muerto —termino y se levanta


saliendo casi corriendo de mi oficina.

Enciendo la computadora buscando las cámaras de seguridad, mientras lo hago, Maxi


llama hacia los guardias de seguridad para advertirles lo sucedido.

—Aiden —digo con voz ronca y me niego a seguir llorando— búscalo —le pido y no
dice nada mientras sale.

Retraso el video hasta hace una hora atrás y miro la pantalla con atención.

No creo que pueda pensar más nada en este momento que no sea saber de dónde vino
este sobre y la ubicación de la persona que está detrás de esto, está claro que tiene
Aksel, aún hay muchas incógnitas, pero lo único que necesito es tener a mi bebé de
regreso, me he intento mantener enfocada y no romperme, no explotar, Aiden ha estado
conmigo todo el tiempo tan desesperado como yo.

Ver sus lagrima me mataron.

Pero también me animaron para no hundirme en la desesperación, no podemos, no


ahora.

—¿Cómo que has estado recibiendo notas durante todo un mes? —Aiden entra como
una tormenta a mi oficina, Maxi entra diestras de el— ¿Por qué demonio no me habías
dicho nada?

—No creo que eso sea lo importante ahora… —intenta Maxi.

—Es lo que más importa ahora, han estado todo este tiempo en peligro, ¿Qué carajos,
Ivy? —su voz se eleva un poco y solo pido un poco de paciencia.

—Aiden, no hay tiempo, por favor, solo sigámosle la pista —pido casi suplicando
porque no quería discutir.

—Quiero verlas todas —dice arrastrando una silla para dejarla a mi lado para también
ver el monitor, abro un cajón de mi escritorio y le paso las notas.

Me vuelvo a enfocar en la pantalla y adelanto solo un poco hasta que veo a el soldado
que me entrego el sobre entrando a el vestíbulo.

—El me entregó el sobre —digo señalando hacia Aiden poniéndolo en contexto.

Amplio la imagen mientras sigo cada uno de sus movimientos, justo cuando esta por
entrar al ascensor es detenido por otro hombre vestido de soldado.

—Reconocimiento facial —me dice Aiden y activo herramienta.


Tarda un poco porque es cuidadoso en no mostrar su cara, tiene una gorra que le tapa
medio rostro, pero solo un segundo tenemos una vista completa de su rostro.

No lo conozco, nunca he visto su rostro, y espero que el reconocimiento facial haga su


trabajo.

—Debiste decirme —dice Aiden en voz baja, a pesar de no haber dormido nada sigue
estando activo y sus ojos muestran la determinación mientras ve como el
reconocimiento facial evalúa sus facciones.

—Solo lo quiero de vuelta —digo suspirando cuando se detiene la búsqueda y empieza


a cargar.

Maxi también queda en silencio y los tres vemos como poco a poco se re coleccionan
todos con respecto a esta persona.

Darme Oneel.

Soldado de la SCFI, 30 años, ruso, no había nada que pudiera resaltar de su expediente
ni de sus familiares.

—¿Rusia? —dice Aiden con cierta sospecha.

Sigo indagando con prisa entre los documentos, la verdad es que parecía solo un
soldado común.

—Para —dice Maxi y yo lo hago en donde se encuentran varias fotos.

Me quedo muda en cuanto observo quien está al lado de este soldado.

—No —niego con mi cabeza repetidamente analizando toda la información.

—No me sorprende —dice Aiden levantándose con las manos hecha puños.

—Averigua donde se encuentra —le digo a Maxi— No creo que haya se haya ido.

—Vuelvo en un momento —avisa y sale.

Aiden se pasea de un lado a otro y sé que está molesto, con la situación y conmigo.

—Lo dejaste entrar a tu casa, estaba en contacto con Aksel desde hace mucho tiempo —
gruñe hacia mi.

—Soy una estúpida —asiento y tengo razón, ¿Qué clase de persona soy ahora?

—No puedo…

—Me apoyo en todo momento, estuvo conmigo cuando necesite que alguien sostuviera
mi mano, nunca me hizo dudar de su lealtad —intento explicar con un leve susurro
mientras intento procesarlo— ¿Cómo se supone que dudara de él cuándo hizo de todo
para que yo estuviera con él?

—Se llama obsesión.

—Necesitaba a alguien.

—Nunca has necesitado de alguien más para estar bien —detiene su caminata para
apoyar sus manos en el escritorio frente a mí.

—¡Lo único que necesitaba era alguien que se quedara conmigo!

—¿Y él se quedó contigo? ¿secuestrando a nuestro hijo? —espeta.

—Aun no es seguro que sea el —digo algo dolida por su comentario.

Nos miramos por largos minutos, cometí un error y lo acepto, nunca me voy a perdonar
si por mi culpa Aksel está en peligro.

—Está en un apartamento de Rtter —dice Maxi volviendo— según cámaras de


seguridad y la recepción del sitio no ha salido de ahí desde ayer.

Aiden se levanta y empieza a caminar hacia la puerta, me levanto tras de él mientras


dejo indicaciones con Maxi.

—Prepara un grupo de la elite, para venir, iremos adelante —le digo mientras casi corro
hacia Aiden que entra en el ascensor, entro justo antes de que las puertas empiecen a
cerrarse.

No me dice nada y yo tampoco, al salir tengo que apresurarme a entrar en el puesto del
copiloto antes de que se vaya solo, alcanzo hacerle seña a Ethan, Erín y Andrew para
que nos sigan lo cual hacen de inmediatos preocupados.

—Lo mataré —sentencia Aiden.

Es lo último que dice durante todo el trayecto, Rtter no esta tan lejos, son apartamentos
lujosos, he escuchado incluso que algunos soldados se hospedan en ese lugar.

Yo intento pensar que es peor.

Que Morel se encuentre con Aksel o que me haya traicionado todo este tiempo.

Que se haya mantenido tan cerca, ¿Cómo pudo hacerlo? No diré que lo amé en algún
momento, pero él supo cómo ganarse mi aprecio, supo estar ahí para mí.

Tenía tantas preguntas las cuales pasaron a segundo plano cuando pienso en Aksel, él
tiene que estar bien, Morel sabia del chip que tenía, todo lo apunta.

El auto se detuvo frente el elegante edificio y Aiden se bajó, enseguida noto el auto de
Ethan detenerse también junto a los demás.
—¿Qué está pasando? —me pregunta Erín mirando a su hermano entrar endiablado a la
recepción.

—Cúbrannos —pido y sigo a Aiden.

—Morel Denovan, ¿Dónde se está hospedando? —le pregunta a la recepcionista.

—Disculpe, es información confidencial…

Saco mi arma dejándola en la cabeza de aquella mujer.

—No nos interesa su información confidencial, o hablas o te mueres —le digo entrando
en pánico.

La mujer nos observa con fijeza, su mirada quiere transmitir algo de confianza en sí
misma, pero termina fallando cuando se voltea y toma una llave.

—Esta es la llave de repuesto —su voz es baja y veo a Aiden tomarla y luego seguir
hacia el ascensor ya que indicaba que era en el quinto piso.

Todos entramos y comienzo a temblar con cada segundo que pasa, solo quiero tener a
Aksel, no me importa nada más, no sé qué sería capaz de hacer si algo le pasa.

Siento la mano de Aiden tomar la mía, pero él no me mira, me pega a él, pero no habla
conmigo, agradezco de algún modo que no me siga dejando fuera, ambos compartimos
la desesperación en este momento.

Estamos corriendo cuando la puerta se abre, no tardamos mucho en ubicar la puerta con
el número de la llave, Aiden no piensa cuando la abre.

Tenía la esperanza de que no estuviera aquí, pero todo se fue a la mierda cuando Morel
se levanta del sofá con rapidez.

—¿Qué carajos? —Aiden no le da tiempo de decir nada más, se le lanza encima, Erín,
Andrew y Ethan le apuntan con sus armas y yo solo puedo pensar en una cosa.

—¡Nemnogo svarlivyy! —grito esperando escuchar alguna respuesta, pero no la hay.

—¡Buscalo! —me grita Aiden sin querer soltar a Morel.

Corro hacia las habitaciones gritando en ruso, pero sin obtener respuestas

Estoy por pensar que es otra misión fallida hasta que consigo una de las puertas cerrada
con seguro.

—¿Aksel? Bebé, es mimi —digo en la puerta casi suplicando.

Pasan unos minutos sin respuesta solo escuchando la golpiza que le propina Aiden a
Morel.
—¿Mimi? —su suave voz me hace soltar las lágrimas que contenía ya desde hace rato.

—Estoy aquí, ¿puedes abrirme la puerta? —pregunto sin despegarme de la puerta.

—¿Él está ahí? Es malo, mimi, es villano —su tono es apenas un susurro que me cuesta
escuchar.

—Nadie te hará daño, solo ábreme, ¿sí?

No sé en qué momento empecé a sentirme muerta, pero cuando la puerta se abrió y lo vi


ahí mis piernas flaquean y termino de rodillas, la vida regresa a mi cuerpo cuando sus
ojos inseguros conectan con los míos.

—Mimi —corre hacia mí y termina sollozando contra mi pecho, también lloro mientras
lo sostengo con fuerza, tengo que apartarlo unos minutos para poder revisarlo.

—¿Estas bien? —le pregunto mientras detallo su cuerpo.

La rabia me llena cuando veo un moretón en su brazo y un rasguño en su mejilla, intenta


limpiar sus lágrimas, pero lo detengo haciéndolo yo.

—Corrí como me enseñaste, pero era muy veloz, no quiera dejarte sola, mimi, también
me corto —se voltea señalando su cuello y ve el punto donde estaba el chip con una
herida encima, el hijo de perra se lo sacó.

—Tenemos que irnos —digo cargándolo, necesitaba llevarlo a un médico.

Cuando salgo de nuevo a la sala de estar me encuentro con el soldado de la foto en el


piso esposado y a Aiden aun golpeando a Morel quien ya parece inconsciente.

—Aiden, basta —digo recostando la cabeza de Aksel en mi hombro para que no lo vea
de ese modo— Lo necesito vivo.

Aiden se detiene y levanta su mirada, pierde la fuerza en cuanto ve a Aksel en mi


hombro, se levanta con rapidez viniendo hacia nosotros dejando que los chicos se
encarguen de los dos hijos de perra.

—Está aquí —dice con un hilo de voz, Aksel levanta su mirada para verlo y sus ojos
brillan con algo más que solo lágrimas.

—Papá —dice el gimoteando a través del llanto, la voz débil de mi hizo me quita
fuerzas y Aiden nos rodea con sus brazos como intentando protegernos del peligro.

Aksel lo abraza también, pero la sangre de su cuello altera a Aiden.

—Estas herido —dice el mirando la zona y notando su mejilla y brazos también, hace el
ademan de irse de nuevo en contra de Morel, pero sostengo su brazo

—Te necesitamos —le digo.


No es difícil para el decidir qué hacer porque de un momento a otro nos tiene
caminando hacia la puerta, volteo brevemente mirando el cuerpo de Morel molido a
golpes y sé que no será bonito lo que continua.

Capítulo 30

Acaricio su brazo mientras lo veo dormir, está en paz y a salvo que es lo que importa, su
cabello ya está algo largo el tono negro solía llamar mucho la atención por como hacia
contraste con su piel pálida, sé que es fuerte e inteligente y le espera mucho para el
futuro.

Y eso que aún no cumplía cuatro años.

Aksel había estado callado toda la semana que pasó, me costaba verlo así, no quería que
nadie se le acercara a menos que sea Aiden o yo, me recordaba a mí hace un tiempo.

Pudimos sacarle todo lo que le había dicho y hecho Morel, le costó un poco soltarlo,
pero empezó a decirlo poco a poco, le dio anestesia para sacarle el chip, lo golpeo en su
brazo cuando Aksel le escupió en la cara y el raspón de su mejilla fue intentando
escapar el mismo día que fue secuestrado, no paraba de repetir que era un villano
disfrazado de bueno y que no quería verlo nunca más.

Eso me había pensar que le había hacho más cosas de lo que Aksel ha dicho, pero la
revisión médica dijo que esas eran sus únicas heridas, no habían dañado nada
internamente y el chip fue reestablecido en otro lugar de modo preventivo el cual se le
desactivará cuando cumpla dieciocho años.

—Lo vas a desgastar —escucho a Aiden decir justo cuando su mano rodea mi cintura y
dejando su cabeza en la curva de mi cuello para también verlo.

—No creo hacerlo tanto como tú —digo dejando mi cabeza caer en la almohada y
pegando mi cuerpo al suyo— déjalo respirar un poco.

Aiden ha estado encima de Aksel todo el tiempo, apenas y lo deja ir al baño solo, y sé
que Aksel está feliz por ser el centro de atracción a tiempo completo.

—¿Te he dicho lo impertinente que estas siendo esta mañana? —me rio suavemente
para no despertar Aksel y volteo un poco para verlo.

—¿Te he dicho lo sexy que te ves en pijama? —digo.

—Por lo menos unas diez veces esta semana así que deberías acostumbrarte ya porque
me veras con frecuencia.

—¿Qué tanta frecuencia?

—Todos los días.


No digo nada de inmediato, ya hemos llegado a muchas cosas juntos, no ha mencionado
más lo del matrimonio pero ha dejado ese tipo de comentario al aire, además, se ha
quedado en mi casa desde que regresamos del hospital mandando a Smith por ropa.

—¿Has pensado que haremos a partir de ahora? —me atrevo a preguntar con un poco de
seriedad.

—Ya te dije lo que quiero.

—Esto tiene que ser confuso para Aksel, es como si estuvieras viviendo con nosotros y

—Lo estoy —me interrumpe— No te compliques, ya vivimos juntos.

Cierra sus ojos, pero levanta un poco su cuerpo y voltea el mío para que quede boca
arriba y el dejar su cara entre mis tetas.

—Aiden…

—¿Empezaras a dar vueltas? —pregunta sin levantar su cara.

—No, en realidad… —no termino.

—Habla, belaya.

—Te amo —eso si lo hace levantarse para poder verme con seriedad, parece que todo
rastro de diversión se le borro de sus ojos cuando me mira haciéndome reír— ¿Quieres
que seamos marido y mujer, mudarte con nosotros pero te detiene que te diga que te
amo?

—No me lo había dicho —dice y sé que es cierto, no lo había hecho desde hace casi
cuatro años.

—Te lo estoy diciendo ahora.

—Te amo, belaya —su sonrisa es algo infantil y no pude evitar sonrojarme un poco.

—Sería poco creíble que me dijeras que no lo haces.

—¿Por qué eres tan pesada?

—¿Por qué eres tan idiota? —niega riéndose por algo tan común que se volvió parte de
nosotros.

No me responde, reduce el espacio entre su cara y la mía y pienso que me va a besar, se


acerca casi dejando sus labios sobre los míos pero antes de que me acerque saca su
lengua pasándola por mi mejilla.

—Asqueroso —escucho una voz asqueada y volteo para ver a Aksel mirándonos con
asco— Estás aplastando a mimi —le dice a Aiden ceñudo cuando lo ve sobre mí.
Me empiezo a reír cuando me doy cuenta que Aiden lo mira sin saber que responderle,
se toma muy en serio los regaños de Aksel, pero esta vez no parece echarse para atrás en
cuanto a bajarse de mi cuerpo.

—Las parejas hacen esto —dice finalmente.

—¿Lamer su cara y aplastarse? —pregunta confundido.

—Darse amor —intervengo— ven aquí —señalo mi brazo y viene de inmediato


dejando su cabeza ahí y abrazándome, Aiden gruñe un poco pero se aparta dándole un
lado a Aksel.

—¿Sabías que mimi me prefiere a mí? —le pregunta Aksel con una sonrisa inocente.

—Vamos a tener un gran problema —suspira el mirando el techo.

—¿Qué haces aun aquí? ¿No tienes una gran casa con piscina para ir?

—¿Me estas echando?

—No —niega el abrazándose mas a mí— quiero que mimi me de toda su atención.

—Aksel…

—Aprende a compartir —replica Aiden con aires de ofendido— no es solo tuya.

—Basta —los interrumpo levantándome haciendo que ambos tengan que hacerlo—
Tenemos que prepararnos.

Serit daría una cena en su casa hoy, los Maslov estarían ahí y unas cuantas personas
más, si seguían así pasaríamos toda la mañana aquí.

Porque si, luego de una semana conviviendo me di cuenta que Aiden y Aksel peleaban
por todo, normalmente todo iniciaba conmigo, peleaban, se reían, jugaban, en pocas
palabras, se están volviendo inseparables.

Voy a bañar a Aksel mientras Aiden se baña, descubrimos la forma para hacer que
estemos listos casi al mismo tiempo, no hemos salido de aquí pero cenábamos todos
juntos y creamos una especia de rutina, entro en el baño del cuarto de Aksel mientras
Aiden se queda en la habitación que estamos compartiendo.

—Mimi, no quiero salir —dice el cuándo está en la bañera sentado.

—No podemos quedarnos aquí por siempre —le digo lavándolo— Ya lo hablamos,
gruñón, no te volveré a dejar solo.

—Tampoco quiero que el general papá me deje solo, es insoportable pero me gusta estar
con él.
Me rio de la manera que lo dice, tiene mucha madurez, sí, pero no quita el hecho que
sea un niño de tres años que se enrede un poco al hablar.

—Todo estará bien —aseguro.

No dice nada mientras sigo limpiándolo, sus heridas habían sanado, pero él seguía algo
negado a compartir con otras personas, les avise a todos y no hemos tenido visitas, hoy
saldremos y será como una prueba para él.

Tampoco he podido ir a ver a Morel, lo tienen en la penitenciaria de la elite ya que la de


la tropa 378 estaba siendo restaurada luego de la fuga, en la de la elite está mucho mejor
resguardado y según lo que tengo entendido, Aiden se ha encargado que estén encima
de él todo el tiempo para que no pueda escapar de ninguna manera ya que tampoco ha
querido verlo sin mi.

Siento que si lo veo voy a explotar y lo mataré, Tate había venido hace unos días pero
no lo dejé pasar, me llamo y pude decirle todo lo que había pasado, no intento hacer
nada para respaldar a su hermano, la vida de un soldado es así, hay malos o buenos y no
hay tiempo de elegir un bando.

Estoy secando a Aksel con una toalla justo cuando Aiden cruza la puerta ya vestido y
listo para irnos.

—Te toca —dice señalando a nuestra habitación y asiento para que él tome a Aksel y
arreglarlo mientras yo me preparo.

No sé en qué momento pasamos de estar con una pistola en la cabeza a tomando turnos
para atender a Aksel y diciéndonos que nos amamos

Pero no tengo ninguna queja al respecto.

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—Déjalo jugar, no seas una mamá gallina —dice Eda llegando y sentándose a mi lado
en el sofá.

—No quiero que este incomodo —digo mirando a Aksel interactuando con Dylan, el
hijo de Will y con Camille.

—Lo estará si sigues mirándolo de esa manera —replica Melissa desde el otro sofá.

Ruedo los ojos y me intento fijar en otro lugar, pero mis ojos terminan dándole un
vistazo a Aksel cada cierto tiempo.

—Siento que voy a explotar —dice Eva dejándose caer al lado de Melissa y Claire.

—Pareces también —murmuro ganándome un codazo de mi madre.

—¿Cómo ha estado Aksel? —me pregunta Claire con amabilidad, ella y Will habían
vuelto hace poco de Rusia.
—Un poco desanimado y más gruñón de lo normal pero bien —respondo mirándolo—
Aiden se ha asegurado de distraerlo todo la semana.

—¿Asi que se está quedando contigo? —pregunta Melissa picara.

—¿Aun es una causa de asombro? —le pregunto guiñándole el ojo haciéndola reír.

—Creo que a Serit le agrada —comenta Eda mirando al otro lado de la sala como mi
querida abuela tiene rodeado el brazo de Aiden mientras habla con los chicos.

Ella había mejorado mucho, su estado de salud se fortaleció haciendo que siga siendo la
misma mujer testaruda de siempre.

—Escuche que habías tenido una pelea con Liam —digo hacia Eva que te inmediato
rueda sus ojos con fastidio— por belén —añado.

—Siento que a veces se le lanza encima y no soy capaz de soportarla, llego a hacer
como si yo no existiera —bufa.

—Belén es buena amiga pero nada más, hizo sufrir a Hall —continua Melissa.

—¿Es la misma chica que lo fue a buscar a tu casa? —pregunta Claire.

—Y la que me ignora, sí.

Las chicas siguen hablando sobre chismes que no me interesan, ya Aksel se ve más
cómodo que cuando llegamos, Dylan y Camille le doblan su edad pero se llevan bien,
Aiden también lo mira cada tanto asegurándose que todo esté bien.

Pasamos un rato más hablando hasta que nos dicen que la cena ya está lista, Serit
contrató una cocinera para la ocasión, estaba volviendo a su vida de lujos y caprichos.

—¿Dónde está Dante? —pregunta Sergey cuando todos estamos en la mesa sirviendo la
comida.

—En Rusia, alguien tiene que atender el comando de allá —dice Serit con respecto a su
hijo.

Ubico a Aksel a mi lado y Aiden se mantiene a mi otro lado, no le había importado


venir sabiendo que Will y Jeff a veces querían estrangularlo, él se divertía a su costa.

—Mimi el viejo Sergey me quitó una papa —se queja Aksel y veo a Sergey masticando.

—El viejo Sergey es un idiota —digo dándole más papa.

—Es como el papá general —dice con naturalidad haciéndome estallar en carcajadas al
igual que al resto de la mesa a excepción de los dos idiotas.
Siguen hablando y discutiendo entre todos, Aiden se queda callado con una mano en mi
pierna mientras come, no se ve nada incomodo, lo contrario, aunque lo niegue sé que le
gusta mi familia y viceversa.

Me estoy riendo de algo que dijo Jeff cuando un mal presentimiento se apodera de mi.

Levanto a Aksel de su silla para dejarlo en mis piernas y de pronto el lugar se queda en
silencio, levanto la mirada cuando que la mano de Aiden se aprieta en mi pierna y lo
siento acercarse.

Lo primero que me doy cuenta en la cara pálida de Eda mirando al frente y lo segundo
es su voz que resuena en todo el comedor.

—¿No fui invitado a esta cena familiar? —pregunta una voz familiar.

Tanto Sergey como Aiden y los chicos intentan reaccionar de inmediato pero antes de
darnos cuenta cada uno tiene un cañón en la cabeza.

—¿Qué mierda? —la voz de Aiden se alza mirando a Edward frente a la puerta del
comedor, hay más de 50 hombres rodeándonos impidiendo que nos movamos.

—Cuando las cosas no las hace uno mismo, salen mal —dice el mirando a Aksel
momentáneamente y pasa su mirada a Eda— Hija querida, cuanto tiempo.

—Lárgate —espeta Eda.

—Sabes que no me largo de un sitio sin destruir algo a mi paso —le contesta— Veras,
tenía planes y un buen negocio hasta que el cobarde de Denovan apareció en la
ecuación, no me entregó al niño y no pude continuar.

Veo a Aiden tensarse y mover su mano dejándola en contacto con la mano de Aksel,
quien no se había movido.

Will, Jeff, Liam y Sergey ven a Aiden esperando algo, sé que deben estar buscando una
manera de salir de esta, pero es poco probable con la cantidad de pistolas en nuestras
cabezas, me centro solo en Aksel y su seguridad, mi corazón empieza a acelerarse con
solo pensar en lo que está por suceder.

—Estás muerto —le asegura Aiden mirándolo con rabia.

—No sin antes completar mi propósito, ya mucho he durado escondiéndome y


fortaleciéndome —se ríe sin gracia— Admito que la SCIF y los Skryt lo han hecho
bien, dudaba que pudieran trabajar juntos pero ahora que veo cómo trabajan han hecho
que me avaricia suba queriéndolos a ambos.

—Saquen a este payaso de mi casa —dice Serit sin mostrarse afectada.

—¿A quién se lo dices? ¿A los guardias deficientes de la entrada? Ya están muertos —


le informa Edward.
Aksel se tensa y se presiona contra mí cuando Edward empieza a caminar acercándose a
la mesa.

Todos estamos inmóviles, hay ciertos momentos donde sabemos que estamos en
desventajas, los Maslov son conocidos por ser brutales pero también por la sensatez,
hay niños presentes generando mucho riesgo al hacer un movimiento.

—¿A que viniste? —le pregunta Sergey casi levantándose que de su silla haciendo que
el hombre encapuchado que lo apunta se acerque hasta que el cañón este pegado a su
cabeza.

—Me enteré que mi familia estaba reunida sin mí —dice con sarcasmo— lo lógico es
venir a ver que sucedía y preguntar por qué no recibí invitación.

No quiero hablar ni llamar la atención hacia mí, puede ser de cobardes, pero no me
importa cuando se trata de que Aksel deje de tensarse, tenemos que salir de acá.

Veo a Aiden no apartar la mirada de cada movimiento de Edward, reconozco sus ganas
de matarlo y de sacarnos de aquí.

—No somos tu familia —le dice Eda— ni queremos serlo.

—Lastima —dice sonriéndole.

Veo el pequeño asentimiento de Sergey y me preparo para lo que se viene.

Enseguida escucho los primeros disparos, no me centro mucho en la jugada que hacen
los chicos y solo me deslizo en la silla para quedar bajo de la mesa junto a Aksel, Claire
y Eva hacen lo mismo con los niños.

Escucho maldiciones y golpes arriba, intento tranquilizar a Aksel, pero se vuelve difícil,
no llora, sé que está aterrado, yo también lo estoy.

Lo abrazo contra mí y le susurro palabras de consuelo para que no entre en pánico


ahora, él es mi prioridad y sé que Aiden hará todo lo posible para sacarnos de aquí.

—¡Ahora! —la voz de Edward se vuelve a alzar sobre todos los demás justo cuando un
gas negro empieza a dificultarnos la vista, no quiero soltar a Aksel aunque no veo nada.

Los disparos siguen, pero sé que no tan coordinados como antes, le topa con cuidado la
nariz y la boca a Aksel sin tener idea que tipo de gas es ese solo sé que es negro y no
veo a nadie.

Una manos me toman desde atrás e intento apartarme, pero me sostienen con fuerza, no
quiero soltar a Aksel que empieza a gritar cuando lo nota también.

—¿Ivy? —escucho la voz de Claire aunque no la veo.

—Tómalo —le digo con desesperación buscándola a tientas en el espeso gas mientras
sigo siendo halada.
—Aquí —me toca y me cuesta soltar a Aksel, pero lo hago para poder defenderme.

No sé quién me está sacando fuera de la mesa, pero lo logra luego de tanto forcejear,
escucho la pelea a nuestro alrededor, Aiden grita mi nombre, pero ni tiempo tengo de
responderle cuando me clavan una inyectadora en el brazo.

Siento que mi mundo empieza a derrumbarse cuando empiezo a entender todo esto.

Mis piernas flaquean y mi voz no sale, intento ver pero es imposible, me siguen
arrastrando hasta el punto que cargan mi cuerpo para sacarme, quiero gritar y apartarme
pero mi cuerpo no responde, no sé qué hacer y solo lucho contra el sueño que me quiere
vencer.

La vista se aclara un poco cuando noto que ya estoy fuera de la casa, no veo a nadie
conocido a mí alrededor solo encapuchados saliendo de la casa y entrando en
camionetas, creo escuchar las sirenas pero no estoy tan segura.

—Por fin —escucho una voz cuando a pesar de la protesta de mi cerebro me meten en
un auto, quiero huir, quiero volver con mi hijo y con Aiden, pero nada en mi responde.

Hay dos encapuchados conmigo, ambos se quitan el pasamontañas cuando el auto se


pone en movimiento.

—Por fin te tenemos de nuevo.

Esta vez sí reconozco las voces, y los puedo ver claramente.

Vadim y Roman Smirnov.

Sus rostros triunfantes es lo último que veo antes de que mis ojos se cierren y cada
pensamiento se fuera de mí.

Capítulo 31

Ivy Maslova

Siento mi cuerpo pegostoso y sucio, no recuerdo la última vez que me di un baño, ¿5


días? ¿12? No tenía idea, me sentía adormecida la mayor parte del tiempo.

Mi insulina llegaba cada vez poco hasta el punto que no me la daban cada 24 horas,
tenía miedo lo que eso podía causar, había controlado bastante bien la diabetes desde
que fui diagnosticada y un cambio de este tipo podría ser mortal.

Tenía que vivir.

Nada de lo que pasara a mi alrededor tenía que afectarme, soy una soldado increíble
como para morir en una celda sucia y fría.

—Hey —un hombre se acerca a los barrotes y yo retrocedo de manera automática, no


estaba en posición de luchar— No te haré daño.
—¿Qué quieres? —pregunto ignorando mi voz ronca.

—Debes estar asustada, te he visto durante estas tres semanas…

¿Tres semanas? Vaya mierda.

—No les tengo miedo, ¿Qué quieres? ¿a qué te mandaron? —lo observo evaluándolo,
no confiaba en nadie aquí, no se veía fuerte, sin embargo.

Era castaño de tez blanca, sus ojos eran cálidos y podía ver varias cicatrices en su
brazo debilucho, no se ve como alguien entrenado.

—No me han mandado —dice acercándose con cuidado a la celda extendiendo su mano
donde tenía un vaso— es agua —señala.

—¿Qué te hace pensar que me tomaré eso?

—Mira, sé que es difícil para ti confiar en estas circunstancias, pero no soy como ellos,
soy prisionero como tú a diferencia que me tienen de sirviente —me veía desesperado,
algo en el me generaba algo de confianza, volvió a sacudir el vaso hacia mí— Bébelo,
sé que lo necesitas, sé que te traen poca comida y bebida.

No espero que lo pida dos veces y me acerco a las rejas tomando el vaso y
retrocediendo otra vez sin querer arriesgarme, tengo que tomarme el tiempo para oler
el vaso y descartar algún veneno.

—¿Por qué me ayudas? —pregunto cuando termino con el vital liquido.

—Creo que nos podemos ayudar mutuamente —extiende su mano hacia mí y la acepto
temeroso— Soy Max.

Un fuerte ruido me despierta, quisiera poder imaginarme en mi cama junto a Aiden,


sintiendo el sol de la mañana entrar por la gran ventana y tener un niño interrumpiendo
nuestra paz.

Pero no es así

Si mis cálculos no me fallan, ha pasado todo un día desde que me dejaron en este lugar,
no sé por cuanto tiempo estuve desmaya, pero desperté en una celda, fría y asquerosa.

Igual a la de hace años.

No vale la pena entrar en pánico ahora, lo único que estaba en mi cabeza es Aksel,
Aiden y toda mi familia, alguien pudo salir herido o peor.

Eso es lo que me mantiene cuerda entre los recuerdos que me atormentan.

—Aquí está tu comida —escucho decir a alguien haciéndome levantar la cabeza, no


había visto a nadie desde que me desmayé en el auto de Román y Vadim.
—¿Dónde estoy? —le pregunto a e hombre que podría ser fácilmente un sirviente
mientras abre una ventanilla dejando la bandeja ahí.

—¿Qué te hace pensar que te diré? —dice negando mientras se va sin querer seguir
intercambiando palabras conmigo.

Aquí no había un Maxi que me ayudara, que me trajera agua y comida a escondidas,
tampoco había un Aiden que me protegiera del peligro.

Tomo lo que hay en la bandeja sin dármelas de fuerte, necesito comida y estar fuerte
para lo que se viene.

No sé cuánto tiempo vuelve a pasar, todo está en silencio y oscuro, no creo que haya
más cerca, incluso pienso que me encuentro absolutamente sola cosa que no es cierto,
no puede serlo.

Revisé cada rejilla de la celda, cada pequeña cosa que podría darme un indicio para salir
o por lo menos saber dónde estoy.

Pero no hay nada, estoy intentando mantenerme calmada y pensar minuciosamente cada
movimiento, tiene que haber algo.

—Por lo visto ya estás despierta —escucho la voz de Vadim Smirnov antes de poder
verlo, prende una luz y lo veo bajar a una especie de sótano.

—Por lo visto siguen siendo las mismas cucarachas en el mismo estiércol —digo con
sarcasmo.

—No te confundas, Maslova, el poder que tienes está afuera de este lugar, aquí no eres
nadie.

—Puedo ser poderosa en cualquier lugar, a diferencia de ti.

—¿Sabías que Edward Zaitzeva ha estado asociado con los Smirnov desde hace más de
diez años? —pregunta— Él nos buscó, ¿la razón? Tenía información para destruir a
Sergey, con Sergey fuera podíamos vengar la muerte de nuestro padre y él podía
quitárselo de encima, igual que a la insolente de tu madre.

—No pueden contra Sergey.

—Tienes razón, su temperamento nos judío muchas veces, al secuestrarte hace años
esperamos una reacción diferente de su parte, mas explosiva por quitarle a su diamante.

—Un verdadero soldado no necesita demostrar cuanto poder tiene en cada batalla.

—Se lo concedo, pero resulta que en estos tiempos nuestro objetivo no es el —se acerca
a los barrotes, pero no se atreve a pasar a donde me encuentro, deja sus manos detrás de
su espalda y desde aquí puedo verlo claramente, su cabello peinado hacia atrás con clase
disfrazada y ojos que no te da nada de confianza— Aksel Maslov.
—Cállate —me levanto de inmediato caminando a donde se encuentra, a pesar que nos
divide los barrotes retrocede un paso con una sonrisa que quiero remover para siempre
de su rostro.

—El niño ya es más poderoso que todos ustedes, su padre, ya es casi almirante de la
SCIF, su madre, líder de los poco conocidos Skryt, la herencia que tendrá es superior.

—No lo menciones.

—Veras, el niño iba a estar en tu lugar —señala— pero no alcanzamos a negociar como
se debe con Denovan, lo descubrieron y no nos los dio, tampoco pudimos tenerlo ayer
cuando te tomamos, le padre se hizo cargo casi volando a la mitad de nuestros hombres,
no me quiero imaginar lo que hizo cuando se dio cuenta de tu ausencia.

—¿Por qué te empeñas en tener algo que no te pertenece? —pregunto intentando no


caer en sus provocaciones— ¿Por qué quieres el poder de otros? ¿Acaso no puedes
hacer tu camino sin contar con algo de los demás?

—¿Crees que me interesa lo que digas ahora? —se ríe y mis manos se aprietan con
ganas de estrangularlo— Pronto te traeremos a tu niño.

Se volteó yéndose de nuevo a las escaleras, mis manos golpean con fuera haciendo que
se escuche un estruendo en todo el sótano, su risa sigue atormentándome.

—¡No voy a matar, hijo de perra! —grito continuando con los golpes— ¡Como te
atrevas a ponerle una mano encima yo misma sacaré tus malditos órganos! ¡Maldito!

Sigo gritando sin parar no sé por cuanto tiempo, las manos me duelen y mi cuerpo pide
a gritos la insulina, no puedo permitir que nada le suceda, no puedo.

En medio de mis gritos y desesperación un gas empieza a salir de un orificio diminuto


que se encuentras debajo de la cámara, busco algo con que cubrirme, pero no tengo
nada, lo intento con mi camisa, pero es muy delgada para el gas espeso que entra.

Poco a poco mi cuerpo va dejando de responder y mis ojos se cierran involuntariamente,


caigo al piso con un sonoro golpe y por más que luche contra ello, me duermo.

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—Incendiaron cuatro laboratorios de Anatoly, ya hemos perdido dos bodegas y en todos


esos lugares había mercancía.

—¿Qué puedes esperar? Tenemos a la chica, han tardado mucho en aparecer por aquí.

—Zhou, no hables como si esto no fuese grave, tenemos que movernos rápido antes de
que algo suceda.

—Lo que sea —escucho un bufido junto con las voces lejanas y evito moverme—
Tengo cosas que hacer, tenemos a todos montados por esto, la mercancía que se pierda
es culpa de su inconciencia.
—Espero que no se te esté olvidando para quien trabajas —pude identificar la voz de
Román Smirnov, no se oye para nada contento.

Espero hasta que escucho los pasos subiendo la escalera para abrir un poco los ojos,
Román se encontraba dentro de la celda, estaba instalando unas cadenas en la pared, me
paralizo cuando recuerdo como me tenían anteriormente hasta con una cadena alrededor
de mi cuello.

La puerta está abierta.

Pensaron que no me iba a despertar aun, siento mi cuerpo débil y cansado, no puedo
solo quedarme aquí, tengo que hacer algo.

—Todo lo que tenemos que hacer por una zorra escurridiza —pienso que me descubrió,
pero no es así, sigue arreglando las cadenas y justo aprovecho el momento.

Me muevo lentamente lista para atraer su atención, el movimiento de mi pierna capta su


vista y se acerca hacia mí para comprobarme.

Estiro la pierna dándole en su cara con fuerza, retrocede tomando su nariz y me levanto
de un salto.

—Hija de…

No lo dejo terminar cuando mi puño impacta con su cara, le toma un momento


reaccionar a los golpes, pero ya es tarde cuando intenta pégame, pateo su polla haciendo
que se doble de dolor en el piso y corro.

Salgo de ahí con la fuerza que me queda, corro como puedo subiendo las escaleras, lo
escucho gritar en ruso, pero no me doy tiempo de ver nada, al salir me pega la luz del
sol en los ojos molestándome, pero sigo, nada tiene que distraerme, no puedo ubicar
este lugar, parece que lo he visto antes pero mi mente esta distorsionada en este
momento.

—¡Atrápenla! —escucho el grito de alguien y es cuando comienza el caos.

Es un terreno amplio, puedo ver claramente una mansión frente a mí, las personas
empezaron a salir antes de poder detallarla más, los gritos de Román me ayudan a
centrarme y esquivar los cuerpos que se meten en mi camino.

Un hombre alto y calvo se mete en mi camino con un cuchillo frente a él, no se ve


saludable, se ve como una persona fuera de sí, sus ojos eran solo el iris blanco.

Salto sobre su hombro enganchando mis pies haciéndole una llave y quitando el
cuchillo de su mano, se comienza a sacudir e intentar golpearme, pero la fuerza del
momento me sobrepasa haciendo que pueda lanzarlo al suelo, clavo el cuchillo en su
pecho y me deshago de su agarre levantándome para seguir corriendo.
No hay tantas personas como pensé, había por lo menos unos cinco detrás de mí, no
habían sacado armas así que puedo suponer que no quieren lastimarme por los
momentos.

Salto una cerca y me encamino hacia un bosque que noto, no sé qué tan amplio sea,
pero lo que sea será mejor que estar encerrada, salto una cerca y lanzo el cuchillo a
quien venía más cerca de mí, los gritos siguen y creo que más personas se dieron cuenta
de mi escapada.

Ir a la casa es un caso perdido, ahí habrá más y es más difícil huir, por eso elegí el
bosque.

Pero cuando estoy por pasar la última cerca para perder un cuerpo choca contra mí,
haciéndome caer de lado, me lo intentó quitar de encima pero me apresa con sus manos
impidiendo mi movimiento.

—No —dice en mi oído.

—Traidor de mierda —escupo hacia Zhou Wang que sigue sin soltarme.

—Es más complicado de lo que parece —dice negando, se levanta llevándome con él y
ya siento la debilidad en mis piernas.

Mi cuerpo está dejando la fuerza de voluntad que tomo hace un momento, él lo nota
porque no me suelta.

—También vas a morir —espeto intentando soltarme, el forcejeo me da una mano libre
la cual uso para propinarle un golpe en la mejilla.

—Paciencia —lo dice con tranquilidad, se empiezan a escuchar voces más cerca y tiene
un conflicto interno— lo siento.

Me devuelve el golpe en la cara y casi caigo al piso, lo miro con rabia y me intento ir
contra el otra vez, pero me junta los brazos sin dejarme mover, forcejeamos un poco
más hasta que llegan el resto de los hombres.

Estoy perdida, hago contacto visual con el casi rogando que haga algo, pero solo deja su
rostro inexpresivo mientras comienza a caminar de regreso arrastrándome.

—Yo me encargo —les dice a los hombres incluyendo a Román Smirnov.

—Claro que lo harás, esa zorra me tiene harto —le dice Román mirándome con rabia de
arriba abajo— Te espero en la oficina, tenemos trabajo que hacer, no la aparten de su
vista —lo último es dirigido a los hombres que están con él, seguramente influenciados
por algún suero.

—Te vas arrepentir de esto —le digo a el hombre que me arrastra por el gran terreno,
me siento mareada y cansada de todo, no puedo casi caminar, es un largo tramo que
había recorrido lo cual cada paso de regreso hace que la impotencia me llene más.
Tan cerca y a la vez tan lejos de la libertad.

—Probablemente, pero mientras tanto cállate —su mano rodea mi boca y prácticamente
me carga sin dejarme hablar, lo intento morder, pero la falta de insulina y con el gas
para dormir de hace unas horas me tenían fuera de mi como para intentar huir otra vez.

No me permite hablar otra vez, las lágrimas cubren mis ojos cuando estamos bajando la
escalera, no debo permitir que me vean así, lo sé, pero me supera todo esto, no sé dónde
estoy, donde esta Aiden y Aksel, me estoy volviendo loca aquí.

Los hombres se quedan arriba en la puerta custodiando mientras Zhou entra conmigo,
no puedo ni mirarlo después de todo, no me confundí al no tenerle ni un poco de
confianza.

—Aiden te matará —digo cuando me lanza dentro de la celda, caigo al piso y el entra
también.

—Es un riesgo que estoy dispuesto a tomar —lo veo ir por las cadenas y me comienzo a
arrastrar lejos de él, su mano toma mi pie deteniéndome— Tengo que ponértelo.

—No —empiezo a negar cuando cierra una clase de grillete en mi pie, sigue con el otro
a pesar de mis protestas, ya mi rostro está lleno de lágrimas cuando mis pies y mis
manos estas encadenadas.

—Eres inteligente, Ivy Maslova —susurra tocando muy suavemente un lugar en mi


brazo, lo reconozco y empiezo a comprender— buena chica.

No le respondo y grito cuando levanta el que va en el cuello, no lo quiero, exactamente


así fue que me tuvieron hace 6 años, no quiero darle esa voluntad sobre mí.

Pero lo que quiero no vale, cierra el grillete alrededor de mi cuello.

Me dejo car completamente derrotada con pocas esperanzas, Zhou no vuelve a mirarme,
sale del lugar cerrando todo y volviendo a dejarme en la oscuridad.

Sola.

Otra vez.

Capítulo 32

Aiden Owens

Todo está perfectamente ordenado, cada lápiz está en su lugar, los cuadros están
completamente derechos, cada mueble tan limpio como pueden estar.

Todo estaba en orden.

Un orden que se mantiene en las cosas materiales de nuestro alrededor, algo que era
caótico bajo la mano de un tercero.
Nosotros estábamos en orden, recuperamos a nuestro hijo, ya teníamos claro a donde
iba nuestra relación, la idea de una familia para ambos no era nada extraño, pasamos la
última semana conviviendo y dejándonos claro con múltiples acciones que era lo que
queríamos para nuestro futuro.

Imaginar cómo debe estar es como una apuñalada directa a mi corazón.

—Papá General —Aksel toca mi brazo para llamar mi atención y volteo a verlo con
solo una pijama que alcance ponerle en la madrugada para que descansara, yo no había
podido dormir— Quiero mimi —su labios se juntan en un puchero y lo siento en mi
regazo cuando sé que va a volver a llorar.

—La traeré de regreso.

—Vete a trabajar entonces —espeta y asiento levantándome con el.

Ya estaba trabajando, intentaba comunicarme con los Wang pero no he podido, a estas
alturas, ya Zhou tiene que saber todo lo que sucedió y tiene que tener información.

Ninguno salió herido, todos los Maslov saben pelear muy bien, sin embargo, todos
estaban angustiados con el secuestro de Ivy, conseguí a Aksel justo cuando habían
sacado a Ivy debajo de la mesa, pude protegerlo cuando querían tomarlo, pero de haber
sabido que Ivy estaba siendo llevada hubiera hecho más para tenerlos a los dos junto a
mí en este momento.

Tuvimos que movernos de inmediato, la casa de Serit Maslova quedo con varios
cuerpos sin vida resultado de la ira de los Maslov y mía, cuando todo estaba claro y se
había dispersado el gas, empezamos a movernos.

Estuvimos en el hospital para una revisión rápida, la única que se quedó fue Eva por
prevención, el resto salimos bien de las revisiones.

Fuimos al comando, todos, incluido los niños, nadie quería separarse de ellos, Aksel no
estuvo fuera de mi vista ni por un segundo, no había dicho mucho después de aquello,
preguntaba por Ivy, pero del resto se mantenía callado escuchando todo.

La parte difícil fue cuando llegamos a casa, no pudimos encontrar rastros de las
personas que se llevaron a Ivy, las cámaras de la casa fueron bloqueadas y tengo a el
hacker trabajando en ello.

Aksel empezó a llorar, pasamos toda la noche intentando dormir, cuando él lo hizo yo
solo me fui a mi estudio para poder intentar comunicarme con Zhou.

—Ya estoy listo —dice Aksel luego de comerse el cereal, ya estaba vestido al igual que
yo— A mimi no le gusta llevarme mucho a él comando, dice que puede ser peligroso.

—No puedo dejarte con nadie más —confieso— solo te siento segur conmigo.

No dice nada y no espero que lo haga, no creo que entienda la profundidad de esas
palabras ahora.
El camino al comando se vuelve pesado, lo miro cada cierto tiempo en el asiento de
atrás donde solo ve por la ventana, Aksel es muy unido a su madre, Leslie insistió en
que se fuera con ella en la noche, pero decidí hacerme cargo.

—¿Puedo ayudarte con el trabajo? —pregunta cuando lo estoy bajando del auto— Así
mimi podrá regresar pronto.

Me agacho frente a él y veo la duda en sus ojos.

—Claro que puedes, con un niño tan inteligente como tú estoy seguro que las cosas
serán más fáciles —casi sonríe, pero sacude su cabeza replanteándoselo.

—Soy tu hijo así que soy genial —la seriedad con que lo dice me hace querer reír, pero
no lo hago, solo lo atraigo a mi pecho levantándolo.

Puede caminar, pero es mi hijo, ¿Qué me impide cargarlo?

—¿¡Donde mierda esta Owens!? —el grito de Sergey llega justo cuando estoy entrando
a mi oficina, ya se encuentra ahí junto con el resto de los Maslov, el capitán Coleman y
la chica de los Skryt, si no me equivoco se llama Leslie.

—¿Qué tenemos? —pregunto haciéndome notar.

—Vadim, Román y Edward —Max lanza una carpeta a mi escritorio la cual tomo
dejando a Aksel sentado en mi silla—Fueron los encargados del ataque, se confirmó
que lo cuerpos eran de miembros de la triada china.

—¿Cámaras?

—El niño dice que hay que esperar 48 horas —dice Jeff.

—No esperaré ni 10 horas más —digo lanzando de nuevo la carpeta al escritorio sin
revisarla realmente— Coleman, ¿Cuáles son las propiedades más grandes de los
Smirnov?

—La probabilidad de que se encuentre en sus propiedades son bajas —comenta Sergey
pensando— pero esa puede ser exactamente la razón por la que hayan ido ahí.

—Tienen tres propiedades grandes, tenemos la ubicación de las dos primeras, unas en es
Rusia y la otra es en Inglaterra —comenta Max— Estuvimos en la de Rusia, con el
tiempo que estuve con ellos sé que la tercera propiedad se encuentra en la misma Rusia,
Moscú.

—¡Lorel! —llamo a la secretaria que pasa enseguida esperando ordenes— Quiero cinco
avionetas llenas de soldados, tienen 20 minutos para estar listos.

—¿Cuál es el plan? —pregunta Will.

—Volaremos a Rusia, La elite, los Skryt y la tropa 378, nos complementamos en el


comando ruso —explico volviendo a intentar llamar a Zhou.
—¿No deberíamos esperar las grabaciones? No podemos irnos de este modo —la chica
de los Skryt se levanta hablándome directamente— Son 11 horas de vuelo a Rusia,
perderíamos el tiempo si no están allá…

—Se registró una avioneta salir del país de manera ilegal, uso rutas poco conocidas, por
eso no se había reportado hasta ahora —Dice Jeremiah desde la puerta— El destino fue
Rusia.

—Podemos llegar en 9 horas.

Todos comienzan a salir sin esperar nada más, sabemos que en estos casos lo mejor que
podemos hacer es pensar bien nuestros movimientos porque cualquier acción puede
generas una reacción, en este caso, afectándola a ella.

—Thor puede conseguir a mimi —dice el niño en mi silla.

—Lo llevaremos.

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Van unas cinco horas de viaje, no hemos dejado de trazar rutas y de buscar la última
propiedad de los Smirnov, todos aquí sabemos que no hay retorno en esto, esto será el
final.

Algo en el ambiente se siente pesado, fúnebre.

No solo pelearemos en contra de una mafia, aquí se encuentras varias, los tailandeses,
rusos, chinos, más el ejercito de Edward, es peligroso y necesario el exterminio.

Van 30 horas desde que se llevaron a Ivy, no sé cómo está, que le están haciendo, no
quiero volverme loco y perder el control, eso tengo que guardarlo cuando los tenga al
frente porque si fueron capaces de hacerle algo…

—Owens —Max Coleman me saca de mis pensamientos sentándose a mi lado del


avión, hace un momento había dejado a los demás y había entrado en una mini
habitación donde dormía Aksel junto a el tigre.

—Coleman.

—Cuando estuve con Ivy en ese lugar me enteré de muchas cosas, los sueros ya venían
de antes solo que no tan efectivos como ahora —veo sus ojos atormentados cerrase con
el recuerdo y espero pacientemente hasta que continua— No conocía a Ivy, pero su
estado me hizo actuar, no la alimentaban, la golpeaban y mil cosas más, juré protegerla
después de lo que vivimos juntos, juré que no dejaría vivo a quien se atreviera a tocarla
de nuevo, yo…

—La amas —completo

—Lo hago, pero no de la manera que crees —no me molesta su declaración, por alguna
razón siento una gran admiración hacia el— Ivy me saco no solo de ese nido de ratas, la
oscuridad de ese lugar me estaba consumiendo, cuando lleguemos ahí, tienes que
asegurarme de que ella salga viva, sea como sea.

—¿Qué mierda me estas pidiendo?

—Sé que entiendes, Owens, también tengo mis deudas pendientes con Vadim y Román.

—Coleman, no sé qué tienes o quien carajos te crees, pero confió en ti —mis puños se
aprietan inconscientemente— De esta no saldrán vivos.

—Y yo en ti desde el momento que Ivy se enamoró de ti —no dirá más nada y sale,
pero lo llamo antes de que cruce la puerta.

—¿Tú crees que…? —me callo cuando noto la estupidez que quiere salir de mi boca y
niego, cuando lo veo tiene una sonrisa comemierda en su rostro.

—¿Qué si Ivy sigue enamorada de ti?

—No necesito preguntarte eso, está claro que si —espeto.

—Estabas a punto de hacerlo.

—Pues no.

—Ajá —blanquea los ojos y termina de salir.

¿Qué mierda me pasa?

—¿Dormirás conmigo? —Aksel está en la pequeña cama mirándome con curiosidad.

—¿Hay espacio? —pregunto.

—Si —se pega a la pared completamente dejándome prácticamente toda la cama.

Sé que aún faltan cosas por hacer, pero me encuentro acostándome en la cama
incomoda, el tigre levanta su cabeza de donde estaba dormido y cuando me ve ahí se
levanta y abre espacio entre Aksel y yo dejando caer su pesado cuerpo, casi me caigo de
culo.

—Estúpido, gato.

—¿Qué es estar enamorado? —pregunta Aksel frunciendo el ceño.

—Está mal escuchar conversaciones ajenas.

—Ustedes hablaban fuerte.

—¿Enamorarse? No creo que tenga un significado realmente —niego— Cuando dos


personas se enamoran es como sembrar un árbol, si no lo cuidas todos los días y estas
atento de su entorno, este puede marchitarse, las personas enamoradas son las que están
dispuesto a todo por ver el árbol florecer e impedir que le hagan daño.

—¿Mimi y tú están enamorados?

—Claro que lo estamos.

—Yo estoy enamorado de ustedes —me atraganto con mi saliva pensando seriamente
que no debí poner ese ejemplo.

—La manera correcta de decirlo es que nos quieres —logro decir.

—No —niega acariciando a el tigre que se queda paralizado con el cariño del niño—
Los amo.

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—Clarie, Eva y los niños se irán a la casa de Sergey —me informa Will cuando estamos
bajándonos en el comando de Rusia, llegamos 2 horas antes como predije— Hay un
bunker, los Skryt pueden ir con ellos…

—Necesito a los Skryt en el rescate —interrumpo.

—La mitad de la elite pueden protegerlos —dice Maxi uniéndose a nuestra


conversación— somos un grupo grande, pueden con eso, además, no es conveniente
confiar en nadie más en estos momentos.

—Bien —acepto.

Nos toma un tiempo despedirnos de los niños, no queríamos dejar nada que podrían
dañar en EEUU, hasta Rosalind y Lara estaban aquí, pero también se iban a el bunker
con los demás, Rosalind había querido hablar conmigo, pero en estos momentos no
estaba listo para el bombardeo de preguntas.

Se los llevan custodiados y le hago la promesa a Aksel de que volveré por el pronto y
llevaría a su madre, es algo que no pienso romper, así me cueste la vida.

Zhou sigue sin contestar el teléfono y ya empiezo a sospechar que puede ser una maldita
rata traidora también.

—¡Tropa 378 en fila! —llamo en voz alta y espero que se formen frente a mi— ¡Skryt!
—llamo también y estos siguen el ejemplo, Max se encarga de ordenar a la Elite y
quedamos al frente junto a Sergey y Dante, su hermano y General encargado de este
comando.

—Hemos evaluado el terreno, no hay una ubicación exacta de esta propiedad, pero ya
tenemos indicios de la zona —dice Sergey con la voz lo suficiente fuerte para que todos
escuchen— El lugar a donde iremos es un bosque, está a varios kilómetros, la propiedad
está entre todo el bosque así que tenemos que buscar…
—No se olviden que no perdonaremos la vida de nadie —lo interrumpo impaciente—
Ivy Maslova es la prioridad, la quiero con vida, el resto tiene que morir.

—Tenemos que ponernos en marcha ya si no queremos que nos caiga la noche —señala
Dante Maslov— ¡Tropa 378 y tropa 136, hay que trabajar junto a los Skryt y los
soldados de elite, los encargados de cada tropa son: Max Coleman, Ethan Myers, Will
Maslov y Leslie Danver!

Todos se comienzan a ordenar en las minivans, se necesitan bastantes para cubrir todos
los soldados que van, algunos optan por helicópteros como Sergey, Max, Jeremiah y el
moreno Lee quien venía en otra avioneta.

No sabía que me desesperaba más, que no tuviéramos una ubicación exacta o todas las
horas que han pasado y aun no sé nada de mi belaya, sé que es fuerte, pero cada persona
tiene un límite, conozco sus miedos y traumas.

Mi corazón sufre por ella donde sea que este.

No se por cuánto tiempo podré permanecer fingiendo una calma que no siento.

El transcurso hacia el bosque fue normal y sin contratiempo, usamos camuflaje para no
ser detectados, no sabíamos qué tipo de tecnología ya estaban empleando, pero nosotros
traemos armas creada por el departamento de inteligencia comandado por Eva,
paralizantes y más.

—Me preocupas —Jeremiah comienza a caminar a mi lado cuando nos bajamos todos
en la entrada del bosque, tigre caminaba a mi otro lado ya listo para empezar a rastrear,
los helicópteros se quedarían atrás para no arriesgarnos en terreno desconocido.

—¿Qué?

—Owens, estas muy calmado…

—¿Calmado? —pregunto incrédulo deteniéndome— ¿Crees que estoy calmado?

—Apenas y hablas con otras personas que no sea Aksel, solo te encargas de dar órdenes
e ignorar a todo el mundo como si nada te importara…

—Nada me importa —aclaro— lo único que me importa en este momento es


encontrarla, y es la única razón por la que no he explotado sus culos aún.

—No sé cómo vayan las cosas con Ivy en este momento, ustedes siempre fueron muy
intensos…

—Mi belaya y yo nos vamos a casar —lo vuelvo a interrumpir volviendo a caminar, ya
nos habíamos quedado atrás.

—¿Casar? ¿Ya le propusiste matrimonio?


—No —niego mirando a mi alrededor con atención, todo está en silencio y si hay
alguna propiedad aquí se encuentra lo bastante alejada de la carretera.

—Pero que… —Jeremiah es interrumpido otra vez, pero esta vez no es por mí, el rugido
del tigre los desconcertó a todos y los deja paralizados, veo como sus dientes salen y
empieza a casi correr hacia adelante.

—Hay que seguirlo —indico en voz alta— la está rastreando.

Nadie cuestiona lo que digo, los Maslov me siguen y veo a toda la tropa 378 alerta a lo
que se venga, en este operativo estábamos todos, es en uno de esos casos donde todos
son un pilar importante y cada uno tiene su función.

—Creo que se veo algo —dice Belén y nos detenemos, estamos siendo sigilosos, hasta
el tigre dejo de correr por un momento para observar.

A unos cuantos metros había luces, estaban aún lejos, pero era algo, ya estaba
oscureciendo y regresarnos no es una opción.

Seguimos caminando y no me aparto del tigre el cual tuve que encadenarlo y llevarlo
con temor a que se pierda, cada tanto soltaba rugidos que hacían estremecer a los
soldados, ninguno se atrevía lo suficiente como para acercase a donde nos
encontrábamos caminando.

Se podía ver con más claridad un paredón justo frente a nosotros, pero antes de poder
continuar mi teléfono suena.

Lo saco con urgencia por el sonido y lo llevo a mi oído.

—¿Quién? —digo al notar que no dicen nada.

—Aiden… —solo es un pequeño susurro, pero de una voz inconfundible.

Capítulo 33

Ivy Maslova

—Camina —un hombre moreno y robusto espera por mí en la puerta de la celda, he


estado intentando ignorarlo desde que entro a dejarme solo una cadena en mis manos y
pies quitando las demás— Bien, a la fuerza será.

Avanza hacia mi tomando la cadena y levantándome, no le digo nada mientras me


arrastra fuera de esa celda, no sé quién es, solo apareció de repente ella celda
diciéndome que era hora.

Se dé que era hora.

Me cabeza dolía y estoy segura que esta hinchada de un lado por el golpe que me
propino Zhou, quien no he vuelto a ver desde hace unas horas cuando me dejo
encadenada.
Lo iba a matar con mis propias manos.

Aunque me dio un indicio de que hacer, no lo había hecho aún porque había cámaras
ahí para poder sacar mi chip y hacerlo funcionar, tenía que esperar un momento como
este para eso.

Cerro los ojos un poco cuando el sol me pega, he estado a oscura por varias horas y los
golpes en mi cuerpo me tienen débil.

Como cuando intente escaparme no hay muchas personas afuera, es una especie de patio
enorme, hay árboles y un jardín muy cuidado, la gran casa se imponía haciéndome
sentir pequeña y aun así no digo nada mientras me llevan a ella.

Cada detalle de la casa lo guardo en mi memoria, hay detalles que no puedo pasar por
alto si quiero escapar de este lugar.

—Señor, aquí está la prisionera —entramos a la sala de estar donde están varias
personas en unos muy cómodos sofás.

Vadim, Edward, Román y Tashi Draked.

Esta última no había sido vista desde que se escapó de la cárcel.

—Prisionera, te queda ese nombre —dice la susodicha con una perfecta sonrisa que
quiero romper.

—Siéntate, cariño —Vadim Smirnov repasa mi cuerpo con su mirada lascivia


aumentando mis ganas de vomitar, señala el asiento a su lado, pero siendo prudente me
siento en un pequeño sofá más alejado.

—A juzgar por la cálida bienvenida quieren algo de mí —digo sin reconocer mi voz
ronca.

—Un par de cosas —dice Edward mientras que Román se dedica a mirarme con
fastidio.

—Yo solo quiero verte en una tumba lo antes posible —dice la mujer asiática.

—¿Así como donde esta Anatoly? —la molesto— Seguro estará feliz de que sea yo y
no tú la que lo acompaña en el infierno.

—No empiecen ustedes dos —interrumpe Vadim— tenemos muchas cosas que hacer.

—¿Dónde está la sede principal de los Skryt? —pregunta Edward.

—Has hecho tantos amigos que no creo que no te hayan dicho —digo refiriéndome a
Morel, fue de mi confianza y es una de las personas que sabe todo sobre la Isla.

—Tu amigo no quiso darnos esa información y es lo primero que necesitamos para…
—¿Para qué? ¿invadir y luego intentar gobernarlos? —me rio ante su absurda lógica
negando con mi cabeza— ¿Qué te hace pensar que alguno te será leal?

—Tienen que hacerlo y si no, tengo mis métodos —se levanta caminando con gracia
hacia mí— igual que tengo mis métodos para hacerte hablar.

—Podría ayudarte con eso —la voz de Vadim taladra mis oídos y no es necesario verlo
para saber la mirada y sonrisa maliciosa.

—Y ya te dije que no la tocaras de esa forma —Edward habla con seriedad y yo me


paralizo captando de que están hablando, mi supuesto abuelo llega a donde estoy— el
maldito General anda tocándome los cojones destruyendo todo, necesito que hablas, no
dejes que lo hagamos a la mala porque no solo tú sufrirás las consecuencias.

—No tengo miedo a lo que quieras hacerme —escupo y en un movimiento brusco toma
mi cabello con su mano y lo hala.

—Por eso tu castigo será la tortura de el niño que tienes.

—Tú te atreves a tocarlo y no te quedaras dedos en las manos —amenazo mirándolo a


los ojos.

—¿Y qué me harás si estarás muerta? —pregunta apretando más su puño con mi cabello
haciendo que me duela la cabeza.

—Pobre de ti si piensas que un inservible como tú puede matarme —no aparto mi


mirada de sus ojos, el tampoco da marcha atrás y se ve que está perdiendo la cordura
poco a poco.

—Muy bonita su reunión familiar, pero ¿podemos pasar a lo importante? —Román nos
interrumpe levantándose de su asiento para caminar a mi otro lado, Edward me suelta—
¿ubicación?

Volteo mi cara para no verlos, no hablaría, de eso estaba claro y en el fondo ellos
también lo sabían solo que encontraban esto divertido en su retorcida cabeza.

—Maslova, tengo a el pequeño vigilado —Edward vuelve a tomar mi cara haciendo que
lo vea— un paso en falso y puedo hacer que lo maten o cosas peores.

—No.

Me niego a pensar que Aiden no puede protegerlo, sé que a su cargo él lo tiene


custodiado con personas de confianza, no hay manera que le pueda pasar algo, solo
intentan amenazarme.

—¿No? —Edward se ríe como el enfermo que es y sigue jugando conmigo— El general
se lo llevó a su casa, su seguridad no es tan buena.

Es mentira, estoy segura de eso.


—Bien por él.

El impacto llega sin darme tiempo de reaccionar, me da una cachetada que resuena en
toda la habitación provocando la risa de Draked.

Su paciencia se está agotando, lo sé, tengo que mantenerme firme un poco más.

—¿Dónde está la sede principal de los Skryt? —vuelve a preguntar y sigo sin responder.

Esta vez cerro el puño cuando me dio en la cara, mi boca comienza a sangrar
manchando el costoso sofá, pero me mantengo.

Entre todo su dramatismo he observado mi alrededor, hay un hombre en cada puerta que
son cuatro, están bajo la influencia de algún suero así que serán algo difícil, los siento
muy confiados en esta zona donde estamos, ¿salimos del país? ¿Qué tan lejos estoy?

—¡Te están hablando! —el grito de Román viene junto a un golpe que me saca de mi
asiento tirándome el piso, lastimo mis rodillas y me intento parar, pero Román pisa la
cadena que uno mis dos manos dejándome en el piso— ¿Te hace falta entender que no
estamos jugando?

—¿O necesitas que te de un bonus extra para animarte? —pregunta Vadim y lo veo
también de pie, los tres me rodean y tengo que hacer un gran esfuerzo para no pensar en
lo peor o dejar que los recuerdos me dominen.

—¿De qué manera les explico que no pueden conmigo? —pregunto intentando
levantarme, pero Román me lo sigue impidiéndote.

—Mira tú posición ahora, Maslova —recuerda Edward mirándome con desprecio y


asco— No puedes ni levantarte.

Respiro profundo antes de voltear mis manos con un movimiento rápido y subiendo la
cadena hasta el tobillo, tiro de ella y Román pierde el equilibrio cayendo al suelo.

Me levanto y junto mis manos dándole un puñetazo a Vadim en la entrepiernas y


Edward se acerca a mí, pero logra voltearme con su antebrazo presionado en mi cuello.

—La perra está sacando sus garras —el comentario de la asiática pasa a segundo plano
cuando intento respirar.

—¿Se te olvida que soy un soldado entrenado? —pregunta Edward en mi oído.

No, no se me olvidaba, por eso era con el que más recelo tenia.

Jadeo por aire cuando su agarre no cesa y empiezo a marearme, e mi situación no puedo
hacer mucho estando encadenada.

—¿Qué está pasando aquí? —la voz de Zhou entra en el espacio y no puedo ni voltear a
mirarlo.
—Voy a matar a esta perra, si no habla —gruñe Edward.

—Si la matas no podrá hablar —dice el con cierta gracia en su voz.

Edward me suelta y mi cuerpo vuelve a caer al suelo, lucho por un poco de aire para mis
pulmones, Vadim viene recuperado del dolor que le cause y medio levanta mi cuerpo
solo para darme un rodillazo en el estómago doblándome.

Mi estado se vuelve peor y ahora si dudo que pueda levantarme, no quiero cerrar mis
ojos, pero cada vez se sienten más pesados, mi rostro duele al igual que todo mi cuerpo,
no ha sido mucho pero mi diabetes empeora las heridas y se me hace más difícil
recuperarme.

No he tenido insulina en 24 horas.

—Yo me iré —Draked se levanta con aburrimiento y me mira— Luego tu y yo


tendremos nuestro momento.

No les respondo, ¿Quién falta? Ah sí, que reviva Sasha, Anatoly, Boris y no sé cuántos
más para tener otro momento.

—¿No dijimos que todos nos quedaríamos aquí? —le dice Zhou interponiéndose en la
salida.

—Déjala que se vaya —Edward demanda como si fuera su líder— Tiene asuntos que
atender.

Zhou lo duda antes de dejarla irse, nadie dice nada por un momento y yo finjo estar casi
desmayada para poder ganar tiempo fuera de esa celda de mierda.

Se lo que tengo que hacer, me están buscando en algún lugar, lo primero que se
aseguran al realizar un secuestro hacia un soldado es desactivar el chip de rastreo, para
activarlo tengo que…

—¿En qué tanto piensas? —la atención es dirigida hacia mí, me debo ver del asco,
apenas puedo mantener mis ojos abiertos y con todos los golpes debo estar roja, odio
cuando sangro porque mi cabello se mancha fácilmente.

—Deberían dejarla descansar, si la quieren viva no creo que esta sea la manera —me
aseguro que mi mirada de muerte llegue a Zhou quien me dedica una sonrisa.

—Llévala de vuelta al sótano —le dice Edward y este asiente caminando hacia mí, no
quiero perderme ningún movimiento, estar rodeada de enemigos no me deja descansar y
es lo que mi cuerpo pide, mi mente esta confusa y mi cuerpo débil.

Zhou toma mi brazo con más delicadeza de la que esperé y me ayuda a levantarme,
quiero negarme por lo mal que me cae, pero dejo que me lleve con él.

Justo cuando iba a decirme algo en voz baja, un teléfono suena y se paraliza tenso, el
sonido resuena en todo el lugar.
—Deténganse —Edward habla y el hombre que estaba en esa puerta nos intercepta sin
dejarnos salir— ¿De quién es ese teléfono? No se aceptan teléfonos aquí.

Veo disimuladamente a Zhou que cierra los ojos sin girarse hacia él, el teléfono deja de
sonar y puedo notar que es de él.

—Pues…

—¿Quién carajos te está llamando? —Vadim se adelanta y comienza a caminar hacia


nosotros, la mano de Zhou se aprieta en mi brazo y puedo escuchar las tuercas girando.

—Caballeros —Zhou no se mueve y habla mirándome y tardo en comprender— Fue un


placer trabajar con ustedes —me empuja haciendo que caiga del otro lado de la puerta
pasando a el hombre que se encuentra ahí, pero nadie se da cuenta.

—¡Hijo de perra! —Vadim y Román corren cruzando la sala de estar para llegar a Zhou,
pero el saca un arma dándole en la cabeza a el hombre que me empezaba a notar
matándolo.

Voltea hacia los hermanos Smirnov y comienza a disparar haciendo que estos dejen de
correr y tener que cubrirse, creo que le dio a uno, pero desde mi posición no puedo ver
bien, Edward se cubre y comienza a ladrar órdenes para que nos atrapen, de seguro su
cuerpo de viejo ya no aguanta.

—Levántate —no me da tiempo de hacerlo cuando ya me toma del brazo haciéndolo el


mismo— Tenemos que correr, estamos a tiempo —no sé de qué habla, pero empiezo a
correr como puedo.

En ocasiones me tropiezo y casi caigo, pero se asegura de mantenerme de pie, salimos


de nuevo hacia el patio de la gran casa y no se detiene, los gritos de Edward atrás
alertan a los pocos hombres que están afuera y nos empiezan a perseguir.

—¿A dónde se supone que vamos? —pregunto sin poder respirar bien.

—No llegaras tal lejos —bufa sin parar, una pierna hace que casi me caiga, pero en un
rápido movimiento se detiene y me carga como un saco de papas.

No soportaba su patético culo.

Creo que va a seguir hacia el bosque que ya se ve un poco oscuro, es tarde, pero sigue
corriendo hacia un lado.

—¡No dejen que se escape! —la voz de Vadim me hace levantar la mirada y los veo
venir corriendo.

Zhou abre una puerta de lo que parece ser un cuarto de jardinería, es tan pequeño que
tiene que bajarme para poder entrar, deja mi cuerpo en el suelo y grito del dolor que
recorre todo mi cuerpo, cierra la puerta y empieza a buscar cómo mantenerla así.
—Toma el teléfono, a estas horas ya tienen que estar por aquí si son lo suficiente
inteligente.

Lo hago sin dudar, marco el primer número que se me viene a la mente y lo coloco en
mi oído, ya puedo escuchar el alboroto afuera.

—¿Quién? —su voz llega y casi suspiro de alivio.

—Aiden… —la debilidad de mi voz me hace detenerme y me pican los ojos.

—¿Ivy? ¿Dónde estás? ¿te han hecho algo? —la desesperación se escucha en él.

—No sé dónde estoy…

—Ponlo en altavoz —dice Zhou pegado a la puerta que ya han empezado a golpear, lo
hago— Estamos en Moscú, llame a la oficina y me dijeron que ya habían salido, ¿Por
qué tardan tanto?

—¿Por qué mierda no has contestado el teléfono?

—Owens, estamos en un cuarto de jardinería al este de la propiedad, no queda mucho


tiempo para que tumben la puerta y nos maten, no hay muchos guardias pero tienen
suero y gases peligroso, dime que estas cerca por que fue la única razón por la que me
arriesgue y traje a tu mujer casi moribunda fuera del lugar.

—Ya estamos casi ahí, no me corten el teléfono —demanda y esperamos pacientemente


mientras empieza a dar órdenes, casi sonrió cuando escucho el rugido de Thor a la
distancia— ¿Ivy?

—Estoy aquí.

—Ya estoy cerca, Belaya, ¿Qué tan mal estas? Del 1 al 10.

—Un 6 quizás.

—Quiere decir un 10, apresúrate —me interrumpe Zhou.

La puerta comienza a sacudirse y Zhou se tiene que mover, justo en ese momento suena
una explosión que nos sacude, pero no es tan grande.

—¿¡Qué fue eso!? —Aiden grita, pero no podemos responderle cuando Edward y
Vadim entran al lugar como un huracán.

—¡Aquí se mueren! —grita Vadim tomando la camisa de Zhou levantándolo—


¡Mataste a mi hermano! —le da un puñetazo en la cara y Edward viene por mí, escondo
el teléfono debajo de una maseta sin que se dé cuenta y grito cuando toma mi cabello y
me patea.

—Se acabó el juego —me dice en el oído mientras me arrastra fuera de ahí, solo ruego
porque Aiden llegue pronto— ¡Vadim! Encárgate de ella —me lanza como si no valiera
nada a los pies del susodicho que suelta a Zhou, lo miro con terror, pero dos hombres
los toman por la espalda inmovilizándolo.

—Conozco un buen método para hacerla hablar —su mano va a mi culo y aun con los
pies y manos encadenada lo intento apartar presa de pánico, se a lo que se refiere y no
me gusta— Esta vez no solo seré un espectador de Anatoly —ríe cínicamente y con
ambas manos tira de mi camisa rompiéndola, forcejeo y a pesar de todo el dolor lucho
por que no es algo que pueda volver a resistir, quedo en sujetador y se me viene encima.

Quiero gritar, quiero llorar y solo cerrar mis ojos, pero un rugido me mantiene firme, ya
está aquí.

Una gran bola de pelo blanco se lanza sobre Vadim quitándomelo de encima y sus
dientes salen a relucir.

Capítulo 34

—¿Qué mierda es esto? —logra decir Vadim arrastrándose, pero no llegando muy lejos
cuando Thor se queda encima de él.

—Ne ubivay yego —digo hacia mi salvador quien se paraliza, pero no se levanta.

—¿Qué hicieron? —Edward mira a el tigre encima de un Vadim muy asustado, no ha


llegado más nadie y es probable que el tigre se haya adelantado y nos queden unos
minutos aún.

Ninguno respondemos y me levanto como puedo tosiendo sangrando un poco, solo


estoy en un simple sostén negro y mis pantalones, Edward está muy ocupado mirando a
el tigre como para darse cuenta de mis movimientos, Zhou me ve y no dice nada, le doy
un pequeño asentimiento para que sepa que estoy bien y que es hora de atacar.

Salto dándole una patada a Edward mientras Zhou se encarga de los dos hombres que lo
tienen, Edward no tarda en devolverme el golpe el cual esquivo.

Si saldré viva de aquí, tengo que acabar con esto.

No sé de donde proviene la fuerza, quizás de los recuerdos que he revivido y toda la


rabia que siento, por Aksel, por Aiden, por todo lo que ha sufrido mi familia.

Edward saca una pistola dispuesto a terminar con esto, pero mi fortaleza ya no se puede
detener, me lanzo hacia el golpeando su brazo haciendo que la deje caer, la ruedo con el
pie porque tampoco la necesito, Zhou me dice algo, pero no lo entiendo, no estoy
escuchando nada a mi alrededor.

No sé qué Edward ve en mis ojos que retrocede y comienza a correr de vuelta a la casa,
por lo que también lo sigo.

—¡No te arriesgues! ¡están por llegar! —el grito de Zhou llega haciendo detener mis
pasos solo para asegurarme que ya había matado a los hombres que lo tenían.
—Tengo todo bajo control —le digo para luego salir corriendo hacia donde había huido
Edward.

Si me quedaba esperando es probable que lograra escapar y ya es algo que no puedo


permitir.

Mi cuerpo está en modo sobrevivencia, no duele nada mientras lucho por acabar con
todo, tengo que pelear con dos hombres antes de entrar a la casa, a uno de ellos le quito
un arma que uso para deshacerme del resto que viene hacia mí.

—Lo que tú sabes, yo se lo enseñé a tu madre —escucho a Edward a mi espalda, volteo


consiguiéndolo con dos katanas.

—¿Tanto miedo tienes que huyes?

—Yo no huyo de nada, menos de una niña como tú —dice lanzando una Katana la cual
tomo en el aire— Se cómo terminará esto, quiero llevarme el placer de matarte primero.

—Pues te quedaras con las ganas.

No me deja terminar la oración cuando ya ondea la katana bastante filosa hacia mí,
esquivo usando la mía y así es que comenzamos.

—Torpe —me dice cuando casi logra lastimar mi brazo.

No necesito ninguna provocación cuando ya todo lo que siento me hace actuar.

Me acerco lo suficiente esquivando el filo de su katana y golpeando duro contra él, no


me detengo cuando mi respiración de vuelve pesada con todo el esfuerzo.

Mi katana logra rasgar su brazo haciendo que la sangre empiece a salir, parece enfadarlo
más y se viene contra mí, creo empezar a escuchar disparos afuera y tal vez mi nombre,
pero no dejo que nada me distraiga.

Sus golpes son más fuertes y precisos, sin embargo, mi capacidad es mejor que eso,
logro esquivar cada uno y seguir lastimándolo, ahora también le sangra la pierna.

—¿Así quieres morir, abuelito? ¿Cómo un anciano reprimido? —le pregunto en medio
del duelo— Entiendo que tengas afinidades por matar a tus familiares, ¿Qué más
podrías hacer? Eras muy poco para todo lo que nos merecemos.

—Tú y tu madre son un par de estúpidas, se creen que tienen todo a sus pies, que son
indestructibles y que le hacen un favor al planeta viviendo entre simples mortales —
escupe en el piso lleno de sangre y sé que le falta poco— Todos estos años me he
prometido acabar con ustedes, mancharon mi sangre…

Lo callo ondeando la katana en mis manos, retrocede y sigo para acorralarlo.


—Te equivocas, Edward —invierte nuestra posición en un rápido movimiento que no
me sorprende para nada, quedo contra la pared mientras pone el filo en mi cuello, pero
sin apretarla.

—En lo único que me equivoque fue en no matarte desde hace años al igual que a tu
madre.

—No —uso el momento para apartar el filo con mi mano cortándome un poco, pero lo
hago con cuidado para que no sea profundo, cuando lo tengo ya fuera, meto mi katana
para protegerme y empujo— No nos creemos nada, tenemos todo a nuestros pies —le
clavo la katana en su estómago haciéndolo retroceder, pero no lo dejo caer.

» Y si, somos indestructibles —sigo hablando mientras sus ojos se intentan mantener
abiertos— pero tú no lo eres, nunca lo fuiste, fallaste en el intento de imitar a una
Maslova Zaitseva.

No podría responder, aunque lo intentara, saco la katana de su estómago, pero no le doy


tiempo de nada mas, cae de rodillas y es cuando el filo del hermoso instrumento se
pasea por su cuello terminando con su vida.

La sangre me cubre y el termina de caer a mis pies, por reflejo suelto la katana
provocando un ruido sordo.

—¿Belaya? —cuando volteo no se quien está más impresionado.

Si Aiden mirando mi estado o yo mirando a los Skryt, la elite y parte de la tropa 378 y
la tropa rusa.

—Aiden —corro con lo poco que queda de mi lanzándome en sus brazos, me atrapa y
me sostiene contra el con suavidad— Estas aquí —digo separándome un poco para ver
su rostro.

—Mírate —me suelta para poder observar mi rostro— Estas muy herida.

—Lo mataste —afirma Eda mirando el cadáver de lo que alguna vez fue su padre, solo
dura unos segundos antes de pasar su mirada hacia mí.

—¿Esperabas otro resultado? —le pregunto abrazando a Aiden, sus brazos se sentían
tan bien luego de tantas horas sola.

—No, así es como tiene que ser —la noto tragar duramente y sonreír.

—¿Qué te hicieron, belaya? —pregunta Aiden aun repasando mis heridas.

—No es momento para eso —digo sin querer dar detalles.

—Mover cielo, mar y tierra para rescatar a la muñequita y ella termina saliendo de todo
sola —Will y Jeff se acercan a mí, pero conservan su distancia ya que me niego a salir
de los brazos de Aiden.
—Mi belaya no necesita a ningún príncipe azul que la salve —niega Aiden.

—Aunque no lo necesite, tu serás mi príncipe azul siempre —le digo en el oído.

El dolor en mi cuerpo empieza a hacerse presente al igual que la debilidad, sé que mi


rostro está hecha mierda, moretones en todos lados, de repente tengo ganas de llorar, y
me tiemblan las manos.

—Estas mal —dice Aiden mientras que el resto se empieza a mover por toda la casa
revisando— Vamos.

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Creo que me desmayé en el camino hacia el hospital, no estaba muy segura, escuchaba
la voz de Aiden todo el tiempo en mi oído pidiéndome que fuera fuerte que ya todo
estaba bien.

Es un poco difícil procesar todo lo que sucedió en solo 3 días, no me sentía en


condiciones de nada, pero sé que no es algo físico ya que los doctores han dicho que
sanaré y que solo tengo que darle atención extra a la diabetes por el tiempo que pasé ahí.

No habían dejado a Aiden quedarse conmigo mientras me revisaban, luego de insistirle,


salió y me empezaron a suministrar medicamentos.

—Señorita Maslova, ¿tiene alguna otra herida que no hemos revisado? —pregunta en
ruso el doctor y le respondo en mi idioma natal.

—No, creo que eso fue todo.

—El hombre que está afuera…

—Déjalo pasar —el doctor sale y de inmediato Aiden cruza la puerta viniendo hacia mí.

—¿Cómo estás? —pregunta cuando me ve, evalúa mi estado, tengo venda en mi mano,
mi rostro está limpio, pero con moretones y mi cuerpo se siente pesado.

—Nada que no pueda soportar, ¿Dónde está Aksel? —cuando pregunté por el de
camino al hospital me dijo que está seguro, fue justo antes de desmayarme.

—No creo que sea adecuado traerlo al hospital —dice, pero niego.

—Lo quiero conmigo —espeto y se sienta en la cama sacando su teléfono del bolsillo y
le marca a alguien.

—Tráiganlo —dice y corta el teléfono.

—¿Aiden? —lo llamo cuando se queda mirando hacia la pared.

—Te volvieron a dañar, no pude protegerte otra vez, lo lamento —no me ve aun y tengo
que sentarme para tomar su cara y hacerlo verme.
—¿Quién crees que fue mi príncipe azul? —pregunto sonriendo de lado.

—Pensé que no necesitabas uno, además, no hice nada.

—Aiden, tú me das fortaleza, no sabes lo mal que me encontraba, Aksel y tu son lo que
mantuve en mi mente para no enloquecer, para no darme por vencida, somos una
familia —sostengo su rostro entre mis manos y siento su pequeña sonrisa saliendo, pero
se borra de inmediato.

—No soporto mirarte de esta manera, odio esos golpes en ti —admite— desearía haber
llegado antes.

—Te amo, Aiden Owens, deja de darle vuelta a las cosas.

—¿Ahora soy yo el que les da vuelta a las cosas? —se burla.

—Sí, ya no lo hagas.

—Dijiste que somos una familia —dice luego de unos minutos, me ruedo a un lado para
que él pueda recostarse conmigo, pongo mi cabeza en su pecho y escucho sus latidos
algo acelerados.

—Umju —asiento.

—¿Cuándo nos casaremos? —su pregunta ya no me sorprende, comienzo a reír


débilmente, ya es un tema que no dejará pasar.

—Para empezar, podrías darme un anillo y luego lo hablamos.

—Es un hecho —ríe un poco y se vuelve apagar— ¿Qué tan mal fue, Ivy?

No quiero responder, quiero seguir con nuestra conversación anterior pero ya el


ambiente cambio.

—Tuve miedo, por mí, por Aksel, por ti, por no volver a verlos, solo necesito algo de
tiempo para dejarlo ir.

—¿No crees que es mejor volver a las terapias? Puedo acompañarte o no, solo quiero
que estés bien.

—No —cierro los ojos suspirando— Ya es hora que empiece a enfrentar mis miedos y a
superarlos poco a poco, tu estas a mi lado, con eso me basta.

—¿Estás segura?

—Muy segura.

—¡Mimi! —su voz me hace levantar la cabeza hacia la puerta, sonio cuando corre hacia
mí.
—Gruñón —las ganas de llorar me atacan de nuevo ya que hubo un momento que no
volver a verlo so volvió una probabilidad.

Aksel sube por encima de Aiden para llegar a mí y me cae encima abrazándome, me
lastima un poco pero no lo detengo y lo presiono contra mí.

—Ya no quiero volver a estar solo con el papá general —dice cuando nos separamos y
Aiden lo mira ofendido.

—¿Por qué? —pregunto curiosa.

—¡Me dio solo cereal para comer! No puedo vivir solo de cereal —espeta
malhumorado.

—Eran de chocolate —se justifica Aiden fulminándolo.

—Me dio chocolate en la mañana —lo acusa y es imposible no explotar en carcajadas—


Tu cara esta morada —señala Aksel detallándome.

—Ya se me pasará —aseguro arrullándolo en mi pecho.

—Está bien, te ves fea así —ahora es Aiden el que no contiene su risa.

—Eso fue grosero —lo regaño y se ríe.

No sé cuánto tiempo pasa mientras ellos sigues hablando y discutiendo, noto a Aksel un
poco más suelto desde su secuestro, estar con Aiden es como si fuese su medicina, no lo
culpa, Aiden también es la mía.

Me angustia Thor, lo llevaron a la mansión Maslov porque no puede estar aquí, pero
quiero verlo, es mi bebé y me salvo esta vez, quiero abrazarlo.

Aksel tenía hambre así que Aiden lo lleva hacia la cafetería y me aseguro de pasar por
galletas para mí, Eda me da una visita rápida junto a Eva, los demás ya se encuentran en
la Mansión, Aiden les aseguró a todos que él se haría cargo.

—Te ves hecha mierda —Maxi entra y sonrió por que se había contenido mucho en
estar aquí.

—Y tu tan amable como siempre.

—Ese lugar me trajo recuerdos —dice con seriedad sentándose en la silla al lado de la
cama.

—Lo sé, es muy parecida.

—¿Qué harás con Vadim? Es el único Smirnov vivo.

—Hay muchas cosas que quiero hacer con el —comento.


—¿Y Morel?

—No he querido pensar en el —confieso.

—Luego de pasar tantos años juntos tu y yo…

—¿Es el momento donde confiesas tu amor por mí? —lo interrumpo.

—Te veo despierta, así que no, eso solo sucede en tus sueños —reímos y continua—
Hemos pasado por tantas cosas juntos que creo que nunca acabará.

—Falta la loca de Draked.

—Sí, no durará mucho, es impulsiva.

—¿Maxi? ¿me dirás por qué te siento distante? —me atrevo a preguntar— ¿Qué te
sucede?

—Las dos semanas que has estado fuera… —se detiene sin estar seguro de contarme—
No creo que sea un tema para este momento.

—Necesito distraerme, dime.

—Dinah está saliendo con alguien —lo suelta— de Alemania, creo que se irá.

—¿Ella te lo dijo?

—Escuché una conversación telefónica, tal vez haya interferido su teléfono.

—¿Tal vez? —abro mis ojos sorprendida— ¿No es más fácil decirle que te gusta?

—Ya se acabó lo que teníamos —intenta parecer seguro.

—¿Puedes comer galletas de avena con chocolate? Aksel me dijo que te gustaba, pero
no estoy seguro…

Aiden se calla cuando nota a Maxi quien sonríe.

—Son dietéticas, si puede —le responde por mí y se levanta— ya me iré, vendré luego.

Se despide de mi besando mi frente y de Aksel con su puño, está por ofrecerle su mano
a Aiden, pero este lo ve indiferente entrecerrando sus ojos así que lo piensa mejor y sale
riendo.

—Sin diititicis, si piidi.

Aksel y yo estallamos en carcajada con la burla de Aiden el cual parece ofendido.

Si, este es mi lugar.


Junto a mis chicos.

Capítulo 35

—¿Me recuerdas en que mes estamos?

—Mayo —responde con los ojos fijos en la carretera mientras Aksel está en una silla
para niños atrás, Will nos prestó su auto.

—Tenemos aproximadamente dos semanas —digo suspirando recostándome del


asiento, dos días en el hospital fueron suficientes para mantenerme cansada todo el
tiempo.

—¿De qué hablas? —pregunta Aiden sin prestarme mucha atención realmente.

Entiendo su preocupación, revisa nuestro alrededor, tenemos dos camionetas


escoltándonos, pero aun así se aseguraba que nuestro camino fuera seguro.

—Dos semanas para organizar una fiesta de cumpleaños fenomenal.

Eso llama su atención.

—Mierda —gruñe— ¿Qué tienes pensado?

—Le gustan las fiestas grandes —digo dándole un vistazo, está jugando en mi teléfono
así que no nos está escuchando— Y le dijiste que podía hacer la fiesta en tu casa…

—Acabas de salir de un secuestro, belaya, ¿ya estás pensando en una fiesta?

—A el gruñón le hacen feliz las fiestas donde él es el centro de atención, de alguna


forma tenemos que distraerlo de todo esto, ¿no crees?

—Bien, será en mi casa.

—Me ocuparé de todo —aseguro sonriendo.

Las fiestas de Aksel anteriormente solo se trataban de un compartir pequeño, una torta y
no había más niños a excepción de Camille.

Will y Jeff nunca quisieron arriesgar la ubicación de la isla, por eso no conocieron a
Aksel antes.

Las calles de Moscú estaban tal cual hace tantos años, la última vez que estuve aquí fue
durante mi embarazo, alquilé una casa alejada de todos, Maxi, Eva y Liam me
acompañaban la mayor parte del tiempo, no dejaba que Morel se acercara porque a
pesar de su apoyo no quería involucrarlo con algo que era mío y de Aiden.

Pero unos dos meses antes me fui a la isla por mi estado delicado, estar sola la mayor
parte del tiempo me asustaba así que Aksel nació en una isla no registrada.
—Así que esto era tu hogar —dice Aiden sonriendo un poco menos tenso cuando entra
en el camino ya bastante familiar para mí— ¿Qué tanto espacio se necesita para criar a
cuatro niños?

—Depende —digo mirando el gran terreno frente a nosotros— Si son cuatro niños
Maslov, se necesita mucho para tener en donde esconderte.

—Muy inteligente de parte de Sergey —rio cuando estaciona en la gran entrada.

¿Cómo no pude darme cuenta antes que Sergey era hermano de un Rey?

La mansión Maslov parecía un castillo, para no hablar del número de habitaciones


innecesarias, el piso brillante, decoraciones con oro y demás, teníamos áreas de
entrenamiento, áreas verdes para cabalgar y muchas cosas más.

Bajamos del auto y Aiden se encarga de Aksel quien está entusiasmado por que estará
con Camille y Dylan.

No sé cuándo nos iremos de Rusia, todos nos estaríamos hospedando aquí hasta que
tengamos un plan.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta Aiden con Aksel en brazos.

—Ya estoy bien —prometo y dándole un pequeño beso en los labios que solo quedo
como un pequeño roce cuando Aksel me aparta.

—Asquito —dice frunciendo el ceño.

—Ya lo hablamos —le dijo Aiden.

—¿Qué hablaron? —les pregunto perdida.

—Cosas de hombres.

Los ignoro mientras abro la puerta principal, de inmediato escucho las voces en el salón
principal y me dirijo ahí.

—Llegaron Max Steel y Barbie —anuncia Jeff cuando nos ve— con mini Max Steel.

—Jodete —le dice Aiden.

—¿Cómo te sientes? —Melissa llega a mi lado y me da un pequeño abrazo de saludo.

—Mejor, nada de qué preocuparse —aseguro.

—Nos diste un gran susto —me vuelve a abrazar y rio cuando susurra en mi oído— No
estaba preocupada, ya me lo hiciste una vez y sé que hierva mala nunca muere.

—Por lo menos ya aprendiste la lección —me burlo.


Siento unos brazos rodearme desde atrás con cuidado seguido por un beso en la mejilla.

—Deberías separarte de Owens, no nos dejó visitarte —se queja Will haciéndome reír.

—Yo estaba bien, le dije que no dejara pasar a nadie —confieso y es cierto, no quería
nadie haciendo preguntas y sofocándome.

—Eres una egoísta, todo el mundo lo sabe —añade Erín, me rio de él y me gusta ya la
confianza que tenemos desde la misión.

Llega a mí y me abraza, de pronto me encuentro saltando en brazos de cada uno,


Andrew, Ethan, Emery, Belén, la misma Rosalind también se une.

—Lisa te desea una pronta recuperación, se ha quedado en Colombia —me dice


Rosalind.

—Gracias —digo asintiendo intentando salir del circulo improvisado a mi alrededor—


¿Dónde están Eda, Sergey y Jeremiah? —pregunto.

—En el estudio planeando que hacer, Liam y Eva en su habitación, Eva a estado un
poco inquieta hoy —dice Jeff rodeando a Melissa con sus brazos quien felizmente lo
acepta.

Viéndolos a todos me he dado cuenta lo mucho que hemos cambiado cada uno, Belén y
Liam se separaron, aprendieron uno del otro e hicieron su vida separados, Emery y
Ethan muestran lo que es un amor incondicional, han tenido problemas pero su amor ha
podido superarlo, Erín ha pasado decepciones amorosas y se ha fortalecido gracias a
eso, Jeff y Will han madurado al punto de tener una familia y ser responsable, Eva ha
superado a su ex esposo, ha sido una increíble madre y ahora se da otra oportunidad con
Liam.

Andrew sigue siendo Andrew con más años.

—Iré con Eva —les digo y veo que Aiden y Aksel mantienen una conversación en voz
baja, no les digo nada mientras voy hacia las escaleras.

Es extraño volver aquí, es mi casa de la infancia, crecí aquí y tengo tantas anécdotas en
este lugar, es increíble todo el tiempo que ha pasado.

Subo al tercer piso donde se encuentran las habitaciones y me encamino en a la de Eva


primero.

Toco la puerta con suavidad y espero unos segundos hasta que abre la puerta Liam.

—Estas aquí —me abraza cálidamente y sonrie.

—Lo estoy —me da espacio para entrar a la gran habitación decorada con colores
morados y azules.
—Creo que a Aiden le iba a dar algo si no te encontraba pronto —dice y rio viendo a
Eva en la cama.

—¿Cómo te sientes? —le pregunto caminando hacia ella sentándome a su lado para
poder abrazarla.

—Yo debería hacerte esa pregunta —dice ella— Tengo algunos dolores, el doctor dice
que esperemos un poco.

—Todo estará bien —digo cuando noto la preocupación en sus caras— ¿Dónde está
Camille?

—En el área de juegos —dice Liam sentándose del otro lado de su esposa.

—¿Y Aksel?

—Abajo con su papá.

—El general Owens siendo un padre responsable —se ríe.

—Y pareja también —añade Liam con malicia.

—Es un gran hombre.

—Tan grande como su…

—¡Liam! —Eva lo corta riendo y estallo en risa.

—Estoy cansada, iré a recostarme un rato —anuncio— ¿Mi habitación…?

—Sigue estando como la dejaste, Sergey la manda a ordenar y se asegura que nadie
entre ahí.

No sé por qué ese dato me genera conflicto y algo de afecto hacia el donador de
esperma.

Me despido de ellos y les pido que me digan si sucede algo más con el bebé en camino,
salgo de ahí y cruzo el pasillo hasta llegar a la última puerta.

Es difícil abrir la puerta y que los recuerdos no me inunden, la niña que fui la última vez
que estuve aquí ya no está, esa niña paso muchas cosas que la convirtieron en la mujer
que soy ahora.

Eva tiene razón, el lugar estaba implacable, incluso hay ropa en mi armario, estoy
sentada en mi cama cuando la puerta se abre, por un momento pienso que puede ser
Aiden, pero es Eda.

—Mi niña —camina hacia mí y me levanto para abrazarla— Esto ya tiene que acabar,
no soportaría volver a perderte —unas lágrimas se le escapan y las limpio con mis
dedos.
—Ya todo pasó.

—Verte en este lugar se siente tan irreal.

—Lo mismo pienso, han pasado años.

—Y por eso mereces la felicidad —comienza sonriendo— te he observado, tienes


muchas facetas y todas se encuentran enamoradas de Owens, te veo mirarlo cuando esta
con Aksel, has pasado tantas cosas que probablemente sientas todo como un sueño.

—Nunca quise a nadie de la misma manera —digo bajando la cabeza y jugando con mis
manos— nunca pensé necesitar de alguien.

—El amor llega cuando menos te lo esperas, y lo supera todo —dice— Su relación no
es algo fácil que llevar y aun así lo intentan.

—Maté a su madre y le mentí —suelto— ¿crees que eso me hace merecedora de su


amor?

—Ambos cometieron errores graves, el abandonó a su hijo.

—Y aun así estamos juntos.

—Y aun así luchan por que nada los vuelva a separar, porque se sienten perdidos sin el
otro —no digo nada porque sé que tiene razón— Nadie es merecedor de algo al instante,
para eso tienes que ganártelo, tienes que luchar y tienes que ser fuerte, ante todo.

—Lo estamos haciendo bien —afirmo— siento que estamos yendo a la dirección
correcta.

—Me alegro que no nades contracorriente —se levanta y me da un beso en la frente que
dura unos segundos— Iré con Eva, descansa un poco, fueron unos días jodidos.

Asiento con la cabeza y la veo salir.

Me recuesto en la cama y miro a el techo, mi cuerpo estaba agotado, los golpes seguían
sanando, pero del resto me sentía bien, por alguna razón no había traumas, pesadillas ni
ataques de pánico, he sabido cómo manejar eso.

Me siento tan jodidamente orgullosa de mi.

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Despierto con un par de besos siendo repartidos por mi cuello, me retuerzo


reconociendo el olor de Aiden y levanto mi rostro buscando su boca.

—Dame un beso —digo aun sin abrir los ojos, ríe un poco y deja un beso suave en mi
boca.

—Has dormido un gran rato —dice.


—¿Dónde está Aksel?

—Salón de juegos, Leslie y Lee están con ellos.

—Estas muy lindo —digo cuando abro mis ojos y lo veo a pocos centímetros de mi
cara.

—Y tu estas hermosa.

—Siempre lo estoy —acaricia mi cabello, y me tomo el momento para invertir nuestra


posición y estar encima de él.

—Belaya…

—Belaya —repito.

—Te conozco, baja tu culo —me regaña y rio.

Muevo un poco mi cadera generando fricción y solo me ve fijamente.

—¿Qué tal si…?

—¿Me quieres matar? —pregunta tomando mi cadera para que deje de moverlas.

—La mayor parte del tiempo —acepto.

—¿Quieres follar? ¿ahora?

—¿Tu no?

—Estás herida.

Ruedo los ojos y tomo tu boca en la mía abriéndola para darle pase completo.

Sus manos se mueven a mi culo y sonrío sabiendo que ya gané.

Me levanto un momento quitándome la braga y dejando mi vestido floreado corto,


vuelvo a estar sobre él y me comienza a besar.

Me está dejando todo el control, estoy segura que no quiere hacerme daño, hay heridas
en mi piel que podrían lastimarse.

Su mano baja hacia mi centro y toca mi clítoris con movimientos circulares, me retuerzo
un poco y busco el botón de su pantalón abriéndolo.

—¿Estas adolorida? —pregunta antes de dejarme sacar su polla y niego.

La tomo en mi mano y lo acaricio su erección salta con mi mano.


—Tenemos que ser rápidos —digo levantándome un poco con un jadeo para guiarla a
mi entrada.

Me ayuda dejándola en mi entrada y yo bajo con rapidez sobre ella, ambos soltamos un
gruñido de satisfacción y sin dar más vueltas me comienzo a mover.

Me deja llevar el ritmo que, aunque es algo lento es igual de satisfactorio, no deja de
mirarme con tanta intensidad que mi cuerpo convulsiona con él, grito cuando con su
mano me comienza a acariciar volviéndome loca.

—Así es, Belaya —gruñe en mi oído cuando mi primer orgasmo me arroya.

A partir de ahí él se encarga sin parar el ritmo de sus caderas, reboto sobre el a un ritmo
más rápido y frenético llenando la habitación de quejidos y jadeos.

—Te amo —gimo y se mueve más rápido.

—Te amo, belaya —dice— Amo tu maldito cabello, tus ojos como el hielo, la forma
que tu coño se adapta a mí, amo cada jodida parte de tu cuerpo y tu alma.

No puedo responder, mis ojos se voltean cuando otro orgasmo me golpea, esta vez él se
viene conmigo y me enciende escucharlo gemir mi nombre mientras su liquido se
derrama dentro de mí.

Nos toma un momento recomponernos, para poder volver hablar, el sudor corre por mi
frente y no puedo creer lo rápido que Aiden hace que se me olvide todo a mi alrededor.

—¿Crees que puedes darme algo de esto todos los días? —pregunto cuando sale de mí.

—Para eso tendríamos que vivir juntos —dice— Aksel está de acuerdo.

—¿Haces planes con mi hijo?

—Hago planes con nuestro hijo, no hay manera que te niegues.

—¿Qué pasa si lo hago?

—No tendrías algo de esto todos los días —dice como si fuese lógico señalando entre
ambos.

—Tienes razón —finjo considerar su oferta mientras sus ojos no se apartan de mi—
Necesito tiempo para pensarlo —miento.

—No te creo —niega.

—Deberíamos bajar, deben estar preguntando por nosotros —digo bajándome de la


cama para ir a mi armario mientras él va hacia el baño.
Tomo unas bragas limpias colocándomelas y salgo lista para bajar e ir a ver a Aksel, lo
espero mientras sale del baño abriendo la puerta de la habitación asegurándome que
nadie nos haya escuchado.

—Hola, bonito —Thor se encuentra acostado en la puerta y se levanta cuando la abro,


me agacho y lo abrazo— Eres una cosita hermosa, el mejor soldado, gracias por ir por
mí, bebé —lo arrullo besando su pelaje y él está feliz con la atención.

—¿Por qué el gato si tiene un agradecimiento y yo no? —pregunta Aiden al salir.

—Porque Thor es mi bebé y me salvo.

—Yo lo llevé y le dije que hacer—agregó.

Lo ignoro mientras comenzamos a caminar hacia las escaleras, Thor va a mi lado y


sonrío cuando disimuladamente aparta a Aiden y se queda a mi lado.

—Por cierto —Aiden interrumpe nuestro camino deteniéndose y pasando su mano por
su cabello como si recordara algo— subí para decirte algo.

—Claro, hablamos mucho ahí dentro —señalo rodando los ojos.

—Eva entro en trabajo de parto, para eso subí.

Ahora soy yo la que tengo que detenerme y lo observo como su estuviera loco.

Lo está.

—¿Por qué no lo dijiste antes? —casi grito mientras le reprocho.

—No me culpes, tú fuiste la que me atacó —se defiende— de todas maneras, fueron a el
hospital la mayoría, Lee, Leslie, y Maxi están con los niños, Eva no quería que fuera
mientras sigues herida.

—Pero…

—No puedes ir al hospital, esperaremos noticias aquí —me interrumpe y yo lo paso


caminando más rápido.

¿Cómo no me lo dijo antes?

—Gracias por unirse a nosotros —dice Maxi cuando llego a el salón principal— Ya iba
a subir a buscarlos.

—¿Saben algo? —pregunto a los tres que se encuentran viendo una película, puedo
escuchar los gritos de Camille, Dylan y Aksel jugando.

—Preguntas tarde —dice Leslie— Eva dio a luz un niño, todo salió bien.
Doy saltitos de felicidad cuando termina, se lo mucho que Eva deseaba ya tenerlo en sus
brazos, salto sobre Aiden abrazándolo con felicidad, me sostiene y Lee ríe por mi
comportamiento, pero no me importa, desde hace mucho tiempo quería estar así de
feliz.

Capítulo 36

—Ivy, tenemos que hablar —Sergey se mete en mi camino e intento pasarlo, pero me
impide seguir caminando.

—¿Qué?

—Aún tenemos trabajo que hacer, Draked sigue suelta, puede llegar a tener tan
influencia como tuvo Anatoly…

—Maslov, no es el momento —lo interrumpe Aiden— Al llegar a él comando podemos


hablar sobre ello, no es una conversación de pasillo.

—Deja de regañarme, soy tu maldito superior.

—¿En serio? —pregunta Aiden airoso— ¿Cuándo dan los resultados?

Me detengo por un momento intentando recordar de que resultados hablan, tardo unos
minutos en procesarlo.

—Mierda —exclamo— ¿Ya el consejo está listo para nombrar al nuevo Almirante?

—Dos semanas para eso —dice a mala gana el donador de esperma.

Había olvidado por completo todo este asunto, normalmente una elección de tal poder
se hacía a puerta cerrada, solía durar meses en incluso años, Aiden tenía por lo menos
un año detrás del puesto luego de ascender a general.

—¿Ya podemos seguir? —la voz de Aksel interrumpe mis pensamientos y volteo para
verlo tomado de manos con Aiden.

—Vamos —ofrezco mi mano, pero no suelta la de Aiden cuando me da la otra


haciéndonos caminar juntos.

—Tienen tres horas para abordar la avioneta, cuando lleguemos no habrá descanso —
avisa Sergey antes de salir del hospital mirándonos algo raro.

No respondemos y nos adentramos al hospital.

Hoy partiremos a EEUU de vuelta, la triada está haciendo de las suyas allá y tenemos
que volver para terminar con la perra de Draked que en el rescate no la consiguieron.

—¿No es muy pronto para visitar a un bebé? —pregunta Aiden apoco contento de estar
aquí pero no quería separarme de él y tampoco quería irme sin conocer a mi nuevo
sobrino.
—Es el momento perfecto —digo abriendo la puerta de la habitación que me indicaron.

—¡Camili! —Aksel suelta nuestras manos en cuanto ve a su prima, para ser la única
niña con la que se crio se la llevan muy bien.

Mis ojos buscan primero a la pequeña cuna, no está muy lejos de la cama donde esta
acostada Eva, Liam está a su lado también, la mantica azul me hace sonreír y me trae
recuerdos.

—Son los últimos que faltaban —dice Liam con una radiante sonrisa como todo un
padre orgulloso.

—Estamos felices por ustedes.

—Ivy me obligo —le doy una mala mirada a Aiden y este se encoge caminando hacia el
pequeño sofá donde se queda.

—¿Cómo te sientes? Lamento no estar aquí —digo hacia Eva quien está al igual de feliz
que Liam.

—No hubo complicaciones, me siento bien —responde a mi pregunta sin apartar los
ojos del niño a su lado en la pequeña cuna— Tienes que verlo —me dice y asiento
nerviosa por alguna razón.

Camino hasta llegar a su lado y darle un vistazo a la cuna.

Me respiración se vuelve superficial cuando un par de ojos azules casi iguales a los
míos me observan con atención, tengo que acercarme por completo para rodar un poco
el gorrito que tenía, sonrío confirmando la sospecha.

—Mis genes no fueron lo suficientemente fuertes para darle otro aspecto —bromea
Liam— Es toda un Maslov.

—Novato —escucho el murmuro de Aiden y lo ignoro.

—¿Qué nombre le pondrán? —pregunto ya sin querer dejar de verlo, es hermoso, los
ojos azules y cabello negro igual que todos los Maslov no es lo único que lo hace
perfecto, hay muchos rasgos de Liam también y no es feo.

—Caden Hall Maslov —dice Eva con orgullo.

Sonrío con aprobación por que en definitiva es un nombre que le queda.

Paso otro par de minutos hablando con ellos, Eva me cuenta como fue el nacimiento
mientras Aiden casi se queda dormido en el sofá y Aksel se queda jugando con Camille.

—¿Qué harán ahora? —pregunto antes de irnos.

—Nos quedaremos unos días más —dice Liam— quiero asegurarme que todo esté en
perfectas condiciones, luego volveremos a EEUU.
—Salimos en dos horas, avisen si necesitan algo, activen toda la seguridad se la
mansión —la prevención no está de más.

—Cuídate —es lo último que me dice Eva antes de que salgamos, Aiden le dio solo un
vistazo al niño, parecía no querer acercarse mucho, Aksel no le agradan muchos los
bebes así que solo se quedó a un lado.

—Tenemos que terminar las cosas en el comando de aquí antes de partir —anuncia
Aiden en el auto— ¿Vamos directo ahí? —pregunta ya que teníamos nuestras molestas
en el auto y la avioneta saldría del comando.

—Sí, también tengo algo pendiente —le digo omitiendo lo demás.

Tate me había llamado temprano, supo que estaba aquí en Rusia y vino desde la isla, no
he hablado con él con respecto a Morel, era hora que tomara una decisión.

Algo que había evitado y nadie había insistido, sé que Aiden le molesta mi indecisión,
¿Qué puedo hacer? ¿matar a el hombre que me ayudo durante años y se volvió parte de
mi día a día?

Me traicionó de la peor manera.

Puso en juego la vida de mi hijo, y ya con eso merece la muerte, solo que no soy capaz
de mirarlo a los ojos en este momento.

¿En qué momento me volví tan confiada? ¿tan estúpida? Dejando que el entrara a mi
vida y joderme de esa manera.

Aiden no dice nada, creo que me escucho hablando con Tate en la mañana, y solo me
está dejando manejar la situación.

—¿Puedes quedarte con Aksel? —le pregunto cuando llegamos a él comando.

—Está bien —asiente bajándose del auto, viene a mi lado y toma mi mano evitando que
avance— Te amo.

—Y yo a ti —aseguro dándole un pequeño beso en la boca— No tardaré.

Lo veo estar de acuerdo y caminar con Aksel hacia el edificio donde el consejo se
reúne, esta es su cede principal, pero conociendo a Aiden, si él gana no la dejará aquí
sabiendo que tendrá que viajar constantemente.

Me adentro en el comando donde me formé, cada uno era parecido, Rusia, sin embargo,
tenía el más grande seguido por el de EEUU.

En el camino hacia la oficina del almirante me encuentro saludando a varios soldados


que recuerdo haber visto en mis años de iniciación, los Skryt también se están
adaptando a todo aquí.

Fue la mejor decisión.


—Coronel, ya la están esperando —me dice la secretaria del almirante el cual no se
encuentra porque está en reunión con el consejo.

—No quiero interrupciones —indico y entro a la gran oficina.

Amplia y nada que la haga resaltar, solo el hombre que se encuentra viendo por el gran
ventanal y se voltea cuando me escucha entrar.

—Gracias por aceptar verme —dice.

—Siéntate —digo queriendo hacer esto lo más breve posible.

—Ivy, lamento tanto lo que sucedió —la angustia en sus ojos se refleja a la perfección.

—Sabes cómo se paga la traición —comienzo sin anestesia— la muerte es lo menos


doloroso para Morel.

—¿Lo que sentías por él no te hace querer cambiar de opinión?

—Lo mínimo que sentí por él se murió en cuanto puso en peligro la vida de mi hijo.

—Mi lealtad está con la SCIF —dice— Morel es mi hermano, mi sangre, pero no
pienso meter las manos en el fuego por alguien que se vendió de esa forma por un amor
enfermizo.

—¿Por qué quisiste verme entonces?

—Porque quería asegurarme que su muerte no te afectara a ti —su declaración me


sorprende y me alegra de alguna forma— Cuando alguien traiciona no hay segundas
oportunidades, la traición es por voluntad propia, así Morel está en manos de la entidad.

Sé cuánto le cuenta decir aquello, sé que a pesar de ser unido a su hermano siempre
tenían diferencias más que todo en los ideales de cada uno.

—Bien, entonces no creo que falte más por decir —digo.

—Solo tengo una petición —estoy por negarme, pero sigue— quiero verlo antes.

—¿Qué ganas con eso? —pregunto con curiosidad.

—Quiero ver por última vez a mi hermano, eso es todo —su voz se quiebra, pero no se
echa para atrás, Tate es el tipo de soldado que está preparado para lo que sea, la SCIF
hizo un buen trabajo con él, lástima que su hermano no cuente con un pequeño
porcentaje de lo que es la lealtad.

—Hoy saldremos hacia allá.

—¿Es un sí?
—Sí, pero no será mucho tiempo, te recomiendo ir por tus cosas, nos quedan menos de
una hora.

Se levanta asintiendo, siento que quiere decir más, pero algo se lo impide y termina solo
saliendo de la oficina.

Salgo de la oficina de Sergey antes de que me haga un drama, ya todos están casi listos
para irnos, el consejo aun esta reunido y me pregunto que habrá hecho Aiden con Aksel
durante la reunión, espero que no le este dado mucho problema.

—Ivy —Belén llega a mi lado junto a Emery y nos sentamos en el gran comedor
esperando por el resto— ¿Fuiste a ver a el bebé?

—Si —es lo único que respondo sabiendo que Eva y Belén han tenido sus problemas,
Belén se da cuenta ahora que fue lo que perdió con Liam.

—¿Cómo está?

—Bien, todo está en perfecto estado.

—Quise ir, pero…

—Esta mejor así —la interrumpe Emery antes de hacerlo yo— ya has causado
suficientes problemas para ellos, hora de seguir adelante.

—Además, no hay chance ahí, Liam y Eva están enamorados de verdad, créeme que
han pasado muchas pruebas juntos —completo.

—Lo sé, yo solo me sentía confundida —baja la cabeza con pesar y tanto drama me
hace doler un poco la cabeza y por lo visto a Emery también— Fue mi primer todo.

—Hay que cosas que se tienen que superar, el primer amor marca porque te enseñó y te
guio, pero no en todos los casos es el definitivo—Emery se nota estresada con la actitud
que ha tomado su hermana todos estos meses, no es extremista como lo fue Sasha, pero
si ha llegado a incomodar muchas veces a Eva y al propio Liam quien no quiere saber
nada de ella.

—¡Hora de partir! —el grito de Sergey nos tiene saliendo del lugar hacia la zona de
despegue.

—¡Mimi! —Aksel viene corriendo y lo tomo en mis brazos cuando me alcanza— tuve
mi primera reunión, ya soy un soldado —sus chillidos de felicidad llaman la atención y
no me importa.

—Lo eres, gruñón —beso su nariz y Aiden me rodea por la espalda— Espero que no te
haya causado problemas.

—Se comportó —asegura mordiendo mi hombro con suavidad y separándose— Iré a


buscar nuestras cosas —dice caminando de vuelta a al auto, ya los demás estaban
subiendo.
—¿Aiden? —lo llamo cuando ya está a unos pasos y se voltea— ¿Por qué tan lindo
hoy? —mis ojos lo recorren de pies a cabeza y rio con su postura paralizada y sus
mejillas coloradas.

—Siempre lo soy —dice luego de procesarlo y se va antes de que pueda responderle.

Hice sonrojar a el general Aiden Owens, merezco un premio.

—Mimi, ¿Camille se quedará? —pregunta con un puchero digno de un berrinche.

—Camille se queda con sus padres.

—Pero quiero jugar con ella.

—Irán en pocos días —aseguro y no dice nada sabiendo que es algo definitivo.

Aksel se lleva bien con Camille porque es con la única que ha tratado desde pequeño,
cuando un niño se cría entre adultos, estar con alguien más o menos de su edad se
vuelve lo mejor del mundo.

Aiden regresa al mismo tiempo que veo a Tate subir a la avioneta, Ethan y Erín se
aseguran que todos estén adentro y Andrew creo que ya está dormido en su asiento.

—¿Qué hace el aquí? —pregunta Aiden con furia contenida.

—Irá con nosotros.

—¿Sabes lo que estás haciendo? Es hermano del bastardo…

—Lo sé, ten un poco de Fe.

No dice nada mientras abordamos, Eda y Sergey se quedarían hasta que Eva esté lista
para irse, Will y Jeff también se encontraban adentro de la mano de Melissa y Claire.

Nos sentamos quedándonos cómodos sabiendo que es un viaje largo, a pesar de la


molestia de Aiden, no se aparta de mi lado y estoy agradecida, lo necesito conmigo.

Lo estoy manejando mejor de lo que esperé, ya los golpes estaban sanando lento debido
a la diabetes, los recuerdos poco a poco van bajando de escalón de importancia, fue un
segundo secuestro, pero nada se comprara con el primero.

En algún momento me quedo dormida apoyándome de Aiden, no le molesta, pero


tampoco se relaja lo suficiente para dormir, Aksel también se duerme sobre él.

—¿Ivy? —me llama con suavidad y abro un ojo debido al sueño.

—¿SI?

—Estamos por llegar —dice y me reincorporo con lentitud, hace un rato todos
habíamos comido y el sueño me venció— ¿Cómo te sientes?
—Estoy bien.

—Quiero que nos tomemos unos días para tu recuperación.

—Aún nos queda trabajo que hacer.

—Para mí más importante es tu salud, no me discutas, por favor —la forma que me lo
pide me hace agitar un poco.

—¿A dónde iremos?

—Más cerca de lo que crees —sonríe como si fuese algún secreto.

Pasan como media hora cuando nos anuncian del aterrizaje, Aksel ya se despertó y
esperamos para bajar.

Estoy riendo de algo que dice Aiden cuando salimos, caminamos un poco antes de
darnos cuenta que había dos hombres encapuchados frente a nosotros.

—Aiden —susurro, aunque ya los vio, el resto queda igual que paralizados, con
disimulo hago que Aksel quede detrás de nosotros.

—¡Todos adentro! —grita unos señalando el edificio frente a nosotros, pero nadie se
mueve.

—¿Y quién es este payaso? —pregunto atrayendo su atención.

—La jefa los estas esperando —nos dice el otro.

Intercambio miradas con Aiden quien me dice que no me mueva, Aksel aprieta tanto
mis manos que siento que dejara marcas.

¿Cómo llegaron al comando? ¿de dónde sacaron su ubicación?

—¡Salgan! —el impaciente lanza un disparo al aire, no me sobresalto y pienso rápido.

Erín y Ethan estaban adelante y son los que se arriesgan corriendo hacia ellos, les
intentan disparar, pero le hacen una llave dejándolos en el piso, y matándolos con sus
propias armas.

—¡Hay que salir de aquí ahora! —grita Aiden al ver que salen más encapuchados, no
podemos dejar que nos rodeen.

La angustia me hace tomar a Aksel contra mi pecho, su corazón está acelerado y sus
ojos me dicen que está asustado.

—Todo estará bien —aseguro.

—No te separes de mí, tenemos que salir de aquí —Aiden sigue repitiendo lo mismo
mientras empezamos a irnos del lugar.
Me mantengo atrás mientras Andrew, Ethan y Erín matan a quien se atraviesen, logro
ver varios cuerpos de soldados por todo el lugar, sé que la que puede estar adentro en
Draked y se trata de la triada a quien nos enfrentamos.

Belén y Emery pasan junto a mí para ayudar a los chicos y Aiden se debate que hacer,
nos queda un gran tramo para salir del lugar y poder llegar a nuestros autos, somos
pocos en comparación y nuestra victoria no está muy clara.

—Mimi —Aksel está viendo hacia atrás con miedo y me volteo rápidamente para ver a
varios hombres con armas apuntando hacia nosotros.

Sin embargo, estos no venían en son de paz como los dos primeros.

Una lluvia de disparos nos hace correr a cubrirnos, el miedo nos recorre cuando vemos
la cantidad de personas que hay contra nosotros.

Aiden nos cubre, pero veo un cuerpo caer sin vida dejándome casi paralizada en mi
lugar.

De los nuestros.

Capítulo 37

—Mimi, malos —Aksel está agachado igual que todos nosotros luego de la balacera.

—Tienes que hacer silencio ¿sí? Te sacaremos de aquí —le digo intentando procesar lo
que acaba de pasar.

Emery llora desolada por la muerte de su hermana mientras que Ethan la sostiene, todo
ha pasado en cuestión de segundos.

El cuerpo de Belén reposa a unos cuantos metros de nosotros, llegamos a el edificio de


la elite y logramos resguardarnos, pero sabemos que no es por mucho tiempo, si tienen
acceso al edificio principal entonces tienen las herramientas para acceder aquí.

—No puede estar muerta, tengo que volver ahí —Emery intenta hablar de lo más
tranquila, pero su voz se rompe.

Es mentira.

No está viva, todos vimos la perforación en su frente.

—¿Qué haremos? —le pregunto en voz baja a Aiden que no dejaba de ver hacia la
puerta con el arma preparada al igual que Will y Jeff.

—Estamos lejos de la ciudad, seguramente han saboteado cualquier medio de transporte


para mantenernos atrapados aquí, la triada tomó el control de las mafias grandes,
aunque hayamos acabado con las cabecillas, siguen los sucesores, no creo que solo
intenten una jugada, ellos quieren acabar el juego ahora y se vienen con todo —todos
quedan en silencio mientras lo escuchan, su voz determinada me da miedo— Erín, hay
una avioneta de emergencia, necesitamos a los niños a salvo, búscalo.

Suspiro un poco, no estoy aliviada, suplente eso es un pequeño paso, Aksel, Dylan,
Claire, Rosalind, Lara y sus hijos son personas que no pueden pelear.

—Necesitamos una estrategia —dice Jeff— en cualquier momento volaran este lugar,
tenemos que hacer algo antes que ellos.

—La avioneta está en el techo —anuncia Erín luego de adentrarse más en el edificio
vacío de la elite— ¿Quién será el piloto?

—Ethan —Aiden lo demanda sin dejarlo procesar, Ethan quiere protestar, pero con una
mirada hacia Emery sabe que tiene que sacarla de aquí.

—En marcha —dice Jeremiah con tensión girándose hacia su esposa e hija que se
encuentran aterradas.

—Mimi —el susurro de Aksel me incita a agacharme frente a el— No quiero irme y
dejarte aquí.

—Quiero que me escuches, Aksel —tomo su cara entre mis manos y me aseguro que
entienda cada palabra— A veces hay que tomar decisiones difíciles donde ponemos
nuestras prioridades en orden, tienes que irte con ellos, los soldados tenemos que
arriesgar todo para el bienestar de los demás, no temas y se valiente.

—Eres un soldado, pequeño, todo estará bien —no me había dado cuenta que Aiden se
había agachado a mi lado.

—Puedo hacerlo —sus palabras salen un poco chuecas por el llanto contenido.

—Vamos subiendo —Ethan toma a Emery obligándola a caminar, su llanto no cesaba y


me rompía el corazón verla de ese modo, pero en este momento tengo que tener mi
atención en sacar a Aksel de aquí y acabarlo lo que se ha pospuesto por años.

Todos subimos por las escaleras a paso apresurado, en situaciones como estas es donde
todos quisiéramos escapar, entrar en la avioneta, pero tiene pocos asientos y la SCIF no
huye ante las adversidades.

—Deberías irte con el —Aiden me detiene cuando llegamos a la azotea y comienzan a


entrar en la avioneta los que se van.

—¿Y dejarte aquí? ¿Huir? No puedo hacer eso —niego rotundamente.

—No te quiero en peligro.

—Estoy en peligro desde que nací —suelto su agarre y vuelvo para despedirme de
Aksel.
—¡Ya están abajo! —el grito de Andrew nos hace movernos con mayor velocidad, esta
avioneta tiene que salir sí o sí.

—Te amo, mimi —Aksel me abraza con fuerza y contengo las ganas de llorar cuando lo
veo hacer lo mismo con Aiden, camina hacia la entrada y sube solo, Claire lo atrae hacia
ella junto a Dylan y sé que estará bien.

—¡No puedo! —Emery intenta volver a las escaleras, pero Ethan la carga en su hombro
llevándola hacia la avioneta, lo vemos asegurarla en un asiento y dar un pequeño saludo
antes de cerrar las puertas.

Los motores se encienden al igual que las alarmas en mi cabeza cuando escucho pisadas
detrás de mí.

Volteo justo a tiempo cuando un hombre con rasgos asiáticos intenta golpearme.

Saco mi arma con facilidad disparándole y volteo para asegurarme que la avioneta haya
despegado.

—¡Cubran esta zona hasta que la avioneta este fuera de peligro! —grita Aiden hacia la
tropa 378, la elite y los Skryt.

No estábamos todos, pero éramos un grupo numeroso que si nos organizábamos


podíamos acabar con esto.

Se escuchan disparos desde abajo y me asomo para verlos intentando darle a la


avioneta, también hay hombres de la triada subiendo las escaleras, si no nos movemos
rápido, nos tendrán rodeados.

Tomo un arma de largo alcance que se encuentra en el borde y apunto hacia los que
intentan darle a la avioneta, empiezo a contar uno… dos… tres… cuatro…

Pierdo la cuenta de cuantos hombres mato abajo cuando llego a el número diez, la
avioneta se tambalea y tiemblo pensando lo peor, pero agarra impulso y sube a mayor
velocidad, sale del perímetro antes de darnos cuentas y el alivio me invade.

Aksel estará bien.

—¡Hay que bajar! —grito para que todos me escuchen sobre el sonido de los disparos,
Aiden les dispara a dos hombres sumando sus cuerpos a el resto que están en el piso de
los cuales todos se encargaron.

—¡A la sala de municiones! —demanda Jeremiah y todos empezamos a bajar.

Aiden vuelve a tomarme del brazo y volteo cuando su boca ya está en la mía, muy poco
damos demostraciones en público, pero no me importa cuando se lo devuelvo con la
misma intensidad.

—Eres una maldita obstinada mujer y te amo, más vale no morir —hace un puñado con
mi cabello manteniéndome en el sitio— No hagas locuras.
—Te amo —es lo único que alcanzo a decir cuando tenemos que seguir a el resto por
las escaleras, encontramos pocos hombres que nos intentan disparar, pero sea de donde
sea que salgan hay más, para enfrentarlos necesitamos municiones, las cuales están en el
segundo piso.

Todos estamos en uniforme ya que veníamos de otro comando por lo que tenemos
armas, sin embargo, son pocas y necesitamos extras para dar el golpe final.

—¡General Owens! —Volteo junto a Aiden, Andrew y Jeff con el arma lista para acabar
con quien sea y nos encontramos con Brian Tunner, el niño hacker y a su lado está
Morel.

—¿Qué haces fuera de tu celda? —Tate se adelanta y recuerdo que nos ha estado
siguiendo y ayudando todo el rato desde el aterrizaje.

—Tienes un minuto antes de que perfore tu cráneo —dice Aiden con su atención fija en
Morel, no digo nada evitando algún altercado que pudiera retrasarnos.

—Me ha estado ayudando, estaba escondido en la oficina de la coronel Maslov —


explica el niño.

—Draked abrió las celdas, todos salieron, tuve que huir de ese lugar —explica Morel y
no puedo mirarlo con algo más que odio y asco.

—Es tu colega ¿no? Debiste irte con ella —digo sin contenerme.

—Ivy —sus voz flaquea al verme y suaviza su postura— Entiendo tu postura en este
momento…

—No te dirijas a ella —le gruñe Aiden.

—No tenemos tiempo para esto —Jeremiah se interpone—Tu seguirás preso, ahora lo
único importante y acabar con la triada.

—Vadim Smirnov también está suelto.

—Maldita sea —espeto ya harta de que cuando pensamos arreglar un lado de la vida el
otro se caiga.

—¿Dónde están? —le pregunta Jeremiah.

—No confió en el —le dice Aiden.

—¿Y en mí? —el niño da un paso valiente hacia el centro y todos nos concentramos en
el— hay más de cien hombres de la triada, aquí hay por lo menos la mitad, acabaron
con la mayor parte de soldados que quedaron aquí, la mujer asiática decidió quedarse en
el comedor esperando que aparecieran, he estado viendo por las cámaras y ya tienen
acceso a la seguridad de este lugar, intento recuperar el sistema para poder pedir
refuerzos, no se han movido de ese lugar.
—Quieren venganza —continua Morel— Draked está fuera de control y Vadim de la
misma forma.

—Skryt y Coleman conmigo —digo— Lee, encárgate de la elite, el niño intentará


recuperar el sistema para poder salir de aquí.

—La tropa 378 los respalda —dice Aiden— Necesito que sea una jugada limpia y
rápida.

Todos asienten y espero un momento para que todos tomen munición, los Skryt nos
esquipamos de armas blancas, uso mis katanas y guardo algunas armas más,
necesitamos ser sigilosos, ellos saben nuestra ubicación y a pesar de ser un comando
grande, en cualquier momento podríamos tener a cien hombres encima.

Salgo con al menos veinte Skryt listos para atacar, el uniforme de ellos es ligera lo cual
ayuda con sus movimientos, yo sigo con el uniforme de la SCIF al igual que Maxi, pero
nos adaptamos.

Usamos auriculares para mantenernos en comunicación y le doy un último vistazo a


Aiden antes de salir.

Salimos por la puerta trasera del edificio, confió en que Aiden nos mantenga vivos, pero
aun así nuestros pasos son sigilosos y calmados

Hora de enseñarles como juega los Skryt.

—Entra por la cocina del comedor, no hay personas ahí —la voz del niño hacker que se
quedó mirando las cámaras con la elite me habla en el oído.

No contesto y vamos hacia el lugar, uso lo máximo de mi delicadeza para abrir la


puerta.

Le hago seña a quienes me siguen en rodear las puertas que da acceso al lugar, la idea es
llegar a Draked y Vadim sin que lo esperen, en este caso no hay más opción que una
muerte segura, el resto de los hombres o mueren o se pudren en una cárcel por el resto
de su vida.

—Atacamos a la cuenta de 1… —mi voz apenas se percibe, pero los Skryt me


entienden— 2…

—Déjame a Vadim —advierte Aiden en mi oído.

—Quien lo vea primero —digo sabiendo que eso lo molestará— 3.

Abro la puerta hacia el comedor y nos agachamos para no ser visto aun, quedamos en el
mostrador todo esperan mi señal.

Veo por lo menos a cincuenta hombres armados Draked y Vadim parecen estar teniendo
una discusión privada, el resto solo esta alerta con las manos en sus armas.
—¡Los quiero aquí! ¿Qué les cuesta traer a un par de soldados desarmados? —les grita
la mujer a sus hombres.

—No podemos, ha asesinado a dos grupos de nuestros hombres, se perdieron en el


segundo edificio.

—Te dije que el otro edificio era peligroso —espeta Vadim, su ropa naranja me indica
que no se han movido desde que lo sacaron de la cárcel.

—¡Cállate! ¡por tu culpa estamos de este modo! —el niño tenía razón, está fuera de
control— Estuvieron con un traidor y mataron a gran parte de la mafia rusa por ti y tu
estúpido socio.

—¿Y crees que esto es inteligente? —le pregunta tomándola del brazo con fuerza
sacudiéndola— Estamos en propiedad de ellos, hemos buscado por años su ubicación
para destruirlos no para seguir atacando.

Maxi me hace seña de los hombres que se encuentran más lejos del mostrador y asiento
hacia dos Skryt quienes sacan una daga filosa, están del otro lado de la habitación, pero
aun así lanzan los cuchillos dándoles en el pecho y el resto se alarma.

—¿Qué es eso? —pregunta Draked mirando en dirección a los hombres caídos.

No le damos tiempo y doy la seña para que todos ataquen.

Una lluvia de cuchillos sale dándoles la mayoría a el objetivo, varios cuerpos caen y
saco mis katanas de la funda de mi espalda aun agachada.

—Es ahora —digo haciendo que se escuche por el auricular.

Todos salimos y ya justo nuestra ubicación había sido adivinada y vienen hacia
nosotros, la habilidad de cada soldado los hace no usar armas de fuego, las dagas son
esenciales.

Sigo con el balanceo de mis katanas apartando y matando a todo el que se meta en mi
camino, necesito llegar a Draked, me cuesta un poco, pero logro llegar a su círculo sin
un solo rasguño, pero manchada de sangre.

—No quiero que digas nada —advierto cuando me quedan pocos pasos para llegar a
ella— morirás sin emitir palabras, porque no mereces seguir jodiendo con tu voz de
mierda.

No la dejo responderme y ondeo la katana haciéndola retroceder, el recuerdo de lo que


quería hacer con mi hijo me llena de rabia, pero me atacan por detrás impidiéndome
avanzar.

—Esa será la última vez que nos veamos —dice Vadim en mi oído luego de rodearme e
intentar ahorcarme.
—Tienes razón, ya no soporto compartir mi oxigeno —lo doy un codazo en la barriga y
me suelta, me impulso y le doy con mi pie haciéndolo caer.

—378 entrando —dice Aiden por el auricular y lo dejo tener lo que quiere.

Corro buscando a Draked que ya no se ve tan valiente mientras manda a varios hombres
por mí.

Mi katana no tiene descanso mientras mato a todo aquel, veo a Aiden Ingresar junto al
resto.

—¡Ve por ella! —me grita Aiden señalando a Draked.

Escucho disparos y gritos, corro ignorando los dolores de mi cuerpo debido a los golpes
que tengo desde el secuestro y tomo a Draked del cabello lanzándola al suelo.

Se levanta y toma un arma disparándola hacia mí, pero me aparto esquivándola, pateo
su mano, pero el movimiento desliza las katanas y se caen, aprovecha el momento para
golpearme con su puño y no muestro mi debilidad del momento, sé que no estoy
completamente bien, podría ser incluso suicida pelear en este estado pero sigo ahí.

Su puño logra conectar conmigo dos veces más, me aparto empujándola lejos, intento
respirar y la veo limpiar la sangre de su boca, sin darme cuenta saca un arma de su
pantalón y comienza a dispararla.

Esta vez no puedo moverme lo suficientemente rápido.

Sin embargo, un cuerpo bloquea todos los disparos, Draked vacía el arma sin darse
cuenta que Morel está llevando los impactos y aprovecho de tomar la katana con
urgencia y lanzarla hacia ella.

Se clava en su estómago sin previo aviso, se dobla quedando se rodillas y empieza a


convulsionar, la sangre sale por su boca y me acerco para darle una última mirada.

Tomo la katana sacándola de su cuerpo y es lo que la deja en el piso sin vida.

—¡Están llegando refuerzos! —Erín llega a mi lado mirando el desastre— Son el uno
para el otro —dice con asombro y señala hacia el centro del comedor donde la mayoría
o está muerto o luchando por su vida.

Aiden tiene a Vadim contra el piso golpeándolo como si no hubiera mañana, me


sorprende la fuerza y determinación que hay en él, probablemente Vadim ya esté
muerto.

Parece pensar lo mismo y se detiene con los nudillos ensangrentados, pero tomo una
daga del suelo y lo clava en su corazón.

Se levanta como su nada y busca mi mirada entre las personas, comienzo a caminar
hacia el para comprobar que este bien, pero me consigo a Tate en el camino.
Su mirada va del cuerpo de Morel a mí y no sé qué veo en sus ojos que me hace
retroceder.

—¿Lo mataste? —pregunta con rabia y niego.

—Tate…

—Sangre con sangre, ¿no? —cuando pienso que su arma disparará hacia mí lo veo
apuntar hacia Aiden y comenzar a disparar.

—¡No! —corro hacia Aiden y veo que logró esquivar, pero sostiene su abdomen bañado
en sangre haciéndome saber que no a todos.

Aiden lo ve y dispara hacia el matándolo con el primer impacto en su cráneo.

No veo el cuerpo sin vida de Tate, solo corro hacia Aiden.

—Estoy bien —dice en cuanto me acerco.

—¡Necesito una ambulancia! —grito esperando que alguien haga algo.

—Ya tenemos el control de vuelta —anuncia Jeremiah llegando y luego ve a Aiden


desangrándose y viene hacia nosotros.

—Aiden —lo llamo cuando sus ojos empiezan a cerrarse y lo tomo con fuerza para
evitar que caiga.

Jeremiah me ayuda y me desespera que no me esté respondiendo.

Lo siento desvanecerse y dejar el peso sobre nosotros y es cuando las cosas empiezan a
ir en cámara lenta.

Capítulo 38

Los funerales a lo largo de mi vida han sido demasiado, tuve uno propio y no es una
experiencia muy bonita.

Cuando una persona muere se pierde una pieza de cada persona de la que formo parte,
ya sea de manera pequeña o muy grande, ¿lo más triste? Perder una parte de ti que
nunca pensaste que se iría, que lo sentiste constante toda tu vida.

No hay risa, no hay charlas matutinas, no hay descanso en el sufrimiento de tu corazón.

¿Habrá vida después de la muerte? No lo sé, pero espero que Belén logre ser feliz en
ella, de alguna forma u otra.

Su vida no fue la mejor, no alcanzo a estar en una relación sana, su carrera apenas
estaba empezando, era demasiado joven para lo que pasó.
Ver a Emery siendo sostenida por Ethan mientras grita de dolor por el sufrimiento me
rompe el alma, no quiero imaginar lo que es perder un hermano, los amo con mi vida y
no podría.

Sus padres también se encuentran de esa forma, es lamentable como solo tenemos que
tomar que nuestro trabajo puede causarles un gran dolor a nuestras familias, sus padres
la aceptaron y apoyaron en sus metas, aunque eso podría significar que tuviera este
final.

—¿Quieres decir unas palabras? —me pregunta Emery en voz baja con lágrimas en su
rostro— yo no puedo hacerlo —pide suplicante.

—Yo me encargo —acepto y seguimos escuchando a el padre.

Liam está a mi otro lado, tomó el primer vuelo cuando se enteró de lo sucedido, Eva se
quedó con el bebé en Rusia, pero sé que Liam no la dejará sola mucho tiempo.

El padre termina con unas cuantas palabras más y toca la parte del discurso, el
cementerio se sentía frio y es un poco escalofriante mientras camino hacia el podio.

—Soy Ivy Maslova —comienzo sin estar segura de como comenzar pero no me
detengo— Tuve el placer de convivir con Belén durante algunos años, era una persona
digna de admirar en el trabajo, su astucia y convicción me hizo integrarme más rápido
con su entorno, Belén como cada uno de nosotros pasó momentos difíciles, vivió la
tristeza, el enojo, la frustración, el amor y el anhelo, todo siendo una mujer fuerte que
no baja la cabeza ante nadie, murió con honor defendiendo una parte de ella, por eso
nosotros que quedamos aquí tenemos que rendirle el homenaje que se merece, tenemos
que mirar hacia adelante apreciando nuestra vida porque hay mucho que aún podemos
dar, hay mucho que a Belén le hubiera gustado dar, pudo haber sido cualquiera de
nosotros, su muerte no fue en vano y no la olvidaremos.

Bajo del podio con mis ojos echo aguas, los lentes me cubre y me voy primero con
Emery a quien abrazo, me lo agradece y yo asiento antes de retroceder, es un momento
donde seguramente querrá estar en familia.

—¿Estás lista para irte? —pregunta Liam mientras ve con fijeza como bajan su cuerpo.

—¿Te sientes bien? —le pregunto, sus ojos están rojos de llorar, no ha dicho mucho
desde que llegó.

—Lo estaré —asegura— Volveré hoy mismo a Rusia.

—¿Tan pronto? —me impresiona que no quiera quedarse un poco más, mas sabiendo
toda su historia con Belén.

—Belén está muerta, sé que ha sido un tiempo difícil entre nosotros, pero nos
queríamos a nuestra manera, no fuimos la mejor pareja y aun así me hizo feliz —sorbe
por su nariz y comienza a caminar obligándome a seguirlo— Pero Eva es mi prioridad,
tengo dos hijas, aunque Camille no sea de sangre, la amo como si lo fuera, tengo que
estar con ellas y el pequeño Carden, es mi familia.
—Eva te entendería.

—Sí, pero no quiero estar lejos de ella, la necesito conmigo —no sé cómo responderle
así que no digo nada más, el tampoco hace el intento hasta que llegamos al
estacionamiento— Nos veremos pronto.

Asiento y le doy un pequeño abrazo antes de entrar a mi auto.

Toda la tropa 378 empezaba a irse, Jeff y Will se habían ido hace rato porque tenían
trabajo pendiente, tanto como lo tengo yo.

El cuerpo de Morel y el de Tate fueron trasladados a Rusia, Sergey lo entregó a sus


familiares junto con una carta que indicaba que su apellido estaba vetado de la SCIF,
con estos hermanos se acabó los Denovan.

Entro en el comando y hay personas en todas partes, hubo algunos lugares que fueron
destruidos ayer en la emboscada que nos hicieron, el niño hizo un buen trabajo
recuperando el sistema y pidiendo apoyo lo más rápido posible, no sé qué hubiera sido
de nosotros si no llegaban.

—Coronel, el Almirante la espera en su oficina —me dice la recepcionista en cuanto


entro a el edificio.

Asiento y sigo mi camino hasta el próximo piso, Sergey y Eda llegaron hace una hora,
Sergey se estaría encargando del comando los próximos meses.

No me anuncio cuando entro a la oficina y abro la puerta consiguiéndome con Sergey y


Eda.

—Lamento la demora —digo sentándome frente a él.

—¿Cómo estás? —Eda se adelanta y se sienta en la silla a mi lado tomado mi mano.

—Estoy bien —aseguro— solo un poco lastimada.

—No puedo creer todo lo que pasó —dice ella negando.

—Ni yo —agrega Sergey— la ubicación ha sido comprometida, el altercado generó


curiosidad entre los civiles, aunque no estamos muy cerca, se escucharon algunas
explosiones y disparos, también la persecución a quienes intentaron escapar llamó
mucho la atención.

—Al intentar salvar nuestro culo, no nos dimos cuenta del resto.

—Lo sé —acepta para mi sorpresa— No es un sermón.

—¿Qué piensas hacer?

—Mi tiempo de servicio finalizó, no me corresponde a mí.


—Pero…

—Mañana se llevará a cabo la ceremonia para anunciar al nuevo Almirante, también


una medalla especial a todos los que estuvieron involucrados en el desastre ayer,
incluyendo a la elite y los Skryt.

—Me parece bien, Almirante.

—Ivy, luego de esto la SCIF no podrá ser lo mismo, hemos cerrado un ciclo de
mentiras, infiltrados, fallas. Esto será el punto final porque de ahora en adelante no se
tolera nada menos que perfecto, leal a muerte y verdades —Sergey respira profundo
antes de continuar— Las futuras generaciones tienen que ser implacables, me quedaré
en el consejo para asesorarme que así sea.

—Tengo varios puntos que me gustaría compartir con el consejo —digo.

—Perfecto, como cabecilla de dos importantes tropas tienes pase libre a formar parte del
consejo.

—Además, el futuro de los Skryt sigue estando en tus manos, la alianza con la SCIF no
lo cambia —Eda deja ver lo importante que son los Skryt para ella, como una herencia
familiar y también por que fueron su familia por años.

Me levanto con ánimos de continuar el recorrido.

—Bien, mañana hablaremos de esto entonces —me despido de ambos y salgo con ganas
de irme de este lugar.

Aún hay manchas de sangre por todo el lugar, fueron muchas muertes ayer, muchas
personas del lado correcto como del lado incorrecto.

—Ivy —Leslie aparece a mi lado junto a Maxi y los hago caminar conmigo hacia mi
auto.

—Mañana hay una ceremonia, quiero a todos ahí —les digo para que se encarguen.

—Está bien —Leslie parece pensarlo antes de volver hablar— Lamento todo lo
ocurrido.

—Todo está bien ahora —digo sin querer ser grosera, pero con ganas de irme—
Mañana tendremos una reunión al terminar la ceremonia, solo la elite y los Skryt, tengo
un par de cosas que anunciar y cambios a realizar.

—¿Algo más? —pregunta Maxi.

—Eso es todo —entro en el auto y me despido de ellos con la mano.

Las últimas 24 horas no han sido fáciles, estoy cansada he pasado de un lado a otro
desde lo que pasó y solo quiero llegar, acostarme y terminarlo todo.
Mi cabeza no deja de trabajar, no dejo de crear escenarios, estrategias de escape,
soluciones, todo está volviéndome loca.

Me pongo en dirección a mi casa, cualquier otro pendiente puede esperar para mañana.

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Todo está en silencio cuando entro a el lugar, el personal de seguridad está en su sitio.

Corro hacia el segundo piso y abro la puerta de mi habitación con cuidado para no
despertarlos en tal caso.

—¡Mimi! —el grito me hace sobresaltar y casi caerme del susto haciéndolos reír a
ambos.

—Pensé que estaban dormidos.

—Aksel quería esperarte —Aiden se intenta sentar con cuidado en la cama tomándose
el abdomen con su mano y haciendo una mueca.

—¿Qué tal estas? —pregunto sentándome en la cama para poder verlo mejor, Aksel
viene hacia mi sentándose en mis piernas jugando con mi cabello.

—Un poco adolorido —admite.

Una venda está alrededor de su abdomen, luego del tremendo susto que pasamos
llegamos al hospital donde pudieron revisarlo, fueron unas cuantas horas sin saber nada
de él, no creo poder resistir algo parecido de nuevo.

Habían sido dos balas, dos impactos que ponen en riesgo su vida y casi lo hacen ir de mi
lado, sin embargo, no perforó nada importante, se desmayó por la impresión y se
encontraba bien, no quiso quedarse en el hospital mucho tiempo.

—Morí de miedo.

—Yo igual —confiesa— ¿Tu estas bien? ¿tus heridas?

—Solo un poco adolorida —repito lo que él me dijo.

Quiere decir más, quiere hacer preguntas, pero la presencia de Aksel lo detiene, hay
cosas que aún no hablamos.

—Aksel me comentó que no quiere una fiesta de cumpleaños —dice el mirándolo con
una sonrisa.

—¿Ah no?

—No, viajes —dice el susodicho.

—Quiere viajar.
—En este momento creo que es lo mejor —digo haciendo una mueca, en definitiva, no
haríamos una fiesta con todo lo que pasó.

—Los tres, mimi, papa general y niño —se señala a sí mismo y Aiden ríe

—Ya veo que tienen todo planeado.

—Toto también —añade y lo anoto mentalmente.

—Belaya, ven aquí —Aiden abre su brazo indicándome que me recueste a su lado.

—¿Y yo?

—Aquí tengo otro —levanta su otro brazo y Aksel va feliz mente hacia aquel lado,
sigue esperando por mi así que me recuesto sobre su brazo y tengo cuidado en no
lastimarlo— ¿Qué tal te fue hoy?

—El funeral fue horrible.

—Ningún funeral es bonito —recalca y ruedo los ojos.

—Lo sé, pero fue muy doloroso —cierro los ojos—No podía parar de imaginar que
hubiera pasado si Tate cumplía con apartarte de mi lado —mi voz se quiebra y me
mantengo serena para no alarmar a Aksel.

—Nada puede separarte de mí.

—Ayer casi sucede, no lo tomes a la ligera, Aiden.

—Hablamos de esto luego —se resigna y yo igual al notar la atención que nos dama
Aksel.

—Mimi, tengo hambre.

—Iré a preparar la cena —me levantó y Aksel se viene conmigo— Subiré en un


momento con tu comida, intenta descansar un poco —le digo a Aiden.

—Dame un beso —pide cerrando los ojos y yo sonríe un poco antes de acercarme y
plantarle un beso en los labios.

Bajo con Aksel hasta la cocina para intentar cocinar algo, en los años en la isla aprendí a
cocinar lo básico, necesitaba hacerlo para el cuidado de Aksel.

—¿Ya los malos se fueron? —pregunta Aksel cuando lo siento en un taburete y


comienzo a cocinar, tengo que tragar fuerte con su pregunta, no me gusta que tenga
miedo.

—Nadie más intentará hacernos daño —le digo mirándolo, sus ojos negros me dan toda
su atención y toco su carita de bebé— Lamento todo lo que pasó, gruñón, odio que
hayas tenido que pasar por eso.
—Yo soy un soldado —dice sujetando mi cara de la misma manera que yo a el— Me
asusté mucho, pero quiero ser un súper soldado para mantenerlos a todos a salvo, como
papá y tú.

—¿Estás seguro? —pregunto con duda, a su corta edad pasó ya por cosas que podrían
traumarlo y no quiero obligarlo a permanecer en este mundo.

—Seré el mejor, y cuidaré de ambos —sonrió con su dulzura y beso su nariz antes de
separarme de él.

—Para llegar a ser el mejor entonces tiene que alimentarte bien, también dormir y
entrenar todos los días.

—Ya quiero empezar.

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Me costó un poco que Aksel se durmiera, pero finalmente cayó en su cama, cierro la
puerta y apago la luz lista para llevarle la comida a Aiden quien no había salido.

Abro la puerta y no lo veo en la cama, dejo la bandeja en la mesa de noche y lo escucho


hablar desde el pequeño balcón.

No distingo lo que dice y espero a que termine de hablar y vuelva aquí, no tarda ni diez
minutos en volver a la habitación.

—¿Con quién hablabas? —pregunto con curiosidad.

—La pregunta seria, ¿sabes con quien estás hablando ahora mismo? —tiene una gran
sonrisa contagiosa en todo su rostro.

—¿Con Aiden Owens?

—Almirante Aiden Owens —me corrige con altiveza.

—¿Te han dado el puesto? —pregunto levantándome de un tiro de la cama, Sergey no


me había dicho quien había ganado.

—A tu padre le ha costado un poco admitir que soy demasiado genial —se burla— pero
lo ha terminado aceptando.

Corro hacia él y lo abrazo haciéndolo reír, escondo mi cabeza en su cuello sin querer
que me vea en ese estado, pero se da cuenta rápidamente.

—¿Estas llorando? —niego con mi cabeza aun escondida y con facilidad me carga
llevándome a la cama— ¿Qué sucede? —pregunta algo preocupado cuando mis
lágrimas silenciosas se convierten en sollozos.

—Yo… —tengo que respirar varias veces y separarme de el para poder hablar— Estoy
tan jodidamente orgullosa de ti.
—¿Por eso estas llorando, belaya? —sigue confundido y yo rio— Ok, me estas
asustando.

—Estoy feliz por ti, amor —pego su frente a la mía— Se lo mucho que has trabajado
para llegar aquí, ser un Almirante es un suyo para ti, te amo tanto.

—Ahora es una realidad —su voz tiembla y se une a mi risa nerviosa— Mañana será la
ceremonia, te quiero a mi lado.

—¿Nervioso?

—Ansioso —se acomoda de lado en la cama sin dejar de abrazarme sosteniendo sus
heridas— ¿Tu estas bien?

—Ya mis heridas están sanando.

—No me refiero a eso —niega con su cabeza y pone su dedo en mi cabeza— ¿Estas
bien aquí?

Me quedo callada para poder pensarlo.

—No lo sé —responde finalmente— estoy agotada mentalmente.

—Tengo un plan, belaya.

—¿Qué clase de plan?

—Podría involucrar a nuestro hijo y el gran gato.

—Solo quiero ser feliz —suena como una súplica— ya no quiero que Aksel siga
pasando por estas cosas.

—Ivy —la seriedad de su voz me hace verlo y espero a que continúe y dejo que se
pegue más a mí— No hay Smirnov, no hay triada, no hay mafias siguiéndonos.

—Pero…

—No hay abuelos frustrados —acerca su cara a la mía y otra lagrima baja por mi
rostro— deja de luchar, quítate la máscara ahora, estoy bien, Aksel está bien y tu estas
bien, no tenemos que seguir luchando.

Sus palabras me caen como un balde de agua fría, las lágrimas caen con más fuerza y no
sé si son por todo lo que pasé para llegar a este momento, por el miedo a lo que puede
pasar ahora o por el alivio que siento en mi alma al saber que he sido liberada.

Capítulo 39

Aiden Owens
Me había preparado toda mi vida para esto, años de entrenamiento, misiones suicidas,
ordenes, castigos, decisiones y cuestionamientos.

¿Estoy listo para esto?

Claro que sí, soy jodidamente bueno en mi trabajo, las fallas las puedo contar con una
mano, subir este escalón en el máximo sistema judicial del mundo me haría más
poderoso que un presidente, rey o cualquier gobernante.

Tenía ya muchos planes y propuestas a realizar, cuales me daría la tarea que se dieran
tal y como ordeno.

—¿Estás listo? —mi belaya entra a el vestidor con un vestido amplio manga larga rojo,
su cabello blanco como la nieve cae completamente lacio en su espalda sin ninguna
onda, el maquillaje no es nada exagerado pero sus labios están del mismo rojo que el
vestido, camino hacia ella y noto los tacones negros lo suficientemente altos para que
casi llegue a mi estatura.

Atrapo sus labios entre los míos y la beso intentando transmitir todo lo que siento en
este momento por ella.

—¿Dónde está Aksel? —pregunto dejándola respirar, sus pupilas están dilatadas y se
toma un momento para responder.

—Abajo con Thor —su respuesta me hace caminar hasta cerrar la puerta del vestidor
con seguro— Me arruinaras el maquillaje, estuve horas intentando…

Vuelvo a besarla y esta vez con más fuerza tomando su culo, no pone resistencia cuando
localizo el cierre del vestido y comienzo a bajarlo, se voltea dándome acceso y le llego
al final, tiene una apertura que deja ver su pierna, por muy hermoso que se le vea, se lo
quito dejándola solo en un conjunto de bragas diminutas de hilo y un sujetador de
encaje.

—Sabes que este color en ti me vuelve loco —le digo cuando el vestido sale y lo dejo a
un lado con cuidado.

Sus grandes ojos azules viajan por mi traje y va quitando mi chaqueta, me gusta que
esté dispuesta para mí en todo momento. No quita la camisa negra y va directo a el
botón de mis pantalones, la ayudo sacando mi miembro y me empuja hasta que caigo
sentado en uno de los pequeños sofás.

Sube sobre mí y me besa dejando que su entrepierna toque mi erección continuamente.

—Tenemos que ser rápidos, no queremos llegar tarde —dice en mi oído, tomo su
cabello guiando de nuevo mi boca a la suya solo porque sus besos son una obsesión de
la cual no puedo escapar.

Aparta su braga hacia un lado y me abstengo de romperla, la dejo tomar mi polla y


acariciarse con ella, ya está húmeda. Bajo a su cuello repartiendo besos y tomo sus
senos, bajo el encaje y meto uno en mi boca causando un jadeo de satisfacción.
Echa su cabeza hacia atrás cerrando los ojos con puro placer y su cuerpo va bajando
poco a poco sobre mi polla, se siente tan bien, suelto sus senos y tomo su culo
haciéndola moverse.

Intenta no hacer ruido, pero los quejidos de ambos llenan la habitación, sus saltos son
más rápidos y nuestra respiración se comienza a agitar.

—Te elegiría unas mil veces más —digo entre jadeos— eres mía belaya, mía.

—Si —el gemido me prende aún más— Tuya, Aiden Owens.

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Acomodo la chaqueta mientras voy bajando las escaleras, tuve una parada en el baño
para limpiar el labial rojo de mi cara, puedo escuchar a Aksel antes de llegar a la sala de
estar.

—Tenemos que hablar, Aksel —le digo cuando logro verlo sentando en el sofá con
Thor.

—¿Sobre la misión? —pregunta emocionado y asiento.

—Tenemos que ponernos de acuerdo en varias cosas —digo con seriedad y lo veo optar
una conducta neutra que me da risa.

—¿Cuándo pasará? —pregunta uniendo sus manos.

—Pasado mañana —informo— ¿crees que estarás listo para asumir esta misión,
soldado?

—¡Si, papá! —se levanta de un salto y tengo que reír cuando pone una mano en su
frente en modo de saludo— Eh General —se corrige.

—Papá está bien —me encanta que me llame así.

Asiente con una gran sonrisa, Ivy le puso un traje igual al mío, completamente negro, se
veía curioso y no hay duda alguna que somos padre e hijos.

Comenzamos a trazar nuestros planes y me enorgullece lo rápido que aprende y logra


comprender, en el tiempo que llevamos juntos he podido darme cuenta que tiene un
maravilloso futuro en la SCIF como fuera de ella ya que sus conocimientos no se
detienen solo en eso.

Aksel apenas tendría cuatro años y ya contaba con bastante inteligencia, al cumplir los
cuatro ya podría entrar a la academia de iniciación de la SCIF, es algo que tengo que
hablar con Ivy.

—¿Mis chicos están listos? —la voz de Ivy llena el salón y nos callamos de inmediato,
Aksel la ve con una gran sonrisa y solo espero que no se le escape nada.
—Esperando por ti, belaya.

—¿Seguro? Parecían algo ocupados —bromea mirándonos con sospecha.

—Solo hablamos de cosas de hombres —digo ofreciéndole mi brazo— ¿Me das el


honor?

Ríe entrelazando nuestros brazos, le ofrezco mi mano a Aksel, pero decide caminar solo
hasta el auto.

Ivy llama a el gato y entramos en el auto, los cuatros nos acomodamos y salgo rumbo al
comando.

Las celebraciones o eventos realizados por la SCIF eran patrocinado por las naciones y
reinos, al ser un evento tan importante estarían los altos mandos de muchos países, al
igual que gran parte de la organización.

Ivy sigue intentando que nuestro hijo le diga que hablamos, pero él se mantiene en
silencio riendo de sus intentos.

Al llegar bajamos y me encargo de Aksel, Ivy se asegura de ponerle una cadena a el


tigre a quien no parece molestarle, al ser un evento gran es mejor prevenir, hay muchos
carros parqueados fuera del salón, cuando estamos listos seguimos hasta la puerta del
salón, Ivy vuelve a entrelazar nuestros brazos sin soltar a Thor y tomo la mano de Aksel
del otro lado.

—¿Nervioso, cariño? —pregunta cuanto estamos entrando.

—Ya me quitaste los nervios que tenía —digo y sus mejillas de sonrojan de inmediato.

El salón queda en silencio cuando notan nuestra presencia, Sergey está en el podio, no
llegamos tarde pero ya había suficientes personas para llenar el lugar.

—Bienvenidos, General Owens y Coronel Maslova —dice el Almirante por el


micrófono— Esta familia es la dueña de este evento, un orgullo para la organización —
todos se levantan de sus asientos y comienzan a aplaudir, sonrío al igual que Ivy
mientras damos pequeños asentimientos.

Seguimos caminando para llegar a nuestra mesa a esperar el anuncio y noto la


naturalidad de Ivy al saludar a las personas, la elegancia y el poder que tiene en los
demás, todos quedan embobados con su atención, todo lo contrario a mí y Aksel que no
pasamos de saludos algo incómodo.

Llegamos a una mesa donde se encuentra Eda Zaitseva, Rosalind, Jeremiah, Lara, Lisa,
Erín, Ethan, Emery, Jeff, Melissa, Will, su esposa y su hijo, Maxi, hay un asiento vacío
que es el que supongo que es de Sergey junto a su esposa.

Saco el asiento para Aksel y para Ivy, me tomo el tiempo de ir a el lado donde se
encuentra Emery y me agacho a su lado.
—Em —la llamo y voltea a verme, sus ojos se humedecen y le doy un abrazo, no pude
estar en el funeral de Belén debido a mis heridas y las indicaciones del médico— Lo
lamento —digo en su oído y me aseguro que no esté llorando para que su maquillaje no
se vaya y quede horrible por el resto de la noche.

—¿Cómo te encuentras? —pregunta.

—Yo estoy bien, no te preocupes —da un asentimiento y me levanto para volver a mi


asiento donde Ivy me ve con intensidad, cuando me siento, toma mi mano y la aprieta
dejándola en su muslo.

Emery y Belén fueron parte de mi infancia e iniciación en la academia, quizás no las


considero mis mejores amigas, pero siempre han estado ahí, tomaron mi lado cuando de
una guerra se trata y se lo mal que la puede estar pasando Emery al perder a su hermana.

—Estoy tan orgullosa de ti —Rosalind extiende su mano y toma la mía de la mesa—


nunca dude de tu determinación.

—Ser un tirano la mayor parte del tiempo te funcionó —dice Erín en tono de chiste.

—Gracias —respondo hacia Rosalind ignorando a Erín.

—Sergey nunca lo dirá, pero te tuvo fichado desde hace unos años —la madre de ibo
me habla sonriendo— eras la única opción que lo dejaría completamente satisfecho,
eres una gran persona y en definitiva un gran yerno.

—Gracias, señora Eda —asiento algo incómodo con la atención de la mesa.

—Creo que aun te falta mucho por aprender —dice Ivy para que solo yo escuche.

—¿Algo como qué?

—Si te quedas conmigo puedes averiguarlo.

—Nunca te dejaré ir otra vez —digo en su oído acercándome a ella— Aksel y tú son mi
vida.

—Y tú la nuestra —me da un beso superficial en la mejilla supongo que para no


mancharme y se separa cuando escucho a Sergey.

—Todos aquí saben que se ha llevado a cabo la elección del nuevo Almirante de la
SCIF, mi tiempo terminó aquí y es hora de que la persona ya escogida tome riendas
sobre esta organización —todos están en silencio mientras Sergey da sus últimas
palabras como máximo jerarca— Este hombre ha trabajado durante años por escalar
cada tramo desde un simple soldado hasta ahora ser un General respetado, ha llevado a
cabo misiones donde su vida ha estado en riesgo, sus perseverancia y destreza lo han
sacado exitoso de ahí, es el gran ejemplo del poder y liderazgo, demostrado también
hace unos días cuando el comando recibió un ataque inesperado, el junto a la coronel
Ivy Maslova comandaron a una pequeña parte de sus tropa para salir vivos, General
Aiden Owens, hoy le entrego la máxima autoridad en el mundo.
Me levanto y el salón rompe en aplausos, todos se levantan de sus asientos y siguen
aplaudiendo, tomo a Ivy de la mano cuando empiezo a caminar atrayéndola junto a mí
al igual que a Aksel que parece asombrado con su entorno, no me había dado cuenta que
el gato se vino detrás de nosotros también.

—Te esperamos aquí —Ivy suelta mi mano cuando estamos en las escaleras para subir
el podio y asiento, me da una sonrisa que me anima a subir los escalones dejándolos al
pie de ella, como siempre el poco satisfecho y para nada ordenado tigre sube conmigo
como un perro guardián.

Me detengo frente a Sergey dándole un saludo militar el cual devuelve.

—Las palabras te salieron del corazón, falto decir que me amas —me burlo de el en voz
baja y me da una mirada de muerte.

—Da tu discurso y primeras ordenes —dice haciéndose a un lado y me quedo en el


podio, Thor se queda a mi lado y se sienta como si fuera el dueño del lugar, por muy
mal que me caiga el gato, tengo que admitir que su gran tamaño y abuso de autoridad
me genera orgullo.

—Un placer estar aquí —comienzo sin tener nada que decir en realidad— la vida me ha
puesto restos muy duros para estar aquí y hoy finalmente lo he logrado, pero no lo he
hecho solo, mi tropa la 378 ha estado conmigo en todo momento, se han arriesgado y
me han seguido en cada misión, no fui el único quien ha construido esto porque detrás
de este puesto hay un gran equipo que lo ha hecho posible.

Otra ronda de aplausos y gritos por parte de la tropa 378 llega y tengo que callarme
hasta que se detienen.

—Los últimos años nos hemos visto afectados por diferentes factores que nos han
dañado en varios sentidos, ya eso se acabó —pongo seriedad en mis palabras pasando
mi vista por todo el salón— La seguridad de los comandos será triplicada, el
departamento de tecnología se encargará de un nuevo sistema de seguridad, se
reubicarán varios comandos, incluido este mismo. Las tropas integraran a nuevos
reclutas con el fin de agrandar las tropas, esto solo es un comienzo para una revolución,
las cosas no estaban malas, al contrario, siempre hemos funcionado muy bien, sin
embargo, hacen falta cambios que mejorarán la calidad tanto de la organización como
de los soldados mismos.

» A todas estas, he decidido que mi vicealmirante sea Ivy Maslova —el anuncio
mirándola, esta confundida frunciendo el ceño hacia mí— Eso solo será un título porque
su poder puede igualar el mío, la coronel de la mejor tropa: la Elite y jefa de los nuevos
integrantes: los Skryt. Con su ayuda y con mi equipo de confianza juro poner en alto la
máxima autoridad.

Los aplausos no se hacen esperar y esta vez hago un pequeño saludo al público y bajo
las escaleras junto al tigre, rodeo la cintura de Ivy atrayéndola a mí.

—Eso fue inesperado —dice.


—Sí, pero dudo que te niegues ¿no? Te necesito en esto.

—Sabes que estaré contigo hasta el final.

—No tendremos un final —niego dándole un beso en los labios olvidándome de la


audiencia que gritan y aplauden aún más.

—Usted es un romántico, Almirante Owens —dice separándose de mí, Aksel me ve y


viene hacia mi levantando sus manos así que lo cargo.

—Y usted es una belleza —le digo haciéndola caminar para volver a nuestra mesa.

—¿Y yo? —pregunta Aksel escuchando nuestro intercambio.

—Tu eres el bebé más hermoso del mundo —le dice Ivy apretando su mejilla
molestándolo.

—Y el soldado más experimentado hasta la fecha —bromeo haciéndolo reír.

Cuando llegamos a la mesa me encuentro en medio de abrazos de cada uno, todos se


toman el tiempo de felicitarme por mi nuevo puesto, algunos presidentes incluso se
toman el tiempo de presentarse y felicitarme.

Nos quedamos más tiempo del que me hubiese gustado, la pierna descotada de Ivy me
estaba volviendo loco, más cuando nos levantamos a bailar una canción lenta, su cuerpo
se moldeaba con el mío y estoy segura que lo hacía apropósito y lo disfrutaba.

Ya era un poco tarde cuando salimos del evento, esperé que Ivy se reuniera con los
soldados de la elite y los Skryt para dar las ordenes de los siguientes días y cuando
entramos en el auto ambos soltamos un gran suspiro de cansancio.

—¿Sabes lo que esto significa? —le pregunto a Ivy mientras salgo del estacionamiento.

—¿Un mes de vacaciones? —pregunta sonriendo ya que se ha dado un mes para


empezar a implementar nuevas medidas y por todo el esfuerzo de los últimos meses
hemos quedado libres.

—Tenemos muchas cosas que hacer, belaya —digo mirando a la carretera y noto su
mirada en mi aún.

—Este no es el camino.

—¿Segura? —pregunto sabiendo claramente que no es así.

—Pues claro que lo esto, ¿para dónde vamos? —pregunta intentando adivinar.

—Te gustará —aseguro y conduzco algo rápido saliendo un poco de la ciudad, en media
hora estamos entrando a un lugar que ya se nos hace conocido.
—¿Summer Ligth? —pregunta mirando por la ventana a el pueblo aparentemente
mágico.

—Tenemos que visitar nuestra propiedad, ¿o se te olvida? —no había vuelto a esta casa
desde hace años, pero contraté a alguien para que la mantuviera en buena forma e
incluso le hiciera unas renovaciones incluyendo un cuarto para Aksel.

No dice nada, pero por un momento la noto nostálgica, decido darle su espacio y seguir
conduciendo hasta llegar a nuestra casa.

Creo que Aksel no puede contener la emoción cuando se baja del auto, se quita la
chaqueta lanzándosela a su madre y corre hacia la puerta con Thor atrás.

—No sabes lo mucho que extrañé esto —dice ella avanzando hacia la puerta, abro y los
dejo pasar.

Todo está como la última vez, las remodelaciones son más que todo en las habitaciones,
la pared está llena de nuestras fotos y algunas nuevas de Aksel, lo veo detenerse frente a
la pared y abrir los ojos bien grandes haciéndonos reír.

—¿Soy yo chiquito? —pregunta señalándose a sí mismo.

—¿Te gusta? —le pregunto abrazando a Ivy por la espalda.

—¡Me encanta! —grita y comienza a correr a revisarlo todo.

—¿Y a ti te gusta? —le pregunto a la maravillosa mujer que tengo entre mis brazos.

—Incluso incluiste a Thor —dice señalando algunas fotos de cuando estaba pequeño y
luego otra más grande con Aksel.

—Es parte de la familia.

—Nuestra familia —corrige— Esto no puede ser mejor.

—Si puede —beso su cuello cada día más enamorado de mi belaya— y lo será.

Capítulo 40

Ivy Maslova

—¿Por qué tenemos que hacerlo?

—Ivy, cálmate, ya te dije que te gustará.

—No quiero irme aun, me gusta estar aquí —parezco una niña haciendo un berrinche
mientras entro a el auto en el asiento del copiloto, me aseguro que Aksel y Thor tengan
sus cinturones atrás y vuelvo a mirar a Aiden que ya está saliendo del lugar.
—Belaya, es un regalo para Aksel —sabe que con eso me tiene y solo bufo haciéndolo
reír— También me gusta estar aquí —señala a el pueblo donde ya habíamos pasado una
semana y media, era como estar en una burbuja feliz.

—Podemos celebrar el cumpleaños de Aksel aquí, sé que le gusta este lugar —digo y él
ni me presta atención porque está en su silla jugando con mi teléfono.

—Sé que le gusta, pero quiero que tengamos unas mini vacaciones, confía en mi —no
hay cosa que diga para que Aiden cambie de opinión y nos quedemos en Summer Ligth,
ya lo he intentado de todo.

—¿Por lo menos me dirás cuánto dura el viaje?

—Tenemos que tomar un avión —dice con una mueca— 12 horas aproximadamente.

Suelto un gruñido de frustración y me recuesto del asiento, no quiero viajar, quiero


quedarme en mi pequeña casa en ese pueblo descansando y disfrutando de las
vacaciones, pero también entiendo a Aiden, esta emocionado por el cumpleaños de
Aksel, es el primero que pasaremos juntos y sé que quiere que sea perfecto, solo por eso
no digo mas.

El camino a el aeropuerto fue tranquilo, Aksel se quedó dormido y pude quitarle el


teléfono para hablar con Eva y asegurarme que todo esté bien, también hablo con Maxi
quien me dice que tiene una idea para volver su vida un poco más interesante.

La verdad es que sus ideas son un poco locas.

Me aseguro que todo esté en orden con los demás justo cuando llegamos, pensé que
tomaríamos un vuelo comercial, pero Aiden nos guía a un jet privado, lo miro
asombrada por el lujo, aunque estoy acostumbrada, solo entramos nosotros, Thor tiene
un asiento especial para el en donde parece estar cómodo y espero que nos
estabilicemos para acostar a Aksel en la pequeña habitación ya que no se despertó.

—¿Un Jet? —pregunto sentándome al lado de Aiden.

—Es mío —se encoge los hombros como si nada y yo niego sin saber hasta qué punto
lo conozco.

Tiene una gorra que le cubre su cabello negro y la mitad de su cara, una camisa blanca y
pantalones jogger gris, sé que si fuera por el estaría ahora mismo en pijama, pero no le
quita para nada lo sexy.

—Estuve pensando… —digo llamando su atención, deja el teléfono de lado y me ve.

—Ilumíname.

—Tu relación con Aksel es bastante unida, estoy feliz con eso —comienzo sin saber
cómo abordar el tema correctamente— sé que te perdiste sus primeros años y todo eso,
no sé si tú…
—Esos años los recuperaré con él.

—Lo sé, él está feliz contigo, pero quiero que me respondas algo —hace seña que
continúe y suelto la respiración antes de dejarlo ir— ¿Quieres más hijos?

No me responde de inmediato, me ve sin expresión alguna lo que hace a veces cuando


no sabe que decir.

—¿Por qué esa pregunta?

—No me respondas con otra pregunta —espeto.

—No lo sé —su respuesta me confunde y lo puede ver en mi cara porque continua—


me gustan los bebés, amo a Aksel, creo que seriamos un gran equipo en ello.

—¿Pero?

—¿Te sientes lista para eso? Porque sinceramente yo considero que es pronto, no
tenemos prisa, Aksel está creciendo y nos necesita, han pasado tantas cosas que me da
miedo hasta pensarlo.

—Mi relación con Aksel fue difícil al principio —confieso suspirando aliviada que
pensemos igual— mis experiencias con bebés eran nula, no soy fan de ellos y lo sabes,
me costó adaptarme y sé que no soy la mejor mamá, pero todos los días intento ser lo
mejor para él, me da miedo tener a alguien más luego de todo lo que pasamos.

—Aunque suene duro, la vida que elegimos no es la mejor para un bebé.

—No lo es, eso no quiere decir que es una puerta cerrada.

—Me gustaría darle un hermanito o hermanita a Aksel, en un futuro muy lejano —


asiento completamente de acuerdo.

Un bebé no es nuestra felicidad, tenemos mucho por aprender y sanar antes del volver
ahí, me alegro que Aiden esté en la misma página ya que me había preocupado por su
trato hacia Aksel.

No sé en qué momento mi cabeza cae en su hombro y me quedo dormida, era algo tarde
ya.

Soy sacudida por Aiden despertándome, cuando abro los ojos ya había subido mi
camisa a la altura de los pechos.

—Es hora de la cena, ¿te importa? —señala la inyección en su mano y asiento dándole
pase libre.

Ha hecho esto todos los días, está al tanto del horario y me inyecta cada vez, ha
mejorado y es más delicado, su dedicación a mí me hace sentir tan querida.
El resto del viaje fue más de lo mismo, hubo un momento de toqueteo, pero nada más,
Aksel se despertó, comimos, fuimos a dormir, no sabía a donde iríamos, pero ya quería
llegar, Aksel estaba emocionado por llegar y Thor solo se levantó una vez para comer,
si no fuese así de perezoso siempre, me preocuparía.

Creo que todos estamos agotados cuando anuncian el aterrizaje, Aiden toma mi mano y
sonríe, algo planea.

—Familia —se levanta y se para frente a la puerta cuando esta se abre con una gran
sonrisa orgulloso— Bienvenidos a New York —Da un paso a un lado dejándonos bajar
y no puedo dejar de ver todo el lugar.

—¿New York?

—Nunca habías venido aquí, Aksel tampoco, tiene muchos lugares hermosos —dice
como si nada.

—¿Por qué aquí? —pregunto mientras esperamos nuestras maletas, no puedo mentir, si
estoy emocionada.

—Estuve viendo una película con Aksel, se nos ocurrió algo —coge las maletas y yo la
cadena de Thor y cargo a Aksel, Aiden me ofrece su mano y solo la doy donde tengo la
cadena.

—¿Viviremos aquí? —pregunta Aksel mientras llegamos a el estacionamiento donde


está un hombre esperando por nosotros, le entrega dos llaves a Aiden y se va.

—No, pero pasaremos un tiempo, ¿Qué opinas? —digo.

—Me gusta —dice no tan convencido solo viendo a los carros pasar.

Aiden vuelve señalando a un auto deportivo, no digo nada mientras entramos en el auto
que ya tenía una silla para Aksel.

—Compre un apartamento —anuncia.

—¿Dónde? —pregunto pensando que bromeaba.

—Central Park.

—Aiden a este paso me voy a empezar a preocupar por tu futuro financiero —bromeo.

—No tienes por qué, tengo una gran herencia —no pregunto mas ya que no quiero
meterme en eso, yo también tenía una gran herencia y todo lo que he generado estos
años trabajando.

El apartamento es tan grande como el que tenía hace años, tres habitaciones y hermosa
vista, el central park estaba cerca así que esa fue la primera parada de Aiden.
Nos cambiamos listos para volvernos unos turistas, tengo un vestido floreado, mi
cabello suelto y sandalias, Aiden se quedó con la misma ropa, pero Aksel se quiso
cambiar a una bermuda con una camiseta.

Tomarnos el tiempo para estar entre las personas, caminar y disfrutar de un lindo paisaje
es raro para nosotros, somos agentes, soldados de alto rango que las vacaciones apenas
alcanzan para ir a un bar a divertirse, hoy nos encontramos como una familia
disfrutando del paseo, siendo normales.

—¡Helado! —Aksel grita mientras corre a un carrito de helados, vamos detrás de él y


esta vez Aiden se encarga de Thor, la gente lo ve y se aparta de nosotros, pero no
importa, él lo está disfrutando.

—Quiero dos helados —le pide Aiden al hombre con el carrito, este asiente y se pone a
prepararlos— no hay dietéticos, te toca galletas —saca dos paquetes de galletas del
chaleco que le puse a Thor y me las lanza.

—¿En qué momento dejaste eso ahí? —pregunto destapando el primer paquete para
comerlas.

—Has estado un poco distraída últimamente —me dice y toma los helados dándole uno
a Aksel.

—Este es el mejor cumpleaños —dice Aksel saboreando su helado, sonrió a gusto con
su felicidad, han sido cuatro años junto a mí.

—¿Quieres subir ahí? —Aiden señala a un lago bastante extenso, hay varios botes en él,
si no me equivoco el lugar se llama The Lake.

—¡Si! —Aksel abre mucho los ojos mientras nos acercamos más al lago y cuando
Aiden está consiguiendo el bote se acerca a mí y hala mi mano— Mimi, no sé nadar —
lo dice en voz bajo como con miedo a que Aiden lo escuche..

—No nos caeremos Aksel —aseguro.

—Pero… —se ve indeciso cuando Aiden vuelve poniéndole el chaleco salvavidas.

—¿Quieres hacerlo, Aksel? Si tienes miedo está bien —le digo al verlo bastante
nervioso.

—¿Por qué tiene miedo? —pregunta Aiden y miro a Aksel para que él se lo diga.

—No sé nadar —confiesa.

—Tenemos que arreglar eso pronto —le dice Aiden— un soldado tiene que nadar.

—¿Qué pasa si nos caemos?

—Nos mojaremos y saldremos del agua, belaya y yo sabemos nadar igual que Thor, no
tienes que preocuparte por eso ahora.
—Está bien —asiente con un poco más de confianza y espera hasta que todos tengamos
nuestro chaleco, Thor no tiene, pero está entrenado y sabe nadar.

Caminamos hacia donde está el pequeño bote y subimos, no viene ningún instructor con
nosotros, hay dos remos adelante, Aiden toma ese puesto y comienza a alejarnos de la
orilla.

El sol estaba bastante potente y agradezco usar un sombrero, los chicos tienen gorras y
protector solar, estamos bastante alejados cuando Aiden deja de remar.

—Ven aquí —Aiden señala su pierna y me traslado de lugar para sentarme en su regazo,
adoro la forma que sonríe como si no le faltara nada.

A mí tampoco me falta nada.

—Puedes hacerlo ahora —dice Aksel inocentemente mientras observa el agua y con su
mano toma un poco.

—¿Hacer qué? —pregunto.

—Nada —Aiden se aclara la garganta y lo veo darle una mirada significativa a Aksel.

—Creo que Thor y yo somos los únicos que no guardamos secretos ahora —digo
acusándolos.

—¿No crees que esto es hermoso? —dice Aiden abrazando mi cintura, veo todo a mi
alrededor, algo que solo había visto en películas, el gran parque, las personas
disfrutando del ambiente, el gran lago y árboles que rodean todo el lugar.

—Lo es —digo y volteo para atraparlo mirándome fijamente.

—Me asustas cuando te pones romántico —digo poniendo la mano en su mejilla.

Nunca pensé que encontraría la felicidad en unos ojos tan oscuros y misteriosos.

—Pero si te trato duro te gusta —su mano acaricia mi nalga y rio apartándolo
disimuladamente, Aksel sigue mirando el agua— Me gusta este vestido.

—Dijiste que no tendría flores contigo —le recuerdo— y mírate, trayéndonos a un lugar
donde no se puede ver menos que romántico.

—A veces tenemos que ser un poco cliché.

—Nunca lo somos.

—Por eso es perfecto —busca mi boca en un beso suave, este hombre con toda su
arrogancia, orden y mal genio me vuelve loca— Volvamos, tenemos aún mucho por
recorrer.
No me cambio de asiento, en sus piernas me siento cómoda, Aksel empieza a gritar
emocionado porque nos movemos llamando un poco la atención, su risa vibrante nos
tiene felices.

Cuando me fui lo único que quería era su felicidad, no sabía que había en el futuro, si
volvería a ver Aiden o tendría que vivir con su ausencia, nos hicimos daño y aunque
todo ha sido tan difícil de asimilar, nos encontramos en el mejor momento y esta vez
dudo mucho que algo nos pueda volver hacer dudar del amor del otro.

Bajamos del bote en la orilla riendo de Aksel quien casi se cae a el agua, en tierra
comienza a reír y decir que le encanta el agua, nunca lo había visto así de feliz y libre,
expresivo y sin miedo que lo contenga, tiene un gran futuro y tengo seguridad que lo
hará de maravilla a donde sea vaya.

—¿Cuál es la siguiente parada? —pregunto cuando empezamos a caminar ya estaba


oscureciendo, Aiden toma mi mano mientras que Thor y Aksel van adelante jugando.

—Podemos caminar y ver el paisaje —propone con duda.

Esas palabras en el no suenan tan propias y siento que lo hace por mi así que
caminamos gran parte del parque, comimos hot dog en un puesto y reímos como nunca
antes, este momento se quedará por siempre en mi memoria, siempre estará presente.

Vamos hacia un puente que está repleto de personas, el lugar es bastante concurrido y
no tardo en saber por qué, es el puente Bow Bridge, ha salido en tantas películas que
siento que he estado aquí antes, de noche el lugar es tan precioso que me quedo
mirándolo todo fijamente.

—Mimi, aquí —la voz de Aksel me hace voltear y no puedo creer lo que estoy viendo.

¿Tanto tiempo me quede viendo al vacío?

Aiden tiene un ramo de rosas rojas gigante en sus manos, Aksel lo copia, pero con uno
un poco más pequeño, estamos a mitad del puente y ni sé que decir.

—Ser cliché nunca ha sido de nosotros —dice el extendiendo las flores y las tomo al
igual que las de Aksel quien se ha planteado hacer todo lo que hace su padre— Por eso,
no me parece que haya mejor manera de hacer esto.

Casi se me caen las flores cuando se inca sobre su rodilla seguido por Aksel, creo que
estoy paralizada cuando lo veo sacar una pequeña cajita de su bolsillo y abrirla hacia mí.

El anillo se burla de mi mientras continuo sin saber reaccionar.

» No hay mejor lugar que este puente donde ser cliché es lo más normal —noto sus
manos temblar y los ojos se me llenan de lágrimas mirándolos a ambos— ¿Quieres
casarte conmigo, Belaya? —pregunta.

—¿Quieres casarte con mi papá? —Aksel hace la misma pregunta mirándome con sus
ojos brillando de la emoción.
—Aiden… —es lo único que sale de mi boca mientras el shock no me deja procesarlo.

—Di que sí, mimi —dice Aksel y Aiden ríe un poco.

—Si —suelto por fin— jodidamente si —odio que mi voz me falle, pero en este
momento no me importa.

Aiden con tanta naturalidad me pide mi mano y la pongo al frente viendo cómo pasa el
anillo de oro blanco con diminutas piedras blancas por mi dedo.

No me resisto más y tomo su mano para levantarlo y poder besarlo con desesperación,
él tiene otros planes que me inclina besándome suavemente lágrimas de felicidad corren
por mi rostro y escucho los aplausos a mi alrededor, la voz de Aksel gritando de alegría
me llenan.

—Te amo —dice contra mis labios volviendo a mi posición inicial— te amo tanto que
no sé cómo tener vida sin ti, belaya.

—Te amo —beso su rostro continuamente sin importarme que incluso nos estén
fotografiando— Te amo, te amo, te amo —sigo repitiéndolo y rio cuando Aksel se mete
entre nosotros.

—Yo también quiero besitos, fue mi idea —dice alzando su mejilla, Aiden lo carga ya
que yo tengo las flores y me encargo de agradecerle de la misma forma— Ahora será
Aksel Owens —anuncia y yo asiento besando su nariz.

Abrazo más a Aiden y lo siento soltar un suspiro de alivio, Thor ruge cuando suenan
algunos fuegos artificiales y ya es seguro que este día no puede ser mejor.

Nuestra historia comenzó en un bar, pocas esperanzas, muchos traumas y sin ninguna
expectativa, poco a poco todo se volvió intenso, ya no éramos dos desconocidos,
tampoco la teniente y el coronel, empezamos a vernos sin máscaras, a conocer nuestro
ser y enamorarnos el uno del el otro.

Aiden Owens e Ivy Maslova.

Dos personas que nunca han buscado el amor y las mismas que lo consiguieron.

Entre tanto caos, no hay nada mejor que un cliché.

Comenzamos con “había una vez” y terminamos en un “y fueron felices para siempre”.

FIN.

Epílogo

2 meses después.

Nunca pensé que mi boda ideal sería tan exótica, no había queja alguna, me sorprendía
la rapidez en que se preparó todo, pero estaba agradecida.
Si, ya quería ser su mujer, quería su apellido en el nombre de nuestro hijo, no sabía que
era una necesidad hasta que me lo propuso hace unos meses.

No había visto a Aiden desde esta mañana, Eda, Eva, Rosalind, Lisa y Lara se
encargaron de todo, nos dijeron que no podíamos estar juntos mientras, yo ya estaba
lista y no tenía ni idea de donde él se encontraba,

Aksel se quedó conmigo alegando que me extrañaba ya que había pasado mucho tiempo
con su padre las últimas semanas, Aiden se lo llevaba a él comando, ya había iniciado
en la academia y estaba entrenando, yo, sin embargo, me enfoque en los Skryt y en
nuevas misiones con la Elite.

Los cambios se han notado en la SCIF, Aiden está haciendo un trabajo increíble con
eso, me encuentro tan orgullosa de él, creamos una especie de rutina que me tiene más
que satisfecha.

Nos mudamos con él, puse en venta la otra casa y Aksel estaba más que feliz, Aiden le
está enseñando a nadar.

Muchos se preguntarán si no siento remordimiento al ver su éxito, cuando yo también


me he jodido por emerger y he puesto tanto en riesgo y la respuesta es no, no lo veo
como alguien superior a mí, es mi igual y ambos lo sabemos, cada uno tiene poder y
responsabilidades, yo con lo mío y el con lo suyo.

—¿Estás lista? —Eda entra a la habitación y se detiene cuando me ve tapando su boca


con su mano.

—¿Qué tal? —pregunto dando una pequeña vuelta.

—Por dios —sus ojos me recorren y corre a abrazarme— Nunca pensé verte así, estas
hermosa.

—Es enorme, pero me encanta —digo volteando para mirarme de nuevo en el espejo.

Tenía un cosert pequeño sin tirantes que se conectaba una gran falda, tan grande que
dudaba que pasara por la puerta, diminutas piedras brillantes se repartían por todo el
vestido largo y una gran cola, decidí no usar velo y tengo mi cabello en gran parte
recogido, el maquillaje no es tan exagerado.

—quizás es algo tarde para preguntarte —veo a Eda atreves del espejo animándola a
continuar— ¿Estás segura que estar con Owens es lo que quieres?

—¿Es una broma? —pregunto mirándola— Mamá, ¿te has dado cuenta que literalmente
Aiden Owens es la persona que toma de los cojones? —eso la hace reír y toma un
mechón de mi cabello dejándolo en su lugar.

—Solo quiero que estés segura que es lo mejor para ti y para tu hijo, es un gran hombre,
pero lo importante siempre será la felicidad.
—Lo amo y su feliz, por primera vez en mi vida siento felicidad plena y sin
condiciones.

—Te convertiste en una gran mujer, cariño, tenía miedo que los golpes te hayan quitado
esta parte de ti —vuelve abrazarme y casi ruedo los ojos cuando llorar en mi hombro.

—¿Mimi? —Aksel entra a la habitación vistiendo un traje gris, está perfectamente


peinado y limpio, no sé cuánto tiempo estará así.

—Los dejaré un momento, tienen 5 minutos —advierte Eda antes de salir cerrando la
puerta detrás de ella.

—¿Te gusta? —pregunto dando otra vuelta.

—Pareces de las princesas que le gusta a Camille —dice detallando el vestido.

—¿Eso está bien o mal?

—Son lindas —se encoje los hombros— Papá almirante tiene que estar esperándonos.

—¿Puedes darme un abrazo, pequeño gruñón?

Viene hacia mi y me agacho con algo de dificultad por el vestido, me abraza un gran
rato y da un beso en mi mejilla.

—¿Podemos irnos ya? —pregunta cuando nos separamos, siempre se pone así cuando
estamos lejos de Aiden.

—Te comportas, ¿bien?

—Lo sé, tengo que estar en silencio —repite lo que le he dicho varias veces ya.

Me ofrece su mano para salir ya que seguramente nos estaban esperando, salgo con
cuidado con el gran vestido y tengo que tomarlo con mi mano para bajar las escaleras
con mayor facilidad.

—No lo puedo creer —dice Eva haciendo que Will, Jeff y Sergey volteen hacia mí.

—Estas hermosa —dice Jeff cuando bajo por completo— Owens es un hijo de perra
afortunado.

—Vocabulario —lo regaña Aksel haciéndonos reír.

Will se acerca a mi tomando mis manos y besándolas.

—Preciosa, Vyvy —Jeff y Will me abrazan diciéndome lo hermosa que estoy y Eva los
aparta de mi diciendo que se tienen que adelantar.

—Me encanta todo —me dice Eva con un brazo en mi hombre— tengo que irme con
los chicos, nos vemos en la iglesia.
Nos despedimos rápidamente y es cuando solo quedamos Sergey, Eda y Aksel, Eda se
lleva a Aksel hacia la limosina y nos deja solos.

—¿Algunas palabras de aliento? —pregunto.

—No las necesitas —niega, no me ha dicho nada, pero noto la emoción en sus ojos.

—Pero necesito a mi padre ahora para que me entregue en el altar —sus ojos se
humedecen y de pronto me encuentro siendo abrazada por él.

—Estoy orgulloso de ti —es lo único que dice mientras besa mi frente.

Sé que es lo único que obtendré de él, que lo diga ahora hace que las emociones se
alboroten y tengo ganas de llorar.

Ofrece su brazo y lo tomo sonriendo saliendo de la casa hacia la limosina.

La boda será en el gran salón del nuevo comando, ahí es donde se celebran nuestras
bodas con un ambiente formal y religioso.

Aksel no para de hablar en el transcurso de todo el camino, el nuevo comando es algo


lejos, pero más escondido, pasamos por cada área de seguridad hasta estacionarnos
frente a él gran salón.

La fiesta también será aquí, no hay que ser adivinos para saber lo costosa y lujosa que es
mi boda, los arreglos está prácticamente en todo el lugar.

Bajo de la limosina y Eda me da un ramo de rosas rojas, puedo escuchar la música


dentro y sé que es ahora o nunca, entrelazo mi brazo con el de Sergey y asiento lista
para esto.

Lista para completar la lista de la felicidad.

Aiden Owens

De seguro en mi adolescencia era ese tipo “nunca me voy a casar” quien pensaba nunca
depender de alguien y que no se enamoraría.

Que ingenuo.

Cuando Ivy llegó a mi vida disfrazada de la ordinaria Alina Petrova, aun así, logró
cautivarme de maneras inimaginables, una noche le bastó para que no pudiera salir de
mi mente.

Recuerdo cuando me desperté esa mañana, pensé que había sido un sueño, cuando vi el
desastre de mi cama lo comprendí, no era de ir tras las mujeres, pero sabía que tenía que
ir por ella, llamé para cancelar todo en el comando, pero cuando vi por las cámaras de
seguridad como corría y se subía por el portón solo para escaparse de mi casa, una rabia
me recorrió.
Quería que se quedara conmigo.

Muy estúpido de mi parte, pero eso fue lo que causo mi mal comportamiento los días
que siguieron.

Sonrío recordando que tan estúpido fui solo por no querer aceptar que me gustaba más
de la cuenta.

Luego cuando supe lo de mi madre lo puse todo en duda, mis sentimientos, sus
intenciones, todo, sentía que mi corazón se rompía cada vez que la recordaba, no vivía,
solo existía.

Cuando volvió, sabía que no podía volver a dejarla ir.

Menos cuando Aksel apareció en mi vida, con sus ocurrencias y locuras es una
combinación de ambos, sé que Ivy no le consigue muchos parecidos, pero yo sí, la
determinación es una de ellas, también las estrategias y sobretodo su nariz, tienen la
misma nariz.

—Hijo, ya viene —Jeremiah me llama desde su asiento atrayéndome al presente y es


cuando veo al frente.

Si fuera otra situación me reiría de Aksel regañando a Camille para que camine más
rápido y se apurara con las flores, pero me encuentro tan embelesado mirando a Ivy.

El vestido es enorme, lo que quiere decir que será difícil de sacar más tarde, tiene
muchos detalles los cuales detallo con mayor atención, su maquillaje no es tan llamativo
pero sus grandes ojos azules resaltan y su cabello va semi recogido.

Me está mirando de la misma forma, caminan demasiado lento, estoy por bajarme de los
escalones e ir por ella, pero el brazo de Erín me impide avanzar.

Ivy ríe cuando ve mis intenciones y solo espero hasta que Sergey me la entregue frente
al padre.

—¿Aprobé? —pregunta en voz baja.

—Con puntos extras —mi respuesta la hace sonreír y con solo eso me tiene a sus pies.

Todos van a sus lugares mientras que el padre comienza hablar, no escucho mucho, mi
atención está en Ivy, sus labios están tan provocativo, no puedo dejar de mirarla, sus
ojos tienen un brillo especial, no quiero sonar arrogante, pero sé que es por mí.

Nuestra devoción hacia el otro no debería ser nada fuera de este mundo porque todos
tienen que vivir este tipo de amor por lo menos una vez en su vida.

—¿Aiden Owens recibe usted a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en
sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en
enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas? —pregunta
el padre.
—Sí, acepto —sin pensarlo.

Se voltea hacia Ivy recitándole la misma pregunta y antes de que termine la oración ya
se encuentra asintiendo.

—Acepto —dice cuando se calla.

—Reciten sus votos mientras intercambian los anillos —nos dice.

Veo a Aksel con la almohada y los anillos que elegimos juntos, tomo uno y recito mis
votos.

—Yo Aiden Owens, te tomo a ti como mi esposa —voy pasando el anillo por su dedo y
no dejo de mirarla— Para honrarte, amarte y protegerte, juro nunca dejarte volver a
caer, cuidarte en todo momento, me entrego a ti en cuerpo y alma, seré quien salga en la
madrugada por tu helado favorito o tus galletas, el que te culpará todo el tiempo de
hacernos llegar tarde, quien estará a tu lado en cualquier guerra y sostendrá tu mano en
la victoria.

Dejo el anillo y a diferencia de otras novias, Ivy parece estar conteniendo la risa y
queriendo salir de aquí lo más rápido posible, suelta una pequeña risa antes de decir los
de ella.

—Yo Ivy Maslova, te tomo a ti como esposo —el anillo se siente frio y casi rio cuando
lo iba a poner en otro dedo— Para honrarte, amarte, protegerte, juro ser la misma mujer
que te enamoró y con quien peleas sin sentido con almohadas, prometo no volver a
mentirte y seguir a tu lado a pesar de las dificultades, cuidarte, y darte todo lo que
necesitas para ser feliz junto a mí.

Son cortos, pero no hay nada que podamos decirnos frente a todas estas personas a
afirmar que nos amamos cuando nosotros ya lo tenemos claro.

Tomamos nuestras manos mientras el padre dice las últimas palabras.

—En virtud a la autoridad que me concede la ley, los declaro marido y mujer —levanta
sus manos y me mira— Puede besar a la novia.

No es necesario que lo pida dos veces, tomo a Ivy de la cintura y mis labios cubren los
suyos, no es un beso dulce que se da en una boda, es hambriento y desesperado, escucho
silbidos y aplausos, pero no me separo de ella hasta que la pequeña voz de Aksel llega a
mis oídos.

—Se la está comiendo —le dice a Camille, pero alcanzamos a escuchar.

Empezamos a reír, y nos separamos un poco.

—Oficialmente mía —digo contra sus labios— Señora Owens.

—Oficialmente una familia —vuelve a besarme con más calma causando más aplausos.
Es mi familia, mi hogar y el lugar donde siempre voy a querer volver.

Donde y como sea, Ivy Maslova es la mujer de mis sueños y ahora de mi realidad.

Un cuento convertido en cliché de donde no quiero salir.

Final

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