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¡YO ME OPONGO!

Hoy se casaba. Hoy iniciaba su nueva vida al lado del "Hombre de su vida" tenía
que ser el día más feliz de su vida, pero ella, se sentía la persona más infeliz del
planeta.

Todos los chicos del Glee ya estaban esperando que iniciara la marcha nupcial
para que ella entrará y diera el "Sí, acepto" frente a los ojos de Dios. Sus padres
estaban orgullosos de ella, por primera vez en su vida, estaba haciendo lo
correcto, pero lo que para todos era lo correcto, para ella era únicamente un error
más en su lista de fallas que la han marcado a lo largo de su vida.

Su primer error, fue haber aceptado esa cerveza; su segundo error, haberle abierto
las piernas; su tercer error, haber mentido sobre quién era el verdadero padre de
Beth; su cuarto error, enamorarse de ella.

¡Ella! Hace tres meses no sabía de ella, se había marchado a Nueva York apenas
se habían graduado y no había regresado. El rumor de que había conocido un
modelo de ojos azules, corría por todo Lima, tanto fue así que fue cuestión de
días en que ese rumor se confirmara, que se confirmara, le dolió. En una noche
de tragos con Britney, había cometido un nuevo error, que la había llevado a
terminar aceptando casarse con Puck ¡Por Dios! ¡Se casaría Noah Puckerman!

Las campanas comenzaban a sonar, su padre se acercaba a ella con una sonrisa
falsa y cuando ya estuvo a su lado le murmuró "No me decepciones más" dicho
eso, tomó su brazo y la guió hacia el altar en donde ya se encontraba Puck
esperando por ella.

El caminó se le hizo eterno, sentía que cada paso que daba, lo daba en un margen
de una hora o dos, pero no, sólo eran cuestión de segundos. Cerró los ojos y
suspiros profundamente, al abrirlos, lo vio de pie, con su sonrisa coqueta. Estiró
su brazo para tomar su mano.

-Te entrego a mi princesa, joven Puckerman – susurró su padre mientras ella


rodaba los ojos – cuídala mucho – si claro, la cuidara como él la cuido a ella
pensó, más no dijo nada, únicamente sonrió falsamente.

La ceremonia transcurrió sin ningún contratiempo. Ya se había resignado a que


estaría unida de por vida a Puck. Suspiró pesadamente cuando el sacerdote
pronuncio las palabras que la atarían de por vida.

Puck procede a colocarle el anillo en el dedo anular de la mano derecha


-"En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo." – habló el sacerdote

-Amén – susurró Quinn con voz quebrada

El Sacerdote cogió el anillo de Puck y se lo entrego a Quinn diciendo – "Pon


este anillo a tu esposo, como señal de fidelidad y amor" – Con tristeza y su
mejor sonrisa fingida, Quinn colocó el anillo en el dedo anular de la mano
derecha de Puck - "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo." –
hablo el padre – Amén – murmuró Puck con una sonrisa completa en su rostro
mientras tomaba las arras de la bandeja y se las entregaba a Quinn que se las
recibía con las manos debajo de las suyas mientras decía – Quinn, estas arras te
doy, en señal de Matrimonio

-Yo las recibo – murmuró la rubia mientras hacia el mismo procedimiento con
sus arras – Noah, estas arras te doy, en señal de Matrimonio – Puck sonriendo
respondió – Yo las recibo.

-Así pues, ya que queréis contraer santo Matrimonio, unid vuestras manos,
manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia - tomó las manos de
ambos y las junto

-Yo, Noah Puckerman, te recibo a ti, Quinn Fabray, como esposa y me entrego
a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la
enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

-Yo, Quinn Fabray, te recibo a ti, Noah Puckerman, como esposo y me entrego
a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la
enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida – sonríe
tristemente mientras esperaba las palabras finales del sacerdote.

-Si hay alguien que conozca un motivo, razón o circunstancia para que este
matrimonio no se celebre, que hable ahora o que calle para siempre – Quinn
apretó sus ojos en claro signo de resignación cuando una voz que todos conocían
y que hace meses nadie escuchaba, resonó en toda la iglesia.

-¡YO ME OPONGO! – los gritos de exclamación no se hicieron esperar, y como


si se encontrara en un sueño abismal, Quinn se giró lentamente para ver a su
morena, vestida completamente de negro, con sus risos cayendo suavemente por
su hombro mientras caminaba decidida hacia el altar – Quinn. ¡Tú no te puedes
casar con Puck!
-Rachel ¿Qué estás haciendo? – preguntó el chico tratando de no alzar mucho la
voz

-Niña – habló el padre de la rubia que se encontraba a sentado en las sillas


delanteras – estas interrumpiendo una ceremonia – se colocó de pie mientras
alisaba su perfecto traje – le agradecería si abandonara la iglesia

-No me importa señor Fabray – respondió la morena sin dejar de mirar los ojos
avellana de la novia – estoy aquí para evitar que su hija, cometa el peor error de
su vida.

-Tú no sabes nada– intentó acercarse, pero fue frenado por el brazo de su esposa
– le repito señorita Berry – murmuró con repulsión – por favor abandone la
iglesia

-Quinn…- le toóo la mano la morena ignorando por completo al padre de la


rubia que trataba de calmarse – Escápate conmigo…Vámonos juntas a Nueva
York

-Rachel…yo…- sus voz sonaba quebrada y apagada – no puedo – murmuró


agachando la cabeza

-¿Por qué no? – le levantó la mirada

-Estoy nuevamente embarazada de Puck – apretó los ojos

-¿Qué? – dijo sorprendida mientras los murmullos en la iglesia comenzaban a


sonar más duro logrando que Russell Fabray se colocara rojo de la vergüenza -
¿Cómo paso?...Bueno como paso no…eso es lógico – se autocorrigió - ¿Por
qué?

-Yo…estaba ebria – su nariz comenzó hacer ruidos – quería olvidarte – volvió


agachar la mirada – lo lamento…

-No lamentes nada – susurró la morena logrando que la rubia levantara la mirada
– fue mi error…me marche sin decir nada…

-Llego el rumor de que estabas con alguien – dijo la rubia confundida

-¿Brody? – Preguntó la morena con el ceño fruncido, logrando que la rubia


levantara los hombros sin entender – ¿Un modelo de ojos azules? – Replanteó la
pregunta, consiguiendo que Quinn asintiera con la cabeza – Yo no estoy con él -
miró al chico que tenía las manos dentro de su traje, él era el único de sus amigos
que conocía de la existencia de Brody – Quinn…- volvió a mirar a la rubia –
Brody es gay…

-Pero…

-El rumor es falso – le aseguró la morena fulminando con la mirada al moreno –


y se quien fue quien inicio ese rumor – murmuró sin despegar la mirada del
judío

-¿Puck?

-Yo…- se aclaró la garganta – solo quería estar contigo Quinn… tener una
familia contigo, con él bebe…- trató de tocar el vientre aun plano de la rubia – y
con Beth…- murmuró dolido cuando Quinn se quitó de su lado.

-¡Me mentiste! – Exclamó furiosa, mientras se quitaba el anillo y se lo lanzaba al


rostro – eres un mentiroso Puckerman.

-¡Vámonos Quinn! – volvía a insistir la morena, consiguiendo que la rubia le


diera una mirada cálida mientras aceptaba

-¡Tú no te puedes ir así como así! – Gritó su padre cuando vio que esta pretendía
marcharse con la pequeña judía – ¡A mí no me dejaras en ridículo dos veces!

-Solo te importa el qué dirán ¿verdad? – Negó con la cabeza la rubia – pues
quédate con el que dirán porque ya no tienes una hija – dicho eso, tomo la
mano de su pequeña diva y corrió junto con ella hacia la salida…esperando por
fin haber tomado una buena decisión. Estaría con el amor de su vida, un nuevo
bebe venia en camino y por lo que intuía la morena lo querría como si fuera suyo
y eso era lo único que en verdad le importaba.

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