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ADMINISTRACION I
Trayectoria profesional
Por fortuna, en 1875 Taylor se recupera de sus problemas visuales. En esta época ingresó
como obrero en una empresa siderúrgica industrial ubicada en Filadelfia. Algunos años
más tarde, en 1878 trabajó para la Compañía de Acero de Midvale, en Utah, en donde
rápidamente ascendió y desempeñó varias labores: maquinista, jefe de grupo, capataz,
jefe de capataces y director de la oficina de planos hasta llegar al puesto de ingeniero jefe.
En 1881, con tan sólo 25 años, Frederick W. Taylor empezó a introducir la idea del
“estudio del tiempo” en la Compañía de Acero de Midvale. Ya desde bien joven, se
caracterizó por ser una persona sumamente observadora y minuciosa y, estando en la
compañía, se dedicó a observar cómo trabajaban los operarios encargados de cortar el
material metálico.
Taylor se concentró en prestar atención a cómo los trabajadores hacían todo el proceso,
fijándose en cada paso seguido, por muy simple y banal que pareciera. A partir de su
observación concibió la noción de descomponer trabajo en pasos más sencillos para
poderlos analizar de forma más exhaustiva. Para él, era fundamental que dichos pasos
tuvieran un tiempo de ejecución determinado y estricto, bien cronometradas.
A los 45 años Frederick W. Taylor decidió retirarse del ámbito laboral, aunque siguió
ofreciendo conferencias para difundir sus principios de la administración científica del
trabajo. Aprovechando este retiro dedicó pasar tiempo con su esposa Louise M. Spooner y
sus tres hijos adoptados, residiendo en Filadelfia entre 1904 y 1914.
Durante esta década Taylor recibió varios reconocimientos por su idea del control del
tiempo en la producción industrial. En 1906 la Sociedad Americana de Ingenieros
Mecánicos lo nombró su presidente y, ese mismo año, recibió el nombramiento de doctor
honoris causa en el ámbito de las ciencias por la Universidad de Pensilvania. En 1912 se
presentó ante un comité especial del Congreso de los Estados Unidos de América para
exponer las características del sistema de gestión de maquinaría que él había creado.
Frederick W. Taylor falleció el 21 de marzo de 1915 en Filadelfia con 59 años cumplidos el
día anterior. Fue muy trabajador y siempre estuvo interesado en dar a conocer su sistema
de organización científica del trabajo, presentándolo en diferentes institutos y
universidades.
Principios de la administración científica del trabajo
Para Taylor, la idea de la administración científica del trabajo se basa en cuatro principios
fundamentales, los cuales son los siguientes:
La organización científica del trabajo es un principio que está vinculado directamente con
la acción de quienes se encargan de las labores administrativas. Son ellos los que deben
cerciorarse de cambiar los métodos poco eficientes y garantizar que los trabajadores
cumplirán con los tiempos acordados para la realización de cada tarea.
Taylor consideraba que, para poder cumplir con este principio, la administración debe
conocer primero cuáles son los tiempos asociados a cada actividad, qué demoras implican,
por qué se producen y qué acciones específicas realizan los trabajadores en cada tarea.
A diferencia de lo que muchas fábricas hacían por aquel entonces, Frederick W. Taylor
defendía que cada trabajador debía ser escogido en función de sus capacidades y
habilidades específicas. No era para nada adecuado esperar que, por el simple hecho de
empezar a trabajar, el operario fuera adquiriendo las habilidades por su propia cuenta.
Si lo que se desea es tener un alto grado de eficiencia y calidad en la producción es
necesario contratar a trabajadores que dispongan de ciertas habilidades de base y hacer
que se encarguen de tareas en las que se van a saber defender. Un trabajador que se
siente cómodo con lo que hace es un trabajador que dispone de bienestar, motivándolos
para hacer bien la tarea que le ha sido asignada.
Al desgranar en tareas más simples y concretas todo el proceso de producción es posible
identificar cuáles son las habilidades ideales para cada una de ellas. Así, identificando a los
candidatos para el empleo que poseían tales aptitudes se les puede asignar tareas en las
que se desempeñarán adecuadamente, evitando así que se sientan frustrados por la
incertidumbre de no saber si lo van a saber hacer.
3. Cooperación
Para que el rendimiento de la empresa sea el deseado es necesario que haya cooperación
entre los obreros y los directivos. Aunque sean los obreros quienes operan sobre el
sistema físicamente, empleados y empleadores deberán perseguir el mismo objetivo: un
aumento de la producción y la eficiencia.
Es por esto que Taylor consideraba que la remuneración de los trabajadores debe estar
relacionada con su producción, es decir, que cobren en función de la cantidad de trabajo
que ha realizado. Sabiendo que a más tareas cumplidas o productos producidos más
ganará el trabajador, de acuerdo con Taylor, se motivará y trabajará más para cobrar
mejor. Esto tiene también la intención de evitar la simulación laboral, es decir, que los
empleados reduzcan su productividad o directamente no trabajen.
De acuerdo con la mentalidad tayloriana, si el trabajador cobra por horas es más propenso
a reducir su actividad si no es vigilado por el jefe, limitándose a hacer lo mínimo para no
ser despedido, estirando los descansos y esperar a que acabe la jornada laboral. Al
introducir este sistema en el que se cobra por lo producido, los empleados buscarán la
forma de comportarse de la forma más eficiente sabiendo que ello está directamente
relacionado con obtener mayores ingresos.
Así pues, Taylor defiende que para conseguir la cooperación entre trabajadores y jefes es
necesario pagar a cada operario por la unidad de trabajo realizada, pero, además, se
deberá organizar un grupo coordinador de los operarios. Los coordinadores deberán
conocer a fondo las actividades realizadas por los trabajadores, de manera que tengan la
autoridad moral para darles órdenes y, a la vez, los puedan formar en más cosas sobre la
tarea que desempeñan en específico.
Los capataces deben atender a las áreas específicas en la cadena de producción para
poder hacerse cargo de la coordinación de todos los trabajadores y sus tareas. Mediante
su examinación metódica y minuciosa de todo el proceso se podrá perfeccionar el
sistema, detectar problemas críticos y asignar nuevas tareas a los trabajadores que no se
desempeñen al máximo en su actual puesto de trabajo.
Este último principio de Taylor es realmente innovador para su época, puesto que implica
que es fundamental que la carga laboral entre los directivos y los obreros sea equivalente.
Considera que se debe buscar que haya una división de trabajo justa y coherente si lo que
se desea es lograr la máxima eficiencia en todos los procesos.
La administración debe encargarse de todos los elementos que tienen que ver con el
análisis de situaciones, generar planes que estén vinculados con el futuro de la empresa
además de buscar estrategias para conseguir mayor beneficio.
Henri Fayol (1841-1925) fue un ingeniero y teórico de la administración de empresas, que nació el
29 de julio de 1841 en Constantinopla (Estambul), y que falleció el 19 de noviembre de 1925 en
París, a la edad de 84 años. Fayol es considerado uno de los principales contribuyentes al enfoque
clásico de la administración, debido a que desarrolló la llamada teoría clásica de la administración,
que veremos más adelante.
En cuanto a su vida académica, Henri Fayol se graduó como ingeniero civil de minas en el año
1860, cuando tan solo tenía 19 años. Pronto empezó a trabajar como ingeniero de minas,
concretamente en la Sociedad Anónima Commentry Fourchambault, un gran grupo del sector de
la minería y la metalúrgica. En esta compañía fue donde permaneció toda su vida trabajando.
Poco a poco, Fayol fue ascendiendo dentro de la misma empresa. Cuando tenía 25 años, fue
nombrado gerente de las minas. Veintidós años más tarde, a los 47, Fayol fue nombrado gerente
general (director general), y ocupó dicha posición durante treinta años y hasta que se jubiló, entre
1888 y 1918. En ese momento, Henri Fayol dejó la empresa a su sucesor, en condiciones bastante
favorables y estables.
El Fayolismo
Henri Fayol desarrolló un modelo administrativo que denominó Fayolismo. Otros sinónimos que
ha recibido este modelo son: Administración Positiva, Enfoque del Proceso Administrativo o
Enfoque Anatómico. A través del Fayolismo, Henri Fayol analizó problemas no tratados por
Frederick Taylor, entonces considerado padre de la Administración Científica. En su caso, Taylor
había desarrollado el Taylorismo, un método de organización industrial basado en dividir las tareas
en el proceso de producción, dentro de la organización del trabajo.
Taylor investigó sobre todo en el ámbito de la fábrica o de los talleres; en cambio, Fayol investigó
las direcciones de las organizaciones. Además, Fayol creó “Escuelas de jefes”, y aportó grandes
ideas relacionadas con los diferentes niveles administrativos que encontramos en el seno de una
organización. En su obra “Administración indústriele et genérale” podemos encontrar las ideas del
Fayolismo, a través de su filosofía, y también sus aportaciones más relevantes en este ámbito
Definición y características
Hemos situado brevemente el Fayolismo en su contexto, pero, ¿en qué consiste éste,
exactamente? ¿Cuáles son sus principales características? El Fayolismo consiste en un modelo
administrativo que se basa en tres aspectos esenciales, que son:
Como veremos a continuación, el Fayolismo describe varias funciones dentro de una organización,
donde la función administrativa resulta la más importante. De hecho, dicha función hace alusión a
la parte social de la empresa (es decir, a sus trabajadores), mientras que las otras, tienen que ver
con la materia prima y con la maquinaria. ¿En qué consiste cada una de estas funciones? Vamos a
averiguarlo:
Funciones en la organización
Como decíamos, más allá de los tres aspectos esenciales enumerados del Fayolismo, a través de
este modelo de administración, Henri Fayol especifica una serie de funciones que debe tener en
cuenta cualquier empresa industrial, y que son las siguientes:
1. Funciones técnicas
Son las que cumplen la función de proveer unos determinados bienes y servicios.
2. Funciones comerciales
Las funciones comerciales son las que tienen que ver con la producción eficiente y con las compras
y ventas de la empresa.
3. Funciones financieras
Las funciones financieras tienen que ver con la gestión del dinero y con la obtención del mayor
rendimiento del mismo.
4. Funciones de seguridad
En este caso, las funciones de seguridad cumplen la misión de proteger a las personas y sus bienes
de posibles robos u otros altercados (por ejemplo, una inundación), en el seno de una
organización.
5. Funciones contables
Son las funciones que tienen relación con los inventarios, los balances, los costos, las estadísticas…
6. Funciones administrativas
Finalmente, las funciones administrativas que propone Henri Fayol en su modelo de Fayolismo,
hacen alusión a la coordinación y sincronización de las otras cinco funciones, ya explicadas.
En realidad, las funciones administrativas son, para Fayol, su objeto de estudio principal (aún en
pleno desarrollo en aquella época).
A través de su Teoría Clásica, Henri Fayol desarrolla una serie de ideas en el contexto
administrativo, enfocadas a aumentar la eficiencia de la empresa. Dichas ideas van en la línea de
optimizar la forma y disposición de los órganos que componen la organización en cuestión (es
decir, sus departamentos), así como sus interrelaciones estructurales. En esta línea, en su teoría
clásica, Fayol enfatiza la importancia de la anatomía de la empresa (es decir, su estructura) y su
fisiología (es decir, su funcionamiento).
Así, Fayol otorga especial importancia al hecho de atender la estructura de la organización (es la
característica fundamental de la teoría clásica); es decir, sus elementos, principios,
departamentos, etc.
Sin embargo, Fayol no descuida tampoco la síntesis de estos elementos y sus interrelaciones, lo
que acaban generando una visión global de la empresa, que a su vez permite una mejor
subdivisión de la misma bajo la centralización de un jefe principal.
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