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En la 

cultura feminista actual, la
palabra  "sumisión" tiene mala reputación. Cuando
nuestra sociedad rebelde escucha  "esposas
sométanse a sus esposos," inmediatamente se
molestan.  Nos dicen que la sumisión a un hombre es
degradante. Dicen que es una debilidad.  Están en
rebeldía. Pero, ¿contra quién se rebelan?  Muchas
mujeres e incluso algunas de mis hermanas en Cristo
tienen el “liderazgo” al revés.  Al igual que el
mundo, parecen olvidar su obligación de someterse a
sus maridos y de respetar sus decisiones. Además,
algunos esposos exigen sumisión de sus esposas en
obediencia al Señor, pero no aman a sus esposas
como Dios manda, ni son modelos de fidelidad o
devoción al Señor. Exigen sacrificio cuando ellos
mismos no se sacrifican.  
 
Me gustaría comenzar con las famosas palabras
de  Efesios 5:21-33.
"Sujetándoos los unos a los otros en el temor de
Cristo . 22  Casadas, estad sujetas a vuestros propios
maridos, como al Señor. 23 Porque el marido es
cabeza de la mujer, como también Cristo es cabeza de
la iglesia, siendo él mismo es el salvador del
cuerpo.24 Pero como la iglesia está sujeta a Cristo,
así también las mujeres lo estén a sus maridos en
todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como
Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por
ella; 26 para santificarla, habiéndola purificado por
el lavamiento del agua con la palabra, 27 para
presentarse a sí mismo la iglesia, una iglesia
gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa
semejante; sino que debe ser santo y sin mancha. 28
Así también los maridos deben amar a sus mujeres
como a sus propios cuerpos. El que ama a su propia
mujer, a sí mismo se ama; 29 porque nadie aborreció
jamás a su propia carne; sino que la nutre y la cuida,
así como Cristo también a la iglesia; 30 porque
somos miembros de su cuerpo. 31 Por esto dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer; y los dos serán una sola carne. 32 Grande es
este misterio; mas yo hablo respecto de Cristo y de la
iglesia. 33 No obstante, ama también cada uno a su
propia mujer como a sí mismo; y que la mujer vea
que teme a su marido."  

Nuestro texto enfatiza la  "sumisión"  de las esposas


a sus esposos y el  "amor" de los esposos hacia sus
esposas.  Los roles de los hombres y mujeres son
evidentes en las Escrituras desde el comienzo de la
creación.   No es poca cosa que el apóstol Pablo,
inspirado por el Espíritu Santo, diera énfasis al papel
y la relación  de los esposos con las esposas al
presentar la sumisión como paralela a la relación de
Jesús con su iglesia.  ¿Podemos realmente
someternos a la autoridad de Dios e ignorar Sus
mandamientos como se encuentran en Su Palabra
acerca del tema de nuestra relación como esposo y
esposa?   ¿Podemos realmente ignorar lo que la
Palabra de Dios nos manda a hacer acerca de la
sumisión?  ¿Es posible que la sumisión traiga paz a
nuestros hogares?  Las esposas deben someterse a
sus maridos como al Señor.   Es decir, ¡debemos
someternos a nuestros esposos porque Dios lo
ordena!  Dios quiere que tratemos a los demás como
Él lo hace, y eso incluye a nuestros  esposos. Él
ordena que tratemos a nuestros esposos con honor,
abnegación, apoyo y respeto.  Así que debemos hacer
lo que Dios manda, dando un paso atrás y dejando que
nuestros esposos tomen la iniciativa y el liderazgo. 
Dios exige que le sirvamos en los roles en los cuales
Él nos ha puesto como esposas y madres, porque ese
es su orden divino.
 

 Sumisión en El Temor de Cristo (Reverencia):


¿Qué significa sujetarnos (someternos) unos a otros
en el temor de Cristo?  
En la admonición de Pablo, "Sujetándoos unos a
otros en el temor de Cristo " (versículo 21), el verbo
( hypotassō ) significa  "sujetar o subordinar." 
Aquí Pablo se enfoca principalmente en lo que uno
hace para sí mismo:   uno debe someterse a los
demás.   Eso es  "sumisión en el sentido de ceder
voluntariamente en amor"  (The Bauer-Ardnt-
Gingrich-Danker Greek English Lexicon). Este
sometimiento voluntario es lo que caracteriza a los
verdaderos hijos de Dios cuando se someten a
Él (Filipenses 2:3, 5). Jesus dijo, 
“Pero el que entre vosotros quiera hacerse grande,
será vuestro servidor; 27 y el que quiera entre
vosotros ser el primero, será vuestro servidor; 28 así
como el Hijo del hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida a rescate por
muchos"  (Mateo 20:26-28).
 
De la misma manera, tanto los apóstoles Pedro y
Pablo nos instaron a someternos a los ancianos y a
someternos los unos a los otros.   En  I Pedro 5:4-
5 , el apóstol Pedro instó a los jóvenes a someterse o
sujetarse ( hupotagete ) a los ancianos.
"Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores,
vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y
todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad;
porque:  Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a
los humildes."    
 
Asimismo, Pablo instó a los amos,
 "Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo,
dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos
y vuestro está en los cielos, y que para él no hay
acepción de personas."  (ta auta,  Efesios 6:9). 
 
Los esclavos debían tratarlos asi: 
"Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con
temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón,
como a Cristo" (versículo 5). 

Implica reciprocidad entre amos y esclavos. La


exhortación dada a los cristianos en  Efesios 5:21 es,
por lo tanto, una exhortación a la sumisión
mutua "unos a otros."

En el Nuevo Testamento, la declaración más larga


sobre la relación entre esposos y esposas se
encuentra en Efesios 5:22-33, y es paralela
con Colosenses 3:18-19, donde Pablo expone
brevemente los puntos principales de su enseñanza. 
Analizaré Efesios 5:22-33 como base para nuestro
estudio y lo relacionaré con Colosenses 3:18-19. 
Antes de continuar, debemos determinar el curso de la
presentación de Pablo. Note que Pablo relaciona su
discusión previa con el trato entre esposo y esposa
diciendo,
“Sujetándoos los unos a los otros en el temor de
Cristo”   (Efesios 5:21).
 
Luego se dirige a las esposas (versículos 22-24) y
a los esposos (versículos 25-31). Él ordena a las
esposas a que se sometan a sus maridos como cabezas
como la iglesia se somete a Cristo como la cabeza. Él
ordena a los esposos a que amen a sus esposas como
Cristo amó a la iglesia.  Pablo compara la relación
del esposo y la esposa con la relación entre Cristo y
la iglesia. Note los comparativos "como"  y "como
a" (versículos 22, 23, 24, 25). No solo compara el
matrimonio con la relación entre Cristo y su iglesia,
sino que también amplía sus declaraciones finales.
Después de las instrucciones y comparaciones de
Pablo,  él cita a Génesis 2:24 en  el versículo 31 de
nuestro texto. En  el versículo 32 , hace una última
referencia a la relación entre Cristo y su iglesia.
Luego concluye resumiendo sus instrucciones en
el versículo 33 con dos mandatos fundamentales.
 “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a
su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su
marido." 
 
Por lo tanto, el esposo debe amar a su esposa, y la
esposa debe temer a su esposo.  La
palabra "temor" significa respeto,
reverencia. Obviamente, este pasaje abunda con
instrucciones acerca de la relación matrimonial. El
concepto clave en el argumento de Pablo es
la "sumisión" de unos a otros en el temor de Cristo
(versículo 21).  La sumisión de la esposa hacia su
esposo como su cabeza, como la iglesia se somete a
Cristo su cabeza  (versículos 22-24). El amor del
marido hacia su mujer, como Cristo ama a la
iglesia (versículos 25-30). Pablo concluye su
discusión llamando la atención a Génesis
2:24 (versículo 31), enfatizando el amor del esposo y
el respeto o temor de la esposa (versículo 33).
 
o El propósito de nuestra sumisión unos a
otros:
El propósito de nuestra sumisión unos a otros es
debido a la  "reverencia (phobo) a Cristo" (v.
21). La reverencia o el temor (phobos)  es una
reverencia respetuosa hacia Cristo que reconoce quién
nos ha mandado hacerlo, porque Él nos hará
responsables de nuestras acciones (2 Cor. 5:11; 7:1).
Así, el mandato dado a los cristianos de someterse
unos a otros (versículo 21) marca la pauta. Entonces,
la pregunta en juego es, ¿qué relación tiene
el versículo 21 con los  versículos 22-33?   Puede
haber dos respuestas a esta pregunta.
1. Primero, esto podría referirse a los mandatos
dados a esposas, hijos y sirvientes.   Y es cierto en
cierto modo, porque los cristianos deben someterse a
los demás. Además, esto parece ser paralelo a las
instrucciones de Pedro cuando insta a los cristianos
diciendo, "Por causa del Señor someteos a toda
institución humana, ya sea al rey, como a
superior." (1 Pedro 2:13). Él explica esto con
respecto a la sumisión que los siervos (2:18ss), y las
esposas deben dar (3:11ss). E incluso si esta
respuesta fuera adecuada, debe rechazarse siempre
que no excluya la comprensión más amplia.  
2. En segundo lugar, podemos responder que la
relación del versículo 21 con los versículos 22-33 es
que el versículo 21 establece un principio general
antes de que Pablo pasara a los roles específicos de
esposos y esposas, padres e hijos, amos y esclavos, de
modo que lo específico sea considerado a la luz de lo
general.   Desde este punto de vista, Pablo recuerda
y ordena a la iglesia su mutua sumisión en el
Cuerpo de Cristo antes de escribir las
responsabilidades específicas que cada uno debe
tener en cada situación particular. Esto parece
estar más en línea con nuestro contexto sobre las
exhortaciones de Pablo y Pedro dadas
en Filipenses 2:3 y 1 Pedro 5:5. 1 Pedro 5: 5 insta
diciendo, "y todos, sumisos unos a
otros (allelon)" inmediatamente después instó a los
más jóvenes a estar sujetos a sus mayores o
ancianos. Así, Pedro ordena a los ancianos
entre "todos vosotros" a que sean humildes con los
jóvenes al mismo tiempo que ordena a los jóvenes a
someterse a ellos. Así como Pedro expresó ambos
conceptos en un versículo (1 Pedro 5:5), así también
Pablo ordena la misma sumisión mutua en
el versículo 21 de Efesios, seguida por los mandatos
específicos de las esposas hacia los
esposos, versículos 22 en adelante. Por lo cual,
Pablo ordena a todos los cristianos, hombres y
mujeres, a que sean sumisos unos a otros antes de
instruir a las esposas en su responsabilidad
particular hacia sus esposos en la relación
matrimonial. Esto pone la sumisión específica y
unidireccional en el contexto de la sumisión mutua
general, describiendo deberes, roles y
responsabilidades específicas al concepto general
ordenado por Dios dado a la iglesia sobre la
sumisión mutua.
 
Se ha argumentado que el mandato dado a los maridos
de amar a sus esposas no es más que otra forma de
ordenar a los maridos a que se sometan mutuamente. 
Pero incluso si ese fuera el caso, Pablo todavía ordena
que el esposo sea "la cabeza" de la esposa y, por lo
tanto, a quien ella debe someterse en
todo (versículos 22-24). Por lo tanto, inferimos que
este texto no solo enseña la "sumisión mutua" en
lugar de la sumisión específica de las esposas a los
esposos en el contexto general de la sumisión
mutua, la sumisión mutua a la que todos los
cristianos están llamados a aceptar. Así que eso
descarta los roles y relaciones específicos y diferentes
a los cuales los esposos y las esposas están obligados
o llamados a observar en esos versículos dirigidos a
ellos.
 
 Sumisión y Liderazgo:
Efesios 5:22-30 se dirige principalmente a las esposas
y a los esposos, junto con el resumen final
del  versículo 33. En nuestro contexto, Pablo
enfatiza tres conceptos principales: 
1. El papel que cada uno tiene (sumisión,
liderazgo).
2. La actitud que cada uno debe tener para cumplir
con su rol (amor, respeto), y
3. La analogía del matrimonio con la relación de
Cristo y Su iglesia.  
o Los roles de las esposas y los esposos:
Efesios 5:22, Tito 2:5 y 1 Pedro 3:1, 5 exhortan a
las  esposas a estar sujetas (sumisas) a "sus
propios"  (idiois) esposos. El verbo operativo  "estar
sujetos a"  o  "someterse a"  (hupotasso) también
se encuentra en  el versículo 24, donde Pablo insta a
las esposas a someterse "a sus maridos en todo" 
"como la iglesia se sujeta a Cristo."  Esta es la
esencia de la amonestación de Pablo a las esposas, ya
que Colosenses 3:18 es la totalidad de su mandato o
cargo.  "Casadas, estad sujetas (hupotasso) a
vuestros maridos, como conviene en el
Señor."  Además, este mandato dado a la mujer de
someterse a su marido es la enseñanza universal del
Nuevo Testamento. Cada Escritura que trata de
la relación de la mujer con su marido le manda a ella
a "someterse a" él, usando este mismo
verbo (hupotasso,  Efesios 5:22; Col. 3:18; 1 Pedro
3:1; Tito 2:4). El significado de  hupotasso se usa
consistentemente para ordenar a las esposas con el
mismo cargo o mandato dado en el  versículo 21, 
tal mandato es la sumisión en el sentido de ceder
voluntariamente en amor. Debemos enfatizar que
Jesús nunca ordena a los esposos a que se subordinen
sus esposas, es decir, que se sujeten a ellas.  Asi que,
se les ha mandado a las esposas a que estén sujetas a
sus maridos sin ninguna sugerencia de inferioridad o
superioridad.   Pedro aclara esto en 1 Pedro
3:1ss cuando ordena que los esposos deben tratar a
sus esposas con respeto como a la compañera más
débil y como a heredero con ellas de la gracia de la
vida para que sus oraciones no sean estorbadas.
Dios ordena a la esposa a que se someta, honre y
afirme o apoye el liderazgo de su esposo y lo ayude a
llevarlo a cabo de acuerdo con sus dones.   El
resultado final de esto es gozo . Cuando el esposo y
la esposa siguen el diseño del matrimonio de Dios
como se describe en Génesis 2:18-24; Prov. 5:15-
19; 31:10-31; Marcos 10:2-12; Efesios 5:21-23;
Colosenses 3:18-19; y 1 Pedro 3:1-7, tanto el esposo
como la esposa están satisfechos, y Dios es
glorificado.   Los esposos deben dirigir con un
liderazgo piadoso, y la esposa debe seguirlo con
una sumisión piadosa.
 
o La naturaleza de la sumisión de la esposa:
La sumisión de una esposa, como lo ordena Dios,
tiene cuatro conceptos clave:
1. "A vuestros propios maridos.".
2. "Como al Señor"  (ambos conceptos se
encuentran en  el versículo 22, cf. Col. 3:18 ).
3. “Porque el marido es la cabeza de la
mujer”  (versículo 23)  y
4. "Así como Cristo es la cabeza de la iglesia" 
(versículo 24) .

Pablo no está ordenando a todas las mujeres a que


se sometan a todos los hombres, sino que les está
ordenando a las esposas a que se sometan a sus
propios ( idiosos ) maridos.   El término  "su
proprio"  implica que la relación
de "liderazgo" y "sumisión" entre una mujer y su
esposo debe ser diferente a la sumisión que ella
pueda tener con otros hombres en general.   Dios
ha dado a los esposos y a las esposas
responsabilidades mutuas en la relación matrimonial
que son diferentes de las de los otros hombres y
mujeres.  Pablo no está insistiendo en que toda
relación entre un hombre y una mujer sea de sumisión
y liderazgo, sino de liderazgo (cabeza) en el
matrimonio donde la esposa debe someterse al
liderazgo o dirección del esposo.  La responsabilidad
de los hombres hacia las mujeres varía según el tipo
de relación que tengan. Déjame explicar.
 El esposo y la esposa tienen diferentes
responsabilidades que las que tienen un predicador y
su esposa, o un anciano y su esposa. Por consiguiente,
esas responsabilidades serán diferentes de las distintas
responsabilidades de hombres y mujeres, por ejemplo,
en los negocios, recreo, el gobierno, la comunidad, el
noviazgo, el compromiso, etc. Asimismo, en 1 Tim.
2:11, 12 y  1 Cor. 14:34, Pablo ordena que las
mujeres no asuman el papel de liderazgo en la
iglesia sino que se sometan al liderazgo de los
hombres.  Pero aquí en nuestro texto, Pablo ordena a
cada esposa a que se someta a la dirección o liderazgo
de su propio marido.  La sumisión de una esposa a
su esposo es esa disposición de ceder a la autoridad
de su esposo para seguir su liderazgo.  Debo
enfatizar que aunque Dios le ha dado el liderazgo al
esposo, él jamás debe abusar de él.   El esposo no
reemplaza a Cristo como la  autoridad suprema de la
mujer.  ¡Una esposa nunca debe seguir el liderazgo
de su esposo hacia el pecado!  Ella no debe robar,
emborracharse o disfrutar la pornografía con él o
seguirlo en otros planes engañosos. Pero si incluso
ella tuviera que estar en contra de su esposo por su
actitud pecaminosa y poder seguirle fiel a Cristo,
ella todavía puede permanecer con un espíritu de
sumisión, una disposición a ceder. Ella puede
mostrar una actitud piadosa y comportamiento al
no resistir la voluntad del esposo porque ella desea
que él se arrepienta y dirija con rectitud para que
su disposición de honrarlo como la cabeza traiga
armonía en el matrimonio.

o La naturaleza del liderazgo del esposo:


En  Efesios 5:23,  Pablo manda a las esposas a
someterse a sus maridos, diciendo:  “Porque
(porque”,  hoti) el marido es la cabeza (kephale) de
la mujer.”  Así que es evidente que la palabra cabeza
(kephale) implica  autoridad.  ¡Pero no todos están
de acuerdo!  Algunos dicen que
significa  "fuente."  Cristo es la cabeza de la iglesia
como la autoridad sobre ella ya que el siguiente
versículo habla de la iglesia sujeta a Él.   Así que los
dos conceptos se explican mutuamente. Es decir, la
iglesia se somete a la autoridad de Cristo, porque Él
es la cabeza o autoridad sobre ella.  Sigue las dos
referencias previas acerca de Él como la cabeza donde
Su autoridad está presente.   En Efesios 1:22, Pablo
declara que Cristo es la cabeza sobre "todo" y que
Dios "ha puesto todas las cosas bajo (hupotasso)
Sus pies."  En Efesios 4:15,  Cristo ha sido designado
como la cabeza de la iglesia, Su cuerpo, y es Su
autoridad y poder lo que causa el crecimiento del
cuerpo para la edificación de sí misma en amor. 
Entonces, cuando uno compara el liderazgo del
esposo sobre la esposa con el liderazgo de Cristo
sobre la iglesia, Pablo está usando el
término  kephale  para el esposo como lo hace para
Cristo, es decir, como alguien que tiene la autoridad y
es el líder.  Vemos que el liderazgo se establece en 1
Cor. 11:1ss donde Pablo relaciona el liderazgo del
varón sobre la mujer con el de Cristo sobre todo varón
y el de Dios sobre Cristo. En este contexto, Pablo
cita  Génesis 2:21-24  para señalar el orden de la
creación del hombre y la mujer para enfatizar que la
mujer fue creada para ayudar al hombre, no al revés.
Pablo enfatiza que Dios ha establecido al hombre
como cabeza sobre la mujer por medio de esta acción
e intención divina (1 Cor. 11:8-9). Así Pablo afirma
que el liderazgo masculino es una asignación divina.
 
o El grado o extensión de la sumisión de la
esposa:
Pablo concluye el mandato a las esposas de sumisión
en  Ef. 5:22-24,  instruyendo a las esposas a
someterse a sus maridos "en todo" (en
panti). Significa que su sumisión debe abarcar todos
los aspectos de la vida. Seguramente elimina el
malentendido que algunos tienen acerca de lo que
Pablo está hablando directamente sobre la sumisión
en la relación íntima de esposa y esposo o en algún
otro ámbito estrecho. Según el decreto de Dios, los
cónyuges son "una sola carne.''  Dios quiere que la
pareja casada funcione junta bajo  una cabeza, no
como dos individuos autónomos viviendo juntos. 
Puesto que Dios se preocupa por esa unidad, nosotros
también debemos preocuparnos por tal unidad.  Dios
espera que la esposa se someta a su esposo en todas
las cosas con respeto en lugar de sofocar, degradar,
humillar, subordinar  o ridiculizar el liderazgo del
esposo.  ¿Significa eso que los esposos pueden
gobernar a sus esposas con insensibilidad? ¡Por
supuesto que no!   Pablo descarta la idea de que deba
enseñorearse de aquellos a quienes dirige (2
Corintios 1:24). Asimismo, Pedro insiste en que los
ancianos no se enseñoreen de sus subordinados (1
Pedro 5:3).  
Con las palabras "someterse a"  y "cabeza," Pablo
establece los roles fundamentales de las esposas y los
esposos, respectivamente.   Dios estableció esos roles
en la Creación.  Tienen como su analogía los roles de
Cristo y Su iglesia.  Pablo siempre se dirigió a los que
estaban bajo autoridad antes que a los que estaban en
autoridad:  esposas antes que esposos, hijos antes que
padres, siervos antes que amos (Ef .5:22-6:9; Col.
3:18-4:1). Pablo ordena a los que tienen autoridad  a
que la ejerzan con  amor y respeto hacia los que están
bajo su autoridad. Pablo se dirige a los esposos a que
amen a sus esposas... (Ef. 5:25; Col. 3:19). Es el
deber del esposo hacia su esposa. Pablo no les dice a
los maridos:  "¡Sé la cabeza de tu mujer!"   En
cambio,  les ordena dos veces a que amen a sus
esposas  (versículos 25 y 28).
"Maridos, amad a vuestras mujeres,", y "los
maridos deben amar a sus mujeres como a sus
propios cuerpos."  

Él da este mandato usando la analogía del amor de


Cristo por la iglesia  (versículos 25ss) y por  la
analogía de alguien que ama a su propio cuerpo 
(versículo 28), es decir,  alimentándolo y
cuidándolo (versículo 29).  En la comparación que
hace Pablo del amor de Cristo por la iglesia, el
enfatiza el carácter de entrega de ese amor 
(versículo 25). 

1. Debe preocuparse por  el beneficio y el


bienestar del otro para que su vida en común sea
armoniosa  (versículos 26-27). 
2. Pablo ordena al marido a que ame a su mujer
así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí
mismo por ella... (versículo 25).  
3. Así manda Dios que el marido ejerza su
liderazgo en todo como cabeza sobre su mujer.  Debe
amarla "así como"  (kathos) Cristo amó a la iglesia.  
4. Así como la iglesia, al someterse a Cristo, es
modelo de la esposa al someterse a su cabeza
(versículos 23, 24).  
5. Así que Cristo es el modelo para el esposo
de amar a su esposa.   
6. Este carácter y descripción se ve en las
palabras  "y se entregó a sí mismo por ella" 
(versículo 25). Pablo enfatiza que Cristo se entregó a
sí mismo por la iglesia,  versículos 26, 27  "Maridos,
amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la
iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento
del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a
sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese
santa y sin mancha. "  
7. El marido que ama a su mujer, a sí mismo se
ama,  versículo 28b , porque son una sola carne.   El
esposo debe alimentar y cuidar su propia
carne,  versículo 29 . 
8. Él la cuida y la nutre en cada situación de su
vida, porque ella es la amada.  Pablo le ordena al
esposo a que no sea  duro  con ella.  “Nadie aborreció
jamás a su propio cuerpo”  ( Efesios 5:29).  
9. El liderazgo del esposo sobre su esposa no
debe ser negativo, dañino, opresivo o retrógrado.
10.  En cambio, debe ser  un liderazgo de amor 
en el cual el marido se da a sí mismo para el bien de
su esposa, alimentando y cuidando, a su amada quien,
como su igual, se somete voluntariamente a su
liderazgo o dirección.
 
Dado que el liderazgo del esposo está establecido por
Dios,  el esposo debe cumplir ese papel como siervo
digno de Dios.   El liderazgo que se le da en ese papel
expresa  la autoridad de Dios en el
matrimonio.  Por lo tanto, a la esposa se le ordena a
someterse a su esposo "como al Señor" (Efesios
5:22).  "Como"  indica  la manera de su
sumisión.  "Como al Señor" expresa la sumisión
piadosa que los cristianos rinden al Señor. En 1 Pedro
3:6,  Pedro elogia a Sara por llamar a
Abraham "señor." Como evidencia de su sumisión a
su esposo, Sara "obedeció a Abraham." La última
exhortación dada a las esposas se encuentra
en  Efesios 5:33,  "... y la mujer respete a su
marido."  
1. A la esposa se le ordena respetar a su esposo.  
2. Ella debe tratar el liderazgo de su esposo con
respeto y sumisión.   
3. Ella debe entregar su sumisión de una manera
similar a la de  la sumisión de la iglesia a Cristo.   Es
decir, una sumisión genuinamente respetuosa, porque
debe ceder voluntariamente de corazón. 
4. Cuando una esposa respeta a su esposo y el
liderazgo de él, implica que su sumisión involucra no
solo lo que hace, sino también su actitud al hacerlo. 
5. Ella respeta a su esposo y su liderazgo al aceptar
con un corazón humilde, bueno y grato el papel que
Dios le ha asignado de cumplir con la gracia que Dios
le ha dado.
 
 Lo que no Significa Sumisión:
"Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros
maridos; para que también los que no creen a la
palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de
sus esposas, 2 considerando vuestra conducta casta y
respetuosa. 3 Vuestro atavío no sea el externo de
peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos
lujosos, 4 sino el interno, el del corazón, en el
incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible,
que es de grande estima delante de Dios. 5 Porque así
también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas
mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus
maridos; 6 como Sara obedecía a Abraham,
llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a
ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna
amenaza."  (1 Pedro 3:1-7)
 
1 Pedro 3:1-7 es una excelente Escritura para
entender el plan divino de Dios para el matrimonio.
En nuestro texto, Pedro describe las responsabilidades
complementarias de esposos y esposas para proteger
la relación marital contra los abusos comunes.
 Dado que hoy en día hay tantos malentendidos acerca
de lo que la Biblia implica acerca de la  sumisión y el
mandamiento de que las esposas se  "sujeten" a sus
esposos, 1 Pedro 3:1-7 es un pasaje crucial para
ayudarnos a corregir tales malas interpretaciones y
prácticas. Nuestro texto no sólo ordena a las esposas a
que se "sujeten" a sus maridos, sino que también  nos
da varias indicaciones de lo que no significa tal
sumisión.
o La sumisión no significa poner al esposo
en el lugar de Cristo:
Debemos subrayar que Cristo tiene la prioridad sobre
todo, es decir, toda lealtad humana.  1 Pedro
2:13 comienza diciendo:  "Por causa del Señor
someteos a toda institución humana, ya sea al rey,
como a superior."   A los cristianos se nos insta a
mirar a Cristo, seguir su ejemplo, andando en sus
pisadas ( 1 Pedro 2:21).
En 1 Pedro 3:1-7, Pedro está hablando directamente a
las esposas, no a los esposos. Se espera que la esposa
escuche, medite, comprenda y responda a la Palabra
de Dios. Nuestro texto también se dirige a aquellas
esposas cristianas que están casadas con esposos no
creyentes.   A las esposas se les ordena a "Asimismo
vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros
maridos; para que también los que no creen a la
palabra, sean ganados sin palabra por la conducta
de sus esposas, 2 considerando vuestra conducta
casta y respetuosa." La esposa cristiana temerosa de
Dios elige honrar a Cristo cuando se somete a su
esposo, incluso cuando él no es cristiano. Su
comportamiento respetuoso y el temor de Dios son de
suprema importancia en su vida.    
o La sumisión no significa que una esposa
deba renunciar a su labor y esfuerzo de influenciar
y guiar a su esposo:
Una esposa cristiana piadosa debe tratar de influir en
su esposo el temor de Dios para que se vuelva
cristiano, un seguidor de Cristo. La Palabra de Dios
nos anima a hacer esto.
o La sumisión no significa que una esposa
debe ceder a todas las demandas que hace el
esposo:
Si un esposo le dice a su esposa que deje de ser
cristiana y sea como él, ella humildemente tendrá que
decir que no,  pues debe seguir y responder a una
autoridad mucho más alta, que es Dios.   
1. Si él le pide que robe, mienta o haga algo
contrario a la voluntad de Dios y a los principios de la
justicia, ella debe rehusar  y cumplir el mandato que
le ha sido dado de mantener un comportamiento
excelente y ejemplar entre los gentiles, es decir, los
que no son creyentes (1 Pedro 2:12). 
2. Además, la palabra "hagnos," que
es  "casta," significa puro, libre de corrupción
moral.   Es un recordatorio hacia el mandato de Dios
para ella de que nunca debe ir tan lejos como para
desobedecer la voluntad de Dios y sus principios de
justicia.  
3. Y aunque debe ser sumisa a su esposo, eso no
significa que vaya a desobedecer a Dios para agradar
a su esposo, porque eso sería pecado. Ella todavía
debe hacer la voluntad de Dios por causa del Señor
(2:13). 
o La sumisión no se basa en una menor
inteligencia o competencia:
La verdad es que un hijo temeroso de Dios que está
casado con un no creyente, no cristiano, tiene más
conocimiento y sabiduría espiritual que él. Ella
conoce la Verdad y la sigue, algo que su esposo no
creyente no comprende.  ¡Eso hace una gran
diferencia!
o Sumisión no significa ser temeroso o
tímido:
Pedro instruye a las esposas dieciendo, "sin temer
ninguna amenaza."  (versículo 6)  Cuando el Señor
dice que ella es  "el vaso más frágil"  (versículo 7),
no quiere decir que le falte fuerza interior o valor ante
el peligro o la amenaza.
o La sumisión no es incompatible con la
igualdad en Cristo:
La sumisión con respecto a la autoridad es siempre
consistente con la igualdad en importancia, dignidad y
honra.   Jesús demostró esto cuando se sujetó a sus
padres y a Dios el Padre. A los cristianos se les
ordena a estar sujetos a las autoridades
gubernamentales y a los amos incrédulos, aunque
seamos muy honrados delante de los ojos de Dios. Por
lo tanto, el mandato de Dios a las esposas de estar
sujetas a sus maridos nunca debe interpretarse como
una sugerencia de que ella es espiritualmente inferior
como persona o de menor importancia. De hecho,
Pedro afirma que las esposas son  "coherederas con
vosotros de la gracia de la vida"   ( versículo 7 ). Es
crucial prestar atención a la relación entre este pasaje
y Gálatas 3:28-29.
"Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre;
no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois
uno en Cristo Jesús. 29 Y si sois de Cristo, entonces
sois descendencia de Abraham, herederos según la
promesa."
 
Esta Escritura a menudo se usa mal como si estuviera
en contra de la sumisión, para descartar cualquier
mandato de sumisión dentro del matrimonio. 
Algunos abusan del término "no hay hombre ni
mujer" (versículo 28). Pero en 1 Pedro 3:1-7, vemos
que el patrón apostólico no contradice el mandato
dado a las esposas de someterse a sus
maridos (versículo 1). También notamos la
declaración explícita de que los esposos y las esposas
son coherederos de la gracia de la vida (versículo
7), porque todos somos uno en Cristo Jesús.  Y
aunque todos somos uno en Cristo, no es incompatible
con la sumisión femenina y el liderazgo masculino en
el matrimonio.  La sumisión en papel e igualdad en
dignidad e importancia están lado a lado como el
patrón diseñado por Dios.   De hecho, hay un
armonioso paralelo entre Gálatas 3:28-29 y 1 Pedro
3:1-7 acerca de ser la "simiente de Abraham,
herederas según la promesa" (Gálatas 3:29) en
comparación con ser hijas de Sara en 1 Pedro 3:6. 
Así, la sumisión de una esposa a su esposo es más
como la sumisión de Cristo a Dios el Padre (1 Cor.
15:28). El tipo de sumisión del uno al otro quien es
igual en importancia y esencia.
o La sumisión no es aceptar  el abuso físico ,
sino más bien es  sumisión al esposo como al Señor
Jesús:
En Efesios 5:21-33, Dios nos manda a someternos
unos a otros, es decir, someternos en vez de exigir
nuestra propia manera . El amor debe ser lo que
gobierne nuestros hogares, para que podamos
preferirnos unos a otros.  
1. La sumisión no significa que la esposa sea
inferior. La sumisión no es degradante. 
2. No es un signo de debilidad. 
3. De hecho, la sumisión es un signo de fortaleza.
4. La sumisión requiere mucha fuerza y carácter.  
5. La sumisión es ese espíritu de mansedumbre y
respeto que una esposa tiene hacia su esposo. 
6. Además, es una actitud del corazón que esté
dispuesta a ayudarse mutuamente para vivir juntos
una vida más satisfactoria, fructífera, feliz y pacífica. 
7. Los problemas y desacuerdos entre esposo y
esposa son inevitables, pero eso no implica que la
esposa tenga el permiso de pecar y tomar cartas en el
asunto con sus propias manos.  
8. ¡Prestemos atención aquí!  
9. Cuando una esposa tiene la actitud correcta de un
corazón sumiso, es decir un corazón de respeto hacia
su esposo, es más probable que cualquier problema o
conflicto en el matrimonio se resuelva
armoniosamente. 
10. Tal corazón no deja lugar para disputas
desagradables, amargura y resentimiento.

 Qué Significa Sumisión En Verdad: 


La verdadera sumisión es la cualidad interna de
mansedumbre que afirma el liderazgo del esposo.  La
expresión "Sed sumisas a vuestros
maridos" significa que una esposa se someterá
voluntariamente a la autoridad y liderazgo de su
marido en la relación matrimonial.  
1. La sumisión elige afirmar al marido como el líder
o la cabeza dentro de los límites de la obediencia a
Cristo.  
2. Involucra un comportamiento que desea honrarlo
como el líder incluso cuando la esposa no está de
acuerdo.  
3. Es una actitud que va mucho más allá de la mera
obediencia, porque es la voluntad de la esposa de
obedecer la autoridad de su esposo (versículos 5-6)
como Dios lo ordena.   
4. El apóstol Pedro ilustra a una esposa sumisa a su
propio esposo usando el ejemplo de  Sara, 
que "obedeció a Abraham."  
5. Así demuestra que la  obediencia (hypakouo ) es
la razón por la cual Sara fue sumisa (hupotasso, la
misma palabra que es usada en el  versículo 1). 
6. Este tipo de sumisión es una afirmación
respetuosa, porque Sara obedeció a Abraham "y lo
llamó señor" (maestro, versículo 6). 
7. La sumisión es la belleza que la acompaña. 
8. Es la belleza de “un espíritu afable y apacible,
que es de gran valor delante de Dios" (versículo 4).
9. El adjetivo afable (praus) sólo aparece otras tres
veces en el Nuevo Testamento, refiriéndose dos
veces a Cristo (Mat. 11:29; 21:5; 5:5). 
10. Su sustantivo relacionado se traduce
como  "amabilidad"  o  "mansedumbre," y se usa
con más frecuencia (Gálatas 5:23; 6:1; Santiago
3:13,  etc.).  
11. Un espíritu afable y tranquilo no insiste en sus
propios derechos.  
12. No es agresivo y egoístamente asertivo.  
13. No exige su propia voluntad.  
14. Un espíritu tan afable  y apacible es hermoso
delante de los ojos de la gente, incluso delante de los
esposos incrédulos (versículos 1-2). 
15. Es de gran valor delante de los ojos de
Dios. ¿Por qué? Porque tal espíritu es el producto de
una confianza tranquila y continua en Dios para suplir
las propias necesidades.  Dios se deleita cuando
confiamos en Él (cf. 1 Pedro 1:5, 7-9, 21; 2:6-7. 23:
5:7).  
16. La sumisión va acompañada de las actitudes
internas del corazón.  
17. La fuente de belleza de una mujer debe ser el yo
interior, su corazón (versículo 4). Es su personalidad
interior. Aunque no es visible en sí mismo, se da a
conocer por sus palabras y acciones que revelan sus
actitudes internas, las del corazón interno.  
18. La palabra "incorruptible" es el adjetivo
griego "aphartos" que el Nuevo
Testamento siempre usa para hablar de cosas
celestiales, verdaderas que no están sujetas al
envejecimiento o a la descomposición. Son aquellas
cosas que no se desvanecerán con el paso de este
mundo presente. 
19. Un espíritu afable y apacible es la belleza que
dura por la eternidad, en contraste con la belleza
temporal de las joyas o la ropa, ¡la belleza externa!  

o La sumisión implica obediencia como la


de Sara:
Viviendo en un mundo donde gobierna el feminismo,
muchos han intentado ignorar o rechazar la
instrucción dada a las esposas de imitar la obediencia
de Sara hacia Abraham, que Pedro usa como ejemplo
de las "mujeres santas del pasado que pusieron su
esperanza en Dios" (versículo 5). Pedro usa a Sara
como un ejemplo positivo para demostrar lo que
deben hacer las mujeres, es decir, comportarse como
Sara, que "obedeció a Abraham"  (versículo 6).  
o La sumisión reconoce una autoridad que
no es totalmente mutua:
Aunque Pedro se refiere explícitamente a las esposas
en nuestro texto, hoy en día muchos se oponen a
cualquier tipo de sumisión que se requiera de las
esposas y no de los esposos.  Para anular la validez
del mandato de Dios que ordena a que las esposas
estén sujetas a la autoridad de sus maridos, las
llamadas "feministas evangélicas" frecuentemente
hablan de "sumisión mutua" dentro de la relación
matrimonial.  ¡Es triste, pero he escuchado a muchos
hermanos hablar de esta manera!  La frase en sí
misma puede ser un poco ambigua, ya que puede
significar varias cosas diferentes. Sin embargo,
nuestra frase simplemente significa que  los esposos y
las esposas deben ser considerados el uno con el otro
y poner los intereses y preferencias del otro antes que
los suyos propios.  El concepto de la consideración
y el respeto mutuo son totalmente compatibles con
las enseñanzas del Nuevo Testamento sobre el rol
de liderazgo único del esposo y la responsabilidad
única de la esposa de someterse a la autoridad o
liderazgo de su esposo. Y aunque la
palabra "sumisión" es bastante inusual en
nuestro mundo feminista actual y también es
menospreciada, es más fácil suponer que se refiera de
alguna manera a la "sumisión mutua" en la relación
matrimonial. No niego de que pueda haber una
posibilidad de  "sumisión mutua" en algunos
sentidos en el matrimonio pero no en todos los
aspectos.  ¿Por qué?  Porque la esposa aún debe
someterse a la autoridad y liderazgo de su esposo de
una manera que el esposo no tenga que someterse a su
esposa.  ¡Y no debe someterse a la autoridad o
liderazgo de su esposa! ¡Punto! ¡Dios le ha dado al
esposo un liderazgo único en la familia que él no
debe abdicar o rechazar!
 Hoy, las feministas evangélicas afirman que
la "sumisión mutua" en la relación matrimonial
significa algo muy diferente. Aplican su frase
resbaladiza y favorita a todas las Escrituras que
instruyen a las esposas a someterse a sus maridos y
niegan o rechazan cualquier sumisión a la autoridad. 
Así es como niegan y rechazan la validez del mandato
de Pedro: "Las mujeres... estén sujetas a sus
maridos" (versículo 1).  Gritan que la sumisión
mutua en el matrimonio significa que las esposas
deben someterse a los esposos y que los esposos
deben someterse a sus esposas exactamente de la
misma manera.  ¡Qué hay sobre eso!  De acuerdo con
este punto de vista, el esposo no tiene ninguna
autoridad o responsabilidad de liderazgo o direccion
en el matrimonio.   Ellas abusan de Efesios
5:21, "Someteos unos a otros en el temor de
Dios" para apoyar su argumento falso. Por supuesto,
para hacer este ridículo argumento, las feministas
evangélicas  dan  dos pasos en su falsa interpretación
de las Escrituras las cuales son simplemente
incorrectas y contrarias a la voluntad de Dios.  
1. Primero, ignoran y rechazan deliberadamente el
mandato dado a las esposas en el Nuevo Testamento
de someterse a sus maridos. Este mandato nunca se
invierte. ¿Por qué? Simplemente porque la Palabra de
Dios nunca ordenó a los esposos a someterse a sus
esposas.   ¡Punto! El mandato de que un esposo debe
someterse a su esposa habría sido bastante inusual o
extraño en esa cultura dominada meramente por
hombres. Y si, de hecho, los escritores del Nuevo
Testamento  hubieran pensado de que un matrimonio
cristiano exige que los esposos deban someterse a sus
esposas, seguramente tendrían que especificarlo y
dejarlo claro en sus escritos inspirados por el Espíritu
Santo. De lo contrario, ningún cristiano primitivo
habría sabido lo que se les exigía. Es sorprendente y
asombroso que estas feministas evangélicas puedan
encontrar este mandato en el Nuevo
Testamento cuando nunca fue hecho, excepto
en Efesios 5:21, del cual abusan como se les da la
gana y lo aplican fuera de su contexto. No hay que
andarse con rodeos acerca de  Efesios 5:21 ya que
Pablo explicó explícitamente lo que significaba:  las
esposas deben estar sujetas a la autoridad de sus
maridos (versículos 22-24), los hijos a los
padres (6:1-3) y los siervos a los amos (6:4-8).
Evidentemente, en cada uno de estos casos, Pablo da
instrucciones a aquellos que tienen autoridad a cómo
deben comportarse, con amor, consideración y, por
supuesto, con rectitud (Efesios 5:25-33; 6:4, 9). Pablo
nunca les dijo a los esposos a que se sometieran a sus
esposas, hijos o sirvientes, respectivamente. ¡Punto!
2. Las feministas evangélicas toman una segunda
posición ilegítima en cuanto a la interpretación de la
Biblia cuando cambian el significado de la
palabra  "hupotasso" ("someterse a", "estar sujeto
a"). Tuercen y torturan la palabra para que signifique
lo que ellas quieren que diga. Por supuesto, es un
significado o interpretación falso que no se requiere ni
se ordena en ninguna parte de las Escrituras. Una
definición torcida como "sed considerados; actuad
con amor" (el uno hacia el otro), sin ningún sentido
de obediencia a una autoridad." ¡Qué vergonzosa
forma de distorsionar la autoridad de las
Escrituras! A los maridos no se les ordena a estar
sujetos a sus mujeres, ni el gobierno a los ciudadanos,
ni tampoco a que los amos estén sujetos a los siervos,
etc. "hupotasso" (pasiva) es "sé obediente."
 
Entonces, ¿qué significa la palabra "así mismo" en
el versículo uno?   Algunos, por supuesto, se han
opuesto a la enseñanza de Pedro, alegando que Pedro
está viendo a las esposas en la misma categoría que
las siervas, diciendo que las esposas deben
comportarse con sus maridos como los sirvientes se
comportan con sus amos.   Pero esta es una mala
interpretación de las palabras de Pedro.  ¿Por
qué?  Porque la palabra "así
mismo" (homoios) generalmente significa "de
manera similar." Pero el grado de similitud puede
variar mucho (cf. Lucas 10:32, 37, 16:25; 1
Corintios 7:22; Santiago 2:25). La frase "así
mismo" aquí podría significar:
1. Similar al ejemplo de Cristo (2:21-25),.
2. Similar a cómo los sirvientes deben ser sumisos 
(2:18). 
3. Una tercera posibilidad podría ser 
que homoios simplemente
significa  "también." introduciendo un nuevo tema
en la misma discusión con relación a la autoridad, sin
implicar similitud de comportamiento o conducta.  
Nuestra segunda posición es la mejor.   La
palabra "así mismo" modifica  "sed sumisas,"y
debemos hacer la conexión con el versículo 2:18 
donde Pedro usó el verbo "sed
sumisas" (hupotasso). “Criados, estad sujetos...
igualmente, las esposas sean sumisas” (2:18; 3:1).
Esta forma de expresión es exactamente la misma en
el texto griego, con algún uso inusual de un participio
para expresar un mandato en ambos casos.
 
II.  LOS EJEMPLOS DE SUMISIÓN EN EL
ANTIGUO TESTAMENTO :
El apóstol Pedro usó los ejemplos de la vida de
mujeres santas que esperaban en Dios para ilustrar el
concepto de la sumisión.   Aunque mencionó
específicamente a Sara en el versículo 6 de 1 Pedro
3 , el plural  "mujeres" se refiere a mujeres
piadosas y temerosas de Dios en general en
el Antiguo Testamento. Aquellas santas mujeres que
esperaban en Dios solían
adornarse "como" o "así" (houtos,
"así."refiriéndose a adornando con un espíritu
apacible y tranquilo ). La
palabra "adornar" (kosmeo) es el verbo relacionado
con el sustantivo "adornar" en el versículo 3 . Su
tiempo perfecto indica una acción continua o repetida
en otro tiempo en el pasado,  "Porque así también se
ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres
que esperaban en Dios, estando sujetas a sus
maridos.”  Estas mujeres santas se "adornaban
repetida o continuamente"  de esta
manera. "Estaban sujetas a sus maridos" o "Estando
sujetas a sus maridos" (versículo 5) nos trae de
vuelta al tema de los  versículos 1-2  para indicar la
relación entre tal  sumisión y la belleza interior  de
los versículos 3-4.  La confianza silenciosa de una
mujer en Dios produce la belleza imperecedera de un
espíritu afable y apacible.  También le hace a ella más
fácil el someterse a la autoridad de su marido sin
temor a que sea perjudicial para su bienestar o a su
persona.
Pedro usa la sumisión de Sara hacia su esposo,
Abraham, como un ejemplo de tal sumisión a un
esposo. A las esposas se les ordena a estar sujetas a
sus maridos (versículo 5), así como Sara obedeció a
su marido, Abraham, llamándolo su amo
o "señor." El ejemplo de obediencia de Sara fue, y
sigue siendo, nuestra motivación para seguir, porque
Sara se convirtió en la madre de todos los hijos de
Dios en el Antiguo Testamento (Isaías 51:2; cf.
Gálatas 4:22-26), aunque hubo momentos en los
cuales el seguir a Abraham significó confiar en
Dios en situaciones inciertas, desagradables y
hasta peligrosas  (Génesis 12:1, 5, 10:15; 13:1;
20:2-6 [cf. verso 12]; 22: 3). Sin embargo, Pedro
elogia a Sarah diciendo que todas las mujeres
cristianas creyentes son ahora sus  "hijas," miembros
verdaderos de su familia espiritual.  Ser hija de Sara
es ser coheredera de las promesas y de la honra dada
tanto a ella como a Abraham.  Somos hijas de Sara si
hacemos lo correcto y no tenemos temor (versículo
6). De nuevo, ambos verbos son participios presentes
para indicar un patrón de vida que continúa con el
paso del tiempo. La insistencia de Pedro de hacer lo
correcto es una amonestación para las esposas
cristianas de no seguir, ni imitar ningún acto de
desobediencia en la vida de Sara (cf. Génesis 16:2; 6;
18:15; quizás 20:5).  Es la sumisión de Sara a su
esposo y su confianza en Dios lo que Dios ordena a
través de Pedro.  La condición "de la cual vosotras
habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer
ninguna amenaza” es otra forma de 
expresar nuestra fe. La mujer de espíritu afable y
apacible sigue esperando y confiando en Dios y no
se atemoriza ni se asusta de las circunstancias ni
de un marido incrédulo o desobediente (cf. Génesis
20:6). Considere la siguiente historia de Abraham y
Sara.
 Abrahán y Sara:
Hay una pareja casada de la cual la Biblia habla más
que cualquier otra,  Abraham y Sara . Eran
descendientes del hijo de Noé, Sem.  Eran de mucho
favor delante de los ojos de Dios.  Dios les habló con
regularidad. Considere lo que Dios dijo acerca de
ellos:
"Y haré de ti una gran nación, y te bendeciré y
engrandeceré tu nombre para que seas una
bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que
te deshonre maldeciré, y en ti serán benditas las
familias de la tierra"  (Génesis 12:2-3).
 
Esta pareja en particular estuvo felizmente casada
durante muchos años. Dios los bendijo y les dio
mucha prosperidad. Prometió bendecir grandemente a
todos sus descendientes. Note cuán fuertemente
describe Dios a Sara en las Escrituras del Nuevo
Testamento como la esposa modelo  que debemos
seguir:
"Porque así se adornaban las santas mujeres que
esperaban en Dios, sujetándose a sus propios
maridos, como Sara obedecía a Abraham, llamándolo
señor,  y vosotros sois sus hijos, si hacéis el bien y no
teméis nada que es espantoso"   (I Pedro 3:1-6).
Este texto debe ser de gran importancia para las
esposas a la hora de la  sumisión.  Instruye a las
esposas a someterse voluntariamente a sus maridos. 
Irónicamente, este es un mandato no muy popular y
controvertido en nuestra cultura actual. Note que
aunque él escribe, "mujeres santas que esperaban en
Dios" (en el versículo 5), Sara  es la única nombrada.
Somos llamadas hijas de Sara  si hacemos bien (lo
que es correcto o bueno en otras traducciones).
Lo "correcto o recto" por lo que fue elogiada fue  el
someterse a Abraham su esposo, tratándolo con 
respeto y honra  sin ser intimidada o tener temor. 
Sara llamó a su esposo,  "señor."   No hace mucho
tiempo que en nuestra cultura  las mujeres piadosas 
llamaban a sus
maridos  "señor."  Señor y Señora títulos similares
a  Don y Doña.   Eran títulos nobles que reflejaban
actitudes de nobleza las cuales nuestros antepasados
entendían muy bien. Eran un  reconocimiento del
orden de la autoridad, y fueron enseñados por el
ejemplo de Abraham y Sara. ¡El hecho de que
hayamos perdido esa costumbre debería
alarmarnos!
Tomemos un momento y consideremos la gran
historia de esta santa mujer:  
Ella se nos presenta por primera vez
como  "Sarai"  en  Génesis 12 . Ella era la esposa y
media hermana de Abram. Aunque tenían el mismo
padre, tenían diferentes madres. Era común en esos
días casarse con aquellos que estaban estrechamente
relacionados. No estaba prohibido durante la  Era
Patriarcal . Más tarde en la  Ley de Moisés, Dios lo
prohibió. Esta pareja dejó su hogar en Harán y se
fueron a vivir a Canaán,  siendo esta la tierra que Dios
les había prometido darles.   Poco después de llegar a
Canaán, una  escasez o carestía golpeó la tierra y Dios
les ordenó a ambos a que fueran a Egipto. Aunque
Sarah tenía 65 años, todavía era hermosa lo suficiente 
para llamar la atención de un hombre. Note lo que la
Biblia nos dice:
“Y aconteció que cuando estaba para entrar en
Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco
que eres mujer de hermoso aspecto; 12 y cuando te
vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a
mí, y a ti te reservarán la vida. 13 Ahora, pues, di que
eres mi hermana, para que me vaya bien por causa
tuya, y viva mi alma por causa de ti.  14 Y aconteció
que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios
vieron que la mujer era hermosa en gran manera. 15
También la vieron los príncipes de Faraón, y la
alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa
de Faraón"  (Génesis 12:11-15).
 
El pueblo egipcio estaba bajo el control de un  sistema
totalitario  en el que el Faraón era reconocido como el
señor superior de la tierra. Lo que esto significa es
que tenía  un control absoluto y completo sobre todos
y todo lo que existia en su reino. Su palabra era
literalmente la ley de la tierra. El Faraón tenía todo el
derecho y el poder, bajo su sistema de ley escrito,
para matar a cualquiera que quisiera por cualquier
razón. No era  raro que hombres con tal poder
tomarán a cualquier mujer hermosa que desearan y 
mataran a su esposo. ¡Esto es horrible!  Así que no
era irrazonable que Abram esperara que su esposa,
Sarai, fuera llevada a la casa de Faraón.  La única
forma de evitar el peligro era el de no ir a Egipto, pero
Dios le ordenó que fuera allá.
"E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo
ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y
camellos. 17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa
con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de
Abram. 18 Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo:
¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no
me declaraste que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste:
Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla
para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer;
tómala, y vete. 20 Entonces Faraón dio orden a su
gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su
mujer, con todo lo que tenía" (Génesis 12:16-20).

Más tarde, en Génesis 20, notamos que  Abram


estaba mandando a Sarai nuevamente a mentir  a
Abimelec, rey de Gerar,  diciendo que ella era la
hermana de Abram. ¿No es asombroso que Sarai
hiciera lo que decía Abram?  Estuvo mal que él le
pidiera a Sarai, su esposa, mentir diciendo una verdad
a medias.   Pero podemos estar seguros de que Sarai
nunca habria querido estar en una situación tan
desafiante y peligrosa. ¡Pero aún así, es notable que
ella obedeciera a Abram y que Dios la protegiera!
A veces es difícil confiar en el Señor. Es innegable
que si Abram hubiera  resistido al Faraón, el rey
podría haber tratado de matarlo. Imagínense si
Abraham hubiera sido matado por ser el esposo de
Sara.  ¿No cree que su situación hubiera sido
peor? Recuerde lo que le dijo a ella en Génesis
12:13, 
 "Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me
vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa
de ti."
 
Aunque Dios no nos dijo lo que pensaba de la
estratagema de Abraham, es evidente que  preservó a
esta pareja piadosa y continuó bendiciendolos.   Y
debido a la obediencia justa de Sara hacia su esposo,
Abraham, ella fue  alabada y presentada como un
modelo piadoso para todas las mujeres cristianas a lo
largo de todas las generaciones.
 De hecho, las mujeres en nuestra cultura no están de
acuerdo sobre el verdadero significado de la
sumisión.  No hay nada que enoje más a
las feministas que la idea de que una mujer se someta
voluntariamente a su marido; eso es, estar bajo la
autoridad de un hombre. ¡Es indignante para las
mujeres feministas! Incluso para muchas mujeres
cristianas, la idea de  que las esposas se sometan a sus
maridos no es muy agradable ni aceptable.
Algunas feministas evangélicas se atreven a decir
que lo que Efesios 5  ordena a las mujeres es que no
traten de gobernar a los maridos sino que compartan
el mismo estatus con ellos, diciéndoles a los hombres
que hagan lo mismo.  Pero la buena noticia es que
esto no es lo que Efesios 5 nos ordena hacer. Pablo
está enseñando a estas mujeres de Éfeso a corregir sus
prácticas e impulsos pecaminosos en la relación con
sus maridos.  En ningún momento el apóstol Pablo
está diciendo que dejemos de reconocer las
distinciones de género o que compartamos el papel de
liderazgo por igual en el hogar y la iglesia. Más bien,
Pablo está diciendo,
"Las casadas estén sujetas a sus propios maridos,
como al Señor" y "Maridos, amad a vuestras
mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella."   
 
Desde el principio, la intención de Dios fue de que las
mujeres se sometieran al liderazgo masculino en el
hogar.  Pero Dios también quiso que los hombres
guiarán a sus esposas con amor, honor y respeto,
poniendo las necesidades de ella por encima de las de
él, ya que ella es un vaso más frágil.  La sumisión y
el temor de Dios van mano a mano. El temor de
Dios es fundamental para la sumisión y es su
principio más importante.  La sumisión cede
voluntariamente en amor. Cuando colocamos Génesis
1-3  al lado de Efesios 5, vemos que la Palabra de
Dios no está enseñando que los roles de género son el
resultado de la caída sino más bien Su diseño desde
el principio. Cristo no vino a eliminar las distinciones
de género sino más bien El vino a repararlos y a
restaurarlos para que puedan funcionar de tal manera
que revelen Su gloria. Por lo tanto, las esposas deben
someterse a sus maridos, no por la fuerza, sino
voluntariamente en lugar de tomar todos los asuntos
con sus propias manos tanto en el hogar como en la
iglesia. Luego, por supuesto, los esposos deben amar
a  sus esposas, guiandolas con Gracia. El matrimonio
se trata de dos relaciones y dos personas, nuestra
relación con Dios y nuestra relación con nuestro
esposo o esposa. A medida que nos acercamos más a
Dios, nuestro deseo debe ser el de acercarnos también
a nuestro esposo, amándolo más y tratándolo más
amablemente, mostrándole más honra y respeto,
siendo  solidario y servicial, y dispuestas a ser
desinteresadas.
Nuestra generación da habitualmente todo tipo de
excusas. Nos hemos obligado a inventar todo tipo de
excepciones en lo que respecta a la
sumisión. ¡Simplemente no nos gusta! La sumisión
va en contra de nuestra cultura moderna y atea.
Para una mujer, hacer lo que su esposo cree que es
mejor, o hacer lo que ella no quiere hacer, no es
muy atractivo y agradable. De hecho, a muchos no
les gusta que nadie les diga lo que deben hacer. ¡Es
un hecho real y feo! Muchas mujeres quieren ser su
propia jefa o autoridad y hacer lo que creen que es
mejor. Desafortunadamente, esa es su naturaleza, pero
no debería ser así. ¡Debemos agradar a Dios,
haciendo Su voluntad y no la nuestra! ¡Me pregunto
si la razón por la que nuestras mujeres pasan tanto
tiempo resistiéndose al liderazgo de sus maridos es
porque quieren aferrarse a un feminismo
blanqueado!   ¡Prestemos atención!
Francamente, la sumisión es difícil porque a todas nos
han lavado el cerebro con una "visión feminista del
mundo" de  una forma u otra, pero debemos trabajar
duro si queremos ser salvas. Debemos recordar que no
es nuestra opinión lo que importa. ¡Es la opinión de
Dios lo que importa y nada más!  ¡La Biblia es muy
clara acerca de que las esposas se sometan a sus
esposos! ¡Dios ordena a las esposas a que lo
hagan! Consideremos otras Escrituras además de I de
Pedro 3 y Efesios 5:22-24 que nos exhortan a
someternos a nuestros maridos y, de alguna manera, a
toda autoridad masculina. 
"Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como
conviene en el Señor."  (Colosenses 3:18)
 "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. 12
Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer
dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
mujer aprenda en silencio con toda sumisión." 
(I Timoteo 2:11-12 ).
 
Tengamos en cuenta que la sumisión de una mujer a
Dios es el primer paso en su sumisión a su
esposo.  ¡Ella no debe resistir la voluntad de Dios,
Sus mandamientos o dirección!  

III.    LA PARADOJA DE LA SUMISIÓN:


 Cada mujer que conozco batalla con la sumisión. Es
un hecho que todas somos feministas de corazón
desde Eva. Queremos ser  independientes. Así somos,
pero no es así como Dios nos hizo.
 La Biblia está llena de paradojas: 
1. Los últimos serán los primeros. 
2. El más grande de todos es el servidor de todos. 
3. Si pierdemos nuestra vida, encontraremos nuestra
vida. 
4. La sumisión es otra de estas paradojas.

Muchos piensan que la sumisión implica debilidad,


siendo un tapete. De hecho, es justo lo contrario. ¿Por
qué? Porque exige mucha fuerza y carácter. ¡Es
difícil! No son las mujeres débiles las que se someten
respetuosamente sino las mujeres fuertes. ¡No me
malinterpreten aquí!   En la sumisión, somos fuertes
porque obedecemos a Dios, y al hacer esto hallamos
favor delante Él. Note lo que la Biblia tiene que decir
al respecto .
 “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel:
En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y
en confianza será vuestra fortaleza."  (Isaiah 30:15) 
“He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en su misericordia."   (Salmo
33:18).

Una de las razones por las que la sumisión es tan


difícil para las mujeres es porque quieren ser las que
tienen el control de todo. Entonces creen que cuando
se someten, están renunciando a su poder.
Creen que al estar sujetas a sus maridos, ellas pierden
su valor e influencia.   De hecho, la sumisión nos da
una gran influencia  (porque es una influencia
legítima), nos eleva delante de los ojos de nuestros
esposos, y da contentamiento y satisfacción a ambos.
Nuestro motivo principal nunca debe ser el de
manipular, sino el de someternos a nuestros esposos
como al Señor. Esto es simplemente obedecer a
Dios. ¿Por qué? Porque la sumisión es simplemente
un acto de obediencia hacia Dios y su autoridad o
gobierno.   Así es como mostramos nuestra
obediencia y esperanza en Él. Nada más.  Nuestra
sumisión hacia la voluntad de Dios nos permite hacer
que todas las cosas funcionen para nuestro propio
bien. Nuestra esperanza no está en nuestros esposos
porque cometerán errores incluso cuando son
maduros y piadosos. Nuestra esperanza debe estar en
Dios porque Él es nuestro Gobernante Supremo. Él
nunca comete errores. Él nunca nos falla.
 Esto me lleva a las siguientes preguntas:
1.  ¿Es la sumisión un signo de fortaleza o
debilidad? 
2. ¿En qué áreas, como esposas, necesitan volverse
más sumisas a sus esposos? Por supuesto, primero
debe someterse a Dios y a su autoridad. 
3. ¿Es difícil practicar y obedecer la sumisión en su
caminar con Cristo? 
4. ¿Muestra su sumisión su fe en Dios? 

Suponga que su esposo le dice un día que quiere


comenzar a tener una lectura bíblica devocional
diaria por la mañana en lugar de por la noche.
Digamos que usted se niega a hacer esto porque no
es una persona mañanera y se resiste al cambio sin
importar cuál sea. Simplemente le gusta tu rutina.
Ahora tenemos aquí dos formas de acción: 
 Primera forma de acción:
Una es el no preocuparse y hacer nada al respecto,
haciendo que su esposo tenga que repetir la misma
cosa hasta que se enoje. Puede que le diga:  "¡Quiero
que te levantes ahora mismo!"  Esto, por supuesto, 
provocará que se sienta amargada y resentida. 
Cuando una esposa se niega a someterse
voluntariamente a su esposo, ella está en la posición
de tener que obedecer. ¡La mayoría de nosotras las
mujeres, odiamos esto! ¿Por qué? Simplemente
porque no nos gusta que nos manden y nos digan lo
que debemos hacer.  
Entonces, ¿qué sucede cuando nos negamos a
someternos?  Nos encontramos en el papel de un
niño: nos vemos obligadas a obedecer órdenes que
van en contra de nuestra voluntad.  
Sin embargo, es vital que no nos pongamos en esa
posición. ¿Por qué?   
Cuando nos negamos a cooperar con nuestros
maridos, este tipo de comportamiento obliga a
nuestros maridos a mandarnos a hacer lo que nos
negamos a hacer voluntariamente. ¡Se convierte en
una situación desagradable en el matrimonio!  ¡Este
rechazo de someternos voluntariamente debe
evitarse!  Es terrible para nuestros matrimonios y
nuestros hogares.
Dicho esto, con respecto a la primera forma de
acción, examinemos la  segunda forma de acción.
Es la manera correcta y piadosa de actuar de una
mujer:
 La segunda forma de acción:
Comencemos con el mismo escenario: su esposo
quiere que todos comiencen temprano con una lectura
devocional de la Biblia. Y aunque no quiera cambiar
el horario familiar de la forma en que su esposo está
dirigiendo a todos, pero por su obediencia a la
voluntad de Dios, sabiendo que debe someterse,
enseguida comienza a pensar cómo seguir la 
instrucción de su esposo. Ahora fíjese en la parte
más crítica de todo este escenario: 
1. La esposa, comienza a pensar en cómo seguir las
instrucciones de su esposo sin vacilación ni
resistencia. 
2. Aquí, la esposa no está en posición de hacer su
voluntad contra la de su marido como en el primer
caso. 
3. ¿Por qué?  Porque ella simplemente se sometió a
la voluntad de su marido.  
4. Ahora está en el asiento del conductor con su
esposo. 
5. Ella está  cooperando en lugar de  resistirse.  
6. ¡Y esto es precisamente lo que se supone que
deben hacer las esposas!  
7. La esposa está tratando al máximo de hacer lo
que su esposo quiere o necesita que ella haga.  

Estamos comenzando a ver cómo  es la sumisión


Bíblica. Es una esposa que toma la decisión de no
resistir, pelear o desafiar la voluntad de su
esposo. ¡Pelear con su esposo no solo es un
comportamiento impío sino un terrible ejemplo para
sus hijos! Aunque la opinión de una esposa  sobre
cualquier asunto puede diferir, ella todavía puede
expresarlo de una manera respetuosa y honorable sin
confrontaciones menospreciables.  Tal  discreción
trae armonía y paz al matrimonio. Para ella 
expresar sus opiniones, consejos y sugerencias será
siempre un  aspecto valioso de la ayuda que le brinda
a su esposo, siempre y cuando lo haga con un espíritu
afable y apacible.
Mis preguntas son:
1. ¿Está fallando a someterse a su esposo, y en qué
áreas?  
2. ¿Qué puede hacer para estar de acuerdo con los
deseos de su esposo?  
3. ¿Va a resistir y a rebelarse, o está dispuesta a
hacer la voluntad de Dios sometiéndose a la
dirección de su esposo?

 ¿Cómo podemos ayudar a nuestros esposos a


dirigir mejor de acuerdo al plan divino de Dios?
Aunque algunas esposas no tienen ningún
problema a someterse al liderazgo del esposo, a
menudo ellas desean que sus esposos despierten y
muestren alguna manifestación o indicación de
ello. Las mujeres se quejan de que por mucho que se
esfuercen a ayudar para que los maridos reconozcan y
acepten esta responsabilidad u obligación, todavía no
lo consiguen. De hecho, algunas me han
preguntado: "¿Cómo puedo hacer que mi esposo
dirija de la manera que Dios quiere que lo haga? Es
una pregunta no bíblica. ¿Por qué? Simplemente
porque la esposa no puede  forzar o hacer que su
esposo dirija. Pero, ella puede ayudarlo a ser mejor
líder siguiéndolo y apoyándolo. ¿Cómo puede una
esposa ayudar a su esposo a ser el líder o la cabeza
de su hogar? Animándolo a dirigir y luego siguiendo,
respetando y honrando su liderazgo o dirección.
Incluso cuando él no está dirigiendo de la mejor
manera. 
Mi próxima pregunta, ¿y si el esposo no está
gobernando bien? ¿Qué sucede si él no está
dirigiendo de la mejor y correcta manera? Esto es
realmente difícil de decidir o establecer para las
esposas. Francamente, he conocido a algunas
mujeres, hermanas en Cristo, que estaban seguras
de ser más sabias y piadosas que sus maridos.
Eran muy francas acerca de esto sin ninguna
reserva. Para ser sincera, tenía mis dudas incluso
cuando nunca había conocido a sus maridos. ¿Por
qué? Porque para mí, parecían ser arrogantes. ¡Es
pecado!  Y necesitan arrepentirse de esto.
No voy a negar que algunas mujeres tienen más
enfoque integral orientando a la familia que sus
maridos.  Por ejemplo, una esposa puede dedicarse a
instruir a los niños en su educación o en la Biblia
mientras el esposo está en el trabajo todo el día. Ella
aprovecha al máximo su tiempo para el bienestar de
sus hijos. Así es como ella está ayudando a su esposo
como su ayuda idónea en el sentido bíblico de la
palabra, no tomando el liderazgo del esposo en sus
propias manos sino simplemente le está ayudando
donde hay necesidad.
Entonces, mi próxima pregunta es: ¿Cómo
podemos ayudar a nuestros esposos a hacer la
voluntad de Dios? Aquí es donde las esposas deben
comportarse de una manera piadosa y respetuosa,
incluso cuando el esposo no está obedeciendo al
Señor como debería. De hecho, una esposa está
mandada a comportarse de una manera casta y
respetuosa en todas las circunstancias de su
vida. Una esposa puede pedir respetuosamente la
opinión de su esposo sobre cualquier asunto, siempre
y cuando lo haga de una manera justa y respetuosa.
Por otro lado, cuando una esposa asume el liderazgo
del esposo, indiscutiblemente ella está obstaculizando
o impidiendo su liderazgo. Eventualmente, ella
destruirá la confianza y la habilidad del esposo para
dirigir. Sin duda, esto puede convertirse en "derribar
su casa con sus propias manos.".
“La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con
sus propias manos la derriba”   (Proverbios 14: ).
 
Usted podría estar pensando:  "¡Bueno,
ciertamente, soy yo la que tiene que tomar el
liderazgo! ¡Mi esposo no muestra ninguna habilidad
para dirigir!" Francamente, ¡eso no es verdad! El
punto final es que el esposo es la cabeza de la
esposa. ¡No hay otra manera! Dios le ha dado al
esposo la posición de liderazgo. ¡Punto final! Incluso
cuando parece que él no está dirigiendo, él sigue
dirigiendo. Simplemente está dirigiendo mal. Aquí
es donde se vuelve peligroso para la esposa que es
dominante, de carácter fuerte, obstinada y muy
segura de si misma, ya que tiende a empeorar las
cosas para el esposo. ¡Será un desastre para el
matrimonio y la familia! ¿Por qué?  Porque cuando
la esposa toma el control, el liderazgo y la dirección
de su esposo son distorsionados y abusados. Esto no
está dentro del orden creado por Dios. ¡Es una
violación de Su Palabra!
 Mi siguiente preguntas son:
1. ¿Qué pasa si el esposo no es creyente o
cristiano? 
2. ¿Se le ordena a la esposa a someterse a él? 
3. ¿Por qué no ir a la fuente de toda Verdad para
buscar la respuesta a esta pregunta?  

Consideremos lo que I Pedro 3 tiene que decir acerca


de nuestra  manera de comportarnos hacia los esposos
no creyentes.
 “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a
vuestros propios maridos, para que, aunque alguno
de ellos sea desobediente a la palabra, sea ganado
sin palabra por la conducta de sus mujeres,
observando vuestra conducta casta y respetuosa" (1
Pedro 3:1-2).
 
Podemos ver claramente que la conducta casta y
respetuosa de una esposa hacia su esposo, que no es
creyente, puede ganarlo sin palabra; siendo esta la
forma de acción correcta y piadosa, la estrategia
correcta.  Creo que esto se aplica a todos los esposos
creyentes y no creyentes. Nuestro comportamiento
casto y respetuoso no solo es correcto y piadoso,
sino que también es  la única forma por la cual
podemos ganar el amor, respeto y confianza del
esposo que lo anima a ser piadoso y santo.
Las mujeres creyentes y los hombres creyentes
ciertamente saben que Dios creó los cielos y la tierra
por Su Palabra hablada. Además, Él puede resucitar a
los muertos. Dios puede transformar y regenerar el
corazón del hombre. ¡Y no hay duda en mi corazón
de que Dios puede cambiar el corazón de nuestros
esposos de gloria en gloria!   ¿Lo duda?  
 Entonces, ¿se encuentra usted manipulando a su
esposo en lugar de ayudarlo a dirigir, confiando en
que Dios refinará y cambiará el corazón de él para
que pueda ser piadoso?
 ¿Por qué toman las mujeres todo asunto en
sus propias manos?
No hay lugar a dudas de que una cosa que es vital
para el proceso de aprendizaje de la sumisión es de
nunca tomar cualquier asunto con nuestras propias
manos. Incluso Sara, que nos ha sido dada como
ejemplo de sumisión en 1 Pedro 3 fracasó en esta
área de sumisión. Ella sufrió las consecuencias de tal
fracaso. Volvamos atrás y leamos la historia
en  Génesis 15. Dios hizo un pacto con Abram en el
que prometió que su  descendencia sería tan
innumerable como las estrellas en los cielos. Se nos
dice que Abram creyó a Dios, "y le fue contado por
justicia." Sin embargo, hubo un problema con esta
promesa .  Sarai era estéril.   No había podido 
concebir incluso después de muchos años de
matrimonio con Abram. Y siendo estéril, ¿cómo iba a
tener tanta descendencia?  
El fracaso de Sarai fue pensar que ella misma podría
resolver el problema mandando a su esposo Abram a
que se casara con su esclava. Ella pensó que podría
tener hijos a través de Agar. En el Medio Oriente,
esta era una práctica común. Al hacer que Agar, su
esclava, concibiera por ella, el niño pertenecería
legalmente a Sarai. Pensando que esta era la solución
a su problema, le dio su esclava a Abram. Agar
concibió un hijo. No hace falta decir que esta solución
a su problema generó nada más que más problemas
para Sarai. ¿Por qué? Porque Sarai comenzó a tratar a
Agar con desprecio; ella fue despreciativa. Era
evidente que había  tensión y conflictos entre ambas.
Luego, más tarde, cuando Agar dio a luz a su
hijo,  Ismael, Sarai se puso celosa y la trató a ella y al
niño con dureza y desprecio. Ella le dijo a
Abraham: "Echa a esta esclava con su hijo, porque
el hijo de esta esclava no será heredero con mi hijo
Isaac.' Y la cosa desagradó mucho a Abraham por
causa de su hijo.”  (Génesis 21:8-14). Hubo una
contienda entre las dos mujeres y sus hijos. ¡Una
contienda que ha perdurado por miles de años!
Aunque Sarai conocía el plan de Dios, ella tuvo
problemas para creer y confiar en la promesa de
Dios. Ella se engañó a sí misma, pensando que Dios
iba a cumplir Su promesa hacia ella al tomar el asunto
en sus propias manos. Su insistencia de que Abram
llevará a cabo su plan es similar a lo que Eva  le hizo
a Adán en el Huerto del Edén.
"Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de
tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé
diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por
tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de
tu vida."  (Génesis 3:17)
 
Es indiscutible que estos dos esposos, Adán y Abram,
se metieron en problemas graves al permitir que sus
esposas llevaran a cabo sus propios planes.   El
fracaso de ambos fue escuchar la voz de sus
esposas en lugar de la voz y la instrucción de
Dios. ¡Lo sorprendente es que estos dos hombres
eran temerosos de Dios!
No estoy diciendo que  las esposas siempre desvían a
sus maridos, ni estoy diciendo que este texto esté
diciendo eso. Además, no estoy diciendo que la
esposa nunca debe hacer sugerencias ni dar consejos a
su esposo.  Al contrario, una de las maneras en la cual
la esposa puede ayudar a su esposo es ofreciendo
consejo sabio. ¡Pero las esposas deben ser
respetuosas con sus esposos y tener cuidado de no
cruzar la línea!  Recuerden que nuestras palabras
tienen mucho valor e importancia para nuestros
esposos. Puede que no se den cuenta, pero
podemos  influenciar mucho a nuestros esposos a
hacer el bien o el mal.   Esto es cierto tanto en los
buenos y los malos matrimonios.  Tengamos 
cuidado y no destruyamos nuestros hogares con
nuestras propias manos  porque tendremos que dar
cuenta de esto a Dios.
Habiendo dicho todo esto, seamos particularmente
cuidadosas acerca de cómo influenciamos a nuestros
esposos cuando él toma decisiones u opciones
importantes. ¿Por qué? Porque esto puede cambiar
drásticamente el futuro de nuestras familias.
Entonces, ¿por qué no orar fervientemente para que
Dios le dé a nuestro esposo suficiente sabiduría y
discernimiento para que pueda dirigir bien,
agradando a Dios y haciendo Su perfecta
voluntad? En lugar de tratar de persuadirlo o tentarlo
para que acepte nuestro punto de vista. ¿Por qué no
animar y ayudar a nuestro esposo diciéndole que
estamos orando por él para que el Señor lo ayude a
guiar a la familia de la mejor manera y para que
pueda hacer las decisiones mas correctas de acuerdo
a la voluntad de Dios? ¡Le aseguro como esposa
temerosa de Dios que esto será bueno y sabio!
Una esposa debe usar discreción y sabiduría a la hora
de dar consejos a su marido.  Debe tener en cuenta
que es la voluntad de Dios y no su propia voluntad.   
 Otro ejemplo dado en la Biblia de una esposa que
también tomó el asunto en sus propias manos
fue Rebeca, la esposa de Isaac, el hijo de Sara.
"Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y
lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. 22 Y
los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así,
¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; 23 y
le respondió Jehová:  Dos naciones hay en tu seno, Y
dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un
pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor
servirá al menor."  (Génesis 25:21-23) 

Dios le había dejado claro a Rebeca que el gemelo


más joven, Jacob, sería su elegido, el hombre de
Dios.  Sin embargo, Jacob necesitaría ser quebrantado
por Dios para convertirlo en un gran hombre, el
hombre de Dios.
“Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza,
hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que
habitaba en tiendas. 28 Y amó Isaac a Esaú, porque
comía de su caza; mas Rebeca amaba a
Jacob.”  (Génesis 25:27-28)  
 
Más adelante en este capítulo, se nos dice que Esaú
vendió su primogenitura por un plato de sopa de
lentejas a Jacob, su hermano. En el libro de Hebreos,
se nos dice lo que Dios pensó de este acto, y también
de Esaú.
“No sea que haya algún fornicario, o profano, como
Esaú, que por una sola comida vendió su
primogenitura." (Hebreos 12:16)
 
Otra Escritura que menciona a Esaú se encuentra
en Malaquías 1:2-3.
"Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué
nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice
Jehová. Y amé a Jacob, 3 y a Esaú aborrecí, y
convertí sus montes en desolación, y abandoné su
heredad para los chacales del desierto."  
 
Se nos dice en Génesis 25 que Rebeca amaba a Jacob
y que Isaac amaba a Esaú. Estoy seguro que Rebeca
sabía cuál de sus dos hijos iba a ser el hombre
escogido de Dios. Más adelante en Génesis 27, se nos
dice que  Isaac estaba envejeciendo y que sus ojos
estaban oscurecidos y no podía ver. Cuando Isaac se
dio cuenta de que su muerte se acercaba, llamó a 
Esaú, su hijo predilecto, y le pidió que se preparara
para recibir su bendición.  Rebeca sabiendo que esto
no era lo que se suponía que iba a pasar y que Jacob
era el elegido para recibir la bendición, ideó un
plan:  Jacob se disfrazaría de Esaú y engañaría a su
padre, Isaac, para obtener la bendición. Jacob accedió
a llevar a cabo el plan. ¡Y funcionó! Su plan tuvo
éxito, pero a un costo terrible para ella y toda su
familia.
Cuando Esaú se enteró de lo que había hecho su
hermano, decidió matarlo.
"Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú su
hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo
menor, y le dijo: He aquí, Esaú tu hermano se
consuela acerca de ti con la idea de matarte. 43
Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate y
huye a casa de Labán mi hermano en Harán, 44 y
mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu
hermano se mitigue; 45 hasta que se aplaque la ira de
tu hermano contra ti, y olvide lo que le has hecho; yo
enviaré entonces, y te traeré de allá. ¿Por qué seré
privada de vosotros ambos en un día?"  (Génesis
27:42-45).
 
Jacob ahora se ve obligado a huir para salvar su
vida. Terminó en la casa de  Labán, el hermano de su
madre. Mientras trabajaba para su tío, Jacob se
enamoró de Raquel, su prima. Aceptó trabajar para
Rachael por siete años  en lugar de los tres habituales.
Y como Jacobo no contaba con el apoyo de su padre y
los otros hombres de su casa, terminó por completar
todas las negociaciones por su cuenta. Esto facilitó
que su tío Labán se aprovechara y abusara
terriblemente de él. Labán engañó a Jacob, dándole a
Lea, su hija mayor, en lugar de Raquel en su noche de
bodas. ¡El pobre Jacobo terminó trabajando otros
siete años más para obtener la esposa que quería, la
que le habían prometido!
Labán trató a Jacobo con mucha injusticia. Creo que
la razón por la cual Labán maltrató a Jacobo y se
aprovechó de él fue porque estaba sin dinero y
necesitado cuando llegó a la casa de Labán. Jacobo
trajo estas circunstancias sobre sí mismo porque tuvo
que huir para salvar su vida. Ahora, piense por un
momento lo que significó para Rebekah cuando se
dio cuenta de que su hijo favorito se había ido no
solo por unos días como había planeado, sino por
veinte años. La última vez que escuchamos
de Rebeca en la Biblia fue cuando le dio a Jacobo
sus instrucciones de despedida. Ella tuvo que haber
muerto antes de que Jacobo regresara a su casa. Eso
significa que nunca volvió a ver a su amado
hijo. ¡Qué triste!
Imagine a Rebeca teniendo que vivir con Esaú junto
con sus esposas paganas y fastidiosas. Estoy bastante
segura de que esto es algo que ella no planeó y pudo
haber tratado de evitar. ¡Todo esto porque ella
tomó el asunto en sus propias manos e impulsó  a
Jacobo a engañar a su padre para recibir la
bendición y heredar la tierra de su padre!  La Biblia
nunca más hace mención de Rebeca, de su muerte o
de su sepultura. Quizás, esta es una indicación de 
deshonra. ¿Cómo pudo Rebeca impedir a Isaac,
quien estaba tratando de hacer lo correcto, sabiendo
que finalmente Dios tendria otros planes? Ella
seguramente sabía que legalmente Esaú era el
heredero legítimo para continuar con el linaje
divino.  Evidentemente, ella pensó que Dios no era
capaz de hacer que esto sucediera sin que ella tomara
el asunto en sus propias manos.
Ninguna de nosotras podemos negar que en
algunas ocasiones hemos intentado (o hemos sido
tentadas) tomar cartas en el asunto. 
 Debería ser muy inquietante para nosotras. ¡Es
inquietante e incluso alarmante! ¿Por qué? Porque
en lugar de que las esposas tomen todo asunto en sus
propias manos, deberían estar orando fervientemente,
honrando a sus esposos, comportándose de manera
casta y respetuosa, esperando en Dios y confiando en
que Él vendrá a nuestro rescate y nos salvará de todas
nuestras pruebas.  ¡No olvidemos que nuestro Dios es
poderoso! ¡Él es nuestro Libertador! Nosotras, como
esposas, debemos esperar pacientemente en la ayuda
de Dios en lugar de ser presuntuosas,  tomando todos
los asuntos en nuestras propias manos. ¡Debemos
creer esto y tomarlo en serio!
“Jehová es mi roca y mi fortaleza y mi libertador, mi
Dios, mi roca, en quien me refugio; mi escudo y el
cuerno de mi salvación, mi fortaleza”   (Salmo 18:2).
“Puesto que estoy afligido y necesitado, Que el Señor
se acuerde de mí. Tú eres mi ayuda y mi libertador;
No tardes, oh Dios mío ”   (Salmo 40:17).
“Mi misericordia y mi fortaleza, mi baluarte y mi
libertador, mi escudo y aquel en quien me refugio, el
que sujeta a mi pueblo debajo de mí”   (Salmo
144:2).
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os
halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba
de vuestra fe produce paciencia. Y que la paciencia
tenga su resultado perfecto, para que seáis perfectos
y completos, sin que os falte nada”   (Santiago 1: 2-
4).
 
Quiero terminar con algunas preguntas para
meditar.  
1. ¿Cree que es mejor confiar en Dios y esperar en
Él para ayudarnos en lugar de tomar todo asunto en
nuestras propias manos? \¿Qué es lo contrario de
someterse?¿Qué es lo contrario de ser cabeza?  ¿Qué
es lo contrario de estar sujeta? 
2. ¿Qué es lo opuesto al amor?   
3. Y finalmente, ¿qué es lo contrario de dar?
 
CONCLUSIÓN:
La palabra sumisión significa someterse o ponerse
bajo el control o la autoridad de otra persona, lo que
generalmente se considera  mandatorio u
obligatorio. Se nos ordena someternos a todas las
formas de autoridad (el límite de velocidad legal,
todas las leyes civiles como impuestos, inmigración,
leyes financieras o comerciales, y muchas otras leyes
que debemos seguir aquí en la tierra). Nos hacemos
daño a nosotros mismos cuando no cumplimos con
esas leyes o requisitos. Obediencia es someterse o
ser sumiso a la autoridad o leyes, estando bajo esa
autoridad o el control de alguien o algo más. El
concepto bíblico de sumisión es muy diferente de la
idea actual de feminidad.
Vivimos en una época en la que la sumisión a la
autoridad se desacredita  constantemente y se piensa
que es degradante y deshumanizadora.   Pero las
palabras de Dios en 1 Pedro 2 y 3 nos recuerdan  que
la sumisión a la autoridad legítima es hermosa,
gratificante y justa en el reino de justicia de Dios. Es
"por causa del Señor" (2:13) que los cristianos deben
estar sujetos a las autoridades ordenadas por Dios, ya
sea en el gobierno civil (2:13-17), en el empleo (2:18-
20), en la familia (3:1-6) o en la iglesia (5:5).  En la
relación matrimonial, la belleza de la sumisión de
una esposa a su esposo es evidente hacia los
incrédulos, los cuales son atraídos a Cristo a través
de ella  (versículos 1-2 ). 
Dios también espera que esta belleza sea evidente
hacia los esposos creyentes y para otras personas en
general, porque tal belleza es lo que Dios espera que
las mujeres cristianas tengan de "adorno",  su fuente
de belleza (versículo 4). Esta es la hermosura que
adornaba a las santas mujeres del Antiguo
Testamento que ponían su esperanza en Dios y
estaban sujetas a sus propios maridos (versículo
5). 
1. Esta belleza también debe verse en una esposa
cristiana, porque no va acompañada de temor
(versículo 6), 
2. sino de reverencia, pureza (versículo 2), 
3. rectitud moral, piedad, santidad (versículo 6), 
4. quietud de espíritu (versículo 4), 
5. y esperanza o confianza en Dios (versículo 5). 
6. La belleza de esta sumisión es evidente ante
Dios, porque el espíritu afable y apacible que
acompaña a tal sumisión es precioso y de gran valor
delante de los ojos de Dios (versículo 4).
En 1 Pedro 3:4-6, Pedro habla de la sumisión como
piadosa. Él manda a las esposas a ceder, a estar
sujetas a sus maridos, porque esta es la voluntad de
Dios. Nuestra cultura a menudo ha desafiado y  ha
hecho difícil el mandato de que las esposas se
sometan  a sus esposos.  Nuestra sociedad marca el
"liderazgo" como "dictadura." Lo único justo y
recto es que la esposa se someta voluntariamente a su
esposo, buscando el mejor interés de su esposo. ¡Su
sumisión es lo que Dios exige de ella! Una  esposa
piadosa y temerosa de Dios quiere que su esposo la
guíe y a la familia sin que ella intente hacerlo por
él.  ¡Nuestra sociedad nos ha fallado al invertir los
papeles!  
Vemos maridos muy pasivos y a esposas muy
dominantes.  Los hombres no quieren dirigir o
proveer para sus familias y se contentan con ser
flojos.   Por lo tanto, dan la responsabilidad de
dirigir su hogar a sus esposas.  !Muchos incluso
envían a sus esposas a trabajar y se contentan con
no satisfacer las necesidades de su
familia!  Esposos, Dios los ha hecho responsables de
su familia, no a su esposa. Como la cabeza de su
hogar, ¡el responsable es usted!  ¿Cómo puede
pedirle a su esposa que ceda mientras se niega a
dirigir como debe hacerlo? ¡Asuma la
responsabilidad y sea el líder que Dios manda que
sea! Esposas, Dios les ordena que apoyen el liderazgo
de sus esposos.  ¡No trate de apoderarse del
liderazgo de su esposo solo porque piensa que él no
está dirigiendo como debe!  Aún si ese fuera el caso
debe continuar teniendo un espíritu de sumisión y
apoyar el liderazgo de su esposo.
En  Efesios 5:22-23,  el apóstol Pablo insta a las
esposas diciendo, "Sométanse a sus propios maridos,
como al Señor. 23 Porque el marido es la cabeza de
la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia,
su cuerpo, y él mismo es su Salvador."   
En  Efesios 4:1-3, el apóstol Pablo instó a los santos,
eso es a los Crisitanos, a andar como es digno de su
vocación. Aquí, en el próximo capítulo, explica cómo
las mujeres hacen esto en el matrimonio al someterse
voluntariamente a sus maridos.  En nuestra sociedad
retorcida y feminista, la palabra "sumisión" se ha
convertido en una palabra desagradable y
fea. Presentan una imagen de ser dominado y
oprimido. Han corrompido por completo el
significado de la palabra y el concepto divino de lo
que enseña la Biblia. 
Jesús nunca nos ha pedido que hagamos algo que Él
mismo no haya hecho. Jesús se sometió a la
voluntad de Su Padre y cedió a los intereses de Su
Padre.  Él ordena a las esposas a que se sometan
voluntariamente al liderazgo de sus maridos. Esposos,
recuerden que el Señor no quiere que abusen de su
liderazgo obligando a su esposa a someterse,
usando castigos u otras tácticas. Si las esposas se
niegan a sujetarse, creo que no hay nada que
pueda hacer sino ser responsable ante Dios y
esperar que Él juzgue a las esposas si se niegan a
arrepentirse.  ¡Ella debe someterse voluntariamente
al liderazgo del esposo sin que el esposo la obligue a
hacerlo! Las esposas que temen al Señor se someten
al liderazgo o dirección de sus maridos sin
imposición. El deseo primordial de ellas debe ser el
de someterse a la voluntad de Dios ya la de sus
maridos.
Debemos enfatizar la importancia de que las esposas
se comporten de manera santa fuera y dentro del
hogar. 1 Pedro 3:1-2, ilustra a una esposa cuyo
esposo no es obediente a la Palabra de Dios. Se le
ordena ganar a su esposo por su conducta piadosa y
santa. Esposas, ¡sus vidas piadosas y justas hablan
más que mil palabras!  Pedro dice que cuando las
esposas se someten voluntariamente a sus esposos,
ellas van a recibir un a buena recompensa de Dios. 
El esposo incrédulo puede ser ganado a Cristo po el
buen ejemplo de sus esposas. Lamentablemente hay
esposos incredulos que rechazan la Palabra de
Dios y maltratan a sus esposas que son Cristianas. 
Y aunque estas esposas cristianas tienen tales
maridos, ellos aun pueden ser ganados a Cristo
por la conducta piadosa sin palabra.   ¡Eso es
poderoso! Pero si nos comportamos como el mundo,
no estamos obedeciendo a Dios ni sometiéndonos a
Su gobierno.   ¡Punto! Debemos  comportarnos de
una manera piadosa independientemente de cómo él
actúe hacia nosotras.   Si no actúa como un hombre
piadoso y temeroso de Dios, de la forma que debe
hacerlo, eso no nos da permiso o derecho alguno  para
negarse a someterse a él.   
Recuerde que aquellas santas mujeres en el pasado
pusieron su esperanza o confianza en Dios y se
adornaron por dentro y por fuera. Se vistieron con
un corazón sumiso hacia Dios. Sara es el mejor
ejemplo piadoso y sumiso para todas las esposas
cristianas, y debemos aprender de su ejemplo.
Sara mostró un espíritu sumiso y dócil en la forma en
que trataba a su esposo, incluso en sus conversaciones
con Abraham. Siguiendo su ejemplo piadoso y santo,
somos hijas de Sara. No podemos ser herederas de la
promesa cuando nos comportamos de manera impía
e infiel.  Una esposa dócil o sumisa confía en su
esposo y actúa en su mejor interés. Ella cede o se
somete a su esposo porque teme a Dios y desea
someterse a Él, haciendo lo correcto. Ella es
piadosa y tiene un espíritu afable y apacible,
porque obedece a Cristo.
Hermanas y amigas, recuerden que no debemos
enfocarnos solo en lo externo. Nuestra belleza no
debe ser externa, sino una belleza espiritual  Nuestra
belleza debe revelar un espíritu afable y apacible.
Nuestros corazones son preciosos para Dios,
especialmente cuando nuestro carácter es gentil y
tranquilo. En  Mateo 5:5, se les ordena a todos los
cristianos a ser mansos, es decir, apacible, dócil o
gentil como Moisés, quien es alabado por su
mansedumbre y afabilidad de corazón para con todos
(Núm. 12:3).  Esposas y hermanas recuerden que
nuestra más excelente belleza proviene de nuestra
piedad y rectitud de corazón.
Primero debemos someternos a Dios y a Su
autoridad para poder someternos a nuestros
esposos.  Al someternos a Dios, estamos obedeciendo
Su plan y autoridad para nosotras en el hogar, y hace
más fácil el honrar a nuestro esposo como el líder o la
cabeza espiritual de nuestros hogares. A medida que
nos sometemos a la autoridad de Dios, será más fácil
para nosotras, las esposas, dar un paso atrás y permitir
que nuestros maridos guíen como deben hacerlo. Es
un recordatorio de lo que significa dar un paso atrás y
permitir que Dios nos guíe a todos. Como esposas
temerosas de Dios, debemos rehusarse a tener el
control de todo en nuestros hogares, debemos dejarlo
a un lado, porque no debemos dirigir y llevar las
riendas, sino seguir el liderazgo de nuestro
esposo. Debemos seguir, ofrecer, servir, ayudar,
compartir, observar, luego debemos "echar más sopa
en la olla de la que sacamos con el cucharón.". 
Debemos contemplar las bendiciones de la
sumisión en nuestro matrimonio, dar un paso atrás
y dar espacio para que nuestros esposos den  un
paso adelante, porque esta es la sabiduría de Dios
para nosotras las mujeres. Lamentablemente, en la
cultura actual, ¡la relación entre marido y mujer se
ha visto afectada por el feminismo! Las semillas del
feminismo se encuentran dentro de cada uno de
nuestros corazones. El feminismo ignora la necesidad
de roles, ya que iguala los roles con un valor
propio.   ¡Pero eso no es lo que declara la Palabra de
Dios!  En la Biblia, es más fácil ver la igualdad
fundamental de hombres y mujeres en  Génesis 1:27. 
En ninguna parte de la Biblia leemos que los hombres
son de mayor estima delante de Dios que las
mujeres. Ambos hombres y mujeres comparten por
igual el privilegio de ser hechos a la imagen o
semejanza de Dios. Tenemos la misma honra.
Nosotras, las esposas, debemos someternos al
Señor primero para que nos sometamos a nuestros
maridos. Nuestro Señor y Salvador está declarando 
Su gloria en nuestra sumisión, y también está
enseñando a las esposas lo que significa someterse a
Él.  ¡Debemos liberarnos de la forma de bancarrota
que el mundo ve el matrimonio! Es nuestro deber
como aquellos que caminan en la Verdad y el Amor
reemplazar la visión distorsionada del matrimonio del
mundo por una visión divina. No olvidemos que el
matrimonio muestra la gloria del Evangelio de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo.  Todo lo relacionado con
el matrimonio se puede resolver cuando aplicamos los
principios fundamentales enseñados en la Palabra de
Dios.  
Así mismo, toda pareja casada debe estar
dispuesta a comprender y aceptar humildemente
la voluntad y el propósito de Dios para el
matrimonio. No se trata de "mis necesidades" 
o "mis derechos."  La  visión del matrimonio
de  "las necesidades de ella" aflige a muchas. Si de
verdad amamos la Verdad, ¡debemos aceptar y seguir
la visión del matrimonio divino de
Dios! Despertémonos de nuestro sueño y
pongámonos de pie para hacer realidad el diseño
divino de Dios para nosotros en nuestros hogares. 
Por supuesto, eso es, si verdaderamente confiamos en
Dios y veneramos Su Santa Palabra. Seamos hijos de
Luz y no nos rindamos a la presión de nuestra cultura
pagana que nos obliga a rechazar todo lo que es justo
y piadoso.   Fijemos nuestros ojos solo en Dios y no
en nuestra cultura pagana. Con corazón sincero,
fijemos la mirada sólo en Él y no en el feminismo
gigante  que se rebela contra Dios y toda justicia.
Recuerde, los caminos de Dios son perfectos y
mejores para nosotros.  Dejemos que Dios y su
Palabra obre en nosotros.
Entonces, señoritas, si no desean someterse y seguir el
liderazgo de un hombre, entonces no deben casarse,
pero no pueden escapar de su obligación de someterse
a la autoridad masculina permaneciendo solteras. 
Para agradar a Dios, todavía debe aprender a someter
su voluntad a la voluntad divina. ¡Punto! Recuerde,
la sumisión no significa que sea inferior.  ¿Supone
usted que Cristo fue inferior cuando se sometió a la
voluntad de su Padre? ¡¡No me parece!! ¿Por
qué? Porque la sumisión muestra fuerza y
mansedumbre piadosa. Recuerde que cuando se
sometes a su esposo, está demostrando reverencia
y servicio al Señor.  Es decir, está  sirviendo a
Cristo al someterse a la voluntad de su esposo y no
a la suya.  ¡Porque su marido es su cabeza!  
Sólo hay una cabeza en la relación matrimonial. Dios
creó al esposo y a la  esposa como una sola carne para
que funcionen juntos bajo una sola cabeza. No deben
ser autónomos sino vivir juntos.  Dios ha hecho que
la relación matrimonial sea tan hermosa como lo
es Cristo para la iglesia.   ¡Esposas, la sumisión no
es hacer lo que siempre quiere hacer, ni es salirse
con la suya!  La sumisión es elegir someterse a la
voluntad y deseos de su esposo.  Esto es caminar en
piedad y amor.  ¡Es devoción al Señor!   La
sumisión honra y afirma el liderazgo del esposo y
lo ayuda a continuar en su papel de liderazgo. La
sumisión no es negarle el papel al esposo como la
cabeza, y no menosprecia y desautoriza el
liderazgo de su esposo (1 Pedro 3:1-2).  Esposas, 
ustedes están obedeciendo a Cristo y sometiéndose a
Su voluntad cuando se someten al liderazgo de su
esposo. Recuerden, serán recompensadas por su
servicio generoso y amoroso hacia su esposo y al
Señor.
Hasta que los hombres y las mujeres comiencen a
darse cuenta de lo que Dios quiere y exige de ellos
como esposos y esposas, sometiéndose a Su
liderazgo y Su gobierno, será difícil que nuestros
matrimonios operen y se transformen de la
manera que Dios ha querido desde el principio. 
Tristemente, la visión de Dios del matrimonio ha sido
severamente dañada  en nuestra sociedad, pero puede
ser restaurada al diseño original de Dios a  través del
Evangelio de Su Hijo.
 Es mi oración ferviente que Dios, de alguna manera,
ayude a las esposas a someterse a sus esposos como a
Él con un corazón sincero y puro, de acuerdo al
propósito divino de Dios.  Sé que no es fácil ya que
Satanás se ha esforzado mucho en pervertir nuestros
corazones contra la voluntad de Dios. Pero en el
fondo de mi corazón, sé que es posible si
comenzamos a pensar y comportarnos como hijos de
Luz cuyo deseo principal es hacer la  voluntad del
Padre en los cielos.  ¡Gracias a Dios por el
Evangelio, que es su poder para salvación!  
Por lo tanto,  rechacemos la visión distorsionada del
mundo sobre el matrimonio y el hogar, y todas
las mentiras del feminismo, y decidamos volver a
los caminos antiguos y justos de Dios. Gracias a
Dios por esa hermosa visión del matrimonio que nos
ha dado, que es mucho mejor que nuestra propia
visión, más hermosa, más peculiar y más vivificante. 
 Que nos sometamos a nuestros maridos como al
Señor. Porque el esposo es la cabeza de la esposa
como también nuestro Señor y Salvador, Jesucristo es
la cabeza de Su iglesia y el Salvador del cuerpo. Que
sea como el Señor nuestro Dios ha dicho. Que
nosotros, de un corazón sincero y contrito, cambiemos
el rumbo de nuestros matrimonios. Que podamos
darle a Dios mucho más de lo que le estamos dando
actualmente. Que podamos ponernos de pie como
David y luchar contra el gigante, el feminismo,
aceptando la feminidad definida por Dios. Y que
permitamos que Su Palabra eterna nos transforme, nos
regenere, nos pula y cambie para la gloria de Dios. 
  

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