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NUMERO 7

Éxodo. 40: 17- Así, en el día primero del primer mes, en el segundo
año, el tabernáculo fue erigido

OFRENDAS DE LOS PRINCIPES, 7:1–89

1. Equipo para los levitas (7:1–9)

La preparación del tabernáculo de reunión y la protección de los


materiales y provisiones para el culto eran parte vital de la
preparación para el viaje desde el Sinaí. Moisés levantó el
tabernáculo de reunión y después lo ungió y santificó, con todos sus
utensilios

Este santuario solo era una copia del verdadero que está en los
cielo y Moisés tuvo el privilegio de contemplar el santuario original
cuando Dios le dio los planos del mismo. Contemplar ese santuario
es ver a Jesús

Nota: El acto de ungir y santificar era aplicable a cosas tanto como


a personas. Y significaba es decir, apartar

Fue entonces cuando los príncipes de las tribus trajeron sus


ofrendas. Los dones no sólo sirvieron como acto de adoración, sino
que también proveyeron el equipo y material que los sacerdotes y
levitas necesitarían para realizar sus deberes en el futuro. Como
siempre era el caso, estas ofrendas de adoración tenían valor
práctico en la obra total de Dios.

Seis carros y doce bueyes fueron dados a las familias de Gersón (7)
y de Merari (8), de modo que pudieran transportar el material
pesado que componía el tabernáculo. Dos fueron dados a los hijos
de Gersón, que eran los que manejaban “los materiales livianos”
(4:25) y cuatro, para los hijos de Merari, que acarreaban las tablas
más pesadas, barras, columnas y basas (4:29-33). Los hijos de
Coat (9) no necesitaron transportes porque su tarea era llevar el
arca y los utensilios sagrados sobre sus hombros. para quitar
cualquier tentación de desobedecer, Moisés no les dio carros.

2. Ofrendas de las tribus (7:10–88)

 Las ofrendas para la dedicación del Altar

El orden de la presentación por tribu de las ofrendas para el


tabernáculo es el mismo que el orden para la marcha que se da en
2:3–32.

En cada una de esas ofrenda está escondido la figura de Cristo con


su mensaje de salvación y redención para toda la humanidad.

Siguiendo a la donación inicial de carruajes, los príncipes, cada uno


en día sucesivo, trajeron ofrenda para la dedicación del altar
(1:11). Doce días entregando sus ofrendas

Llegaron al campamento en el orden asignado comenzando por


la tribu de Judá. La donación de cada uno fue igual. Incluía vasos
que serían usados en el culto, y además, “un plato de plata, un jarro
del mismo metal (13)… una cuchara de oro” (14, RSV). Cada
príncipe también proporcionó ingredientes para una ofrenda de
“cereal” (RSV), para holocausto (15), para expiación (16) y para
ofrenda de paz (17). Probablemente todas estas provisiones no se
emplearon de inmediato.

Algunas fueron reservadas para los sacrificios que se presentarían


más tarde. Podemos concluir que todas estas ofrendas eran limpias
y conforme a los requisitos de la ley (Lv. 2:1; 3:1; 4:3).

Después que el último de los príncipes de la tribu de Neftalí hubo


traído su ofrenda, la dedicación del altar quedó completa (84). Estas
donaciones ayudaron a la preparación espiritual para el viaje. Como
siempre sucede, una ofrenda significativa le cuesta algo a la gente.
Tal como David lo dijo más tarde, ellos hubieran podido decir en
esencia: “No ofreceré a Jehová mi Dios, holocaustos que no me
cuesten nada” (2 S. 24:24).

Un príncipe un día, y otro príncipe otro día: Estas ofrendas idénticas


se ofrecieron durante doce días,

Para nosotros, esto puede parecer una repetición sin sentido en el


más largo de todos los capítulos de Números. Sin embargo, Dios
tenía varias razones importantes para esto.

¿Que nos enseña Números 7?

 Mostrar que cada tribu prometía su lealtad a Jehová; que cada


uno de ellos apoyaba la obra del tabernáculo y el sacerdocio,
 Mostrar la importancia de cada tribu individual, dándole a cada
tribu su propio día de celebración y atención. Todas estas
tribus estaban relacionadas, pero eran diferentes

 Demostrar que Dios quería ser abordado con cierto grado


de organización y orden.

 ·Mostrar que en el altar de Dios, todas las tribus venían


como iguales.

3. Respuesta de Dios (7:89)

Esta clase de sacrificio agrada a Dios. Cuando el último de los


príncipes trajo sus dones, Moisés se dirigió al tabernáculo de
reunión para hablar con Dios. Aquí él oyó la voz que le hablaba de
encima del propiciatorio (89). Se ha sugerido que desde este tiempo
en adelante, Moisés recibió allí mismo sus mensajes de Dios. La
adoración y el sacrificio serían el resultado de oír a Dios (Is. 6:1–8).
Fue un buen principio del viaje hacia la tierra prometida.

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