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Las esposas deben estar sujetas a la autoridad de sus esposos. “Las casadas estén
sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la
mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es Su cuerpo y Él es su Salvador.
Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus
maridos en todo” (Efesios 5:22-24). Aunque las mujeres deben sujetarse a sus
esposos, la Biblia también les dice a los hombres varias veces, cómo deben tratar a
sus esposas. El esposo no debe asumir el papel de dictador, sino mostrar respeto por
su esposa, así como por sus opiniones. De hecho, Efesios 5:28-29 exhorta a los
hombres a amar a sus esposas de la misma manera que aman a sus propios cuerpos,
alimentándolos y cuidándolos. El amor de un hombre por su esposa debe ser el
mismo que el amor de Cristo por Su cuerpo, la iglesia.