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Borges, Pedro (ed.) Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas | Aspectos generales. BAC.

Madrid,
1992. Págs 139 – 632. Capítulos: 12 – 18.
Capítulo 12. Las órdenes religiosas. Por Pedro Borges | Por: Farud Ignacio Bríñez Villanueva
Las órdenes religiosas en la historia de Hispanoamérica fueron el vientre que permitió la gestación de la
educación a través de la enseñanza, de la evangelización a través de un óptimo apostolado, de una actividad
pastoral eficiente permeada por un espíritu misionero y de una sólida enseñanza universitaria que catapultó la
evangelización y la educación a otros niveles. Además –aunque no en todas- una vida en austeridad y
recogimiento junto a lo anteriormente mencionado, formaron un modelo de sociedad civilizada en América.
Estas actividades fueron óptimas y acertadas, viendo que, si bien, la evangelización vino y entró por Europa,
desembocó en el control o predominio por parte de los criollos en materia de educación, organización y
continuación de la evangelización, hecho que indica el buen desempeño misionero, pastoral y docente por parte
de las órdenes en la primera hora de la evangelización en el territorio.
De otra parte, la magna expansión, extremada organización y específicas características de las órdenes
resaltadas en el texto, denotan la buena recepción de las mismas en el territorio. Tanto las órdenes misioneras,
como las pastorales, las asistenciales y las monásticas, masculinas y femeninas, bajos sus distintivos propios,
como son la evangelización o conversión de indios; o la atención espiritual de la población; o el cuidado de los
enfermos; o la observancia de la vida contemplativa, contribuyeron a la consolidación de una América
evangelizada y educada.
Pregunta:
¿Qué valor tenía la administración de los sacramentos para las Órdenes religiosas en esta etapa de la
evangelización?
Si bien el papel de las Órdenes en materia de evangelización y enseñanza o educación fue impecable, poco se
resalta la administración de los sacramentos –dentro de la lectura-. Cobran importancia no porque hubiera que
disipar errores, ya que los nativos eran neófitos en la fe, cuanto sí, porque ellos (los sacramentos) delimitan o
perfeccionan la vida cristiana, a la vez que perfeccionan la evangelización y la educación. Y aunque se
consolidan con Trento (los sacramentos), concilio celebrado póstumamente a la llegada de las Órdenes,
cobraban valor en sí mismos y a través del legado de la Historia y de los Padres.
Capítulo 13. La expulsión de la Compañía de Jesús. Por Magnus Morner | Farud Bríñez
La Compañía de Jesús desde sus orígenes se ha caracterizado por ser una Orden religiosa con una calidad
extraordinariamente alta en educación y en actividades misioneras, eficiente y de mayor calidad intelectual.
Hago este preámbulo porque queda en entredicho el papel de la Iglesia misma y de la corona española en lo que
a su expulsión concierne.
Se propone como base de la expulsión de la Compañía el sistema o doctrina de carácter político instaurado por
la Corona española que amparaba los privilegios exclusivos de ella sobre la Iglesia y de los cuales se nutría,
sistema conocido como regalismo.
Si bien, dentro de las acusación que se exponen para argumentar la expulsión de la Compañía aparecen algunas
como: que eran portavoces antirreformistas, con algunos vicios como la codicia y la acumulación, latifundistas,
instigadores de rebelión, transmisores de perniciosas doctrinas de probabilismo o tiranicidio, etc, al abordar el
tema y las causas de la expulsión desde otra óptica, contemplando otras posibilidades y argumentos, podríamos
alternamente evidencia con la base ideológica y política, elementos clave en la pugna Orden-Corona que pudo
llevar a dicha liquidación de la Orden.
Por un lado, la Corona dentro de su sistema de gobierno había instaurado el regalismo -que era un beneficio
propio-, por el otro, los jesuitas no solo se hicieron demandantes de sumas de dinero, mercaderías y créditos
como de bienes en especie como el ganado y otros animales, además de inmuebles; sino también a ser
portadores y transmisores de calidad educativa e intelectual, hecho que hizo que chocara directamente con el
poder imperante del momento: la Corona. Por lo cual, lejos de conjeturas –tercer párrafo- documentadas, hay
que entrar en el ambiente político-intelectual del momento. En el cual el poder civil sobremanera debía
mantenerse y dominar, elementos a los cuales la Orden no se ajustó y que a su vez provocaron malestar entre
ella –la Orden- y la Corona y que desembocó en su expulsión.
Pregunta:
Las “perniciosas doctrinas” jesuitas, dentro de las que se encuentra el tiranicidio ¿contradicen verdaderamente
la doctrina del amor instaurada por Cristo?
Jesucristo desde el primero momento de su vida pública abogó y fomentó la libertad y fue revolucionario desde
el concepto del amor. Dio una nueva dimensión a la dignidad humana y veló por los derechos de su pueblo.
Pero de alguna manera, no en su vida sino en su Palabra (Mt 20, 25-26) hace una “apología” al sistema de
dominio: Mas Jesús los llamó y les dijo: “Saben que los jefes de las naciones las dominan como señores
absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera llegar a
ser grande entre vosotros, será su servidor.”
El indio fue dominado y habría que ver hasta qué punto coartado en su ser. La doctrina jesuita, condensada en el
padre Juan de Mariana apuntó a una defensa del sistema del tiranicidio que con todo y quizás violencia también
se dirigía a velar por el vulnerable, a una emancipación del indio, a una independencia del poder opresor. Con
ella (doctrina del tiranicidio) se rehúsa a una “esperanza escatológica” y aboga por una actuación inmediata en
contra del poder y regreso de la libertad al oprimido.
Capítulo 14. El clero indígena. Por Juan B. Olaechea Labayen | Farud Bríñez
Antecedentes históricos demuestran que siempre hubo un intento por querer vincular a los nativos o indígenas a
la administración de los sacramentos, principalmente al del Orden sagrado. La estructura de internados y
colegios funcionaban ya como centros no solo de acogida sino de formación en línea de seminario de
formación. Y aunque las experiencias en lo que a la formación de los nativos para la admisión al Orden fue
variada y en algunos casos no positiva como en el caso de los dominicos, no se abandonó por parte de las
Órdenes dicha formación sino que fue objeto de estudio.
Y es que no solo la expansión misionera ameritaba reclutar a los naturales sino también la clara necesidad de
aumentar el número de consagrados capaces de dispensar los sacramentos, ya que por mucho superaban los
unos (indios) –cinco o seis millones- a los sacerdotes –que eran apenas 100.
La formación, impartida por los religiosos, clara y óptima, a través de facultades de gramática y estudios de
filosofía y teología, bajo un estilo de vida de austera piedad denotaba como es claro la apuesta por una
formación que capacitara a los indios para recibir el sacerdocio. Aunque óptima, carecía de una estructura no
consolidada por la jerarquía, y aquí entra con singular importancia los concilios provinciales de México y Lima,
en los cuales se dan pautas para la selección de los aspirantes al sacerdocio y los requisitos propios para
admitirlos, como también los impedimentos bajo los cuales no podrían acceder a la formación al ministerio del
sacerdocio.
Los elementos negativos para ordenar indios, con todo, no menguaron, ya que al igual que las exigencias hechas
por Alejandro VI papa, a los clérigos para que vinieran a evangelizar a América fueron similares a las
exigencias hechas por los obispos a los indios para vincularlos a las filas del sacerdocio. Debían ser probos,
temerosos de Dios y constantes en la fe, elementos de los que carecían muchos indios.
El proceso de evangelización continuó y así mismo la formación y el procurar abastecerse de personal natural
para continuar la obra evangelizadora. Es así que se inician a fundar colegios de caciques como el chileno, los
suramericanos y el colegio del Príncipe hasta llegar a los novohispanos, dispuestos para formar a la juventud
india. A estos colegios les sobreviene el seminario diocesano, cargado de disposiciones tridentinas y con el cual
también llegan los indios como personal para capacitarse en materia de formación al sacerdocio, no solos, sino
reunidos junto a jóvenes europeos, hecho que tuvo sus quiebres por las diferencias culturales y por aparentes
desigualdades a favor de los europeos y en detrimento de los indios. En su primero momento esto fue elemento
negativo que pasó a ser positivo, en la medida en que pasó el tiempo y a partir de una buena y clara formación,
tanto jóvenes indios como jóvenes europeos rompieron prejuicios en la convivencia y se consolidó un lugar de
formación abierto a los dos grupos.
Pregunta
¿Se creó conciencia en los indios aspirantes al sacerdocio sobre la importancia de la sacramentalidad?
Se resaltan las muestras de buena voluntad y buena disposición de algunos neófitos, aun así queda en entredicho
la labor en la preparación a los candidatos sobre la importancia de aquello para lo que se formaban. Los
sacramentos –como manifestación de la presencia real de Cristo en la persona y en la comunidad- (definición
posterior al tiempo pero llena de un mismo sentido) representan la base de la vida cristiana. Eucaristía y
sacramento del orden deben ser seriamente observados, examinados, y si bien, en un principio se reclutaron
naturales para la misión, que en algunos casos dieron experiencias negativas, luego las Órdenes se dieron cuenta
de la buena preparación para acceder el ministerio sacerdotal volviendo sobre la formación e idoneidad.
Capítulo 15. La criollización del clero. Por Bernard Lavallé | Farud Bríñez
La criollización del clero fue un proceso sufrido en la colonia y que tuvo un avance, aunque lento, muy notorio.
Pero quiénes sino ellos, los hijos de América, idóneos para comenzar a abrirse camino y hacer su aporte en
medio de una necesaria evangelización o como apoyo a la evangelización iniciada óptimamente por las órdenes
religiosas y que seguía requiriendo miembros que perpetúan educación y cristianización.
En medio de todo este desarrollo de la criollización del clero y en la aparición de la criollización conventual
surgió una puja o brote de diferencias entre unos y otros. Incluso algunas órdenes hicieron requerimientos a los
aspirantes criollos mucho más exigentes que los que solicitaban en España para el ingreso a su formación y
filas.
Los pasos de los criollos se agigantaron, cada vez aumentaba su conciencia de identidad, de sus raíces y se
apropian de su papel en su territorio, reivindicándose y queriendo ejercer también labores de gran tamaño
dentro de sus tierras. Hecho que hacía que la puja o controversia aumentará frente a las órdenes religiosas,
quienes al ver el crecimiento criollo y la independización del clero secular, que era notable a través de la
creación de obispados y sólida estructuración, se encontraron con una reducción de su papel (el de las órdenes),
que aunque menor no era menos importante.
Con todo, las órdenes no carecieron de valor en medio de los propios del territorio, ya que si bien, ante el
crecimiento del clero secular ellos menguaron en cuanto a papeles más razonables, cultivaron pretéritamente en
sus conventos y a través de su mismo estilo de vida una acogida más adecuada que cautivó a la población.
Hecho que las hacía más atractivas, tanto en aceptación como en jóvenes o vocaciones que se adherían a este
particular modo de vida.
En medio de todas estas diferencias surgió una especie de lucha, que partía propiamente por querer lograr una
sólida estructuración en sus mismos sistemas internos que les permitiera mantenerse en el poder, ocupando
cargos importantes y destacándose en la formación. Por lo cual hubo una intervención, perpetrada
principalmente mediante visitadores, comisarios y vicarios generales que se preocuparon por observar el buen
funcionamiento de provincias y de igual manera intervinieron con el fin de que no se deterioraran las relaciones
entre criollos y órdenes, sino que en conjunto velarán por la misión y propagación del Evangelio.
Pregunta
¿La independización del clero secular desembocó en óptimos frutos al igual que las Órdenes y su papel de
evangelización y educación para los territorios?
Ciertamente hubo cierta puja entre clero secular y Órdenes religiosas. Y a partir del análisis personal considero
los frutos en dos sentidos, en el primero bueno ya que el clero secular se abrió camino en la estructuración y
acción pastoral frente a la gran necesidad que había de administración de los sacramentos y celo apostólico. En
segundo sentido, la puja que se produjo frente a las Órdenes provocó una cierta ruptura en el pueblo, quienes
optaron por mostrar más interés hacia la vida conventual. Las Órdenes tenían una acogida más adecuada y de
alguna manera mostraban el rostro de Cristo Maestro Y Pastor de una manera máxima.
Capítulo 16. La Inquisición. Por Elisa Luque Alcaide | Farud Bríñez
La Inquisición funcionó como tribunal eclesiástico creado para observar variados fines concernientes sobre todo
a la fe, la moralidad y el cuidado de que no se realizaran prácticas idolátricas dentro del territorio indio.
Dominicos y Franciscanos fueron las Órdenes que se encargaron de su operatividad, los cuales por medio de su
constitución y legítima facultad investigaban en primera instancia aquellos elementos heréticos que
desestabilizaban el orden social, además previendo que no ingresara a las indias el catarismo albigense, el cual a
su vez instigaba a revueltas de orden social.
Estas dos Órdenes, dotadas de método, buenos en la administración de la justicia autónoma y con sólida
formación doctrinal llevan adelante la maquinaria inquisitorial en la Nueva España bajo el modelo de la
Inquisición medieval.
Este aparato inquisitorial gozaba de una sólida estructuración, organización y funcionamiento, operaba con un
engranaje bien constituido. Así, vemos que dentro de la inquisición española un consejo de la Suprema
Inquisición tenía a su servicio o se componía primero de un presidente, también de un inquisidor general y unos
consejeros designados por la Corona, quienes conformaban tribunales que operaban bajo unas reglas llamadas
Instrucciones antiguas. El fin consistía en conservar la fe católica dentro de la población y por ende dentro del
territorio, velar por la recta fe.
Bajo estos elementos inquisitoriales surge la inquisición episcopal y monástica, obispos y religiosos fueron
llamados a ser protectores de la fe siendo inquisidores o desempeñando algunos este papel. Junto a esta erección
inquisitorial episcopado-Órdenes también se crea una alianza Iglesia-Estado.
Hay que mencionar que en algunos casos hubo sentencias excesivas –caso de Torquemada- pero el aparato
inquisitorial no trató, no consistió en ser un sistema de sentencia: ciega-hoguera. Hubo entes de control como el
fiscal, secretarios, calificadores, comisarios, etc, responsables directos que actuaban bajo instrucciones claras.
Antes de sentenciar recogían los testimonios, los estudiaban y convocaban al reo, lo escuchaban y así mismo
emitían o abrían un proceso-sentencia. Por lo cual, se desfigura en cierto sentido la Inquisición como masacre
perpetrada absurdamente por la Iglesia.
Pregunta
¿Es justificable la Inquisición?
Dejando de lado los anacronismos y los juicios atemporales. Y de otro lado inclinándome a la opción de
respuesta de interpretación teológica, la Inquisición no fue justificable si se sigue de cerca el Evangelio de
Cristo, quien por encima de doctrina, justicia, ley y preservación de ortodoxia, instauró su Reino no terreno bajo
las bases de la dignidad humana. Nunca bajo represión o imposición, sino por medio del amor. Retomando las
palabras de Benedicto XVI en Deus Caritas Est donde dice: “No se empieza a ser cristiano por una gran idea o
por un principio ético, sino por el encuentro con una Persona” que es Jesucristo, de la misma manera se pudo
buscar cristianizar y hacer respetar la doctrina y religión de la mano del mandamiento del amor.
Capítulo 17. La Iglesia y los negros. Por Ildefonso Gutiérrez Azopardo | Farud Bríñez
La injerencia de la esclavitud negra en América no se debe propiamente a la natividad de estos en el territorio,
sino en que llegaron a las Indias por medio de España y la Corona. Su número era exorbitante –cerca de un
millón- frente a la capacidad en número de los evangelizadores. Datos que se sustentan en documentos de la
Iglesia y se encuentran también expuestos en la doctrina de los teólogos.
Desde el papa Nicolás V con su Divino amore communiti hasta Benedicto XIV se ve una clara postura de
condena hacia el tráfico de los negros, abogando por la abolición de la reducción a la esclavitud de esta raza,
llegando a introducir incluso una equiparación o distinción entre fe y esclavitud, sosteniendo que, si bien,
pueden o están alejados de la fe, esto no comprende privarlos de la libertad. Posturas que no son las mismas en
cuanto al papado de Pío VII y Gregorio XVI donde documentalmente no se reprueba el tráfico negrero.
Las opiniones dentro de la Iglesia misma eran distintas donde se seguía propagando la doctrina aristotélica
entendida como esclavos por naturaleza de los negros; por otra parte aportes severos de los religiosos donde
sostenían que la guerra contra los negros y su esclavitud no era ni justa ni cristiana, con todo, se condenaba la
trata de negros. Debates y opiniones que mutaron de lo oral a lo escrito. Aquí, cobró vital importancia las
intervenciones de los capuchinos Francisco José de Jaca y Epifanio de Moiran quienes instauran una doctrina
abolicionista de la reducción esclavista a los negros. En sus predicaciones sostenían que los esclavos eran libres,
injusta era la esclavitud africana y era obligación de amos y Corona restituirlos.
Las predicaciones y diferencias de opinión hicieron que el tema de la esclavitud y los negros llegara a los
concilios. Se destacan los tres primeros concilios provinciales de Lima y México donde se menciona el tema de
los negros en varias oportunidades y cobra valor su presencia dentro de documentos y sínodos eclesiales. Todo
desembocó en una clara y óptima acción evangelizadora hacia la comunidad negra africana. La opción estaba
inclinada a la conversión-cristianización de los negros al llegar a América. Dentro de los períodos se destaca en
primer momento el proveer un adoctrinamiento de los negros que les permitiera incorporarse de manera fácil a
la Iglesia, luego propiamente la evangelización, donde a través de cánones se organiza el sistema de
evangelización. Posteriormente, por medio de la evangelización se incrementa el trabajo con los negros,
luchando contra la trata y reivindicándolos en su dignidad. Finalmente abogando por su libertad.
Todo los factores, o en su gran mayoría, fueron vinculantes en la opción por los negros. Catequesis y
sacramentos, clero secular y religioso, misiones y religiosidad, denotan el óptimo trabajo, organización y
estructura hecha por la Iglesia en favor de los negros. Y aunque estuvieron sujetos a la inquisición y a las
disputas entre clero secular y Órdenes fueron más los logros en favor de los negros y su no esclavitud que la
opresión por parte del sistema.
Pregunta:
¿La Iglesia jerárquica fue completamente fiel al Evangelio y objetora de conciencia desde un primero momento
en lo concerniente a la esclavitud?
Si bien la esclavitud se puede entender dentro de una óptica como aquel sistema que permitía el sostenimiento
de los territorios, está sujeta a ser vista también como medio de opresión, a través del cual no solo se sacaba
provecho del trabajo o mano de obra de los esclavos, sino que también se les reprimía sus derechos bajo la
premisa de la evangelización. En este sentido el Evangelio, -que antecede al tiempo de la esclavitud y
evangelización americana- es claro en buscar la libertad del cautivo y la dignidad humana, hechos que no fueron
claros en la jerarquía eclesiástica, sin pronunciamientos en favor del menos favorecido, en este caso los
esclavos.
Capítulo 18. Panorama de la Iglesia Diocesana. Por Eduardo Cárdenas | Farud Bríñez
Aunque el clero secular se haya visto en algunos momentos empañado quizás por inoperancia, hay que decir
que su labor fue ardua, ¿fue un proceso evolutivo? Sí. Hispano-criollos, hijos del territorio de las Indias,
conocedores de su población atendieron a indios y negros por igual, fueron sus acompañantes también en
materia de evangelización y doctrina.
La acción pastoral del clero secular tuvo que vivir algunos desafíos planteados por el mismo desarrollo o
desafíos que fueron producto del proceso evangelizador, donde se mezclaron razas, donde hubo mestizaje.
Hechos que exigían que la acción pastoral también respondiera a estos casos concretos. Desafíos también
geográficos, la distancia entre unos poblados y otros era inmenso, lo que dificultaba el acceder o desplazarse y
llegar a todos. Desafíos a la misma acción pastoral ya que al no ser frecuentes las visitas se producía una
dispersión entre los nativos. Factores que no permitían una sólida formación y pastoralidad es la iniciación y
continuación de los procesos.
Hubo elementos positivos y negativos dentro de este aspecto de la acción pastoral de la Iglesia diocesana en las
Indias. Por un lado, como elementos negativos, en la relación del indio respecto del español se creó un complejo
de inferioridad. Esto no solamente afectó la integridad misma del indio sino su recepción religiosa. Otro
elemento dentro de esta primera parte era su resignación a la pobreza, de alguna manera excesiva. Pasando a los
elementos positivos, elementos que refutan algunos de los anteriores aspectos negativos, se sostiene que los
indios no carecían de inteligencia, tenían capacidad y buscaban su realización, resaltándose también sus
habilidades en el área de las artes y la mecánica, con dotes humanas de laboriosidad, fuertes en la agricultura y
el comercio. También que llegaron a poseer extensiones de tierra sólidas y organizadas.
No solo los anteriores elementos fueron el tema respecto a los indios. También se les observó e hicieron juicios
negativos y positivos de otra índole. De un lado el clero secular discutió la inmoralidad de los nativos, sus
debilidades humanas en defectos concretos como la vagancia, el adulterio, el concubinato, la embriaguez y el
azar. Viciados por el libertinaje. Que se reunían para embriagarse con bebidas autóctonas. Se criticaron sus
expresiones externas de religiosidad, ignorantes religiosos, dispersos, relajados e indiferentes religiosa y
espiritualmente. De otro lado, positivamente, se resaltó el sentido intensamente religioso acogido por estos
mismos indios, proponiéndolos incluso como ejemplo de vida espiritual, piadosos religiosa y humanamente
para con el prójimo; algunos párrocos hacían mención a su devoción y docilidad religiosa, frecuentes en los
sacramentos, buenos cristianos.
Como mencioné párrafo primero, la labor del clero secular, de la Iglesia diocesana fue ardua. Lidiaron con la
idolatría, con la conducta religiosa de los indios, pero no se reduce a solo esto, su acción pastoral fue sólida y
llevaron a una nueva dimensión de vida cristiana por medio del acompañamiento y visita a los indios.
Pregunta
¿La religión fue adoptada por los indios para su conveniencia?
Una vez se suprimió el sistema de encomienda y los indios gozaron de libertad, muchos rechazaron el
cristianismo como religión. Su entusiasmo religioso menguó. Si bien resalto la óptima formación transmitida
por parte de los religiosos, queda en entredicho la total inserción de la educación y adoctrinamiento realizado
por parte de las Órdenes y el clero hacia los nativos que de alguna manera se veía reflejado en ese momento en
esas actitudes. Algo peligroso, teniendo presente la relativización de la fe y los sacramentos, el nunca haberse
configurado verdaderamente –por parte de algunos- con Cristo, no viviéndolo como Dios sino como un ente
más, lejano a sus creencias.

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