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iuspositivismo

Según el artículo 1 de la Constitución Política Del Perú (CPP), “La defensa de la persona
humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. La razón
del nombramiento de este artículo será explicado más adelante. Ahora, vayamos al articulo
112 del Código Penal del Perú (CP), que señala lo siguiente, “El que, por piedad, mata a un
enfermo incurable que le solicita de manera expresa y consciente para poner fin a sus
intolerables dolores, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años”.
Siguiendo la lógica del mismo artículo, aquel que practique o participe en un proceso de
eutanasia activa llevará consigo una consecuencia legal, lo que significa que no solo no está
permitido, sino que también será reprimida de libertad la persona que ponga en práctica dicho
accionar. Es ahora, donde se desarrolla el propósito del artículo mencionado inicialmente, el
derecho a la dignidad según Miróquesada ,“la dignidad es la base del aparato estatal que está
dirigido a satisfacer los derechos del ser humano porque éstos tienen dignidad”(pie de pagina),
partiendo desde está definición, se puede observar, entonces, que se transgrede el derecho a
la dignidad no solo según la mencionada doctrina, sino tambien según el artìculo 1 de la carta
magna, en el artículo 112 del CP (pie de pagina), ya que se le prohíbe la asistencia de un
tercero a las personas que eligen tener una muerte digna. Entonces, ¿por qué no se modifica
este artículo?, según Miro Quesada, “se evita modificar la norma, porque se quiere proteger
en demasía a determinadas personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad y
ven la muerte como una solución para la difícil situación que están pasando” (pie de pagina).
Es por ello, que el art 1 de la CPP es una importante herramienta legal para las personas que
intentan tener una muerte digna. A relación con esto, en enero del 2021, el congresista Gino
Costa, impulso un proyecto de ley N° 6976/2020-CR (pie de pagina) que tiene como objeto
regular la práctica de la eutanasia en el Perú. Con la aprobación de esta ley, se derogarían los
artículos 112 y 113 del CP, pues criminalizan la practica de la eutanasia. Una de las condiciones
que se manifiestan en el proyecto de ley para poder realizar un proceso de eutanasia, según
Gino Costa (2021), son; “El paciente deberá encontrarse con una enfermedad en fase terminal
o que no tenga tratamiento específico curativo o con capacidad para retrasar la evolución, que
conlleve un gran sufrimiento físico y/o psicológico en el paciente y que por ello conlleve a la
muerte en un tiempo variable”(pie de pagina). Si bien, este proyecto de ley aún no ha sido
debatido en el congreso, es un gran iniciativa que formará parte de la historia del proceso de
despenalización de la eutanasia en el Perú.

En base a estas prohibiciones, tanto en el Perú como en múltiples países de la región


latinoamericana se han presentado distintas propuestas legislativas para legalizar este
procedimiento médico. Uno de los principales exponentes de estos casos es Argentina, donde
se plantearon 3 proyectos de ley relacionados a la eutanasia en los dos últimos meses del
2021. El primero se titula “Ley de Buena Muerte”(pie de pagina), el segundo, “Interrupción
Voluntaria de la Vida”(pie de pagina) y el tercero “Ley Alfonso” (pi de pagina) en memoria de
un paciente con ELA que la motivó. Los mencionados proyectos aún no se han logrado debatir
en el congreso, por lo que, las personas que desean tener una “muerte digna” (pie de pagina),
siguen a la espera de la decisión final del legislativo. En mayo del presente año, en Venezuela,
el fiscal general Tarek William Saab, presentó frente a la Asamblea Nacional el “Proyecto de
Ley Especial para optar voluntariamente a una muerte digna en caso de personas que
presenten enfermedades de extremo dolor permanente y terminales” (pie de pagina), dicho
proyecto aún está a la espera de la aprobación de la asamblea, para ser efectivo. En enero del
2021, el congresista Gino Costa presentó ante el Congreso peruano, el Proyecto de Ley N°
6976/2020-CR, que tiene como objetivo “regular el derecho de asistir al paciente de pedir
ayuda médica para terminar con su vida en los supuestos del presente texto, considerándose
siempre el ejercicio de los derechos fundamentales como son la dignidad humana y la
autonomía” (pie de pagina). Dicho proyecto de ley, aún no ha sido debatido en el Congreso, lo
que demuestra la falta de interés que existe por parte del poder legislativo para poder realizar
un debate abierto sobre esta práctica. En abril del 2022, en México, Guadalupe Morales,
vicecoordinadora de la formación parlamentaria del grupo Morena, presentó ante el congreso
de su país, una propuesta basada en, adicionar un cuarto párrafo al artículo 4 de la Carta
Magna (pie de pagina), donde se le agregue de manera expresa el derecho tanto a la vida
digna como a la muerte digna. Todas estas propuestas nos muestran como cada vez existen un
mayor  número de iniciativas a favor de la legalización de la eutanasia en diferentes países de
la región. 

Falta el ->
 iusnaturalismo

Por otro lado, es pertinente mencionar las diferentes maneras en las que la eutanasia ha sido
percibida a lo largo de la historia de la humanidad. En Edad Antigua por ejemplo, este
procedimiento se encontraba prohibido en razón al Juramento Hipocrático, el cual se basaba
en los principios siguientes: “no le daré a nadie un remedio que pudiera causar la muerte,
aunque se me pida, ni tampoco daré un consejo en esa dirección”. Sin embargo, existían
aquellos que veían la muerte como una símbolo de libertad, tal como Epícteto, quien
mencionaba que “a veces la vida no tiene sentido y  solo causa dolor tanto para el enfermo
como para sus familiares, es por esa razón, que el enfermo tiene el derecho a decidir”. Ya en el
Medievo, la Iglesia Católica, basandose en principios religiosos, condenaba el suicidio, y por
ende, la eutanasia; dado que estos atentaban contra el amor que uno debe tener hacia sí
mismo y el derecho exclusivo que tenía Dios sobre la vida del hombre. Esto dado que, según la
doctrina católica, él es el único que puede dar y quitar la vida. En la edad Moderna, el teólogo
Valentin Andreae (1619), presenta una postura diferente al comentar que “los hombres cuyo
espíritu no se encuentra acorde a su ser, sufren, sin embargo, cuando aquello es aceptable, no
ocurre. Del mismo modo, esto sucede con las personas nacidas con deformidades que son
marginadas por la sociedad, y no se las trata de buena manera. Dios nos quiere y él no nos
hace sufrir, por que, el sufrir se determina como somos nosotros. En cambio, Bacon (1623)
divide la eutanasia en dos formas; primero, “la eutanasia exterior” que se refería al deceso
directo de la vida y, segundo, “la eutanasia interior” que hacía referencia a la preparación
espiritual del alma para la muerte. Ambas posturas presentan una diferencia en extremo
notoria, la cual se basa en el valor divino que se le da a la vida desde un punto de vista
sumamente religioso. Alrededor del año 1845, el médico francés Maximilien Simon señala que
no se debía acabar con la vida de un enfermo, dado que lo único que se puede permitir o
prohibir es el aliviar la muerte de un paciente con medios físicos y mentales, sin acabar con su
existencia. En tanto, en el siglo XX, durante tiempos de guerra, el naturalista Ernst Haeckel
(1915), señala respecto a la eutanasia que “una pequeña dosis de morfina liberaría, no sólo a
estas criaturas dignas de lástima, sino también a sus familiares de la carga fútil y penosa de
este ser durante largos años”. En 1920, la jurista Binding y el psiquiatra Hoche tras su informe
sobre la eutanasia activa, recalcan que “es necesaria la atención de voluntad de vivir de todos,
incluyendo a los más enfermos, atormentados y de los que se consideran inútiles”. Ya en
tiempos de la segunda guerra mundial, de manera oficial, entre los años 1940 y 1941, la
Alemania de Hitler empieza a usar la “eutanasia activa” de manera totalmente desmedida al
aplicarsela a más de 70,000 personas. Estos procedimientos se dieron bajo el criterio del jefe
del Reich y su médico personal el Dr. Brandt, quienes daban las autorizaciones a los médicos
para cometer estos actos, priorizando la eliminación de las personas con enfermedades
incurables. Dichos acciones continuaron, de forma no oficial, hasta finales de la guerra. En el
presente, y a pesar de la connotación negativa que recibió el término eutanasia gracias al
Tercer Reich, siguen existiendo diversas definiciones de este al respecto. Una de ellas es la de
Pedro Veira (2018), quien la define como “la dulcificación y acortamiento del acto de morir y
no a la ayuda al suicidio de personas discapacitadas que podrían vivir mucho tiempo todavía y
cuyo sufrimiento subjetivo frente a su enfermedad podría modificarse con nuevos
tratamientos”, o Naranjo (2016), que considera que “el suicidio asistido es una alternativa para
garantizar el derecho de las personas de llevar una vida digna hasta el final de sus días”.

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