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LA EUTANASIA EN COLOMBIA: una mirada histórica y legal de la

despenalización de esta práctica y leyes vigentes que la regulan.

1. INTRODUCCIÓN

El derecho a la vida y a una muerte digna son dos temas disyuntivos que a lo largo de
la historia de la humanidad han dado lugar a un sinnúmero de debates morales, éticos,
sociales, culturales y políticos que de cierta forma ponen en tela de juicio las normativas
que deberían regir ambos conceptos, que aunque diferentes, van ligados hacia la vida como
derecho primordial y a la muerte digna como una necesidad legitima de los ciudadanos. A
partir de la década de los 60’s, con el surgimiento de la medicina desde una perspectiva
ética y el concepto de muerte encefálica, el morir se volvió un concepto ‘problemático’
según Veatch. Gracias a los principios de autonomía, la libre decisión, entre otros tópicos,
el derecho a decidir cuándo morir y recibir asistencia médica de calidad y especializada es
una obligación que debe ser garantizada por el marco legal territorial que corresponda.

Bajo lo anterior, en el presente artículo, como es de notarse, se hablará acerca de la


eutanasia como práctica medica que garantiza el derecho a una muerte diga, además las
leyes que en el territorio colombiano regulan dicha práctica, el contexto histórico que llevo
al país en cuestión a establecer el mencionado marco legal, entre otros aspectos relevantes
para comprender el tema central del texto.

Primeramente, el debate bajo el cual se encuentra la eutanasia en el mundo surge a


partir del desarrollo notable y acelerado de la biotecnología, bioética, el consumismo, la
aparición de enfermedades, entre otros acontecimientos. Para comprender lo anterior es
necesario decir que la eutanasia es la “acción del médico que provoca deliberadamente la
muerte del paciente” (OMS) por decisión de este (paciente) debido a circunstancias
agravantes de salud.

2. ¿HOMICIDIO POR PIEDAD? : aproximación a la eutanasia en Colombia.

Es de conocimiento común los escenarios de violencia armada que han tenido lugar en
el territorio colombiano durante toda su historia; en este sentido, el marco histórico de este
ensayo empieza desde la década de los 90’s donde Colombia atravesaba una profunda crisis
social e institucional en la que estaban involucrados distintos grupos al margen de la ley
como la guerrilla, paramilitares y hasta mismos integrantes del ejército nacional. Estas
continuas confrontaciones afectaron a pequeñas y grandes porciones de territorio,
llevándose consigo figuras sociales públicas, llevando al estado a una decadencia social que
además se vio apoyada en reformas neoliberales que sin duda quebrantaron el orden social.

Es de mencionar también las protestas continuas realizadas por grandes masas


estudiantiles que pedían la transformación de la Constitución Política de 1886 debido a que
esta solo contribuía al des-progreso del país. Gracias a los acuerdos llegados para la
creación de una nueva carta magna, que se consolido en la Constitución de 1991, se
adoptaron nuevos principios marcados por el pluralismo, la libertad, el respeto hacia la
diversidad de grupos sociales y la autonomía como derecho legítimo que sin duda
representaron cambios notables en la estructura social de un país retrograda para ese
momento.

El establecimiento de una nueva Constitución permite de cierta forma entender las


razones legales e históricas que posicionan a Colombia como pionero en el tema de la
despenalización de la eutanasia. Lo primero a considerar es que dentro de la nueva y actual
Constitución se establecieron derechos fundamentales basados en la declaración de los
Derechos Humanos, de tal forma que dichos beneficios sean irrefutables y protegibles por
parte de los organismos gubernamentales; consiguiente a esto se creó la acción de tutela
que le permite a los ciudadanos exigir la protección o restablecimiento de sus derechos.
Otro aspecto a considerar es el establecimiento de la Corte Constitucional como grupo
encargado de salvaguardar la Constitución y lo allí contenido.

Bajo estas nuevas reformas, en 1996 se presentó un ciudadano que “demandó la


constitucionalidad del Artículo 326 del Código Penal vigente en ese momento” (Amado,
2017 ) que, en resumen, habla del homicidio por piedad a personas cuyas lesiones físicas y
emocionales a causa de enfermedades, sería objeto de prisión por un lapso de tiempo entre
los 6 meses hasta los 3 años. Para la persona en cuestión, este articulo viola el derecho a la
vida, alegando que no todo enfermo querrá morir y que el modo en que se trata el llamado
homicidio por piedad no se cataloga como homicidio normal a pesar de que trasgrede el
principio fundamental de la vida.
Lo anterior trajo consigo un profundo debate desde los escenarios políticos que resulto
en el establecimiento de la Sentencia CC-239 del 20 de mayo de 1997; esta representó un
hito en la historia constitucional del país, considerando “exequible el artículo demandado
del Código Penal” (Amado, 2017 ) y además eximiendo a los médicos de cualquier
responsabilidad en caso de realizar este tipo de práctica, aclarando que esta debe ser
realizada bajo estrictas condiciones establecidas en la sentencia anteriormente mencionada.
Estas condiciones contenidas en la sentencia son: que el individuo que será sometido
presente una enfermedad terminal, que se encuentre bajo intensos cuadros de sufrimiento y
dolor, que el sujeto este en la autonomía para decidir si se le practica o no este
procedimiento, de manera libre y en pleno uso de sus facultades y por último que la
práctica sea llevada por un profesional calificado, es decir un médico. A partir de aquí se
trataran las distintas normativas que regulan la eutanasia, la despenalización, legalización y
establecimiento como derecho de la misma.

Despenalización de la eutanasia.

En la sentencia C 239 de 1997 La Corte Constitucional se pronuncia por primera vez


sobre el tema, cuando un ciudadano a través de una acción de inconstitucionalidad,
demanda el art. 326 del Código Penal “Homicidio por piedad. El que matare a otro por
piedad, para poner fin a intensos sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad
grave o incurable, incurrirá en prisión de seis meses a tres años". El accionante argumenta
que este artículo va en contra de la Constitución y vulnera los derechos fundamentales de
las personas que se encuentra en un estado precario de salud y que es un obstáculo para la
igualdad y la dignidad de la persona dado que la norma establece una consecuencia penal
para la persona que por piedad terminará con la vida de alguien que necesitase acabar su
sufrimiento sin dolor. La Corte responde ante esta demanda que el accionante confunde el
homicidio piadoso con el homicidio eutanásico u homicidio eugenésico, y que los
argumentos que usó el demandante no son los adecuados para declarar inexequible la
norma, pero abre un nuevo debate sobre este tema nunca antes tocado por un Órgano del
Estado, La Corte niega que la norma ni la Constitución desconozcan de los derechos
fundamental a la igualdad, la dignidad humana y a la solidaridad, la Corte reafirma el
derecho fundamental de la dignidad humano como pilar en el que se funda el Estado
Colombiano, por lo tanto la vida de una persona sin dignidad sería reducirla a sólo una vida
en abstracto. Por ello la Corte en esta sentencia regula la llamada “Muerte Digna” en la cual
establece seis puntos esenciales para que se pueda realizar este procedimiento. Finalmente
la Corte resuelve que la norma acusada, el artículo 326 del decreto 100 de 1980 (Código
Penal) es declarada exequible, es decir no sale del ordenamiento jurídico, pero sólo bajo las
condiciones de enfermos terminales bajo su propia voluntad no se le aplicara la
consecuencia al médico autor que realice dicho procedimiento, también exhorta al
Congreso de la República de ese momento a que legisle sobre dicha materia y no se quede
solo en sentencia constitucional. En nuestro ordenamiento para los particulares lo que no
está prohibido se encuentra permito, La Corte abre paso a la posibilidad de que la Eutanasia
se pueda realizar en enfermos terminales.

Legalización y el Derecho a Morir Dignamente

A pesar de que la Corte ya había regulado sobre la materia se necesitaba de una ley o
una fuente de derecho formal, además de la sentencia expedida por la Corte Constitucional
en 1997, es por ello que a través de la sentencia T 970 de 2014 La Corte vuelve a tocar el
tema y desata una polémica por el contenido del mismo. La sentencia se da porque a través
de una acción de tutela, una persona usa el mecanismo de defensa contra una entidad
prestadora de servicio (EPS) porque esta se rehúsa a practicarle la eutanasia al paciente, el
enfermo terminal después de haber padecido la enfermedad a lo largo varios años interpuso
la acción de tutela para que se le realizará, el juez de primera instancia decidió no tutelar los
derechos a la paciente argumentado de que hasta esa fecha no existía un marco normativo, a
pesar de que se le había exhortado al Congreso a legislar sobre la materia este no pudo
sacar un proyecto de ley adelante. y que la sentencia de la Corte no era lo suficientemente
completa para establecer el protocolo que se debe realizar a la hora de hacer esta práctica,
además de que hacían falta documentos para determinar el estado de salud del paciente y
que la EPS no estaría violando derechos fundamentales sino por el contrario protegiendo el
derecho a la vida de la persona, el accionante de la tutela fallece por causas naturales pero
murió de la manera como ella argumenta indigna y esto no hubiera ocurrido si se le hubiera
concedido la práctica de la Eutanasia, la Corte lo da como daño consumado pero aun así se
expide el resto de la sentencia con ese hecho. La Corte Constitucional se pronuncia sobre
este fallo, e invita a universidades y otras entidades y asociaciones para formular cómo se
debería hacer esta práctica. Hay que resaltar dentro de esta sentencia como se trata la
práctica del Derecho a Morir dignamente, de tal manera que se fundamente esto,
reafirmando que la dignidad de la persona debe prevalecer y que se deben proteger sus
derechos, a pesar de que el principio de la vida no admite excepciones a la hora de ser
vulnerado, se debe respetar también la autonomía de la persona y lo que decida hacer; si
pide la ayuda de un tercero para poder poner fin a la misma debido a que se encuentra en
fase terminal, considerando que lo necesite. Se toma como referencia legislaciones de otros
Estados donde el derecho a morir dignamente se ha legalizado. Por ello la Corte revoca la
decisión tomada por el juez de primera instancia; ordena al Ministerio de Salud dentro de
treinta días, en esa fecha, emita una directriz y disponga todo lo necesario a hospitales,
clínicas, entidades prestadores de servicio de salud y otros centros de salud en general para
que hagan un comité interdisciplinario de cuál debe ser el protocolo para que los médicos
realicen la práctica de la Eutanasia (el derecho a morir dignamente); también exhorta otra
vez al Congreso de la República a legislar sobre el derecho a morir dignamente en
consideración con la sentencia expedida

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