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Novus textus (2009): "Sacramento ordinis ex divina institutione inter christifideles quidam,
charactere indelebili quo signantur, constituuntur sacri ministri, qui nempe consecrantur et
deputantur ut, pro suo quisque gradu, novo et peculiari titulo Dei populo inserviant".
Interpretación
f) Otro problema atañe a la participación de los munera por parte de los diáconos: no
están ordenados al sacerdocio, sino al ministerio (cf. LG 29a; CD 15a); sin embargo el canon
parece afirmar que también ellos participan de los munera, a fin de cumplir su ministerio en la
Iglesia. En todo caso, el diácono no ejerce su ministerio en la persona de Cristo Cabeza, pues no
puede, v.gr., presidir la Eucaristía. La misma sacramentalidad del diaconado es doctrina
discutible.
Can. 1009 –
§1. Ordines sunt episcopatus, presbyteratus et diaconatus.
Explicación
a) El canon afirma que hay tres órdenes diferentes en la Iglesia, sin entrar en la proble-
mática de su distinción en grados (cf. LG 21b; 28a; 29a; PO 2c).
1) Sacramentalmente, los Obispos reciben, por la imposición de las manos, la plenitud del
sacramento del Orden (cf. LG 21b), de la participación del munus apostolicum y del ejercicio de
la potestad sacramental o de orden (cf. LG 22b; 26c); los presbíteros, en cambio, no tienen la
plenitud de la potestad sacramental o de orden recibida en la consagración (cf. LG 28a).
f) Los libros litúrgicos para la ordenación son las ediciones aprobadas del Pontificale
Romanum.
La prima variazione riguarda il testo dei canoni 1008 e 1009 del Codice di Diritto Canonico che
si riferiscono ai sacri ministri. Nell’esporre “gli effetti del Sacramento dell’Ordine”, la prima
edizione del Catechismo della Chiesa Cattolica affermava che: “Per ordinationem recipitur
capacitas agendi tamquam Christi legatus, Capitis Ecclesiae, in eius triplici munere sacerdotis,
prophetae et regis” (secondo periodo del n. 1581). Successivamente, però, per evitare di
estendere al grado del Diaconato la facoltà di “agere in persona Christi Capitis”, che è riservata
soltanto ai Vescovi ed ai Presbiteri, la Congregazione per la Dottrina della Fede ritenne
necessario modificare, nell’edizione tipica, la redazione di questo n. 875 nel modo seguente: “Ab
eo (= Christo) Episcopi et presbiteri missionem et facultatem agendi in persona Christi Capitis
accipiunt, diaconi vero vim populo Dei serviendi in ‘diaconia’ liturgiae, verbi et caritatis”. Il 9
ottobre 1998, il Servo di Dio Giovanni Paolo II approvò questa modifica e dispose che ad essa si
adeguassero anche i canoni del Codice di Diritto Canonico.
Il Motu proprio “Omnium in mentem”, quindi, modifica il testo del can. 1008 CIC che, in
riferimento indistinto ai tre gradi dell’Ordine, non affermerà più che il sacramento conferisce la
facoltà di agire nella persona di Cristo Capo, ma si limiterà ad affermare, in maniera più
generica, che chi riceve l’Ordine Sacro è destinato a servire il popolo di Dio per un nuovo e
peculiare titolo.
La distinzione che a questo riguardo esiste fra i tre gradi del sacramento dell’Ordine viene adesso
ripresa nel can. 1009 CIC con l’aggiunta di un terzo paragrafo nel quale viene precisato che il
ministro costituito nell’Ordine dell’Episcopato o del Presbiterato riceve la missione e la facoltà
di agire in persona di Cristo Capo, mentre i Diaconi ricevono l’abilitazione a servire il Popolo di
Dio nella diaconia della liturgia, della Parola e della Carità.
CAPUT I
Celebración de la ordenación.
Tiempo
Lugar
Can. 1011 –
Ministro de la ordenación
En general
Can. 1012 –
Consagración de Obispos
Can. 1013 –
c) Sólo el Obispo que es miembro del Colegio episcopal es partícipe de la plena, uni-
versal y suprema potestad, cuyo sujeto es el Colegio episcopal, en el cual, al mismo tiempo con
la Cabeza y nunca sin ella, persevera el Colegio apostólico (cf. LG 22b; nep 30; c. 336). Por
derecho divino, el Obispo legítimo, como miembro del Colegio, participa de tal potestad.
g) Conclusión.
11 La comunión jerárquica del Obispo con la Cabeza del Colegio y con los miembros es
de derecho divino, por la misma naturaleza de la Iglesia y del oficio episcopal.
21 Para que el Obispo sea miembro del Colegio y asuma el oficio episcopal, el c. 1013
establece, por derecho eclesiástico, la licitud de la consagración episcopal, a fin de expresar y
proteger el derecho divino.
31 Se ha de distinguir entre consagración -la cual podría ser válida- y comunión jerárqui-
ca, la cual se da solamente por mandato del Sumo Pontífice o de la autoridad competente en las
Iglesias orientales.
§2. Episcopus proprius, iusta de causa non impeditus, per se ipse suos
subditos ordinet; sed subditum orientalis ritus, sine apostolico indulto, licite
ordinare non potest.
a) La ordenación debe ser hecha por el Obispo propio, a no ser que esté impedido por
causa justa (vgr., enfermedad; el diácono se halla legítimamente en otra diócesis), en cuyo caso
da letras dimisorias.
b) Para que un Obispo propio ordene lícitamente a un súbdito de rito oriental, se requiere
indulto pontificio; con ello se busca proteger los diferentes ritos en la Iglesia. El súbdito de rito
oriental, que es ordenado según el rito latino por un Obispo propio, no queda adscrito al rito
latino (cf. c. 112, § 2).
c) El Obispo no propio sólo con letras dimisorias legítimas puede ordenar: para la licitud.
Si alguien fuera ordenado diácono o presbítero sin letras dimisorias, no estaría en comunión
jerárquica con su Obispo y con el orden de Obispos (cf. PO 7a). Como ipso facto por la
recepción del orden queda suspendido, no puede ejercer los munera recibidos en la ordenación;
el Obispo ordenante, además, queda vetado durante un año para conferir órdenes (cf. c. 1383).
d) Quien da letras dimisorias y tiene carácter episcopal, per se puede ordenar a sus pro-
pios súbditos. Esto vale siempre del Obispo propio cuando se trata del clero diocesano y de los
miembros de institutos seculares de derecho diocesano o pontificio (si no incardinan a sus
miembros) y de los institutos religiosos o sociedades de vida apostólica de derecho diocesano.
Respecto de los miembros de institutos religiosos clericales de derecho pontificio, o de institutos
seculares de derecho pontificio, que tienen facultad de incardinar a sus miembros, o de so-
ciedades de vida apostólica clericales de derecho pontificio o de Prelaturas personales (cf. c. 295,
§ 1), los respectivos Superiores no pueden conferir per se las órdenes si no tienen carácter
episcopal, por más que puedan dar letras dimisorias.
Obispo propio
a) El concepto "Obispo propio" comprende también a los que presiden una iglesia parti-
cular aún no erigida en diócesis, a saber: Administrador apostólico (cf. c. 371, §2) y Vicario y
Prefecto apostólicos (cf. c. 371, §1). Nótese que, a tenor del c. 381, §2, quien preside una iglesia
particular no puede conferir órdenes si carece del orden episcopal.
d) Los miembros de institutos religiosos (cf. c. 607, §2) o de sociedades de vida apos-
tólica (cf. c. 736, §1) que son clericales y de derecho pontificio (cf. cc. 588, §2, 589), y los de
Prelaturas personales (cf. c. 295, §1) e institutos seculares de derecho pontificio que incardinan a
sus miembros (cf. cc. 715, §2; 266, §3; 268, §2), no tienen Obispo propio y pueden ser orde-
nados por cualquier Obispo, con letras dimisorias dadas por los Superiores competentes. Los
miembros de institutos seculares de derecho pontificio que no incardinan y los de derecho
diocesano, así como los clérigos de institutos religiosos de derecho diocesano y los de sociedades
de vida apostólica de derecho diocesano, se rigen por las normas dadas para el clero secular.
Colación de órdenes fuera de la propia jurisdicción
Fuera de su jurisdicción, no puede el Obispo administrar lícitamente las órdenes sino con
licencia del Obispo diocesano de la otra Iglesia. El Obispo es pastor de la Iglesia que se le ha
confiado, y por lo mismo no puede ejercer los munera y potestades en la Iglesia confiada a otro
Obispo (cf. LG 23b).
a) Las letras dimisorias son cartas dirigidas a un Obispo por quien preside una iglesia
particular o por un Superior mayor, mediante las cuales solicita y autoriza la ordenación diaconal
o presbiteral de un súbdito.
b) Los Superiores mayores no pueden conceder letras dimisorias en los siguientes insti-
tutos y sociedades:
- instituto religioso de derecho diocesano (cf. c. 594);
- institutos seculares de derecho pontificio que no incardinan (cf. c. 715, ' 1;
- institutos seculares de derecho diocesano (cf. c. 727);
- sociedades de vida apostólica de derecho diocesano (cf. c. 732; 589).
Cualquier Obispo que está en comunión con la Sede Apostólica (en caso de transgresión,
se incurre en las penas previstas en el c. 1383) puede recibir letras dimisorias. Si las letras son
enviadas a un Obispo de rito diverso al del ordenando, se necesita indulto apostólico.
La procedura adecuada consiste en que el competente Ordinario remita las letras dimi-
sorias al Obispo ordenante. Una vez que a éste le consta la autenticidad de las mismas, puede
proceder a la ordenación del candidato sin necesidad de ulteriores investigaciones sobre las
cualidades del ordenando, a menos que tenga serias dudas sobre el caso (cf. c. 1052).
Las letras dimisorias pueden ser restringidas o revocadas por la autoridad concedente o
por su sucesor; así, vgr., se puede indicar que el candidato sea ordenado en cierto espacio de
tiempo, o por determinado Obispo, o a condición de superar exitosamente el examen. La revo-
cación requiere causa justa.
CAPUT II
DE ORDINANDIS
Cánones introductorios:
0
a) Por parte del candidato se requiere:
Art. 1
DE REQUISITIS IN ORDINANDIS
Libertad
a) Nadie puede ser obligado a recibir las órdenes ("nefas est"); para mejor protección de
la libertad del ordenando, ninguna causa puede aducirse para coaccionar: "quovis modo", "ob
quamlibet causam": fuerza física extrínseca, miedo (aun no grave), dolo, seducciones, etc. (cf. c.
125). El presente canon establece también la obligación moral y canónica de no apartar de la
ordenación a quien es idóneo para la misma; no se trata aquí, sin embargo, de un derecho que
tuviera el candidato a ser ordenado diácono, a diferencia del diácono destinado al presbiterado
(cf. c. 1030).
21 Quien consiente, obligado por miedo grave, es ordenado válidamente, con tal de que
no haya sido privado del uso de razón.
c) Quien fuera ordenado sin debida libertad o responsabilidad, puede obtener de la Sede
Apostólica la dimisión del estado clerical sin la obligaciones propias de tal estado, a norma del c.
292; es más, puede ser dispensado de la carga del celibato por el Romano Pontífice.
Formación
a) Los ordenandos deben ser formados con adecuada preparación, a norma de los cc. 232-
264.
b) El Obispo o Superior competente deben cuidar que el candidato sea instruido debida-
mente. Para que el ordenando se acerque con la debida libertad a las órdenes, debe contar con la
conveniente preparación espiritual y doctrinal, de modo que sea consciente de las obligaciones
emanantes del orden (cf. c. 247, ' 2).
Signos de vocación
31 Ciencia debida: ésta es exigida en grado diverso, según se trate de candidatos al dia-
conado permanente o al presbiterado (cf. cc. 1032, '' 2 y 3; c. 236).
d) Nótese que la promoción a las órdenes depende solamente del juicio prudente del
Obispo propio o del Superior mayor competente. Como Dios es quien llama, pertenece sólo a los
prepósitos de la Iglesia discernir quiénes son aptos para el ministerio pastoral. Nadie puede
exigir la ordenación. Solamente quien se juzga llamado por Dios puede solicitar las órdenes
sagradas.
a) El candidato al sacerdocio, una vez que ha sido ordenado diácono, adquiere el derecho
a ser ordenado presbítero de acuerdo a los requisitos establecidos por el derecho.
Edad canónica
Can. 1031 - ' 1. Presbyteratus ne conferatur nisi iis qui aetatis annum
vigesimum quintum expleverint et sufficienti gaudeant maturitate, servato
insuper intervallo sex saltem mensium inter diaconatum et presbyteratum;
qui ad presbyteratum destinantur, ad diaconatus ordinem tantummodo post
expletum aetatis annum vigesimum tertium admittantur.
a) La edad mínima para la licitud de la ordenación es (c. 1031, '' 1-2) es:
b) Nótese que, para admitir al diaconado permanente a los casados, se requiere el con-
sentimiento de la consorte. )Podría ser ordenado diácono permanente quien hubiera contraído
legítimamente matrimonio mixto, o quien se hubiera separado de su consorte, o quien hubiera
obtenido sentencia de nulidad matrimonial? Esto lo tendría que determinar la Conferencia
Episcopal, habida cuenta del criterio establecido en el c. 1029: "bona gaudent existimatione,
integris moribus probatisque virtutibus".
e) A esta normativa sobre la edad, subyace el criterio básico de una madurez humana que
garantice el recto ejercicio del ministerio, el encuentro verdaderamente humano con el pueblo y
la digna actuación en la persona de Cristo como cabeza de la Iglesia.
b) El diácono, una vez concluido el currículo de estudios, debe tomar parte en la cura
pastoral por un tiempo conveniente, no inferior a seis meses, determinado por el Obispo o por el
Superior mayor competente.
c) Los aspirantes al diaconado permanente, sólo pueden ser ordenados cuando han cum-
plido el tiempo de formación, realizado a tenor del c. 236, que establece un período de tres años,
cuya planeación ha de ser establecida por la Conferencia Episcopal o por el Obispo diocesano.
0
Art. 2
DE PRAEREQUISITIS AD ORDINATIONEM
Confirmación
Quien aspira al diaconado o al presbiterado debe ser inscrito por el Obispo propio (cf. c.
1016) o por el Superior competente (cf. c. 1019) entre los candidatos mediante el rito litúrgico
prescrito. A este rito debe preceder la petición, escrita y suscrita a mano, y aceptada por la
autoridad respectiva. Los miembros de un instituto religioso clerical que han emitido votos, no
están obligados a dicho rito. Sí están obligados, en cambio, los miembros de institutos seculares
y los de sociedades de vida apostólica clericales.
Antes del diaconado, incluso el permanente, se deben recibir y ejercer durante un tiempo
conveniente, los ministerios de lector y acólito. Entre el acolitado y el diaconado debe darse un
espacio al menos de seis meses, de modo que el estudio y el ejercicio dispongan al candidato
para el doble aspecto del munus sacerdotal, a saber, el ministerio de la palabra y del altar. Del
presente canon, se desprende que la reserva de estos ministerios estables a sólo los varones (cf. c.
230, ' 1), obedece a que son considerados como un paso hacia el ministerio clerical.
Declaración de libertad
Can. 1036 - Candidatus, ut ad ordinem diaconatus aut presbyteratus
promoveri possit, Episcopo proprio aut Superiori maiori competenti decla-
rationem tradat propria manu exaratam et subscriptam, qua testificetur se
sponte ac libere sacrum ordinem suscepturum atque se ministerio ecclesias-
tico perpetuo mancipaturum esse, insimul petens ut ad ordinem recipiendum
admittatur.
a) Antes del diaconado el candidato entregará al Obispo propio o Superior una declara-
ción escrita y firmada a mano por él, manifestando: 11 que pide ser admitido a la ordenación; 21
que quiere recibir la ordenación espontánea y libremente; 31 que quiere dedicarse perpetuamente
al ministerio eclesiástico.
a) A este rito están obligados el promovendo al diaconado permanente que no sea casado
y el promovendo al diaconado transeúnte; al mismo no están obligados quienes han emitido
votos perpetuos en un instituto religioso. El rito es público, porque la obligación del celibato se
asume ante Dios y ante la Iglesia. La prescripción del presente canon se funda en lo establecido
en el c. 277, ' 1. El rito se halla en el Ritual Romano.
b) La Iglesia mantiene la ley eclesiástica del celibato, no obstante que autorice el minis-
terio a quienes, habiéndose ordenado como casados dentro de una iglesia o comunidad cristiana
separada, se convierten a la Iglesia católica.
Ejercicios espirituales
Art. 3
51 qui seipsum vel alium graviter et dolose mutilaverit vel sibi vitam
adimere tentaverit;
b) Quien después del bautismo niega o pone en duda una verdad de fe (hereje), reniega
totalmente de la fe (apóstata) o niega sumisión al Papa o quebranta la comunión con los miem-
bros de la Iglesia (cismático), a tal candidato le faltan los requisitos para el ministerio clerical (cf.
c. 751).
Como según el c. 1330, "no se considera consumado el delito que consiste en una de-
claración o en otra manifestación de la voluntad, doctrina o conocimiento, si nadie percibe tal
declaración o manifestación", existe la irregularidad cuando la apostasía, herejía o cisma no sólo
es pecado contra la fe, aun externamente manifestado, sino que se requiere que de facto sea
percibido como delito por alguna persona (cf. c. 1321, ' 3). En otras palabras, para que se dé
delito de apostasía, herejía o cisma no basta el acto pecaminoso perfectamente oculto. Esta
irregularidad se halla en íntima coherencia con los cc. 194, ' 1, 21 y 1364, ' 1. La dispensa
requiere de parte del candidato haber superado esta situación.
c) Atentado de matrimonio, aunque sólo sea civil: o con impedimento, por parte de él,
surgido de vínculo matrimonial (cf. c. 1085, ' 1), del orden sagrado (cf. c. 1087), o de voto
público perpetuo de castidad; o con una mujer unida ya en matrimonio válido, o ligada por el
mismo voto público perpetuo de castidad (cf. c. 1088; también cc. 194, ' 1, 21 y 1394, ' 1). Sólo
se concede dispensa de esta irregularidad, cuando cesa la relación anticelibataria con la mujer, y
no solamente por separación civil o abandono de la vida conyugal.
El canon dice que solamente por acción positiva surge la irregularidad en los coopera-
dores. La cooperación positiva de que se trata debe entenderse como necesaria para contraer la
irregularidad, pues puede darse una acción positiva que no sea necesaria, v.gr., un consejo, en
cuyo caso el cooperante no incurre ni en delito (cf. c. 1329, ' 2), ni en irregularidad.
11 Quien, a pesar de estar afectado por alguna de las irregularidades en el sentido del c.
1041 (con la salvedad hecha al número 11), de la cual no fue liberado, recibió la ordenación. Para
la dispensa de la irregularidad de ejercicio, valen los cc. 1047-1049.
31 Quien ha cometido un delito que, a tenor del c. 1041, 31-61, constituye una irregu-
laridad para la recepción del orden. Para la dispensa de la irregularidad de ejercicio en el caso del
atentado de matrimonio (31) y del homicidio y aborto (41), se ha de tener en cuenta el c. 1047, '
3.
21 Mientras que la amencia u otra enfermedad psíquica de las que trata el c. 1041, 11
deben ser perpetuas para contraer irregularidad (inhabilidad!), según el presente canon el ordi-
nario debe determinar el momento en que cesa el impedimento, habiendo oído a un perito que
pueda testificar sobre el cese de la causa.
Multiplicación
a) Los impedimentos simples cesan por cesar la causa, de suyo temporal, o por dispensa.
Las irregularidades cesan, una vez que desaparece la ley o, si ésta continúa en vigor, solamente
por dispensa, pues las causas de suyo son perpetuas. La irregularidad ex delicto no cesa por la
remisión de la pena con que se castiga el delito, porque, una vez contraída, es una condición en
que permanece la persona independientemente de que se le haya dado la remisión de la pena o
no.
11 Tanto la dispensa de las irregularidades para recibir como para ejercer, cuyo hecho
haya sido llevado al foro judicial (c. 1047, ' 1; cf. c. 1512).
- Irregularidad por delito público u oculto de homicidio voluntario, aborto procurado con
efecto, o cooperación en los mismos (cf. c. 1041, 41).
- Impedimento de ligamen (cf. c. 1042, 11), la cual no suele ser concedida, a no ser que la
consorte consienta libremente (c. 1047, ' 2, 31). La dispensa lleva consigo y exige la separación
de los cónyuges. La dispensa se requiere también en caso de precedente separación legítima de
los cónyuges. En lo tocante a la ordenación de varones casados, permaneciendo aún la comunión
de vida conyugal y salvo siempre el derecho del Sumo Pontífice, no se admite la ordenación
presbiteral ni en casos particulares. Recientemente se ha concedido en el caso de algunos minis-
tros anglicanos convertidos a la fe católica.
- Por atentado de matrimonio, aun civil, y por homicidio, aborto y cooperación (c. 1041,
31-41). Se trata de la irregularidad surgida del delito de atentado de matrimonio: el delito debe ser
público; también se trata de la irregularidad por el delito de homicidio voluntario y del aborto
procurado: en este caso el delito puede ser público u oculto.
Se ha de tomar en cuenta que la Sede Apostólica puede dispensar de todos los impedi-
mentos e irregularidades, públicos u ocultos, incluso no reservados. La dispensa de las
irregularidades ocultas la concede en el foro interno la Penitenciaría Apostólica; de las otras
irregularidades o impedimentos, concede la dispensa en el fuero externo la Congregac0ión para
los Sacramentos, si se trata de laicos y de clérigos seculares; tratándose de miembros de insti-
tutos de vida consagrada o sociedades de vida apostólica, la concede la Congregación para Ins-
titutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica; si se trata de irregularidad proce-
dente del delito de apostasía, herejía o cisma, interviene la Congregación para la Doctrina de la
Fe.
c) Los ordinarios (c. 1047, ' 4; cf. c. 87, ' 1)), pueden dispensar de los no reservados a la
Sede Apostólica. Los Superiores mayores de los institutos religiosos clericales de derecho ponti-
ficio y de las sociedades de vida apostólica clericales de derecho pontificio, así como el prelado
de la Prelatura personal que, según los cc. 134, ' 1 y 295, ' 1, son ordinarios que gozan de
potestad ejecutiva, pueden dispensar tanto a sus súbditos, como a los no súbditos. Algunos ins-
titutos religiosos tienen privilegios en esta materia.
Solamente para las irregularidades que impiden el ejercicio del orden (c. 1044, ' 1) hay
una regla especial, según la cual se permite el ejercicio ipso iure. Las condiciones son:
c) Quien usa de esta concesión del derecho, permanece obligado a solicitar la dispensa de
la irregularidad, ya sea por sí mismo mencionando su propio nombre, ya por medio del confesor.
a) En las preces para conseguir la dispensa, se han de indicar todas las irregularidades e
impedimentos existentes; se requiere su íntegra especificación porque, según el c. 1046, las
irregularidades e impedimentos se multiplican por diversas causas, mas no por repetir la misma
causa, a no ser que se trate de las irregularidades por homicidio voluntario o aborto procurado.
- para recibir el grado del orden en vista del cual se solicita la dispensa; para ulterior
grado, es necesaria nueva dispensa.
- las irregularidades calladas de buena fe, que han sido llevadas a proceso judicial, no
quedan dispensadas.
b) La dispensa general vale también para los grados ulteriores del orden.
Art. 4
21 Para recibir el presbiterado, certificado de ordenación diaconal (cf. c. 1031, ' 1).
a) Al Obispo que ordena por derecho propio le debe constar que están todos los docu-
mentos (cf. c. 1050) y que, realizado el escrutinio, hay argumentos positivos sobre la idoneidad
del candidato, y no solamente constarle que nada hay en contrario.
b) Para que un Obispo ordene a un súbdito ajeno, basta que las letras dimisorias afirmen
que se cuenta con los documentos, que se ha hecho el escrutinio y que consta la idoneidad. Si el
ordenando es miembro de un instituto religioso o sociedad de vida apostólica clericales, las
dimisorias deben dar fe de que el candidato está definitivamente admitido en el instituto o socie-
dad, y que es súbdito del que da las letras dimisorias.
c) Si, a pesar de haberse cumplido todo, el Obispo duda con serio fundamento sobre la
idoneidad del candidato, no lo ordenará. Razón: el Obispo permanece siempre libre y respon-
sable de conferir las órdenes, según su prudente juicio.
CAPUT III
DE ADNOTATIONE AC TESTIMONIO PERACTAE ORDINATIONIS
a) La colación del orden debe anotarse en un libro especial de la Curia del lugar en que se
ha celebrado la ordenación. Esto vale para cualquier ordenación que se confiera dentro de la dió-
cesis, sin consideración de la incardinación del ordenado o de la procedencia del ordenante. Se
deben asentar los nombres del ordenado, del ordenante, el día y lugar de la ordenación. "Omnia
et singularum ordinationum documenta" indica, cuando se trata del ordenado en la propia
diócesis, los testimonios y documentos exigidos por los cc. 1050-1051; si se trata de ordenado
ajeno, las letras dimisorias.
Libro de bautismos
The operative criteria for granting such a dispensation are: dependent children in the family, full-
time ministry and approval of the diocesan bishop. If a divorced deacon seeks such a
dispensation, it is not the policy to grant a dispensation. Sometimes a deacon in this situation
may seek reinstatement years later if the former wife has deceased. Each case is examined on an
individual basis (Congregation for Divine Worship and the Discipline of the Sacraments, CLSA,
Newsletter, June 1996).
The Apostolic Penitentiary is the proper forum for dispensations in the internal forum from
irregularities for ordination. Practical points for the instruction of a petition for this dicastery:
1. Address the outside envelope to the Penitenziaria Apostolica -without any addressee.
2. No petitions/questions will be received via telephone.
3. It is recommenced that petitions be sent via the Apostolic Nunciature.
4. The following information is to be presented in the petition:
-age and status of petitioner
-indicate single offense or multiple offenses of the same delict
-assurances for secrecy
-confessor gives his common sense votum
6. If Latin is not understood, indicate this in the petition. The reply will then be sent in the vernac-
ular.
7. If the confessor cannot read the Latin rescript, he should return it to the dicastery and request it
in the vernacular. Since the process operates within the internal forum, it should not be given to
another party for translation.
8. Once the rescript is communicated, the confessor is to destroy it. The recipient of the rescript
should preserve the protocol number.