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CAPÍTULO II

LAS FUENTES DEL DERECHO DE LA PRIMITIVA IGLESIA (SS. I-III)


FERME BRIAN EDWIN, Introducción a la Historia de las Fuentes del Derecho Canónico,
Editorial de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 2006, 49-65.
1. Introducción
Durante los primeros ocho siglos de la Iglesia, se da un notable crecimiento de la vida de la
Iglesia y de sus fuentes. Es decir, la Iglesia se va desarrollando en sus instituciones y en sus
diversas normas, las cuales fueron puestas por escrito. Todavía no existe la ciencia jurídica,
que incluya una doctrina del derecho, pero es evidente que hay un derecho canónico, con
una diversificación de normas. Incluso, las colecciones canónicas constituían una manera de
hacer teología, ya que reflejaban un pensamiento teológico y una eclesiología.
Los tres primeros siglos de la Iglesia constituyeron la época del desarrollo y evolución de la
Iglesia primitiva, que encuentra su mayor fuente de inspiración en el Nuevo Testamento.1
Como centro de la vida y de la actividad de la comunidad primitiva se encuentran los
Apóstoles que imparten disposiciones y ordenamientos acerca de la conducta cristiana y de
la disciplina eclesiástica. Sólo una pequeña parte de esta doctrina fue conservada en la
Sagrada Escritura, y el resto se transmitió oralmente.
De este modo, la Sagrada Escritura transmite, además del testimonio de fe de la comunidad
primitiva, preceptos morales y normas disciplinares que determinaron las instituciones
fundamentales de la Iglesia. Un ejemplo claro de que la Sagrada Escritura es la más antigua
fuente del derecho canónico es el hecho de que los padres conciliares de Nicea (primer
concilio ecuménico, 325) recurrieron a ella para dirimir las cuestiones heréticas.2
A medida que crecía el número de fieles y se formaban nuevas comunidades, la tradición se
alejaba cada vez más de sus primeras fuentes, vivas y genuinas; de ahí nace el deseo de poner
por escrito todo lo que sólo fue recibido de viva voz. Los responsables de las comunidades,
apoyados en la autoridad de los Apóstoles de quienes eran sucesores, daban disposiciones
sobre las situaciones nuevas para la buena marcha de la Iglesia. Este modo de proceder fue
considerado válido hasta fines del siglo IV y originó una gran cantidad de escritos que se
llamaron «apócrifos apostólicos» o «pseudoapostólicos», porque se atribuyeron falsamente
a los apóstoles, a sus discípulos o a otros sucesores inmediatos, e influyeron
considerablemente en las colecciones canónicas.
Cuando surgen las diferencias entre los cristianos, siendo las más graves las herejías y los
diversos cismas, urgió la necesidad de escribir la fe auténtica recibida de los Apóstoles a fin
de afirmar con autoridad tanto la doctrina como la disciplina.
De las condiciones históricas se puede concluir la índole y el valor de estas fuentes, que
presentan ficticiamente el aspecto de la disciplina vigente (atribuída, por ejemplo, a los
apóstoles), ofreciendo al mismo tiempo una tradición generalmente genuina. No por eso
carecen de errores y por eso se debe proceder con cautela al hacer uso de ellas ya que se

1
Cf. STEFANO DI DONATO, Compendio di storia delle fonti di diritto canonico. Sovrani, papi, concili:
storie di un ordinamento millenario, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano 2015, 26.
2
Cf. STEFANO DI DONATO, Compendio di storia delle fonti di diritto canonico. Sovrani, papi, concili:
storie di un ordinamento millenario, 26-27.

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ignora o es sumamente difícil determinar su autor, de cuánto fue inventado por él y cuánto
recoge realmente de su ambiente. Sin embargo no por eso se pueden considerar falsas, pues
se trata más bien del convencimiento equivocado acerca del origen apostólico de la disciplina
y la doctrina. Muchas normas contenidas en estos escritos estaban realmente vigentes en la
comunidad cristiana.
El principio de fondo de las colecciones pseudo apostólicas es el de la traditio-apostólica,
que marca la gran autoridad y obligatoriedad de la norma. De modo que esta obligatoriedad
de la norma no deriva sólo de su antigüedad sino de su origen apostólico, incluso hay títulos
que se atribuyen a Jesús mismo.
Así pues, no se puede ignorar el valor de estas compilaciones; aunque deban juzgarse con
cautela, nos proporcionan el testimonio del derecho y de la disciplina vigente en los primeros
siglos de la Iglesia. De todas maneras, lo más importante es comprender el contenido, la
técnica y la forma de estas recopilaciones.
Desde del siglo IV, cuando el cristianismo adquirió el estatuts de religión oficial del imperio,
comenzó la actividad conciliar y papal, que constituyó luego parte del contenido de las
colecciones canónicas.
2. OBRAS FUNDAMENTALES
Después de la Sagrada Escritura, las primeras fuentes del derecho canónico lo contituyen los
textos pseudoapostólicos y los escritos de la patrística.
2.1. La Didaché
La Didaché o Doctrina de los doce apóstoles es un documento escrito en griego por un autor
desconocido, en Siria o Palestina, a fines del s. I (entre 70 y 90), tuvo como fundamento
documentos todavía más antiguos, dependientes a su vez de otro, judío, que quizá se refería
a la “doctrina de las 2 vías”. Es una compilación anónima, resultado de la conjunción de
fuentes diversas, tomadas de la viva tradición eclesial. El autor ha reunido en una especie de
manual, distintos textos de la tradición, de significativa utilidad para los neo-conversos o
catecúmenos.
Si bien no se puede atribuir a los apóstoles, sin embargo reporta fielmente las enseñanzas de
Jesucristo y de los apóstoles. Su primera publicación data de 1883, bajo el cuidado de Teófilo
Bryennios, metropolitano de Nicomedia, que la había obtenido de un Códice de 1056,
encontrado en un mercado de Constantinopla y luego custodiado en la Biblioteca patriarcal
de Jerusalén. Se estructura en cuatro partes.
En la primera parte (1,1-6,1) la obra contiene una catequesis sobre las dos vías: la del pecado
y la de la virtud, de la muerte y de la vida, de la luz y de las tinieblas. La catequesis subraya
que los cristianos no están obligados a observar las reglas del judaísmo. Por ejemplo, se
cambian los días de ayuno a miércoles y viernes.
La segunda parte (7-10) contiene normas litúrgicas propiamente cristianas, y también
jurídicas o disciplinares sobre: la predicación, el día del Señor, el Bautismo, el ayuno, los
ministerios en la Iglesia y en la Eucaristía. Esta parte constituye una fuente de particular
importancia a la hora de reconstruir la historia de la liturgia y la disciplina de la comunidad
cristiana primitiva.
En la tercera parte (11-13), se encuentran varias indicaciones sobre la jerarquía y la
organización de la Iglesia. Se habla de los Apóstoles, los profetas y los doctores.

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La cuarta parte (14-16) es diferente al resto y parece que ha sido agregada por otro autor. Se
refiere a la segunda venida del Señor para juzgar a los hombres e iniciar el Reino eterno.
La didachè tuvo enorme influencia sobre casi todas las colecciones subsiguientes.
2.2. La Traditio Apostólica o Traditio Hipoliti
Es una obra que se remonta al siglo III (entre 215-218), no se dispone del texto original
íntegro sino sólo de traducciones, versiones y redacciones que pasaron a otras obras. Su lugar
de origen podría ser Roma o Egipto. Es uno de los documentos más importantes para la
historia de la liturgia cristiana; es fundamental también para el conocimiento de las
instituciones eclesiásticas del siglo III. Como los demás escritos pseudoapostólicos, también
éste tiene la intención de enlazarse con la enseñanza de los apóstoles, para no caer en el error
y la herejía. Se le atribuye a san Hipólito de Roma (170-235) y se compone de 42 capítulos,
repartidos en tres partes.
La primera parte (caps. 1-14) se refiere a la estructura de la comunidad cristiana (los
candidatos a la diversas órdenes, las viudas, las vírgenes, los carismáticos); describe la
ordenación episcopal y contiene una plegaria eucarística.
La segunda parte (caps. 15-21) trata de la iniciación cristiana; describe el catecumenado, el
ritual del bautismo y su preparación.
La tercera parte (caps. 22-42) expone temas varios: las costumbres de la comunidad y la
plegaria común, el ayuno, las asambleas de la mañana, la sepultura, la comunión a los
enfermos y la plegaria de las horas.
2.3. La Didaskalia Apostolorum
Este documento se remonta al siglo III (aprox. año 230) y proviene del Norte de Siria.
Redactado en griego su original, sólo se conoce una traducción latina incompleta, tardía y
reducida. Parece ser que su objetivo principal era dar una instrucción moral y reglas
disciplinares para el mantenimiento del orden y de la disciplina en la Iglesia, probablemente
detinada a una comunidad convertida del paganismo. La obra se encuentra reproducida en
las Constitutiones Apostolorum, gracias a las cuales se pudo reconstruir el original. Está
compuesto de 26 capítulos. El autor aparece en sus funciones de obispo del siglo III,
presentando situaciones y casos concretos: penitencia, procesos, remisión de los penitentes.
En cuanto a los procesos, el obispo administra justicia no sólo en las causas eclesiásticas sino
también en las civiles. Es importante notar que el autor se ve a sí mismo no como legislador
sino como quien aplica la tradición de los Apóstoles de manera original y creativa.
Se habla de los pobres, de los diáconos, diaconisas y viudas, se presentan criterios
arquitectónicos para la construcción de iglesias, aparece la mentalidad cristiana de los
primeros siglos acerca de la excomunión y la praxis penitencial. El autor enfrenta también el
problema de la validez de las normas judaicas y dice que ya no están en vigencia a excepción
del Decálogo.
2.4. Canones Ecclesiastici Sanctorum Apostolorum o Constitutio Eccclesiastica
Apostolorum
Obra compilada en los siglos IV o V en Siria o en Egipto, se posee el texto griego y algunas
versiones latinas, siríacas y otras. Más breve y limitada que la Disdascalia Apostolorum.
Presenta una forma literaria particular ya que reproduce supuestos diálogos entre los
apóstoles y otros personajes evangélicos y del Nuevo Testamento. Encontramos, por

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ejemplo, expresiones como “Pedro dice…”, “Juan dice…” Además de la Introducción,
contiene dos partes, de contenido moralístico-disciplinar:
La primera parte (caps. 4-14) es una colección de normas que depende básicamente de la
Didachè con algunos añadidos.
La segunda parte (cap. 15-30) es una colección disciplinar que incluye la normativa acerca
de la elección del obispo y sus obligaciones, así como varias normas sobre los diáconos,
presbíteros, lectores y viudas.
En el capítulo 15, se hace una consideración acerca de la apostolicidad de las mismas normas
de la Iglesia. Se trata de la teoría del valor normativo de la tradición apostólica según el
expreso pensamiento de Pedro: la Escritura debe ser complementada con las prescripciones
de los Apóstoles. Se aborda el problema de otorgar el sacerdocio a las mujeres.
2.5. Constitutio Ecclesiastica apostolorum o Constitución eclesiástica de los apóstoles
Se trata de una obra pseudoapostólica compuesta por el año 300, en griego, en Siria o en
Egipto.3 Se conocen traducciones en latín, siriaco, árabe, copto y etíope, que pueden presentar
algunas modificaciones o adaptaciones.4 Es un texto de corte moral y disciplinar, cuyas
disposiciones se presentan en forma de declaraciones de los apóstoles como, por ejemplo:
«Juan dice…», «Pedro dice…». Parece estar relacionada con una comunidad naciente,
poco estructurada donde la jerarquización de las funciones es poco marcada.5
El escrito es breve (cuyo original no tiene subdivisiones internas), consta de 30 apítulos,6 los
cuales se pueden agrupar en dos partes:
- I-IV: Introducción
- IV-XIV: contiene preceptos morales, que se asemejan a las dos vías de la Didajé.
- XV-XXVIII: se refiere a la organización ministerial de la Iglesia (ordenación de clérigos,
viudas, laicos); elección, cualidades y obligaciones de los obispos, elección y deberes de los
presbíteros, diáconos, lectores y viudas, conducta de laicos y rol de las mujeres;
- XXIX-XXX: Intervención de Felipe sobre buenas obras y el cierre del discurso por Pedro,
con la regla: «nada añadir, nada recortar» y una doxología final.
La pseudoapostolicidad del texto la podemos constatar en que en el texto se desarrolla
mediante las intervenciones de los apóstoles, según una lista que la introducción presenta.
También se da la palabra a Martha y María. En este sentido, la autoridad del texto se pretende
fundar en los mismos apóstoles.

3
SE puede consultar A. FAIVRE, «Apostlicité et Pseudo-apostolicité dans la Constitution ecclésiatique
des Apôtres. L’Art de faire parler les origines», en Revue des Sciences Religieuses 66 (1992), 19-67; IDEM, «Le
texte grec de la Constitution ecclesiastique des apotres et ses sources», en Revue des Sciences Religieuses 55
(1981), 31-42.
4
Cf. JUAN JOSÉ AYÁN, «Constitución eclesiástica de los apóstoles», en Diccionario general de Derecho
canónico, Aranzadi, Pamplona 2012, vol. II, 675-676.
5
Cf. JEAN GAUDEMET, Les sources du droit de l’Église en occident du IIe au VIIe siècle. Initiations au
christianisme ancien, Cerf, Paris 1985, 27.
6
A. FAIVRE, «Apostlicité et Pseudo-apostolicité dans la Constitution ecclésiatique des Apôtres. L’Art de
faire parler les origines», en Revue des Sciences Religieuses 66 (1992), 35-39.

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2.6. Testamentum Domini Nostri Iesu Christi
De autor desconocido compuesta a mediados del s. V, en Siria. Lleva este nombre, pues el
escrito representa una conversación de Jesús con sus apóstoles, después de la resurrección.
La colección misma depende de la Traditio Apostolica y presenta algunos rasgos de la
literatura apocalíptica. Contiene disposiciones sobre los grados de la jerarquía, prescripciones
acerca de la ordenación y los deberes de los clérigos, elementos litúrgicos sobre la eucaristía
y el bautismo. Se encuentran algunas reglas para la construcción de las iglesias. El texto es
presentado como un escrito de los apóstoles.
3. LAS COLECCIONES
Estas colecciones constituyen una especie de Corpus Iuris de la Iglesia antigua y son
designadas con nombres bastante diversos entre sí. Todas derivan de obras anteriores y
mantienen una cierta semejanza ideológica, aunque no eran solo copias sino que sufrían
algunas modificaciones o adaptaciones. Sobresalen:
3.1. Canones 85 Apostolici
El Texto se ubica a finales del siglo IV en Siria y no hay ninguna claridad con respecto a su
autor. Este Documento se relaciona con las Constituciones Apostólicas, de cuyo Libro VIII
se toman 47 cánones, a los cuales se añaden otros 37 o 38 que se toman de concilios de los
primeros 4 siglos, sobre todo de los de Antioquía y de Laodicea.7
Su contenido versa sobre las ordenaciones de obispos, sacerdotes y diáconos, la disciplina
del clero, los rito litúrgicos, las penas y la exclusión de la liturgia, las actitudes a observar en
relación a los herejes, cismáticos y judíos, el calendario litúrgico, los requisitos para el
matrimonio, las condiciones y los ritos del bautismo, los concilios provinciales (que debían
celebrarse dos veces por año); contiene diversas normas para los sacerdotes, que son
obligados a la abstinencia de carne, del vino y del uso del matrimonio. También contiene una
lista de los libros inspirados, del Antiguo y del Nuevo Testamento.
En Oriente, el Concilio Trullano recepcionó estos 85 cánones para toda la Iglesia oriental;
Dionisio el exiguo tradujo solamente los primeros 50 cánones al latín y los insertó en la
primera edición de la Colección Dionisiana, pero omite en la segunda edición. El decreto De
recipiendis libris, atribuido al Papa Gelasio, recoge algunos de estos cánones (hacia el 520).
17 cánones fueron recogidos en el Decreto de Graciano (D. 28, c. 14; D 88, c. 3). Las
versiones siríaca, copta, árabe y etiopena atestiguan su difución en el oriente.
Gaudemet califica este documento de literatura de altura jurídica, que es presentado en forma
de cánones normativos, evidentemente inspirados en cánones de los concilios orientales del
siglo IV.8

7
Cf. JEAN GAUDEMET, Les sources du droit de l’Église en occident du IIe au VIIe siècle. Initiations au
christianisme ancien, Cerf, Paris 1985, 24-25.
8
Cf. GAUDEMET JEAN, Les sources du droit de l’Église en occident du IIe au VIIe siècle, 26.

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3.2. Constitutiones Apostólicae o Constitutiones apostolorum9
Es una Colección canónica litúrgica de finales del s. IV, escrita en griego probablemente en
Siria, que consta de 8 libros. Se trata de una compilación de obras anteriores, cuyo autor
introduce agregados y modificaciones. La colección es catalogada como el documento más
importante y vasto de la literatura pseudoapostólica. Contiene las siguientes obras:
• Didaskalia Apostolorum (en los seis primeros libros)
• Didachè. Al final se incluye una lista de obispos ordenados por los apóstoles
(en el libro séptimo)
• Traditio Apostolica (en el libro octavo)
• 85 Canones Apostolici (en el libro octavo)
Se trata de una colección básica, que recopila los textos anteriores. Su autor le ha querido dar
un sello propio, haciendo interpolaciones: cambia algunos textos antiguos y añade párrafos
breves de su propia autoría. Por esta razón aparecen varias novedades, en relación a los
documentos y colecciones anteriores, como es la aparición de nuevos ministerios, como el
de cantor y de portero, o el hecho de reservar el orden de las diconisas a las vírgenes.
Su finalidad era ofrecer un material relativo a la doctrina, disciplina de la Iglesia y la liturgia.
En Oriente fue rechazada por el Concilio Trulano (o Quinisexto) que la consideró sospechosa
de falsificaciones efectuadas por los herejes; sin embargo admitió los 85 Canones Apostolici.
En occidente jamás fue aceptada.
- El primer libro trata sobre los deberes de los laicos cristianos, sobre todo en vista de los
peligros que resulta de asociarse con los no creyentes. Por ejemplo, se condena la vanidad en
el vestir, los baños promiscuos, la curiosidad sobre la vida y los libros de los impíos.
- El segundo libro se refiere principalmente al clero: las prerrogativas y deberes de los
obispos, sacerdotes y diáconos. También trata de la práctica penitencial: la precaución que
se debe observar respecto a los acusadores y los acusados, de las disputas de los fieles y la
forma de zanjar las diferencias. Incluye algunos datos sobre el culto de la asamblea cristiana.
- El tercer libro trata de las viudas y sus oficios en la Iglesia: se exige la edad de 60 años y
no 50.
- El cuarto libro trata de las obras de caridad, la provisión para los pobres y huérfanos, el
espíritu con el que se debe recibir y distribuir las ofrendas hechas a la Iglesia.
- El quinto libro trata de los que sufren persecución por amor a Cristo y de los deberes de los
cristianos hacia ellos. También hace referencia al martirio y la idolatría, las fiestas y el ayuno.
- El sexto libro trata de la historia y las doctrinas de los primeros cismas y herejías, la
superstición e impureza judía y pagana.
- El Séptimo libro trata sobre la conducta, la eucaristía y la iniciación cristiana; se divide en
dos partes: la primera contiene datos sobre la moral: condena los vicios y alaba las virtudes

9
J.J. AYÁN CALVO (ed.), Las Constituciones apostólicas, Editorial Ciudad Nueva, Madrid 2011. Idem,
«Constituciones apostólicas», en Diccionario General de Derecho Canónico, Aranzadi, Pamplona 2012, vol 2,
676-678.

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y a los maestros cristianos. La segunda parte contiene instrucciones litúrgicas y fórmulas.
- El octavo libro es en gran parte litúrgico: los carismas, el otorgamiento de todas las órdenes;
la llamada Liturgia Clementina, el orden completo de los ritos de la Misa; también contiene
una colección de cánones sobre moral y liturgia, y los 85 cánones apostólicos.10
3.3. Collectio Codicis Veronensis
Es conocida también como Collectio Latina, porque no hay consenso sobre su origen. Se
trata de una compilación muy parecida a las Contitutiones Apostolicae, redactada alrededor
del año 400. La obra recoge:
• La Didaskalia Apostolorum,
• La Traditio Apostolica y
• Los Canones Ecclesiastici Sanctorum Apostolorum.
A fiderencia de las Constitutiones apostolicae, esta colección se limita a ser una colección no
reelaborada de los documentos anteriores traducidos al latín, a partir de los originales en
griego (perdidos). Sin embargo, su valor radica, además de ser testigo del derecho que regía
a fines del s. IV, en que el material aparece presentado en un orden que no se encuentra en
ninguna otra colección.
Otras dos colecciones de importancia son:
3.4. Octateuchus Clementis: se atribuye a San Clemente y se desconoce exactamente el
tiempo en que el original fue confeccionada, aunque no antes del s. V. La colección está
ligada estrechamente a la iglesia siriaco-monofisita. Contiene 8 libros y se forma de las
colecciones anteriores:
* El Testamentum Domini nostri Iesu Christi (Libros 1 y 2)
* Los Canones ecclesiastici Sanctorum Apostolorum (Libro 3)
* Parte de las Constitutiones per Hippolytum (Libros 4 al 7)
* Los Canones apostolici (Libro 8).
Otras versiones de la misma colección tiene algunas elementos diferentes.
3.5. Colección copta: conocida también como Synodus Alexandrina, Centum viginti septem
canones o 127 canones apostolorum: se perece ala Colección Ocateuchus, aunque más bien
está ligada a la iglesia copta.
Colecciones menores, integradas por escritos pseudoapostólicos son varios: Constitutiones
per Hippolytum, Canones Hippolyti, Canones paenitentiales Apostolorum (s. IV), Didascalia
Araba et Aethiopica, Novem canones synodi Anthiochenae Apostolorum y Capitula excerpta
ex Constitutionibus apostolicis (antes s. XI), pero citamos, como ejemplo:

10
Cf. JOHN BERTRAM PETERSON, «Apostolic Constitutions», en The Catholic Encyclopedia, Vol. 1,
Robert Appleton Company, New York 1907.

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3.6. Constitutiones per Hippolytum (Epitome)
Llamada también Epitome Libri VIII Constitutionum Apostolorum, escrita en Siria por el s.
V. Como su nombre lo dice, es un estracto (epitome) de los capítulos 4-46 del Libro VIII de
las Constitutiones Apostolicae, a los que se hicieron cambios y modificaciones.
3.7. Canones Hippolyti
Se trata de 38 cánones, compuesto en Egipto o Asia Menor, por el s. IV (entre 341 y 360),
en griego, y depende de la Traditio Apostolica, de donde toma la atribución a Hipólito. Para
algunos se trata de una transcripción de la Traditio apostolica: se añade algunas normas
morales para los fieles, normas sobre las primicias y oblaciones, etc.

Conclusión
Las colecciones pseudoapostólicas constituyen el derecho consuetudinario de la Iglesia de
los primeros siglos. Asimismo, estuvieron ligadas a las diferentes antiguas iglesias orientales,
incluso cismáticas (monofisitas y nestorianas).

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