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CAPÍTULO IV

L A ACTIVIDAD MISIONAL DE LA I GLESIA


(cann. 781-792)

Después de tratar sobre los dos medios más importantes de


ejercer el ministerio de la palabra, ahora abordamos la tarea
específica de la Iglesia de cara al mundo, es decir, la actividad
misionera ad gentes.

La actividad misionera es considerada en este libro III ya que


su finalidad esencial consiste en anunciar el Evangelio, sea por
el testimonio de vida, sea por la palabra, en orden a suscitar la
fe.

Esta parte del código es nueva 158. No guarda relación directa


con lo que el código de 1917 denominaba “misiones sagradas”,
que debían ser implementadas por las parroquias, al menos cada
diez años (c. 1349). La atención de los no católicos que residían
en el territorio de una parroquia estaban a cargo de los ordinarios
del lugar y de los párrocos, pero los acatólicos que vivían en
territorios de misión estaban al cuidado exclusivo de la Sagrada
Congregación para la Propagación de la Fe (c. 1350). De hecho,
la normativa de la actividad misionera era considerada como
legislación particular, y los territorios de misión estaban
encomendados a determinados institutos religiosos.

La dedicación de una parte del código a la acción misionera


de la Iglesia es prueba del reconocimiento, por parte del mismo,

158
Un comentario de estos cánones sobre la actividad misional de la Iglesia puede
verse en A. REUTER, «The Missionary Activity of the Church», en Studia canonica
23 (1989) 387-409.
136
de la naturaleza misionera de la Iglesia, por la cual todos sus
miembros son responsables de esta acción (cf. can. 211).

Las principales fuentes de los cánones de esta parte son: LG,


AG, CD, P ABLO VI, Ecclesiae sanctae III, 6 ag. 1966 (AAS, 58
[1966] 783-787). También ayudan a su interpretación y
aplicación la encíclica del Papa J UAN P ABLO II, Redemptoris
missio, 7 dic. 1990, (AAS 83 [1991] 249-340), y de la
Congregación para la Evangelización de los Pueblos, la
Instrucción sobre el envío y la permanencia en el extranjero de
los sacerdotes del clero diocesano de los territorios de misión, 25
abr. 2001; Instrucción Cooperatio missionalis, 1 octubre 1998;
Estatuto de las OMPE, 6 mayo 2005.

1. Toda la Iglesia es misionera por naturaleza

Can. 781. Como, por su misma Can. 781. Cum tota Ecclesia
naturaleza, toda la Iglesia es natura sua sit missionaria et
misionera, y la tarea de la opus evangelizationis habendum
evangelización es deber fundamen- sit fundamentale officium
tal del pueblo de Dios, todos los populi Dei, christifideles om-
fieles, conscientes de su propia nes, propriae responsabilitatis
responsabilidad, asuman la parte conscii, partem suam in opere
que les compete en la actividad missionali assumant.
misional 159.

Toda la Iglesia es misionera por naturaleza. Así lo declara


AG 2: «La Iglesia peregrinante es, por su naturaleza, misionera,
puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la misión
del Espíritu Santo, según el propósito de Dios Padre». También
el Papa Pablo VI reafirmaba esta misma realidad, repitiendo la

159
Fuentes del can. 781: Pablo VI, Aloc., 6 nov. 1964 (AAS 56 [1964] 998-999);
LG 23; AG 2, 35, 39; SCGE Carta circ. Notre temps, 17 may. 1970 (EV 3, 2508-
2542); Pablo VI, Aloc., 11 ene. 1975 (AAS 67 [1975] 103-108); PABLO VI, Nuntius,
14 abr. 1976 (AAS 68 [1976] 341-347); EN 9-15, 50-56; Pablo VI, Nuntius, 14 may.
1978 (AAS 70 [1978] 345-349); PA 3-7, 22.
137
declaración de los padres del Sínodo de 1974: «Deseamos
confirmar, una vez más, que la tarea de evangelizar a todas las
naciones, constituye la tarea esencial de la Iglesia» (EN 14). Por
tanto, todos en la Iglesia han de asumir la parte que les
corresponde, como lo indican los cánones de esta parte del
código. La actividad misionera ad gentes no es considerada ya
como actividad exclusiva de ciertos institutos religiosos; es
responsabilidad de todos.

2. Noción de actividad misionera

Can. 786. La actividad propia- Can. 786. Actio proprie missio-


mente misional, mediante la cual nalis, qua Ecclesia implantatur in
se implanta la Iglesia en pueblos populis vel coetibus ubi nondum
o grupos en los que aún no está radicata est, ab Ecclesia
enraizada, se lleva a cabo por la absolvitur praesertim mittendo
Iglesia principalmente enviando Evangelii praecones donec
predicadores hasta que las nuevas novellae Ecclesiae plene cons-
Iglesias queden plenamente cons- tituantur, cum scilicet instructae
tituidas, es decir, provistas de sint propriis viribus et suffi-
fuerzas propias y medios sufi- cientibus mediis quibus opus
cientes para poder realizar por sí evangelizandi per se ipsae
mismas la tarea de evangelizar160. peragere valeant.

Según el Papa Juan Pablo II, la actividad misionera de la


Iglesia se desarrolla de diferentes modos, dependiendo de las
diversas situaciones en que viven sus destinatarios, y asume
diversos nombres:

2.1. La misión ad gentes

Es la actividad misionera específica, que se desarrolla en


«pueblos, grupos humanos, contextos socioculturales donde

160
Fuentes del can. 786: SCPF Instr. Quo efficacius, 6 ene. 1920 (Leges 1, 229); LG
17; AG 6 et passim; SCGE Carta circ., 17 may. 1970, III (EV 3, 2527-2536).
138
Cristo y su Evangelio no son conocidos, o donde faltan
comunidades cristianas suficientemente maduras para poder
encarnar la fe en el propio ambiente y anunciarla a otros
grupos». Por tanto, sus destinatarios son los pueblos o grupos
humanos que todavía no creen en Cristo, en donde no se ha
arraigado todavía la Iglesia y cuya cultura no ha sido
influenciada todavía por el Evangelio (RM 33; cf. 34)161.

2.2. La actividad o atención pastoral

Es la forma que toma la actividad misionera en «comunidades


cristianas con estructuras eclesiales adecuadas y sólidas; tienen
un gran fervor de fe y de vida; irradian el testimonio del
Evangelio en su ambiente y sienten el compromiso de la misión
universal» (RM, 33). Significa que esa actividad se desarrolla en
comunidades católicas que viven, o se esfuerzan por vivir, su fe.

2.3. La nueva evangelización o reevangelización

Es la forma que toma la actividad misionera

«en una situación intermedia, especialmente en los países de


antigua cristiandad, pero a veces también en las Iglesias más
jóvenes, donde grupos enteros de bautizados han perdido el
sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como
miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de
Cristo y su Evangelio» (RM 33) 162.

Benedicto XVI instituyó el Pontificio Consejo para la Promoción de


la Nueva Evangelización, con el m.p. Ubicumque et Semper, 21

161
Puede verse P. GIGLIONI, «La nozione di ‘nova evangelizzazione’ nel
magistero», en Seminarium 43 [31] (1991) 35-56.
162
Puede verse J. LÓPEZ-GAYO, «Il rapporto tra la ‘nuova evangelizzazione’ e la
missione ‘ad gentes’ secondo l'Enciclica Redemptoris Missio», en Seminarium 43
[31] (1991) 91-105.
139
septiembre 2010, para estimular la reflexión sobre temas de la
nueva evangelización, individuando y promoviendo los
instrumentos para llevarla a cabo. Concretamente en el artículo 3 se
establecen sus competencias específicas. 163

Se trata de comunidades cuyos miembros sólo reciben el


bautismo pero no existe un subsecuente proceso de catequesis
y/o de vivencia de la fe.

De suyo, estos tres modos de expresarse la naturaleza


misionera de la Iglesia son interdependientes, es decir, cada uno
influye en el otro, lo estimula y lo ayuda. Así,

«las Iglesias de antigua cristiandad, ante la dramática tarea de


la nueva evangelización, comprenden mejor que no pueden ser
misioneras respecto a los no cristianos de otros países o
continentes, si antes no se preocupan seriamente de los no
cristianos en su propia casa. La misión ad intra es signo creíble
y estímulo para la misión ad extra, y viceversa» (RM 34).

Un ejemplo claro de esta interdependencia es el fenómeno


que se presenta, hoy en día, en los países del primer mundo, que
tienen necesidad de sacerdotes, mismos que reciben de países en
desarrollo, donde se experimenta un florecimiento de vocaciones
sacerdotales.

El canon que comentamos se refiere a la actividad


propiamente misional, ad gentes, que a su vez, sólo se entiende
en el marco del principio general de que toda la Iglesia es
misionera. Una más detallada descripción del significado de esta
actividad, la encontramos en AG 6:

«Las empresas concretas con las que los heraldos del Evangelio
enviados por la Iglesia cumplen, yendo por todo el mundo, el
deber de predicar el Evangelio e implantar la Iglesia entre los

163
AAS 102 (2010), 788-792; EV 26 (2009-2010), nn. 2196-2207.
140
pueblos o grupos humanos que todavía no creen en Cristo,
reciben comúnmente el nombre de misiones, las cuales se llevan
a cabo por medio de la actividad misionera y de ordinario se
realizan en determinados territorios señalados por la Santa
Sede. El fin propio de esta actividad misionera es la
evangelización y la plantación de la Iglesia en los pueblos o
grupos humanos en los cuales no ha arraigado todavía. De este
modo deben crecer de la semilla de la palabra de Dios en todo
el mundo Iglesias particulares autóctonas suficientemente
fundadas y dotadas de propias energías y maduras, que,
provistas suficientemente de jerarquía propia, unida al pueblo
fiel, y de medios apropiados para llevar una vida plenamente
cristiana, contribuyan, en la parte que les corresponde, al bien
de toda la Iglesia. El medio principal para esta plantación es la
predicación del Evangelio de Cristo».

También el Papa Juan Pablo II recuerda que la acción


misionera de la Iglesia es obra del Espíritu Santo, como lo
atestiguan las primeras misiones de los apóstoles (RM 22); y de
que la misión debe tomar en serio una verdadera inculturación,
es decir, una «íntima transformación de los auténticos valores
culturales mediante su integración en el cristianismo y la
radiación del cristianismo en las diversas culturas» (RM 52). Por
tanto, no hay que identificar «tierras de misión» con tierras de
indígenas o países del tercer mundo; porque misionar no
significa occidentalizar una cultura, ni mucho menos nulificar
sus valores culturales. Es verdad que el Evangelio llevará a un
país o cultura al desarrollo, y purificará sus tradiciones, pero sin
nulificar o violentar su propia identidad.

3. Los misioneros y la metodología misionera

Can. 784. Los misioneros, es Can. 784. Missionarii, qui


decir, aquellos que son enviados scilicet a competenti auctoritate
por la autoridad eclesiástica ecclesiastica ad opus missionale
competente para realizar la obra explendum mittuntur, eligi pos-
misional, pueden ser elegidos sunt autochthoni vel non, sive
141
entre los autóctonos o no, ya sean clerici saeculares, sive insti-
clérigos seculares, miembros de tutorum vitae consecratae vel so-
institutos de vida consagrada o de cietatis vitae apostolicae sodales
una sociedad de vida apostólica, u sive alii christifideles laici.
otros fieles laicos164.

De la noción de actividad misionera, en sentido estricto, se


deriva la figura de los Misioneros: «aquellos que son enviados
por la autoridad eclesiástica competente para realizar la obra
misional». Pueden ser elegidos de entre los autóctonos o no,
pueden ser clérigos seculares o miembros de IVC o de SVA, o
también laicos (can. 784) 165. Por tanto, se llaman estrictamente
«misioneros» sólo quienes son enviados, oficialmente, por la
autoridad eclesiástica, porque van a realizar la acción misionera
en nombre de la Iglesia.

Can. 787 § 1. Con el testimonio Can. 787. § 1. Missionarii, vitae


de su vida y de su palabra, ac verbi testimonio, dialogum
entablen los misioneros un sincerum cum non credentibus in
diálogo sincero con quienes no Christum instituant, ut ipsis,
creen en Cristo, para que, de ratione eorundem ingenio et
modo acomodado a la mentalidad culturae aptata, aperiantur viae
y cultura de éstos, les abran los quibus ad evangelicum nuntium
caminos por los que puedan ser cognoscendum adduci valeant.
llevados a conocer el mensaje
evangélico.

§ 2. Cuiden de enseñar las § 2. Curent ut quos ad


verdades de la fe a quienes evangelicum nuntium recipien-
consideren preparados para dum aestiment paratos, veritates
recibir el mensaje evangélico, de fidei edoceant, ita quidem ut ipsi
modo que, pidiéndolo ellos ad baptismum recipiendum,
libremente, puedan ser admitidos libere id petentes, admitti

164
Fuentes del can. 784: AG 23; PA 3, 7; SCGE Carta circ., 17 may. 1970, II, B
(EV 3, 2515-2526).
165
Véase AG 23-27.
142
a la recepción del bautismo166. possint.

La metodología 167 que se propone para la actividad misionera


ad gentes va a depender de sus destinatarios y su situación
concreta. Así, con aquellos que no creen en Cristo, habrá que
impulsar un diálogo sincero con el testimonio de vida y la
palabra, para que, acomodado a su mentalidad y cultura, les
abran los caminos por los que puedan ser llevados a conocer el
mensaje evangélico. Respecto de aquellos que sean considerados
listos para recibir el mensaje evangélico, se les ha de enseñar las
verdades de la fe, para que puedan recibir el bautismo, si lo
piden libremente (can. 787).

4. Autoridades y responsables de la misión

En el ámbito universal, el Papa Pablo VI fundó el Secretariado


para los No Cristianos, que hoy se llama Pontificio Consejo
para el Diálogo Interreligioso (PB 159-162). Asimismo, existe
una sección del Pontificio Consejo para la Cultura, llamado
Pontificio Consejo para el Diálogo con la Cultura, llamado
antes Pontificio Consejo para el Diálogo con los No Creyentes
(PB 163-165).

En general, la Iglesia entera es depositaria del encargo de


Cristo de propagar el Evangelio en todo el mundo, pero en
concreto, ¿a quién incumbe la obligación de ejecutar el
testamento del Señor? Mateo y Marcos dan testimonio expreso
de que Cristo encomendó esta tarea a los «once». Por tanto, este
deber sagrado incumbe a todos los sucesores de los apóstoles. La
doctrina del Vaticano II (AG 5) es formulada por el código de
derecho canónico en términos más precisos: corresponde al

166
Fuentes del can. 787 § 1: AG 11, 12; SPNC Instr. Documentum quod, 28 ago.
1968 (AAS 60 [1968] 692-704); EN 51-53. Can. 787 § 2: AG 13.
167
Véase AG 11-13, 24.
143
Romano Pontífice y al Colegio de los Obispos la dirección
suprema y la coordinación de las actividades que se refieren a la
obra misional y a la cooperación misionera (can. 782).

Can. 782 § 1. Corresponde al Can. 782. § 1. Suprema directio


Romano Pontífice y al Colegio et coordinatio inceptorum et
de los Obispos la dirección actionum quae ad opus missio-
suprema y la coordinación de las nale atque ad cooperationem
iniciativas y actividades que se missionariam pertinent, competit
refieren a la obra misional y a la Romano Pontici et Collegio
cooperación misionera. Episcoporum.

§ 2. Cada Obispo, en cuanto que § 2. Singuli Episcopi, utpote


es responsable de la Iglesia Ecclesiae universae atque
universal y de todas las Iglesias, omnium Ecclesiarum sponsores,
muestre una solicitud peculiar operis missionalis peculiarem
por la tarea misional, sobre todo solicitudinem habeant, praesertim
suscitando, fomentando y sos- incepta missionalia in propria
teniendo iniciativas misionales Ecclesia particulari suscitando,
en su propia Iglesia particular168. fovendo ac sustinendo

4.1. El Romano Pontífice

Como sucesor de Pedro, tiene en sus manos la dirección suprema


de las obras misionales (can. 782 § 1). Esta determinación le
viene en virtud de su oficio que le da potestad sobre toda la
Iglesia (can. 333 § 1). Por tanto, el Papa es el principal
responsable y promotor de toda la actividad pastoral, en lo que

168
Fuentes del can. 782 § 1: c. 1350 § 2; LG 23; AG 6, 29; REU 82; SCGE Instr.
Quo aptius, 24 feb. 1969 (AAS 61 [1969] 276-281); PA 3-7, 19. Can. 782 § 2:
Benedicto XV, Enc. Maximum illud, 30 nov. 1919 (AAS 11 [1919] 451-454); PÍO
XI, Enc. Rerum Ecclesiae, 28 feb. 1926 (AAS 18 [1926] 67); PÍO XII, Enc.
Evangelii praecones, 2 jun. 1951 (AAS 43 [1951] 497-528); PÍO XII, Enc. Fidei
donum, 21 abr. 1957 (AAS 49 [1957] 237; LG 23, 24; CD 6, AG 6, 38; ES III, 3-11;
SCGE Normae, 24 abr. 1971 (EV 4, 665-677); PABLO VI, Nuntius, 22 oct. 1972
(AAS 72 [1972] 729); DPME 46; PA 4.
144
se refiere a la organización y desarrollo del apostolado en los
países de misión y a todo cuanto se refiere a la cooperación
misionera que se realiza en las naciones cristianas. Para
desempeñar esta acción, se sirve de la Congregación para la
Evangelización de los Pueblos: «Corresponde a la Congregación
dirigir y coordinar en todo el mundo la obra de evangelización
de los pueblos y la cooperación misionera, salvo la competencia
de la Congregación para las Iglesias Orientales» (PB, 85; 60).
Como hemos visto, ahora también colabora, en lo que le
corresponde, el Pontificio Consejo para Promoción de la Nueva
Evangelización.

4.2. El Colegio de los Obispos

También es responsable de la dirección suprema y la


coordinación de las iniciativas y actividades que se refieren a la
obra misional y a la cooperación misionera (can. 782 § 1). Cada
obispo representa a su Iglesia, y todos juntos con el Papa
representan a la Iglesia universal en el vínculo de la paz, del
amor y de la unidad (LG 23).

De aquí concluímos, que no se puede concebir apostolado


misionero alguno que no haya recibido del Romano Pontífice o
del Colegio de los Obispos, el mandato auténtico y legítimo de
su misión. Por ello, las comunidades separadas, que rechazan la
sucesión de la jerarquía apostólica, en vano se empeñan en
legitimar su apostolado misionero, recurriendo al mandato
directo de Cristo o a la misión carismática del Espíritu Santo.

Can. 792. Las Conferencias Epis- Can. 792. Episcoporum confe-


copales deben crear y fomentar rentiae opera instituant ac
instituciones que acojan frater- promoveant, quibus ii qui e
nalmente y ayuden con la terris missionum laboris aut
conveniente atención pastoral a studii causa ad earundem
quienes, por razones de trabajo o territorium accedant, fraterne
de estudio, acuden a su territorio recipiantur et congruenti
145
desde las tierras de misión . 169
pastorali cura adiuventur.

4.3. Las Conferencias episcopales

Dice el Papa: «La misma responsabilidad se refleja, en diversa


medida, en las conferencias episcopales y en sus organismos a
nivel continental, que por ello tienen que ofrecer su propia
contribución a la causa misionera» (RM, 63; cf. AG, 38). En
concreto, el derecho precribe que «las conferencias episcopales
deben crear y fomentar instituciones que acojan fraternalmente y
ayuden con la conveniente atención pastoral a quienes por
razones de trabajo o de estudio, acuden a su territorio desde las
tierras de misión» (can. 792) 170.

4.4. El Obispo diocesano

Cada obispo, en cuanto es responsable de la Iglesia universal y


de la propia Iglesia particular, ha de mostrar una solicitud
especial por la empresa misional. Dice el Vaticano II, y lo repite
el Papa Juan Pablo II:

«Compete a él, como rector y centro de unidad en el apostolado


diocesano, promover, dirigir y coordinar la actividad
misionera… Procure, además, que la actividad apostólica no se
limite sólo a los convertidos, sino que se destine una parte

169
Fuentes del can. 792: PÍO XII, Enc. Fidei donum, 21 abr. 1957 (AAS 49 [1957]
245); JUAN XXIII, Enc. Princeps Pastorum, 28 nov. 1959 (AAS 51 [1959] 861-
862); AG 38; ES III, 23.
170
Sin embargo, se presenta el fenómeno de que, ciertos sacerdotes enviados a
estudiar o a prestar algún servicio temporal a otros países, no quieren regresar a sus
respectivas diócesis. Por tal motivo, la Congregación para la Evangelización de los
Puelos ha emitido la Instrucción sobre el envío y la permanencia en el extranjero de
los sacerdotes del clero diocesano de los territorios de misión, 25 abr. 2001, en la
que establece algunas normas para evitar dicha práctica. Especialmente, véase los 10
artículos normativos, en Comm. 33 (2001) 24-30.
146
conveniente de operarios y de recursos a la evangelización de
los no cristianos» 171.

Cuando se trata de una diócesis situada en tierra de misión,


al obispo diocesano compete la tarea de suscitar, fomentar, y
sostener las iniciativas misionales en su propia Iglesia particular
(can. 782 § 2). Los obispos diocesanos no tienen jurisdicción
sobre los infieles residentes fuera de su territorio. Pero respecto
a las diócesis no consideradas como tierras de misión, los
obispos están obligados a favorecer y promover la actividad
misional, con todos los medios disponibles a su alcance, en
concreto por los señalados en los cann. 791-792:

Can. 791. En todas las diócesis, Can. 791. In singulis dioece-


para promover la cooperación sibus ad cooperationem missio-
misional: nalem fovendam:

1º- foméntense vocaciones misio- 1°- promoveantur vocationes


neras; missionales;

2º- destínese un sacerdote a 2°- sacerdos deputetur ad


promover eficazmente iniciativas incepta pro missionibus effica-
en favor de las misiones, espe- citer promovenda, praesertim
cialmente las Obras Misionales Pontificia Opera Missionalia;
Pontificias;

3º- celébrese el día anual en favor 3°- celebretur dies annualis pro
de las misiones; missionibus;

4º- páguese cada año una cuota 4°- solvatur quotannis congrua
proporcionada para las misiones, pro missionibus stips, Sanctae
que se remitirá a la Santa Sede172. Sedi transmittenda.

171
AG 30; RM 63.
172
Fuentes del can. 791, 1º: ES III, 5, 6; DPME 46. Can. 791, 2º: ES III, 4; SCGE
Statuta Pontificalium Operum Missionalium, 26 jun. 1980, 6 (EV S1, 745-797);
SCGE Instr. Quo aptius, 24 feb. 1969, A, 2, 3 (AAS 61 [1969] 277); DPME 46.
147
Para fomentar y promover la cooperación misionera en
todas las diócesis, el código establece que se debe:

- Fomentar las vocaciones misioneras (cf. cann. 233 § 1,


385).

- Destinar un sacerdote como encargado de la promoción


eficaz de iniciativas en favor de las misiones, sobre todo,
de las Obras Misionales Pontificias: la Propagación de
la Fe, la Santa Infancia Misionera, la Obra de San
Pedro Apóstol para la formación del clero indígena (cf.
AG 38) y la Pontificia Unión Misionera. Con este mismo
fin, se han fundado en las Iglesias particulares otras
asociaciones misioneras, como son la Unión de Enfermos
Misioneros (UEM) y la Infancia y Adolescencia
Misionera (IAM).

- Celebrar anualmente el día de las misiones (DOMUND),


cada penúltimo domingo del mes de octubre. 173

- Pagar una cuota proporcionada para las misiones,


remitiéndolo a la Sede Apostólica. La suma estará en
proporción al conjunto de los ingresos que consigue la
diócesis anualmente 174. Toda vez que no se establece una
proporción específica, la cantidad será determinada por
cada obispo diocesano, a no ser que la conferencia
episcopal lo haga.

Can. 791, 3º: SCPF Instr. Plurimis abhinc, 29 jun. 1952, 6 (AAS 44 [1952] 549-
551); ES III, 3. Can. 791, 4º: SRC Rescr. Il consiglio, 14 abr. 1926 (AAS 19 [1927]
23-24); SCPF instr. Plurimis abhinc, 29 jun. 1952, 6 (AAS 44 [1952] 549-551); ES
III, 8; PA 19; SCGE Instr. Quo aptius, 24 feb. 1969, A, 2, 3 (AAS 61 [1969] 277).
Véase también CEP, Instr. Cooperatio missionalis, 1 oct. 1998 (EV 17, 1411-1469).
173
Cf. S ACRI C ONGREGATIO R ITUUM , Rescriptum, 14 aprilis 1926, en AAS 19
(1927), 23-24.
174
Véase CEP, Instr. Cooperatio missionalis 11d, 13d (EV 17, 1439).
148
4.5. Los Institutos de vida consagrada

Can. 783. Ya que por su misma Can. 783. Sodales institutorum


consagración se dedican al vitae consecratae, cum vi ipsius
servicio de la Iglesia, los consecrationis sese servitio
miembros de los institutos de vida Ecclesia dedicent obligatione
consagrada están obligados a tenentur ad operam, ratione suo
contribuir de modo especial a la instituto propria, speciali modo
tarea misional, según el modo in actione missionali navandam.
propio de su instituto 175.

Tanto religiosos como seculares, también tienen el deber de


misionar: «Ya que por su misma consagración se dedican al
servicio de la Iglesia, los miembros de los IVC están obligados a
contribuir de modo especial a la tarea misional, según el modo
propio de su instituto» (can. 783). Tomando en cuenta los
diferentes IVC, y por analogía las sociedades de vida apostólica,
podemos distingir diversas categorías de Institutos en relación
con la acción misional ad gentes:

- Los Institutos cuyas constituciones, ni explícita ni


implícitamente aluden a las misiones. En este caso, el
superior no podría imponer a nadie el deber de marchar a
misiones; si la Sede Apostólica le confiara a un instituto
alguna misión, sólo irían los que libremente quisieran.
Entre esta categoría se encuentran los benedictinos y los
cartujos.

- Los Institutos cuyas constituciones hacen mención


expresa de la propagación de la fe, pero que no la
imponen a sus miembros, sino se deja a la libertad, como
por ejemplo, los franciscanos.

175
Fuentes del can. 783: LG 44; PC 20; AG 15, 18, 23, 27; ES III, 10-12; MR, 19;
PA 6; EN 69.
149
- Los Institutos que profesan el apostolado misionero para
todos sus miembros, de modo que cada uno tenga que
estar dispuesto a consagrarse a la conversión de los
pueblos de infieles y ha de aceptar tal ministerio si es
destinado a ello por el superior competente. Ejemplos: la
Compañía de Jesús.

- Los institutos que esencial y exclusivamente son


misioneros 176; en este caso, dependen de la Congregación
para la Evangelización de los Pueblos. Ejemplos: los
Misioneros de Guadalupe, los Combonianos.

4.6. Los fieles laicos

Can. 785 § 1. Para realizar la tarea Can. 785. § 1. In opere


misional se han de emplear missionali peragendo assuman-
catequistas, es decir, fieles laicos tur catechistae, christifideles
debidamente instruidos y que nempe laici debite instructi et
destaquen por su vida cristiana, vita christiana praestantes, qui,
los cuales, bajo la dirección de un sub moderamine missionarii,
misionero, se dediquen a explicar doctrinae evangelicae proponen-
la doctrina evangélica y a orga- dae et liturgicis exercitiis
nizar los actos litúrgicos y las caritatisque operibus ordinandis
obras de caridad. sese impendant.

§ 2. Han de formarse los § 2. Catechistae efformentur in


catequistas en escuelas destinadas scholis ad hoc destinatis vel, ubi
a este fin o, donde no las haya, desint, sub moderamine missio-
bajo la dirección de los misio- nariorum.
neros 177.

176
Véase RM 66.
177
Fuentes del can. 785 § 1: SCPF Carta 20 may. 1923 (AAS 15 [1923] 369-372);
JUAN XXIII, Enc. Princeps Pastorum, 28 nov. 1959 (AAS 51 [1959] 855); AG 17,
26, 35; SCGE Decl. Le catéchiste est, 14-16 abr. 1970 (Leges 4, 3849). Can. 785 §
2: AG 17, 26, 35.
150
Según el código, como toda la Iglesia es misionera por
naturaleza… «todos los fieles conscientes de su propia
responsabilidad, asuman la parte que les compete en la actividad
misional» (can. 781; cf. AG 35). Sobresalen entre estos, algunos
catequistas que instruídos debidamente, destacan por su vida
cristiana y se ofrecen a las misiones de manera plena; a ellos
corresponde, bajo la dirección de un misionero explicar la
doctrina evangélica y organizar los actos litúrgicos y las obras de
caridad (can. 785; cf. AG 17).

«Además de los catequistas, hay que recordar las demás formas


de servicio a la vida de la Iglesia y a la misión, así como otros
agentes: animadores de la oración, del canto y de la liturgia;
responsables de comunidades eclesiales de base y de grupos
bíblicos; encargados de las obras caritativas; administradores
de los bienes de la Iglesia; dirigentes de los diversos grupos y
asociaciones apostólicas; profesores de religión en las escuelas.
Todos los fieles laicos deben dedicar a la Iglesia parte de su
tiempo, viviendo con coherencia la propia fe» (RM 74).

4.7. El clero diocesano

Según AG 38:

«creciendo cada día más la necesidad de operarios en la viña


del Señor, y deseando los sacerdotes diocesanos participar con
amplitud creciente en la evangelización del mundo, el concilio
desea que los obispos… envíen a alguno de sus mejores
sacerdotes que se ofrezcan para la obra misionera, debidamente
preparados a las diócesis que carecen de clero…» (cf. can.
257).

Pío XII fue el pionero de esta obra, al alentar a los obispos a


enviar temporalmente a algunos sacerdotes al Africa. Hoy este
movimiento misionero diocesano, llamado Fidei donum (RM
68), está presente en otras partes del mundo.
151
5. El régimen de las iglesias en territorios de misión

Can. 790 § 1. En los territorios de Can. 790. § 1. Episcopi dioe-


misión, compete al Obispo dioce- cesani in territoriis missionis
sano: est:

1º- promover, dirigir y coordinar las 1°- promovere, moderari et


iniciativas y obras que se refieren a coordinare incepta et opera,
la actividad misional; quae ad actione missionalem
spectant;

2º- cuidar de que se hagan los 2°- curare ut debitae ineantur


oportunos convenios con los conventiones cum Moderatori-
Moderadores de los institutos que se bus institutorum quae operi
dedican a la tarea misional, y de missionali se dedicant, utque
que las relaciones con los mismos relationes cum iisdem in
redunden en beneficio de la misión. bonum cedant missionis.

§ 2. A las prescripciones del Obispo § 2. Praescriptis ab Episcopo


diocesano indicadas en el § 1, n. 1, dioecesano de quibus in § 1,
están sujetos todos los misioneros, n.1 editis, subsunt omnes
incluso los religiosos y sus missionarii, etiam religiosi
auxiliares que residan dentro de la eorumque auxiliares in eius
demarcación del Obispo 178. dicione degentes.

El régimen en las diócesis de misión, y equiparadas


(Vicariato y Prefectura Apostólicas), es análogo al régimen de
todas las diócesis, salvo algunas diferencias.

Compete al obispo diocesano:

178
Fuentes del can. 790 § 1, 1º: AG 30; SCGE Instr. Relationes in territoriis, 24
feb. 1969, 13b (AAS 61 [1969] 285). Can. 790 § 1, 2º: SCPF Instr. Quum huic, 28
dic. 1929 (AAS 22 [1930] 111-115); AG 32; SCGE Instr. Relationes in territoriis,
24 feb. 1969, 14c (AAS 61 [1969] 286); SCGE Schema contractuum, 24 feb. 1969
(Leges 4, 3721). Can. 790 § 2: c. 296 § 1, AG 30; SCGE Instr. Relationes in
territoriis, 24 feb. 1969, 14d (EV 3, 840).
152
- Promover, dirigir y coordinar las iniciativas y las obras
misioneras.

- Cuidar de que se hagan los oportunos convenios con los


moderadores de los institutos que se dedican a la obra
misionera, para el mayor beneficio de la misión (can.
790 § 1).

Por tanto, en las misiones, todos los ministros sagrados, ya


seculares, ya miembros de IVC o de SVA, están sometidos a la
autoridad del obispo diocesano, en todo lo que concierne a la
actividad pastoral con los fieles (can. 790 § 2; cf. can. 679). De
igual manera, los misioneros religiosos han de tener en cuenta
que están sometidos a dos potestades: una les gobierna como
misioneros (el obispo diocesano), la otra como religiosos
(Superior) (cf. cann. 790 § 1, 2º; 678 § 2).

Can. 788 § 1. Quienes hayan Can. 788. § 1. Qui voluntatem


manifestado su voluntad de amplectendi fidem in Christum
abrazar la fe en Cristo, una vez manifestaverint, expleto tempore
cumplido el tiempo de precate- praecatechumenatus, liturgicis
cumenado, sean admitidos en caerimoniis admittantur ad cate-
ceremonias litúrgicas al catecu- chumenatum, atque eorum nomina
menado, e inscríbanse sus nom- scribantur in libro ad hoc
bres en un libro destinado a este destinato.
fin.

§ 2. Por la enseñanza y el § 2. Catechumeni, per vitae


aprendizaje de la vida cristiana, christianae institutionem et tiroci-
los catecúmenos han de ser nium, apte initientur mysterio
convenientemente iniciados en el salutis atque introducantur in
misterio de la salvación, e vitam fidei, liturgiae et caritatis
introducidos a la vida de la fe, de populi Dei atque apostolatus.
la liturgia y de la caridad del
pueblo de Dios, y del apostolado.

§ 3. Corresponde a las Conferen- § 3. Conferentiae Episcoporum


cias Episcopales publicar unos est statuta edere quibus cate-
153
estatutos por los que se regule el chumenatus ordinetur, determi-
catecumenado, determinando qué nando quaenam a catechumenis
obligaciones deben cumplir los sint praestanda, atque definiendo
catecúmenos y qué prerrogativas quaenam eis agnoscantur praero-
se les reconocen. gativae.

Can. 789. Fórmese a los neófitos Can. 789. Neophyti, apta insti-
con la enseñanza conveniente tutione ad veritatem evangelicam
para que conozcan más profun- penitius cognoscendam et officia
damente la verdad evangélica y per baptismum suscepta implenda
las obligaciones que, por el efformentur; sincero amore erga
bautismo, han asumido y deben Christum eiusque Ecclesiam
cumplir; y se les inculcará un imbuantur.
amor sincero a Cristo y a su
Iglesia 179.

Parte del régimen de estas diócesis y equiparados es la


organización del catecumenado 180 y la formación de los neófitos.

179
Fuentes del can. 788 § 1: SRC Decr. Ordo baptismi, 16 abr. 1962 (AAS 54
[1962] 310-315); SC 64; AG 13, 14; DCG 130; OICA 7, 17; DPME 72. Can. 788 §
2: SRC Decr. Ordo baptismi, 16 abr. 1962 (AAS 54 [1962] 310-315); AG 14; OICA
19, 98. Can. 788 § 3: SRC Resp., 8 mar. 1919 (AAS 11 [1919] 144); AG 14; OICA
12, 20, 64, 65. Can. 789: AG 15; OICA 7, 37-40.
180
La importancia del instituto del catecumenado llevó a la discusión sobre cómo
debía ser formulado en el Código. Uno de los consultores expresó su opinión sobre
el asunto, lo cual llevó a la formulación del can. 5 del primer esquema: «Respecto al
catecumenado, que tiene el primer lugar en la evangelización de los pueblos, el
Código debe prescribir quién es un catecúmeno (§ 1) y qué es el catecumenado (§
2), dejando a la legislación particular aquellas cosas que son necesariamente
diferentes para las distintas regiones y pueblos. Los derechos de los catecúmenos se
remiten a los estatutos, porque aún cuando AG 14 dice que “el estatuto jurídico de
los catecúmenos debe ser claramente establecido en el nuevo Código”, me temo que
el nuevo código ignorará del todo el estatuto jurídico de los catecúmenos, ya que no
son personas en la Iglesia; de esa manera, remitiéndolo a la legislación local, de
alguna manera, la opinión de los padres conciliares es observada», en COETUS
STUDII DE MAGISTERIO ECCLESIASTICO, Sesión VI, 15-18 mar. 1971: Comm. 26
(1989) 291.
154
Según el el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos, el
camino espiritual 181 de los catecúmenos ha de ser:

(1) El instituto del precatecumenado, caracterizado por la


primera evangelización. AG no habla expresamente del
precatecumenado.

(2) El catecumenado, dedicado a la catequesis integral.


Consiste en la iniciación en el misterio de la salvación y una
introducción en la vida de fe (LG 14), de la liturgia (SC 64), de
caridad (AG 14), y del apostolado (AG 14).

(3) La purificación e iluminación, una especie de retiro


espiritual destinado a promover una preparación espiritual más
intensa.

(4) La recepción de los sacramentos de la iniciación cristiana


del bautismo, confirmación y eucaristía.

(5) El período mistagógico, en que se pretende cultivar las


experiencias que a la luz de la fe ha gustado el neófito (cf. cann.
788; SC 65).

Respecto a los neófitos, ante todo, se les ha de inculcar una


curiosidad sana por conocer el Evangelio, es decir, los misterios
de Cristo (can. 789).

181
Para una visión más amplia del camino catecumenal, véase el Ritual de la
Iniciación Cristiana de Adultos, CEM, México 1996, Observaciones previas, nn. 1-
40, pp. 18-29.

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