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SACRAMENTO DEL ORDEN SACERDOTAL

Este sacramento está ordenado a la salvación de los demás. Contribuye


ciertamente a la propia salvación, pero esto lo hacen mediante el servicio que
prestan a los demás.

“Cristo es la fuente de todo sacerdocio, pues el sacerdote de la antigua ley era


figura de Él, y el sacerdote de la nueva ley actúa en representación suya.
Jesucristo es el “único mediador entre Dios y los hombres”, el único sacerdote
de la Nueva Ley, que nos ha redimido mediante el sacrificio de la cruz.

El orden es el sacramento por el que “algunos de entre los fieles quedan


constituidos ministros sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble, y
así son consagrados y destinados a apacentar el pueblo de Dios según el grado
de cada uno, desempeñando en la persona de Cristo Cabeza las funciones de
enseñar, santificar y regir”.

De lo anterior se pueden deducir algunas ideas básicas sobre este sacramento:

a) De entre la totalidad de los fieles, algunos son constituidos ministros


sagrados:

Todo bautizado participa del sacerdocio de Cristo y está, por tanto, capacitado
para colaborar en la misión de la Iglesia. El orden, sin embargo, imprime una
especial configuración –carácter indeleble- que distingue esencialmente a
quien lo recibe de los demás. Fieles, capacitándolo también para funciones
especiales. Por eso se afirma que el sacerdote posee el sacerdocio ministerial,
distinto del sacerdocio real o sacerdocio común a todos los fieles.
Esta participación en el sacerdocio de Cristo es doble y difiere esencialmente.
Hay un sacerdocio común a todos los fieles, que confieren el bautismo y la
confirmación, y un sacerdocio ministerial que sólo tienen quienes reciben el
sacramento del orden. Así lo enseña el Concilio Vaticano II en el no. 10 de la
Const. Lumen Gentium:

b) El sacerdote actúa en la persona de Cristo Cabeza, es decir, actúa en el


nombre y con el |poder de Cristo:

La identidad del sacerdote no puede ser otra que la de Cristo: “Que los
hombres nos consideren como ministros de Cristo y dispensadores de los
misterio de Dios. Así lo recordaba San Juan Pablo II a los sacerdotes en
Czestochowa:” Este servicio alto y exigente no podrá ser prestado sin una clara
y arraigada convicción acerca de vuestra identidad como sacerdotes de Cristo,
depositarios y administradores de los misterio de Dios, instrumentos de
salvación para los hombres, testigos de un reino que se inicia en este mundo,
pero que se completa en el más allá.

Todo esto significa que, si cada fiel es otro Cristo, y Cristo mismo se identifica
con los miembros de su Cuerpo Místico, con mayor razón hay que afirmarlo
del sacerdote, cuya consagración y misión son una específica identificación con
Jesucristo a quien represente.

c) Las funciones que desempeña se resumen en una triple potestad: enseñar,


santificar y regir:

De los sacerdotes –otro Cristo- depende en gran parte la vida sobrenatural de


los fieles, ya que solamente ellos pueden hacer presente a Jesucristo sobre el
altar y perdonar los pecados. Aunque éstas son las dos funciones principales
del ministerio sacerdotal, su misión no se agota ahí: administra también los
otros sacramentos, predica la palabra divina, dirige espiritualmente, etc. Es
decir, participa del triple poder de Cristo.

1. Poder de santificar, administrando los sacramentos, sobre todo el de la


Penitencia y el de la Eucarística.

2. Poder de regir, dirigiendo a las almas, orientando su vida hacia la santidad,


impulsando la caridad y el servicio.

3. Poder de enseñar, anunciando a los hombres el Evangelio.

d) Según el grado de cada uno significa que el sacramento consta de diversos


grados, y por eso se lama orden.

1. Sacramento de la nueva ley

Jesucristo es el verdadero y supremo Sacerdote de la Nueva Ley, pues solo Él


nos reconcilió con Dios por medio de su Sangre derramada en la Cruz. Sin
embargo, quiso Jesús que algunos hombres, escogidos por Él, participaron de
la dignidad sacerdotal de modo que llevaran los frutos de la redención a todos
los demás. Con ese fin instituyó el sacerdocio de la Nueva Alianza. A su vez
los apóstoles, inspirados por Dios, sabían que el encargo de Jesús no acabaría
con ellos, y por eso transmitirían el misterio mediante el sacramento del
orden, que administraban por la imposición de las manos y la oración. De esto
modo, comunicaban a otros hombres el poder de regir, santificar y enseñar
que ellos habían recibido directamente del Señor.
Es dogma de fe explícitamente definido que el sacramento del orden
sacerdotal es uno de los siete sacramentos de la Nueva Ley instituidos por
Nuestro Señor Jesucristo.

a) Consta expresamente en la Sagrada Escritura que Cristo hizo de los


apóstoles una elección especial: Subió a un monte y llamando a los que quiso,
vinieron a Él, y designó a doce para que lo acompañaran y para enviarlos a
predicar (Mc. 3, 13-15). No me han elegido ustedes a mí, sino que yo los elegí
a ustedes (Jn. 15,16).

b) Al elegirlos, les confió una misión y les dio unos poderes particulares; en
concreto:

- poder de perdonar los pecados: “A quienes perdonen los pecados les será
perdonados (Jn. 20, 23)

- poder de administrar los demás sacramentos y de predicar la palabra de Dios:


“Vayan y enseñen a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y
del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto les he
mandado (Mt. 28, 19-20). Este es el principal poder que reciben los
presbíteros, pues el sacerdote se ordena primariamente al sacrificio.

c) Estos poderes fueron dados por el Señor a sus Apóstoles con una finalidad:
continuar su misión redentora hasta el fin de los siglos (cfr. Mt 28, 20, Jn 17,
18) Esta finalidad sería inalcanzable si los poderes terminaran con la muerte
de los doce Apóstoles, y por eso Cristo les mandó que los transmitieran, y así
lo entendieron y practicaron desde el principio.
Este sacramento se llama orden sagrado porque, como veremos más adelante,
consiste en grados ordenados, jerárquicamente subordinados entre sí, de los
que resulta la jerarquía eclesiástica:

2. El signo externo del sacramento

2.1. La materia

En 1974 después de una larga controversia sobre el tema, Pio XII declaró que
la materia del sacramento del orden es la imposición de las manos del obispo
sobre la cabeza del ordenando, así como por una oración consecratoria
específica.

En otros sacramentos la materia es una cosa, por ejemplo agua, aceite, etc.
Porque el efecto del sacramento no deriva de algo que tenga el ministro, en
cambio en el sacramento del orden se comunica una potestad espiritual que
viene de Dios, pero que es participada por quien lo confiere: por eso la fuerza
de la materia está en el misterio y no en un elemento material.

2.1. La forma

La forma es la oración consecratoria que los libros litúrgicos prescriben para


cada grado.

En la ordenación de presbíteros son las palabras de la oración que el obispo


dice después de que el ordenado ha recibido la imposición de las manos. Las
esenciales son: “Te pedimos, Padre todopoderoso, que confieras a estos
siervos tuyos la dignidad del presbiterado; renueva en sus corazones el espíritu
de santidad; reciban de Ti el sacerdocio de segundo grado y sean, con su
conducta, ejemplo de vida.
3. Efectos del Sacramento del orden

a) Carácter

Este sacramento imprime carácter indeleble, distinto al del bautismos y al de


la confirmación, que constituye al sujeto en sacerdote para siempre: “Tu eres
sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”.

En el caso de los tres sacramentos que lo imprimen, el carácter es una cierta


capacitación para el culto, que en el sacramento del orden constituye la más
plena participación en el sacerdocio de Cristo:

- Lleva a su plenitud el ser sacerdotal

- Perfecciona el poder sacerdotal

- Corona la capacidad de ejercer fácilmente ese poder sacerdotal que el


fiel ya tiene por el bautismo y la confirmación.

El carácter realiza todo esto a través de una configuración del que se ordena
con Cristo, Cabeza del Cuerpo Místico, que lo faculta para participar de un
modo muy especial en su sacerdocio y en su triple función. Por eso el
sacerdote se convierte en:

- ministro autorizado de la palabra de Dios

- ministro de los sacramentos

- ministro del pueblo de Dios

b) La gracia sacramental
Ayuda al ministro sagrado a ejercer rectamente las funciones propias de su
ministerio

Otorga además la gracia sacramental; es decir, la ayuda sobrenaturalmente


necesaria para poder ejercer debidamente las funciones correspondientes al
grado recibido.

3. Naturaleza del orden

Gracias a este sacramento, la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles sigue
siendo ejercida hasta el fin de los tiempos

Existen tres grados

• Episcopado: El obispo recibe la plenitud del sacramento del Orden.


Participa en la responsabilidad apostólica y en la misión de toda la Iglesia bajo
la autoridad del Papa. Tienen el poder de:

- Conferir los sacramentos del orden

- Terminar el ciclo de la iniciación cristiana confiriendo el sacramento de


la confirmación

- De ordinario se reserva también a los obispos la consagración de los


santos oleos

- El derecho a predicar en cualquier lugar

- El ser colocados al frente de la diócesis o Iglesias locales y gobernarlas


como potestad ordinaria, bajo la autoridad del Romano Pontífice, pero “tiene
el mismo tiempo con todos sus hermanos en el episcopado colegialmente, la
solicitud de todas las Iglesias”.
- Le corresponde, en su diócesis, dictar normas sobre el seminario, sobre
la predicación, sobre la liturgia, etc.

• Presbiterado: Los presbíteros están unidos a los obispos en la dignidad


sacerdotal. Tiene el poder de:

- Consagrar el cuerpo y la sangre de Cristo

- Perdonar los pecados

- Ayudar a los fieles con las obras y la doctrina

- Administrar aquellos otros sacramentos que no requieran


necesariamente el orden episcopal.

• Diaconado: Los diáconos, son ministros ordenados para algunas tareas


de servicio de la Iglesia. Tienen el poder de:

- En las funciones litúrgicas, en conformidad con los respectivos libros

- Administrando el bautismo solemne

- Reservando y distribuyendo la eucaristía, llevando el viatico a los


moribundos y dando la bendición con el Santísimo

- Asistir al matrimonio donde no haya sacerdote, etc.

4. Ministro y sujeto del Orden

El sujeto es sólo el varón bautizado

Se requiere además:
• Vocación divina

• Intención recta

• Estado de gracias.

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