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Vinculación Cultural
y Artística
Día de Muertos
Cada sociedad afronta la muerte de maneras diferentes pero los mexicanos lo hacen de una
manera muy particular. Son varios días de fiesta y ritual para recordar a seres queridos y
familiares cuyas almas, según la costumbre, vuelven por una noche a compartir con el
mundo de los vivos. Todo comienza a finales de octubre, pasando por el 1 de noviembre,
dedicado al alma de los niños, para terminar el 2 de noviembre, recordando el espíritu de
los adultos.
Y para recordarlos y recibirlos en su regreso
al mundo terrenal para compartir con los
vivos se montan altares llenos de colores,
sabores y olores: flores de cempasúchil,
calaveras de azúcar y chocolate, pan de
muerto, agua, velas, fruta, vino, mole y toda
la comida y bebida favorita de nuestros
antepasados.
El altar de muertos
La Flor de Cempasúchil
Esta flor es un ícono de México. Su color y su aroma la hace uno de los elementos más
representativos del altar de muertos. Su nombre viene del náhuatl “Cempohualxochitl” y lo
que significa es “veinte flores” o “varias flores”.
La tradición marca que se debe colocar un camino de estas flores y tienen la finalidad de
guiar a los muertos desde afuera de la casa donde se coloca, hasta el altar en su honor.
Además, Cempasúchil es considerado por los mexicas como un símbolo de vida y muerte;
y hay alrededor de 35 especies en México y 58 en América Latina. Guanajuato, Hidalgo,
Michoacán y Estado de México son las entidades que tienen las condiciones de clima y
suelo para la siembra de la flor de cempasúchil.
Arco y alimentos
La comida y las bebidas son consideradas como parte de los principales elementos de la
ofrenda de Día de Muertos, su objetivo es deleitar al ánima que nos visita con las cosas que
más le gustaba disfrutar en vida, el licor es para que recuerde los grandes acontecimientos
agradables durante su vida. Así que ya sabes, puedes agregar unos taquitos de carne asada,
su cheve bien fría. O si prefería algo más casero, como un caldito de queso, un cocido y un
bacanora.
Agua y sal
En los altares del Día de Muertos son indispensables el agua y la sal: el agua significa la
pureza del alma, sirve para que las ánimas sacien su sed después del largo viaje que
realizan para visitarnos desde el inframundo.
Por otro lado, la sal es un elemento purificador para que el cuerpo no se corrompa en el
viaje de los difuntos, en algunos altares se coloca una cruz de sal.
Veladoras o velas
Los antiguos mexicanos utilizaban rajas
de ocote, sin embargo, ahora se utilizan
velas, veladoras o cirios. Estos tienen
como significado la luz, la fe, la
esperanza que guían a las ánimas a sus
antiguos lugares.
La cantidad dependerá de ti, si gustas
puedes tapizar el altar de velas y
veladoras, o colocar solo algunas para
que tu ser querido se pueda guiar para
visitarte en el Día de Muertos.
Copal y flores
Pan de Muerto
Para la iglesia católica lo presenta
como el “Cuerpo de Cristo”, es
uno de los elementos más
preciados en el altar, asimismo
para los vivos, el Día de Muertos
es una fecha muy esperada para
deleitarse con este pan.
También se utilizan otros panes
llamados golletes, acompañadas
de cañas, que simbolizan los
cráneos de los enemigos vencidos
y las cañas las varas donde se
ensartaban.
Las fotos de los difuntos simbolizan nuestra espera por su visita. Sin embargo, en algunas
tradiciones, colocan el retrato escondido, para que se vea únicamente con el reflejo de un
espejo, que significa que el difunto puede verse, pero en realidad ya no está.
El espejo es un elemento que va de la mano con la fotografía del difunto, la cual se coloca
en la parte más alta del altar de espaldas y frente a ella se pone el espejo para que el difunto
solo pueda ver el reflejo de sus deudos y estos vean a su vez únicamente el del difunto.
Se pone una imagen de las Ánimas del Purgatorio para obtener la libertad del alma del
difunto, por si acaso se encontrara en ese lugar, para ayudarlo a salir, también puede servir
una cruz pequeña hecha con ceniza.
Perro o izcuintle
Cada noviembre, las familias de México esperan a sus difuntos para recibirlos y agasajarlos
con los alimentos y bebidas que disfrutaban en vida. Esta costumbre le da un cierto sabor
de esperanza a la muerte, la cual nunca es definitiva ya que, al menos una vez al año, se
vale regresar al mundo de los vivos.El altar de muertos es el centro de esta celebración y
sus elementos son una mezcla de tradiciones prehispánicas y católicas que se funden para
celebrar la muerte.
Generalmente los altares son de dos, tres o hasta siete niveles. En todos los casos, los
niveles inferiores representan la tierra y el inframundo y los niveles superiores representan
las dimensiones celestiales.
Conclusión