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UNIDAD 2: EDAD MEDIA

Alta edad media: (S.V – S.X)

Período de la historia de Europa que abarca desde la caída del Imperio romano de
Occidente 476 hasta aproximadamente el año 1000, época de resurgimiento
económico y cultural. Se distinguen 5 periodos o invasiones: las oleadas
Germánicas (S. V.), Sarracenos, Húngaros, Eslavos y Vikingos.

Se acentúan las diferencias entre ricos y pobres y se comienza a dar


el feudalismo. Esto es, los señores más ricos permitían que otros trabajaran sus
tierras (feudos) a cambio de protección. Se producía así una descentralización del
poder, que antes residía en reyes o emperadores, y que ahora pasa al poder de la
nobleza. Estos nobles otorgaban las tierras a los denominados “vasallos”. Se
producían las ceremonias de vasallaje, que consistían en dos partes “el homenaje”
(juramento de fidelidad) y “la investidura” (cello del pacto, puñado de tierra).

Durante la Alta Edad Media comienza a desarrollarse el gran poder de la Iglesia,


que irá aumentando conforme pasen los años. El alto clero era considerado
como grupos sociales privilegiados, y por ello durante esta época se construyeron
y embellecieron monasterios, abadías, iglesias y catedrales.

Baja edad media: (S XI – S XV)

Este periodo encontramos la “plena edad media” (S XI – S XIII), donde termina la


época oscura de los saqueos e invasiones y comienza una época de asentamiento
y desarrollo. Surge la burguesía, que no dependía de ningún señor feudal, se
desarrollan conocimientos acerca de las ciencias, aparecen las primeras
universidades.

La crisis llega con la transición del feudalismo al capitalismo. Crisis económica,


poderosas epidemias como la peste negra, crisis agrícola. Crisis social debido a
rebeliones.

Marcos generales: Teocéntrica. Preferencia por una monarquía templada (no


absoluta, sometida a la justicia y a la ley. Sobre el rey esta Dios.)

El siglo XI inauguró para Occidente importantes transformaciones en la estructura


social y organización del poder, mientras que en Oriente el Imperio se replegaba
sobre sí.

En Francia e Inglaterra el régimen feudal y el poder efectivo del rey alcanzaban


poca extensión. En Alemania la situación era similar con un territorio repartido
entre cuatro pueblos: los suabos, los franconios, los bávaros y los sajones. Italia y
España estaban aún más fragmentadas.

El poder temporal; es decir, la influencia de poder, tanto gubernamental como


político, que ejerce el Vaticano sobre los pueblos, aparece en Occidente disperso,
repartido en pequeñas unidades. La Iglesia padece por su dependencia respecto
del poder temporal. La abundancia de escritos de todo tipo favorece en gran
manera el estudio de las ideas políticas en este periodo. Los teóricos predominan
sobre los historiógrafos. El renacimiento de los estudios jurídicos y, de manera
general, el progreso de las Universidades favorece dicha elaboración ideológica.
Al final de este periodo los teóricos del principal partido, la Iglesia, alcanzarán el
más alto grado de perfección de sus síntesis.

Existen seis etapas en el desarrollo de la relación del poder temporal y el espiritual


en la edad media.

1. Papado: fase defensiva

2. Feudalismo

3. Monarquía

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Augusto Guillermo Girao

1. Municipio

2. Papado: fase ofensiva

3. Imperio

Feudalismo

a) Personalización de las relaciones

El sistema feudal tuvo su pleno desarrollo en los siglos XI y XII, aunque con
diversificación. Como señala Louis Halphen: “La sociedad feudal es una sociedad
que, en su principio y en todo su rigor, parece excluir o no prevé la intervención de
un poder que le sea exterior. La idea del Estado, noción de un poder público que
ejerce una cierta coacción sobre los individuos le resulta extraña”.

El feudalismo nace como consecuencia de la quiebra del Estado frente a los


desórdenes y miserias de todo orden que se habían abatido sobre Occidente. Es
una medida para la supervivencia. Tiene su origen en: 1) antiguos oficiales que
aprovechan la incuria o ausencia del control del poder central; o 2) concesión por
el rey de una carta de inmunidad, inicialmente una exención de impuestos y luego
una de control administrativo.

b) La jerarquía

La extensión del poder señorial no es uniforme, varía según la posición que su


titular ocupe en la jerarquía feudal. Según las recopilaciones en que se transcriben
las reglas feudales, hay tres clases de señores feudales: 1) Barón, titulares de
feudos con título: duques, condes, vizcondes, marqueses, descendientes de los
oficiales administrativos de la época carolingia, etc. 2) Señores castellanos o
valvasores (hidalgos infanzones) que no son soberanos pero tienen poder judicial,
y 3) Señores castellanos o valvasores, que ni son soberanos ni tienen poderes
judiciales.

Los rasgos fundamentales del feudalismo europeos son, según Bloch: sujeción
campesina, la existencia de un feudo en lugar del salario, la supremacía de los
guerreros especializados, vínculos de protección y obediencia entre hombre y
hombre (vasallaje), fraccionamiento de los poderes, el cual engendra desorden, y
en medio de todo esto, la supervivencia de otras formas de agrupación.

c) Feudalismo y poder real

El poder real no fue abolido por el feudalismo. El rey tiene ciertos privilegios como
el de evadir el vasallaje, pero no es soberano. Su soberanía está dividida entre los
señores feudales.

La desfeudalización es posible mediante la refuncionalización de los señores y


favorecida por la supervivencia del sentimiento nacional, mantenido en el pueblo
por la Iglesia.

d) Feudalismo e Iglesia

La Iglesia promovió el carácter sagrado de la monarquía y fue inicialmente


reticente al feudalismo, por causa de la simonía que aparejaba.

Una vez que las reformas de Gregorio VII dieron fruto, se dio una inversión de las
tendencias: el Papado adquiere relaciones con varios príncipes. El Papado no
elimina el sistema feudal, purifica el sistema e integra a los caballeros dando lugar
al código caballeresco.
Monarquía

Por encima de la fragmentación de los poderes, había algunos con mayor


horizonte y mayor eficacia pero que mantenían principios de orden y unidad.
Ejemplo de esto era la monarquía. De hecho, el feudalismo no alteró el mapa
europeo, lo conservó. Siguieron existiendo los reinos y las naciones.

a) Teóricos eclesiásticos

Aparecen teóricos de la monarquía, en Francia tenemos a Abbon (siglo X) y Vires


de Chartres (siglo XI); en Inglaterra, a Juan de Salisbury (siglo XII).

El pensamiento de Salisbury se liga con la de San Pablo referente a la Iglesia. El


Estado debe organizarse al estilo de la Iglesia, con la que está llamada a unirse
para el gobierno del mundo y para la salvación de las almas. Salisbury permanece
fiel a la concepción tradicional del poder temporal de la Iglesia. Reflexiona sobre la
tarea principal del teórico político que debe ser la de desarrollar el sentido de la
responsabilidad en el rey y en sus consejeros. Manifiesta que un pensador político
no debe satisfacerse con describir el gobierno ideal y ofrecer reglas morales de
acción, sino que debe igualmente interesarse por la hipótesis de una tiranía
intolerable.

b) Los espejos de los príncipes

Esta justificación del poder monárquico por parte de los clérigos tiene como
contrapartida las exhortaciones efectuadas al rey y a los príncipes, que dan lugar a
tratados políticos.

La realeza reconstruye el Estado desde el interior del régimen feudal. San Luis,
rey de Francia, por su ascendiente moral, logró contener y hacer retroceder al
feudalismo. A su muerte la monarquía estaba ya en superioridad.

Gobernante virtuoso (es tirano si no obra con justicia, que será el castigo al pueblo
por sus pecados). “espejos de príncipes” consejos para los gobernantes para el
recto ejercicio de su poder (espejo donde el príncipe cristiano debía ver para
orientar su actuación). Se encuentran, en esta etapa, las más abundantes obras
creadas en Castilla, durante el reinado de los reyes católicos.

Al principio el rey solo respondía ante Dios, luego fue juzgado por obispos y papas
y luego se comienza con el tiranicidio y el posterior “ius resistendi”. (Resistencia
pasiva y activa). Salisbury es el primero en plantear esta resistencia. Mariana De
Victoria, Sto. Tomas.
c) Los legistas

Los legistas dan su apoyo a los monarcas, dando sustento jurídico a la monarquía.
Inspirándose en el derecho romano, los legistas se dedican a reescribir a
Justiniano en provecho del rey.

Se continúa con la elaboración del derecho natural.

Idea de imperio como vitalidad política de la cristiandad.

Papado:

Fase ofensiva

a) Las dos espadas

Los Papas prosiguieron con el movimiento gregoriano.

San Bernardo de Clavaral presenta la teoría de las dos espadas: la espada


espiritual y la espada material pertenecen a la Iglesia; pero esta debe empuñarse
para la Iglesia, y aquella, por la Iglesia; una está a órdenes del sacerdote, la otra
en manos del soldado, pero a las órdenes del sacerdote y bajo el mando del
emperador.

Inocencio III afirma que el poder real obtiene de la autoridad pontificia el esplendor
de su dignidad. Comprendió que era imposible someter toda la autoridad al poder
del Papa y vio los peligros que tal concentración podría representar para la
espiritualidad. Respeta el poder feudal y el real.

Teoría de las dos espadas: Doctrina de las dos espadas o de ambas espadas es
el nombre con el que se conoce la teoría de la supremacía del poder
espiritual (el Papa) sobre el temporal (el emperador). Bernardo de Claraval (monje
francés). Inocencio III (conde de Roma).

b) Las cruzadas

El término de cruzada (serie de campañas militares enviadas por el Papa) cubre


expediciones diversas, tanto por el objetivo como por la forma. Hostense e
Inocencio IV son quienes mejor formulan la teoría de la cruzada. Por un lado,
Hostense sostiene que cualquier cruzada es legítima, sin discusión, ya que “Roma
es la madre de nuestra fe” y debe hendir en dos a quien no comparta esta fe o se
separe de ella. Por otro lado, Inocencio IV reconoce la existencia de derechos a
los infieles, pero no considera que la cruzada sea una guerra injusta.
c) Las dificultades

Surgieron graves desavenencias entre el Papa Bonifacio VIII y Felipe, el hermoso,


Rey de Francia, a partir de la inmunidad fiscal del clero. Esta divergencia obedecía
más a los tiempos que a la personalidad del pontífice. Al querer Felipe juzgar por
sí mismo al obispo Saisset, acusado de mala voluntad contra el rey, se desata el
conflicto decisivo, pues contradice la teoría de las dos espadas y de la
subordinación al Papa. El príncipe ya no admite estos principios. Surgen entonces
escritores legalistas que se oponen a las decisiones pontificias y a los teóricos
eclesiásticos. Los acontecimientos dan la razón a los escritores del príncipe frente
a los del Papa.

En adelante, la realeza no será un órgano de la Iglesia, sino que constituirá el


núcleo central de una nueva formación política independiente. Esto constituye el
signo de decadencia y pronto el fin de la Edad Media.

Santo Tomas: Obras: suma teológica, suma contra gentes.

A diferencia de Ockam, que plantea el voluntarismo, Sto. Tomas plantea el


racionalismo, en el que la voluntad divina se mueve por la razón.

Introduce el bien común, como influencia de Aristóteles (ley es la ordenación


dispuesta para el bien común).

Se adapta a la idea de San Agustín, hay una Ley Eterna, una parte de ella es la
Ley Natural, que no se basta por si sola, añade una Ley Divina, y por ultimo una
ley más inferior es la Ley Positiva.

El estado es una institución natural en el plan divino. El hombre es social por


naturaleza. El poder que deriva de Dios y detenta un hombre en concreto, tiene
como intermediario al Pueblo.

Imperio

a) Imperio de Occidente

La coronación de Carlo Magno fue considerada en occidente como símbolo de


traslación del Imperio. La debilidad de sus sucesores implicó su eclipse hasta su
reanudación con la dinastía de los Otones; pero tal reanudación fue efímera, sobre
todo porque la creciente autoridad pontificia reivindicaba para sí la sucesión del
Imperio romano. La idea de Imperio en este periodo recoge la herencia franco-
germánica y redescubre la tradición romana. Dos potencias: el Papado y las
dinastías germánicas tratan de apropiarse de esta idea, dando lugar al conflicto.
La idea imperial es recogida por los italianos. El conflicto entre güelfos y gibelinos
encarna un concepto que será desarrollado por Engelberto de Admont y,
especialmente, por Dante Alighieri. Engelberto de Admont parte del principio de
unidad, por el que todos los reinos deben estar sometidos a un Imperio y un único
emperador cristiano, lo cual supone una coordinación que tiene por base la unidad
del cuerpo de la Iglesia y de toda la república cristiana.

Dante rechaza la jerarquización de los dos fines. Los hombres necesitan medios
distintos para llegar a fines diferentes y, por consiguiente, amos y poderes
diferentes: el Papa y el Emperador, quien, al igual que el Papa recibe directamente
su poder de Dios, debiéndole al Papa, respeto filial. Se trata de dos universalismos
yuxtapuestos.

b) Imperio de Oriente

La expansión del imperio de Oriente duró apenas un siglo, iniciándose su


desmembramiento. Luego, el Papado trata de reconciliarse y Urbano II predica la
unión de Roma y Constantinopla para el rescate de los Santos Lugares, idea que
es inicialmente bien recibida por el emperador de Oriente en cuanto a la alianza
que implicaba, pero luego predomina la desconfianza bizantina hacia las cruzadas,
cuya idea es, además, profundamente extraña al mundo bizantino. El temor se ve
confirmado por la toma y saqueo de Constantinopla por los cruzados, en la cuarta
cruzada.

Los teóricos adversos: Marsilio de Padua y Guillermo de Ockham

• Marsilio de Padua (1275 – 1342)

Fue un hombre de estudio y de acción. Se opone al orden político bajo el Papado.


Considera que las usurpaciones del Papado y del clero son la causa esencial
capaz de turbar la paz.

En la primera parte de Defensor Pacis, relativa a la técnica constitucional o


filosofía política, muestra un empirismo poco firme y da una definición utilitaria de
la ley. Según él, “La ley es la expresión de la justicia y del bien que conviene a la
vida de la Ciudad”. El pueblo aparece como legislador pero su soberanía no es
absoluta.

En la segunda parte, más sólida, critica a la Iglesia. Señala que la organización


contemporánea de la Iglesia no es de institución divina sino el resultado de un
cercenamiento abusivo de las prerrogativas de los fieles, de los laicos, que
constituyen la Iglesia. Considera que la Iglesia comprende a todos los fieles y
laicos, y que no hay poder espiritual fuera de los laicos. La autoridad es patrimonio
exclusivo del Estado, pues solo él puede disponer de la sanción (incluso
espiritual). No hay motivo para distinguir lo espiritual de lo temporal: no existe una
sociedad específicamente espiritual. El Estado debe proveer las necesidades
espirituales de sus miembros.

Guillermo de Ockham (1280 – 1349): Es franciscano, filósofo y académico. Se


une a Miguel de Cesena y Luis de Baviera en la crítica a la Iglesia, especialmente
a los errores a los Papas. Su crítica es corrosiva, pero menos absoluta que la de
Marsilio de Padua. En su obra el Dialogus, acumula argumentos a favor y en
contra de las tesis tradicionales sobre la Constitución de la Iglesia o los derechos
del Papado; predominan los argumentos contrarios a las posiciones ortodoxas.

Ockham no se propone disolver la Iglesia en el Estado, sino disociarlos, delimitar


las zonas de jurisdicción de ambas sociedades y reformar la Iglesia. Para ello
debe oponerse a las usurpaciones de autoridad del Papa, que no pueden
extenderse a los derechos y libertades de los demás, pues pertenecen a las cosas
del siglo y sobre las cuales no tiene autoridad el Papa, quien no puede privar a los
hombres de las libertades concedidas por Dios, por la naturaleza o por otros
hombres. Admite como fuente de derecho junto a Dios, a la naturaleza y a los
compromisos humanos, lo cual es uno de los aspectos más progresivo de su
pensamiento.

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