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11 DE FEBRERO DE 2020
Monción de entrada: Buenas noches hermanos, sean bienvenidos a esta celebración. Hoy
se cumplen 162 años de las Apariciones de la Virgen Inmaculada en Lourdes de Francia. En
un día como hoy, Bernardita inició su experiencia maravillosa de diálogo con la Virgen.
María le confió un Mensaje (oración, penitencia y conversión) y pidió una capilla, lugar de
encuentro y peregrinación para miles de enfermos de alma y cuerpo para compartir con Ella
sus sufrimientos y esperanzas.
La Virgen nos ofrece a su hijo. Ella nos dice: “aquí está el único que te puede dar la plena
felicidad” y, al mismo tiempo, como intercesora le dice a Jesús: “no abandones a los hijos
que me diste al pie la cruz, ellos te necesitan”. La Fiesta de Lourdes es fiesta de alegría y de
esperanza, porque es la celebración de nuestra Madre. Es un buen momento para
reorientar nuestra vida conforme a las enseñanzas del Señor Jesús.
Vamos a celebrar la Eucaristía como hermanos, unidos a toda la Iglesia Universal, de pie
para recibir a nuestro celebrante y entonar el canto de entrada.
Las naciones vendrán hacia tu luz, los reyes vendrán hacia el resplandor de tu
amanecer. Levanta los ojos y mira a tu alrededor: todos se reúnen y vienen hacia
Ti. Tus hijos vendrán desde lejos, tus hijas serán traídas en brazos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: En la alabanza de Ozías a Judith reconocemos a María como total
vencedora del pecado, sierva digna de nuestro Dios. Por esto a ella le cantamos.
Respondamos cantando:
Bendita, Tú, Hija del Dios altísimo, entre todas las mujeres de la tierra,
Segunda Lectura: Esta lectura del Apocalipsis, nos habla del cielo nuevo y de la tierra
nueva que están destinados a los hombres que han llegado a ser totalmente hijos de Dios.
Escuchemos con atención.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
habían dejado de existir, y también el mar. Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que
bajaba del cielo de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para
su prometido. Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: "Dios vive ahora
entre los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con
ellos como su Dios. Les secará todas las lágrimas de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni
llanto, ni lamento, ni dolor, porque todo lo que antes existía ha dejado de existir".
El que estaba sentado en el trono dijo: "Yo hago nuevas todas las cosas”. Y también
dijo: “Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza”.
Palabra de Dios.
Evangelio: La escena evangélica de hoy, se sitúa en una boda celebrada en Caná de Galilea.
Según san Juan, el milagro de las bodas de Caná es el primero de los que realizó Jesús. “Así
manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en Él”. María está presente en Caná de
Galilea como Madre de Jesús, y de modo significativo contribuye a aquel comienzo de las
señales, que revelan el poder Mesiánico de su hijo. De pie para escuchar esta buena nueva de
salvación y entonar el aleluya.
Evangelio: Feliz Tú, Virgen María, que creíste que se cumplirá lo que se te ha prometido de
parte del Señor.
Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús
estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre
de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver
nosotros? Mi hora no ha llegado todavía.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan
todo lo que él les diga.» Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de
purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los
sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas.» Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora,
agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete.» Así lo hicieron. El encargado probó
el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes
que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirve primero el buen
vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has
guardado el buen vino hasta este momento.» Este fue el primero de los signos de Jesús,
y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
• Por el Papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos y la multitud de mujeres y
hombres consagrados a tu servicio, para que siempre sean alegres testigos de Cristo.
oremos.
• Por los gobiernos de las naciones, para que en todos los pueblos reine la paz y la
justicia. oremos.
• Para que el Señor purifique el corazón de todos los gobernantes y poderosos de este
mundo, para que se respete el derecho sagrado a la vida, desde su concepción.
oremos.
• Por nuestros hermanos que sufren hambre, persecución, soledad, ingratitud, tristeza,
enfermedad, miseria. Que todos sientan la protección misericordiosa de Dios y
reciban el apoyo de nosotros sus hermanos. oremos.
• Por todos los que hacen algo por los demás. Para que, a imitación de María, lo
hagan también desde la fe y desde el convencimiento de que Dios es fuente del
sumo Bien, oremos.
• Por todas las comunidades parroquiales, para que María interceda en la unión y la
fortaleza en la fe y así se pueda crecer espiritualmente agradando a nuestro Padre,
oremos.
• Por todos y cada uno de nosotros, para que con la ayuda maternal de la Virgen de
Lourdes iniciemos un nuevo camino, una nueva vida, un camino de conversión.
oremos.
• Pidamos en silencio por todas las intenciones que cada uno de nosotros guarda en el
fondo del corazón … oremos.
Oración:
Ofertorio
Ofrecemos:
1. VELA: Porque Tú, Madre, fuiste la primera portadora de la Luz del mundo y así nosotros
podamos ser así imitándote.
2. FLORES: Pues eres Tú, María, la Flor de las Flores, engalanada con los hermosos ropajes
que te dio Dios.
3. CAMÁNDULA: Rezar el rosario no está de moda, pero nosotros podemos y queremos
ponerlo de moda y hacernos camándula en las manos de María.
4. PAÑO BLANCO: Porque María de Lourdes se autonombró ‘la Inmaculada Concepción’.
Que la pureza de intención y de actos nos lleve a duplicar sus actitudes y descubrir la
verdadera felicidad.
6. VIRGEN DE LOURDES: María Santísima fue grata a Dios por ser siempre humilde y
obediente a sus designios y por servir con total entrega. Al llevar hasta el altar su imagen, Te
entregamos nuestra decisión de imitarla, a pesar de nuestra debilidad natural.
7. PAN Y VINO: Cuando le damos a Jesús el primer y más especial lugar en nuestra vida, nos
convertimos en ofrenda agradable a Dios por medio del Hijo Amado, Jesucristo. Hoy
presentamos este cáliz y estas vinajeras, que contienen el pan y el vino que han de
transformarse en tu Cuerpo y en tu Sangre, Señor. Te autorizamos, Señor, a transformar
también nuestras vidas, para que te glorifiquemos dondequiera que nos encontremos.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!
Antífona de la comunión: Compartimos la Cena del Señor. Llenos de alegría nos acercamos
a recibir a Jesús, Pan de Vida y Fuente de Salvación.