¿Y LA MÚSICA SACRA?

Comentario al Capítulo VI de la “Sacrosanctum Concilium”

PRESENTA

ANTONIO ROSAS HERNÁNDEZ

27 DE JULIO DE 2022
PROFA. AUDELIA RODRÍGUEZ MATA
INSTITUTO SUPERIOR DE MÚSICA SACRA DE MORELIA A.R.
 Constitución
Sacrosanctum Concilium
Sobre la Sagrada Liturgia
Capítulo VI
La música sagrada
Primeramente, es fundamental reconocer que este apartado de la Sacrosanctum Concilium
evoca otros documentos que lo anteceden, pero no por eso pierde su valor, al contrario,
actualiza la disciplina que normatiza este verdadero arte litúrgico. Siguiendo la línea
artística en la liturgia, es claro que el canto sagrado dentro de nuestra Iglesia constituye una
parte necesaria y fundamental, puesto que más allá de permitir a los fieles alabar y
glorificar a Dios, les permite entrar en el camino de la santificación de sus vidas. Desde el
pontificado de San Pío X hasta nuestros tiempos se ha buscado clarificar y llevar a buen
puerto la función ministerial de la música en el servicio divino, siendo así este documento
un punto clave para llevar acabo esta misión. Dejando en claro esto, la Sacrosanctum
Concilium establece algunos puntos fundamentales sobre la música en la liturgia que
atienden a la finalidad de ser santa, universal y funja como arte verdadero.

 Es claro que la liturgia reviste bellamente los oficios divinos, y esto se dignifica de
forma más noble cuando se celebran con cantos solemnes donde tanto ministros
como el pueblo participa activamente.
 Como ya se menciona en la Carta Encíclica “Musicae Sacrae”, la música sagrada es
un tesoro que nuestra Iglesia tiene que cultivar y conservar. Por lo tanto, es
fundamenta fomentar la cultura de la formación de la Scholae Cantorum, sobre todo
iglesias catedrales, seminarios, casas religiosas: es importante que se reciba una
enseñanza musical practico y teórico de este arte sacro; se ve a bien la creación de
institutos o escuelas que impartan esta enseñanza artística.
 Es necesario reconocer al canto gregoriano como el propio de nuestra liturgia.
Sabiendo que, ciertamente, los demás géneros de música sacra pueden incluirse en
las acciones celebrativas. Por esto mismo se lleva a cabo la edición de libros de
canto gregoriano, incluso a niveles sencillos para uso en iglesias menores.
 Con lo que respecta al canto religioso popular, no se excluye sino más bien se
fomenta mientras permanezca acorde a las normativas y rúbricas establecidos.
 Igualmente se pide que en cuanto a la tradición musical propia de cada región se de
formación de una forma no tan rígida, pero si se mantengan en estima las normas y
en lo posible acomodarlas en su idiosincrasia.
 Es claro que el órgano tubular permanece como instrumento por excelencia. Sin
embargo, se admiten otros instrumentos que a juicio y consentimiento de la
autoridad eclesial se pueden incluir en las celebraciones litúrgicas.
 Como compositor cristiano se debe sentir el deber de cultivar este arte sacro. Por
esto es necesario que lleven a cabo sus obras artísticas con las respectivas
cualidades de la música sagrada. Esta música debe estar al alcance de todos, desde
el coro más estudiado hasta el más modesto. Finalmente, y no menos importante, es
necesario que estos cantos comulguen con la doctrina católica, tomándose de la
Sagrada Escritura y de las demás fuentes litúrgicas.

En cuanto a contenido general que posee el Sacrosanctum Concilium es verdaderamente

importante, tal vez ahondando en algunos puntos se puede llevar una reflexión más
minuciosa de este tema artístico en la liturgia. Aún con esto reconozco que el tema de la
música sacra es fundamental y necesario para nuestra formación como agentes de pastoral
musical sagrada.
No dudo que en un futuro este tema siga recibiendo actualizaciones, esto debido y acorde a
los tiempos que va viviendo nuestra Iglesia, pero creo que lo fundamenta o las cualidades
de santidad, bondad de las formas y universalidad siguen y seguirán siendo esencia de la
música sagrada.
Es de mencionar que uno queda apasionado, confrontado y comprometido con formarse,
cultivar y conservar este arte en su estado natural de alabanza y glorificación a Dios,
llevando a su pueblo de la mano a un camino de santificación. Sin más que decir, que Dios
colme de bendiciones y llene con su santo amor a todos aquellos músicos y fieles, que
entreguen y lleven con fervor esta misión a buen puerto.