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Documenta

Clase del 22 de julio de 2022 Antonio Rosas Hernández

Ecuánimemente a la clase anterior, el tema paródico de música prosiguió tal como Sor
Beatriz lo auguró cual promesa, ahora dándole un toque ilustrativo con algunas melodías
que sobresalen en lo profano y lo no litúrgico. Me agradó mucho esta forma de llevar a
buen puerto el tema de la parodia, puesto que tal vez, en la sombra de la ignorancia, yacía
cierta conformidad en seguir evadiendo la importancia que tiene formase en el arte sacro,
especialmente en la música.
Más allá de la gran variedad de parodias que dirigen a las masas a un camino turbio y poco
apacible, lo importante es determinar el por qué no es propio exaltar este tipo de música,
pues aparte de resultar poco clara con su mensaje, no lleva a los fieles a un momento de
ataraxia con el Señor.
Sin más que decir al respecto, quedo extasiado y maravillado con este tema.

Resumen de la exposición de las Parodias en la música litúrgica.


Queda claro que stas parodias son melodias que no tienen como fin la alabanza y
glorificación a Dios Yavhé Sebaot, y más aún no lleva a los fieles a su encuentro. El porqué
de este gran jucio yace en el origen de sus melodías y letras que rompen las directrices que
marca la Iglesia. La música liturgica se evoca y enfoca únicamente para su uso celebrativo.
Por lo tanto, no se trata de entonar cualquier canto, sino más bien de rendir alabanza con
una melodía y lirica propia de la finalidad: glorificación de Dios y santificación de los
fieles.
Sin duda es necesario evitar estas parodias y mejor ilustrase o direccionarce con un buen
esquema de cantos liturgicos propios para cada momento celebrativo.
El canto liturgico va más allá de ser una simple melodía, es pues el gesto más humano y
bello que se le puede otorgar a Dios, el cual toma un sentido profundo al ser entonado.
Existen normativas: debe estar apegada a la sagrada palabra de Dios; tiene que estar en
consonacia con el tiempo y momento litúrgico; además será correspondiente a los gestos
litugicos que el rito dirige. Basta con tener melodías dignas y sencillas, en vez de tener
melodias profanas y pomposas. Lo esplandoroso yace en los detalles profundos, ahí está la
belleza de este arte sacro.

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