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APUNTES DE APRENDIZAJE MÓDULO 5

Niños Con Síndrome De Down:


Habilidades Tempranas De Comunicación
Autor: Engel Gaete
Validador: Mabel Angulo
APUNTES DE APRENDIZAJE MÓDULO 5

Evaluación Comunicativo Lingüística en el SD


Cuando analizamos la forma en la que se ha concebido y desarrollado la Evaluación es necesario
recordar cómo es que los modelos que han direccionado este proceso han ido evolucionando con el
paso del tiempo.

Encontramos inicialmente una tendencia muy clara hacia el Modelo Médico, en este la formulación
teórica de cualquier explicación de la conducta resalta exclusivamente los factores internos de tipo
orgánico como determinante de la conducta, dejando de lado variables ambientales y otro tipo de
variables como son las cognitivas, así como la interacción entre variables; este modelo posiciona al
evaluador como quién busca una “etiqueta” diagnóstica que entregue la etiología de la o las
dificultades. A pesar de permitir establecer una rápida diferencia con la normalidad, lo que este modelo
plantea puede fomentar la tendencia a homogenizar al grupo de personas bajo un mismo diagnóstico
y no visibilizar las diferencias individuales. En el contexto comunicativo lingüístico es más conocido
como modelo Categórico; si bien seguimos requiriendo de este tipo de evaluación que ubica al niño en
una categoría diagnóstica a partir de sus síntomas, en este caso Síndrome de Down hoy sabemos se
requiere complementar con otros enfoques descritos a continuación.

El modelo Descriptivo Evolutivo plantea que lo trascendente es describir en detalle el nivel y


funcionamiento en el cual se encuentra el niño; permite enfocarse detalladamente en las habilidades
de lenguaje y comunicación particulares, pero siempre comparándolas con el desarrollo normal pues
el énfasis de este modelo es investigar sobre este desarrollo normal del lenguaje para, a partir de ello,
poder proveer la mejor guía para la enseñanza de aquellos niños que presentan dificultades al
determinar su ubicación en una secuencia de desarrollo normal de lenguaje y observar si el niño está
cumpliendo o no con el etapas de desarrollo previstas.

Por su parte, el modelo de Dishabilidades Específicas no tiende a comparar el rendimiento del niño
con la norma como el anterior y clarifica como es que los individuos, en este caso con alteraciones del
lenguaje difieren notablemente en habilidades entre ellos aunque tengan la misma etiqueta
diagnóstica, se remite a intentar delimitar los procesos que se encuentran afectados y que interfieren
en el proceso de adquisición del lenguaje pero de cada caso puntual, destacando tanto fortalezas como
debilidades, sin limitarse a decir sólo lo que el niño no logra pues comprende que en la intervención
nos apoyamos ciertamente en las habilidades que si posee el menor para poder construir sobre ellas.

Otro modelo que podemos encontrar es el Sistémico donde se parte de la premisa que no todos los
problemas se encuentran en el niño. En el caso de la comunicación y el lenguaje no todas las
soluciones significarían exclusivamente modificar al niño, sino que también a su ambiente pues gran

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parte de la dificultad podría estar vinculada con la relación del niño con los hablantes más significativos
en su contexto o sea en la interacción misma. Este es un modelo con una visión mucho más holística
respecto a las dificultades del individuo, que plantea sin lugar a dudas un modelo más integral desde
el momento de la evaluación, reconociendo interdependencia y relación entre las partes que componen
a un ser humano.

Otro modelo que sigue esta misma visión es el Modelo Ecológico de Brofenbrenner que considera al
desarrollo como una progresiva acomodación entre un ser humano activo y sus entornos inmediatos
también cambiantes. Plantea que el niño irá adaptándose a los ambientes que le rodean y forman parte
de su vida cotidiana (familia, escuela y otros) y viceversa. Concibe el ambiente ecológico como una
disposición seriada de estructuras concéntricas, en la que cada una está contenida en la siguiente y
para explicar esta relación sabemos que postula cuatro niveles o sistemas que operarían en conjunto
para afectar directa e indirectamente sobre el desarrollo del niño, Microsistema, Mesosistema,
Exosistema y Macrosistema, todos ellos fueron analizados en unidades previas así es que no se
profundizará en la temática. Este modelo nos viene a recordar que, aunque seamos especialistas en
Habilitación por ejemplo comunicativa, si bien no podemos dejar de lado nuestro foco específico
debemos considerar en nuestra evaluación todo el ambiente circundante del menor.

Si nos centramos en la evaluación sólo de los niños con Discapacidad intelectual veremos una
transición similar. Inicialmente la evaluación tradicional, también llamada evaluación inicial o
diagnóstica, se basaba en un modelo formal y clínico, caracterizado por un objetivo descriptivo, donde
la explicación de determinados trastornos, entendidos como rasgos o estados del individuo era
indispensable para asignarle el tratamiento. Los instrumentos esenciales de diagnóstico eran los tests,
habitualmente pruebas descontextualizadas, referidas a un momento dado y poco relacionadas con el
proceso de enseñanza-aprendizaje (Colás, 2000), la información resultante era poco traducible en
ayudadas reales a prestar al niño. Primaba un modelo Normativo Psicométrico (deriva de un modelo
clínico antes mencionado), un modelo más bien utilizado para clasificar a los alumnos cuyos
instrumentos usuales eran los test formales. Paulatinamente se pasó a un modelo más Evolutivo que
supone la regularidad de ciertos procesos en la población general lo que hace que se atribuya a las
personas con DI atraso, lentitud y disfunciones en sus procesos de desarrollo, considerando además
que en este grupo el desarrollo no es armónico ni equilibrado y manifiesta usuales heterocronías,
suponiendo también que en general las causas responsables de esto son disfunciones en los procesos
de maduración y/o aprendizaje.

Se destaca también al analizar la historia de la evaluación en esta población con DI el Modelo


Conductual en el cual se indica que la persona con discapacidad intelectual posee un repertorio
comportamental limitado en todos sus aspectos, en él ya se evidencia una evaluación algo más
funcional ya que se busca averiguar cuáles son los factores ambientales que controlan las
manifestaciones, conocer ante qué reforzamientos responden más o mejor y señalar cuales son los
que deberán ser establecidos; en este caso este modelo también analiza al niño a partir de una visión
evolutiva respecto a lo que ya debió haber aprendido.

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Por su parte el modelo Cognitivo que se desarrolla comienza a traer consigo la aparición de nuevos
conceptos vinculados al proceso de evaluación como lo es el de Potencial de Aprendizaje referido a lo
que el niño es capaz de aprender. Este modelo se sustenta en la Teoría de Modificabilidad Estructural
Cognitiva, que describe la capacidad del ser humano para cambiar y/o modificar la estructura de su
propio funcionamiento cognitivo. A diferencia de los que se asume inicialmente a partir del nombre de
este modelo la verdad es que no se pretende medir el actual nivel de desarrollo intelectual del individuo,
sino muy por el contrario evaluar la susceptibilidad de cambio. Finalmente, de forma progresiva y
acumulando conocimientos y saberes de las investigaciones se suma un Modelo Psicoeducativo que
pone el foco en el concepto de individualización y además en el proceso de evaluación e intervención
como un continuo para conseguir una enseñanza individual, apropiada a cada estudiante.

Más allá de todos los modelos antes mencionados el concepto de Evaluación en sí mismo ha ido
transformándose y algunas de las diferencias comparativas más sustanciales son que antiguamente
se asumía que se debía evaluar a todos de la misma forma, que siempre las pruebas eran la mejor
opción y se priorizaba la facilidad de corrección más que el formato fuera idóneo, se entendía también
la evaluación como procesos aislado del aprendizaje; en la actualidad se acepta que no existe un
formato de evaluación estándar en ningún área, que se debe usar instrumentos variados, que es un
proceso continuo y complejo. Además de aquello hoy se reconoce el concepto de Evaluación Dinámica
con gran potencia.

Este tipo de evaluación Dinámica difiere abismantemente con el desarrollo de una evaluación
tradicional principalmente en tres aspectos: la naturaleza de la relación evaluador-evaluado pues en
este caso es quién apoya y estimula, el contenido de la retroalimentación debido a que se valida incluso
la aplicación de un test seguida del entrenamiento y luego la aplicación de un re test y finalmente el
foco de interés que no está puesto sólo en el producto de la evaluación sino también en el proceso.
Esta evaluación se sustenta en planteamientos interaccionistas como la Zona de Desarrollo Próximo
planteada por Vigotsky y el Potencial de aprendizaje concepto desarrollado por Feuerstein, basando
su conceptualización en la mediación y la modificabilidad. Algunos de sus objetivos es conocer el grado
de desarrollo de los diferentes procesos cognitivos, determinar cuánta mediación se requiere para
alcanzar el éxito en el aprendizaje, por supuesto el enseñar estrategias cognitivas y metacognitivas
eficaces a los alumnos y orientar el proceso de instrucción.

Cuando hablamos de evaluación esta debe realizarse con la finalidad de proporcionar las ayudas
necesarias a todos los alumnos para progresar, por lo que se tienen que buscar técnicas y
procedimientos no sólo para determinar si son capaces o no de hacer algo, sino, en último caso, las
causas de sus dificultades (Ruíz, 2008)

Emilio Ruiz indica que el proceso de evaluación de las personas con discapacidad intelectual debería
orientarse a:

 Identificar, estimar y evaluar las necesidades funcionales de cada sujeto en relación a su


medio, así como sus posibilidades, con el fin de establecer programas, cualitativamente
diferenciados, que permitan una mayor adaptación a su entorno específico.

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 Abarcar aquellas habilidades que son condicionantes o requisitos previos a todo proceso de
enseñanza-aprendizaje y a cuyo desarrollo está condicionada su efectividad. Suelen
considerarse una amplía tipología de habilidades: habilidades en el procesamiento de la
información como la comprensión, visualización, memoria, razonamiento; habilidades
académicas por ejemplo lectura, cálculo; habilidades adaptativas y emocionales como el
control de impulsos y los miedos; las habilidades sociales y habilidades cognitivas.
 Suministrar información suficiente y relevante para facilitar la toma de decisiones colegiada,
es decir, para proponer soluciones educativas adaptadas a las necesidades y características
del alumno,

Además, plantea que, si los objetivos y los contenidos se han seleccionado de acuerdo con las
características del alumno con síndrome de Down, es obligatorio personalizar la evaluación,
adaptándola también a sus peculiaridades.

La evaluación, desde el enfoque comunicativo, se centra, en la actuación y en las habilidades


lingüísticas que generan y mantienen la interacción comunicativa, nunca significará una simple
medición, no es sólo valorar presencia o ausencia, o comparar logros programados y con los que
fueron alcanzados en un determinado periodo; la evaluación debe entregar una visión realista de las
habilidades y como las está usando el niño, debe lograr que tengamos una idea lo más exacta, clara y
completa de las habilidades comunicativas del menor, debe permitir además descubrir las capacidades
individuales de cada estudiante para reconocer cómo cada uno particular, recibe y procesa la
información proveniente de los diferentes canales sensoriales, cómo aprender mejor ese niño para
diseñar posteriormente un ambiente de aprendizaje efectivo compuesto además con estrategias de
abordaje adecuado en su plan educativo individual.

Resumiendo, entonces el proceso de evaluación debe ser: continuo, dinámico, sistemático, flexible,
personalizado, integral, atingente, con foco en las fortalezas, debe considerar el contexto cultural,
familiar, social e individual en que la persona se desarrolla y ser multiprofesional. El desafío más grande
es llegar a conocer las necesidades individuales que cada niño presenta y considerar sus propias
características, intereses, destrezas, habilidades, frustraciones y motivaciones que en sí mismas nos
permiten comprenderlo en toda su dimensión, por eso la necesidad mencionada de un equipo
multiprofesional. Es importante enfatizar que debemos considerar numerosas variables a la hora de
evaluar al niño ya que posteriormente estas influirán en la intervención comunicativa. Según Monfort y
Juarez encontramos las Variables del sujeto y dentro de ellas el nivel intelectual – las alteraciones
sensoriales - alteraciones motrices - alteraciones anatómicas; Variables del Trastorno incluyendo la
capacidad de comunicación - capacidad de uso de signos que posee el niño – los trastornos del
lenguaje, de habla o de la voz que pudiese presentar y si el trastorno es receptivo, expresivo o mixto y
las Variables de tipo social que incluyen la Influencia positiva o negativa del medio familiar y social y la
intervención en el ámbito escolar, hospitalario o privado.

Toda evaluación tiene que ser Ecológico lo que se refiere a utilizar los ambientes conocidos por el niño,
ambientes reales, a entender el desarrollo de la persona como un constante cambio que depende de

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la interacción entre el ambiente y el individuo, a centrarse en las capacidades, ritmos, estilos de los
estudiantes en contextos naturales, a centrar el foco en determinar de forma certera los apoyos para
el funcionamiento independiente que favorezca la participación del niño en contextos escolares y
comunitarios típicos. También debe ser Funcional al considerar la necesidad de generar actividades o
estrategias que tengan un sentido práctico, actividades que respondan a los intereses y prioridades
del niño y la familia logrando que lo que se desarrolle en esta etapa de evaluación tenga significado
para el niño y que esté de acuerdo a su edad cronológica.

Según el Ministerio de Educación de Chile en el año 2009 se plantea que “El enfoque ecológico-
funcional, hace referencia, a aquel que integra todas las áreas del desarrollo de acuerdo a las
características individuales del alumno(a) de una manera signicativa y en actividades cotidianas, ofrece
lo que es necesario a cada estudiante y busca información a través de evaluaciones formales e
informales. El aspecto de la comunicación y socialización se encuentra en todas las actividades”.

La persona que evalúa sobre todo la comunicación deber ser alguien con capacidad personal para
relacionarse con los demás, respetuoso, que posea conocimientos del desarrollo en sus distintas
etapas evolutivas, con formación en los procesos de evaluación, con capacidad para evaluar al
estudiante considerando sus niveles de comunicación y adaptación, debe ser capaz de gestionar y
trabajar en este proceso de forma colaborativamente con los demás integrantes del equipo,
considerando a la familia y otorgándole un rol relevante y participativo en el proceso de evaluación.

Cuando desarrollemos el proceso de evaluación debemos considerar algo que parece simple, pero
algunos suelen olvidar, el estado del niño y con esto nos referimos a la motivación, su estado de salud,
cómo se siente, entre otros; recordemos colegas que para que nuestra evaluación salga bien
dependemos casi totalmente de la participación de nuestro alumno. Recordemos además que el
contexto en el que se desarrolla la evaluación es vital, debemos intentar sea cercano, simétrico y
natural. Se ha demostrado que los niños con dificultades de comunicación tienen resultados más
pobres en sus evaluaciones cuando las realizan personas desconocidas, y a la inversa.

Otro factor importante y que se debe reiterar es el mirar el dominio de la comunicación interactuando
con todos los demás dominios de desarrollo en el niño desde etapas iniciales como lo es la de
evaluación.

Es mucho más clarificador analizar la evaluación a partir de 3 grandes preguntas: ¿para qué evaluar?
¿qué evaluar? y ¿cómo evaluar?

Partamos con la respuesta a la pregunta número uno: buscaremos conocer cabalmente el desarrollo
comunicativo del niño, caracterizarlo lo más específicamente posible, para lo cual se recomienda ser
muy descriptivo, conocer también aspectos de interacción entre el niño y su medio ambiente, y
examinar las conductas funcionales y las habilidades de solución de problemas que sirvan al niño para
su adaptación a las situaciones reales de cada día. Este para qué también se vincula con generar una
línea base sobre la cual comenzar a trabajar posteriormente en la intervención y así tener conocimiento

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de cómo se va modificando la comunicación y el lenguaje del niño a través del programa de enseñanza
que apliquemos.

Es importante recordar que existen tres distintos tipos de evaluación y el para qué también será distinto
según el caso.

La más conocida es la evaluación inicial que se desarrolla antes del proceso de intervención en ella se
busca describir perfil lingüístico, diagnosticar, constatar lo previo que trae el alumno, determinar
objetivos terapéuticos y procedimientos, el objetivo final también es por supuesto llegar a determinar a
partir de la información recabada el más adecuado y detallado plan de intervención personalizado al
estudiante y su familia, llegar a desarrollar lo que realmente se conoce como una planificación centrada
en la persona.

Luego encontramos la evaluación Transterapéutica, también llamada continua o formativa, se lleva a


cabo durante el proceso de intervención, su para qué hace relación con la valoración del proceso del
estudiante, la evolución que manifiesta, busca constatar cambios y sobre todo retroalimentar nuestro
trabajo como evaluador y terapeuta, valorando el desarrollo del mismo hasta el momento actual y la
realización de posibles modificaciones que sean requeridas.

Finalmente encontramos la evaluación final que se hace al finalizar un proceso, una fase, etapa o bien
un periodo de tiempo previamente establecido (por ejemplo un año de trabajo) esta evaluación tiene
por objeto valorar los resultados finales, recoge los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje,
comparar con su propio desarrollo la evolución que ha tenido, analizar la eficiencia de la terapia y los
pasos a seguir e incluso en algunos casos determinar si se mantiene persistencia del cuadro.

El qué vamos a evaluar es un aspecto que claramente tendrá vinculación con el caso a caso, pero en
términos generales se recomienda evaluar las bases anatómicas y funcionales relacionadas a la
adquisición de la comunicación y particularmente del lenguaje, con ello me refiero desde la percepción
sensorial (audición y visión) y también al desarrollo de órganos fonoarticulatorios y aspecto oromotrices
(vinculados al lenguaje verbal). En cuanto a la comunicación dilucidar específicamente la etapa de su
desarrollo y el nivel de abstracción en su forma de comunicarse. Propiamente centrado en el lenguaje
en etapas iniciales evaluar los 3 tipos de precursores, conforme existe mayor edad y más que ello
mayor número de habilidades en el niño ya enfocar la evaluación en aspectos tanto de expresión cómo
de comprensión para visualizar predecibles discrepancias entre ambas vertientes. Sólo cuando el
desarrollo del niño lo permita evaluar cada uno de los 4 niveles del lenguaje que tradicionalmente
conocemos. En esta evaluación siempre se valorará al alumno en función de él mismo, no sobre la
base de una norma o a un criterio externo o en comparación con sus compañeros, debe ser
desarrollada en positivo y debe considerar la relación de todo lo descrito perteneciente a nuestra área
específica de que hacer laboral con el desarrollo general del niño, los otros dominios que ya
conocemos, su salud y por supuesto su comportamiento en cada área en la que se desenvuelve.

Respecto a la tercera pregunta ¿cómo evaluar? Claramente debemos partir diciendo que no es una
cuestión simple, presenta dificultades sobre todo en grupos como el de SD por sus limitaciones

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variadas, más aún en edades iniciales. Lo primero es entender que es la evaluación la que se adapta
al niño y no al revés y con ello nos referimos a todos los aspectos incluyendo materiales, formato,
distribución, tiempo, entre tantos otros aspectos, debe ser todo llevado a cabo con un enfoque holístico,
ecológico, naturalista e interaccionista, aspectos que ya conocemos.

Antes de evaluar es indiscutible la necesidad de explicar a los padres el proceso y darles tiempo para
expresarse y hacer las preguntas que requieran.

A pesar de entender que evaluar es una acción flexible eso no quiere decir que no sea un proceso
planificado, muy por el contrario, es vital que nos organicemos antes pero que entendamos que en el
momento de poner en acción lo que anticipamos no siempre todo saldrá como esperamos, que es el
menor el que guiará nuestro accionar, que nuestra principal herramienta es el juego y que debemos
intentar que en el momento de la interacción directa con el niño el contexto sea lo menos tenso posible,
ser cercanos y comprensivos con cada uno de nuestros alumnos.

En el caso de esta población con SD es poco recomendable utilizar test estandarizados, recordemos
que, aunque tenemos ciertos promedios de desarrollo físico (altura, peso, y circunferencia de la
cabeza) para los niños con SD, carecemos en la actualidad de promedios para los tests psicológicos,
educativos, y de habla-lenguaje. Muy por el contrario de lo que plantea la evaluación más tradicional,
se recomienda la utilización de evaluaciones informales, procedimientos poco estandarizados, más
funcionales, con un enfoque más dinámico, que permitan apreciaciones cualitativas y descriptivas
acordes a la individualidad del menor; se pueden utilizar algunas escalas de desarrollo como
orientación pero sobre todo se recomienda la observación clínica y el llenado de pautas de
observación, sin lugar a dudas este es el mejor y más eficiente sistema de evaluación para alumnos
con SD. Factor importante es que la observación debe ser llevada a cabo en variados mementos, con
diferentes personas y ojalá en diferentes contextos, mucha información provendrá de terceras
personas que me hablarán sobre el niño, sobre todo sus padres.

No formal no implica desorganización, debo saber que voy a observar y se recomienda, además,
documentar con videocámara la mayor cantidad de momentos que sea posible. Cuando se encuentre
en relación directa con el niño se debe poner especial atención a visibilizar la brecha de la comprensión
y expresión los más certeramente posible; en la evaluación lo más importante que es que logremos
constatar cómo es que el niño se comunica, para ello debemos potenciar y facilitar la interacción
utilizando elementos adecuados, que respondan a sus preferencias e intereses particulares, modificar
el contexto para que este sea facilitador de mi evaluación; si el niño ya es un poco más grande puedo
utilizar estrategias como la imitación o producción provocada, exponer al niño a estímulos visuales
atractivos que puedan provocar producciones de algún tipo por parte del menor, ya que, si el niño ya
es verbal de forma imprescindible requiero de una muestra de su emisión espontanea para ser
analizada posteriormente.

A modo general la estructura de la evaluación se inicia con la recopilación de todos antecedentes del
estudiante en el área de la salud y de la educación, mientras más información pueda recabar de
diferentes fuentes mucho mejor. Luego se llevará a cabo siempre una entrevista semiestructurada o

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semidirigida a los padres o cuidadores del menor, claramente que para ello se debe tener una pauta
de preguntas preparadas, el hecho que sea semiestructurada debe alejarnos de llevar a cabo un
proceso similar a un cuestionario frio, distante y poco informativo. La entrevista debe estar compuesto
por preguntas abiertas que le permitan a los padres cierta apertura, es vital en este proceso que como
profesionales pongamos en práctica técnicas verbales relacionadas al nivel de complejidad del
lenguaje a utilizar, preocuparnos del cómo preguntamos y de la comprensión por parte de los padres
de aquello que planteamos, es vital además generar un clima de empatía y cercanía, en aquello influirá
bastante la puesta en marcha de técnicas no verbales vinculadas por ejemplo a nuestra prosodia,
disposición corporal, expresión facial entre otros tantos aspectos que ya conocemos. Debemos apoyar
a los padres en esta entrega de información, ser reales facilitadores y además de ello ser astutos para
ir direccionando la información hacia aspectos que nos son importantes junto con ir relacionando
durante el transcurso la entrevista la información que me va entregando, incluso con la que recopilé
anteriormente para poder preguntar si me queda duda, algo no se vincula, contrapone o hay un aspecto
que no ha sido mencionado. A esta entrevista debemos sacarle el máximo provecho por lo que es
requerido estar muy atento mientras se lleva a cabo.

Las recomendaciones más generales apuntan a realizar preguntas sobre datos personales del menor,
antecedentes pre, peri y post natales, antecedentes familiares (no remitirnos sólo a lo médico),
antecedentes psicomotores, aspectos del desarrollo comunicativo sobre todo conocer cómo se
comunica en la actualidad (usar ejemplos para que los padres entiendan y también para corroborar si
nosotros entendimos bien lo que ellos nos quisieron decir), antecedentes de la adquisición del lenguaje,
antecedentes de la conducta del menor (rutinas, juego, socialización, intereses, entre otros) y sus
características individuales.

Debemos recopilar información sobre: la organización evolutiva del niño, las características de su
entorno familiar y social y la relación entre el niño y su entorno (por ejemplo, relación padre-hijo). Este
último aspecto ojalá pueda observarlo en un momento de vinculación y juego libre con alguno de sus
padres.

Antes de pasar a la etapa siguiente nuevamente se reitera que el evaluador debe hacer todo lo posible
por observar al menor en diferentes contextos y con diferentes personas, en una escuela por ejemplo
puede ser en recreo, en la sala, en el casino; si es en un contexto de salud ojalá observar la dinámica
mientras espera, poder hacer visita domiciliaria y de ser posible solicitar videos o información a padres
o profesores para poder ampliar mi conocimiento del menor.

En la etapa semiformal en la que me enfrente directamente con el niño por supuesto que si pensamos
que nos estamos enfocando en etapa inicial el niño siempre estará en la evaluación acompañado de
sus padres, cuanta sea su participación en nuestra evaluación dependerá netamente de nosotros y de
cómo se vaya dando la interacción. Esta situación en que nosotros intentaremos vincularnos al niño
debe ser fundamentada en el juego y en todo lo que ya sabemos de él gracias a los procesos
desarrollados anteriormente. En esta etapa no podemos actuar bajo presiones, si es necesario
requeriremos ver al menor y sus padres en más de una ocasión, cuando finalicemos el proceso

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debemos estar seguros que ya extrajimos toda la información que podemos y estamos listos para pasar
al desarrollo del informe y desarrollo del plan de intervención.

Dentro del proceso de evaluación se incluye por supuesto la entrega y recepción colaborativa de
información con los otros profesionales, esto ojalá antes de llegar a mis conclusiones finales, ya
sabemos cómo estas pueden verse influidas por los demás aspectos.

Cuando el proceso de evaluación finalice debe existir una instancia de feedback a los padres, aparte
de explicarles las conclusiones y los pasos a seguir es necesario que en esta devolución queden claros
los roles, la necesidad de su trabajo para la efectividad de la terapia, los apoyos que regirán, el formato
de ahora en adelante (cantidad de sesiones, frecuencia, duración, estructura de la misma) y los
objetivos a desarrollar (objetivos a los que llegamos claramente con su colaboración y opinión).

El informe que desarrollemos, aunque parezca de algo obvio, debe ser los más informativo posible,
debe ser claro, preciso, contener toda información que a quien lo lea le puede ser útil para implementar
estrategias terapéuticas posteriores, al leerlo debo hacerme la pregunta ¿podría sólo a partir de este
informe imaginarme al niño sin conocerlo?, debe estar tan bien hecho que cuando un colega lo revise
y luego conozca al niño este no le parezca un desconocido sino muy por el contrario; aquí siempre
recomiendo al igual que en la terapia no se limiten sólo a describir lo comunicativo, claramente este
será el foco pero hay muchos otros aspectos que conocimos en la evaluación que deben estar
graficados en el informe, por ejemplo sus intereses, preferencias, rutinas diarias, roles parentales,
vínculos distintos con los miembros de su familia, conductas, habilidades cognitivas, de procesamiento
sensorial, entre tantas otras opciones.

 Recomendaciones para la evaluación Precursores del Lenguaje

Vamos a observar en el niño aspectos como el nivel de conexión con el medio físico y social, el tipo de
relación o interacción que establece con su entorno y las persona en él, el interés que manifiesta hacia
el medio, su nivel de motivación, su nivel atencional y respuesta a los estímulos y a las actividades de
su entorno, su nivel de actividad motora, cómo manipula y explora los materiales, sus preferencias
hacia actividades, personas, objetos o materiales, su estilo de conducta en los distintos contextos y
frente a ciertas actividades y por supuesto la forma en que se comunica y las motivaciones que mueven
esas expresiones (verbales o no verbales).

Ya conocemos los hitos más importantes de los precursores de Forma, Uso y Contenido, por supuesto
que es a cada uno de estos aspectos a los que debemos poner atención para determinar el desarrollo
actual.

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Forma Uso Contenido

• Llanto • Procesamiento • Sonrisa social


• Vocalizaciones • Almacenamiento • Contacto ocular
• Balbuceo • Exploración • Protoconversaciones
• Atención al lenguaje • Permanencia del • Atencion conjunta
verbal. objeto • Intesubjetividad
primaria y
secundaria
• Protoimperativos -
Protodeclarativos

Siempre usar facilitadores para poder desencadenar lo que necesitamos observar, pero sin olvidar que
no podemos quedarnos sólo con lo que vemos en la sala o el box sino complementar con toda la
información que obtuvimos en el proceso anterior. Otro punto que resulta importante es entender que
estos hitos son procesos por lo tanto no es siempre tan tajante respecto a si lo tiene o no lo tiene,
recordemos que puede estar en adquisición y ahí es vital describir detalladamente el estado actual y
como se manifiesta.

Les recomiendo la aplicación de: Ages y Stages Questionnaires in Spanich (ASQ-3), su formato es
bastante completo, da ejemplos y permite observar un panorama general ya que se refiere a diferentes
áreas de desarrollo: comunicación, motor grueso, motor fino, resolución de problemas y área socio
individual, llega hasta los 60 meses lo que es muy positivo. Sabemos que nuestros alumnos con SD
saldrán con resultados deficitarios, pero de verdad resulta clarificador más allá de este aspecto
cuantitativo ya que nos permite visibilizar su estado actual y los objetivos próximos que debemos
abordar. Les adjunto el documento completo para que pueda ser utilizado por ustedes, recuerden
aplicarlo acompañando y guiando a los padres para ir apoyándolos en sus respuestas.

Además, recomiendo siempre la evaluación del desarrollo del juego en nuestro que hacer, ya que la
observación de los juegos en un niño es como una ventana que permite ver su nivel de desarrollo, nos
dará también claves vitales para el proceso de intervención. También les adjunto la que a mí me parece
más útil desarrollada por Casby en el año 2003, pero por supuesto su utilización dependerá de lo que
a ustedes les resulte más significativo.

 Recomendaciones para la evaluación del lenguaje y la comunicación sobre el año de


edad.

Siempre considerar la evaluación del lenguaje comprensivo y expresivo, ir sondeando ambos aspectos
entendiendo que no porque no haga algo expresivamente no lo logra tampoco de forma comprensiva.

Entendamos lenguaje receptivo como, cuánto entiende realmente el niño de lo que sucede en su
medio, evaluamos más que solo el hecho que ponga atención o escuche por ejemplo una instrucción,

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sino que además cuanto es capaz de interpretar y responder de forma pertinente. Queremos conocer
como es su comprensión de palabras, signos e imágenes, como es su seguimiento de instrucciones.

Cuando evaluamos comprensión no buscamos respuestas verbales sino de cualquier tipo que nos
manifiesten su entendimiento, es por ello que las acciones que puede realizar el niño para manifestar
aquello son muy variadas, por ejemplo: apuntar, separar, clasificar, unir, pintar, pegar, encerrar, o
cualquier acción solicitada a través de un juego acorde a la edad del niño, como por ejemplo “pon el
auto dentro de la caja”, “salta adentro del círculo”.

Para poder llegar a conocer realmente su potencial debemos manipular muy bien la dinámica de la
sesión o la clase para que el menor se sienta en confianza, se motive y nos muestre todo su potencial.

El lenguaje expresivo se refiere a qué hace el niño para comunicarse y aquí nos encontramos con un
cambio sustancial, no incluimos sólo el hablar sino a cualquier forma de la que se valga el menor para
comunicar con intención alguna información.

Claramente sobre el año de vida en el desarrollo de los niños típicos esperamos que su forma prioritaria
de comunicarse sea por el lenguaje verbal. Ya sabemos que en esta población de niños con SD la
discrepancia entre la comprensión y la verbalización es muy grande y que esta diferencia seguirá
siendo más amplia conforme pasa el tiempo; lo que debe lograr la evaluación con respecto a la
expresión es captar en qué etapa real se encuentra el niño para proveer de todo el apoyo para disminuir
la brecha entre expresión y comprensión entregando alternativas expresivas al niño diferentes al habla
mientras esto llega a ser una realidad.

Para desarrollar esta evaluación las dos preguntas prioritarias a responder son: ¿cómo se comunica
el niño? Y ¿por qué lo hace?

Para caracterizar el cómo comunica el niño a otros lo que le sucede, desea o le desagrada debemos
conocer las variadas formas en que lo puede estar manifestando.

Se debe saber que existen dos formas expresivas de comunicación Indicativa: las orales y las físicas.

Dentro de las orales encontramos la risa, el llanto, las vocalizaciones, el balbuceo, las onomatopeyas
y por supuesto las palabras.

En las físicas generalmente visualizamos la utilización del cuerpo como intento por manifestar
comunicación expresiva (no verbal). Algunos ejemplos son:

 Movimiento global: cuando mueve todo su cuerpo hacia el objeto o acción o lo aleja, también
incluye los cambios de tono muscular.
 Clave de movimiento: nos muestra con algún movimiento algo, por ejemplo, se mece porque
desea que continuemos haciéndolo.
 Señales manuales cuando tira o empuja algo, direcciona a la persona, toca un objeto deseado
o se lo da a una persona para que suceda algo y también cuando señala.

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 Expresiones faciales y/o movimientos de ojos (alterno la mirada entre el objeto que deseo y la
persona a la que se lo estoy pidiendo).
 Gestos naturales: utiliza gestos propios para hacerse entender, por ejemplo, poner su mano
en la entre pierna y moverse para expresar que desea orinar.
 Señas formales: utiliza lengua de señas convencional (descontextualizadas y
desnaturalizadas)

Y que existen Formas expresivas de comunicación en relación a medios Instrumentales, estas hacen
referencia a los objetos, materiales y símbolos que puede emplear un niño en este caso con SD para
comunicar un mensaje, implica el uso de algún utensilio externo.

Ejemplos de ello se grafica en el siguiente cuadro:

Para clarificar aún más, algunas de estas formas de comunicación podrían ser:

 Clave de contexto: Utiliza diferentes referentes del ambiente para comunicar (llevarte a la
cocina porque tiene hambre)
 Clave de objeto: el niño nos hace saber lo que quiere con algún objeto que se use para ello,
por ejemplo, nos entrega un vaso porque quiere agua.
 Objetos asociados: puede utilizar objetos que estén asociados con una actividad para hacer
referencia de lo que pide, por ejemplo, el gorro porque quiere salir al parque.
 Dibujo de líneas: se expresa con el contorno dibujado de objetos conocidos por el o que le son
familiares.
 Imágenes: Se comunica ya sea a través de fotos o imágenes diseñadas, las cuales pueden
ser pictogramas.
 Escritura: Utiliza la escritura como recurso comunicativo.

Además de determinar cuáles de estas formas de comunicación usa nuestro paciente debemos
especificar en qué Etapa Global de la comunicación se encuentra.

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Estas etapas fueron planteadas por De Roland y Stemel Campbell y se nominan a continuación
siguiendo una evolución desde la ausencia de simbolismo hacia lo simbólico y de lo concreto a lo
abstracto.

 La primera es la Etapa Inicial Temprana: en ella observamos que el niño no presenta


intención específica y que es el adulto quién interpreta sus expresiones (llantos, gemidos)
 La Etapa Pre Simbólica: cuando ya existen gestos intencionales, sean convencionales
(gestos pueden ser naturales y miradas, ir al lugar, mostrar el objeto) o no (golpes o gritos
con un claro significado).
 Etapa Simbólica Emergente: en esta el niño logra representar objetos y entidades del
medio ambiente en una correspondencia 1 a 1 entre el símbolo y la referencia, aquí ya hay
simbolismo y ciertos niveles de abstracción, por ejemplo, utiliza objeto concreto, o parte
de un objeto, reconoce dibujos y fotografías de las personas más cercanas y significativas
o hace la seña formal adecuada.
 Etapa simbólica: consolidación del simbolismo.

El siguiente paso para una evaluación adecuada de la comunicación del menor es definir por qué se
comunica, esto quiere decir las funciones de su comunicación, estas pueden ser: atención, información,
solicitud, descripción (ya más complejo requiere de detalles), confirmación, animar, comentarios
sociales; se debe especificar las que se visualiza si ocupa el niño, ojalá en qué casos y por supuesto
relacionar esto con lo descrito anteriormente del cómo lo hace.

Para apoyar este proceso de evaluación les recomiendo la aplicación de dos instrumentos que nos
permiten objetivar un poco más nuestra evaluación.

Estas son: la Evaluación Funcional de la Comunicación, documento traducido y adaptado del Programa
Padd, Helen Keller, N.Y., por Elizabeth Camacho Hernández, Costa Rica 2002, que evalúa Destrezas
y Habilidades receptivas y expresivas y la Matriz de Comunicación de Charity Rowland
(https://www.communicationmatrix.org/) que está diseñada principalmente para el uso de patólogos del
habla y lenguaje, además de educadores, a fin de documentar las destrezas para la comunicación
expresiva de niños que tienen discapacidades severas o múltiples, incluyendo niños con impedimentos
sensoriales, motores y cognitivos. Permite determinar en forma exacta cómo se comunica actualmente
el estudiante y proporciona una base para determinar los objetivos de comunicación, que se deben
considerar en el programa educativo.

 Recomendación para evaluación de los niveles del lenguaje.

En el caso de cualquiera de los niveles del lenguaje es imposible determinar de forma específica qué
y cómo evaluar, más aún porque sabemos que no debemos aplicar test estandarizados, la gran
variabilidad existente inter-niño y por supuesto la necesidad de adaptarnos a las características de
cada uno de ellos.

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Ya tenemos nociones generales del desarrollo de esta población en los distintos niveles del lenguaje,
la idea es que esta información sirva como lineamiento en estos procesos de evaluación y posterior
análisis.

En el nivel Semántico lo primero por supuesto es conocer su repertorio léxico, claramente no


olvidaremos que su repertorio pasivo y expresivo pueden ser ampliamente diferentes y debo buscar la
forma de determinarlo y evidenciarlo. Además, no olvidemos la necesidad de flexibilizar en la forma en
que nuestro paciente puede mostrarnos su vocabulario (ya conocemos cuan amplias son las formas
en que puede comunicarse), recordemos que su rendimiento comprensivo es mayor así es que
intentemos que pueda expresar sus aprendizajes de formas no verbales (apunta, dame). Es importante
también resaltar que este nivel es más que el vocabulario, ya que incluye la relación entre sus
conceptos, por lo que no me puedo quedar sólo con el reconocimiento de elementos, personas y
acciones, si su desarrollo lo permite debo avanzar hacia constatar si el niño logra clasificar, excluir o
asociar entre otras habilidades.

En cuanto a la fonología ya sabemos todos los aspectos que engloba, lo importante es tratar de obtener
la mayor cantidad de información a partir de la observación del contexto natural para no tener que
forzar conductas en la sesión de evaluación sobre todo en lo referido a las habilidades de percepción
auditiva. En cuanto a las características de sus emisiones verbales debemos escucharlo en contextos
cotidianos y ojalá grabarlo para analizar posteriormente la información; recordemos también todo lo
que se debe analizar cuando hablamos inteligibilidad, si bien debo caracterizar las palabras que dice
el niño y los Procesos Fonológicos de Simplificación que emite también debo observar si el rendimiento
cambia frente a personas distintas o a contextos diferentes.

En cuanto al nivel morfosintáctico se busca detectar dificultades específicas en algunos de los


componentes que integran la dimensión gramatical de la lengua, describir el perfil individual de ese
niño en particular. En este nivel puntualmente es muy importante siempre considerar en la evaluación
ambas vertientes la compresiva y la expresiva, pues nuevamente el rendimiento suele ser muy
diferentes; la recomendación es iniciar con los aspectos comprensivos de este nivel, darnos cuenta
qué tipo de estructuras en cuanto a función, estructura y complejidad ese niño logra entender de forma
autónoma o con algo de apoyo (especificar qué apoyo requiere). A nivel expresivo nuevamente surge
la necesidad de observar el lenguaje de los niños en distintos lugares, situaciones y con los
interlocutores con los que se produce habitualmente, necesitamos muestras de lenguaje lo más
significativas y características posibles. En contacto directo en la sesión o en el aula con el niño
podemos intentar fomentar la emisión a través de imitación provocada o producción provocada
(generar un contexto adecuado, elegir la situación de interacción en función del tipo de información
que se desee obtener), desarrollar junto al menor actividades motivantes, podemos llevar a cabo
actividades como descripciones, recuento, plantearle preguntas, actividades de completación, petición
de opinión o comentario, siempre juegos divertidos de intercambio, juegos de roles y dramatizaciones
son altamente efectivos.

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Cuando tengamos una muestra lo suficientemente representativa debemos identificar en qué etapa de
desarrollo gramatical está el niño, etapa de una palabra, holofrase, etapa de transición, etapa de dos
palabras o más. En la etapa de dos palabras debo caracterizar los tipos de palabras que utiliza en base
a su valor semántico (ejemplo: papa sienta= S+V; auto rojo, adj/adj) entendiendo que nos
enfrentaremos casi exclusivamente a palabras de contenido. Ya en la etapa de 3 o más palabras se
comienza a poner atención a la aparición de nexos gramaticales, o sea palabras funcionales, debemos
saber qué sub tipo tiende a utilizar de forma correcta y cuáles no; es bueno además de forma general
determinar la Longitud Media de los Enunciados (LME) que construye a modo de clarificar el nivel de
desarrollo sintáctico que posee. Además de lo anterior se debe poner atención al tipo de oraciones que
emite, por ejemplo, afirmaciones, ordenes, preguntas, negaciones, entre otras opciones. Por último,
poner atención a las flexiones morfológicas, cuales utiliza y si lo hace correctamente, aunque en etapas
de desarrollo inicial ciertamente es escaso el progreso del nivel morfológico del lenguaje.

En el nivel pragmático vamos a dedicarnos a observar el “uso social del lenguaje”, tanto en recepción
(comprender no sólo las palabras sino la intención del otro) como la expresión (ser capaz de ser eficaz,
pertinente y de ajustar el lenguaje al contexto y al interlocutor), teniendo siempre en claro en esta
evaluación que no se puede responsabilizar una reducción funcional de la comunicación simplemente
a la insuficiencia del lenguaje oral. A los aspectos que se recomienda poner especial atención son: la
función o propósito comunicativo, las habilidades pragmático-conversacionales (turnos, tema,
reciprocidad, estilos, preguntas, respuestas), la adecuación social del estilo o del contenido del
lenguaje, también la adecuación social de aspectos paralingüístico, la comprensión y uso de estados
atencionales, emocionales y, en general, de las señales sociales. Sumado a lo anterior describir su
capacidad de utilizar información contextual para la comprensión del mensaje, la frecuencia de los
actos comunicativos y su espontaneidad. Para poder evaluar este nivel es determinante la observación,
que sea en lo posible en contextos naturalistas, variados y que las actividades que se estén
desarrollando sean motivantes para que el menor realmente quiera desarrollar vínculos comunicativos
eficientes.

Poner especial atención a la evaluación de este nivel cuando se sospeche de un diagnóstico dual de
SD-TEA. En este caso en las conductas observadas se pesquisa dificultades en lo que es el núcleo de
la relación social y en la comunicación no verbal, que no se pueden explicar por su nivel global de
desarrollo ni por su historial médico anterior. Es importante considerar en estos casos criterios
diagnósticos del DSM V, la aplicación de ciertas pautas como el M-CHAT, pero sobre todo se
recomiendo la aplicación del I.D.E.A, Inventario de Espectro Autista (Angel Riviére).

En cuanto al Habla se puede decir que necesito analizar la elicitación verbal ojalá espontánea y
además orientar la emisión con el uso de algún Inventario que contenga los fonemas en las diferentes
posiciones para corroborar (intentar sea un proceso los más lúdico posible). Cuando obtenga los
resultados y bajo una aproximación de las características distintivas puedo determinar cuáles fonemas
emite de forma incorrecta y buscar características en común si es que existiesen (por ejemplo, no emite
ningún fonema velar). Se recomienda además realizar un Test de la imitabilidad, para saber si puede
imitar un sonido correctamente, aunque todavía no sepa producirlo íntegramente en su propia habla y

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también evaluar la expresión de Diadicocinaecias verbales. Observar por supuesto también vinculado
al Habla las estructuras anatómicas asociadas y su funcionalidad (ya conocimos respecto a ello en la
unidad anterior), la resonancia, la fluidez, la velocidad y el volumen teniendo por supuesto claras las
principales tendencias en cada uno de estos aspectos que fueron revisadas en el módulo anterior.

 Otras recomendaciones para la evaluación.

Proyectos Centrados en la persona (Dra. María Bove, 1º Congreso de Inclusión. Ciudad de Panamá,
2006) que contribuyen a la formación personal y académica de los estudiantes, dan indicios de la
percepción que tiene la familia y de los acontecimientos relevantes en la vida de los menores, aportan
valiosa información que contribuirá en la elaboración del Plan Educativo Individual. Participan de estos
procesos: la familia, los profesionales que trabajan con el estudiante y quienes conozcan y puedan
informar datos relevantes acerca de modos y formas de comunicación, las actividades que realiza,
entre otros. Para la realización de estos procesos es necesario indicar que los participantes deben
sentirse cómodos con la invitación, por esta razón el lugar donde se realizará la actividad debe ser un
ambiente tranquilo y amistoso.

 Proceso Oso (para niños y niñas entre 0 y 6 años aprox.)

El moderador solicita a los invitados responder a preguntas específicas y escribir sus respuestas en
cartones icónicos que se irán pegando sobre el dibujo de un oso u osa (que será bautizado/a con el
nombre del niño/a) las preguntas serán agrupadas por colores y categorías.

 ¿Quién es Oso? (nombre del niño)

Los participantes darán información precisa acerca del niño, su nombre, edad, relación familiar y
afectiva con los asistentes, descripción de sus N.E.E. entre otras. Esta información se escribirá en
cartones con forma de corazón de color rojo.

 ¿Qué le gusta y qué le es fácil hacer?

Estos datos informan acerca de aquellas situaciones que disfruta y le interesan al niño o niña, así
como de lo que puede realizar. Las respuestas se anotarán en cartones con forma de carita feliz color
amarillo.

 ¿Qué no le gusta y qué le es difícil hacer?

Estos cartones en forma de carita triste y de color verde reflejan lo que rechaza y pone triste al niño
y/o las cosas que le son difíciles de hacer

 ¿Qué lo hace enfurecer?

Aquí se anotarán todas las tareas y situaciones diarias que hacen enfurecer al niño o niña, que le
provoca ira y lo descontrola. Estos datos se anotarán en cartones de color morado en forma de carita
furioso.

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 ¿Qué le asusta a él y a sus invitados?

Este icono dará información acerca de cuándo y porqué el niño siente miedo, también se puede incluir
los temores de los participantes que acompañan al niño. Las respuestas se escribirán en cartones
blancos con dibujos de fantasmas.

 Los deseos del niño y de sus invitados.

Hace referencia a lo que le gustaría hacer al niño o niña y que esperan los participantes que haga o
aprenda a corto plazo. Se registra en forma escrita en cartones en forma de estrella color naranjo.

 Los sueños del niño y de sus invitados

Este icono los invita a soñar libremente, anhelos que requieran de más tiempo y trabajo que requieren
para ser logrados. Las respuestas serán anotadas en cartones con forma de nube de color celeste.

La información obtenida se organizará según las áreas: cognitiva, psicomotora, emocional,


social, escolar, comunidad y en hogar. El análisis de estos datos develará, además, las fortalezas y
debilidades del grupo familiar. A partir de este proceso y de la evaluación individual se propondrá un
plan de trabajo individual orientado a fortalecer las habilidades y potencialidades del niño y enfrentar
sus retos, además de ayudar a enfrentar los restos al grupo familiar.

 Proceso Estrella (Niños y niñas entre 7 y 12 años)

Funciona de la misma manera, sólo cambia la temática de la actividad y los íconos siendo estos más
adecuados a la edad. Se puede considerar como la continuación del Proceso Oso y busca el mismo
objetivo de participación conjunta de la familia, amigos y profesionales de la educación.

Pasaporte (María Bove), este instrumento se recomienda hacer luego de finalizar todo el proceso de
evaluación. Consiste en describir al estudiante de una manera amigable, fácil de leer y escrito en
primera persona, como si él estuviese hablando. Debe ser creado en equipo por supuesto
considerando a la familia también, aunque se recomienda que alguien esté a cargo de una ejecución
concreta para ordenar el proceso, canalizar la información y llevar a cabo la manufactura del
instrumento. La idea es que sea personalizado, esto quiera decir basado en los intereses del niño, de
tamaño funcional, que pueda andar trayendo el alumno con facilidad.

Lo principal que se recomienda escribir en el pasaporte es:

Presentación del niño, nombre, edad, donde vive, datos familiares relevantes. Lo que le gusta, lo que
no le agrada, sus preferencias, lo que funciona con él o ella, como deben comunicarse con el niño, sus
fortalezas y debilidades, cómo es que él se comunica, como apoyar su comprensión, participación o
seguimiento de instrucciones, qué hacer en ciertas situaciones puntuales, cómo reconocer ciertos
menajes no verbales que anticipan acontecimientos por ejemplo de desregulación sensorial, lo que no

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funciona, lo que le da miedo o molesta, como proporcionarle apoyos físicos y sensoriales, como
motivarlo, características cognitivas o de su desarrollo particular e un aspecto, sus intereses y
preferencias (juegos, temas, amigos) y mucho más, es totalmente libre y debe contener lo que el
alumnos requiere que los demás sepan de él para una mejor vinculación, para derribar miedos y mitos
y para que sea visto como ser único y digno de respeto y derechos desde un inicio por quién lo conozca.

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