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Bryant
ffi cu¡nrf
B. K. Bryant
IECA
Escala de Empatía
para Niños y Adolescentes
lndex of Empaty for
Children and Adolescents
ffi cu¡arf
Barcelona . Madrid . Buenos Aires . México D.F.
I
Introducción
El concepto de psicodiagnóstico infantil que defiendo deriva de la-
Psicopatología Evolutiva, de la Psicopatología, de la Psicología Clínica, de
la Orientación Educativa y de la reflexión realízadajuntamente con otros
profesionales del ámbito de la Educación y de la Salud. Todo ello, unido
a la experiencia académica y profesional, me sirven de guía en la expo-
sición siguiente.
Adelanto que voy a defintr el concepto de psicodiagnóstico infantil des-
de la perspectiva evolutiva y contextual con dos funcione bá ica en su
hacer profesional: función preventiva y función terapéutica. Considero
además que el psicodiagnóstico infantil es, en sí mismo, como dice Blanco
Picabia, A. (1986), intervención. Y 1o es a distintos niveles, tanto por los
objetivos y funciones que le son inherentes, como por su carácte.r eminen-
temente procesual. La dimensión de intervención queda clara y directa-
mente manifiesta en el ejercicio profesional (Mazet, P. y Houzel, D. 1981),
pero deseo subrayar que su efectividad se optimizarási el psicodiagnóstico
infantil queda integrado efi programas más amplios de intervención co-
munitaria, preventiva o terapéutica, bien a nivel clínico, e colar o social.
Cuando el Psicodiagnóstico Infantil adquiere connotaciones prioritaria-
mente de investigación, también realiza, aunque de forma indirecta y me-
nos patente, una función social preventiva o terapéutica.
La actividad académica cumple igualmente una función docente e in-
vestigadora de incidencia ocial.
Perspectiva evolutiva
la idea de cambio,
- las diferentes áreas enlas que éste se opera, y
- el aspecto longitudinal de dicho cambio.
-
Me extenderé en los conceptos que subyacen a 1a perspectiva evolutiva
o del desarrollo por su implicación en la m ateriaque se viene exponiendo.
Sabemos que a medida que la vida transcurre, los ciclos de vida siguen
unos patrones que se caracterizanpor la direccíonalidad, irreversibilidad,
diferenc i aci ó n y I a inte gr aci ón.
Que sea direccional significa que sigue un curso coherente hacía la ma-
durez. Aquí radica la predictividad del desarrollo y del diagnóstico. Por
8
ejemplo, todos los bebés siguen la misma secuencia direccional de voca-
Iizaciínhasta lograr las primeras palabras.
El desarrollo no sigue un ritmo uniforme. En las primeras edades es
máximo y acelerado, y se vuelve con la edad lento y progresivamente leve
en los cambios. Inclusive el ritmo de desarrollo es diferente según las áreas
y según los individuos, pero entodas las edades esirrevérsible.
Las diferencias individuales en e1 ritmo de maduración evolutiva, a í
como las diferencias en las diversas áreas en un mismo individuo, explican
las disarmonías y desajustes evolutivos. Los psicólogos del desarrollo han
comprobado repetidamente que existen variaciones en la conducta de los
niños en diferentes edades, pero que no se deben pasar por alto las varia-
ciones notables que se dan en sujetos de la misma edad. El diagnóstico de
las diferencias individuales encuentra aquí sujustificación.
El patrón de diferenciación hace relación a la progresiva complejidad
en la adquisición evolutiva de la individuación y especialización, a nivel
biopsicofisiológico.
La diferenciación cobra sentido gracias a otro patrón que regula el de-
sarrollo: la integración. Este organiza los componentes diferenciados en
adquisicione s madurativas que pre ci san estructuras más complej as . La idea
de totalidad expresada por Sroufe y Rutter (1984) va en la misma línea.
Cada conducta está determinada y entendida como una totalidad globali-
zadoru y signifi c ativa de adquisicione s más simple s.
En concordancia con este principio de progresivas organizaciones más
complejas de la conducta, está la concepción teórica de Staats (1979), que
propone la noción de repertorios básicos de conducta, entendidos, «no
como una mera categoría descriptiva de las conductas de un individuo, sino
que éstos adquieren una función dinámica y causal en la medida en que,
entorno a ellos, se organiza el aprendizaje y la experiencia del sujeto, en
una situación determinado> §izcarro, 1983, p. 331).
Para Sarafino (1988), la psicología del desarrollo comparte con otras
ciencias la finalidad de describir, explicar, predecir y controlar los fenó-
menos de su campo de estudio. En este sentido comparte con el diagnóstico
infantil la misma f,rnalidad, pero el Psicodiagnóstico Infantil no se agota
aquí. Existen no sólo otros fundamentos teóricos y enfoques, sino que tam-
bién u orientación es diver a.
Describir el desarrollo supone recabar datos del máximo número po-
sible de sujetos, y organizarlos de acuerdo a earacterísticas comunes. Los
datos asi organizados se llaman <<normativos>) porque indican la «frecuen-
cia>> con que los niños adquieren o superan determinados logros, conductas
o funciones. A partir de estas noÍnas es posible explicar y predecir el de-
sarrollo y la conducta.
En la medida que la explicación y predicción se afinen, podremos con-
trolar la conducta de los sujetos. El Psicodiagnóstico Infantil tiene como
objetivo esta descripción y predicción, basándos e paraello en criterios nor-
mativos de frecuencia. De hecho, el criterio de frecuencía da lugar al po-
lémico y dificil límite de 1o normal/anormal, sobre el que tiene-qrr. p.o-
nunciarse, ante sujetos concretos, esta disciplina.
sroufe y Rutter (1984) señalan dos proposiciones que subyacen a la
psicología evolutiva, y guardan relación con 1o que se viéne explicando y
que, a mi juicio, son de decisiva importancia en el Psicodiagnóstico Infan-
til: la idea de logro evolutivo y la idea de movilidad del.funcionamiento
conductual.
cada período del desarrollo supone conseguir una serie de logros evo-
lutivos. Aquí justifican las teorías evolutivo-genéticas su clasificación en
etapas o períodos. A su vez, esto implica que determinadas conductas son
adaptati vas o esperables (en relación a la «norrna>>) a una determinada
edad, pero no 1o son en otro momento anterior o posterior. Estos logros
evolutivos y movilidad funcional derivan y comprometen la adaptación del
sujeto a su ambiente.
El desarrollo está programado genética e individualmente, pero inte-
ractua con múltiples variables ambientales que actualizan el potencial ge-
nético, produciéndose la maduración y aprendizaje, elementos interactivos
a su vez del desarrollo humano. «El proceso de desarrollo constituye un
vínculo crucial entre los determinantes genéticos y las variables ambien-
tales>> (Rutter, 1985, p. 3).
Este mismo autor explica el principio de actividad-particularidad en el
sentido citado. Es decir, la conducta no es una respuesta al estímulo am-
biental, sino que el niño percibe selectivamente y organiza su experiencia
en función de todo elbagaje de acontecimientos y adaptaciones progresivas
reáIizadas anteriormente. Por ello, el desarrollo s. Co*prendé como una
perspectiva en espiral, en que 1o viejo queda reorg anizado en 1o nuevo.
En esta línea, y parafraseando a staats, háy considerar que la conducta
de los individuos se estructura mediante repertorios básicos de conducta
que son progresivamente adquiridos por el individuo en su interacción con
el ambiente desde el momento que nace. Este aprendízaje es acumulativo
y jerárquico, esto es, los repertorios previamente adquiridos sirven de base
para la adquisición de los nuevos que, a su vez, premiten nuevas adqui-
siciones en las que el sujeto podrá adquirir otros más.
Los efectos de este supuesto teórico han sido comprobadas experimen-
talmente también en sujetos con deficiencia mental (Lambert y Nicoll,
1976; Meyers, Nihira y Zethn, 1979; Rubio, Marquez y Juan Espinosa,
1987) derivándose como consecuen cta la confirmación de conductas adap-
tativas j erarquizadas.
El concepto de contínuidad y cambio en el desarrollo proviene de estas
reorganizaciones progresivas efi las que, por paradójico qüe parczca, eI
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cambio es manifiesto, pero la continuidad también se da. Indudablemente
1as interacciones con el ambiente mediatizan estas reorganizaciones.
Sin entrar a analizar la polémica surgida entre la teoría de los rasgos y
1as ideas situacionistas, se puede concluir que las variaciones no pueden se
explicadas en razón de las personas y enrazón de las situaciones, porque
los efectos no se suman simplemente, sino que más bien existe interacción
entre ellos.
Por ello, como dice Rutter, «El desarrollo del individuo debe significar
un desarrollo psicosocial en e[ que se presta atención a la biología de1 in-
dividuo en el contexto de sl entorno psicosociab> (Rutter, 1985, p. 8). Esto
nos lleva inevitablemente al tema de la importancia del ambiente y del
contexto en el desarrollo y evaluación del niño. Por motivos didácticos, en
la exposición 1o pospongo para el apartado siguiente.
No obstante, al margen de la consistencia-especificidad, la preocupa-
ción por las diferencias individuales, tanto en el comportamiento como en
el modo de reacción de los sujetos, viene desde antiguo.
Recordemos que Gesell hacía ya estas observaciones a los pocos días
del nacimiento de un bebé. Parece, según Korner (1912), Brazelton (1973),
Thomas y Chess (1977), Fullard y Colbs. (1984), que 1as diferentes res-
puestas de los bebés ante los mismos estímulos provenían de dos fuentes
de variación: las competencias del recién nacido y las variaciones ambien-
tales, en mutua interacción constante.
La idea básica que subyace a la primera fuente de variación es que el
niño no es una «tábula rasa», sino alguien competente desde el nacimiento.
En torno a este concepto se ha desarrollado todo un ámbito de evaluación
con técnicas de diagnóstico específicas, denominadas Escalas de Desarrollo
y/o Baby-tests. Estas Escalas posibilitan medir estas competencias y la in-
teracción con el medio, especialmente con la madre como figura signifi-
cativa y fuente de estímulos en el entorno del bebé.
La interacción y la transacción se convierten en dos temas matriciales
en el desarrollo y evaluación infantil, especialmente en el área de la so-
cializactón.
Los instrumentos diagnósticos han tomado en consideración este as-
pecto del desarrollo, que se observa desde las primeras edades y que se
prolonga, con profundos cambios en cuanto a concepto y tests elaborados
parutalfin, hasta la edad adulta.
Las ideas provenientes del psicoanálisis, en concreto de Bowlby (1972,
1976, 1983, 1986) Y Spitz (1969, 1974), sobre la importancia de las ex-
periencias tempranas, han promovido en 1á Psicología en general, y en el
Psicodiagnóstico Infantil en particular,Ia necesidad de conocer e identifi-
car, 1o más precozmente posible, los factores de riesgo, de vulnerabilidad
en determinados sujetos, a través del diagnóstico precoz y de cara a Ia
prevención primaria. De aquí la identificación de pautas de cianza 5i otras
11
variables de1 contexto familiar y ambiental, consideradas estresoras y ge-
neradoras de patología, realizando a partir de ellas un pronóstico a corto,
medio o largoplazo.
Las ideas expresadas hasta el momento determinan el modo de entender
algunos aspectos fundamentales del Psicodiagnóstico Iafantil, y diferen-
ciales del Psicodiagnóstico deAdultos, como son: ri
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sociales discretas y que ocuffe con una frecuencia e intensidad tales que
los adultos que rodean al niño consideran como excesivas o insuflcientes>>.
Este criterio está asociado a otro propio y específico de la infancia: la
transitoriedad de algunos trastornos y el mantenimiento y estabilidad de
otros (Cass y Thomas, 197 9 ;Del Barrio, 1984).
Por ahora no tenemos una respuesta válida y satisfactoria para esta
cuestión. Las investigaciones aportan argumentos a favor y en contra de la
transitoriedad y/o mantenimiento de trastornos específicos, pero refirién-
dolos a grupos de poblaciones según edad, sexo, nivel socioeconómico,
etc ...
Las variaciones en el curso del desarrollo, tanto en la temporalidad,
adquisición y abandono de una conducta en el tiempo esperado, como en
la intensidad y frecuencia con que se presentan las mismas, marcan la di-
ferencia entre normalidad y patología.
No obstante, al Psicodiagnóstico Infantil le interesan los patrones con-
ductuales de desarrollo (criterios de normalidad) y las aportaciones de la
psicopatología (estudio de anormalidad), porque su función es identificar
10 más precozmente posible indicadores, factores, etc ... que sugieran una
posterior patología. En el Psicodiagnóstico Infantil confluyen inevitable-
mente 10 evolutivo y la psicopatología. A la disciplina que nos ocupa, le
interesa dar significado a la descripción de la conducta de un sujeto o grupo
de sujetos, explicarla, clasificarla, predecirlay, si es necesario, intervenir
1o más preventivamente posible.
Los criterios de umbrales temporales de anormalidad, desvío de la nor-
ma, frecuencia e intensidad de una conducta, trastorno específico del de-
sarrollo, transitoriedad y estabilidad del mismo ... se han utilizado con la
pretensión de delimitar las dicotomías antes enunciadas.
Los clínicos, a veces, desearíamos como dice Fletcher (1989), que las
mediciones realizadas a dos poblaciones fueran tan distintas que pudieran
ser reconocidas claramente como normales y anormales.
Sin embargo, los clínicos trabajamos habitualmente con datos que no
proporcionan separaciones claras entre resultados normales y anormales.
Ura razón, entre otras, de que esto sea así, es que ni siquiera existen ra-
zones teóricas para creer que existen poblaciones infantiles netamente sa-
nas y enfermas. Lo anormal es cuestión de grados, y así hay una <<tran-
sición gradual de valores bajos a altos con grados crecientes de disfunción»
(Fletcher, 1989,p. 33).
La conclusión, a1 menos en 1o que respecta a Ia infancia, es que en la
mayoría de los casos no hay una línea divisoria clara entre normal y anor-
mal, y el profesional puede escoger dónde situarla. El problema reside en
qué criterios deben utilizarse para decidir.
Parece que tres criterios han demostrado ser de utilidad: lo ínusu:al, y
volvemos de nuevo a la frecuencia; el malestar entendido como sufri-
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miento en cualquiera de sus dimensiones; ylatratabilidad, entendida como
p osibilidad de mej ora y/o prevención de futuros trastorno s.
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Las investigaciones diseñadas con métodos longitudinales y prospecti-
vos, así como los estudios epidemiológicos, están arrojando datos para ela-
borar una nueva taxonomía desde la perspectiva evolutiva y contextual.
El tema no está resuelto. La reciente revisión del DSM-III (1987-1988)
tampoco ha tomado en consideración la perspectiva evolutiva en todas sus
dimensiones. :
Garber (1984) ya sugirió que las características que debería reunir una
clasificación diagnóstica infantil, eran las siguientes :
Evitar el adultomorfismo.
- Evitar exclusivamente la perspectiva longitudinal, es decir, no con-
- siderar los trastornos infantiles únicamente como precursores de los
trastornos adultos.
Clasificar en función de los períodos evolutivos.
- Clasificar no sólo desde el punto de vista evolutivo sino también en el
- contexto en que éste acontece. La plasticidad y consecuente adap-
tación/desadaptación del niño así 1o exige.
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Inevitablemente la demanda psicológica viene condicionada por el
mundo de valores de los adultos que le rodean, por las expectativas que
tienen sobre é1, por la mayor o menor tolerancia hacía esa conducta, por
1o estresante que sea para el sistema familiar, escolar ...ylo por la propia
repercusión que tiene para el niño. :
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Cuanto más pequeño es el niño, mayor participación del examinador
- en la dirección y conducción de la evaluación. La función de1 pro-
fesional debe priorizar despertar el interés del niño a fin de obtener
su colaboración.
Cuanto menor es la edad del sujeto, mayor influencia ejercen las
- variables situacionales, ambientales, locales, vmiables de personas
extrañas, y los estímulos derivados del propio tests.
A menor edad, mayor necesidad de recurrir a la presencia de otros
- significativos durante el proceso psicodiagnóstico.
Amenor edad, menor capacidad de control y de resistencia afac-
- tores negativos «puntuales>> en el momento de la evaluación: dis-
tracción, timidez, enfado, cansancio, .. .
Amenor edad, mayor número de variables entran a formar pafie de
- la exploración psicológica, independientemente de los instrumentos.
Perspectiva contextual
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a) La dimensión social del Psicodiagnóstico Infantil apartír de la pers-
pectiva contextual.
b) La importancia del análisis de necesidades en la evaluación del con-
texto.
c) El proceso diagnóstico en el análisis de necesidades de un contexto.
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EI concepto de desarrollo, 1o he índicado ya, se basa en teorías gené-
tico-evolutivas que enfocan su interés en la adquisición de etapas madu-
rativas, y acentuan, en el proceso de desarrollo, la importancia de la in-
teracción del organismo con el ambiente. La maduración requiere
participación activa del sujeto a fin de conseguir estadios progresivamente
organizadosyconsecutivos. ':
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merece el sistema escolar atendiendo a las variables físicas, geográficas,
organizativas y emocionale que 1o configuran.
Considero, desde el ámbito que me compete, que el psicodiagnóstico
infantil adquiere pleno sentido si tiene en cuenta esta perspectiva, y pro-
mueve programas de intervención individual e instifucional, bien con una
finalidad terapéutica, bien con una finalidad preventiva. Actuando así re-
cobra su dim ens i ón s o ci al.
Esta dimensión social se materializaatraVés de las funciones apuntadas
y que serán anal izadasposteriomente.
A1 considerar el contexto cómo marco de referencia del psicodiagnós-
tico infantil, al resituar ahi tanto el desarrollo como los problemas y tras-
tornos del sujeto, es mi intención destacar 1a importancia'del mismo, no
sólo como origen y lugar de los hechos acaecidos al sujeto, sino como
medio y lugar de acción del profesional, con los condicionamientos posi-
tivos o negativos que conlleva.
Insisto que, en su tarea, deben caber implicaciones de cambio social,
puesto que sus orientaciones, intervenciones ytoma de decisiones,debenpro-
moyer dírecta o indirectamente cambios en los propios sujetos, así como en
el sistemafamiliar escolar, asistencialy social donde seubica el sujeto.
El psicodiagnóstico infantil debe estar integrado para ello en programas
de intervención comunitaria, especialmente los que contemplen el desarro-
11o del sujeto como persona individual y social. Debe aportar una reflexión
a los que dirigen y mantienen las instituciones, dando a conocer qué va-
riables potencian o impiden este desarrollo, y alterar las condiciones con-
textuales si éstas 1o estánobstaculizando.
Para lograrlo, es claro y evidente, gue resulta imprescindible la cola-
boración interdisciplinar de profesionales de ámbitos diversos: sociólogos,
estadistas, trabajadores sociales, psicólogos,profesionales de la salud y de
la enseñanza, etc. La correcta vertebración de un equipo es de crucial im-
portancia para el funcionamiento del mismo, puesto que implica la deli-
mitación de funciones específicas de cada uno, y 1a convergencia y arri-
culación de funciones y objetivos generale y específicos.
Se ha desarrollado una metodología de análisis de necesidades, al ser
requisito previo en la evaluación contextual. Esto me lleva a definir y con-
qetar qué entiendo por diagnóstico de necesidades y qué papel juega el
psicodiagnóstico infantil en la evaluación del contexto.
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mente este elror, me obliga a detenerme en la exposición sobre la evalua-
ción del contexto y análisis de necesidades.
Lo voy a hacer tomando como referencia el ámbito escolar, y esto por
dos razones:
Primera, porque después del ámbito familiar es en el que más tiempo
peÍnanece el niño, quedando implicado y vinculado toúo su proceso evo-
lutivo a este contexto. Por consiguiente, es el ámbito más idóneo para la
prevención.
Segunda, porque habiendo surgido la prevención en ámbitos médicos,
existe en estos mayor conciencia de su necesidad, y una infraestructura de
investigación y de programas más elaborados. Por otra parte, al implicar
dicho ámbito médico menos áreas de la vida del sujeto, no registra un nú-
mero de «pacientes estables>> tan elevado como un centro escolar, 40 oA de
fracaso escolar. De este modo, el contexto escolar adquiere especial rele-
vancia en la actividad diagnostica preventiva.
Stufflebeam (1987) plantea un método de evaluación basado en el aná-
lisis de necesidades de un centro educativo, denominado por él mismo eva-
luación de contexto. Esta evaluación debe proporcionar la adecuada infor-
mación parala posterior toma de decisiones. La toma de decisiones es el
punto de prioritario interés paralaplanificación de programas preventivos.
Para Stufflebeam, a la hora de elaborar un programa, la evaluación del
contexto educativo supone analizar los recursos y necesidades de ese con-
texto, desde la política educativa a la gestión económico-social, sin olvidar
los recursos y medios escolares y extraescolares, como son el equipamien-
to, los profesionales asistenciales, los recursos comunitarios, las relaciones
interprofesionales, etc. Habría que analizar detalladamente dónde está ubi-
cado geográftca y urbanÍsticamente el centro; el nivel socio-económico y
laboral de los padres; su grado de participación en la institución educativa;
los aspectos oiganizativos del centro; la óstabilidad de los profesionales,
las actitudes ante la educación ... , pero fundamentalmente se deben conocer
y explicitar las necesidades de los alumnos con el máximo rigor. En este
último punto es donde el psicodiagnóstico infantil cobra especial sentido.
Laraz6n de ser y el interés por el conocimiento de las necesidades de
los sujetos en un determinado contexto, es, lógicamente, la consecuencia
de una preocupación por mejorar las instituciones de dicho contexto, y por
optimizar los recursos comunitarios adecuándolos a una realidad concreta.
Parafraseando a Muñoz (1981), la investigación de las necesidades cons-
tituye un requisito previo para la atención asistencial, cualquiera que sea
su planteamiento o filosofia. Esto permite plantear unos objetivos que serán
continuamente redefinidos, en función de los resultados alcanzados y de
las nuevas necesidades identificadas, de tal manera que el sistema funcione
dinámicamente, de forma circular.
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Indudablemente este planteamiento supone un cambio de perspectiva,
a1 desplazar el interés desde los problemas puntuales del sujeto al interés
por el desarrollo integral del sujeto; porque cobra especial relieve la co-
munidad y no sólo el individuo; porque se a ume la responsabilidad por
parte de todo el equipo que consensúa el programa, no sólo por parte del
psicólogo individualmente, y, en consecuencia, se actua'desde dentro del
contexto yno desde fuera.
Pero el análisis de necesidades es una tarea compleja que requiere tiem-
po, y una metodología específica. De especial urgencia es analizar las dis-
crepancias en cuanto a las mismas.
Las discrepancias, en cuanto a la identificación de necesidades, provie-
nen de varios campos: de 1o grupos y profesionales participantes en el
programa; de las institucione que colaboran en é1; de los intereses inhe-
rentes a cada uno de estos grupos, etc ... , incluso del propio concepto de
necesidad. Podríamos hablar de necesidade «percibidas» y necesidades
«latentes>>, en función de que los individuos hayan tomado o no conciencia
de ellas; de necesidades <<socialmente» definidas y necesidades «profesio-
nalmente>> definidas; de necesidades de «atención primaria», <<secundari»>
y «terciaria>>,en función del grado de intervención que posteriormente re-
quiera la necesidad confirmada.
Son representati vos, como modelos de valoración de necesidades y
como técnicas de análisis de las mismas, los de Grabe, Miatt y Wheeler
(1978), Kelly y Ferguson (1978), el modelo sistémico de Kaufman y Harsh
(1977), pero especialmente interesante es el modelo de Mitchell (1978) en
relación alatoma de decisiones. Todos ellos parten de la identificación de
necesidades a fin de tomar deci iones para olventarlas.
Recogidade datos.
- Detección de las necesidades e identificación de las discrepancias
- entre 1o que se da y 1o que debería darse (Situación real versus ideal).
Ordenacióny sistematización de esas diferencias.
- Selección de prioridades paraplanificar objetivos.
- Delimitacióny definición de objetivos.
- Propuestas de acción y toma de decisiones realistas.
-
El análisis de necesidades de los sujetos, en un contexto determinado
y en interacción con é1, configura un modo de intervención diagnóstica y
1o s programas consecuentes.
22
El diagnóstico de las necesidades del sujeto en el marco de la evalua-
ción del contexto, remite de nuevo a 10 que al inicio de esta exposición
refería: la función preventiva o coffectiva. De la precocidad y efectividad
de la detección de necesidades deriva que prevalezca una u otra función.
Así mismo, de la importancia que otorguemos a cada una de ellas depen-
derá el plograma que pfopongamos y, por consiguierrte,Iatatea de inter-
vención diagnóstica será diferente.
Función Preventíva
23
La definición deprevenciónla desarrollay completa conyne (1983).
Siguiendo a este autor, reivindico como característícas propias del Psi-
codiagnóstico Infantil en su funciónpreventiva las siguientes:
24
Estudios epidemiológicos sobre factores estresantes en la población in-
fantil permitirán propiciar determinados cambios sociales y elaborar pro-
gramas preventivos específicos.
La efectividad de un programa guarda relación con la identificación
causal de estos factores. Esto no siempre es posible, ni siquiera fácil. En
ese caso 1o importante es reconocer el máximo de fac4ores concuffentes en
dicho evento. Remito al lector a la la interesante y difícil síntesis que Viz-
caffo (1987) harealizado sobre algunos eventos yio situaciones vitales, y/o
confl ictivas.
25
Además, y en todos 1os ámbitos de actuación, las actividades diagnós-
ticas preventivas requieren 1o que podríamos denominar vigilanciaiitt"-
mática del desaruollo, logrando, a través de un registro 1o más completo
posible de los sujetos, la asistencia sistemattzadaa la población, un control
periódico de la misma,Ia atención preferente a sujetos con síntomas o fac-
tores de alto riesgo y la verificación sistemática de la disminución de di-
chos factores de riesgo.
Este registro sistemático precisa, inevitablemente, la colaboración de
todos los profesionales e instituciones implicados en el progrunnapreven-
tivo: familia, personal asistencial sanitario, profesionales de la ensefraÍza,
trabaj adores sociales, psicólogos, etc ...
un programa preventivo no es algo ya hecho, algo estático y concluido,
sino algo dinámico y por hacer, que da respuesta a las necesidades con-
cretas de un contexto geográfico-social específico. Es, por consiguiente,
requisito indispensable de cualquier trabajo preventivo detectar o identifi-
car las necesidades que existen en dicho contexto.
Por ello, la importancia de la evaluación del contexto y del diagnóstico
de necesidades radica en las consecuencias que conlleva cata a la toma de
decisiones, respecto a 1os objetivos, actividades, recursos y estrategias que
integrarán el programa que se desea implantar.
una cuestión fundamental que a mi juicio es obvia, pero debe quedar
clara, es la importancia del papel del diagnóstico de necesidades de los
sujetos en cualquier tarea preventiva . La tarea específica y prioritaria que
le corresponde al psicodiagnóstico infantil, es identificar las necesidaáes
de los sujetos en el marco de la evaluación del contexto.
Del mismo modo que la evaluación del contexto posibilita acttar sobre
las necesidades de la institución, la evaluación de las necesidades de los
sujeto permite actuar sobre las necesidades de éstos. En función del pro-
grarfla concreto a elaborar (habilidades ociales, enkenamiento en relaja-
ción, técnica de trabajo intelectual ... ) el diagnóstico de necesidades del
sujeto supondrá dedicarle más o menos tiempo, contrastarlo con los pro-
fesionales implicados, seleccionar técnicas específi cas, etc.
El objetivo prioritario y flmdamental del Psicodiagnóstico Infantil en su
función preventiva, es valorar la población objeto de estudio, diagnosti-
cando 1o más precozmente posible los factores de riesgo, y proponiendo
objetivos y decisiones acordes con las necesidades confirmadas.
26
Delimitación clara y específica de la necesidad.
- Planificación del procedimiento.
- Recogida de información.
- Fase de exploraciónyverificación.
- Corrección e interpretación.
- Identificación de factores de riesgo, factores concomitantes y toma de
- decisiones.
Evaluación de las decisiones tornadss.
- Elaboración del programa preventivo.
- Evaluación de la «bondad-eficacia» del pro grarrra.
-
He sugerido anteriormente que la intervención a través de 1os progra-
mas puede ser directa o indirecta. La intervención direóta se realiza desde
el especialista a los sujetos. La intervención indirecta la ofrece el psicólogo
a los adultos significativos que rodean al niño, para que sean ellos los que
intervengan con 1os suj etos.
La importancia reconocida de los primeros años de vida para el pos-
terior desarrollo del niño, ha propiciado que los programas con familias se
hayan focalizado en estas edades. Wilson y Colbs. (1986) y Ollendik y
Hersen (1986) recopilan algunos de los que, a su juicio, poseen mayor in-
terés. Otros programas se han desarrollado en el marco escolaq también a
estas edades, y a través de los profesores. Los programas de resolución de
problemas, los programas para Ia reducción de estereotipos de roles se-
xuales, los que inciden en las habilidades de comunicación ... han adquirido
especial relieve, Aspy y Roebuck (197 7 y 1 984).
Otros programas de prevención primaria que se han llevado a cabo con
resultados satisfactorios son: programas de estructuración cognitiva, Mi-
guel De (1986); programas de habilidades sociales y de conocimiento de
sí mismo, Morgan y Jackson (1980) y $organ (198a); programa de rela-
ciones interpersonales y de resolución de problemas, Shure y Spivack
(1979), y programa de desarrollo social positivo e integral de la persona,
implicando a padres y profesores, Sheldom y Morgan ( 1 9 84).
Hay que reconocer que, todavía hoy, una de las dificultades mayores
para elaborar planes y estrategias preventivas eficaces, estriba en la escasez
de datos científicos fiables sobre los precursores y predictores de 1os tras-
tornos emocionales. Aquí es donde la investigación diagnóstica y otras dis-
ciplinas afines, tienen una importante laguna por cubrir.
FunciónTerapéutica
Una de las tareas prioritarias de la evaluación psicológica ha sido, y
sigue siendo, la intervención ante problemas más o menos graves, con re-
percusiones psíquicas, sensoriales o fisicas, manifestadas a través del
aprendizaje o la conducta.
27
A mi juicio, esta función terapéutica es imprescindible y necesaria. La
función preventiva, anteriormente expuesta, no agotani cubre todas las ne-
cesidades que surgen en la sociedad. La intervención di agnóstica debe dar
respuesta a los sujetos que, por diferentes razones, en diferentes áreas y a
distinto nivel, presentanproblemas o alteraciones de diversa consideración.
28
luaciones sistemáticas evolutivas interprofesionales, con elfin de proponer
estrategias terapéuticas.
Es obvio que la razon de ser de la intervención temprana se apoya en
1as siguientes ideas: el aprendizaje temprano es el fundamento del subse-
cuente desarrollo (Piaget, 1910; Bricker y colbs. 1980); es importante pro-
porcionar sistemas que inhiban el desarrollo de deficiencias asociadas o
secundarias (Hayden y Mac Guinness, 1971); se propicia la resolución de
los problemas si se facilita a las familias recursos para afrontar el estrés
que producen las deficiencias de sus hijos (Gallaghery colbs. 1983).
En el campo de la salud está demostrado que la utilización de métodos
como el análisis de necesidades y el registro sistemático de casos de la
población, han modificado progresivamente los conceptos de «necesidad»
y ((caso», derivando la atención a necesidades más generales y de mayor
repercusión social, reduciéndose el número de demandas de necesidades
terapéuticas individuales, y estableciendo nuevas prioridades, Wing y
Colbs. (1980); Williams y colbs. (1980); Muñoz y Crespo (1981). El re-
gistro de casos infanto-juveniles en los ambulatorios de salud, con las ac-
tuaciones preventivas consecuentes tiene esta misma finalidad: Lebovici,
S. (1988), Sadoun, R. (1968); Muñoz, P.E. (1981); Brun-NeY,P., Blond,
D., Gola, D. (1984); Ten Hon, G., Pedreira, J.L. (1988); Kentish, R., Jen-
kins, B. (1987); Garralda, M.E., Bailey, D. (1988) y Maganto, C.y Colbs.
(1ee0).
Entiendo por necesidad-terapéutica la que hace referencia a dos fac-
tores: la presencia de un trastomo y las posibilidades de un tratamiento
individual, grupal o comunitario. El caso-problema debe, a mi juicio, llegar
a definirse a través de una actividad di agnóstic a, realizada desde una pers-
pectiva más dinámica y procesual que estática.
La prevención secundaia, principalmente en el ámbito clínico, ha de-
sarrollado su corpus de conocimientos valiéndose, entre otros, de los es-
tudios epidemiológicos. Ha permitido la identificación y descripción de
factores conculrentes en un trastorno, el modo de distribución en una po-
blación y, en ocasiones, ha identificado la etiología del mismo.
El análisis de necesidades, referido anteriormente, presuponía un pro-
ceso y metodología adecuada para llevarlo a cabo.
Igualmente, el estudio y análisis, tanto cualitativo como cuantitativo, de
las necesidades terapéuticas de un individuo, grupo o comunidad, consti-
tuye un requisito previo para detectar la etiología, evolución y predicción
de los problemas que acontecen, y servirá de fundamento para la planifi-
cación de objetivos, estrategias y recursos ... , es decir, paracrear programas
correctivos y/o terapéutico s.
El psicodiagnóstico infantil juega un papel insustituible al mediar entre
la detección e identificación di agnóstica de necesidades y los programas
que deben realizarse. Y esto en un contexto concreto, (comunidad autó-
29
noma, barrio local, centro asistencial, centro educativo), y efl colaboración
con todos los miembros integrantes del mismo, diversificando el grado de
implicación, responsabilidad y benefi ciabilidad.
En cualquier campo asistencial, ha quedado demostrada la eficacia del
diagnóstico precoz o de la identificación temprana de necesidades terapéu-
ticas cuando éste hapodido realízarse. d.
30
El proceso, en líneas generales, mantiene una secuencia básica, pero
con distinto peso en algunas fases, en función de los diferentes modelos
diagnósticos. Podría secuenciarse así:
Recogida de información.
- Formulación de hipótesis.
- Verificación y valoración de las mismas.
- Juiciodiagnóstico.
- Toma de decisiones.
- Evaluación de las.decisiones y/o del tratamiento a fin de reformular el
- diagnóstico y/o las decisiones tomadas.
Actualmente la evaluación de los estilos cognitivos (Witkin y Goode-
nough, 1985), el análisis de las tareas (Sternberg, 1983), el estilo de apren-
dizqe (Dunn et Dunn, 1984), y el potencial de aprendizale (Feuerstein,
Lg7g),plantean otro enfoque diagnóstico y otro proceso.
Estos enfoques presentan características procesuales nuevas en 1o que
serefiere a:
31
flictos, ofreciéndoles responsabilidad de actuación, toma de conciencia de
la realidad de los sujetos y un ((aprendizaje» de la posibilidad de interven-
ción terapéutico-social.
Las investigaciones sobre la efectividad de tratamientos, realizadas con
familias de esquizofrénicos en el marco de la terapia:familiar conductual,
indican que, asignar a los familiares el papel de colab&adores terapéuticos
incrernenta el éxito terap éutico (Vizcarro, 1 9 8 6).
Especialmente en el trabajo con niños considero la intervención indi-
recta de interés prioritario.
Existen programas terapéuticos para diversas finalidades:
32
Investigación en psicodiagnóstico infantil
34
desarrollo, y que contemplen no sólo la evaluación de conductas de
amplio espectro, sino sobre todo la evaluación de conductas espe-
cíficas donde las lagunas son mayores. Se precisan instrumentos con
dimensiones preventivas, que resalten específicamente los puntos
fuertes y tengan mayor vinculación con la toma de decisiones y/o
35
de los sujetos. En ambos casos, cobra más sentido su intervención
en el marco de programas comunitarios, bien sean preventivos o te-
rapéuticos.
En ambas funciones se precisa un análisis de necesidades, realizado
en un contexto determinado, y un análisis del propio contexto donde
ubicar adecuadamente las demandas individuales; grupales, institu-
cionales o sociales.
se vale de unos instrumentos y técnicas que deben ser revisados y
actualizados (validez, fiablridad, sensibilidad, especificidad...), y
adecuarse a los objetivos de evaluación.
Precisa, asímismo, de una metodología que fundamente su carácter
investigativo en la propia actividad académica y profesional.
Es una actividad procesual en sí mism&,y, dlavez, una fase de un
proceso más amplio de intervención psicológica mediante progra-
mas.
El psicodiagnóstico infantil se enriquece cuando la colaboración in-
terdisciplinar se efectua. Las características evolutivas del sujeto, la
variables a las que está sujeto su desarrollo y la incidencia de fac-
tores sociales, biológicos, ambientales, etc. están exigiendo esta co-
laboración.
su beneficiabilidad debe contemplar, no sólo a los sujetos tomados
individualmente, sino los ambientes, instituciones y contextos en los
que se desenvuelve el sujeto. El objetivo de la evaluación psicoló-
gica no puede apuntar sólo al organismo, la conducta o al ambiente,
sino que debe constifuirse sobre el bucle de interacciones que se dan
permanentemente entre estostres elementos. \
La actividad diagnóstica es una investigación en sí misma. como]
- disciplina científica precisa enriquecerse con las investigaciones pro-
venientes del mundo académico y profesional. Requiere, asimismo,
desarrollar métodos propios de investigación.
Los ámbitos de aplicación tradicionalmente han sido e1 clínico y el
- escolar. Estos dos ámbitos laborales han creado dos especialidádes
y roles diferenciados: el psicólogo clínico infantil y el psicólogo es-
colar. Ambos deben promover preferentemente objetivos preventi-
vos, sin desestimar en modo alguno los objetivos terapéutico. Ac-
tualmente, los objetivos y tareas del psicólogo son múltiples. A mi
juicio, como medida preventiva, se debe pnorizar la invesligación y
la participación/implicación de padres en las actividades pÑentivo-
terapéuticas (Cf. Bonfrenbreruler, lgBT).
36
etc. Cada ámbito y cada contexto exige al profesional la adecuación de su
teoría y de supraxis al mismo.
Todas las cuestiones planteadas en este capítulo están siendo objeto de
revisión y reflexión constante y, por tanto, están inacabadas. Espero que
el estudio, el diálogo con otros profesionales, la investigación y el ejercicio
profe sional, modifi quen y enriqu ezcanel concepto que acabo de exp oner.
37
IECA-Escala de Empatia para Niños yAdolescentes
lndex of Empaty for Children and Adolescents
B. K. Bryant
GODIFICAGIÓN
PROPIEDADES PSICOMÉTR|CAS
Fiabilidad.' La consistencia interna de la escala original es de .67 (Bryant, 1982).
En el caso de la muestra española, la escala presenta una fiabilidad test-retest
entre .75 y .77 enfunción de la muestra (Mestre, Pérez-Delgado, Frías y Samper,
1999). En nuestra última investigación, el alpha de Cronbach obtenido ha sido
.77.
39
(_
A continuación vas a encontrar unas frases que reflejan cómo sienten y actúan las personas.
Se trata de que nos digas en qué grado sueles pensar, sentir o actuar de este modo.
Por ejemplol. Lloro cuando veo la televisión. Si siempre lloras cuando ves la televisión, marca el
4. Si nunca lloras cuando ves la televisión, marca el 1. Puedes hacer un círculo en tu repuestas
siguiendo las indicaciones de la tabla siguiente: