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NEUROCIENCIAS Y AMOR.

FACUNDO MANES: “EL AMOR CUMPLE LOS


MISMOS CRITERIOS QUE UNA ADICCIÓN”
¿En qué se parecen el amor y las adicciones? El neurocientífico explicó a Clarín 
por qué el corazón no es el origen del amor.

"El amor cumple los mismos criterios que una adicción”, dijo Facundo Manes.Falta
mucho para que la neurociencia tenga una respuesta sobre el amor, o quizá, por suerte,
nunca la tendremos”.
Actualizado al 27/08/2021 6:01

“El amor es un proceso mental”.


Aunque popularmente se lo suele vincular con el corazón, su relación
más íntima es con el cerebro. Así lo afirma el neurólogo y
neurocientífico Facundo Manes, quien acaba de lanzar Ser
Humanos (Planeta), junto al licenciado en Letras Mateo Niro.

Si bien el precandidato a diputado nacional por el espacio Dar El Paso


dentro de la alianza Juntos reconoció que “los estudios de las
neurociencias y el amor conforman un campo que aún está en pañales”,
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ofreció una serie de datos que concluyen que “el amor, desde el punto de
vista científico, es una experiencia que involucra masivamente
los sistemas cerebrales de recompensa”.

“Suena romántico, pero no es cierto que el amor viene del corazón: el


cerebro dicta toda la actividad mental. Hoy es difícil separar cuerpo y
mente, pero el corazón es más la víctima que el origen de
las emociones", aseguró en diálogo con Clarín durante una conferencia
de prensa.

Lejos de los conceptos vertidos en novelas clásicas o en los grandes


títulos del séptimo arte, se abre paso aquí una nueva definición donde el
amor se presenta como “un estado mental subjetivo que consiste en una
combinación de emociones, de motivación (claves en el logro de metas y
objetivos) y funciones cognitivas más complejas”.

“Hoy sabemos que, más que una emoción básica, el amor es un proceso
mental muy complejo y sofisticado”, reiteró Manes.

“Sentir el amor en el cuerpo”


“El amor modifica al cerebro”, sostiene el neurocientífico. En ese
sentido, explicó que “cuando las personas están enamoradas tienen
fuertes manifestaciones somatosensoriales, sienten que el amor está en su
cuerpo y en su mente, están motivadas, tienen mayor capacidad para
enfocar la atención y están más felices”.

Pero eso no es todo. La ciencia también tiene una explicación para esa
suerte de mundo ideal que atraviesan los enamorados, esos a los que en
algún momento se los llamó "tortolitos".

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Según Manes, “a su vez que se activan los circuitos de recompensa del
cerebro, se desactivan los sistemas responsables de las emociones
negativas. Y la corteza frontal, que es la parte anterior del cerebro (que es
vital para el juicio), disminuye la actividad cuando nos enamoramos”.

“El amor cumple los mismos criterios que una


adicción”

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“El amor romántico es una de las sensaciones más intensas de la vida”,
detalló el neurólogo. Esa intensidad, según él, es similar a la de otro tipo
de problemáticas: “Desde el punto de vista neurobiológico muchas veces
pensamos que el amor cumple los mismos criterios que una adicción”.

Entre los puntos de contacto entre el amor y la adicción en el libro se


menciona cómo tras enamorarse las personas se vuelven
posesivas y dependientes, al tiempo que se produce cierta distorsión de
la realidad.

Durante la conferencia, en tanto, Manes ejemplificó que “cuando uno


está enamorado no puede dejar de pensar en la persona, como el
adicto no puede dejar de pensar en lo que le da la adicción”. A su vez,
“cuando uno está enamorado toma riesgos, como el adicto toma riesgos
para lograr lo que le causa la adicción”.

Por último, mencionó que “cuando uno está enamorado baja el juicio,
como el adicto baja el juicio por las consecuencias a largo plazo”.

“Las neurociencias y el amor”


“Cuando hablamos de amor en las neurociencias no estamos queriendo
revelar un sentido hasta hoy oculto de lo que sentían Romeo y Julieta”,
aclaró Facundo Manes.

Para descifrar la implicación del cerebro en la experiencia amorosa lo


que hace la ciencia es “reformular conceptos establecidos con nuevos
conceptos que pueden estar relacionados con los anteriores, pero no son
los mismos”.

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¿Esto quiere decir que hay una explicación para cada una de las
consecuencias de este proceso mental que llamamos amor? Según
Manes, “falta mucho para que la neurociencia tenga una respuesta sobre
el amor. O quizás, por suerte, nunca la tendremos”.

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