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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA ESTRUCTURA SUBJETIVA EN LOS SUJETOS CON

DISCAPACIDAD. UNA LECTURA PSICOANALITICA PARA PENSAR LA TRANSICION AL MUNDO


ADULTO

Hablar de la constitución subjetiva de un sujeto, permite pensarlo como sujeto deseante. La


discapacidad no impide que un sujeto pueda desear ni tampoco elegir en la vida.

El sujeto puede ocupar una posición deseante ya que alguna vez fue deseado por otros, por lo
tanto pertenece al mundo del lenguaje y tiene por consecuencia un lugar en el mundo.

A veces nos enfrentamos con sujetos que no pueden enunciar cuáles son sus gustos, intereses u
opiniones ¿Qué ocurre con ellos?

Hay distintas formas de discapacidad, pero es importante distinguir aquellas que son congénitas o
adquiridas prematuramente, lo cual nos conduce a entender cómo se producen las primeras
entradas en la discapacidad.

La discapacidad, no es lo que causa a un sujeto, sino que esta, deja huellas en él, inscripciones
psíquicas que serán parte integrante de su yo y que podrán o no manifestarse como formaciones
de síntoma. Por lo tanto la discapacidad puede (o no) generar efectos en el sujeto, los cuales serán
leídos por los talleres de orientación.

Dentro de la constitución subjetiva del sujeto, la madre jugara un papel principal, permitirá o no
que la metáfora paterna se realice, y de no ser así, el niño quedara como objeto de satisfacción.

También será importante el momento del nacimiento, del cual surgirá una herida narcisista en los
padres (del niño imaginario, surge el niño real) seguida de los primeros veredictos médicos
psiquiátricos acerca de si el niño podrá o no tener una vida normal. El hecho de predestinar lo que
el sujeto puede o no hacer producirá efectos.

Para un niño sin discapacidad, el trayecto de vida siempre será muy marcado pero en los sujetos
con discapacidad no hay un parámetro fijo a seguir. Podemos encontrarnos con sujetos con largas
trayectorias de cambios, en cuanto a instituciones, elecciones, un historial de equívocos, por lo
cual, desde nuestro lugar como profesionales tendremos que despatologizar tales historias para
que las mismas no se conviertan en destinos pre-fijados.

Dentro de la constitución subjetiva, tendrá un lugar importante: el narcisismo, siendo no solo el


reconocimiento especular de la imagen sino tiene que ver también con el narcisismo trasvasante,
en donde el niño solo podrá apropiarse de su cuerpo, cuando alguien (madre) cede algo de sí, es
decir, que en la discapacidad es imposible que la madre lo haga, ya que no sabe si va a poder y
como será recibido, por ende el cuerpo del niño tiene dificultades para devenir propio. Otro
proceso importante serán los identificatorios y el complejo de Edipo.

COMPLEJO DE EDIPO
Primer obstáculo: el sujeto posee dificultades para identificarse con la madre y el padre y asumir
un proyecto identificatorio, generando un NO como corset constitutivo del yo.

Segundo obstáculo: se dificulta la salida al complejo de Edipo porque no se pierde el objeto. Para
que exista una trasmisión Edipica es necesario que se pierda el objeto de deseo, esto es muy
común de ver en determinados tipos de discapacidades, donde la necesidad real de cuidados hace
que este pasaje se detenga.

Tercer obstáculo: La tarea del adolescente es asesinar al padre, esto se vislumbra como imposible
porque la muerte de uno implica la caída propia.
Sin posibilidad de dejar de ser hijos no se puede arribar una posición de padre (en términos
simbólicos).

Y todo esto lo lleva a arribar al último obstáculo que denomina “Sin grupo”.

Incorporados al grupo escolar se integran poco en las actividades extraescolares, incorporados en


general pero desintegrados de los momentos en los cuales el movimiento de intercambio libidinal
se prioriza.

Cuarto obstáculo: lo constituye “el negativismo” que es el que señala la dificultad de la tramitación
Edipica. Encontraremos este negativismo en los procesos de orientación donde no solo aparece el
“no quiere”, sino también, el “no poder hacer”.

Estos son los cuatro obstáculos que pueden presentarse ante la resolución del complejo de Edipo
en sujetos con discapacidades congénita o adquirida precozmente.

Aquí, comenzaran a plantearse dificultades en las diferentes etapas que debe atravesar ese
niño/joven/adulto por advenir.

La carencia de las amistades significativas, la dificultad en adecuarse a reglas sociales, la apatía en


torno al hacer cosas, etc. Todo esto nos hace suponer que la perturbación que se produce en los
sujetos con discapacidad en esta parte constitutiva deja inscripta marcas que surgirán en la
medida en que este comience la construcción de su ser.

Podemos distinguir 3 momentos de la historia de un sujeto cuya discapacidad es de origen


congénito: tiempo de la historia mítica por advenir, con el tiempo posterior comprendido por lo
que sería el proceso de aceptación y el de la “historizacion”. Este último proceso va a estar
comprendido por los espacios e instancias institucionales que el sujeto ira recorriendo.

Discapacidad de origen congénito o adquirido a edad precoz.


Discapacidad adquirida a lo largo de la vida: relación con el duelo.

Ahora bien, diferente es este proceso en caso de discapacidades adquiridas en otros momentos de
la vida. Decimos entonces que no solo se trata de una pérdida real (pierna, brazo), sino también
de la pérdida de la función de ese objeto (no poder caminar). Sabemos que existen discapacidades
donde la pérdida puede tratarse de la función y no del objeto, entonces se duela a la función y no
al objeto.

Una vez establecida la pérdida, comenzarán a existir situaciones que van a despertar sentimientos
dulares en estas personas como por ejemplo la entrada en la escolaridad, adolescencia, etc. que
cuando la mayoría llega a consulta. Vemos así que no es por su discapacidad por la que consultan,
sino por el efecto que la misma tiene en sus vidas.

Existe un período de lucha interna en las personas con discapacidad en el momento en que la
adquieren generada entre su yo y los efectos que el estado negativo de salud produce. Éste deriva
en dos posibles vías resolutivas: la primera tendrá que ver con un fortalecimiento del yo, estarán
más preparados para luchar y ser partícipes en la construcción de su propio destino. La segunda
tiene que ver con la introyección de este conflicto, el cual conformará el armado de un estado
interno que perdurará y enquistará la vida psíquica del sujeto. En el primer intento de resolución
también existirá un período melancólico normal referente a la tramitación de una pérdida.

No es lo mismo el proceso de orientación en sujetos con discapacidades adquiridas que en sujetos


con discapacidades congénitas, ya que no podremos dejar de lado el hecho de que se juegan
ciertos determinantes demasiado importantes, en cuanto al armado de la estructura subjetiva de
unos y otros.

Vemos entonces que existen dos diferencias. La diferencia clara que se establece entre sujetos con
discapacidades psíquicas o mentales y sujetos con discapacidades motrices o sensoriales; y por el
otro, la diferencia la diferencia que se establece entre quienes poseen discapacidades adquiridas
de orden motriz o sensorial en relación al momento en que se haya adquirido la misma. Si ésta se
contrajo a edades más precoces seguramente habrá marcado de forma más considerable al
psiquismo; sin embargo, aquel que contrajo su discapacidad a edades más avanzadas, se habrá
evitado enfrentar pasar por las diferentes etapas de constitución psíquica desde un estado
negativo de salud. No son los mismos costos psíquicos que se pagan en uno u otro caso y eso será
determinante para los proyectos a futuro del sujeto.

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