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TRABAJO PRÁCTICO

N°1
“Sujeto y edad”
Capponi

Materia: Psicología de la Senectud

Alumna: Barrera Espil, Leila

Curso: 3°

Año: 2019
PREGUNTAS:

1- ¿Qué se plantea en el texto como senectud?

2- ¿A qué mitos se enfrenta la vejez y por qué?

3-¿Qué se plantea en relación al proceso de envejecimiento?

4- ¿Qué se plantea en cuanto a sujeto?

5-¿Qué sucede en cuanto al deseo?

1- El viejo que ya no es depositario del saber, la tecnología ha desplazado ese saber al


joven, quien ocupa el lugar del Otro en este tema provocando el barramiento del viejo.
El viejo mantiene su potencialidad sexual hasta muy avanzada edad, no refiriéndonos a
lo estrictamente genital como lo concebía Freud.
Al cambiar el cuerpo es preciso pensar en que a medida esos cambios corporales, sede o
soporte el goce, puede estar incidiendo en sus posibilidades de realización.
El viejo que no se resigna a esperar la muerte y en el plano laboral se mantiene activo en
desacuerdo al paradigma vigente.
Cuando hablamos de envejecimiento nos referimos automáticamente, como acción
refleja y sin apoyatura de elaboración teórica, emerge como respuesta la idea de
pérdida, deterioro y finitud.
Gabriel Balbo dice que “semiológicamente el término de envejecimiento tiene que
distinguirse de los de senectud, senilidad y degenerescencia”. Del latín senescere
(envejecer) y seniles – senecs (anciano). “senectud y senilidad designan
respectivamente dos aspectos: el normal y el patológico de un mismo proceso, por el
cual el sujeto durante un período de la vida que sucede al de la vitalidad máxima,
evoluciona progresivamente hacia un debilitamiento real de sus potencialidades y
funciones”.
Solemos pensar al viejo como entidad segregada, algo así como si fuese un fenómeno
que surgió de la nada, de un día para el otro. Ne concomitancia y en otro registro
captamos otro saber: si apreciamos la vida, si deseamos vivir, si el azar está de nuestro
lado, y el proceso de envejecimiento de por medio, llegaremos a viejos. La vejez sería
el precio que se paga para seguir la vida.
Aceptar el envejecimiento es soportar el dolor del duelo. Es un trabajo necesario para
facilitar un buen proceso en el que pueda tener cabida el despliegue y goce de lo valioso
de las adquisiciones que el tiempo otorga. La vida adulta productiva es más amplia,
puede extenderse a edades avanzadas con acceso a concreciones que conectan al
individuo con el mundo, y por lo tanto, con la vida.

2- La vejez se enfrenta a mitos como por ejemplo:


 El viejo sabio, transmisor de experiencia e historia, respetado por esas razones.
 El viejo que en el plano de la sexualidad ha cumplido ya su etapa y por lo tanto
negada y concluida y aún menospreciada.
 El viejo que ya ha cumplido su etapa laboral y en consecuencia sólo puede
acceder a su jubilación y esperar tranquilo o intranquilo la muerte.
 El viejo enfermo, quejoso, achacoso, adjudicado y proyectando en el cuerpo su
propio malestar psíquico.
 El tema de la piel forma parte de los mitos. En principio puede decirse que en
verdad la piel es cobertura, la piel es envoltorio, el límite del adentro con el
afuera, puede definir una pertenencia étnica. La piel envejecida con manchas y
arrugas en marca que el tiempo dejo.

Estas creencias a las que se ha hecho referencia no pueden ser desvinculadas de los
prejuicios que muchas veces anteceden a lo fenomenológicamente percibido del viejo y
de la exclusión en consecuencia.
Pueden tener valoraciones positivas o negativas respecto de los mayores. Así, la
apertura a un nuevo paradigma no necesariamente lleva a un progreso o avance.
Algunas creencias contribuyen a mejorar la percepción del viejo y otras todo lo
contrario.

3- Proceso de movimiento, es cambio, es transformación, es evolución. En el proceso de


envejecimiento hay autores que hablan de involución pre-regulada. Jacques Gagey dice
que “para que exista la vejez haría falta que con la edad, esta organización sufriese una
transformación característica, sin negar que el sujeto se modifica. Cada señal o indicio
de que el tiempo pasa, de que se está envejeciendo es una marca que se produce en un
sin fin de duelos, dentro de una continuidad sin pre-regulaciones, duelos acoplados a
otras situaciones vitales que hacen posible una resignificación y un acomodarse
paulatinamente y en aceptación.
No hay envejecimiento del psiquismo, si cambios corporales que impone la evolución
biológica que conlleva involución. Podríamos hablar de un desencuentro entre el
envejecimiento corporal y la atemporalidad del inconsciente, del deseo… deseo
eventualmente limitado por aquel envejecer.

4- El propósito es hacer referencia a ese sujeto a quien llamamos viejo como alguien
inclasificable, que borre el estigma, expresión de una ingenua y/o pretendida
manipulación. Se trataría de correr al viejo de ese lugar, lugar de punto de drenaje de
todas las angustias inherentes a la condición humana que lo instalan en el lugar de la
exclusión. La imagen de un viejo no nos alcanza para captar los aconteceres, las
producciones, las construcciones ni su vida psíquica, vida sujeta a múltiples fenómenos,
incluso lo azaroso y lo incierto.
Los avances científicos, las técnicas, las crecientes comunidades que intentan
albergarlos, no son suficientes, en la mayoría de los casos, para una vida digna. Este
problema abarca a todos lo mementos vitales de un sujeto: el niño, el adolescente, el
adulto. El adulto mayor en su condición de sujeto y en sus relaciones recíprocas con el
mundo, se ve restringido para sus proyectos personales.

5- Más allá de las diferencias individuales, en este envejecer biológico, cuya variación
depende de lo genético, de lo étnico, de lo cultural, de lo económico, etc., la fuerza de lo
pulsional, el deseo orientador, la ética en cuanto a su compromiso con la vida, podrá
permitirle al sujeto construir en forma simultánea a su envejecer biológico, un aquí y
ahora, una posición subjetiva que otorgue a su vida la veta positiva para hacer frente al
destino inexorable a todo mortal.
Si lo pensamos desde el punto de vista económico, el concepto de envejecimiento se ve
relativizado puesto que el movimiento de la carga pulsional no sigue para nada un
trayecto lineal acorde a la cantidad de años. Podríamos decir que habrá cambios en los
destinos de la pulsión pero no una transformación de ella en sí misma.
Las marcas de hechos, acontecimientos en cada una de las edades del sujeto dejan una
seña de diferenciación que se va acoplando a lo vivido y por tanto van modificando y
dejando una especificidad subjetiva, pera ese sujeto en particular.
Los años pasan y pesan, cada uno a su modo, sin olvidar que sí, se envejece, que nada
nunca será igual. Espero es para todo y siempre. En ocasiones el cuerpo no responde la
pulsión empuja, el deseo orienta. Vemos llegar y pasar la vejez registrando la vigencia
de ese deseo orientador y joven, y también estructurado de un modo único para cada
uno.

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